No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Mujeres fatales
Martha Cuento por Emperatriz Muñoz
… s e l a t a f s e r e j u te m
Sie
El muchacho más lindo del mundo
Ilustrado por Javier Arrés
Cuento por Félix Ángel Ilustrado por Félix Ángel
Hay que regar el jardín
o h c a h c u m n u y
Quienes ilustran
Quienes escriben
Sobre la femme fatale Texto por Memo Anjel
En este largo ahora Cuento por Darío Ruiz Gómez
Ilustrado por Memo Anjel
Con fotografías de Georgia O´Keeffe
El último encuentro con la esfinge
Mujer fatal en tres poses
Novia asesina
Cuento por Saúl Álvarez Lara
Cuento por Román Castañeda
Cuento por Reinaldo Spitaletta
Ilustrado por Sergio Mora
Ilustrado por Victoria Ortiz
Ilustrado por Paula Bonet
Cuento por Diego Aristizábal Ilustrado por Karin Richter
No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Mujeres fatales
Martha Cuento por Emperatriz Muñoz
El muchacho más lindo del mundo
Ilustrado por Javier Arrés
Cuento por Félix Ángel Ilustrado por Félix Ángel
Hay que regar el jardín
Quienes escriben
Quienes ilustran
Sobre la femme fatale Texto por Memo Anjel
En este largo ahora Cuento por Darío Ruiz Gómez
Ilustrado por Memo Anjel
Con fotografías de Georgia O´Keeffe
El último encuentro con la esfinge
Mujer fatal en tres poses
Novia asesina
Cuento por Saúl Álvarez Lara
Cuento por Román Castañeda
Cuento por Reinaldo Spitaletta
Ilustrado por Sergio Mora
Ilustrado por Victoria Ortiz
Ilustrado por Paula Bonet
Cuento por Diego Aristizábal Ilustrado por Karin Richter
FICCIÓNLAREVISTA
Siete mujeres fatales… y un muchacho La mujer fatal, la femme fatale, viene tre quienes las escuchan. También hay de divinidad, de ingenio o de ingenuidad, La participación de ilustradores barcecon todos los atributos para ser un per- mujeres que sin la intención de serlo las que están al origen de estas historias loneses y colombianos nos llena orgusonaje de ficción. Alrededor de ella se se convierten en figuras ineludibles de podrían ser alguna de las que sin saberlo llo. Número tras número vamos alcantejen las historias, de amor o de aven- la fatalidad que llevan dentro. Para al- cruzamos en la acera cuando ellas suben zando los objetivos que nos propusimos tura, más inverosímiles. Por supuesto, gunas ese atractivo es como un karma y nosotros bajamos, o en la fila del cine, con esta publicación: la integración en el calificativo corre tras sus formas vo- obligatorio que distribuyen a diestra o en la mesa vecina, o en algún apretujón el trabajo y en la práctica de artistas y luptuosas pero su misterio va más allá, y siniestra a pesar de ellas. El proble- al salir o entrar al vagón del metro. Las escritores de allá y de acá. la mujer fatal siempre incluye algún ma, si es que hay alguno, está en que mujeres fatales están en todas partes. Por Dejamos, pues, para su disfrute Ficción misterio que la hace inalcanzable y es siempre encuentran con quien y cómo supuesto al lado de tanta mujer no podía la Revista No.3 que, como los anterioallí donde radica todo o, casi todo. El y dónde explayar sus encantos que, es faltar un muchacho, en este número uno res, circulará sin costo, como PDF en resto está en el imaginario y no se tra- bueno repetirlo, son de todos los órde- que nació y creció para convertirse, car- internet y como aplicación para usuata sólo del imaginario de los hombres, nes.
gado de una fatalidad propia, en el más rios de iPad.
las mujeres también caen bajo el halo En este tercer número de Ficción La Re- lindo del mundo. Lo que deja la puerta del misterio y la atracción. Hay espías, vista las mujeres fatales están al afiche. abierta a los hombres fatales. hay divas, hay estrellas rutilantes del Son ellas las que hacen la historia, lo parcine. Hay mujeres fatales que son sólo ticular es que a pesar de encontrar en casi imagen, imaginación desbordante que todos los textos menciones a mujeres fagenera historias y desbarajustes en- tales reconocidas y famosas, recubiertas
www.lamarginalia.com / saulalvarezlara@gmail.com www.bcnbase.com / serge@bcnbase.com
Hasta pronto… Los editores
FICCIÓNLAREVISTA
Quienes escriben Los textos que publicamos fueron escritos para este número de Ficción La Revista por:
Emperatirz Muñoz Pérez
En 2008 publicó su primer libro de cuentos A Dios le dio Alzheimer y otros cuentos. Algunas de sus textos han sido publicados en la revista Generación de El Colombiano, Odradek, en el libro de de Trabajos de taller de la Universidad de Antioquia, en las memorias del XII Encuentro de poetas de la zona Noroccidental de Medellín y en la revista Puesto de combate. empera1122@gmail.com
Saúl Álvarez Lara
Escritor, editor, pintor, ilustrador, diseñador. Con el libro de cuentos Recuentos, recibió el premio del Concurso de la Cámara de Comercio de Medellín, 2001. Ha publicado El teatro leve, cuentos; El sótano del cielo, Editorial de la Universidad Eafit. La Universidad Pontificia Bolivariana publicó la novela La silla del otro en 2005 y ¡Otra vez!, novela, por la Editorial Hombre Nuevo de Medellín en 2007. www.lamarginalia.com
Félix Ángel
Arquitecto y artista plástico con exposiciones individuales y colectivas en las Américas y Europa. Autor de tres libros (incluyendo la novela Te quiero mucho poquito nada), artículos y ensayos. Director-curador del Centro Cultural del BID, Washington, D.C. Editor de la sección de Arte de América Latina para el HLAS (Handbook of Latin American Studies) de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de América. Comisionado para las Artes y las Humanidades de la Ciudad de Washington. www,felixangel.com
Román Castañeda Sepúlveda
Profesor de física de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, distinguido con múltiples premios científicos. Publicó Hojas de Arce, colección de relatos cortos, en el Fondo Editorial de la Universidad Eafit, así como cuentos en diversos números de la Revista Cultural de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín y en Ficción La Página. romancastanedasepulveda@gmail.com
José Guillermo Anjel Memo Anjel
Escritor y dibujante colombiano, vive y trabaja en Medellín. Profesor de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana de medellín. Ha publicado Historias de Prado, crónica, De dictadores, pangeles, peatones y pecados renovados, ensayo, El tren de los dormidos, cuento; La luna verde de Atocha, novela, Entendimiento, novela de Spinoza y La casa de las cebollas, novela. memoanjel5@gmail.com
Reinaldo Spitaletta
Escritor y periodista colombiano, vive y trabaja en Medellín. Ha publicado libros de ficción y periodismo, entre los que están las novelas El último puerto de la tía Verania y El sol negro de papá; la colección de cuentos El último día de Gardel y otras muertes, los relatos Estas treinta y tres cosas y Oficios y Oficiantes. Profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana y columnista del diario El Espectador. spitaletta@gmail.com
FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Darío Ruiz Gómez
Escritor colombiano, vive y trabaja en Medellín. Fue profesor de Historia de la Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia. Ha publicado los libros de cuentos Para que no se olvide su nombre, La ternura que tengo para vos, Para decirle adiós a mamá, Sombra de rosa y vino, Tierra de paganos y las novelas Hojas en el patio y En Voz baja. También ha publicado libros de poemas y de ensayo sobre arte, literatura y urbanismo. darioruiz2@yahoo.es
Diego Aristizábal Múnera
Comunicador social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana UPB de Medellín. Ha ganado varios premios de cuento. La editorial de la UPB publicó su primer libro de cuentos: Memorias de un hombre solo.Es columnista del periódico El Colombiano y profesor la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Externado de Colombia. desdeelcuarto@gmail.com
FICCIÓNLAREVISTA
Quienes ilustran Las ilustraciones que publicamos fueron creadas para este número de Ficción La Revista por:
Javier Arrés
Ilustrador granadino vive y trabaja actualmente en Madrid. Licenciado en diseño gráfico en Escuela Arte Granada ha colaborado como ilustrador para publicaciones culturales. También una colección ilustrada infantil para Anroart ediciones, ilustración corporativa y para desarrollo de videojuegos. Actualmente trabaja como creativo de publicidad para una agencia en Madrid y desarrolla su profesión de ilustrador como freelance. http://www.illustratorfreelance.com/ javierarres@gmail.com
Sergio Mora
Uno de los principales exponentes del movimiento “pop surrealista” en España. Nace en Barcelona en 1975, realiza allí sus estudios artísticos y empieza sus primeros trabajos como ilustrador en revistas y editoriales al tiempo que participa en ferias y certámenes artísticos internacionales. Su trayectoria artística ha discurrido en varias galerías de España, Estados Unidos, Portugal, Francia etc. www.sergiomora.com
Félix Ángel
Arquitecto y artista plástico con exposiciones individuales y colectivas en las Américas y Europa. Autor de tres libros (incluyendo la novela Te quiero mucho poquito nada), artículos y ensayos. Director-curador del Centro Cultural del BID, Washington, D.C. Editor de la sección de Arte de América Latina para el HLAS (Handbook of Latin American Studies) de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de América. Comisionado para las Artes y las Humanidades de la Ciudad de Washington. www,felixangel.com
Victoria Ortiz
Artista-printmaker, Diseñadora gráfica Freelance y Profesora Universitaria en Londres, París, Portugal, California, Colombia Solo y grupo exposiciones desde 1980 en Londres, París, Portugal, Alemania, USA, Colombia. Gravados, pinturas, libros de artista en: Londres, Paris; Willdenhausen; Caldas da Rainha; Tavira, Montecito California; Williamsburg Virginia; Ontario; Bogotá, Medellín. twinou11@yahoo.com
José Guillermo Anjel Memo Anjel
Escritor y dibujante colombiano, vive y trabaja en Medellín. Profesor de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana de medellín. Ha publicado Historias de Prado, crónica, De dictadores, pangeles, peatones y pecados renovados, ensayo, El tren de los dormidos, cuento; La luna verde de Atocha, novela, Entendimiento, novela de Spinoza y La casa de las cebollas, novela. memoanjel5@gmail.com
Georgia O‘Keeffe
Las fotografías Georgia O‘Keeffe que ilustran el cuento de Darío Ruiz Gómez fueron tomadas de: noir-artist.blogspot.com click.si.edu palabralabra.blogspot.com impawards.com
Paula Bonet
…Aunque la vocación le viene de pequeña, sólo hace un año que se dedica, y, aunque estudió bellas artes, ¡es maestra de lengua y literatura! Su carrera ha dado un giro y ahora le llegan encargos de todas partes del mundo. La técnica que utiliza para estas ilustraciones es tinta china, bolígrafo y acuarela… www.desenfoquegaussiano.com/i/ www.paulabonet.wordpress.com
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Karin Richter Gómez
Estudió Artes Plásticas en la Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Arango y Fotografía en el Instituto de Artes. Premio como reportera gráfica del concurso latinoamericano “Sonic Experience”. Premio al mejor Portafolio de Ideartes 2009. Primer puesto en la Fotomaratón de Ideartes 2009 y Segundo Premio en 2010. Actualmente fotógrafa del periódico Vivir en El Poblado. fotografita@gmail.com
Martha
Emperatriz Muñoz Pérez Ilustraciones Javier Arrés
Regresó, Martha regresó, me dijo, y obligarse a dormir: Salí de aquí mujer, desde que Miguel lo supo no dejó de dejáme dormir, suplicaba. Pero Martha buscarla, de seguir el rastro que ella se paseaba por su alcoba, amparada en dejaba. Pará, hombre, se decía algunas la oscuridad hasta terminar metida deveces, pero sólo alcanzaba a detener el bajo de las cobijas, arropada a su lado. pie derecho por unos segundos mien- Dijo que cuando Martha entraba en su tras que el izquierdo lo acosaba para habitación, la camándula fluorescenque continuara con la marcha. No se te, esa que le dio la abuela, alumbraba ponían de acuerdo los pies de Miguel, más. Sos un demonio Martha, gritaba, como tampoco lo hacían las razones mirá como te denuncia la camándula. que le surtía su mente para no buscarla Pero no eran más que desvaríos, afircon las convulsiones, que desde sus en- maba la abuela de Miguel, según ella le trañas, lo incitaban a continuar.
habían quedado de las fiebres que sufrió
Un caos. Con el regreso de Martha, el durante el tiempo que prestó servicio cuerpo se le volvió un caos, indiscipli- militar. Desde que supo del regreso de nado. Algunas veces no duermo, me de- Martha, ha vuelto gritar en las noches cía y casi nunca tengo hambre. Y enton- como un niño, por esa mujer que nunca ces se obligaba a comer, pero no podía ha entrado en su habitación. FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Miguel me había dicho que era apenas tas; otras veces era Ana Luisa la esposa un muchacho cuando supo de ella por de don Tomás, el vecino, esa que lleprimera vez, que las huellas de Martha vaba siempre el cabello negro y largo, estaban en el rostro desolado de su tío de ojos oscuros y grandes que le sonGermán. Que había sido ella la culpable reía desde la puerta de su casa cuando de que él estuviera así, que igual queda- Miguel salía en las mañanas a trabajar; ron León el de la Rinconada, Juan el de que con mucha frecuencia era su prima Nubia y otros ya muertos. Todo eso se Teresa, la que le acariciaba el cabello al lo había contado su abuela, además de saludarlo y le dejaba un beso tibio en la advertirle que mujeres como ésas no se mejilla… Sí, dijo que Martha, debía ser debían mirar a la cara, no señor, por- como ellas, porque él no la conocía. Saque detrás de los ojos tenían fuego y bía que era hermosa, que deshizo más si algo de su aliento llegaba a tocarlos de una promesa a los hombres de Coquedaban convertidos en... En Germán, rrales, a quienes, con solo tocarlos les un hombre silencioso que arrastraba había suspendido el tiempo, siempre a su vida por las calles del pueblo, con la espera de que les cumpliera lo prola mirada sin asombro, con el espíritu metido. Miguel, al principio, no ententullido…
día lo de la promesa y la abuela le ha-
Era difícil comprender el interés de Mi- bló de cuerpos, de fuerzas, de instintos, guel por Martha, porque, aunque ronda- entonces él al ver a Teresa, a Rosa o a ra sus noches, no lograba tener de ella Ana Luisa y sus cuerpos que promeun rostro definido, su imagen mutaba tían, comenzó a comprender. Una conen diferentes formas. Me dijo que al- dena, dijo, eso debía ser Martha, una gunas veces se parecía a Rosa, la rubia condena. de ojos verdes, sí, la gordita que se fue Pero si Martha había regresado ¿dónde novicia al convento de las Carmeli- de estaba?, fue la pregunta que se hizo FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
durante una semana en que la buscó sin de los chiveros que transportaban a las poderla encontrar. Así que para verla personas con sus mercados y las risas aunque fuera en las palabras, se sentaba de quienes a las diez de la mañana se en el parque a escuchar lo que decían aglomeraban en los puestos de ventas. de ella: “¿La devolvieron muy arrastra- Sí, el silencio no era una particularida?” “Arrastrada no, pero sí muy gasta- dad de la plaza, pero Miguel, de pie, al da”. “Lo más seguro fue que regresó sin lado de la puerta del chivero (en el que un peso, porque así es como terminan trabajaba como ayudante) lo escuchó ésas mujeres”. Algunos soñaban con un cuando Martha entró en ella. Alguien le castigo para su orgullo, esperaban que dijo: con su regreso la humillación fuera la —Ahí va Martha. recompensa; los más atrevidos decían —¿Quién? —preguntó Miguel. que si antes era muy bella, los años le —Martha —respondieron., habían abonado delicia.
—Es ésa, la del vestido rojo…, la que
Esos rumores acosaban a Miguel y le hace ruido con sus tacones negros..., la impedían el descanso. La había soña- que se está pasando la mano por el cado tanto, le había dado tantos rostros, bello. que no podía descansar hasta hallarla. Y entonces la siguió con los ojos pegaY fue así como un domingo, en la pla- dos a la espalda de Martha hasta entrar za de mercado, por fin la encontró y no en el edificio (el gris, el que siempre porque la hubiera reconocido, no, dijo está sucio y huele a ajos, sudor, tierra). que fue a causa del silencio. Porque un El corredor, hecho con los puestos de domingo la plaza siempre hierve en rui- ventas, también enmudeció cuando indos y en personas: Que si las papas, que gresó ella. Dijo que como él, otros la el pescado, que todo fresco y barato… seguían, mirándola, y hubo quien al Gritos mezclados con los altoparlantes verla terminó en el piso al tropezarse FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
con sus propios pies. Martha, al caminar, miraba todo sin mirar a nadie.
Recordaba también unos pechos que sobresalían del escote de su vestido
Y pude imaginar a esos hombres atra- rojo y las caderas pronunciadas cuando pados quizás en el vuelo de su vestido ella se inclinó a recoger las frutas eso, como a Miguel, en un rostro que mu- parcidas debajo de los chiveros que estaba, en el mito que se tragó a su tío taban parqueados a un lado de la calle. Germán.
Dijo que a cada movimiento de Martha
Miguel quería verle el rostro, pero tenía le seguía un aullido, un coro de ¡olés! miedo de hacerlo, pensaba que Martha, como en las corridas de toros que hacomo la Medusa, terminaría convirtién- cían en las fiestas de principio de año dolo en estatua, que las advertencias de en Corrales. Desesperados, dijo Misu abuela podrían cumplirse en él.
guel, quizás a ellos tampoco los dejaba
Martha, Martha, repetía Miguel mien- dormir como a mí con esos rostros imtras narraba su historia, con esos ojos posibles de tocar, de poseer. Yo no griparalizados, desolados como los de su té, sólo quería verle el rostro, el de ella, tío Germán. Porque Miguel sí pudo el que mira Germán, pero no me atrevía verla cuando ella al fin salió de la plaza a hacerlo, usted sabe… Me encomendé en busca del chivero, luego de que ter- a la Virgen del Carmen, le pedí que me minara de recoger del piso los víveres ampara y… que, por accidente, se le habían caído Miguel, en medio de la algarabía, no de la bolsa. Miguel recordaba un es- se dio cuenta de que a sus pies habían truendo hecho de gritos y risas, de vo- caído algunas de las verduras de la bolces que la acosaban diciéndole:
sa de Martha. Dijo que, cuando menos
—¡Venga, Martica, por aquí hay una pensó, la mujer estaba recogiéndolas naranja!
muy cerca de él, que al terminar se le-
—¡Acérquese, Martica, yo se la entrego! vantó y fue ahí cuando finalmente se FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
encontró con el rostro mutante que, deja en paz, Miguel la persigue por para ese momento, adoptó la forma todo el pueblo tan solo para mirarle de su tía Isaura, la que se bañaba en la cara. ¿Qué es lo que tanto buscás el río con una bata blanca que luego en ella, muchacho?, le pregunto, pero de estar mojada se volvía
él no responde y míre-
transparente, esa tía que
lo, suspendido como los
lo estregaba con cuida-
otros…, pero él es un mu-
do para sacarle los malos
chacho de veintitrés años
pensamientos del alma.
y ella una mujer adulta
No pude verla, no he po-
que bien podría ser su
dido verla, sigue siendo
madre… Una maldición
Rosa, Ana Luisa, Teresa, y ahora es esa Martha, yo le dije que no la miraIsaura, siempre Isaura…
ra, que a ésas mujeres no se les debe
La abuela dice que Martha ha sido la ver a la cara, pero ¿cómo iba a saber perdición de su familia, que primero yo que ella regresaría? Eso fueron las se robó el aliento de Germán, su hijo, fiebres, sí, tanto insomnio… seguro y luego el de Miguel, su nieto. No la estaba débil, eso fue…
FICCIÓNLAREVISTA
FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Hay que regar el jardín Saúl Álvarez Lara Ilustraciones Sergio Mora* Estaban fascinados. Todos, en varios muslos indescriptibles era tema recukilómetros a la redonda, estaban fasci- rrente. Y el liguero, tenso, desde el línados y sabían de su existencia. A pesar mite de la seda hasta quién sabe dónde de que no todos la habían visto, todos entre las intimidades sutiles, hacían supresumían de haberla tenido al alcance frir o soñar a más de uno. de sus ojos. Los más osados asegura- Había quienes aseguraban que se tomaban haber sentido el aroma de sus ropas rían el tiempo que fuera necesario para adornadas con encajes intocables. Las no dejar rastro de seda o encaje que se medias de seda, muslo arriba, oscuras y interpusiera entre su deseo y la piel. transparentes eran un sufrimiento para Otros no contenían sus apasionados imla mayoría. Y el límite entre la seda y pulsos y, llegado el momento, decían, la piel canela Hollywood de aquellos no quedaría piedra sobre piedra. * El cuento “Hay que regar el jardín” fue escrito a partir de la ilustración, con el mismo título, realizada por Sergio Mora y hace parte del proyecto de Teatro Leve (ficciones a partir de ilustraciones ya creadas) que pronto será publicado con otras seis ilustraciones y cuentos de los mismos autores en edición impresa y electrónica. (N del E) FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Sin embargo eran conjeturas, especu- al marino Orson Welles en la cubierta laciones que crecieron y se intensifica- del yate de su marido, se atrevió a duron desde el día, o mejor la noche, en dar de sus palabras. Esa noche fue la una reunión de amigos cuando alguien, primera de otras muchas en que alguno nadie asegura en este momento quién, de los presentes, o ausentes, anunció dijo que una mujer inimaginable salía a haber visto a la diva. Las versiones, con regar el jardín de su casa en paños me- el paso del tiempo, se enriquecieron. En nores a la vista de quien quisiera verla. otra ocasión un parroquiano, de quien Si no estoy mal, quien atizó fisgoneo lo no se esperaba nada parecido, preguntó dijo a quien pudiera oírlo y desapareció ¿Quién recuerda la Ava Gardner de “La o no volvió a decir esta boca es mía y noche de la iguana”? o no, se corrigió, menos aún señalar la casa, entre todas ¿Quién la imagina nadando desnuda en las del vecindario con jardín a la vista, la piscina de Hemingway en Cuba y al de la diva jardinera en “negligé”.
mismo Hemingway diciendo, mientras
Al inicio fue sólo un rumor, emocionan- se deleitaba con la vista, que no iba a te, valga decirlo, pero un rumor al fin y vaciar esa piscina nunca más? ¿Nadie? al cabo. Cuando alguien aseguró en el Pues yo la he visto hace poco regando café de la esquina que había visto a la su jardín y si no es ella, es su doble. diva jardinera y para describirla, dudó, Como es posible imaginar los presendejó un instante en blanco y después tes lo asediaron a preguntas ¿Cómo iba dijo con los ojos entrecerrados como vestida?¿Iba vestida?¿La hora? y sobre si quisiera revivir el momento... imagi- todo, dónde quedaba la casa, era lo que nen a Rita Hayworth en la “Dama de todos querían saber. Shanghai”. Nadie, ninguno entre quie- El parroquiano habló entonces de las nes lo escucharon y al mismo tiempo flores exóticas que la Diva, ya le habían imaginaron a la bella Rita seduciendo dado el adjetivo por nombre, regaba en FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
su jardín, aves del paraíso, orquídeas quienes lo escucharon se atrevieron a propias y cintillas, azulinas, fucsias, dudar, el hombre terminó por aceptar tumberquias y unas cantilinas, dijo el que era Marilyn, pero no la del calenparroquiano que sólo ella sabe regar. dario, sino, la de “Niágara”. Los otros insistieron en que dijera el lu- Las mujeres también participaron de gar, la hora, el día, pero en maniobra de los infundios, aunque nadie se atrevía a distracción, como si quisiera guardarse calificarlos así, pero con menos suspiel secreto, el hombre sólo hablaba de cacia que los señores, para ninguna de flores.
ellas la mujer que regaba su jardín te-
Poco a poco el mito se regó, floreció nía visos o siquiera apuntes de “femme tras las apariciones que los parroquia- fatale”, como la llamó el barman de la nos del vecindario, cada vez más am- esquina, era una mujer como cualquieplio, veían o imaginaban para no dejar- ra otra. se ganar de la versión anterior. Un dato Y entonces sucedió algo particular, una curioso es que quienes hablaban de tarde calurosa, no se sabe si por el cliella siempre la comparaban con alguna ma o por la noticia, dos de los hombres estrella del cine, hubo quien habló de que ya habían certificado que la Diva Sharon Stone en la escena aquella del era Bárbara Stanwick, uno, y el otro cruce de piernas en “Bajos instintos”. que era nadie menos que Catherine DeOtro se alejó en el tiempo y dijo haber neuve, entraron al bar de la esquina con visto a la Marlene Dietrich de “Testigo los ojos a punto de saltar de sus órbitas de cargo” o de “L’Ange Bleu” y no fal- y la voz temblorosa para decir que ható, por supuesto el que dijo a sus ami- bían visto a la Diva, no se sabe si muergos que venía de ver a nadie menos que ta o malherida, en la entrada principal a la Marilyn Monroe del famoso calen- de las urgencias hospitalarias. dario donde aparece desnuda y como Coincidió la noticia con otras de mariFICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
dos celosos porque habían encontrado cias. Eso escucharon, eso mismo repora sus esposas vestidas en paños meno- taron en el café de la esquina y a nadie res esperándolos en el salón de la casa se le pasó por la cabeza preguntarles si o recibiendo visitas o, peor aún, listas la habían visto. En esa tierra de dudas, para salir, vestidas así, rumbo al traba- albures, visiones incontroladas y deseo jo. Las dudas empezaron a navegar en por cumplir, seguramente hubieran restodas direcciones, ¿quién era la mujer pondido que sí, que la habían visto. frente a las urgencias? Ninguno de los Sin embargo una coincidencia vino en amigos o conocidos había reportado he- ayuda de los exagerados, por llamarlos chos trágicos, muertes o cosa parecida, de alguna manera, a partir de esa tarde debía ser, entonces, una desconocida. y durante la semana que se coló entre Pero, si era una desconocida ¿por qué los dedos, como el agua, nadie menestaba desvestida como la Diva?¿una cionó encuentro alguno con la Diva en coincidencia?¿la conocía?¿era ella? y sus roles habituales de “femme fatale”, la otra pregunta que nadie se atrevía a como insistía en llamarla el barman de formular pero pastaba en las mentes de la esquina. Nadie volvió a mencionarla. todos ¿Quién lo hizo?¿y por qué en ese Ninguno de los habituales que la hubievecindario donde la Diva era pasto de ra visto como quien ve a Anita Ekberg, todas las imaginaciones?
la Sylvia de la “Dolce Vita”, salir de la
Para ser correctos, los dos hombres que “Fontana de Trevi”, volvió a darse el llegaron con la noticia al café de la es- gusto de ser el único en verla con mequina no vieron el cuerpo de la mujer, nos ropa o incluso el único en hablar escucharon el rumor en la calle, dos con ella. muchachos hablaban de la mujer ves- Resultaron entonces dos hipótesis que tida con encajes que apareció, muerta fácilmente se pueden convertir en tres o o malherida, en la puerta de las urgen- más. La primera es que todas las mujeFICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
res del barrio en paños menores ejecu- no caer en el devaneo fácil de la espetando las más diversas funciones dentro culación por la especulación. El punto y fuera de sus casas sobrepasa la imagi- negro en este análisis era adjudicar la nación de todos, sobre todo porque lle- agresión, si agresión hubo, a un forasteva a pensar que el cuerpo en urgencias ro, la sugerencia, hecha por alguna voz podría ser el de alguna mujer del sector. anónima cuando se supo del cuerpo en Nadie hasta el momento de conocer la la puerta de las urgencias hospitalarias, noticia del cuerpo había reportado ac- llevó a la duda entre los habituales del cidentes, disputas o inconvenientes y barrio hasta adjudicar a cualquier actipor esta razón la hipótesis presentaba tud el valor de sospecha, razón por la poca validez. La segunda, que en efec- cual todos prefirieron callar. to la Diva no era invención y quienes Lo que siguió fue como un paréntesis la vieron bajo las personalidades que la entre los habituales del barrio. El tema vieron respondían a sus sueños más in- de las “femmes fatales” quedó vetado alcanzables, hacía que ninguno de los de cualquier conversación y como de habituales quedara exento de sospecha. común acuerdo entre ellos no se hablaHubiera podido suceder que alguien, lo ba de política, religión o deportes, al más seguro era pensar en un forastero, eliminar el de las mujeres, los silencios enardecido por su visión se extralimi- se convirtieron en espacios espesos imtó en sus requerimientos y, al no obte- posibles de penetrar. Nadie volvió a ner respuesta, la atacó hasta dejarla en mencionar a la Diva, ni a ninguna otra las condiciones que todos saben de la mujer que se le pareciera. Las granmujer moribunda en la puerta de las ur- des estrellas, las que los hicieron soñar gencias hospitalarias. Estas dos o tres quedaron reducidas al cuarto de más hipótesis pueden dar lugar a otras pero recóndito de la memoria, un lugar dones mejor concentrarnos en ellas para de nadie tiene acceso y ni siquiera por FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
equivocación los recuerdos salen. Por esperó como los otros. El taconeo tesupuesto, en esta situación, ninguno se nia cadencia de mujer alta, de piernas atrevió a pasar por las urgencias para interminables y paso firme. Las imágepreguntar por la mujer malherida, en nes de las divas mencionadas durante apariencia su recuerdo pasó también a las semanas del encantamiento, así las ocupar un espacio en ese cuarto perdi- llamaron, salieron del cuarto de la medo de la memoria.
moria donde estaban encerradas y se
Una tarde a la hora en que algunos se agolparon entre los ojos de cada uno protegían del sol mientras jugaban do- a la espera de confirmar su presencia. minó bajo las sombrillas que el barman El taconeo era ya ineludible cuando de la esquina instaló para dar un nue- los que estaban en las mesas de la tevo aire al bar y atraer los habituales, rraza suspendieron el juego y miraron las conversaciones y la camaradería, y en la misma dirección. Vieron la silueta mientras otros al interior, esperaban en de una mujer alta, delgada, con el camesas separadas la hora de ir a casa, el bello al viento y un objeto en la mano ambiente se puso tenso. Sólo algunos derecha, acercarse con paso seguro. Al primero, pero luego poco a poco el res- llegar a la altura de la esquina miró a to de los presentes, escucharon sin in- los hombres bajo la sombrilla con una terferencias el ritmo de un taconeo de sonrisa en la mirada. Todos tuvieron el mujer que venía de lejos. Miraron para presentimiento de que no se iba a detodos lados, alguno quiso insinuar que tener, que iba a seguir. Una mujer así el taconeo venía de la calle de abajo sabe para donde va, pensaron al mismo pero prefirió callar para evitar suspica- tiempo. Sin embargo no siguió, sostucias, algunos se miraron entre sí inte- vo la mirada de quienes se atrevieron rrogándose en silencio. El barman bajo a mirarla a los ojos, consideró el lugar al mínimo el volumen del televisor y y en un movimiento imperceptible, tal FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
vez al vuelo de su vestido corto, exa- po se detuvo. El silencio la hizo paregeradamente corto, entró al bar.
cer más alta y bella que lo imaginado.
Todos los ojos, treinta y seis, cuarenta, La única diferencia con las “femmes nadie supo decir nunca cuantos habi- fatales” que se atrevieron a describir tuales estaban presentes porque de ese quienes dijeron haberla visto, era el todía en adelante, todo el mundo habló cado de flores exóticas que adornaba de aquel instante como si lo hubiera su cabellera. presenciado. Todos los ojos se posaron La mujer esperó unos segundos, quien la figura alta, delgada, vestida de zá mientras se acostumbraba a la luz seda corta, demasiado corta, tanto, que del interior, paseó sus ojos sonrientes parecía ropa interior usada como ex- por el local, si le hubieran ofrecido un terior, piernas largas, larguísimas, in- lugar para descansar lo hubiera aceptaterminables, cabello negro más abajo do pero nadie se atrevió a hablar, hasta de los hombros, caderas, senos, cuello, que por fin con voz diminuta, frágil, piel, en fin, todo lo que todos habían a punto de resquebrajarse preguntó dicho siempre de la diva que soñaron mientras mostraba la regadera que lle¿o vieron? regando su jardín. Todos los vaba en su mano, ¿Alguien me puede ojos se quedaron fijos en ella. El tiem- ayudar con esto?
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El muchacho mAs lindo del mundo Felix Angel
Ilustrado por el autor
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Cuando la comadrona estiró los brazos mergidos en un mar de arrugas, y con la para entregarle a la madre el niño recién sonrisa de quien ha coronado lo imponacido, a Francisca no le quedó ningu- sible, gritó con voz estrepitosa: “¡Cisna duda sobre quién era el papá del mu- ca, este es el muchacho más lindo del chachito, entre todos los hombres con mundo!”. los que se había acostado, nueve meses Camuflada en las manifestaciones de atrás.
júbilo se escondía una advertencia que
Atolondrada por la fatiga de muchas Francisca reconoció con escalofrío. En horas y el esfuerzo que le había exigi- la parte del mundo donde le había todo dar a luz, la piel blanca y sonrosada, cado sobrevivir, bajo ninguna circunslos ojos verdes y el pelo rojizo de quien tancia, la belleza podía tener lugar y ahora, pública y oficialmente, era su obstinarse en albergarla, acarreaba torhijo, constituían pruebas irrefutables de mentos abominables. que, quien la había embarazado tenía La madrugada despunta y se desliza por que ser el extranjero que la sedujo en las lomas de la ciudad pero en las cañael bar donde trabajaba y por su culpa la das del barrio París –un asentamiento habían botado después de disfrutar de ilegal colgado en las laderas del cerro un tórrido fin de semana en la pensión El Picacho–, la oscuridad se las inventa de una amiga suya en el barrio Guaya- para no dejarse desalojar, atrincherada quil, en Medellín.
en el cuarto donde tuvo lugar el alum-
Al levantar la toalla en que la matrona bramiento. Cisca pensaba que si el extenía envuelto al niño acabado de lim- tranjero volvía, como había prometido, piar, las vecinas que habían acompaña- ella abandonaría ese lugar, comenzaría do a la mujer en su labor prorrumpieron una nueva vida y sería feliz para siemal tiempo un ¡aaaaaaaah! de asombro pre. Las vecinas que tenían que afanarcolectivo. La partera medio sorda, con se para llegar a tiempo a sus oficios la ojos desorbitados por la felicidad y su- dejaron descansando con esa ilusión. FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Transcurrieron varios años y el extran- para sacarlo ilegalmente del país y en- como vinieran, con la actitud de los de que una vez remendada podían venjero jamás apareció. Los tiempos em- viarlo donde conocidos de otros co- desposeídos. La falta de referencias fa- derla por una pequeña fortuna y recopeoraron. Hasta el clima se deterioró.
nocidos que vivían en Manassas, una miliares y lazos afectivos bloquearon menzar el proceso otra vez y otra vez
La maternidad transformó a Francis- ciudad fracturada e impersonal, desper- en su percepción muchos aspectos, in- hasta volverse millonarios. ca en una mujer ejemplar. Sin dejar de digada en el borde del estado de Virgi- cluyendo los atributos de su fisonomía. El único amigo que tenía era Adalbertrabajar para procurar la manducatoria, nia con Washington, D.C. , comprome- El muchacho no tenía la menor idea de to, cinco años mayor e hijo único de aprovechó los servicios sociales con tiéndose a enviar cada mes un subsidio quién era y qué quería. Pensaba que la la familia que lo acogía. Eran insepaque la municipalidad abastecía al barrio por su bienestar mientras la situación mayoría de la gente era como él.
rables. Des, en poco tiempo aprendió
con beneficio especial para las madres mejoraba.
Viviendo en un ambiente a fumar marihuana, a beber a escon-
solteras. El muchacho se convirtió en Al mismo tiempo que ha-
donde la ignorancia era la didas ron de Tennessee, a robar en los
una celebridad a medida que fue cre- cía esfuerzos por acostum-
norma, nadie se preocupó supermercados, ferreterías y tiendas
ciendo, por razones de su físico atrac- brarse a un medio tan ex-
por matricularlo en la es- de departamentos. También descubrió
tivo y exótico. Los otros chiquillos lo traño, añoraba a su madre.
cuela pública. No valía la placeres que no imaginaba podían ex-
apodaron el Holandés pero después de El cambio más sustancial
pena porque en cualquier perimentar dos personas del mismo
un tiempo el sobrenombre se redujo a en el muchacho se concen-
momento podía llegar la sexo. Inmerso en la pobreza económi-
Landés, y a veces, simplemente a Des. tró en el estado físico, probablemente orden de devolverlo. Resultaba más ca y espiritual, los prejuicios éticos y Cuando cumplió ocho años, Francisca porque la comida era de mejor calidad conveniente que el tiempo lo dedicara morales que la sociedad impone como admitió, a regañadientes, las insinua- aunque se le sirviera con menos cari- a repartir, desde temprano, los fiam- parte del desorden organizado en que ciones de las otras comadres aceptando ño. Su cuerpo se alargaba y embarne- bres que la dueña de casa preparaba ella misma se ha convertido, le tenían que de si no tomaba alguna medida, las cía con rapidez casi anormal, aunque él y vendía a obreros de construcción sin cuidado –a él y la gente con la que pandillas que había originado el desca- no se daba cuenta excepto por el tiro como ellos. También cargaba con las convivía–. Lo importante era que si labro de los carteles organizados de la de los pantalones. Socializar con niños compras del mercado, limpiaba la vi- algo se hacía mal o ilegalmente, nadie droga llegarían en cualquier momento a de su misma edad le resultaba muy di- vienda y colaboraba con la cabeza del se diera cuenta. Solo importaba el ditocar su puerta para reclutar al mucha- fícil. Los mayores le encontraban tonto hogar reparando la casa destartalada nero y nadie preguntaba cómo se obtecho o debía atenerse a las consecuen- aunque no lo fuera y le tenían envidia donde vivían, que adquirió muy bara- nía. La ley era la de la selva. cias. Con la totalidad de sus ahorros y simplemente por su apariencia. Extra- ta, de otro paisano, sin la interferencia Adalberto no era exactamente homoalgo prestado, la mujer se las ingenió ñaba a Francisca pero tomaba las cosas de bancos y financieras, con la fantasía sexual. En razón de la edad con que FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
había llegado a los Estados Unidos, los ilegalmente de sus países, rehusando problemas de adaptación –inadvertidos luego cualquier tipo de asimilación. Lo por su familia– lo zambullían a ratos en único que compartían era la posibilidad una inestabilidad emocional de la que de trabajar como animales para reunir solo Des era testigo. La intuición era su el mayor número posible de dólares y cualidad más relevante considerando vivir, aunque fuese serruchando la plata los años que tenía, el medio cultural- del mes, para poder enviar una remesa mente fragmentado en que vivía, y la a otros familiares que no habían tenido resistencia de su familia y las minorías tanta suerte como ellos. hispanas que constituían el círculo so- Despierto y loco como una cabra, Adalcial al que pertenecían para integrarse berto disimulaba sus problemas con al estilo de vida norteamericano. En- las manifestaciones de un carácter excontraba una tremenda contradicción trovertido y agudo sentido del humor. entre el afán de vivir mejor y las con- Más inteligente que cualquiera de quiediciones de su familia, y muchas otras nes les rodeaban, se daba cuenta que el se sometían con la justificación de tra- niño que sus padres habían recibido era bajar. La ambición de ganar tan solo un especial, y si no se le ayudaba pronto, poco más de dinero no compensaba las terminaría convertido en un desperdiprivaciones emocionales y humillacio- cio. nes sociales con que quedaban obliga- Adalberto consiguió, después de mudos los hijos de los inmigrantes como cho insistir, que ambos fuesen admitiél. Se resentía por sus padres; “los sa- dos como miembros de un club social crificios” de los que tanto hablaban, no de muchachos y muchachas recién inse proyectaban en una mejor educación augurado en la vecindad por una instiy calidad de vida. El “Sueño America- tución de caridad. Allí se percató de la no” era un gueto de analfabetas que se atracción que Des evidenciaba por el sentía orgulloso por haber logrado salir fisicoculturismo y las artes marciales. FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Muy pronto el cuarto que compartían se atiborró de trofeos de plástico, cintas de poliéster, y medallas de metales baratos. A la familia no le importó para nada que los muchachos encontraran divertidas esas actividades; estaban creciendo y necesitaban algo para distraerse, con tal de que no costara un centavo. Los jefes de familia no veían el momento cuando su hijo se enamorara de alguna chica –entre las muchas– del vecindario, y decidiera montar su propio entable. En cuanto al otro, mientras llegara el giro mensual, cualquier cosa les daba lo mismo. Francisca no tuvo otro remedio que regresar a sus actividades extemporáneas para poder juntar la plata que la familia adoptiva le exigía para mantener a su hijo en el exterior. Acabando de cumplir dieciséis, la familia de Adalberto recibió la noticia de que la madre de su compañero había muerto accidentalmente en una escaramuza entre combos que se disputaban el control del barrio. La noticia fue transmitida por la señora de la casa al final de la comida, acto seFICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
guido indicando con mucho pesar que al taller. Tramitó, además, documen- llos con un coeficiente mental consideno era posible mantener a nadie que no tos falsos para que apareciera como de rablemente menor que la edad registracontribuyera financieramente a la eco- dieciocho años, eliminando problemas da en sus documentos de identificación. nomía del hogar.
para todos los involucrados.
Para la mecánica eran muy hábiles y re-
Des estuvo por unos días muy retraído. El taller de don Jesús gozaba de exce- cursivos, y se divertían desbaratando y Adalberto atesoraba un afecto genui- lente reputación entre la clientela hispa- recomponiendo vehículos como si fueno por su amigo y una mañana le pidió na. Religiosamente pagaba la “vacuna” ran los juguetes con que nunca tuvieron que fueran juntos al taller de mecánica mensual a la Mara de la jurisdicción y oportunidad de jugar. donde trabajaba, en Silver Spring. Él gracias a eso lo dejaban tranquilo, al Habladores y sociables, tenían novias, mismo sirvió de abogado con su ma- igual que a sus empleados. Cuando se y sin excepción pasaban un tiempo por dre, una mujer muy bruta, explicándole regó la noticia de que el nuevo apren- la cama del propietario del negocio. que era mejor que Des consiguiera un diz era un tipo muy bien parecido, el Entre ellos se permitían chistes y licenempleo porque de esa forma aportaría negocio comenzó a no dar abasto. Las cias que, para alguien ajeno, carecían una cantidad mayor a la que su madre mujeres inventaban cualquier disculpa completamente de malicia. En públiacostumbraba a enviar, compensando para pasar por allí. A veces era el acei- co y en presencia de sus familiares, sin el tiempo de los mandados que ya no te, otras el radiador, los frenos, la trans- embargo, se comportaban de otra forestaría en condiciones de hacer pero misión, el chasis… en fin; otras sim- ma. Cuando discutían algún tema, macualquier otro chiquillo del barrio esta- plemente eran las ganas de conocerlo nifestaban con elementalidad apaburía feliz de asumir.
para ver si les prestaba atención porque llante una ortodoxia más radical que la
Don Jesús, el dueño del taller, era un muchas andaban como locas buscando de sus padres y abuelos, y así dejaban a señor casado, con muchos hijos, y pa- marido. Después, todo eso se transfor- todos contentos, o al menos, tranquilos decía una secreta debilidad por los maba en material de bromas entre los creyendo que la burbuja donde ellos se adolescentes. Al ver al muchacho y sin trabajadores.
imaginaban vivir era real.
pensarlo dos veces le ofreció trabajo Don Jesús estaba feliz. Tal vez por to- A su patrón lo trataban con sumisión, y como aprendiz y le garantizó un salario dos ser hijos de la pobreza y padecer lo respetaban porque los asistía como mínimo más una bonificación por cual- la falta endémica de oportunidades, los hijos y les ayudaba en todo lo que poquier cliente nuevo que lograra llevar mecánicos eran muchachos muy senci- día. “Trabajar horas extras” y “hacerFICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
le un favor al patrón” eran códigos de se explicaban por qué un tipo tan bien
con ternura dirigiéndose al hermano estaba seguro que alguien le podía fa-
un idioma conocido solo por ellos que parecido no demostraba interés alguno
que no tenía pero hubiera querido te- cilitar un ride. Hablarían al otro día en
significaba realizar otras obligaciones; por ellas, prefiriendo pasar la mayor
ner. A la par de sus palabras apretaba el taller, indicación de que planeaba o
dependía de la duración del “servicio” parte del tiempo en el gimnasio.
con una mano los enormes bíceps de su tenía que pasar la noche en otro lugar.
cuando alguno necesitaba dinero adi- Adalberto era el mayor entre todos los
compañero y con el puño del otro bra- Al día siguiente Adalberto no se apa-
cional para un regalo a su prometida o mecánicos de don Jesús. De un tiempo
zo le golpeaba los pectorales querien- reció a trabajar. En la tarde, amigos de
para el día de la madre. Con el guiño para adelante, su estado de ánimo co-
do explicar cosas que no encontraba los padres llamaron a don Jesús para
de un ojo, lo que ocurría en la parte de menzó a manifestar una inconsistencia
cómo articular. “Vos no sos como no- informarle que, mientras jugaban, un
atrás de la oficina cuando el taller ce- preocupante. Una tarde, al
sotros, Des; vos te parecés grupo de afroamericanos lo encontra-
rraba, en la habitación donde don Jesús salir del trabajo, le propu-
a “ellos”, a los “gringos”. ron muerto en un callejón de Tako-
acostumbraba dormir la siesta, era un so a Des que fueran a un
¿Entendés lo que te quiero ma Park, con un tiro en la cabeza. No
asunto en el que nadie se inmiscuía. bar distinto a tomarse un
decir? “Do you know what hubo ninguna otra explicación. Esa
Cuando la sesión terminaba, don Jesús trago. Al bar en cuestión
I mean? You are so fucking noche el hijo de Francisca no quiso
les metía en el bolsillo la plata que ne- se llegaba atravesando
good looking!”.
cesitaban, y los despedía con un beso Washington en taxi. Una
Nadie podía imaginar que Silver Spring y regresó al mismo bar
dormir solo en Manassas. Se quedó en
vez en el carro, hablando despacio una
detrás de la puerta de un local sin ven- donde la noche anterior lo había lleva-
Cuando le llegó el turno a Des, la ini- mezcla de Inglés con Castellano y con
tanas a la calle y con apariencia de es- do Adalberto, y no paró de tomar hasta
ciación resultó un completo fiasco. Don mucho cuidado para que su interlocu-
tar condenado, pudiese funcionar un que cerraron, a las dos de la mañana.
Jesús eligió no volver a tocarlo. Algo le tor le escuchara con atención, le dijo
bar; sin embargo, el amplio parqueade- La gente se amontonó afuera conver-
advirtió que era mejor dejar al mucha- que “tenía que ponerse las pilas” por-
ro contiguo dejaba entrever que mucha sando, en un último intento por conec-
cho en paz. Acostumbrado a la lógica de que la vida era muy complicada y el
gente prefería estacionar el auto por tar. Cuando Des salió dando tumbos
lo inesperado, Des consideró el asunto futuro dependía de saber aprovechar
allí. Adalberto le pidió al taxista que tratando de mantener el equilibrio, un
concluido, y como si no hubiera pasado las ventajas que a ciertas personas les
esperara porque no pensaba entrar y muchacho alto como él, impecable-
nada, tampoco se molestó en fiscalizar otorga, porque a otros como a él no le
era mejor así, y le suplicó a su amigo mente vestido y casi tan bien pareci-
las actuaciones de sus compañeros. A quedaba otro camino que meterse en
que considerara dejarlo solo, como un do, le ofreció llevarlo en su carro hasta
su vez, estos dejaron de insistir en saber temas muy complicados.
favor. Le garantizó no preocuparse por donde quisiera.
si alguna chica le interesaba, aunque no Mientras conversaba, miraba la lejanía
conseguir transporte de regreso a casa; Eran las cinco y media de la maña-
muy paternal en la cabeza.
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na cuando despertó en un lujoso pent- seda, saboreaba un trago como si el tiemhouse sobre los muelles del Potomac po y las preocupaciones fuesen asuntos en el exclusivo sector de Georgetown, que no le concernían. Al notar la preen Washington D.C. Aturdido, como sencia de su invitado sonrió, le pregunto su madre cuando le dio a luz, alcanzó cómo se sentía, y sin esperar respuesta le en la oscuridad sus pantaloncillos y a informó que los criados pronto servirían tientas salió de la habitación a una te- el desayuno. rraza desde donde se apreciaba en todo Mientras disfrutaban del café, el indivisu esplendor la maravillosa vista de la duo preguntó a su huésped si estaría inteciudad reflejada sobre el agua. El Ken- resado en trabajar de mesero en el Hotel nedy Center, sobre la orilla norte, se Jefferson-Franklin, uno de los más excluasemejaba a un crucero iluminado a sivos de la ciudad. Des se tomó un mopunto de zarpar. La silueta imponente mento para responder. Lo que había sucedel Washington Monument se recortaba dido y continuaba sucediendo esa noche en lontananza como un faro recién apa- le resultaba difícil de creer. Intimidado gado. Abajo, sobre el río y a la altura por la suntuosidad del ambiente donde se de Roosevelt Island, las regatas de la encontraba, al cabo de unos segundos y universidad regresaban de consumar el sin mirar al desconocido con quien había entrenamiento matutino como gaviotas pasado la noche, dijo que sí. enormes sobrevolando silenciosamente En ese momento el sol emergía en la disla bruma.
tancia reflejándose en el verde de sus ojos
Era primavera y el rocío anticipaba una con un destello casi imperceptible. Tal mañana tibia y sin brisa. El anfitrión, parece, pensó, que Adalberto tenía toda la sentado y arropado en un kimono de razón.
FICCIÓNLAREVISTA
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En este
largo ahora Darío Ruiz Gómez Con fotografías de
Georgia o‘Keeffe*
Quise en ese entonces escribirle para nos llaman la atención o por la belleque se acordara de mí: o sea que quería za de las fachadas de las casas, por el introducir en su mente la presencia de lujo que logra entreverse a través de las un simple muchacho que había cruzado ventanas abiertas o por el arbolado que por enfrente de su casa haciéndose el en la noche permite que el resto de sus despreocupado transeúnte que camina sombras sea absorbido por el suave dopor la acera de una calle socialmen- minio de la noche. Las parejas de note importante de la ciudad y está a la vios conversando en las puertas en voz tarea de recorrer en compañía de dos baja y los corros de muchachas riendo o amigos, diferentes barrios con el fin de cantando, los muchachos en las esquienterarse de la existencia de calles que nas, instantes que llenaban de un trému* Las fotografías de Georgia O‘Keeffe que ilustran el cuento de Darío Ruiz Gómez fueron tomadas de:noir-artist.blogspot.com, click.si.edu, palabralabra.blogspot.com, impawards. com FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
lo significado los sobresaltos de ánimo hábitos alimenticios, los mejores jabode aquel perplejo transeúnte sin nom- nes de marca sino porque evidentemenbre. Al final del recorrido y al colocar la te no era el tipo de adolescente que las cabeza sobre la almohada, aquel tropel razas nativas han producido. Pude busde cuadros de costumbres se iba trans- car en varias publicaciones extranjeras formando en vívidas imágenes donde la que para entonces compraba mi papá veracidad de aquellas estampas urbanas siguiendo una corazonada pero fue casi terminaba por fundirse con algunas se- que por azar que en un libro de fotogracuencias de películas norteamericanas fía que había llegado a una librería que o argentinas sobre la vida en la ciudad. solía frecuentar me encontré la misma Pero el recuerdo de aquella adolescente foto: delante del porche de una casa de que había visto por primera vez en la verano, los brazos extendidos, delgada, ventana de una mansión de la calle de de pelo largo camisa y pantalón de lino, Bolivia se quedó fija para siempre en unos calcetines y los botines, el gesto mi memoria cuando mirando la vitrina de quien pretende impedir que algún del gabinete de un famoso fotógrafo en intruso atraviese la puerta. Una bellela calle de Junín la identifiqué colocada za ausente que nada tenía que ver con entre la panorámica de una procesión y la empalagosa Shirley Temple ni con la algunos retratos de destacados empre- belleza imposible de Elizabeth Taylor sarios de la ciudad.
en “Mujercitas”. Como el texto estaba
La figura de la adolescente llamaba de en inglés no supe a quien se refería el inmediato la atención por su belleza ex- pie de foto. Comprendí enfadado que la tranjera: no solamente porque era no- belleza femenina es una trampa mortal toria su clase social, esa diferencia que porque es única, y es irrepetible y por respecto a las muchachas de las otras supuesto imposible de olvidar una vez clases sociales establecen los buenos hemos caído en las redes de su magia. FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Aquello que nadie llega a prever o cal-
o un sentimiento de inferioridad dada
cular por desgracia es el hecho, como
la modestia de mi condición social sino
lo demuestra la historia, de que nada
para quedar ubicada como un modelo
es perdurable en esta ciudad y mucho
ideal a seguir. El cine nunca me llevó a
menos en el orden sentimental pues ar-
forjar ese tipo de estúpidos sueños don-
quitecturas, sentimientos son arrasados
de un golpe repentino de suerte nos sor-
periódica y fatalmente por la descono-
prende con la noticia de que acabamos
cida fuerza de un castigo colectivo. Es
de heredar una gran fortuna. No fue ella
como si de súbito pasáramos de la fres-
quien desapareció de su ventana y de
ca inconsciencia de la juventud a las
su calle sino yo quien bajo los azares
lamentables consecuencias físicas de
del destino cambié de ciudad ya que mi
la ancianidad y las calles y barrios por
padre fue trasladado por la empresa a la
donde llegamos a caminar confiados en
ciudad de Manizales en donde terminé
las razones de nuestros ideales, aque-
mis estudios de bachillerato y mi ca-
llas mansiones con sus grandes puertas
rrera de Derecho y fue como si aquella
y ventanales y sus amplios patios mar-
ciudad de cielo lluvioso, cubierta siem-
co natural a la aparición de la adoles-
pre por la niebla me hubiera obligado
cente, hubieran sido transformadas por
a olvidar a la muchacha, cuando lo que
una mano caprichosa en vulgares talle-
realmente sucedió fue que su imagen se
res de carpintería, depósitos de chata-
fue adormeciendo en el fondo de los re-
rra, calles sin árboles.
cuerdos definitorios de la adolescencia,
Pero con volver a verla desde una dis-
ese depósito de imágenes que vuelven a
tancia prudente bastó para que la figura
brotar un día, luego del paso de los años
de aquella adolescente de porte extran-
para poder hacer frente al desánimo y
jero quedara entronizada para siempre
sobre todo a la extrañeza que suele sur-
en mi vida. No para crearme un dilema
gir en quienes alienados en el trabajo,
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dejan que la existencia pase, descono- año de 1946. La foto había sido tomada ciendo los goces de la vida social, aje- en 1921. Stieglitz había sido amigo de nos a las tentaciones de la carne.
la familia de la joven cuyo nombre pre-
¿Cuántos años elaborando teorías sobre sidía la reseña: Georgia O´ Keefe. Pero el mercado bursátil, ajeno a la amistad la foto que yo había visto en el gabinete renovadora de las mujeres de gusto y del famoso fotógrafo de Medellín apasofisticación? Reunirnos en el club si- recía como tomada en el año de 1950 mulando pertenecer al cosmopolitismo lo que me perturbó profundamente. El de los clubman londinenses, ilusión amor platónico, reconocí, es por esenprovinciana que se esfumaba nada más cia una demostración de egoísmo posisalir a aquellas calles barridas por los tivo o sea del amor que prefiere convientos del páramo, bajo aleros de cons- servarnos en una casta fidelidad para no trucción primitiva y estólidos vecinos. someternos a las ruinas a que todo goce Como si hubiera estado habitando en el carnal nos conduce. Esa noche en el hocuerpo prestado de un simulador social: tel volvió a mí en el sueño, la puerta y la cursi etiqueta, los espantosos adema- la ventana bajo una atmósfera agorera. nes de aquel protocolo. Fue en un viaje Todo intento de regreso a los espacios a Bogotá y en una visita a una librería de la juventud es siempre un fiasco que cuando al hojear un libro sobre el arte el dolor de la artritis derrumba sin pienorteamericano me topé de nuevo con dad alguna. El librero me mostró un lila fotografía de la adolescente. El golpe bro de retratos de grandes artistas noremocional borró tantos años de ausen- teamericanos. El que me señaló fue el cia y tanto tiempo a la deriva sin cono- de una mujer entrada en años, colocada cer de su suerte. Esta vez la foto venía de medio perfil, el pelo cano peinado acompañada de un comentario sobre el hacia atrás, la frente amplia cuajada de autor: Alfred Stieglitz, fallecido en el surcos, la nariz perfecta, la mirada casi FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
desdeñosa característica de una ver- ya que ella se había perpetuado en mi dadera aristócrata. Debajo de la foto sangre, enseñando a mi cuerpo a enel mismo nombre de la adolescente. trar sin sobresaltos en una ancianidad Georgia O´Keefe. Pero no me descon- que sólo hace soportable “un savoir certé porque ante mis ojos se imponía vibre”d y concede al final de la vida la presencia de una refinada elegancia, la máscara de una estoica nobleza para la sabiduría para envejecer propia de esperar la muerte y entrar así en los una élite de damas que supo incorporar grandes salones del arcano, sin queja frente a los estragos de la edad, una es- alguna. No podía extender las manos canciada dimensión de la belleza que y rozar siquiera aquellas carnes imagidesafía cualquier tipo de final. Entendí narias, ni siquiera aspirar en sueños a el porqué de mis gustos, la belleza clá- ubicarme en aquellos espacios donde sica de mi mansión, mi amistad con los ella se había instalado y al cual aspiran grandes cocineros, mi predilección por a llegar los ungidos por el fuego del los mejores hoteles europeos. El ros- amor. Esta es, pensé sin amargura altro inquietante de aquella dama había guna, la lacerante virtud de todo amor emergido del tibio rescoldo del tiempo fatal.
FICCIÓNLAREVISTA
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Sobre la femme fatale Memo Ánjel Ilustrado por el autor Zoraida entendió que nunca estaría sola, aunque arrastrar La palabra femme (que
a otros en su caída le pareció
duce la femme fata-
cruel y fácil.
le, las bocas de los
famm, para que no sue-
Manuel Mejía Vallejo
hombres se llenan de
ne fem, de faim, ham-
La casa de las dos palmas
inmundicias, podre-
se
debe
pronunciar
bre) tiene que ver con
dumbres del corazón
mujer. Y si se le agrega el adjetivo fatal, y corrosión de las entrañas. Y de maldise relaciona, entre otras, con puta, zorra, ciones, que si algo carga una mujerzuegrela, mina, milonga, chorra, paloma, la de estas es infiernos deseados, con iza, rabiza, vivandera, juana, soldadera, toda clase de descalabros, por la clienmaritornes, colipoterra, urgamandera y tela, que va de un cliente a cientos. O a putarazana (estos tres últimos nombres ninguno, porque hay femmes fatales en traídos a cuenta por Camilo José Cela). ellas mismas. De una canción de Joan Y seguirían los epítetos, pues ante el Manuel Serrat recuerdo una idea: me dolor amoroso (o despecho) que pro- gusta todo de ti, menos tú. FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
Y si bien se podría decir que empecé por D’s porque estaba acabando con la mal porque la femme fatale no es una glándula seminal del Adán primigenio, puta, lo cierto es que lo es en tanto que a la vez que lo convertía en un animal así lo pensamos de ella, ya con rabia o preso de los instintos más obtusos. Y con nostalgia, por tenerla cerca en una a esta la siguió Hava (Eva), que tambarra de mar o por conocerle alguna bién fue condenada por el texto sagrado historia. Por discreta que sea, por bien como la creadora de la culpa, el miedo al vestida que aparezca, por mucha inte- sexo (que en algunos llega a ser tabú) la ligencia que acredite, cuando se une a pérdida del país de la cucaña, que otros ella el adjetivo de fatal aparece de in- llaman la edad de oro. Esto sin entrar mediato, emergiendo como un delfín a profundizar en Sita, la del Ramayana o saltando como un corcho de cham- ni en Eurídice la de Orfeo, verdaderas pagne, la palabra puta. De aquí que los femmes fatales, muy superiores a Medibujantes, cuando la pintan para por- dea, que también hizo de las suyas con tadas de libros o carteles, las muestren el delirante Jasón, el del vellocino de con una figura de formas insinuantes, oro y los argonautas. O en Agar, de la nalgas redondas, piernas largas, bocas que Sara, la mujer de Abraham, debió rojas, peinados seductores, dientes que de salir enviándola al desierto. Es de aprietan sensualmente una pipa de ci- suponer lo que sería capaz de hacer una garrillo, Y, para matizar, se ve que ella negra egipcia de esos tiempos, teniendo está en la oscuridad y a la luz de la luna en cuenta la esterilidad de la mujer de o de un farol, dando un giro como el de su amo. una gata en celo.
La femme fatale.
Si recurrimos a la historia y a la fábula, Mujeres que han cotizado en el ranking la primera mujer fatal sería Lilith quien, de la femme fatale han sido muchas. según el Talmud, hubo de ser destruida Cada siglo ha dado las propias y para FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
referenciarlas se ha recurrido a palabras Ya en el siglo XX, la femme fatale ya como adulterio, rapto, envenenamiento, no es una producción de los novelismagia, sífilis, tuberculosis, locura, etc. tas ni de los ambientes aristocráticos y Pero la palabra y el sentido de la femme burgueses. Su estereotipo ha cambiado fatale hicieron carrera solo en el siglo y su presencia no es propia de esconXIX. Personajes como Emma Bobary, dites urbanos o casas en lo profundo Ana Karénina, Margarita Gauthier, del bosque. En esta época (la del siglo Naná, entre muchas, legitimaron esto XX, la peor de la humanidad), esta mude la mujer fatal, pero con el tinte peca- jer no solo hace parte del género negro minoso de femme fatale, que no solo la de novela sino de los cabarés en donhacía seductora sino que le daba ese to- de las bailarinas, además de las de la que parisién de lo prohibido y perverso. coreografía, son las mujeres que van a Un pecado con cortinajes que al ser co- ellos. Y su mejor personificación es El rridos, de uno en uno, conducían a toda ángel azul representado por Marlene clase de segregación de adrenalina. Y a Dietrich, mujer que enloquece al prouna mujer dispuesta a todo y en posi- fesor Unrat, convirtiéndolo en eso, en bilidad de dar todo lo que contiene su una inmundicia (Unrat, en alemán). ¿Y cuerpo e imaginación. Porque es claro que lleva al profesor a esta femme faque una femme fatale no es una novicia tale? La voz, las piernas, la mirada, el y mucho menos una tonta. Por esto los desprecio, el origen incierto, la idea de hombres enloquecen por ella, se matan pecados no clasificados, en fin, la codien duelos y se arrastran ante sus pies. cia de la lujuria. Y ella se vuelve femme Y si la dejan, ella lo persigue como una fatale para él, pues no es la mujer la que loba a la que le han quitado la cría. De se programa como fatal sino el hombre aquí la fatalidad de esta mujer decimo- que la determina así cuando no logra nónica.
que ella lo quiera o dependa de ella.
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La femme fatale es el resultado de una los adjetivos para nombrarla y señalarrelación amorosa (o amatoria), un sue- la, cuando en realidad es simplemente ño no alcanzado, una especie de Ma- el símbolo del fracaso de quien la dería Félix cantada por Agustín Lara en sea. Si esto se lo explico a un machista, la medida en que ella no quería saber a uno de esos meros machos que cogen más de él. Es una lejanía impregnada a sus mujeres a las cachetadas y si es de celos, una imaginación dolorosa, del caso a los balazos, no lo entendeuna condición como la del tango Ama- rá. Y aducirá que en asuntos del amor blemente en la que el hombre burlado, la relación es unilateral, es decir, que para lavar su honor (y así no reconocer si él la quiere ella lo debe querer, que su culpa), dice: cébame un mate Catali- si la desea ella lo debe desear. Y si esto na y cuando la mujer cree que no pasará no pasa ella es la fatal, la abusadora, la ya nada, que él ha entendido la situa- que le ha quitado todo, así el ofendido ción, el hombre, amablemente, le pega le haya prometido, con canciones y tra34 puñaladas. Y claro, el caso se de- gos, que todas sus pertenencias son de fenderá en los estrados alegando que el ella. ¿Fue fatal Salomé en los remorsindicado fue empujado al crimen por dimientos de Herodes Antipas? Él le la condición de Femme Fatale de ella. prometió lo que quisiera si ella bailaba Y quizá salga libre, pues el abogado de- delante de él (suponemos que desnuda, fensor aducirá ira e intenso dolor.
aunque en el cuadro de Guercino apare-
Tangos, milongas, salsas, boleros, pa- ce vestida), y ella le pidió la cabeza de rrandas, hablan de la mujer fatal, esa Juan el bautista. Con decirle no, Salosobre la cual se desliza el hombre sin mé sería hoy un nombre más de mujer. poderla agarrar. Ella es la mala, la que Pero la pasión enloqueció a Herodes y causa la tragedia, la pecadora, la infa- admitió una decapitación a cambio de me, la gaviota traidora, en fin, sobran una erección. El resto de la historia no FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
ha sido bien contada, a pesar de los es- fracasa con ella. Y cuando rabia por hafuerzos de Oscar Wilde.
ber fracasado en sus ilusiones. Y diga-
La femme fatale es una creación del mos que hay mujeres delincuentes que hombre. Y si bien algunas mujeres viven de hombres mayores o de tontos se las dan de fatales, debido quizá al que solo se exhiben frente a ellas, estas cine de series B o a lecturas de nove- no son fatales sino una rama menor de las viejas o a revistas encontradas en la criminalidad urbana, que es bastante algún desván, esas que quieren serlo cuando se come poco y la publicidad es logran poco. Ya lo dice el tango: “sola, mucha. fané, descangayada, te vi esta madru- En mi vida he tenido algunas femme gada salir del cabaré…”. Porque no es fatale, pero el problema no ha sido de la mujer quien escoge ser fatal sino el ellas sino mío. Pasa por querer pescar hombre quien la nombra así cuando sin un anzuelo fino. Escrito en Medellín, donde el despecho es tanto.
FICCIÓNLAREVISTA
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1. Lilith, mujer fatal, hecha de barro y
ma de fémina a los deseos que se escon-
aire; Eva, también fatal, pero menos se-
den debajo de las ansiedades. Scheere-
ductora. Dependía de una costilla. Se
zada, en cambio, venció la fatalidad;
tuvo que aliar a la serpiente para ser
transmutó su destino y fue la reina de la
dueña de la tentación; la tentación, sin
palabra. Ella sabía que la palabra crea
embargo, era más fuerte que ella. Se
la vida, y que la vida tiene también in-
engañó a sí misma y entonces tuvo que
gredientes de lujuria. Palabra y carne,
dedicarse a ser madre, sin más placeres de la carne que los que sintió y dejó volar en el paraíso perdido. Después, vendrían más mujeres extrañas (irresistibles), como Brunilda, la de los Nibelungos, o la misma reina de Saba, de piel nocturna y deseos irrefrenables, todas procedentes de la amante del Dios creador, preñador, capaz de darles for-
Mujer fatal en tres poses Reinaldo Spitaletta Ilustraciones Paula Bonet
aventura de muchas noches. Infinitas noches. La palabra como otra manera de la seducción. Lilith es la madre de todas las tentaciones. La mujer de la serpiente enroscada en sus piernas sigue resucitando en la bruja, capaz de hacer volar las imaginaciones de los solitarios; sigue viviendo en las Magdalenas, consoladoras de
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guerreros derrotados y de sacerdotes ga a escuchar y no a mover el alfanje. evitable red, no le es posible la absti- ella contribuyó a derramar. Sus manos que temen a la castidad perpetua. La Scheerezada, ¿la del cuello de serpien- nencia. Su condición es aspirar siempre estaban manchadas de una sangre ininsumisa sabía que era dueña del mun- te?, es más que vientre y sensorialidad: a someter mediante las artes del sexo. deleble: la culpa, que creía limpiar con do, dotada para desequilibrar al macho es la salvadora de las mujeres del reino, Siempre –como asunto de eternidad- agua, una suerte de Pilatos femenino. cabrío y para atrapar con sus seduccio- en las que de seguro habrá herederas de tendrá esclavos. Para eso fue pensada Me han dicho que Mata Hari, Marilyn, nes a aquel que se creía (toda una im- Lilith.
y diseñada. ¿Por quién? Lo que aún se Edith Piaf, Liz Taylor, Marta la Pelu-
postura) el Rey de la Creación. Lilith Mujer fatal es Dalila, y Salomé, y aque- desconoce es si Dios tiene celos de Li- da, Catalina de Rusia, eran mujeres domeñó al vanidoso, lo encarceló en su llas que fueron capaces de
lith. Nombrarla es ya hacer fatales. Sin embargo, la que me narró
telaraña invisible. Lo castigó hundién- tentar a Cristo, aunque no
parte de su séquito de sir- Hernán Restrepo, un músico de Bello,
dolo en su cuerpo inviolable. Está he- triunfaron en el intento –o
vientes. Esa es su astucia: era más fatal que las anteriores. Había
cha para hacerle creer al apresado que eso se cree-, y de otra parte
hacer creer –como el dia- enterrado a tres maridos y todavía tenía
ella cede a todos los requerimientos y Juana de Arco y su sueño
blo- que no existe, que es arrestos para seguir poniendo en jaque
que el otro es el conquistador, cuando incendiario, y Manuelita
solo palabra. Y se ha visto: a los que se atrevían a cortejarla. Era
no es más que una víctima del instinto. Sáenz y su sueño de liber-
la palabra es el origen de pianista y vestía de negro. Se enorgu-
Un esclavo.
tad. Y fatal también es la Libertad de las cosas.
llecía de tocar los nocturnos de Chopin
Scheerezada, reina de la noche, tenía Delacroix, con sus senos atrayentes y 2. No me interesan quiénes fueron las a oscuras, o apenas iluminada por una en su cuerpo la atracción fatal, pero es muchos hombres tendidos a sus pies. Y amantes de Don Juan ni los amantes de vela. Un estudiante pobre de la Univeren la palabra suya en la que radica su si se quiere, con un poco de suspicacia, Verlaine; me gusta más, por ejemplo, sidad Nacional era su preferido ¿para atractivo. Schariar, experto en degollar también lo es la asexuada Dulcinea, saber por qué una mujer como Lady qué? Es un misterio que apenas empieesposas, no resiste la danza de las ho- idealizada amante del Quijote, que lo Macbeth, enajenada por el poder, tra- zo a entender. Se llamaba Luis Carlos ras, las letras que comienzan a bailar “obligó” a serle fiel y a no caer en las zó, junto con las inevitables brujas, la Jiménez, era alto y flaco, y había días en la primera y única jornada (según tentaciones maravillosas de Altisidora perdición de su marido. Era una mujer en que se quedaba sin almorzar. Conopromesa de rey) lo hacen trastabillar, y Maritornes.
fatal, pese a que en algún momento de ció a la pianista en el auditorio León De
siente vibraciones en la entrepierna y el Lilith, la tentadora, tiene un castigo: ca- su tragedia quiere ser asexual con tal de Greiff y ella, que estaba presentando un cerebro; no sabe por qué esa mujer que recer de reposo. Donde haya hombres, alcanzar sus ambiciones. Estaba unida recital, se fijó en él. Al final, él subió al es bella y culta, la hija del visir, lo obli- ella estará alerta, dispuesta a tirar la in- a la sangre, a la de los otros, a la que escenario y le entregó, en vez de flores, FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
un plátano verde. La señora lo abrazó y
los años mozos, se los debo a papá, que
le prometió invitarlo a su casa.
se los regalaban los gringos de compa-
En cada visita, el muchacho le llevaba
ñías petroleras, en las que él trabajaba
un plátano. Así se lo hacía saber a sus
como intérprete. No eran de mujeres
compañeros. Lo envolvía en hojas de
reales, sino idealizadas por pintores,
periódico, los invitaba a que lo acom-
que habían aprendido los modos suti-
pañaran hasta la entrada y ellos espera-
les de la seducción femenina. Eran, la
ban. Dos horas más tarde, salía, pálido,
mayoría, de la empresa Brown and Bi-
sonriente y con un ligero temblor en las
gelow. Se trataba de las famosas chicas
manos. Los otros con la curiosidad del
Pin Ups, que desplegaban una lujuria
chismoso le preguntaban cómo le había
contenida, como para dejarle el resto
ido y él se negaba a los pormenores.
a la imaginación del observador. Re-
Sólo les contaba que era una mujer rara:
cuerdo, entre tantas, a una muchacha
lo hacía sentar –decía- en el piso mien-
con cara de quince años en un cuerpo
tras ella le desgranaba notas de Chopin.
de veinte, vestido rojo, muy bien mol-
Después, él le entregaba el “regalo” y
deados sus senos, los pezones erectos,
la historia la dejaba en punta, pese a la
las piernas descubiertas en las que se
insistencia de sus camaradas. Cada vez,
apreciaban ligueros provocadores. Los
Luis Carlos enflaquecía más y dos me-
labios muy rojos (“quitate el rouge de
ses después del inicio de su aventura,
los labios” cantaba un tango en un tra-
murió en medio de delirios, en los que
ganíquel), sentada en el bumper de un
veía, según contaron los médicos, una
automóvil con una llanta desinflada. La
mujer desnuda acostada sobre un piano
chica se miraba en un espejo de mano.
en llamas.
Si uno pasaba el mes, después de ale-
3. Los primeros calendarios sexuales
larse durante treinta días viendo la mis-
que vi con el lógico estremecimiento de
ma muchacha que invitaba a sueños
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intranquilos, aparecía otra, en una ba- labios carmesí, a la que un viento inesñera, la espalda fina, el agua jabonosa perado le había levantado la falda… No apenas cubriendo sus nalgas, con una faltaba la rubia, parada en un columpio, toalla cogida de tal modo que apenas muy sonriente, a la que se le veían las se insinuaba la forma redondeada de su piernas –otra vez, las medias veladas y teta húmeda. Era para despertar todas el liguero-, que a uno le estimulaban tolas concupiscencias de un adolescente. das las tentaciones y temblores. Doce damas al año no era un mal ba- Muchachas de boquitas pintadas de calance.
lendarios gringos que, aunque no eran
Sin embargo, la que ocupó todos mis propiamente mujeres fatales ¿o sí?, tedeseos carnales era una muchacha de nían la intención de abrirles los ojos a zapatos rojos, con una pierna levanta- los mirones, de afiebrarlos y hacerles da, medias veladas, recostada en un al- creer que en cualquier esquina de la mohadón blanco y con una mirada de realidad podrían aparecer ellas, en mopicardía, como diciendo “ven a mí, soy mentos en que ya las hadas eran parte tuya”. En todo caso, las chicas de ene- de la infancia ida y el mundo de los dero a diciembre, tenían una pose picante, seos se abría para que nosotros lo descomprometedora, como embarazosa, cubriéramos, para llevarnos hasta los pero con una actitud provocadora que dominios del paraíso perdido. Sonaban insinuaba que el observador era el “vo- a jazz (sí, a Count Basie) y en ellas – yerista” y ellas no tenían la culpa. Había como una fatalidad- revivía la serpiente una, a lo Marilyn (era una versión de que Lilith había domesticado con sus ella), preciosa, con un gesto en O en los fogosas piernas.
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El último encuentro con la esfinge Román Castañeda
Ilustraciones Victoria Ortiz El café que acordamos para nuestro ras, tal vez de unos días. ¿Cómo echarencuentro, en pleno centro de Berlín, lo a andar otra vez para zafarnos de esta hierve de gente. Todavía no es la hora, eternidad monstruosa? pero he llegado porque me necesito Presiento que has querido faltar. Yo como en la antesala de un examen. No también. Pero no cancelaste, Gaby. es fácil dar este paso aunque en sueños Tampoco yo ¿Por el deseo de fisgonear me haya visto haciéndolo varias veces. el cielo y el infierno de los compañeros Tampoco lo es para ti.
de condena?
Aquí Gabrielle – dijo tu voz despreve- Te invoqué y vine al sitio que tú señanida por el teléfono.
laste para nuestro encuentro, sin la
Hola Gaby - dije y te encabritaste.
espada, sin el yelmo, sin la coraza. El
¡Lo que puede la culpa! Hasta detuvo invierno acabará. Quiero descifrar el nuestro tiempo: los diez años transcu- último signo del acertijo que puso el rridos no cuentan entre los dos. Las Hado en tu boca hace más de diez años, pocas páginas de balbuceos, que nos el signo de mi perdón. Deberé sanar. hemos cruzado desde que nos dejamos, Tal vez nos veamos de nuevo, en otra significan apenas el lapso de unas ho- estrella, en otro planeta, pero ya no FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
importará. Escogeré un Abril azul, sin do una cura mutua. Fue reconfortante nubes, para partir feliz sintiendo el ¿no Gaby? Tanto que me sugirió hacer olor verde de mi vergel y creyendo que lo mismo, el día que le dije que visitael frío que me envuelve es el de la pri- ría Berlín durante dos semanas. Yo le mavera de Berlín.
repliqué lo que le repetí después a Mis-
Vendrás. Aún es temprano y mi cerveza cha: que lo dejaba al azar, pues nada tiene un sabor amargo en la boca pero podría impedir que te viera si así estaba dulce en el estómago.
dispuesto en mi vida. Pero tu nombre,
¿Rezo? ¡Lo que puede la culpa!
Gaby, resplandecía en el papel siempre
El sol se desangra en el azul celeste de que lo sacaba para revisar algún comBerlín. Su ocaso vació la terraza del promiso ¡Lo que puede la culpa! café, pero las salas siguen atestadas. La anécdota que provocamos luce ahoAfuera, el Berlín de hace una década, el ra irrisoria, reducida a un juego de cirBerlín sin tiempo, ve revivir sus árboles cunstancias explicables. Me sorprende animados por el comienzo de la prima- que haya tenido el poder de sacar nuesvera. Tomo un trago largo de mi jarra tros mundos de sus anclajes. Y la culde litro de cerveza. Saboreo la espuma. pa ¿de qué está hecha que permanece? Tu mujer me pidió que lo hiciera por si ¿Acaso se alimenta del tiempo que no te animabas a hablarle - me dijo Mis- deja fluir? cha, amigo perpetuo de todos nosotros, Why do you sleep so still?... Why do mientras escribía tu número de teléfono you dream so long?… Atrapo la canen mi lista de actividades – Ella cree ción escapada del bullicio. Me recuerque ése es un cabo suelto que termina- da tus ojos de hermoso metal azul… I rá amargándote si no lo resuelves ahora awake you tomorrow and you will be que puedes.
my feel, yes, you will be my feel… y tu
Ella te visitó unos años atrás, buscan- cara enmarcada entre rizos rubios. FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
¡Y de nuevo la culpa!
romperán el cuerpo y el ánimo, obli- estación subterránea Bismarck Strasse, cortantes de un precipicio, o sumergir-
A veces tengo suerte. Por lo menos así gándome a soltar el hilo-de-soñar y hogar de gentes sin techo, sin comida y lo entero en un pozo hasta que su desentiendo los escasos momentos en que mis hermosas imágenes, en las que soy sin amor de la media noche al amane- esperación burbujeante desaparezca, no me acometen los espasmos ventrales el centro del universo antes del Big- cer, fui abordado por un vagabundo: que me arrebatan el sosiego. Entonces Bang…
no puedo impedir que me golpee y me
- ¡Hola nuevo!... ¿quieres un traguito arrebate un jirón de mi sosiego en cada
tomo de nuevo el extremo del hilo-de- When do you open your eyes? I will de buen licor? - me dijo, mientras lim- una de sus horribles muertes. soñar y me dejo llevar por su conducto, always be with you! I awake you tomo- piaba, con la manga del abrigo en ha- No he podido recuperarme completahacia la alucinación de bellas imáge- rrow and you will be my
rapos, la boca de la botella mente de las marcas que me ha dejado.
nes, amplias y luminosas, que son la feel, yes, you will be my
que llevaba metida en una Me despojó de mi ojo izquierdo y de la
negación de esta jungla de pasadizos feel…!
bolsa de papel.
oscuros, de recodos amenazantes que Cuando mi alma entre en
¿Habría valido la pena denándome a arrastrar mi cojera en un
me aprisionan con su respiración de la noche, la noche entrará
saltar al abismo definitivo mundo del que apenas recuerdo su pro-
bestia al acecho…
para librarme de la culpa?
en mi alma.
Ya no me desespera la fragilidad del El papel que guarda ésta
mitad de mi pantorrilla derecha, con-
fundidad. Aún así, puedo vencerlo to-
Lo he matado muchas ve- davía: cada vez lo conozco mejor. Pero
hilo-de-soñar, del que sólo mantengo el y otras confesiones desesperadas se ces. Tantas que he perdido la esperan- no más de lo que él va conociéndome a extremo entre mis dedos, pues se des- ha puesto amarillo. Las releo a menu- za de deshacerme de él. Ha sido de- mí. Los dos sabemos que es sólo cueshace cada que avanzo un paso, impi- do como si fueran una lección. Pero masiado y no lo sospeché. Al principio tión de tiempo. diéndome el regreso. Un hilo delgado, mi reloj contigo sigue quieto, roto en me costaba más reconocerlo que des- Un día llegará convertido en un ser casi imperceptible, que serpentea entre el momento en que el mundo acabó. Y pedazarlo. Yo era ingenuo, pero tenía formidable, ataviado con mis destrolas filas de sombras que no cesan de después ¿habrás tenido, como yo, una mucha energía y, sobre todo, no había zos. Entonces me reconoceré en él y saacosarme, robándome a menudo de mi lucha sin tregua contra el río que me sido golpeado por él. Ahora es al revés. bré que mi cadena de mil muertes haalucinación... Un hilo que es el camino ahoga pero yo soy el río, contra el tigre En sus nuevas apariciones lo veo exhi- brá comenzado, porque yo seré lo que ¿a dónde?… ¿A dónde?
que me devora pero yo soy el tigre?
bir su creciente belleza devastadora y, él era el primer día en que nos encon-
El zarpazo vendrá, no importa cuándo. Me fui devaluando desde que el tiempo aunque todavía puedo romperle el cue- tramos. Hace mucho que no puedo impedirlo. se detuvo. Y terminé sin saber de qué llo, o descuartizarlo vivo, o levantarlo Lo que puede la culpa, aún después Entonces los espasmos ventrales me era capaz. Una noche de invierno en la en vilo y estrellarlo contra las aristas que del pecado quedan apenas briznas FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
¿Será ese poder el engendro mas te- Llegas. Reconozco la cadencia de tus rrible, oculto en el fondo de la caja de hombros al caminar y tu ritmo de marPandora que es la vida? Si la vida fuera cha militar en el borrón fugaz de vesuna, irrepetible, en la que cada instan- timenta oscura y cabellera rubia ente sólo valiera en el momento en que sortijada, cruzando por la ventana. Un transcurre, la culpa no hubiera cabido instante después te materializas, como ¿Fue acaso cuando me rendí a la seduc- un fantasma, en el cuadro de la puerta ción de la trascendencia, con su prome- interior del café. Me miras como si no sa de un cielo de felicidad, que terminé existiera nadie más en las dos salas reabrazando el infierno de la culpa? ¿Era pletas de humo de cigarrillos cerreros, ese el precio que no supe descifrar?
murmullos inconfesables, risas des-
Ya he lanzado al universo la noticia
granadas y uno que otro sudor arran-
de mi deseo:
cado por una caricia casual.
Para mi próxima vida busco otro mun- Te recibo de pié. “Hola”, apretón de do, otro planeta, quizá otra galaxia
manos y ojos de por-fin-vuelvo-a-ver-
donde lo verde no sea invadido por el
te. Ademán de bienvenida para seña-
ocre, ni lo azul por el negro,
larte el asiento vacío en mi mesa. Pe-
donde lo rojo no fuera derramado, ni
dido de agua mineral y otra cerveza.
lo transparente enturbiado.
Tu mirada evaporando los diálogos
Anhelo mirar a las estrellas con el
pueriles imaginados durante los días
pensamiento libre y el corazón limpio
de espera.
con piel para el placer y lenguaje para Quedo desamparado frente a tu magcomunicar.
nífica presencia ¡ay Edipo! Siento el
Quiero acabar con mi condena
deseo atroz de salir corriendo y no co-
de mil vidas en este mísero planeta
meter el disparate de hacerle necropsia
devastado.
a un muerto que duele como si estuvieFICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
ra vivo. Pero también para huir hay Todo alrededor está congelado. que ser fuerte y me falta la explosión Ensayo una sonrisa. del músculo y la dureza de alma para Te he traído mi perdón y quisiera que una última mentira “olvidémoslo, no me dieras el tuyo – dije con suavidad tenemos nada de qué hablar”.
pero con firmeza, ofreciéndote el re-
Sin decir nada, sostengo el examen loj de nuestro tiempo, con el corazón de tus ojos azules, tan bellos.
acelerado por la esperanza de que le
- Y bien, ¿de qué querías hablarme?
des arranque.
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Novia asesina Diego Aristizábal Ilustraciones Karin Richter
No lo podía creer. Me parecía imposi- trenza y la atara de una baranda de la ble que Mariana Delgado fuera la de- cama. lincuente que, según el noticiero, había Por eso aquel día mientras almorzaba sido capturada y culpada por asesinar un escueto plato de arroz con sardinas y a sus dos maridos para cobrar sendos veía las noticias, casi me atraganto con seguros de vida. Mariana, quien había una diminuta espina apenas la vi dessido mi novia en la universidad por filar nerviosamente ante las cámaras y poco tiempo, era incapaz de asesinar a recibir el alias de “Cuchilla”. Casi voalguien y más cuando le temía terrible- mito sobre los últimos lomos en salsa mente a los muertos y era tan supersti- de tomate. Era cierto que había pasado ciosa que además de pedirle siempre a mucho tiempo desde la última vez que las ánimas, creía que antes de salir de nos vimos y tal vez por eso no estaba casa debía despedirse de un duende que seguro de que realmente esa mujer que habitaba los pasillos y su alcoba si no respondía a semejante alias fuera Maquería que en la noche le jalara el pelo riana, la mujer dulce con quien había o, en el peor de los casos, le hiciera una pasado dos años, dos lindos años que FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
pudieron ser más si ella no se hubiera
con esa bulla que hacen los noticieros
ido antes de terminar la universidad a
cuando se van a comerciales y no supe
los Estados Unidos.
qué hacer. Me sentí como si todavía
La mujer que respondía a ese alias se
Mariana Delgado fuera mi novia y esa
cubría el rostro con una camisa amari-
noticia me partió el corazón así él mis-
lla que le dejaba ver un ombligo per-
mo hubiera corrido con la suerte de no
dido en un abdomen abultado. Había
partirse por culpa de un asesinato. Des-
pasado un poco más de 10 años pero
engañado pensé en qué momento había
su pelo seguía siendo el mismo: largo
pasado todo esto, qué la habría hecho
y crespo como el de un árbol de tama-
cambiar hasta volverla una asesina.
rindos maduros. A pesar de que la nota
Llamé al trabajo y dije que me sentía
fue corta, lo que me hizo presentir que
mal y que no podría regresar. Esa tarde
no había error en la identidad fueron los
me quedé perdido en los recuerdos, tra-
dos últimos segundos de esa mujer que
tando de mirar las señas que una mujer
por un movimiento involuntario dejó
normal deja antes de volverse una ase-
ver esa mancha roja en su cuello, ese
sina tan fría y calculadora.
hemangioma al lado izquierdo que, sin
Mariana, como lo dije antes, era tan dul-
ser muy grande, era un rasgo ineludible
ce y miedosa que todo el tiempo mos-
en esa mujer que yo había amado tanto.
traba curiosas contradicciones cuando
El noticiero no dijo más y esa vez des-
evocaba a las ánimas para que la pro-
afortunadamente la otra cadena nacio-
tegieran pero a la vez le daba miedo en
nal, que casi siempre pasaba las mis-
esas evocaciones que de repente unas
mas noticias a la par con el medio que
mujeres viejas, vestidas de negro se
yo miraba, decía por enésima vez cómo
le aparecieran para llevarla con bien a
prevenir infartos. La misma mierda de
donde ella encomendara; sin embargo,
siempre. Me quedé con la amargura,
nunca dejó de llamarlas con terrible res-
FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
peto. Eran sus aliadas, sus protectoras, autoridad: siempre me ponía nervioso, nos quedamos en silencio y no sé si ella ella. “Soy su novio”, dije con una segusus abuelas inmortales. Mariana era tan siempre creía que yo era un sospechoso pero yo seguí la voz de Calamaro, escu- ridad y una sorpresa que por poco no apacible que su voz, incluso enojada, y ante esas preguntas directas que ha- ché con atención las primeras estrofas me permite seguir respondiendo el resera como una bondad, una extensión cían, ante el trato déspota de cada uno de una canción que decía: “Flaca, no to de las preguntas y de firmar al final de la paciencia, una sonrisa que apenas de sus gestos, muchas veces pasó en los me claves, tus puñales por la espalda, un documento de ingreso. Siempre me se empeñaba en marcar ciertas diferen- retenes de control, se me caía la cédula, tan profundo…” En aquel entonces yo sentí mareado, con unos ojos perdidos, cias. La verdad nunca presentí que esta tartamudeaba, me sudaban las patillas no sospechaba que nuestra historia ter- envueltos en una nubla que daba la immujer, con la cual me hubiera casado de y las axilas. Siempre tuve
minaría mal, que dentro de presión de estar drogado. Creo que me
no haber sido por ese estrepitoso viaje, claridad de que si algo no
poco no nos volveríamos dejaron entrar más por lástima que por
pudiera ser más que una buena madre, podría ser yo en la vida se-
a ver y mucho menos que cualquier otra cosa. ¿Cómo era posible
la más tierna de las profesoras de Filo- ría alguien que transporta-
años más tarde, Mariana se que supuestamente el novio de una mu-
sofía de toda la historia.
ra droga a los Estados Uni-
convertiría en una asesina. jer que asesinaba a sus esposos viniera
Pero algo tenía que haber ocurrido en dos, me atraparían apenas
Le subí el volumen a la ra- a preguntar por ella? Era estúpido pero
aquel viaje. Algo a lo largo de estos 10 me mirara fijamente uno
dio y me perdí acalorado por lo visto a este joven policía no le
años había tenido que hacer de Mariana de esos perros tan bien entrenados para en esa tarde, en esa ciudad que parecía importó si yo decía verdades o menuna mujer completamente distinta a la detectar todo tipo de sospechas.
un infierno que no dejó de arder apenas tiras. “¡Qué se lo devore la mantis!”,
que yo había conocido y salí volando a Por fortuna en la emisora comenzó a llegué a las puertas de la Fiscalía.
creo que llegó a pensar el policía: “¡Por
la Fiscalía para averiguarlo como fuera. escucharse una canción que me trajo Como lo sospeché, apenas llegué y pre- huevón!”. Otro joven auxiliar me llevó Como era la primera vez que enfrenta- buenos recuerdos y todo mi nerviosis- gunté por ella, un policía me interrogó por un pasillo de luz titilante de lámparía una diligencia semejante, no tenía ni mo desapareció mientras empecé a re- con esa voz autoritaria el parentesco ras muecas y de paredes rotas por culpa idea qué preguntar al llegar al edificio cordar las imágenes más vivas de esa con Mariana. “¿Parentesco?”, me pre- de los golpes de un rítmico bolillo que de la Fiscalía. Apenas traté de imagi- canción. El bar se llamaba La Moviola gunté aterrado mientras me condenaba dejó de hacerlo apenas le dio tres golpes narme cómo serían los trámites y con y los labios sabían a amaretto. Por pri- al haber sido tan estúpido de no planear a una puerta de un metal grueso, de una quién tendría que hablar, una sensación mera vez los nudos de mis manos ha- al menos esa respuesta. Era obvio que rendija de escasas tres barras de 20 cennerviosa me alteró el corazón porque bían acariciado, sin pretenderlo, el seno algo así me preguntarían antes de dar- tímetros. Giró la llave y con dificultad yo no era muy bueno hablando con la izquierdo de Mariana. Fue corto. Luego me cualquier tipo de información sobre empujó la puerta que no chirrió como FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
lo sospecharon mis oídos. Estaba asus- No había pensado en la posibilidad de tado y sentía que mi garganta se había ser cómplice. llenado de barro. A punto de ingresar en -¿Quién es usted? ¿Qué quiere?, dijo esa pequeña celda para hablar con una esa voz sin mirarme desde una esquimujer que hacía pocas horas había visto na obscura que parecía comprimir todo desfilar como asesina en un noticiero, el espacio, todo ese cuerpo oculto entre apenas era consciente de que había ac- sus piernas. tuado por un impulso bastante extraño Un extraño valor me mantuvo firme que justo en ese instante me aterró. ¿Y apenas le vi con total claridad su cuequé tal que no fuera? Me asesinaría por llo rojo. No había duda de que era ella. entrometerme en su vida. ¿Y qué tal Para mí era imposible que alguien así que sí fuera? Me abalanzaría sobre ella pudiera apodarse “Cuchilla”, para mí como si todavía fuéramos novios. Ad- ella simplemente era Mariana, nada mito que esta suposición final fue bas- más. tante romántica e ingenua. Después de -¿Qué quiere?, volvió a preguntar la 10 años uno ya no es el mismo, uno mu- voz, esta vez más enfurecida. chas veces no puede recordar a alguien. Incauto permanecí en silencio. Quería La puerta de la celda se cerró y pude que me mirara, quería que ella misma sentir como si me rompieran los tímpa- se llevara una impresión. Si no me renos las tres vueltas que dio la llave y conocía tocaría la puerta con fuerza luego los pasos del auxiliar y luego los para que el guardia me abriera la puerta golpes del bolillo en la pared. Me pare- y entonces conduciría impaciente, lloció extraño que no me hubiera anuncia- rando al haber huido como un cobarde. do, que no me hubiera condicionado el Pero si me miraba y me reconocía estatiempo. Fue como si yo mismo, a partir ba dispuesto a ayudarla como fuera. de ese instante, también fuera un preso. -¿Quién es? ¡Maldita sea! Entró un FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
mudo a la celda, yo sé qué hacerle a los cuando casualmente nos vimos por úlmudos, afirmó una voz tenebrosa que tima vez en La Moviola. Mariana sólo me hizo erizar la piel.
me había dicho que aprovecharía las
-¿Quién te hizo esto Mariana?, dije vacaciones de mitad de año para visicomo si no hubiera querido decirlo.
tar una tía que vivía en Nueva York y
De repente Mariana me miró y las uñas de paso haría un curso intensivo de inenterradas sobre las palmas de sus ma- glés. Creo que fue el gesto de no volnos dejaron de hacerle fuerza a sus pu- ver a mirarme a los ojos lo que me hizo ños. Comenzó a llorar entre sus piernas pensar que ese abrazo no era temporal, como si fuera una niña perdida en el que algo extraño estaba ocurriendo. Lo bosque más obscuro de todos.
comprobé apenas pasaron los meses,
Ya no le temí a Mariana. Así para las se reanudaron las clases y nunca más autoridades fuera una asesina sabía que volví a ver en la universidad a Mariaa mí no podría hacerme nada, al menos na. Jamás me escribió, jamás me llamó, eso pensé. Estaba seguro de que si a jamás volví a verla hasta ese momenalguien había amado esa mujer ese al- to cuando el abrazo hacía parte de un guien era yo.
reencuentro extraño. Pensé en pregun-
-¡Perdóooonnnn!, me dijo llorando tas que hicieran lo posible por abrir una mientras me abrazó de frente con fuer- conversación. Pensé en expresarle muy za y la sentí moquear en mi hombro. tímidamente que al menos un hombre ¡Yo no los maté!, ¡yo no los matéeeee! en este mundo todavía la quería así ella ¡Ayyy! ¡Yo no los maté!
fuera una asesina. Pensé también en
La abracé con fuerza como si así pu- irme después del abrazo, en silencio, diera detener sus lágrimas y su dolor sin decirle nada, como ella lo había hemientras recordé un abrazo similar un cho. Dejarla sola en su misma esquina día antes de irse para Estados Unidos resolviendo sus miedos, perdida, sin saFICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
ber las horas que pasaban metida entre tó una amiga que ya había enviudado mo fin. Finalmente sólo hay un sacrifi- me hacían no con la cabeza. Yo siemsus piernas hasta que un policía le indi- tres veces y cada que pasaba se sentía cado. Por lo general se buscan hombres pre cerraba los ojos y luego lloraba cara que sería trasladada a la cárcel y de más feliz y vigorosa. Uno termina por solos. Los que viven con las mamás atormentada. Prácticamente me ennuevo la gente, su último viaje por esa eliminar la culpa. Todo es justificable. no son buenos candidatos. Las mamás tregué. Yo debí huir y volver después ciudad repleta de gente indiferente que Era impresionante. La atraparon hace joden mucho. Es increíble la cantidad a interpretar mi drama. No fui capaz. dejaría de ver por unos años.
un mes. Los hombres son muy bobos. de hombres mayores que todavía viven El último hombre no se quejó. Jamás
Fue entonces, cuando pensé que se ha- Las mujeres también, pero no tanto. con la mamá.
había visto tanta sangre. Todavía las
bía adormecido en mi hombro, cuando Al principio yo no acepté.
En ese instante Mariana manos me huelen a sangre… En ese
Mariana empezó a hablar. Eran frases Las ánimas me hicieron
hizo una pausa más lar- instante Mariana se llevó sus manos
entrecortadas, ideas sueltas. Como si señas directas de que no
ga de lo normal. Estuve a a la nariz, inhaló fuerte y una náusea
en ese instante ella estuviera viendo aceptara. Me hicieron sen-
punto de hablar. Hubiera rebosó en sus manos. Por primera vez
una serie de imágenes pero a mí sólo tir escalofrío. Recién había
sido fatal porque muy pro- sentí asco de Mariana. El fétido líqui-
me estuviera contando una parte de lo llegado de Estados Unidos
bablemente hubiera estro- do blanco espumoso cayendo entres
porque me deportaron. Lo
peado su trance. Mariana sus dedos sobre sus rodillas hizo que
que volvía a ver.
Lo más difícil fue la primera noche que único que puede con el miedo del más no me miraba a los ojos. Hablaba y un par de arcadas inflaran mis mejidormí sin él después de la parafernalia allá es la necesidad de plata del más hablaba con pausas largas como si por llas. Pude controlarme. Le ofrecí mi funeral. Cuando alguien se muere, por acá. Me apremiaron las deudas. Acep- primera vez le contara a alguien todo lo pañuelo y sin verlo lo frotó entre sus más que uno no quiera, tarde o tempra- té temporalmente. Todo es un plan. No que había vivido en secreto.
manos hasta empaparlo, luego hizo un
no, te volvés a quedar solo. Te podés dura mucho. La estrategia es engaño- -El segundo. Yo tuve que matarlo. La tornillo con él. Creo que en ese instandrogar, dormir borracha, podés intentar sa y arriesgada. Vos no te imaginás la persona que lo haría no pudo llegar. Si- te debí hablar, decirle algo, abrazarla dejar tu mente en blanco, pero en algún cantidad de gente que se quiere largar mularían un asalto en el apartamento. simplemente, besarle la frente, cualmomento volvés a estar sola, completa- de este país. Se le ofrece trabajo en el Era imposible esperar. Ellos son muy quier cosa, pero no fui capaz. Fue enmente sola y esa sensación es terrible. exterior. Los requisitos son: casarse y estrictos al elegir el día. Si yo no lo hu- tonces, después de guardar un silencio Lo único que te tranquiliza es salir de tener un seguro de vida. Mi papel era biera hecho me habrían matado a mí. largo, que ella me miró a los ojos por casa. Ellos se encargaron de sacar la intermediario. El negocio en realidad es Le disparé por la espalda. Dos veces. Él primera vez y me dijo con una debiliropa y regalarla. A ellos me los presen- simple. Todos se prestan para un mis- no me vio. Las ánimas sí, ellas siempre dad aterradora: “Déjame sola”. Luego FICCIÓNLAREVISTA No. 3 . Barcelona • Medellín . Año II . Enero de 2012 • Publicación Electrónica de BCN Base de Barcelona y Ficción La Editorial de Medellín
volvió a la misma postura en la cual huida. Le di tres golpes a la puerta y yo la había encontrado y no me miró esperé que en el pasillo se encendiera más. No sé si Mariana estaba en reali- el rítmico bolillo sobre las paredes. dad esperando que la abrazara, tal vez Nunca volví a saber nada de Mariasí. El problema fue que a pesar de que na. Todos los propósitos de ayudarla levanté una mano para posarla sobre antes de verla se desvanecieron, toda su cabello de tamarindos marchitos, mi cobardía afloró. Ahora por más que de repente una cobardía, un deseo tre- intento no pensar en ella apenas me mendo de huir se apoderó de mí. Bus- miro en el espejo me doy cuenta de qué coraje, busqué palabras, busqué que yo, inconscientemente, también abrazarla pero el único acierto fue la estoy pagando una condena.
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