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El Imperio Galo, liderado por Tétrico, y El Imperio de Palmira, liderado por la reina Zenobia, siguen separados del Imperio Romano La última gran negociación con el Imperio de Palmira, provoacada por a la Damnatio Memoriae sobre la memoria del usurpador Sabino Juliano, no ha terminado como se esperaba El ejército romano liderado por el propio Emperador Aureliano se dirige hacia Palmira de manera precipitada
1. Aureliano (15 años antes del evento) Años 271. Seguimos en plena crisis del siglo III, sin embargo esta situación podría terminar muy pronto. Después del inesperado desenlace de las negociaciones en Iconium, las tropas de Aureliano se dirigieron hacia Palmira. Allá el Emperador consiguió conquistar la ciudad en poco tiempo y aprisionar a la reina Zenobia, que se rindió con la condición de que respetaran a su pueblo. En un primer momento Aureliano accedió, pero por culpa de las constantes revueltas ciudadanas, el emperador no tuvo más remedio que cargar contra los civiles. Fue un triste episodio en el reinado de Aureliano, pero no fue el más cruento. Aureliano volvió triunfante de oriente y, de improviso, Aureliano decidió no dar reposo a las tropas e ir directamente contra el Imperio Galo de Tétrico. Pese a que el Imperio Galo controlaba un gran territorio, su profunda crisis económica y los constantes ataques bárbaros habían debilitado sus tropas. En un corto espacio de tiempo, Aureliano fue ganando terreno hasta hacerse con el control de toda la galia y tomar prisionero a Tétrico y su hijo. Una vez reunificada Roma, por fin el emperador volvió a la capital. Lo que Aureliano no sabía era que aún le quedaba una inesperada batalla por librar. Pese a los vítores durante su paseo triunfal, el Imperio aún estaba lejos de confiar en aquel héroe. Las políticas econòmicas de Aureliano pretendían establecer un control férreo de la acuñación de moneda, hecho que llevó a que el rationalis Felicísimo,
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líder del gremio de acuñadores, empezará una campaña de difamación a gran escala contra el emperador. Acusándolo públicamente de robar a su pueblo para enriquecer al ejército, el emperador llevó a juicio al propio Felicísimo, sin embargo el mal ya estaba hecho. Después de años de descontento por el racionamiento de grano debido a la pérdida de Alejandría, no tardó en iniciarse la mayor revuelta civil de la historia de Roma. Felicísimo sabía que tenía la sartén por el mango, así que decidió imponer sus condiciones. Si el emperador Aureliano quería evitar regar las calles sagradas de Roma con la sangre de los ciudadanos, tendría que negociar con los acuñadores. Sin embargo, cuando estaban a punto de empezar los parlamentos, Aureliano ejecutó públicamente a Felicísimo y dio orden al ejército y a las cohortes urbanas de pacificar la ciudad por la fuerza. La revuelta fue aplastada de raíz, dejando varios miles de muertos por las calles. Aureliano sabía que Roma requería algunos sacrificios más para devolver la Gloria al Imperio. Para facilitar la unidad, designó el culto solar com culto unitario del Imperio y ordenó que se emprendiera la persecución de cristianos. Luego, partió con sus tropas dispuesto a enfrentarse contra el Imperio Persa. Aureliano nunca llegaría a Persia. El Emperador fue apuñalado mientras esperaba en Tracia para pasar a Asia Menor. Murió así el mejor emperador que tuvo Roma durante el siglo III, dejando el Imperio de nuevo al borde de la anarquía.
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