Que no se calmen las aguas: No, que no se calmen

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No,

que no se calmen

La liga tensa


Introducción FIEBRE Ediciones

Cuando comenzábamos a imaginar los contenidos de esta publicación, en enero del 2018, en ningún momento se nos cruzó por la cabeza la posibilidad de llegar a lo que hoy tenemos en las manos. Esta es la publicación más extensa que hemos editado hasta la fecha: no sólo por el número de páginas, sino por su amplitud temática y temporal, cruzada por individualidades y colectividades tan diversas como los territorios en los que se manifiestan. Quisimos documentar tres accionares históricos realizados en distintos países y décadas, en los que los terrenos de la protesta, lo teatral y el performance se entrecruzan, generando nuevos imaginarios políticos y formas de resistir la violencia del Estado. Prácticas que parten algunas veces desde colectivos artísticos, y otras, desde grupos militantes; pero en las que a la larga, esta distinción entre lo artístico y lo político resulta solo aparente. Nuestro objetivo fue hacer una revisión cronológica e histórica que no se entendiera solo como un avance progresivo, en el sentido de evolución cualitativa de las estrategias; sino como reacciones locales arraigadas a la especificidad de su contexto. Por esta razón, decidimos que cada acción fuera un libro autónomo, a la vez que buscábamos la resonancia entre ellos para crear una unidad cohesiva.

Esto implicó no sólo poner a prueba nuestra capacidad para abarcar temas, regiones y colaboradores, sino también abrir la posibilidad de convocar a nuevos cómplices para ayudarnos a tejer hilos entre cada una de estas acciones y analizarlas en conjunto. De esta manera, invitamos a realizar el presente cuadernillo introductorio al colectivo de investigación coreográfica La Liga Tensa, integrado por Nadia Lartigue (México), Esthel Vogrig (México/Italia), Juan Francisco Maldonado (México), Lucía Naser (Uruguay) y Carolina Guerra (Uruguay), quienes anteriormente han indagado sobre el componente coreográfico de la manifestación. Así mismo, fueron ellas quienes nos proporcionaron la imagen del grafiti en San Cristóbal de Las Casas, que da título a esta colección. El primer libro está dedicado a la acción titulada ¡Ay Sudamérica!, realizada el 12 de julio de 1981 por el CADA (Colectivo Acciones De Arte), en Santiago de Chile, Chile. En este, incluimos un texto de Diamela Eltit (Chile), escritora e integrante del CADA; un artículo de Ana María Foxley (Chile), periodista y docente en gestión cultural; y un fragmento de la entrevista realizada por el filósofo y ensayista Federico Galende (Chile), a Diamela Eltit. El segundo libro profundiza sobre la protesta realizada por la ANCIEZ (Alianza Nacional Campesina Independiente Emiliano Zapata) el 12 de octubre de 1992, durante la conmemoración del 500 aniversario de la Conquista de América en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, en el estado de Chiapas, México; que marca la futura aparición del EZLN. Para este tomo


invitamos a Fermín Ledesma (México), comunicólogo, docente y doctorante en Desarrollo Rural (Universidad Autónoma Metropolitana), a escribir sobre el origen de la fotografías de la marcha, que él mismo descubrió inesperadamente en 2006 al estar investigando en el Archivo General e Histórico del Estado de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez. Editamos un artículo del periodista Gaspar Morquecho (México), que forma parte de una extensa cronología de hechos sobre el levantamiento zapatista; un análisis de Carla Lamoyi (México), artista y co editora de FIEBRE Ediciones, sobre al derribo del Monumento a Mazariegos; y un comunicado del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), escrito por el Subcomandante Marcos (México). El tercer libro está dedicado al GAC (Grupo de Arte Callejero), en específico al proyecto Aquí viven genocidas, realizado a partir del 2001 en Buenos Aires, Argentina. Para este, editamos un texto de la investigadora, profesora e historiadora del arte, Ana Longoni (Argentina), originalmente escrito para la exposición de los 20 años del GAC, realizada en 2017 en el Parque de la Memoria en Buenos Aires; un artículo que ayuda a contextualizar la dictadura y postdictadura Argentina, del historiador, integrante del proyecto de Recorrido Histórico de la Ex ESMA e investigador del Archivo Nacional de la Memoria, Leandro Porcellini (Argentina); y un texto escrito por la chicas del GAC: Lorena Bossi, Vanesa “Mane” Bossi, Fernanda Carrizo, Mariana Corral y Carolina “Charo” Golder, en el que retoman su práctica desde sus inicios hasta la actualidad.

A través de esta selección, buscamos reunir actos que desde lo diverso de sus estrategias y motivaciones políticas, expresan tres décadas de disidencia colectiva. Encontramos en estos tres ejemplos, una invaluable sensibilidad y astucia en lo que corresponde a identificar imágenes arraigadas a la violencia administrada por el Estado, torciéndolas hasta subvertir y anular los símbolos que sostienen esa ilusión de autoridad oficial. Por su extensión y el trabajo que representa, esta colección fue sólo posible gracias a la participación de muchas personas en distintas latitudes. Además de a todas y a todos los colaboradores, deseamos agradecer a las personas que de una u otra manera nos ayudaron a realizar este proyecto: al licenciado Marcelo Figueroa, director del Archivo General e Histórico del Estado de Chiapas; a Oscar y Agustina de la librería La Cosecha, en San Cristóbal; a Diego Teo, por mostrarnos por primera vez las imágenes de la marcha del 12 de octubre; a Gonzalo Lagos, del Parque de la Memoria, quien nos ayudó a contactar a las chicas del GAC; a Andrea Bravo, Fernanda Baroco, Gwennhael Huesca, Valeria Mata y Claudia Hevia del Puerto por su asesoría y apoyo en la corrección de los textos; a Lotty Rosenfeld, por su entusiasmo con el proyecto; y al Patronato de Arte Contemporáneo, por el apoyo económico necesario para la realización de este trabajo. Finalmente, queremos agradecer a nuestras familias: Judith Domínguez Cherit, Renata Lamoyi, Edmundo Lamoyi, Yolanda Medina y Talia Linares Alejaldre, sin cuya motivación y afecto, FIEBRE Ediciones sería imposible.


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No,

que no

se calmen

La Liga Tensa

Este texto es un análisis a partir de una mirada coreográfica, de los casos investigados en estos tres volúmenes. Abordamos la coreografía como un campo de conocimiento, más que como una disciplina artística, utilizándola para el análisis de fenómenos sociales. Este enfoque nos permite poner la mirada en el movimiento antes que en las esencias y las ideologías. Desde esta perspectiva revisamos estos tres casos separados geográfica e históricamente: en plena dictadura un colectivo de artistas (CADA) obtiene el permiso del ejército, para volar aviones sobre Santiago de Chile y lanzar panfletos a las periferias de la ciudad. La ANCIEZ y otras organizaciones campesinas e indígenas, se manifiestan en San Cristóbal de Las Casas y derriban la estatua de Diego de Mazariegos, el mítico colonizador. Por último, un grupo de activistas y artistas (GAC) distribuye una serie de mapas de Buenos Aires con los domicilios de genocidas de la dictadura cívico-militar argentina. El archivo fotográfico y los textos que conforman esta publicación, nos llevaron a pensar estas tres acciones a partir de cinco líneas que las atraviesan: las características estratégicas que convierten a la ciudad en un teatro de operaciones, el vínculo con el arte, las temporalidades históricas, la espacialidad de los gestos, las relaciones entre los cuerpos.

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Teatro de operaciones

En los tres casos hay una manera estratégica de pensar el territorio y de retrazar mapas. Para la ANCIEZ, la estrategia es un ensayo de flujos: hacen movilizaciones hacía varias cabeceras municipales, distribuyendo bases y tomando posiciones tácticas a lo largo de diversas carreteras, ciudades y comunidades. Se trata de planear el despliegue de un ejército por una amplia zona. Esta información será vital para el 1 de diciembre de 1994, inicio del levantamiento zapatista. En el caso del GAC, la cartografía de genocidas reorganiza el plano político de Buenos Aires. Produce, sobre el mapa de la ciudad, un cambio en la balanza del poder simbólico. La acción detona la pregunta: ¿quién tiene la facultad de hacer visible a otro para volverlo vulnerable? Es una manera simbólica y fáctica de recuperar el control sobre el territorio común. La dictadura pinochetista inició con un bombardeo, dejando claro que el cielo le pertenece al ejército. Con ¡Ay Sudamérica! el CADA pone esto en duda. ¿Quién domina el cielo? ¿Quién puede volar un

avión? ¿Quién puede cruzar el aire y usarlo para hacer propaganda de sus propias ideas? Con un movimiento táctico aparentemente inofensivo, el CADA cuestiona la supremacía aérea de la dictadura, y por un momento, la depone.

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Relación con el arte

Es 1981, y estamos en plena dictadura. Aprovechando su estatus de artistas los miembros del CADA pueden, diplomáticamente, tomar el cielo. Para protegerse, su acción evita señalar entes políticos de manera directa y se expresa a través de un tono poético y abstracto. El GAC, que también está relacionado con el arte, usa sus técnicas, saberes y estrategias para una acción enmarcada en lo político. El mapa, normalmente asociado al urbanismo o la estrategia militar, es transformado en una herramienta que reordena lo sensible, al hacer aparecer, en el espacio público, un pasado que quiere ser acallado. La ANCIEZ tumba un monumento-escultura que pertenece a la historia del arte estatal. Para hacerlo toma las calles de San Cristóbal, ensayando lo que vendrá un año y medio más tarde: el levantamiento zapatista (en 1994, también se tumba una estatua, la de Bartolomé de Las Casas). Los atuendos con los que muchos de ellos entran a San Cristóbal auto-caricaturizan la identidad indígena: arcos, flechas de madera, y taparrabos. Tanto el ensayo de la acción como el uso de vestuarios, remiten a una representación escénica y a la planeación de un teatro de operaciones.

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Tiempo histórico

San Cristóbal de Las Casas, 1992. Demoler la estatua de Diego de Mazariegos reconfigura el pasado y por lo tanto, la manera en que éste repercute en el despliegue del tiempo, hasta llegar a donde estamos. Sin la estatua, Diego de Mazariegos nunca existió. Sin la estatua, la imposición coleta de que las banquetas sean exclusivas para blancos, pierde piso histórico. Sin la estatua, la estructura de la colonia es menos real. No quiere decir que toda esa vileza se olvide, pero igual que la estatua, puede caer... Buenos Aires, 2001. Si las leyes de impunidad y la transición democrática intentaron borrar el pasado y hacerse de la vista gorda con los militares, los mapas del GAC son un ejercicio de recuperación del pasado, una forma de imposibilitar su desaparición. Un archivo de la ignominia que vuelve público lo secreto y lo trae al presente para exigirle cuentas. Si antes la policía secreta sabía dónde estaban los militantes, tenía sus mapas marcados y sus directorios secretos; ahora nosotrxs sabemos dónde viven los genocidas. Santiago de Chile, 1981. Esta acción remite, por un lado, al bombardeo del Palacio de la Moneda, y por otro, a la tradición del panfleto clandestino de la militancia de izquierda. En plena dictadura, el CADA traza una línea imaginaria hacia un futuro posible en el que la vida será un acto creativo. Una especie de bombardeo futurista que, camuflado de acción artística, abre un horizonte posible de vida fuera de la dictadura.

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Espacialidad de los gestos

El CADA opta por un movimiento que va de arriba hacia abajo, del aire que parece pertenecerle a las aves y al ejército, hacia la tierra de los barrios periféricos de Santiago. Al mismo tiempo, los panfletos que reparte el viento se dirigen del centro hacia afuera. El símbolo de los aviones que remite al centro de la ciudad (Palacio de la Moneda), dialoga con la periféria. La ANCIEZ efectúa un gesto desde abajo para tumbar algo que está un poco más arriba, a la altura del pedestal que la historia había decidido atribuir a un colonizador. En este caso, los indígenas vienen de otros pueblos, otros municipios, de fuera, para tomar el centro de la ciudad y tumbar al, según otros, fundador. El GAC propone un tipo de espacialidad horizontal, en la que unxs ciudadanxs

esparcen mapas por la ciudad e informan a otrxs ciuda-

danxs, generando una cartografía entretejida en un plano urbano. El gesto y la manera de pensar el espacio, suceden en un plano que probablemente abarque de las manos de unxs a las cabezas de otxs, pero no mucho más abajo ni mucho más arriba.

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Cuerpos

Desde las periferias de San Cristóbal, multitudes se organizan para llegar al centro de la ciudad. Una vez frente al monumento, el mazo se mueve dibujando líneas curvas. El metal del mazo choca con el metal que un día se colocó sobre el pedestal. La estatua cae sobre el cuerpo del pasto y se va fragmentando hasta revelar su interior hueco. Un joven sostiene en sus manos la cabeza hueca. Una pierna hueca yace en los hombros de un señor en el medio de la multitud. Mientras tanto, el bloque de cemento que alguna vez tuvo estatus de pedestal, ahora es el cuerpo denso que comprueba la desaparición de aquel personaje que adquirió fama por hacer llorar a otros.

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El cuerpo de la ciudad de Buenos Aires todavía está lleno de fantasmas. Para varios gobiernos ha sido indispensable minimizar las violencias ejercidas por el cuerpo multiforme de la dictadura. Frente a la falta de justicia (y por ende de verdad), muchos cuerpos se organizan para evitar que el cuerpo del olvido se apropie de los imaginarios. Basta con marcar un pequeño punto, un cuerpo diminuto en un mapa, para que los cuerpos de aquellos genocidas que hicieron llorar tanto a otros, no tengan derecho a olvidar el peso de la violencia de la cual formaron parte. Hace menos de 200 años que un cuerpo humano puede habitar el aire. Se necesita de un cuerpo de metal muy complejo para que esto pueda suceder. Un día, unas manos sostuvieron bloques de panfletos en los aires de las periferias de Santiago de Chile. El cuerpo del aire, tan invisible pero tan omnipresente, fue el que acompañó a los pequeños papeles en su caída libre. Una vez que el cuerpo del texto llegó al piso, entre otras cosas dijo: “por eso hoy proponemos para cada ser un trabajo en la felicidad”. Mientras el cuerpo de la dictadura parecía invencible, un día varias niñas jugaron a recoger las palabras que cayeron atravesando el aire.

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Proyecto realizado con el apoyo del Patronato de Arte Contemporรกneo A. C.


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