Cuando en 2007 la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se propuso apostar con
determinación por el cuento, y organizar un encuentro que formara parte permanente
de su programa, imaginábamos algo como un santuario de las especies literarias
protegidas; una reserva ajena a las leyes del mercado, que propiciara un acercamiento
entre autores y sus lectores.
Los cuentos infantiles tienen un amplio público, mientras que los cuentos para
adultos se han convertido en una pasión de minorías, a ellas apelamos en aquel
momento; el entusiasmo de los devotos de la narrativa breve se hizo patente desde la
primera edición, y eso nos ha motivado a seguir estos ya, ocho años.
Una buena selección de autores en estrecho contacto con los lectores ha sido la
fórmula para que, con el paso del tiempo, el Encuentro Internacional de Cuentistas se
haya transformado en una de las actividades más entrañables y concurridas de la Feria.