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Aprendemos en todas partes: educación no formal

El aprendizaje es esencial para el futuro del mundo. No obstante, los sistemas educativos actuales se enfrentan a desafíos sin precedentes. Debemos adoptar nuevos enfoques procedentes de fuentes no tradicionales y fomentar una colaboración auténtica y abierta de los sectores público, privado y sin fines de lucro. Además, los responsables de guiar el aprendizaje deben abandonar su zona de confort e innovar de forma continua para anticipar las necesidades de los estudiantes, a medida que cambia el mundo que los rodea. Las personas necesitan aprender, reaprender y volver a aprender a lo largo de toda la vida, de cara a las competencias de este siglo, como el pensamiento crítico y la resolución de problemas.

El aprendizaje no se limita a lugares diseñados en la escuela tradicional, sino a una amplia gama de influencias que afectan el proceso de aprendizaje. La globalización, los nuevos patrones de vida y trabajo gene- ran un aumento de la demanda de competencias y conocimientos prácticos. No obstante, ser «conocedor» de una materia ya no será suficiente: también será necesario desarrollar un conjunto de competencias, con una perspectiva global, y la capacidad y la pasión para comprometerse con los problemas que aquejan al mundo.

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Los nuevos retos para alcanzar aprendizajes modifican las estructuras de los sistemas educativos tradicionales, pensando en el efecto que produciría un modelo de educación que salga de estos esquemas. El desafío está en la consecución del conocimiento a través de la educación no formal, que se constituirá en una opción flexible, amparada en un conjunto de propuestas y acciones encaminadas no solo a ese fin, sino también con miras a dotar de herramientas que coadyuven al fortalecimiento de las habilidades para la vida.

La educación no formal, aun cuando no reciba reconocimientos con diplomas que le permitan ejercer un rol profesional validado por la institucionalidad de la educación, puede permitir a los actores sociales participar de ella, tener más oportunidades de empoderarse de sus saberes, aplicables a sus contextos y necesidades para mejorar su calidad de vida, de acuerdo a la realidad en la que vive.

Las demandas de la educación en este siglo, las innovaciones emergentes de vanguardia y los conocimientos que tenemos sobre cómo ocurre el aprendizaje nos muestran las nuevas formas de apropiarse del aprendizaje. La educación debe interrogarse, prepararse e incorporar nuevos modelos para producir conocimientos desde la creación de nuevos ambientes de aprendizaje, otras modalidades, proyectos de innovación que diferencien a las instituciones educativas como respuesta a los cambios en los campos de la ciencia, a las exigencias de competitividad a nivel global, a las nuevas formas y recursos de aprendizaje disponibles, de cara a las necesidades de una transformación de la educación en tiempos líquidos.

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