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Mario Conde
“Quien no tiene creencias es un sufridor”
Presidente de Banesto sin haber alcanzado los 40 años, Mario Conde fue durante buena parte de los años 80 y 90 del pasado siglo el símbolo del éxito en España. Después llegaron los escándalos y un sufrimiento que su fortaleza psicológica, asentada en una profunda espiritualidad, le permitió superar. Hoy reflexiona sobre esoterismo, ufología y mucho más para ENIGMAS. Julio Barroso
ario Conde Conde ha sido el hombre de éxito por antonomasia. Con 39 años llegaba a la cúspide del poder financiero, pero son pocos los que saben que durante años cultivó el interés y el conocimiento por el esoterismo, el ocultismo, la teosofía y las filosofías orientales, intereses que tuvo que ocultar durante su época como directivo de Banesto. En 1980 accedía a la masonería de la mano de un importante político español. Ha escrito varios libros sobre el mundo económico, ademas de varias incursiones en el mundo espiritual y esotérico, una de ellas en 2005, La palabra y el Tao. Más tarde llegará Cosas del Camino… En la actualidad, tras su paso por la cárcel y la muerte de su esposa, Lourdes Arroyo, vive su búsqueda interior, concentrado en colaborar con el proceso espiritual de muchos seres, a través de la fundación que ha creado. En exclusiva para los lectores de ENiGMAS, nos habla de su búsqueda espiritual, su paso por la masonería y sus recomendaciones para llevar la crisis mejor, que, según él, será un proceso que ayudará a crear un nuevo arquetipo humano.
M
He leído que vino al mundo con mucha prisa… Sí, eso es lo que mi madre me contó. Ella iba andado por la casa, y empecé a nacer en mitad del pasillo. Cuando llamaron al médico, ya había nacido. ¿Usted cree que eligió la circunstancias y las condiciones en las que vino al mundo? Teóricamente así es. Elegimos el momento de nacer, incluso a nuestros futuros padres –he escrito un libro en donde hablo de ello–. Lo que ocurre es que luego no recordamos, porque al incorporarnos al pensamiento humano y entrar en en lenguaje de la dualidad, todo el mundo previo se pierde. Pero no recordar, no significa que no sea. En una etapa de su vida, cuando llego a Deusto perdió la comunicación con ese dios antropomorfo, como lo define usted. ¿Por qué ocurre esto? No es que se perdiera. Yo nazco con una necesidad de relación con lo que está más allá de nosotros, con un plano superior. La primera comunicación es la que recibo en el colegio; es un dios católico, antropomorfo, un dios sujeto