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Capítulo XXV, Laura Villasante Carranco, Garfias y Marranillas

Estos triunfos han dado también la satisfacción a sus propietarios de haber obtenido nueve reconocimientos en diversas plazas del país, ya sea por el “Mejor Encierro” o al “Mejor Toro”. Sin embargo su mayor satisfacción ha sido haber alimentado a catorce ganaderías con 64 toros rentados o vendidos y vacas a otras seis ganaderías.

La divisa de la ganadería rosa, verde y azul fue seleccionada en alusión al rosa de la ganadería madre mexicana San Mateo, al verde que utilizó Torrecilla y al azul del Marqués de Saltillo y su hierro es una “S” y una “B” pegadas que aluden al nombre de la ganadería, pero también a las iniciales de los nombres de sus propietarios.

Capítulo Treinta y cinco LAURA VILLASANTE, CARRANCO, GARFIAS Y MARRANILLAS

Si hay un detalle que sobresalga en la recia personalidad de Laura Herbert de Villasante son la acción y la pasión en la amistad.

Conocí a Laura en Aguascalientes, me la presentó El Gordo Adiel Bolio, compañero de la prensa taurina con quien intercambiábamos información de escenarios mexicanos y sudamericanos. Sabía de la exigencia de la ganadera Laira Hernert por el afecto que por ella y su marido expresaba el maestro Antonio Chenel “Antoñete”.

Laura no dudo haya sido ganadera desde la cuna, pero se hizo ganadera de cartel y registro cuando su esposo José Ramón Villasante le regaló la ganadería de Carranco.

- Mi esposo me compró la ganadería en1 971 y desde entonces vivo realizada. Dese ese día estoy al frente de todo.

Le confesó Laura a Marysol Fragoso, comentándole que fueron 40 vacas de Santa Cruz, un semental de José Julián Llaguno y dos sementales de Javier Garfias. Uno de estos dos toros de Javier Garfias era un novillo, de nombre Marranillas y que pertenece a la historia y a la leyenda, a las dos, según el relato sea una clineja o una protesta. Historia a veces omitida y otras exageradamente comentada.

El relato que narro a continuación lo conocí como parte de las historias entre aficionados y en esencia en un ganadero muy serio y hombre cabal, respetuoso de la verdad y que en vida de don Javier Garfias fue su amigo muy cercano. Me refiero a mi muy apreciado Javier Borrego, propietario de la ganadería de Santa Bárbara.

relato tiene, además de importancia en la historia de la ganadería de Javier Garfias de los Santos, es parte imortante de la trascendencia de la vacada.

Para ubicarnos debemos remontarnos a la época cuando San Mateo estaba en Zacatecas, cuando Pozo Hondo era propiedad de don Julián Llaguno González y el agrarismo no lo había expropiado.

Julián, el hermano de don Antonio Llaguno solo tenía vacas de San Mateo, es decir por absorción. No tuvo ganado procedentes de las fundadoras de Saltillo, todo era de la cruza entre el ganado criollo y Saltillo como bien explicamos en páginas anteriores. Aquella época, 1959, los problemas agrarios en México eran muy severos y la situación le obligó a don Julián trasladarse a Michoacán a tierras de El Cuatro. Muy larga la distancia del recorrido entre Zacatecas y Michoacán, lo que obligó que el traslado del ganado de San Mateo hiciera escala en San Luis Potosí, en la hacienda de Santiago propiedad de Javier Garfias. Aquel valioso rebaño, con reses producto de más de medio siglo de arduo trabajo, en aquel proyecto apuntalado por grandes sacrificios y que al paso iba rumbo a Michoacán iban toros estrellas.

Con San Mateo iban toros estrella, importantes como el 10 de la Jota que fue un toro que Javier Garfias padreó como renta. Quiere decir que servía vacas por encargo con vacas de otras ganaderías. El 10 de la J fue un toro costosísimo, con un valor estratosférico que creció gracias a la calidad comprobada de sus crías y terminó en casa de Mario Moreno “Cantinflas”. Entre los toros del traslado a Michoacán iba Espartaco, un toro que fue indultado en El Toreo de Cuatro Caminos por Joselito Huerta.

El toro 10 de la J era el padre de Marranillas, y al nacer era propiedad de don José Julián Llaguno.

Como agradecido es bien nacido, en atención de agradecimiento don Julián Llaguno le pide a Javier Garfias escoger entre los toros del convoy ganadero un toro de los que sestearon en Santiago, camino a Michoacán. Era su regalo y Javier escogió un becerro, hijo del famoso toro10.

Marranillas era apenas un añojo que estaba al pie de la vaca Curiosa, una de las vacas de la familia de las Cumplidas.

Javier se quedó con Marranillas y lo deja en Santiago. La madre del becerro reemprendió viaje a Michoacán junto al hato de San Mateo. Para que no se sintiera desamparado el becerro fue puesto bajo custodia de una vaca pardo suizo que estaba en los establos …

Para todos era “el becerro”, hasta que un día un peón de la hacienda, español de cuna y hombre poco aficionado a las duchas y menos a las vacas bravas, al que los trabajadores distinguían por su olor a sudor El Marranas. La anécdota es porque un día, un vaquero que nada tenía que ver con el ganado bravo, cumplía sus labores en el establo y se aterró con un mugido del becerro y la carrera que pegó el vaquero fue de película.

Desde aquel día del susto del Marranas, comenzaron a llamar al becerro “Marranillas”, en homenaje al susto que pasó el peón de Santiago.

Cuando se desarrolla Marranillas, se desarrolla con pocos pitones, acapachado y por criarse con una vaca suiza muy gordo y amigable. Tan amigable que cuando lo tentaron ni siquiera embistió. Lo que creó en Javier Garfias gran desconfianza. Hablamos de 1959 cuando sucede el traslado a El Cuatro en Michoacán del ganado de Julián Llaguno. A los dos años, “Marranillas” se fue a padrear a Carranco con Carlos Gómez Muriel, el propietario de la ganadería que le había solicitado a Garfias un toro para la crianza. Al tiempo los hermanos Gómez Muriel se dan cuenta que tenían en sus manos un toro estrella y le propusieron la compra a Javier Garfias, su propietario. Garfias, sin pensarlo dos veces, dio Marranillas se convirtió en el toro estrella de la ganadería.

Todo ocurrió antes de 1952 cuando Antonio Velásquez y Luis Procuna torearon mano a mano cuatro toros de Javier en Chihuahua. Fue el debut no oficial del ganadero. Su primera corrida de seis toros fue en 1953 en Torreón con el cartel de Fermín Rivera, padre de Curro Rivera, Carlos Vera Cañitas y Rafael Llorete.

Hablamos de 1961 cuando Laura Hernert era la dueña del destino de todo lo que se movía en Carranco. Javier Garfias en base al afecto por Laura, persona con quien tenía una relación de parentesco le envió a “Marranillas” para que tuviera sangre del toro 10 en su ganadería que recién comenzaba. Hablamos de finales de los años sesenta y es desde 1971, cuando el esposo de doña Laura, don José Ramón de Villasante y Vicente, le regaló la ganadería que desde aquel día es dirigida por ella.

Laura le cuenta a Marysol Fragoso en una entrevista concedida a Al Toro México: -“ Mi esposo me compró la ganadería en 1971 y desde entonces yo me hago cargo y estoy al frente de todo”, apuntó al inicio de la conversación y agregó que al ganado que había cuando adqui-

rió la dehesa, se sumó primero un hato de ejemplares de Santa Cruz, 40 vacas y un semental de José Julián Llaguno, otro de Garfias y más adelante, en 1972 uno más, ese decir “Marranillas”, de la misma procedencia.

“Más adelante, se agregaron vacas y cuatro sementales de la ganadería zacatecana de Jesús Cabrera y un semental de Chafik, el número 131. Es muy importante decir que aquí padreó el semental no. 98 llamado `Marranillas´. Aquí está de lo mejor del encaste Saltillo de Zacatecas”; cuenta la ganadera con orgullo.

“Marranillas” regresó a Santiago, y Carranco lidió la novillada de presentación en la Plaza México.

En el encierro para la novillada iban cuatro hijos de Marranillas, a los cuatro les dieron arrastre lento.

Hay quienes dicen que la historia no es así, dicen que fue un día que Javier Garfias fue invitado a un tentadero en Carranco porque se iban a tentar vacas hijas de “Marranillas”, y que las vacas dieron tan buen juego que Javier Garfias expresó.-“¡Esto es lo que estoy buscando!”

Puede ser una de tantas la historia verdadera, o también la otra. La verdad es que “Marranillas” regresó a Santiago y ha sido padre de muchos toros que han sido sementales en Garfias y en muchas ganaderías de México y de Sudamérica.

En Carranco, como se llama la ganadería está de lo mejor del encaste Saltillo de Zacatecas sembrado por los toros de Javier Garfias. Laura de Villasante considera que la permanencia que ha tenido en la fiesta brava se debe a la sensibilidad para llevar a cabo los empadres que le han proporcionado grandes satisfacciones.

La ganadería Carranco, lidió su primera corrida a la Plaza México el 21 de febrero de 1991, seis toros para Fermín Espinosa “Armillita”, Humberto Moro y Enrique Garza. Y sus triunfos más importantes han sido según su criterio de enero de 1997, en la Plaza México, el matador Pedrito de Portugal, que le cortó dos orejas “Nochebueno”; 17 de diciembre del año 2000, también en la México; Óscar San Román fue el triunfador con un encierro de esta ganadería. Inolvidable la hermosa faena de Fermín Espinosa “Armillita” a un toro que fue indultado y que ha dado una gran línea de toros en Carranco.

Los toreros de Carranco son en primer lugar Jorge Gutiérrez y a Morante de la Puebla. Desde luego, agrega por favor a Javier Bernaldo, una gran amistad con David Silveti y ahora extensiva a Diego

- Zotoluco siempre ha tentado aquí; Arturo Saldívar y El Payo han tentado mucho aquí desde que eran becerristas con el grupo de Tauromagia. De los españoles…José María Manzanares hijo, indica Laura “ porque su padre me lo llevó al rancho y desde entonces cada vez que viene a México tienta sin falta en mi rancho”.

Y agrega: “Otro triunfo muy importante fue con Valente Arellano, que logró un indulto; un faenón de José María Luévano; además Fernando Ochoa en San Luis Potosí indultó al número 89, un cárdeno, precioso de pinta y estupendo de juego…ese toro me ha dejado grandes crías”.

Se extiende en el comentario en relación con el matador Jorge Gutiérrez: “A lo largo de su carrera Jorge (sic) ha tenido grandes tardes con toros de Carranco, por ahora, me acuerdo de un castaño, número 5 en Provincia Juriquilla. Durante su campaña de despedida en la Plaza México le cortó una oreja al último toro que mató ahí…fue en febrero de 2007 con `Inolvidable´ de Carranco; también en Querétaro cortó tres orejas y un rabo en su despedida con toros de la casa. Actualmente, la ganadera cuenta con 200 vientres y diez sementales, con los que lidia aproximadamente cinco encierros al año, la Laura Herbert Viuda de De Villasante, considera que de entre sus hijos es Laura de Villasante de Suárez, su hija, la que tiene mayor vocación y sensibilidad para la crianza del toro de lidia. Acerca de su futuro inmediato afirma lo siguiente: “Pedirle a Dios que llueva siempre porque sufrimos mucho con las sequias en el centro del país. Además, conservar la calidad que ha distinguido a Carranco a lo largo de estos 45 años”, concluyó.

Laura de Villasante ha sido parte muy importante de la familia Garfias, y por razones que explica el colega Luis Ramón Carazo:

-Cuando tuve el gusto de conocer a doña Laura Herbert Pérez de Sandoval y González Ruvalcaba, supe que estaba frente a una persona distinta, de aquellas que aún dentro de lo conservador y tradicional rompen moldes. El patrimonio de la memoria de su familia va hasta el momento mismo de la llegada de los conquistadores españoles de lo que hoy es México. Por las venas de Doña Laura corre sangre de quienes que se atrevieron a cruzar el Atlántico para junto con los habitantes locales de nuestro pueblo indígena, formar nuestra gran nación. Doña Laura es de una familia de seis hermanos, con los apellidos Valdivia y recuerda “a todos los que lo

llevan en cualquier grado de parentesco, se apellidan González de Ruvalcaba”

Nació con un gran amor por el campo y muchos datos que conserva de sus ancestros son orales, pero los maneja frescos en la memoria, orgullosa de su familia escribió en un libro de su autoría, el historial de su ascendencia.

Hoy en día Doña Laura, es la responsable de la ganadería de Carranco que tuvo como propietarios originalmente a Don Ricardo Gómez Meade y don Carlos Gómez Muriel, quienes fundaron esta ganadería en la ex Hacienda de Carranco, ubicada en el municipio de Villa de Reyes, San Luis Potosí en 1962 con 40 vacas y 2 sementales de Santo Domingo. Lidió por primera vez en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 29 de mayo de 1966 cuatro toros para Guillermo Carvajal y Jaime Rangel. Don Carlos Gómez Muriel falleció en 1967 y don Ricardo Gómez Meade se quedó como único dueño de la ganadería.

La ganadería se presentó en la Plaza México el 19 de mayo de 1968 con seis novillos para Mario Sevilla (hijo), Miguel Ángel Núñez y Alberto Preciado Meléndez el famoso Beto recién retirado de los ruedos y con una trayectoria ejemplar como subalterno. En 1971 se asoció al 50% con el que fuera esposo de Laura, don José Ramón de Villasante y Vicente y trasladaron la ganadería donde ahora se encuentra, en Santa María del Río en San Luis Potosí. Agregaron entonces un semental de José Julián Llaguno, otro de Garfias y en 1972 uno más de la misma procedencia, habiendo padreado en su ganadería un semental muy famoso de Don Javier Garfias, el toro No. 98 “Marranillas”. En 1977 don José Ramón de Villasante adquirió la totalidad de la ganadería.

Envió Carranco su primera corrida a la Plaza México un jueves Taurino, el 21 de febrero de 1991, seis toros para Fermín Espinosa Armillita, Humberto Moro y Enrique Garza.

El 5 de enero de 1997, en la Plaza México, Pedrito de Portugal le cortó dos orejas a “Nochebueno” época en la que el torero lusitano brilló intensamente en México.

A Doña Laura me la encontré en la feria de San Isidro de este año y su rostro se convirtió a la popularidad, por los brindis que le dedicaron toreros mexicanos y españoles en sus actuaciones en el ruedo de Las Ventas. “la ganadera mexicana” le dicen los colegas españoles.

En el caso de Laura el puro magnetismo de su aspecto, su porte, su estilo, es reconocida en el am-

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