S U R F
Olas
M A Y Ú S C U L O
como
Si en el montañismo las cimas de más de ocho mil metros suponen el reto máximo al que cualquier alpinista se puede enfrentar, en el surf también hay desafíos con forma de olas cuyas dimensiones bien pueden asemejarse a los grandes retos himalayistas. Paredes de agua en movimiento de 10, 15, 20, 25 metros que surgen del mar, y que pocos se atreven a doblegar con la tabla bajo sus pies. Surf mayúsculo en olas como montañas. Por Francisco Javier González
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FOTO: JORGE LÓPEZ / VISUALNATURA
Mon tañas
Axier Muniaín en la ola de Agiti, País Vasco.
» Axi Muniain ha sido nominado a los premios XXL de Billabong por una de las olas surfeadas en la sesión de Agiti. Puedes ver el vídeo de esta sesión en revistaoxigeno.es
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NEGRO. Un negro profundo. Un negro tan oscuro que sólo se puede percibir en ausencia total de luz. Una oscuridad que seguramente sea difícil de asociar al surf pero que, sin embargo, está muy presente en todo aquel surfista que haya sido sumergido a la profunda oscuridad del mar por una enorme masa de agua con forma de ola.
El surf de olas grandes es un deporte en el que la línea entre la diversión y el miedo, la agonía y el éxtasis, la vida y la muerte se define por muy poco ese momento te invade un subidón de adrenalina a posteriori, eres de los optimistas y rudos, y puedes continuar, de lo contrario tómate tu tiempo.” Y es que, al igual que en montaña el ochomilismo está reservado a ciertos elegidos con la suficiente preparación técnica, física y mental en una actividad en la que se pone la vida en juego; el surf de olas grandes es un deporte en el que la línea entre la diversión y el miedo, la agonía y el éxtasis, la vida y la muerte se define por muy poco. Y hablando de líneas ¿dónde se sitúa la que separa las olas grandes de 82
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FOTO: BRIAN BIELMANN/RED BULL CONTENT POOL
Los exploradores polares utilizan el termino “whiteout” para describir las tormentas de nieve y viento que producen una ceguera blanca (del inglés “white”). En el caso del surf, el término utilizado cambia a color negro –“blackout”-, para describir la ceguera negra (del inglés “black”) que produce ser sumergido en la profundidad del mar cuando una ola gigante te arrolla. Esa ceguera, unida al aturdimiento del golpe y del intenso vapuleo posterior que hace que uno se sienta como en una centrifugadora gigante, la presión en el cuerpo –especialmente en los oídos, que pueden llegar a chirriar- y la tensión del “invento” o correa que te une a la tabla y que pugna por salir a flote, hace de la experiencia algo que muchos preferiríamos no tener que vivir. Pero si te dedicas al surf de olas grandes sabes que -al igual que los himalayistas con los peligros inherentes a la alta montaña- es una sensación que te va tocar vivir tarde o temprano. Axier Muniain, surfista profesional vasco con reconocimiento mundial como surfero de olas grandes, finalista en varias ediciones de los Billabong XXL Awards, conoce la sensación: “Sí, lo he vivido varias veces, he llegado a ver el mundo en blancos y negros, y tras ciertas experiencias me he sentido más libre que nunca, en plena armonía, disfrutando de cada bocanada de aire que oxigena mis extremidades mientras éstas sufren un picor agudo, flotando como un niño que descubre el cielo por primera vez, hasta que tras esa vivencia vuelves a la realidad para enfrentarte a tus miedos y es ahí donde descubres tu coraje y tus propios límites. Si en
El surfista estadounidense Jamie Sterling en Fiji.
las olas “normales”?. Si en montaña se puede hablar de alta montaña a partir de los cuatromil metros, en el surf se puede hablar de olas grandes probablemente a partir de los 3 o 4 metros. Preguntamos a Axier al respecto: “Diría que es grande por encima de los 4 metros, pero no es un límite predefinido. Es relativo. Cada persona tiene sus propios límites e incluso los puede trabajar, es decir, que lo que para uno es gigantesco, otro puede que no lo catalogue ni siquiera como grande”. Los montañeros sabemos que en la montaña la dificultad de un ascenso no lo marca sólo la altitud de la cima. Hay otros factores como la exposición, que pueden hacer que cimas de tresmil metros sean más difíciles y peligrosas que otras de seismil. Y en surf también pasa algo parecido. ¿Qué hace de unas olas más peligrosas que otras? En palabras de Axier: “Son muchos los factores que moldean una ola, y una mala
combinación de varias características o ingredientes puede hacer de una caída algo mortal. Podría ser la cercanía de las rocas, cuando no tienes distancia para ser arrastrado sin llegar a colisionar contra ellas, los cambios bruscos de relieve marino y rompientes de rocas poco profundas, las corrientes marinas de cada lugar, las temperaturas del agua que dificultan la coordinación, el viento que rompe la superficie del agua y dificulta el deslizamiento al surfista y agrava la sensación térmica, el periodo (la distancia entre olas) que actúa de diferentes formas en diferentes superficies marinas, la dirección de la marejada, si es una mar limpia o viene mezclada por fuerza de otros oleajes que provienen de otros lugares y dirección, la climatología -que es un factor psicológico que afecta directamente al estado anímico del surfista- el tipo de turbulencias que genera la propia ola, la duración e intensidad de esas turbulencias y dónde se desvanecen, el ritmo de rotura de la
ola (si rompe de forma uniforme o se debe de hacer una lectura de cada instante), cuando las aguas pasan de gran profundidad a un plano poco profundo, la ola se verá forzada a crecer de una forma tan agresiva que puede succionar toneladas de agua desde su base, y esa succión es tan repentina que se aleja del ritmo de la ola o lectura/interpretación a la que el surfista no está acostumbrado, aún siendo alguien de experiencia dilatada…”. ¡Casi nada! Aunque estamos acostumbrados a que se nos muestre el lado más amable del deporte, es decir, el momento en el que el surfista finalmente cabalga la ola, lo cierto es que hasta llegar a ese momento mágico y realmente único, el surfista (y su equipo) habitualmente ha tenido que lidiar con un panorama realmente escalofriante: rocas, marejadas, corrientes, vientos, turbulencias… sin contar con OXIGENO
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Parece lógico que, ante una disciplina deportiva así de peligrosa, sea más que necesario un estricto y duro entrenamiento físico y mental. Por ejemplo técnicamente, es obvio que las dimensiones importan, y mucho… Para Axier “son otras dimensiones, y si tenemos en cuenta que cuando mayor es la ola, mayor es su velocidad, esto implica otro tipo de “lectura”, donde el surfista prevé la forma que adoptará la ola, y se anticipa a ésta preparándose para realizar una maniobra apropiada.”. El reconocido surfista vasco Indar Inanue nos lo concreta de otra manera: “Son momentos más serios donde un error te puede hacer pasar un mal trago. Hay que estar en mejor forma física y psicológicamente tienes que saber que puedes coger esas olas.”
¡24 metros! Eso supone estar en el agua y ver cómo se acerca una pared equivalente a un edificio de 10 plantas… Evidentemente, y al igual que pasa en la montaña, el equipo necesario para los retos mayúsculos cambia significativamente. ¿Qué diferencias de material existen al surfear olas gigantes?. De nuevo nos contesta Axier: “Como decía anteriormente, la velocidad de la ola aumenta con el tamaño y la dificultad de esta se dispara cuando se trata de olas tipo “Slap”, por eso cuando se trata de olas grandes y estamos a remo o a nado, las tablas tienen que ser más largas y voluminosas para poder alcanzar una velocidad mayor y así incorporarte al ritmo de la ola. Pero cuando se trata de olas “Slap” esta teoría cae por su propio peso, ya que las dimensiones de la tabla disminuyen, al igual que el área de acción del surfista (lugar donde coge la ola), ya que es una ola de succión tremenda en su base y esto obliga al surfista a descolgarse o tirarse al vacío intentando dominar la situación. Así que en “Slaps” la modalidad del tow in (con arrastre por moto de agua), nos proporciona la ventaja de podernos anticipar a la succión, pero muchas veces ésta es tan exagerada que ni la velocidad de la moto de agua, ni la lectura del surfista para predecir lo que hará la ola, lo salvan de una caída fatal. Pero si algo tendría que subrayar como técnica o truco, seria la del plomo sobre la tabla, que es lo que le proporciona estabilidad en velocidades altas a la tabla incorporándole mas peso. Así las irregularidades de la superficie del mar son absorbidas por el cuerpo 84
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de las tablas, ya que mantiene mejor su trayectoria gracias al aumento de inercia con el peso extra. Fui el primero en experimentar el plomo sobre las tablas de coger olas a remo y la verdad es que esta experiencia fue tan increíble que pude conseguir alcanzar a nado olas catalogadas como imposibles para la modalidad de a remo.”
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la hora de surfear olas gigantes se distingue claramente entre dos “modalidades” distintas, cuyos términos en inglés son: “Tow in” y “Paddle”. La primera hace referencia al uso de motos acuáticas para remontar al surfista mediante una cuerda y así alcance la velocidad necesaria para afrontar la ola. La segunda se puede traducir como “a remo”, y no es más que la forma “tradicional” de coger olas: remando con los brazos sin ningún tipo de ayuda mecánica. ¿Qué diferencias implica? Para Indar: “Son técnicas muy distintas. Las dos son muy difíciles, remando es más difícil estar en el punto bueno para coger la ola y la bajada de la ola es mas crítica remando. Con la moto se necesita mucho trabajo de práctica con la moto y tu compañero, y se usan tablas muy diferentes”. Algo que recalca su compañero Axier: “Las diferencias fundamentales son las velocidades y las dimensiones de la tabla. En el Tow in la tabla es muy pequeña, no alcanza nuestra altura y tiene más peso, y la ola se genera “tras el surfista”, al contrario que a remo, donde las tablas tienen mayores dimensiones para tener una remada rápida y poderse incorporar a grandes olas y velocidades, pero siempre se suele tener que descolgar el surfista desde lo alto de la pared.”
Retengamos esa palabra: pared. Porque igual no hemos incidido bastante en las dimensiones de las olas. El “mínimo” ya lo hemos marcado antes: a partir de 3 ó 4 metros. ¿Pero el máximo? Actualmente se considera que la ola más grande surfeada de la que se tiene constancia fue un monstruo de 24 metros surfeado por Garrett McNamara en Nazare, Portugal. Pensadlo bien… ¡24 metros! Eso supone estar en el agua y ver cómo se acerca una pared equivalente a un edificio de 10 plantas… ¿Cómo se prepara uno física y mentalmente para algo así? Preguntamos al respecto de nuevo a Axier: “El acostumbrar tu vista a unas dimensiones de ola es más que importante, para que cuando veas venir la ola no parezca tu fin, sino que es una ola más. Cuanto más te enfrentes a esas situaciones no significa que seas más temerario, sino que te habitúas a ello y tú tranquilidad es mayor. El factor físico siempre repercute directamente con el autocontrol, ya que crees más en tu capacidad y te escudas en que te preparaste para ese momento. Pero cuando la situación es muy crítica debes de generar pensamientos con contenido positivo o indiferente, para una distracción correcta y no alimentar los pensamientos negativos, quemando el oxígeno y dando lugar al pánico. Por ello se debe de trabajar alguna técnica para que tu mente/cuerpo esté ocupada a un consumo bajo. Ejemplo: recrear cifras numéricas al azar con muchos dígitos mentalmente.” Retrocedamos al principio del artículo. Cuando un surfero es arrollado por una ola gigante, su cuerpo puede ser sumergido a una profundidad entre 6 y 20 metros por debajo de la superficie. Una vez que deja de ser volteado con suma fuerza, debe encontrar el equilibrio para averiguar hacia dónde está la superficie y lograr salir lo antes posible. Normalmente contaría con menos de 20 segundos para salir a la superficie antes de que la próxima ola de la serie le golpee de nuevo… Según Axier: “Las mayores marejadas que viajan desde lejos ganan distancia entre sus olas, pero no suelen exceder de los 22-24 segundos. Normalmente si estás siendo arrastrado el tiempo se puede incrementar, ya que pasas a ser arrastrado por una especie de riada,
pero no suele exceder normalmente de 20 segundos, pero si no sales a dar la bocanada de vida o aire antes de que alcance la próxima, ésta te arrastrará nuevamente en un ciclo de turbulencias en un estado más crítico. Son tiempos relativamente cortos, pero son circunstancias tan extremas que los segundos son eternos.” Uno de los mayores peligros es el riesgo a ser sumergido en dos o tres ocasiones seguidas por olas distintas. Sobrevivir a ello es extremadamente difícil, y los surfistas de olas grandes tienen que estar preparados para lidiar con estas situaciones. En el caso de Indar, lo tiene claro: “Por supuesto hay que estar preparado y cuanto más mejor, el mar no lo controlas tú y si ocurre una situación no deseada es mejor estar bien preparado. En el agua siempre tengo precaución, y en las malas situaciones siempre tengo tranquilidad para guardar toda la energía; cuando una ola te retiene mucho tiempo en el agua , hay que mantener la calma y saber actuar es muy importante. Para ello hay que entrenar duro.”
SURF CINEMATOGRÁFICO Algunas referencias audiovisuales con las que poder adentrarse y disfrutar del surf de olas grandes, aunque sea en el sofá... • Big Wednesday (“El gran miércoles”) (1978) (Ficción) • Point Break (“Le llaman Bodhi”) (1991) (Ficción) • In God’s Hands (“En las manos de Dios”) (1998) (Ficción) • Biggest Wednesday: Condition Black (2000) • Step Into Liquid (2003) • Billabong Odyssey (2004) • Riding Giants (2004) • Surf´s Up (“Locos por el surf) (2007) (Animación) • Waveriders (2008)
Pero hay más: la presión que soporta el cuerpo a esas profundidades puede ser suficiente para romperle los tímpanos, y las fuertes corrientes pueden lanzarle contra el fondo o rocas cercanas, lo que se puede traducir muy fácilmente en serias lesiones e incluso la muerte. Estos peligros han matado a un buen número de surfistas especialistas en olas gigantes, algunos de ellos notables como Mark Foo, que murió en 1994 en Mavericks, Donnie Solomon un año después en Waimea, Todd Chesser en 1997 en Oahu, Peter Davis en 2007 en Ghost Trees, o Sion Milosky también en Mavericks en 2011… Los surfistas son conscientes del peligro mortal que les acecha cuando surfean, un factor que les obliga a entrenarse tanto dentro como fuera del mar, incluso en algunos “clinics” de supervivencia aplicada al surf en los que se entrena -entre otras cosas- la capacidad de resistencia
FOTO: WILSON RIBEIRO / BILLABONGXXL.COM
la posible caída que siempre puede producirse. Continúa Axier: “y a esto se le añadirían los factores o riesgos que añade el surfista con la logística de seguridad, destreza, conocimientos, los nervios y el estado anímico. Además, en ciertos lugares no se pueden hacer rescates casi nunca por la cercanía de las rocas. En esos lugares es más que peligroso entrar a nado, ya que nadie podrá auxiliarte, estarás solo ante el peligro y a merced de la corriente y turbulencias. Cada lugar tiene sus riesgos, y al igual que no tenemos dos olas iguales ni en el lugar más perfecto, el lugar de la escena forma parte como uno de los factores que moldean la ola, cuando la superficie terrestre se adentra en el mar y ejerce de rompiente. Con lo cual cada ola es un mundo y la ola más agresiva puede ofrecernos un factor favorable que una ola de menor riesgo no puede garantizar.”
El surfista Garret McNamara surfeando una bestia de 24 metros en la costa portuguesa de Nazaré, y que supuso el premio a la ola más grande de los Billabong XXL de 2012.
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SURF MAYÚSCULO LOS OCHOMILES DEL SURF
GALICIA - Costa Da Morte FRANCIA – Belharra
Axier Muniaín ejerciendo de profeta en su tierra: surf rudo en el País Vasco.
respiratoria. ¿Cómo se entrena fuera del mar? En palabras de Axier: “Las apneas en piscina o en el mar y mucho ejercicio cardiovascular, ya que cuando solemos estar en situaciones tensas, cayendo con el ritmo cardiaco ligeramente acelerado, la recuperación debe de ser rápida y suele darse falta de aire. Por eso los ejercicios de fondo te ayudan a trabajar tu capacidad pulmonar. El autocontrol nos ayuda a que la situación no nos sobrepase y a dar los pasos apropiados de forma paulatina y adecuada, sin consumos extras de oxígeno. Los ejercicios cardiovasculares nos ayudan a trabajar ese rendimiento y nos familiarizan con la falta de aire y al ejercicio.” Pero no sólo se entrena la capacidad respiratoria. También son necesarios entrenamientos específicos de fuerza, coordinación o equilibrio. Preguntamos al respecto al surfista hawaiano Jamie Sterling, surfista de olas grandes famoso mundialmente por su faceta de buscador de olas gigantes por el planeta: “Comencé a surfear con 4 años de edad junto a mi padre en Hawai. Considero que es un deporte en el que la seguridad, la experiencia y la paciencia son muy importantes, y en las que un buen entrenamiento es fundamental.” Jamie sigue y propone un estricto sistema de entrenamiento que combina fitness, ejercicios con pesas rusas, yoga y otros deportes outdoor. “Además considero que el entrenamiento mental es muy importante. En el surf de olas grandes la meditación y la visualización mental son fundamentales. “
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or otro lado, y a diferencia del surf “estándar”, el surf de olas grandes puede ser considerado un deporte de equipo, sobre todo en la modalidad “tow-in”, en la que las olas se cogen con la ayuda de una moto de agua cuyo piloto tiene mucha responsabilidad, pues tiene que dejar al surfista en el sitio perfecto para que pueda surfear la ola en el sitio adecuado y con la velocidad adecuada, y también tiene que rescatar al surfista cuando se cae o termina la ola ,y hay muy poco tiempo entre ola y ola. Axier no duda al respecto: “cuando estás desafiando los límites, el trabajar solo no es recomendable; aunque lo puedas hacer cuando vas a nado, siempre es recomendable ir acompañado de gente muy cualificada y de gran experiencia, para que puedas ser rescatado en situación crítica. Solemos tener una camilla de rescate en la parte trasera de la moto y mediante un aro de rescate, el piloto pasa al lado del surfista sin parar y encestando el brazo del surfista dentro del aro de rescate en la pasada, le deposita en la camilla en un segundo. Hay muchísimos detalles, medidas de seguridad y trabajos de perfeccionamiento de la técnica
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FOTO: JORGE LÓPEZ / VISUALNATURA
Os mostramos algunos de los lugares del mundo en los que se producen olas gigantes. No están todas las que son, pero os aseguramos que sí son todas las que están.
y coordinación con el equipo detrás de una simple sesión.” Un factor -depositar tu vida en manos de un compañero- que nos hace comprender fácilmente que en la modalidad de olas grandes el surf tenga un componente extra de camaradería que no existe tanto en el surf “normal”… lo que nos confirma Indar con sus palabras: “todos nos respetamos, estamos todos pendientes de todos por si alguien está en apuros y en mi opinión hay un ambiente más relajado que un día de olas pequeñas con mucha gente.” Una camaradería que se refleja no sólo en un surf menos individualista, menos egoísta… también en una forma de hacer las cosas, de comprender y disfrutar del Medio, de relacionarse de una forma quizás más ética con el mar y con los compañeros. “Claro que sí, por ello me parece que es una disciplina que refleja la esencia del surf, no es tan individual como puede ser el mundo de la competición, en el que si puedes pisar al de al lado para continuar adelante lo haces y listo, sino que estas pendiente de tu compañero como si se tratase de tu propia sangre. Viajas, buscas, te enriqueces del respeto al prójimo y a la naturaleza, vives y disfrutas de vivencias sin igual y los lazos que se forjan en ese contexto son para siempre.”, nos comenta Axier.
A la mar no te haces para demostrar nada, debes de reconocer tu inferioridad ante ella y no crecerte con la oportunidad de poder demostrar lo que puedes llegar a hacer Así las cosas, puede parecer que estamos ante una disciplina deportiva no demasiado competitiva. Y en cierta medida así es, aunque con matices. A pesar de que recientemente se ha creado un circuito mundial de competición en olas grandes, lo cierto es que hasta ahora, lo normal es que más que eventos competitivos tuviesen lugar eventos con un carácter mucho más colectivo, más “tribal”. Eventos como el Eddie Aikau Invitational, en el que se invita a Oahu (Hawai) a 28 surfistas de todo el mundo para honrar la memoria del gran surfista pionero del mismo nombre (y que sólo se celebra cuando se dan olas mayores de 10 metros); o “La Vaca Gigante”, que todos los años se celebra en la costa cantábrica. Axier vuelve a aportarnos
PAÍS VASCO- Agiti & Playa Gris PORTUGAL- Nazaré FIJI - Cloudbreak
CALIFORNIA Mavericks & Cortes Bank
HAWAI Waimea & Jaws
TAHITÍ Tehaupoo
MÉXICO – Puerto Esconodido
TASMANIA Shipstern Bluff SUDÁFRICA- Dungeons
AUSTRALIA- Cyclops & Ours
su interesante punto de vista al respecto: “no me gusta ligar la competición a esta disciplina, creo que es donde se confunden conceptos. A la mar no te haces para demostrar nada, debes de reconocer tu inferioridad ante ella y no crecerte con la oportunidad de poder demostrar lo que puedes llegar a hacer. Mediáticamente suele ser una gran oportunidad y esto muchas veces nos corroe y no aleja del disfrute que nos aporta.”
la ola en relación a la altura del surfero teniendo en cuenta lo agachado que pueda estar para surfear en ese momento. Hecho el cálculo se intenta contrastar con diferentes imágenes desde otros ángulos, y finalmente si se llega a un cálculo final debe ser ratificado por todo el panel de jueces. La ola más grande de la que tenemos constancia fue surfeada por Garrett McNamara en noviembre de 2011 en la portuguesa Praia do Norte, Nazaré: 24 metros.”
n este punto es imperdonable no escribir del evento, concurso, competición y gala más importante del surf de olas grandes: hablamos de los premios Billabong XXL Global Big Wave Awards, que podrían ser considerados como los premios “Piolet” del alpinismo, o incluso los “Óscar” del cine. Los galardones fueron creados en el año 2000, y desde entonces todos los años muestran al mundo el surf en su dimensión más grandilocuente, en las olas más grandes del planeta, protagonizado por los mejores surfistas de la especialidad. En total se entregan siete categorías de suculentos premios (entre los 4 mil y ¡50 mil dólares!), entre las que la más importante es “Ride of the Year”, que se enfoca no sólo en la ola más grande, sino que también en la calidad técnica y estilística de la surfeada. De las siete categorías, cinco son consideradas “subjetivas”, en las que el premio se otorga en función de los votos de un numeroso grupo de “sabios”, entre los que se encuentran reconocidos surfistas, fotógrafos, periodistas y leyendas del surf de olas grandes. Los premios “objetivos” son aquellos que premian el tamaño de las distintas olas surfeadas. Contactamos con el director del evento, el norteamericano Bill Sharp, para que nos de algunas claves de los galardones y del deporte. Una primera duda que nos asalta es: ¿cómo se miden las olas que llegan a concurso en forma de fotos y vídeos? “El proceso de medición es tan sencillo como un análisis exhaustivo del momento más alto de cada ola. Para ello el panel de jueces tiene que estar de acuerdo primero en cuándo se da ese momento y dónde se encuentra el fondo de esa ola que muestra la imagen. Es momento de determinar cómo de alta es
Aunque pueda parecer que el surf en olas grandes sea una modalidad nueva, lo cierto es que surferos de todos los tiempos (y no olvidemos que el surf se practicaba ya hace varios siglos en Hawai) han logrado “cabalgar” sobre olas de considerable tamaño. Sin embargo, ha sido en la última década cuando quizás el deporte haya explotado definitivamente, probablemente por el desarrollo de nuevos materiales y técnicas como el Two-In, y el trabajo de pioneros como el surfista estadounidense Laird Hamilton, cuyas surfeadas en olas consideradas “insurfeables”, han abierto el camino -físico y mental- para seguir haciendo huella hacia nuevas cimas.
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Bill Sharp, espectador de lujo del deporte durante décadas, nos da su punto de vista: “ha habido un increíble avance en el nivel del surf en olas grandes. Se han llegado a surfear olas gigantes como Jaws o impresionantes olas mortales como Teahupoo. El surf con ayuda de motos ha contribuido a comprobar lo que es posible hacer, aunque poco a poco se está probando que también puede hacerse sólo con la fuerza de los brazos. Cuando Laird Hamilton surfeó la Ola del Milenio (Tehaupoo) nadie pensaba que se pudiese surfear nada más grande. Mientras tanto se han surfeado alrededor de 100 olas más grandes, pesadas y terroríficas… ¡y la búsqueda continúa!”
»¿Te has quedado con ganas de más? Tene-
mos vídeos, consejos e incluso una entrevista con el mítico surfista Laird Hamilton en revistaoxigeno.es OXIGENO
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