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Los
fantasmas del
Vuelo 401
El traslado por la Terminal 4 del aeropuerto Madrid-Barajas fue una auténtica carrera contrareloj.Tras facturar el equipaje y emprender el camino hacia la puerta de embarque ocurrió lo desgraciadamente habitual: vuelo retrasado. Era sólo el comienzo de una odisea que quedó plasmada en el libro Fantasmas, ¿hay alguien al otro lado? –Edaf, 2008–…
Francisco Contreras Gil
A
través de los grandes ventanales,observamos la causa del retraso en el Boeing-747 de la compañía aérea que nos llevaría hasta la ciudad de Miami para presentar la obra Casas Encantadas.Crónica de un siglo de misterio. La turbina ubicada bajo el ala izquierda de la aeronave perdía un líquido viscoso que pronto se convirtió en una gran mancha de aceite, a pesar de la destreza y rapidez de los operarios de limpieza. Un signo poco halagüeño que quedó difuminado por la bella perspectiva que ofrecía el pueblo de Paracuellos del Jarama durante los más de ciento ochenta minutos de espera en los que cundió la intranquilidad entre el centenar de personas. Un tiempo en el que la casualidad quiso que al abrir el cuaderno de campo para cotejar los reportajes planificados, apareciera la fotografía de un avión de similares características. Era la imagen de portada de un caso desconcertante dentro del mundo de las manifestaciones fantasmales. Fuera del tópico. No se trataba de una casa desvencijada escenario de macabros asesinatos; tampoco de un viejo castillo o palacete ilustre erigido sobre camposanto alguno y en el que sus antiguos moradores estuvieran atrapados vagando entre sus muros. En pocas horas podría tener el privilegio de investigar un expediente considerado como uno de los grandes episodios relacionados con el “más allá”. Una historia que alcanzó popularidad mundial gracias al periodista John G. Fuller con la publicación del libro The ghost of flight 401 en 1976 –ampliado dos años más tarde por su esposa Elisabeth Fuller en My search of the ghost flight 401–, y de éxito sin precedentes cuando fue llevado a la gran pantalla con el título The Crash of Flight 401, bajo la dirección de William Schatner. En concreto, se trataba de las sucesivas apariciones fantasmales de dos hombres –el capitán Bob Loft y el ingeniero Don Repo, fallecidos en el accidente aéreo del “Vuelo 401” de la Eastern Airlines en Miami– que tuvieron lugar, a principios de los años setenta, en aviones que en pleno vuelo sufrían situaciones de emergencia. Manifestaciones constatadas por más de una decena de personas que nada tenían en común, y cuyos testimonios relataron la observación de las figuras espectrales de los fallecidos siempre de la misma forma: de cuerpo entero y rostro completo, de comportamiento ensimismado e idéntica actitud parsimoniosa. Durante aquella espera, contemplando aquel avión parecido al mismo donde comenzó este expediente, cobraron forma un buen número de interrogantes, incógnitas e incertidumbres sobre el caso. ¿Cuáles fueron las causas reales del infortunio? ¿Por qué? ¿De qué forma y en qué circunstancias empezaron a desarrollarse los incidentes sobrenaturales? ¿Cuántas fueron las apariciones? ¿Por qué sólo se manifestaban dos de los cinco miembros de la tripulación que fallecieron y no el resto de víctimas? ¿Tomó la compañía aérea medidas drásticas ante las inexplicables apariciones?
Miedo en el Triángulo de las Bermudas Abrochados los cinturones, rectos los respaldos y apagados los aparatos electrónicos, emprendimos vuelo hacia la tierra donde dicen que los sueños se hacen realidad. Tras cuatro horas de trayecto –bajo la confortable manta y los omnipresentes crucigramas de mi editor Sebastián