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Un mundo sin tragedias aéreas? ¡imposible!... por ahora
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En un mundo convulsionado como en el que vivimos desde hace muchas décadas, con temores de guerras mundiales, calentamiento global y hasta amenazas extraterrestres, los accidentes de aviones siguen siendo una de las preocupaciones del orbe un tanto más por la globalización y el deseo del ser humano de sentirse libre y conocer el mundo antes de que este colapse o bien por razones de los mismos seres humanos o bien porque el globo terráqueo se canse de sus pasajeros.
Pero ¿por qué si las aeronaves son tripuladas por seres humanos cuidadosos y preparados para estas tareas se producen los accidentes e incidentes aéreos?
L
os errores de los pilotos y las fallas técnicas son responsables de más o menos un 72% de las emergencias, además, del clima, de vez en cuando por un sabotaje y otros factores humanos que hacen parte de la accidentalidad en el mundo de la aviación.
La aviación es sin lugar a duda el medio de transporte colectivo más seguro, sin desconocer que el caso de un accidente aéreo las posibilidades de sobrevivir se reducen drásticamente. Las investigaciones han concluido que las razones para que se presenten los accidentes aéreos se reducen a muy pocas, tal vez cinco. Veamos entonces cuáles pueden ser esas cinco. Aunque la aviónica moderna ha creado numerosos mecanismos de control que reducen la probabilidad de un accidente aéreo, deben darse, como se dice en seguridad operacional, una cadena de errores para que esto ocurra. Desde un infarto coronario del piloto durante el vuelo, el impacto de un rayo en la aeronave o un defecto de diseño como ocurrió en los Boeing 737 MAX son eventos que pueden acabar determinando un accidente aéreo. Así las cosas, podemos ver cómo es la incidencia de algunos factores técnicos y humanos en la determinación de un accidente aéreo.
Las fallas humanas son responsables de cerca de la mitad de los accidentes registrados hasta la fecha. A pesar de estar preparados para volar en condiciones climatológicas adversas, actuar frente a posibles fallas técnicas en pleno vuelo y efectuar maniobras de emergencia, el exceso de confianza o no entender una señal de alarma han sido considerados por las autoridades investigadoras de accidentes en el mundo como los responsables en este tipo de eventos, concluye la NTSB. Asimismo, pueden ocurrir circunstancias que terminen en la incapacitación de las tripulaciones como, por ejemplo, una
pérdida de oxígeno que consecuentemente lleve a la hipoxia y esta circunstancia determine un accidente aéreo, como fue el caso del vuelo Helios Airways, que en 2005 se estrelló en Grecia debido a una despresurización; o el accidente del avión sudafricano AW en 1976, momentos antes el piloto sufrió un ataque fulminante al corazón en pleno vuelo.
Según los expertos de la BEA, Oficina de Investigación y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil (BEA, Bureau d’Enquêtes et d’Analyses pour la Sécurité de l’Aviation Civile, en francés), las fallas técnicas de la aeronave es la segunda causa que más incide en accidentes aéreos con un 22% de los sucesos. En estos casos, las barreras del sistema de seguridad operacional están centradas en la pericia del piloto, sea su experiencia de vuelo, la cual resulta fundamental a la hora de intentar controlar la situación y poder llevar a buen término su vuelo. Otra de esas barreras del sistema es el mantenimiento de la aeronave haciendo énfasis en revisiones obligatorias antes de cada vuelo, esto con el propósito de evitar cualquier tipo de falla técnica en pleno vuelo. Ejemplos de esta causa de accidentalidad los tenemos en casos que también atañen a los defectos de diseño, como los ocurridos con los Boeing 737 MAX. En otros casos, la fatiga de material será responsable, por ejemplo, el accidente del 28 de abril de 1988 del vuelo 243 de Aloha Airlines se debió a este fenómeno.
El factor meteorológico tiene un índice de cerca del 12% en los accidentes aéreos; volar en medio de una tormenta, fuertes vientos e incluso niebla o rayos es algo común en la aviación, sin embargo, estas pueden causar accidentes de avión, como el caso del accidente de los Rodeos, que, debido, entre otros, al factor meteorológico, que fue el contribuyente a la reconocida como la mayor tragedia en el mundo de la aviación.
El terrorismo representa el 9% de los accidentes aéreos, el secuestro o una bomba pueden derribar un avión durante el vuelo, matando a cientos de personas. Uno de los casos más notables en la historia de la aviación civil fue el atentado suicida contra las Torres Gemelas ocurrido el 11 de septiembre de 2001, por parte de Al Qaeda; y en Colombia la bomba a bordo de una aeronave de la aerolínea Avianca planeada por un narcotraficante en el que murieron más de cien pasajeros y la tripulación. El 7% que representan los errores de los controladores aéreos no es para nada desdeñable, aterrizajes en pistas ocupadas o el choque de aviones en el aire y también se destaca la mala gestión de combustible que, aunque no sea un error de los CTA, hay veces que se les achaca el no prever que estos sucesos puedan ocurrir y que no se les brinden las prioridades a estas aeronaves, que no tiene razón de ser, puesto que el controlador aéreo no tiene manera de saber si hay o no emergencias a bordo. Un caso que podemos citar aquí es el de la controladora colombiana Yaneth Molina y el accidente de la aeronave boliviana LAMIA 2933, que ocurrió hace seis años en el aeropuerto de Rionegro, en Medellín. Esta aeronave, que había gestionado mal el combustible, jamás se declaró en emergencia y solo lo hizo cuando prácticamente el choque contra la montaña era inminente.
De acuerdo con este panorama, los accidentes aéreos seguirán siendo portada de diarios y análisis de autoridades con el fin de cerrar el cerco a estas causas de accidentalidad y así poder llegar algún día decir que durante un largo periodo no tuvimos accidentes aéreos. Por ahora a seguir disfrutando del medio de transporte masivo más seguro: el avión.