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MUJERES FEMPPA
CPA. Viviana Ortega nacida para volar muy alto
Según la astrología hay dos hechos que marcan nuestra vida y definen nuestro andar en este mundo, me refiero al día de nuestro nacimiento y al lugar en donde vimos por primera vez la luz.
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uz que brilló radiante para la L capitana Carmen Viviana Ortega Sandoval, al nacer justo entre la erupción de dos volcanes y una guerrilla en Nicaragua. No es de sorprender el hecho que desde kilómetros a la distancia se perciba su fortaleza y determinación para llevar las cosas a un siguiente nivel.
Así ha sido su vida, al tomar cada responsabilidad que ha pasado por sus manos, como sus hijos, una escuela, asociaciones, organizaciones, entre otras, las cuales ha llevado a una evolución orgánica, a un crecimiento que se gesta desde su personalidad. Por si fuera poco, además de las condiciones geográficas y circunstanciales, el hecho de haber nacido en el núcleo de una familia de aviación ha llenado sus entrañas de gran pasión.
Bajo el ejemplo de su padre, el CPA Antonio Ortega Rosas, quien desde 1956 comenzó a escribir la historia de la familia como instructor de vuelo independiente durante seis meses del año y la otra mitad del año como piloto agrícola, fumigando los campos en Centroamérica. Razón por la cual la Cap. Viviana nació en aquellas latitudes.
Cap. Ortega Rosas, a bordo de un Stearman; colaboró con diferentes instituciones como instructor de vuelo independiente. Fue a bordo del famosísimo PA-18, matrícula XBSEL, que el Cap. Ortega Rosas dejó la fumigación en Centroamérica, para dedicarse de lleno a la instrucción independiente. En una época en donde las niñas encontrarían su destino cociendo frijoles y cambiando pañales, quien figuraba para heredar la aviación era el primogénito, Jesús Ortega Sandoval, quien desde muy joven comenzó su adiestramiento y formación, primero, como piloto agrícola, después como piloto comercial y a sus cortos diecinueve años ya ostentaba su licencia de piloto de helicópteros. Pero el destino estaba escrito diferente y desafortunadamente perdió la vida en un vuelo agrícola.
Una difícil prueba para el matrimonio Ortega Sandoval fue reponerse a la pérdida de su único hijo varón, y a la par, hacer crecer la recién constituida escuela de vuelo Aeronacional; fundada en 1979 por el Cap. Ortega Rosas, ante la prohibición por parte de la autoridad aeronáutica a los instructores de vuelo independientes.
En 1985, dejó atrás su carrera como decoradora de interiores, superó un divorcio y, con dos pequeños a su cargo de tiempo completo, la Cap. Viviana tomó la decisión de mudarse a la Ciudad de México para fortalecer la empresa familiar junto con sus padres, con la condición de formarse como piloto.
Fue así como integraron nuevas capacidades a la escuela, como la carrera de piloto comercial, oficial de operaciones, sobrecargo y técnicos en mantenimiento aeronáutico. Años más tarde, en 1998, se sumó el bachillerato técnico aeronáutico y un instituto de idiomas.
Para la Cap. Viviana Ortega, su padre fue su gran ejemplo, un hombre de familia, un apasionado de la aviación, estricto en su instrucción, visionario para los negocios y las oportunidades; recuerda el momento en que con la construcción del Metro sobre la calle Fuerza Aérea Mexicana, antes calle Hangares, la dueña anterior de los locales comerciales donde se encuentra la escuela puso a la venta la propiedad y, así, de tener solo dos locales, el saber aprovechar la oportunidad les abrió 400 metros de posibilidades.
Otro grato recuerdo del Cap. Antonio Ortega Rosas eran sus “piernitas de pollo” y no precisamente las suyas, sino las que con cariño su esposa Viviana Sara Sandoval de Ortega le preparaba asadas y envueltas en papel aluminio cada mañana, que, junto con una manzana, eran su desayuno. La cita a los alumnos para instrucción de vuelo era a las cinco de la mañana. Volaban a la pista de Chimalhuacán, donde solo había polvo, y, al ser el único instructor, no había tiempo para almorzar, al menos en tierra. El almuerzo era en el aire. Llegado el momento, el Cap. Ortega echaba su asiento de instructor para atrás y dejaba el vuelo a cargo del alumno, quien debía controlar el avión, fuera como fuera, mientras el degustaba con tranquilidad su piernita de pollo y su manzana.
En una familia de aviación, los vástagos heredan la pasión aeronáutica, esta trasciende más allá de la genética. Era de esperarse que por lo menos en uno de los hijos de la Cap. Viviana la aviación floreciera. Fue el caso de su hija Viviana González Ortega, quien siguiera sus pasos y los de su abuelo, de quien tuvo el privilegio de tomar su instrucción hasta convertirse en piloto comercial.
Si bien para su hijo Alfonso González Ortega la aviación no fue su prioridad, encontró en la gastronomía y en la arquitectura sus grandes pasiones, las cuales desarrolla muy cerca de su madre, al tener a su cargo la cafetería de la escuela, abierta al público en general, además de ser el encargado de la remodelación y construcción del segundo y tercer piso de la institución.
En 2015, tras la muerte de su padre, la Cap. Viviana asumió la dirección de la escuela y con ello muchísimos retos en su vida. Como en el 2017, con el terremoto que los encontró en plena remodelación. O en 2018, el cambio de gobierno y las afectaciones que para el sector implicó la cancelación del aeropuerto de Texcoco; luego, llegó la pandemia en 2020 y hubo que adaptar la escuela a las nuevas modalidades en línea. Pero los retos no detienen a la Cap. Viviana, al contrario, la hacen más fuerte. En 2021, fue electa como presidenta de la Asociación Mexicana de Instituciones Aeronáuticas y Aeroespaciales, A.C. (AMEIA). La unidad de las escuelas de aviación ha existido desde hace muchos años, en la actualidad es imperativo. Recibió la presidencia de la institución con once escuelas integradas y hoy suman veinticinco a lo largo y ancho de la república.
Recientemente su liderazgo la ha colocado al frente de la Sinergia Nacional para la Aviación General (SINAG), que, junto a Margarita Pazos, delegada de FEMPPA, han hecho una mancuerna increíble, logrando acuerdos y sumando cada vez más asociaciones en pro de la defensa de la aviación general en México.
He tenido la fortuna de convivir con la Cap. Viviana Ortega Sandoval desde la creación de la SINAG, donde su liderazgo y personalidad traspasa la pantalla; pero al conocerla en persona me impactó la delicada fusión de las características de su género: lo maternal, protectora, simpática, empática, por mencionar algunas, conjugadas sutilmente con la pasión de quien, además de vivir entre aviones, vive y convive con varones, sabiendo ocupar su lugar con hermosa gracia, elegancia y una tenaz fortaleza. Gracias, capitana Viviana, por ser ejemplo para todas las mujeres de aviación en México y en el mundo.
PRESIDENTA DE AMEIA
En 2021, toma la presidencia de la Asociación Mexicana de Instituciones Aeronáuticas y Aeroespaciales, A.C. (AMEIA). En la foto con algunos representante de la AMEIA que estuvieron presentes en Amigos de la aviación 2022.