Acera Roma . Felipe Bozzani

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felipe bozzani

acera roma


© Bozzani, Felipe Acera Roma / Felipe Bozzani. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : el autor, 2015. 96 p. ; 15 x 11 cm. ISBN 978-987-33-9728-8 1. Poesía. I. Título. CDD A861

Ejemplares artesanales. 1ª edición: Diciembre 2015 Todos los derechos reservados. Hecho el depósito que marca la Ley 11.723. Fotografía de tapa: Felipe Bozzani Edición y Encuadernación: Felipe Bozzani


A Barbi



Me visto de negro, converso poco, no escribo y todo eso compone una imagen de mí y los demás la ven. No soy nadie, es fácil decir: soy yo. ¿Quién soy? ¿A dónde encontrarme?

Los Mandarines Simone de Beauvoir



Los gatos se pelean como señal de distancia

¿Qué intento hacer al describirte y hablarte, como si fueras a permitirte quedar atrapada aquí?

Ya estábamos alejados corriendo en la extraordinaria farsa de la sonrisa breve. Nunca fuimos amigos y qué decirnos ahora que había dibujado la voracidad de tu carácter.



No. Tampoco esta vez me dejarĂŠ aturdir por el silencio.

Tal vez, tus recuerdos y los mĂ­os nos hagan mal.



Lisboa cerca

No consigo nada, no hablo cuando hay que decir y cuando hay que callar digo cosas sin saber que puedo lastimar.

Y el gato sigue parado, mirando todo desde un mismo lugar.



Talaré la barba al raz

Balbucear. Baba. Quiero decir, despacio. Y abramos los ojos como títeres, como linces. Enredémonos con sus dientes.

Y todo esto sólo para escucharte ronronear, dejarme arrastrar y acariciarte.



La sirena de Simone

Ché qué bárbaro ayer pensé que tenías escamas pero nos desvetimos, nos tocamos en toda esa agua dulce y no pasó nada. Creía que esas criaturas, las de los cuentos, claro, vivían en la espuma todo el día jugando con la cola hasta los píes, salpicando a los que piden más. Ahora que descubrí tu secreto, ¿cómo haré para fingir que no te recuerdo?



No me gusta la cara que ponés para dormir

A veces tengo esos rayes de mirarte durmiendo, y por el filo de luz artificial que dejan pasar los rayos, veo tu cara de monstruo siendo del mismo aspecto que muchos otros.

Sólo escribiéndote me olvido y te imagino como disfrazada y hermosa. Debe ser un gran poblema, ese de la poesía.



Un gato mirando caer la ropa

No ruego No juego Me gusta pensar que mirándote puedo desvestirte y cosquillas.

(Pero yo digo sin hacer todo lo que falta, esperando que algún día.)



Usted se merece doble ración. Usted, la de las patas de Cabra, Usted.

Así era como te imaginaba, o tal vez así eras todos los días.

Un dilema que me hablaba de vos.

Pero pará. Acá hay algo demás. El tono, vos, yo, o la música esta de las mismas palabras de siempre.



Tal vez así era como te imaginaba, en ese “pará” insignificante que debería tachar.



Zeta miau

Mirá lo que encontré: una luna escurriéndose por mi ventana. ¿Por qué me pongo tan cerca buscándole un lugar a tus caprichos? Esa dulce maraña de palabras que son mi problema, mi nunca terminar de entender. ¿Qué te hace pensar que no puedo ser claro cuando te digo asdfnin asdfkasd nfjodsaf?



Amor, Rareza

No decir nada y mirar para abajo esperando que llegue la boca como una mueca rara de amor tocando el silencio. Una muda certeza de que durmiendo no nos volveremos a ver.



AcĂĄ

No tosas ni me toques demasiado fuerte porque se oye en cualquier parte resonando tan vos el eco de todo lo que sueĂąo.



- A vós Mono, ¿te acordás? A Cortázar

Andá, cada vez que pienso me desespero.

Todo el día así mirando el techo. Tenés razón. Es así. Fumaba como un loco, y era lindo. Tenés razón. Es así. No quería creer. Todo el mundo arriba abajo me dolía. A lo mejor no quería creer.



Y si llego a estar solo, dele que dele al tabaco, se te acortan las horas. Pero era lindo, si te fijĂĄs. Apenas pienso en la otra. Era lindo, pero me decĂ­a que estaba soĂąando,

y dele que dele al tabaco.



Diálogo de Diáfana en el paraíso

- Ángeles, ¿quién, dulce e indiferente, puede encontrarme una mujer entre las costillas? - Nadie ¿Qué quiere Usted? - Cariño. - Defiéndase. Usted es el olor del silencio. (El océano, inmóvil y calmo seguía sus labios. Tan sólo sombras devorando el aliento.) - Anochece.



Paisaje de invierno

Se arrancó el pelo suave como una perla. Desde la playa podía verse soñar al hombre, la mujer entera. Se fijó en mí, de repente, como si necesitara alguna idea. Yo no había visto ninguna y no pude ayudarlo.



El espanto de dormirme y soñar de nuevo con vos

¿Para qué buscarle una sensación vital a esas dos palabras estúpidas? No tiene sentido ni pensar ni saber el para qué de tantas cosas, objetos caducos en la lejanía, orillas de ríos. ¿Por qué discutían siempre lo mismo?



Pasear al perro sin correa

Vayamos con la lluvia de tus caprichos en silencio. Hay truenos y relĂĄmpagos y tu carita brilla de miedo. No sos muy buena para esto, Âżno?



Plut贸n pas贸 cerca estos d铆as

La inmensidad no puede crecer. Es la forma que persigue y que le fue otorgada. Ser siempre gigante e inagotablemente cerrada. Y ahora que puedo verla elijo cerrar los ojos para ver si puedo olvidarme de su cara.



AsĂ­ que me fui

HagĂĄmonos tantos mimos que el tiempo se duerma y caiga en un laberinto de piel. Que con nosotros vuelva a perderse, y jugando desesperadamente a quererse, nos olvide para siempre.



Agonizar la tinta

Qued贸 claro que perseguirte era el fin 煤ltimo. Cada vez que tacho algo, es como si cerrara los ojos siguiendo la imagen perfecta de cada vuelta borrosa. Lo que no terminaba de entender era el cansancio de estar enamorado de tanta oscuridad.



Sé de tu estructuralismo

Entiendo que la madurez es un estado que no comprendo. La madurez que entiendo que necesitás está de ese lado de las cosas. Lo mío no es amor a las cosas que están allí, Yo no estoy parado porque las palabras me las olvidé de ese lado de donde viene tu necesidad de confrontación real. Estoy enamorado de las cosas justo en el momento



en que dejan de ser cosas, en que dejan de ser vos y yo, pero cómo podría decírtelo, y que me creas, que son tantas las porquerías que te hacen mal.



Aferrarse y transparencia

Ahora pensaba en todo aquello para que las distancias se acortaran.

Voy a seguir haciĂŠndolo.

Voy a seguir mientras todo lo que haya debajo

no sea suelo, no sea apego,

porque te quiero con los pies abrazados.



A medida que uno se aleja, el silenco se hace más presente

Un instante que me hace durar un montón de tiempo. Todos los minutos a la vez. Mientras quedara un momento de nada serviría tu esfuerzo. Después de eso, de estas cosas, se besan en la frente como si ya estuvieran abrazados desde antes. Y va y viene y es un escalofrío



que se refriega calentando el cuerpo. En tanta soledad, el movimiento de la voz tiende a calmarme.



Diáfana IV

Jugaré con los ángeles a ver con asombro gemidos celestes. Afuera toda la vida apilándose en el frío de estar tan cerca. Libre, lejos,

así será como disfrute el sonido del tiempo.



Capullo de Halfman

Vuelvo a estar triste, me lleno de cosas pero siempre vuelvo a estar triste y es peligroso porque ahora la tinta puede borrarse y quĂŠ cosa quĂŠ cosa esto de no poder decirte nada. (Y esperando el tiempo mismo, me convertĂ­ en lechuga, en capullo del espacio dormido.)



En la reposera

Responsable de mí ante todas las formas de sentir.

Hay temor al escucharte en el último abrazo.

¿Querés saber qué es lo importante?



Decime una palabra Vane Inmenso, siempre vacío de toda imágen, como un recuerdo que viene de lejos a devorarme tan despacio. Pero entonces, ¿cómo hacíamos para dejarnos caer y arrastrarnos como una sombra que viene de lejos, si sólo teníamos piernas bailando en el silencio? En aquel entonces morir era sólo una forma de aprender a escucharte.



Queda mal mirar para atrás y no reconocerlo La admiración quizás, ese carácter escondido que nunca revelé que nunca pude asimilar, se despierta ahora que hablás que me decís con palabras tan fáciles todo lo que sólo vos podés decir del amor. Era tan dificil sostener la mirada duplicada de la felicidad, de los dedos intocables que saltan y juegan sobre la muerte. ¿Cómo iba a poder amar como de a dos, en condición de sueño y de ficción?



Hablaba del amor y de su vida No tengo la tranquilidad que necesitaría. No tengo el silencio de los otros. ¡Ah! ¡Qué estás diciendo! (Hoy llovió todo el día). ¿Preguntarme todo esto, a mí? ¿Forzarme a mentir? La responsabilidad desmerecía. Fingir eso que era tan cierto tan real aquella tarde, vuelve como una cachetada, como si hubieses mentido. Y cómo olvidar que fui gorrión y que puedo volar.



Remasterizar el pasado

El tiempo de las cosas, y el de la existencia personal dialogan. Lo dif铆cil era aceptar la maduraci贸n en su justo espacio. Volver sobre ellas, las cosas, moverse en el tiempo para pensarlas y alentarlas despacio. La existencia se nutre de instantes pero la vida de la eternidad.



Y en esa contradicci贸n quisiera mostrarte mis besos, no me apresures.

La diferencia entre esperar y avanzar era dejar morir el tiempo.



La continuidad de una vida Ayer soñé con vos, que despertaba. O creí hacerlo porque se reanudaba esa sensación de continuidad como si estuviésemos enamorados. Y se veían pasar los brazos una y otra vez, dibujando sombras y rechazos.

Pude entonces comprender que soñaba. No quería creelo, sabés, despertar sientiendo la desnudez en el suelo.



Diáfana V

¿Quién sino un ángel, podría resistirse al infinito verbal de los cuerpos distintos?



Un globo, una cascada, una ballena y el tumulto de los brazos persiguiĂŠndose con los ojos cerrados.

Vos estĂĄs adentro y me deleita tanto imaginarte, mirarte desde este afuera, que tengo miedo de entrar y que te pongas fea.



Un títere con la cara de un lobo

Ese amor que se vuelve arcada... ¿Por qué no puedo reaccionar cuando algo me lastima? Los pasos cada vez más suaves y el rostro, inmutable, podía seguir golpeándome.



¿Vos decís que un poquito no alcanza? Ya ves, él no hará nada. Caminará sobre la alfombra, dulce tejido dañino, disfrazándose de sus huellas. Le perturbaba no poder ofrecerle el amor de los mundos inexistentes. Pero la alfombra sacudía la piel atravesando sus pasos. ¡Cómo quisiera rodearla! Ya vés, él no hará nada.



Diálogo de la eternidad

- “¿Es otro tiempo?” Acá estoy, habláme, que no puedo responder. Yo también tengo el miedo de los mortales, el miedo de creer en lo efímero del tiempo y en su lejana muerte. Por eso, habláme, contame cómo es que se desenvuelven los gatos en el silencio. - ¿No vés acaso cómo se desencadenan, conjugando una existencia tras otra?



Keats isn’t so so so

Respirarse uno mismo, ser la propia muerte. Nunca lo entenderías, quizás nunca lo has soñado quizás nunca lo has vivido. ¿Cómo puedo explicarte entonces, esa presencia extraña que se vuelve tuya? Y si pudiera haber cuerpo, materia... pero no, porque todo se expande y tiende a morir, amor, es tan inexplicable como despertar y ver el sol y los pajaritos.



DiĂĄfana VII

A veces era la afinidad que soltaba un recuerdo hacia el devenir, como un ĂĄrbol que volviese a crecer dejando tras de sĂ­ las hojas del propio cuerpo. A veces era soltarse ante esa bocanada de tiempo, y dejarse caer como un lince que volviese al vientre, hiriendo la muerte.



Un guerrero anda sin luz

Te desafi贸 aquel instante en que fuimos distancia, en que los cuerpos perdimos y nos convertimos en ese informe que algunos llaman tiempo. A lo mejor la libertad no era s贸lo recorrer, no era s贸lo ese creerse instante y olvido de los d铆as, sino llegar a sentirse vivir en el cuerpo. Llegar a sentirse el hombre y la mujer, en tu cuerpo. Algo tan absurdo y libre como desafiante.



Los gatos ronronean mejor cuando se acercan.

¿Quién puede decirme que no morí, que no te besé, que no nos abrazamos cerca del agua siendo gotas perfumadas, que no te enamoraste de mí?

Ahora éramos amigos, y posibles cómplices de una masacre de sueños.

Basta, no quiero seguir despertándote.



Casuela enharinada

Las voces iban y venían por el espacio como pequeños bailarines del cielo. Cada vez que hablaba se rompía el eco de los ángeles. - No te apresures a contestarme. Míra esa danza que te proponen mis palabras. Escúcha el silencio de mis pasos tímidos qué bien dialogan cuando se oyen los cuervos. Quizás esta era la forma de confesarte mi silbido: imitándo el eco de los ángeles. ¿No ves acaso todo lo que me inquieta?


acera roma felipe bozzani 2014 imagen de tapa: felipe bozzani diseño y edición: felipe bozzani tamaño 105x148mm cantidad de páginas: 96 impreso en Argentina, 2014



2015


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