La 煤ltima
Tiahuanaco
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expedición nazi Uno de los pasajes más desconocidos del nazismo es la obsesión del líder de las SS, Heinrich Himmler, por el enclave mágico deTiahuanaco, hasta el punto de que su instituto de investigación preparó una expedición con destino a las costas bolivianas, cuyo cometido era hallar vestigios de la esquiva raza aria. Este fascinante episodio ha sido recogido en el libro La Orden Negra, el ejército pagano del Tercer Reich, que acaba de publicar Edaf, de nuestro compañero Óscar Herradón. n la actualidad existe una auténtica fascinación por las civilizaciones desaparecidas, por las grandes construcciones del pasado que,como en Mesoamérica o Egipto, desafían por su antigüedad –muy discutida– y su complejidad arquitectónica a los diferentes estudiosos. Desde las páginas de ENIGMAS han sido muchos y variados los artículos dedicados a lugares tan fascinantes –y a su vez desconcertantes– como Chichen Itzá, Machu Picchu, la isla de Pascua, Stonehenge, Teotihuacán… entre otros, enclaves milenarios donde el misterio siempre halla resquicio para liberarse de la encorsetada metodología de la ciencia más ortodoxa. Lugares mágicos tanto por su belleza como por su trazado, su orientación y su desafío, en ocasiones, a la propia razón. Pero esa fascinación actual por esos templos del Cosmos y del pasado no es nueva,pues ya cautivó a eruditos del siglo XIX y principios del XX, entre ellos a personajes que trabajaron para la maquinaria nacionalsocialista, algunos de ellos, incluso, nazis convencidos. Así ocurrió con personajes como Herman Wirth, primer presidente de la Sociedad Herencia Ancestral –Ahnenerbe– por las pinturas rupestres y la Atlántida, de Yrjo von Grönhagen por los Eddas y la religión pagana del norte de Europa, de Walter Wüst –perteneciente como la mayoría de estos investigadores alemanes a las SS–,por los persas y el orientalismo… También el exacerbado interés del instituto de investigación apadrinado por Himmler por la cultura megalítica que llevó a considerar Externsteine el “Stonehenge alemán”. Pues bien, también las culturas precolombinas llamaron la atención de la Orden Negra y de su líder, y, lo que es más insólito, la propia Ahnenerbe organizaría una expedición –finalmente frustrada– al Nuevo Mundo como antes lo hiciera al este y al norte de Europa, al Mediterráneo y al norte de África y, más tarde, a los confines de Asia. El lugar elegido sería Tiahuanaco, en el altiplano boliviano,y su artífice,el estudioso alemán Edmund Kiss. Veamos primero quién fue este personaje que acabaría sirviendo a las órdenes del príncipe de la Orden Negra. Kiss había nacido en 1886 en Alemania. Estudió arquitectura y más tarde se aficionó a la arqueología –ciencia que afirmaría haber estudiado, pero que no parece fuera cierto–. Cuando llamó la atención de los caballeros de la esvástica, era
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