7 minute read

LAS LENTES INTRAOCULARES PREMIUM PERMITEN DISMINUIR LA DEPENDENCIA DE LAS GAFAS

Los avances conceptuales y tecnológicos en la cirugía del cristalino, están consiguiendo mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes. En concreto, las lentes intraoculares de alta tecnología (conocidas como premium), aportan calidad de imagen y reducen la necesidad de utilizar gafas.

¿En qué consiste la cirugía con lentes intraoculares? ¿En qué casos está indicada?

La cirugía consiste en sustituir el cristalino natural por un cristalino artificial. El cristalino artificial (o lente intraocular), como es lógico, intenta restaurar la función visual de la mejor manera posible y, por lo tanto, debe ofrecer las máximas garantías de eficacia y seguridad.

La cirugía está indicada especialmente en pacientes con catarata (opacidad del cristalino), con presbicia (mala visión de cerca), o con altas ametropías (miopía, hipermetro- pía y astigmatismo).

También se indica en pacientes en los que se asocia otra patología en relación con la córnea, la presión intraocular o la retina.

La nuevas lentes de alta tecnología permiten mejorar la visión de lejos y también la visión de cerca, siendo una obligación para el oftalmólogo conocer las prestaciones de cada una de ellas, para seleccionar la mejor opción para un determinado paciente.

¿Qué tipos de lentes intraoculares existen?

Hay muchos tipos de lentes intraoculares. La diversidad viene dada por la combinación de los tres elementos básicos que definen una lente: la óptica, el material y el diseño de la plataforma. Una lente clasificada como premium debe cumplir con un máximo de calidad en cada uno de los tres elementos. No vale una lente con una óptica muy buena, pero fabricada en un material obsoleto o con una plataforma inestable.

Si nos centramos en la óptica de las lentes, podemos distinguir en principio dos grandes grupos: lentes monofocales, que mejoran la visión de lejos, y lentes multifocales, que mejoran también la visión de cerca.

Profundizando en el tema, vemos que la cosa se complica: hay lentes exclusivamente monofocales, lentes monofocales con cierta visión intermedia, lentes bifocales, lentes denominadas EDoF (acrónimo en inglés de Extended Depth-of-Focus, profundidad de foco alargada), y por último, lentes trifocales.

Excepto las monofocales puras, todas las demás tienen como objetivo mejorar la visión de cerca. Por ello, la selección por parte del oftalmólogo de la lente adecuada para cada paciente, es el primero y más importante paso en todo el procedimiento quirúrgico.

¿Qué detalles podríamos resaltar de las lentes de alta tecnología?

La idea que tenemos con las lentes de alta tecnología es mejorar la calidad visual de los pacientes y mejorar la visión a todas las distancias, lejos, intermedia y cerca. Sin duda, un cristalino artificial no puede superar en prestaciones a un cristalino natural, pero la investigación en este campo consigue lentes cada vez mejores.

Las lentes trifocales, como su nombre indica, están diseñadas para permitir la visión de lejos, intermedia y de cerca. Se están implantando desde hace más de diez años y han demostrado, sin dudas, su eficacia y seguridad. El perfil de paciente en el que se indica este tipo de lentes está bien definido, y solo en casos excepcionales pueden dar lugar a fenómenos fóticos (halos y deslumbramientos) que lleguen a ser incómodos. De todas formas, el hecho de llevar una lente trifocal no te garantiza la independencia absoluta de una gafa. Depende de las necesidades visuales de cada paciente.

Por otro lado, tenemos las lentes EDoF, lentes con rango de visión extendido, de última generación, y que aportan una visión funcional de lejos y cerca con una mínima incidencia de disfotopsias. No tienen una visión de cerca tan buena como las lentes trifocales, pero permiten la independencia de la gafa en la mayoría de las actividades diarias. Solo para tareas de cerca muy concretas se necesita una gafa.

Como vemos, cada tipo de lente tiene sus ventajas y limitaciones, siendo el oftalmólogo el que tiene el compromiso de aconsejar la opción que considere más oportuna. En este sentido, aparte de las necesidades visuales o estilo de vida del paciente, hay otros factores que influyen en la decisión, como por ejemplo, la morfología del globo ocular o enfermedades oculares asociadas.

¿Qué ventajas presentan las lentes premium?

Las lentes premium mejoran la calidad visual, corrigen eficazmente los defectos de refracción y, como decíamos, facilitan una mayor independencia de las gafas, tanto de lejos como de cerca. Por otro lado, las diferentes tecnologías implicadas en el desarrollo de las lentes, nos permite realizar una selección personalizada para cada paciente, con la idea de ofrecerle la mejor opción posible en su caso.

Si entramos en el apartado de materiales, una lente premium debe estar fabricada en un material que sea altamente biocompatible a corto y largo plazo. Además, debe incluir filtros de luz ultravioleta y filtros de luz azul, similares a los que tiene el cristalino natural.

La edad en la que se realiza la cirugía del cristalino va siendo cada vez más temprana, por lo que el concepto “largo plazo” adquiere mucha importancia. El material debe cumplir unos estándares de calidad muy exigentes y los filtros deben de protegernos de las longitudes de onda nocivas para nuestra salud visual.

¿Como es el postoperatorio y la recuperación en una intervención de este tipo?

La cirugía sustitutiva del cristalino (se sustituye el cristalino natural por uno artificial), se puede considerar como mínimamente invasiva y no requiere hospitalización. Solemos operar los dos ojos en la misma semana para que la visión binocular se recupere rápido, factor muy importante en este tipo de intervenciones.

La cirugía del cristalino se realiza a través de una mínima incisión corneal (2 o 3 mm) que habitualmente no necesita puntos de sutura. A pesar de ello, se recomienda un reposo relativo durante la primera semana hasta que cicatrice la incisión, para evitar traumatismos o infecciones. La baja laboral está estipulada en un mes, aproximadamente, en función de la actividad profesional.

Es importante evitar esfuerzos bruscos o innecesarios y extremar las medidas de higiene. Se puede ver la televisión, aunque se debe moderar el uso de ordenadores o la lectura continuada.

De igual manera, se debe cumplir el tratamiento médico que se establezca (antibióticos y antiinflamatorios) y acudir a las revisiones que, por protocolo, están establecidas.

Todo el contenido, incluyendo imágenes y datos no referenciados, son propiedad del ponente ©2023 Alcon Inc. 02/2023 ESSG-2300022

EN CASOS DE ESCLERITIS, UN DIAGNOSTICO PRECOZ ES CRUCIAL POR LA POSIBLE PÉRDIDA DE LA INTEGRIDAD DEL GLOBO OCULAR

La esclera es el nombre que recibe la parte blanca de los ojos. Constituye el armazón del ojo por la parte posterior. Su función fundamental es proteger las estructuras intraoculares y mantener la forma del ojo.

Esclera

a escleritis es la inflamación de la esclera, típicamente dolorosas y potencialmente destructiva con un grave riesgo de daño permanente de las diferentes estructuras intraoculares del ojo y de la función visual del mismo.

La incidencia no es muy alta, pero es necesario tenerla en cuenta por sus potenciales graves consecuencias. Es más frecuente en mujeres. En hospitales terciarios la escleritis constituye el 0,1-2,6% de los nuevos casos. La forma más frecuente diagnosticada es la anterior.

Se suele manifestar como un episodio agudo de dolor,

Lenrojecimiento e inflamación. Puede ir también acompañada de pérdida de visión, sobre todo en los casos más agresivos.

Hay que diferenciarla sobre todo de otras causas de inflamación y enrojecimiento ocular más leves y mucho más frecuentes como la conjuntivitis, por ejemplo, que afectan a capas más superficiales.

La escleritis puede tener numerosas causas. Entre ellas, puede estar relacionada con infecciones, traumatismos, cirugías o toma de medicamentos. Aproximadamente el 40% de las escleritis están asociadas a enfermedad sistémica, siendo la causa más frecuente la artritis reumatoide.

El diagnóstico de las escleritis se basa en una minuciosa historia clínica, una inspección cuidadosa y exploración bajo lámpara de hendidura y de fondo de ojo, como cualquier exploración oftalmológica. A veces, se requieren técnicas de imagen, como la ecografía, para determinar la extensión de la inflamación o la afectación de la esclera posterior. Posteriormente, lo fundamental es la realización de un estudio general con analíticas y radiografías para descartar enfermedades sistémicas como, por ejemplo, artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, artritis idiopática juvenil, artritis reactiva, enfermedad inflamatoria intestinal, artritis psoriásica, granulomatosis y otras.

Cuando se sospecha escleritis infecciosa, se deberán tomar muestras para estudio escleritis, sino también para reducir la gravedad de estas enfermedades. microbiológico. La biopsia también puede ser necesaria en casos donde se sospeche causa neoplásica como por ejemplo linfomas y carcinomas conjuntivales que pueden enmascarar o incluso estar asociados a un grado variable de inflamación. También tumores intraoculares como, por ejemplo, grandes melanomas, pueden causar un engrosamiento de los vasos epiesclerales (llamados vasos centinela).

Un diagnóstico precoz y efectivo es crucial, sobre todo por la posible pérdida potencial de la integridad del globo ocular en los casos graves y además porque la escleritis puede ser el primer signo de una enfermedad sistémica.

El tratamiento va a depender del tipo y la extensión de la inflamación escleral y el diagnóstico de otras enfermedades sistémicas coincidentes. El manejo de estas otras patologías será fundamental no solo para el manejo de la

A diferencia de otras patologías oftalmológicas no suelen responder a tratamiento tópico con gotas por lo que se requieren fármacos sistémicos por vía oral o intravenosa. En primer lugar, se deben descartar infecciones activas o latentes para tratarlas o porque algún fármaco empleado las podría reactivar. En caso de que existan se indican los tratamientos antibióticos, antivirales o antifúngicos y después se vuelven a re evaluar por si necesitan más tratamientos. Cuando se ha descartado causa infecciosa se comienza prescribiendo antinflamatorios no esteroideos (AINES) durante unas semanas en ausencia de contraindicaciones específicas. En casos más severos y si con un periodo corto de tratamiento no cedieran los síntomas con AINES o en caso de escleritis graves, habría que pasar a corticoides. Si con estos tratamientos tampoco mejora la patología o recurre al reducir el tratamiento, habría que pautar fármacos inmunomoduladores tipo FAMES Clásicos usados en enfermedades reumatológicas como por ejemplo la azatioprina, el micofenolato de mofetilo o el metrotexato o incluso nuevos fármacos inmunomoduladores biológicos como los anti TNF alfa (adalimumab o infliximab) o anti CD20 como el rituximab. En el caso de que exista un grave riesgo en la integridad del globo ocular o en función de la gravedad de la patología sistémica de base, en determinados casos habrá que poner tratamiento con corticoides por vía intravenosa u otros fármacos de mayor potencia como la ciclofosfamida de manera precoz.

En algunos casos se necesita recurrir al tratamiento quirúrgico, sobre todo en casos severos donde exista riesgo de perforación o aquellos casos donde haya ya ocurrido. La cirugía que se realizará en estos casos consiste en un cierre del defecto con parches de tejidos sintéticos o esclera de donante.

El pronóstico de la escleritis varía en función de la severidad, de la extensión a estructuras circundantes y la presencia de enfermedades sistémicas. Un adecuado y precoz manejo de estas patologías es fundamental.

En resumen, la escleritis es un proceso ocular grave que precisa un manejo precoz y donde el abordaje multidisciplinar es de vital importancia no solo para el pronóstico del globo ocular sino también para el de otras enfermedades que podrían ser la causa.

This article is from: