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EL MELANOMA OCULAR, UN TUMOR POCO CONOCIDO

Hay varias pruebas que se siguen para diagnosticar el melanoma ocular:

• Examen del segmento posterior del ojo

• Oftalmoloscopia: mediante lentes y con una linterna brillante en la frente el oftalmólogo observa el fondo del ojo.

Hay muchos tumores oculares que pueden variar según su gravedad, su localización o su carácter primario o metastásico. El melanoma ocular es un tumor maligno severo, más frecuente en personas de piel blanca y ojos claros, mucho menos conocido que el melanoma de piel pero tan agresivo como éste. Aunque puede darse en diferentes segmentos del ojo, el más común es el melanoma de coroides. El melanoma ocular se suele dar en la úvea, las capas intermedias del ojo, porque es donde mayor concentración de melanina hay en éste. En la mayoría de los casos, el melanoma se forma en una parte del ojo que no está visible para la persona, lo que complica su detección. Por eso, es imprescindible acudir la consulta oftalmológica de manera rutinaria: un diagnóstico correcto y temprano mejora el pronóstico de esta dolencia, que en los estadios más tempranos no provoca síntomas ni signos visibles en el paciente.

• Biomicroscopia con una lámpara de hendidura: usando lentes y un microscopio que produce un haz de luz intensa se ilumina el interior del ojo.

• Angiografía: se inyecta un tinte de color en una vena del brazo que llegará a las venas del ojo, después, una cámara con filtros especiales tomará fotografías para su posterior análisis.

• Ecografía: se obtienen imágenes del ojo a través de ondas de sonido de alta frecuencia.

• Extracción de una muestra de tejido sospechoso para análisis: se realiza una biopsia para analizar si contiene células de melanoma ocular. Este es el método menos utilizado pues no suele ser necesario recurrir a él para diagnosticar la enfermedad, las otras pruebas, más sencillas y mucho menos invasivas, suelen ser suficiente.

La detección temprana del melanoma ocular es crucial para frenar el avance de la enfermedad y evitar mayores complicaciones. Una de ellas es la pérdida de visión parcial o total, así como el aumento de la presión ocular, pudiéndose desarrollar un glaucoma. Otro problema suele ser también el riesgo de extensión del melanoma al hígado, los pulmones o los huesos.

Algunos síntomas del melanoma ocular son la pérdida de visión o visión borrosa en el ojo, tanto central como periférica, así como la sensación de ver destellos de luz o cuerpos extraños como partículas de polvo. También la aparición de un punto negro que va creciendo y el cambio de la forma de la pupila.

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