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Microcuento

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De Filial a Filial

De Filial a Filial

Sangre Blanca

Crecí escuchando a mi padre hablar del Colo-Colo 73, ese gran equipo al que le robaron la Copa Libertadores metiendo al gringo Neff adentro del arco. Me habló de Chamaco, de Caszely y del gran Leonel Herrera. 18 años después, Leonel Herrera hijo y yo, teníamos la gran posibilidad de reivindicar a nuestros padres. Y así lo hicimos. Él en la cancha con un golazo y yo en la galería con gritos y cánticos les brindamos el mejor de los títulos: la tan ansiada Copa Libertadores de América. Yo no sé si Leonel tendrá un nieto futbolista, lo que si sé es que espero que algún día mi hijo nos grite a mi viejo y a mí que Colo-Colo ganó el Mundial de Clubes. Manuel Riquelme

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_______________ Colo Colo es pueblo, es un sentimiento, una pasión, una religión, es carnaval. Porque Colo Colo puede hacer que un niño recoja sus camisetas de un diluvio, que un ciego vaya al estadio a alentar al club de sus amores y que un país entero celebre por días el mayor logro a nivel de clubes de América, La Copa Libertadores de América. Roberto Pérez

El rubio nos bailó

Corría el año 1991 en un pequeño pueblo distante 2 horas al Sur de Concepción, mi Padre y sus amigos arrendaban una micro y compraban entradas para Colo-Colo vs Deportes Concepción, partía la Copa Libertadores y era el inicio de la gloria. Noche fría y un niño de 9 años se aferraba a la reja del Estadio Collao, lo que más recuerda es una larga cabellera rubia que tomaba el balón y 11 guerreros blancos detrás de él, en la banca un hombre que poco se le entendía; y los gritos de “bajen al ruso”. Semanas después, en su casa y con toda la cuadra en el living, el sueño se hacía realidad, Colo-Colo es Chile, emoción y abrazos lo que siguió. Rodrigo Alarcon

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