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CON LOS PIES EN LA TIERRA

Todo empezó relativamente bien. Nos “guardamos” un rato, nos relajamos y lo tomamos como unos días de descanso con la familia. Tres semanas después nos peleamos por sacar la basura; ya con eso, ¡por lo menos vemos a los vecinos! Cuatro semanas de “encierro” y con niños, ¡Dios nos ampare! Ya queremos ahorcarnos los unos a los otros. Ahora, seis meses después, ya está cada uno en su espacio y nos juntamos durante las comidas. Pero ¿te has dado cuenta de que las pláticas se hacen largas y que son deliciosas y que a veces los silencios son necesarios? ¿Que es muy bueno estar en familia, pero es necesaria, aunque sea un poquito, la soledad? A veces no sabemos manejar los tiempos y los momentos. Esta es una gran oportunidad para hacerlo, para valorar cada tiempo, espacio y momento. ¿Recuerdas ese barullo en la casa?, ¿la carne asada con los amigos, la familia y los niños que no paran un segundo? Ahora, recuerda el silencio de los cielos, el olor a cuero en la cabina, el arrullador sonido de los motores. Esa soledad que se vive en los aires, donde solo estás tú con tus pensamientos. Añoramos esos momentos y volvemos a la vida con solo ver un avión despegar. Soñamos con volver a sentir el timón en nuestras manos y tener el control de nuestra vida nuevamente. La vida en familia es importante, tanto como nuestro trabajo y realización. Todo con medida es bueno. Este tiempo ha sido muy difícil y más para los niños. No pueden ir al parque como antes, no pueden ver a sus amigos, ir a sus casas o recibirlos en la propia. Veo a los preadolescentes llorando por no poder ver a sus amigos, desesperados por salir a jugar. Pero como les digo: todo pasa y esto, ¡pasará! Los pilotos son almas libres, no nacieron para estar encerrados. Nacieron para volar, surcar los cielos y conocer el mundo. Esta pandemia los tiene atados al piso. Pero mientras tanto, aprovechemos el tiempo que se nos ha dado. Juguemos con nuestros hijos, platiquemos con ellos. Con los hermanos y con la pareja, con papá y mamá. Saquemos provecho de la situación. Así que ten en cuenta que para volver a los cielos debemos tener los pies bien puestos en la tierra. Tenemos que cuidarnos y cuidar de los demás. Cumplir con los protocolos de salud para así ¡poder volver a volar!

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