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Catedrático de la Universidad de Oviedo Nació en Oviedo. Estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid, consiguiendo 14 matrículas de honor. Realizó la Especialidad de Oftalmología en el Hospital Clínico de Madrid, donde en el año 79 leyó su Tesis Doctoral calificada con sobresaliente CUM LAUDE y posteriormente con premio extraordinario de Doctorado. Asimismo, realizó numerosas estancias en el extranjero donde completó su formación y durante tres años colaboró con el Dr. Castroviejo en toda su actividad clínica y quirúrgica. En el año 80 ganó por oposición la plaza de profesor adjunto de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, cargo que simultaneó con la Jefatura de la sección de segmento anterior del mencionado Hospital Clínico. En el año 82 alcanzó la Cátedra de Oftalmología de la Universidad de Oviedo, lo que le convirtió en el Catedrático de Oftalmología más joven de España. Desde el año 83 desempeña el cargo de Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Central de Asturias. Ese mismo año se incorpora como Director Médico al Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, donde trabaja con el resto de oftalmólogos de la familia. Es autor de más de 200 publicaciones de la Especialidad, varios capítulos de libros, así como de numerosas presentaciones en Congresos Nacionales e Internaciona-
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Luis
Fernández-Vega Sanz les, habiendo dictado conferencias en casi todas las Universidades del país. Está en posesión de numerosos premios de la Especialidad, destacando entre ellos el Arruga y el Castroviejo. En octubre del 2005 fue nombrado Académico de Número por la Academia Médico-Quirúrgica Española. Es miembro de las Sociedades Oftalmológicas más importantes. Ha sido Presidente de la Sociedad Española de Cirugía Ocular Implanto-Refractiva, (SECOIR) y Presidente de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO). En octubre de 2013 fue nombrado Presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad y también forma parte del Jurado del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científico y Técnica.
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Su destino era la oftalmología como dicta un refrán, “de casta le viene al galgo”…. ¿siempre lo tuvo claro o barajó otras posibilidades profesionales? Efectivamente, así es. La profesión viene de familia, por lo que soy oftalmólogo como mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo. También lo son mis hijos Luis y Andrés. Cuando aún no había finalizado el bachillerato, ya ayudaba a mi padre en las consultas del Hospital de la Cruz Roja de Oviedo y en las de Mina Solvay, Lieres y el Ferrocarril de El Vasco. Solo tuve una duda cuando al trasladarme a Madrid a estudiar Medicina, pensé en matricularme también en Económicas y lo hice con mucha ilusión, pero pronto me di cuenta de que la economía, aunque me interesaba, no era lo mío. Así que inicié Medicina en la Autónoma y luego me trasladé a la Complutense, donde leí mi tesis doctoral con la calificación de Sobresaliente “Cum Laude” y obtuve Premio Extraordinario del Doctorado. En 1982, gané por oposición la Cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo y con treinta años me convertí en el catedrático más joven de España.
¿Qué es lo que más le gusta de su profesión? Sin duda, contribuir a eliminar o, al menos, mitigar, patologías en pacientes que acuden a nosotros con la esperanza de mejorar su calidad de vida. En definitiva, ayudar a las personas a cuidar su salud visual, pues es uno de los sentidos más importantes que tenemos. ¿Cuáles son las patologías o condiciones oculares más habituales que se encuentra en el día a día en los pacientes que acuden a su consulta? Lo más común es encontrar patologías asociadas a la edad como las cataratas, glauoma o degeneración macular. Si todo el mundo viviese lo suficiente, todos desarrollarían una catarata. A partir de los 65 años es muy frecuente sufrirlas, a los 70 aún más, y así sucesivamente. El glaucoma también es habitual. Por encima de los 45 años, afecta a casi un 2% de la población y se va incrementando con los años. Las personas de más de 65 años padecen con frecuencia también una degeneración macular que produce una merma visual importante. Bajo su punto de vista y la amplia experiencia que le da no solo haberse dedicado profesionalmente, sino haber crecido con una estirpe de grandes profesionales en esta especialidad médica, ¿cómo ha evolucionado la oftalmología a lo largo de su vida? El avance técnico determina la evolución de la oftalmología. Antes mi bisabuelo operaba, por ejemplo, las cataratas sin apenas tecnología. Sin embargo, ahora el cirujano cuenta con los más avanzados medios para extraer el cristalino y sustituirlo por una lente intraocular, como son equipos diagnósticos y programas de cálculo de lentes muy sofisticados; sistemas digitales de imagen para controlar el posicionamiento de las lentes; lentes intraoculares trifocales de última generación que permiten prescindir de la gafa; láser de femtosegundo y sistemas de control de ultrasonidos para hacer más segura la cirugía; nuevos fármacos para prevenir y tratar la inflamación o las infecciones, así como bases de datos rigurosas y actualizadas para autocontrol de resultados.
Por otro lado, también supone un avance muy relevante dos técnicas que permiten prescindir del uso de la gafa: la aplicación del láser para corregir defectos de refacción y las lentes fáquicas, que se implantan por encima del cristalino, para aquellos pacientes que todavía son bastante jóvenes y no padecen vista cansada (presbicia) y que no pueden ser intervenidos con láser por las características de su ojo, permitiendo corregir hasta 15 dioptrías de miopía, 4 de hipermetropía e incluso el astigmatismo. En cuanto el trasplante de córnea, también se ha producido una evolución muy significativa. Antes se trasplantaba la córnea entera. Ahora, realizamos trasplante lamelar, por capas. Es decir, sólo sustituimos la parte de la córnea dañada, por lo que un donante puede servir para dos receptores, uno para la parte superficial y otro para la profunda.
Sí guardo el mejor de los recuerdos de la estancia en Camboya, junto a mi mujer y mi hijo Luis. Tuvimos la ocasión, a través de la fundación Fernandez-Vega, de diagnosticar y tratar a centenares de pacientes de la mano del prefecto de Battambang, el jesuita Enrique Figaredo.
Sigamos con su amplia trayectoria…En todos estos años de práctica profesional, ¿recuerda alguna experiencia en particular?
En su opinión, ¿nos cuidamos la vista los españoles? ¿Podría decirnos cuales son los principales cuidados que debemos contemplar para una vista sana?
Según un estudio, el 48% de los jóvenes españoles entre 18 y 24 años no se revisan la vista de forma regular pero, ¿cada cuánto tiempo es conveniente que las personas de esta edad acudan al oftalmólogo? En personas de esta edad que no tengan antecedentes de enfermedades genéticas y no acusen síntomas, recomiendo acudir al oftalmólogo una vez al año, o cada dos como mucho, para revisar la visión, pues en personas jóvenes se suele detectar defectos de refracción como miopía, hipermetropía y astigmatismo. De hecho, casi la mitad de la población necesita gafas.
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Como he comentado antes, cuando se cree que se tiene una vista sana también es recomendable acudir al oftalmólogo para que diagnostique que efectivamente así es, porque se puede necesitar gafas o puede padecer enfermedades silenciosas como el glaucoma, que no suele producir síntomas hasta fases avanzadas. El 50% de los pacientes con glaucoma no saben que lo tienen. Con esta enfermedad, se va perdiendo la visión periférica de forma lenta y progresiva, siendo posible, en fases avanzadas, mantener solamente la visión central (visión de “túnel”). El paciente no aprecia este deterioro y puede llegar a perder totalmente la visión. ¿Prefiere atender niños o adultos? Yo veo a todo tipo de pacientes, pero en el Instituto, los doctores Javier y Lucía Fernández-Vega son los especialistas de la Unidad de Oftalmología Pediátrica y Estrabismo, por lo que son ellos quienes suelen atender a los niños. Es muy importante realizar una exploración completa a los niños antes de los 8 años para detectar ambliopía u ojo vago, pues el tratamiento de esta enfermedad es efectivo hasta los 8-10 años de edad, cuando el ojo está en pleno desarrollo de la agudeza visual. Por encima de esa edad la visión ya se ha formado y no hay solución para una ambliopía profunda. De ahí la importancia de estas revisiones oculares precoces. El Instituto Oftalmológico FernándezVega constituye, punto de referencia en Oftalmología con más de 125 años de experiencia. Háblenos de él. ¿Qué hace distinto a este instituto oftalmológico de otros? El centro está orientado a ofrecer, a los más de 100.000 pacientes que recibe al año, una atención excelente, garantizada por los avances tecnológicos que ha incorporado en todas las especialidades, así como por la revisión constante de la calidad y seguridad de los procedimientos médicos y quirúrgicos y, sobre todo, por la profesionalidad y experiencia de su equipo humano. Además, el paciente cuenta con la ventaja adicional de la actividad investigadora que lleva a cabo la Fundación de Investigación
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Oftalmológica (FIO). Sus estudios sobre superficie ocular, neurobiología de la retina, genética ocular e investigación clínica permiten que los resultados que se obtienen en el laboratorio se trasladen al paciente rápidamente, contribuyendo así a mejorar la salud de las personas. A esta tarea se suma la docencia en oftalmología y ciencias de la visión. En 2015, la FIO se adscribió a la Universidad de Oviedo, constituyéndose el Instituto Universitario Fernández-Vega (IUFV), en el que se imparten diversos programas de postgrado tales como másteres y doctorados, lo que facilita a los especialistas estar al día en los últimos avances de la medicina. ¿Nos podría adelantar algún proyecto o avance protagonizado por el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega? Como he comentado, nuestra filosofía es la excelencia, que viene refrendada por las evaluaciones externas de empresas que nos auditan. Este es el caso del sello “Procedimiento Multifocal Inteligente” (IMP, por sus siglas en inglés), que hemos obtenido recientemente. Se trata de la primera certificación en España, que acredita que el Instituto es un centro con un procedimiento de excelencia en la cirugía de la catarata y
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la presbicia, asistido por tecnología inteligente y que garantiza la calidad durante todo el proceso. El riguroso estándar de calidad y seguridad que garantiza esta certificación se ha definido teniendo en cuenta el procedimiento quirúrgico que habitualmente desarrolla la clínica desde la aparición de las lentes multifocales, mediante el cual aporta máxima calidad y seguridad a sus pacientes. Y para terminar, un sueño que le gustaría se hiciera realidad…….. Que todas las dolencias y patologías tuvieran solución. Mientras tanto, tenemos que seguir investigando para hallar las respuestas de las que hoy todavía carecemos. En concreto, un reto sería encontrar solución a las patologías que afectan al nervio óptico. Actualmente se puede tratar la mayor parte de las enfermedades, sustituir una córnea, reparar defectos de graduación, etc, pero cuando el nervio óptico está dañado, no se puede solucionar de momento, por lo que lograrlo sería un sueño cumplido. VERÓNICA LÓPEZ Periodista