Revista cultural del Bajío
Cervantes & Shakespeare 400 años Fomento Cultural Irapuato A. C. Edición Trimestral • Irapuato • Noviembre - Enero • 2016 • Año 1 - Edición No. 3 - Ejemplar Gratuito
COLABORADORES Agustín Monsreal (Mérida, 1941). Poeta y narrador. Ha sido cofundador y codirector de las ediciones La Bolsa y La Vida; editor de Escénica; miembro del consejo de redacción de El Cuento; Colaborador de El Cuento, Escénica, Excélsior, Revista de Revistas, y Tierra Adentro. Premio Nacional de Cuento 1970 por el INJM. Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 1978 por Los ángeles enfermos. Premio Nacional de Poesía Punto de Partida 1980. Premio Nacional de Periodismo 1982. Premio Antonio Mediz Bolio 1987 por La banda de los enanos calvos. Medalla de Yucatán 1999. Desde 1995 la ciudad de Mérida instituyó el Premio de Cuento que ostenta su nombre. En 2014, el Gobierno del Estado de Yucatán le otorgó la Medalla a la Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco. En 2016, la revista La Otra creó el Premio Internacional de Minificciones Mínimas (Pigmeísmos) Agustín Monsreal. Alejandro Palizada Sánchez (Irapuato, 1982). Es autor de Videns (Plataforma, 2011) y Fantasmas (Azafrán y Cinabrio, 2012). Ariadna Aragón Estudiante de la Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad de Guanajuato, cuenta con doce años de actividad teatral donde se ha desempeñado como actriz, dramaturga y directora desde 2013 del Grupo de Teatro Asterión. Fue becaria del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato, en el programa Estímulos a la Creación y al Desarrollo Artístico en 2008, en el área de teatro. Ha publicado en varios números de la colección Letras Versales de la Universidad de Guanajuato. Brandon Martínez Vázquez (Ciudad de México, 1997). Estudiante de arquitectura en la Universidad de Guanajuato. Ha participado en varias exposiciones de fotografía. Benjamín Valdivia (Aguascalientes, 1960). Filósofo, escritor, editor y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Ha recibido distinciones como el Premio Internacional de Poesía Publius Vergilius Marone, 2003 (Italia), Premio de Poesía y obra publicada de la Accademia Internazionale il Convivio, 2003, (Italia), Premio Internacional de Poesía Le courrier de l’Orénque, 1991 (Francia), Premio Internacional de Ensayo Centenario de Gabriela Mistral, 1989, (Chile), Premio Internacional de Novela Nuevo León 1988, Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia, 1988, (Guanajuato), Premio Nacional de Poesía San Juan del Río, 1991 (Querétaro), Premio Nacional de Poesía Amado Nervo, 1991, (Nayarit), Premio Nacional de Poesía Alfonso Reyes, 1989 (Nuevo León), Premio de Poesía Punto de Partida UNAM, 1981, (México), Premio Poesía Joven de México, 1979, entre muchos otros. Su obra publicada alcanza los géneros de ensayo, novela, teatro, narrativa y poesía, y supera los 50 libros individuales, 15 colectivos o en colaboración, 10 antologías preparadas sobre temas o autores y varios cientos de artículos publicados tanto en español como en otros idiomas. También es autor de múltiples traducciones que ha efectuado desde el inglés, francés, portugués, italiano, alemán y latín. Bernardo Monroy (Ciudad de México, 1982) Sus cuentos han aparecido en revistas impresas y digitales como Papalotzi, La barca de palabras, Tirofijo: revista cultural del Bajío, Astrolabium, Bicaa Lu, Penumbria, Vozed, Eslocotidiano y Zona Literatura. Es autor de la novela La liga latinoamericana (Amoxco, León, 2011) y el libro de cuentos El gato con Converse (Cuatrogatos, Guanajuato, 2011). También ha publicado tres novelas electrónicas de descarga gratuita: Slasher (Zona Literatura, 2012), un homenaje al cine de terror ochentero; W.M.D. (KGB, 2013), donde plasma su visión del subgénero mecha, y El otro horror (Vozed, 2013), parodia de cintas como El exorcista y Los cazafantasmas. Ha sido antologado en Penumbria. Año Uno (KGB, 2013), y Una cierta alegría en no saber a dónde vamos: cuento en Guanajuato (Instituto Cultural de León, 2008). David Eudave (Irapuato, 1983). Actor, director, dramaturgo, docente e investigador teatral. Profesor en la Universidad de Guanajuato. Autor de Harakiri Salomé: Motivos para desconfiar del método (San Roque, 2015) y Santita, el caballero deMorado y otros bichos de teatro para niños (Cosa de muñecas, 2016), entre otras obras representadas en México y España. Eduardo Gotthelf (Buenos Aires, 1945). Escritor e ingeniero argentino. Ha publicado: El sueño robado y otros sueños (1995), Cuentos pendientes (2007), Principio de Incertidumbres (2009) y Paraísos paralelos (2012). Sus textos, irónicos y de un humor refinado, plantean nuevas miradas a lo comúnmente aceptado. Francisco Gallardo Negrete (Pénjamo, 1984). Licenciado en filosofía y maestro en literatura hispanoamericana por la Universidad de Guanajuato. Colabora habitualmente en el periódico AM de Irapuato, en la sección cultural Desde el Bernalejo. Narrador y ensayista, algunos de sus cuentos han aparecido bajo el sello de la editorial peruana Vivir sin enterarse. Recibió el Premio Nacional de Ensayo Literario Alfonso Reyes en 2015 por su libro Andar de espaldas: la reescritura del relato de viajes decimonónico en El viajero del siglo, de Andrés Neuman. Imre Körizs (Budapest, 1970). Como filólogo clásico enseña literatura comparada en una universidad de su país. Escribe poesía y crítica, también traduce poemas del latín e inglés a su lengua nativa. Ha publicado dos libros de poemas y uno de rimas para niños en húngaro. Sus trabajos
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han sido traducidos al inglés, griego moderno y chino. Su libro más reciente es Otra jota de picas (2016) José Garriba (Morelia, 1993). Ha caminado por los suburbios más impredecibles de su ciudad pero radica en las entrañas de un laberinto llamado Cuévano. Estudiante de la Licenciatura en Letras Españolas. Ha publicado en revistas como Clarimonda y Semen y en el periódico La Voz de Michoacán. Representa la oralidad en todas sus posibles vertientes: oratoria, teatro y spoken word. Jaime Panqueva (Bogotá, Colombia, 1973). Ganador del Premio Juan Rulfo de Primera Novela 2009. Autor de La rosa de la China (Planeta, 2011), y El final de los tiempos (2013). Ganador del concurso literario del 9° Festival Internacional de Escritores y Literatura en San Miguel de Allende 2014. Beca de la Asociación de Escritores de Shanghái para las residencias literarias 2014. Jesús Abraham Suárez Noriega (Zapopán, 1991). Es egresado del programa de Licenciatura en Filosofía por la Universidad de Guanajuato. Ha participado como ponente en congresos organizados por universidades nacionales. Es colaborador de la sección cultural Desde el Bernalejo, del Periódico A.M. Irapuato. José Antonio Banda (Coatzacoalcos, 1982). Recibió el Premio Nacional de Poesía Bartolomé Delgado de León en 2014 y el Premio Ramón Figuerola en 2016. Autor de Cuaderno en ruinas (Plataforma, 2011), Teoría de la desolación (Azafrán y Cinabrio, 2012) y El Pozo abierto (Cartonera La Cecilia, 2014). Marco Vanzzini Castellanos (México DF, 1952). Radica en Irapuato desde hace 60 años, es Químico Farmacobiólogo por la Universidad de Guanajuato con diplomados dentro de su area de Inmunología, Hematología, Microbiología, además de diplomados de Historia y Apreciación del arte, Divulgación científica, análisis del pensamiento religioso, cursos de creación literaria. Ha publicado las novelas; Emigrantes, Viajes callejeros, Círculo del agua, Amahata (el viaje que todos haremos), Pintor; y el poemario Rinoceronte. Michael Nath: Se crió en el sur de Gales y Lincolnshire. Su primera novela, La Rochelle (Route, 2010), fue finalista en el James Tait Black Memorial Prize (2011). British Story fue uno de los libros del años del diario Morning Star (2014), y representada en un evento conmemorativo ‘Shakespeare 400’. Imparte cátedra de literatura inglesa y escritura creativa en la Universidad de Westminster, con interés particular por el género novelístico, el modernismo anglosajón, y el drama shakespeariano. Miguel Maldonado (Puebla, 1975) Editor, ensayista y poeta, en el género lírico ha publicado: Poesía Magia Corriente (Estraza ediciones, 2004), La carne propia (Colibrí, 2006), Ciudadela (CONACULTA 2008), Los buenos oficios (CONACULTA, 2010), S’attarder aux détails (Antología, Canadá, Écrits de Forges-Mantis Editores, 2011), Una gota (Tokio: One stroke, 2012, con el diseño gráfico de Katsumi Komagata), Lobos (Taller Ditoria, 2012), 420 golpes (Book Thug / Mantis, 2012), Octavio Paz. Hommage et profanation (CNRS, 2014), Bestiario (Aldus, 2015), el audio libro Detenimiento (2015), Al circo (Impronta, 2016); además de formar parte en diversas antologías de poesía mexicana traducidas al alemán, al portugués y al árabe. Ha sido Premio Nacional de Poesía Joven Gutierre de Cetina 2006 y Premio Nacional de Poesía Joaquín Xirau 2016. Mónica Lavín (México, 1955) Novelista, cuentista, ensayista. Entre sus cuentos figuran: Ruby Tuesday no ha muerto, que recibió el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen en 1996 (reeditado en Punto de Lectura en el 2006) y Uno no sabe (2003), finalista del premio Antonin Artaud por La corredora de Cuemanco y el aficionado a Schubert (Punto de lectura, 2008) y el más reciente antológico Pasarse de la raya (2011). Entre sus novelas destacan: Café cortado recibió el Premio Narrativa de Colima para obra publicada en el 2001; Hotel Limbo (Alfaguara, 2008), Yo, la peor (Grijalbo, 2009), Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska 2010, y Las rebeldes (Grijalbo, 2011). Salvador Barrera (Acámbaro, 1990). Estudió la Licenciatura en Psicología Clínica en la Universidad de Guanajuato. Profesor de tiempo completo. Ha participado en actividades de fomento a la lectura y diversos talleres de escritura en la ciudad de Celaya. Participó en el Seminario para las Letras Guanajuatenses Efrén Hernández (Cuento) 2015 con el libro La letra itálica, que actualmente se encuentra en impresión por la Editorial San Roque. Sergio Galindo Sánchez (Hermosillo, 1951) Con ya casi cuarenta años en los escenarios, cuenta con más de 25 obras de su autoría. En Sonora, es un autor reconocido y seguido por un público que le ha sido fiel por más de una generación. Su farsa Güevos rancheros, que también actúa y dirige, sigue llenando –en pueblos y ciudades- bares, restaurantes, canchas, patios y teatros después de 19 años en cartelera y más de tres mil representaciones. Fundador y actual director de la Compañía Teatral del Norte Quehacer Teatral, durante el 2012 es reconocido con el Premio Nacional de Literatura Carlos Monsiváis. Ha publicado cinco libros y sus textos han sido incluidos en recopilaciones y revistas especializadas. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores.
DIRECTORIO Director general Francisco Mac-Swiney Salgado
EDITORIAL
Director Editorial Alejandro Palizada Sánchez Jefe de Redacción Octavio Manríquez Diseño Paola Andrea Moreno Franco Consejo Editorial Miguel Ayala Espino, José Antonio Banda, Jaime Panqueva, Francisco Mac-Swiney Salgado, Marco Vanzzini. Contacto para publicidad
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www.fomentocultural.org Facebook: Argonauta Revista Cultural del Bajío ARGONAUTA es una publicación de Fomento Cultural Irapuato A. C., sin fines de lucro. Todos los derechos reservados. Se permite la reproducción de los textos bajo autorización previa del autor. Las opiniones expresadas son responsabilidad única del autor y no reflejan necesariamente la opinión de la publicación. Registro de nombre y licencia de contenido en trámite. Argonauta. Año 1 número 3. Irapuato, Gto. 2016.
Foto: Brandon Martínez
Argonauta es el navegante, el perseguidor. La nave Argos tiene el don del habla y de la profecía. Realidad y ficción son temas centrales en Shakespeare y en Cervantes. La relación entre estos, sin embargo, posee tonos distintos y especulares en las obras de ambos autores. En Hamlet la realidad se torna problemática mientras que en Don Quijote es festiva. Pensemos en el padecimiento de sus personajes principales: en el primero, el príncipe danés es afectado por una locura insana, incurable y fundamental, que precipita los hechos de sangre; en cambio, el mal de Alonso Quijano es un “ligero” desvarío, curable y comprensible, que alumbra las vidas de los demás personajes, que no los orilla a transformar sus vidas, sino a verse como otros, sólo en presencia suya. De igual forma, en la obra cervantina, el mundo es un Teatro de Maravillas, fantástico y aventurero, en donde abunda el pueblo llano; y un retablo aristocrático no exento de personajes absurdos, en Shakespeare, en donde realidad y ficción manan de forma libre y problemática desde una experiencia personal -descubriendo lo humano, al decir de Harold Bloom-, que toma el camino de la confrontación -incapaz de cambiar el destino- y no el de la fuga. En Cervantes la lucha por lo ideal toma el camino de la ficción. Alonso Quijano, hidalgo pobre y viejo, halla una salida a la realidad que lo oprime en la figura de los caballeros andantes, pero no por ello menos digno que el príncipe Hamlet o el Rey Lear -por citar dos héroes shakesperianos-, sino al contrario, la valentía de sus acciones, la nobleza y el tono juicioso de sus decires, y su perseverancia, son realmente admirables.
Portada: Cervantes/Shakespeare por Omar Iván Padilla Hidrogo. NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO: MÉXICO & ESTADOS UNIDOS.
Cervantes y Shakespeare son figuras canónicas en la tradición occidental. En nuestra navegación sobre el Argos decidimos visitar las obras de estos escritores desde distintas ópticas, que los releen bajo una mirada ensayística, narrativa, poética, pictórica y, por supuesto, dramática. Adelante, los invitamos a ser nuestros compañeros de viaje, como Argonautas decididos a indagar en las relaciones entre la realidad y la ficción, entre la tragedia y el sueño. Fomento Cultural Irapuato, A. C.
EDITORIAL
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ÍNDICE
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COLABORADORES DIRECTORIO - EDITORIAL
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DOSSIER RITOS DE LECTURA MÓNICA LAVÍN
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CERVANTES Y SHAKESPEARE, DRAMATURGOS DAVID EUDAVE
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FALSTAFF PARA LA PLEBE MICHAEL NATH
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TODOS SOMOS HAMLET ARIADNA ARAGÓN
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EL CERVANTES QUE NO LLEGÓ HOMENAJE A IGNACIO PADILLA
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INTERVENCIÓN POÉTICA ARS ENTOMOLÓGICA IMRE KÖRIZS
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SONETO DE LA LOCURA CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
EL PAÍS DE LOS MUERTOS SALVADOR BARRERA
QUIJOTE MARCO VANZZINI
EN UN LUGAR DEL MICROCUENTO AGUSTÍN MONSREAL - EDUARDO GOTTHELF - JEREMÍAS RAMÍREZ VASILLAS
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LA BOTARGA - LA SEÑORA QUE LAVA AJENO MIGUEL MALDONADO
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CELEBRAR CERVANTES ESCUCHANDO A SHAKESPEARE JOSÉ ANTONIO BANDA
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P O R TA F O L I O OMAR IVÁN PADILLA HIDROGO
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A RT Í CU LOS EL JAZZ, UN OLVIDO DE LA ETERNIDAD JOSÉ GARRIBA
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EL CIRCO DE SOMBRAS CANELA
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ALONSO DE SAGUARAL SERGIO GALINDO
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LA MATERIA DE LOS SUEÑOS BERNARDO MONROY
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F O M E N T O C U LT U R A L ARGONAUTA EN GIRA
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BIBLIOTECA
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DOSSIER
RITOS DE RELECTURA por: MÓNICA LAVÍN
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Omar Iván Hidrogo Padilla. Estudio Cervantes/Shakespeare.
ay escritores que son puentes con otros escritores, que manifiestan su devoción por la tradición que les precede, pero no todos hacen de ello un gesto permanente, como si precisaran del asombro y el gozo de antiguas palabras. Dos escritores han hecho referencia explícita de su relación lectora con Shakespeare y Cervantes. Los premios Nobel: Thomas Mann y Ernest Hemingway. Hay una pequeña publicación donde Thomas Mann refiere su rito anual de leer El Quijote mientras cruza el canal de la Mancha. Es interesante leer un ensayo como éste, pues uno imagina con el escritor el vaivén del barco, la luz del día, el tiempo que transcurre lento mientras el viajero se pierde en La Mancha castellana. Hay matices entre la lectura y la relectura. Mientras una nos atrapa con su novedad, y apela a nuestro ímpetu aventurero por descubrir sin más brújula que nuestra experiencia de vida y la relación con las palabras, la otra es pausada y goza cadencias, peripecias que ya conoce pero que ahora le permiten una complicidad con el escritor distinta, como si Cervantes y Mann se sentaran a la misma mesa para regocijarse en las imágenes, en el diálogo entre don Quijote y Sancho Panza. No se trata de saber qué va a pasar, sino de gozar los detalles porque ya se sabe qué va a pasar. Cervantes no podría saber cómo y cuándo se le lee cuatrocientos años después. A qué idiomas ha sido traducido, cómo persiste su modernidad. ¿Qué pasaría si fuera testigo de la manera en que ha dado el poder al lector de revivir sus personajes y palabras, su imaginación cada vez que se pierde en las aventuras del hidalgo? De ser posible el traslape de los tiempos, como los libros permiten, ¿cómo leería Cervantes
a Mann? ¿En qué trayecto? ¿En el barco que nunca tomó para llegar al Soconusco? Podemos leer comentarios y reseñas sobre libros, pero un ensayo como el de Mann que platica su emoción y momento lector, es otro tipo de acercamiento, una bitácora personal a la que nos permite asomarnos, para verlo a él como un lector que vuelve año con año hasta agotar la limitada dosis de los ciclos a los que tenemos acceso en una vida. Hemingway cuenta que relee El rey Lear con frecuencia. Es la obra que más le gusta de Shakespeare: el viejo y su decadencia, el hombre que ha perdido el poder y con él la cordura, la tempestad y quizás una manera de lucha contra el pez que representa la vida. Otro hombre desquiciado, pero por diferentes razones. Ese Hemingway que parece tan centrado en él mismo que no hablará fácilmente de otros. Sin embargo comparte su pasión lectora y su ritual con la economía de lenguaje y emociones que caracterizan su estilo y no nos permite saber más. Sospechar tan solo que desde la finca El Pilar, en shorts y descalzo, al caer la tarde –por la mañana escribía de siete a once (de pie), luego nadaba antes de prepararse para la calle y el bar– se sentaba en una silla cómoda y empezaba, acto a acto, a paladear los parlamentos precisos y poéticos del drama humano que Shakespeare construía. Cuando un escritor que leemos con devoción comparte su pasión lectora y el sano vicio de la relectura, asistimos a un círculo de intimidad que no pensamos merecer, y nos halaga. Tomamos conciencia de que estamos eslabonados en ese acto donde el escritor está tan vivo como la trama que hila en la rueca a la par que nuestros ojos beben palabras.
ÍNDICE
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DOSSIER
CERVANTES Y SHAKESPEARE, DRAMATURGOS por: DAVID EUDAVE
¿Qué clase de conjunciones permiten que, de manera inesperada, en ciertos espacios y tiempos coincidan grandes genios del arte, de la ciencia, del pensamiento? Por ejemplo, en el campo del teatro, desde su propio origen: Esquilo, Sófocles y Eurípides, nada más y nada menos que la tragedia griega –el modelo de todo el teatro occidental, dominante hasta finales del siglo XIX– en un periodo de 67 años. La lista podría ser muy larga, la historia está llena de estas casualidades maravillosas; pero en este momento enfocaremos una de las más relevantes: William Shakespeare y Miguel de Cervantes Saavedra. Quizá no en el espacio, pero sí en el tiempo, coincidieron estas dos figuras fundamentales. Lo más seguro es que no se hayan conocido, aunque se han propuesto hipótesis sobre posibles encuentros entre ambos o, incluso, quizá la más curiosa, aquella en que se argumenta que ambos serían la misma persona, que las guerras y cautiverios de Cervantes no habrían sido más que engaños del gran escritor español para ocultar su estancia en Inglaterra, momento en el que habría escrito bajo el nombre de William Shakespeare –versión que probablemente haya surgido de una broma de Monterroso que Carlos Fuentes registra en Cervantes o la crítica de la lectura, a través de una anécdota contada por Enrique Lizalde. Lo fundamental es que ambos son hijos de la misma época, ambos son pilares en la consolidación de su propia lengua y literatura y son figuras indiscutibles en la historia de la dramaturgia. Hablamos antes de coincidencias extraordinarias, pero es indiscutible que el clima de la época constituía un caldo de cultivo ideal para que su surgimiento fuera posible. Así, en el campo del teatro se dio la conjunción de varias tradiciones: por un lado, la vivísima corriente escénica del artista escénico callejero, el saltimbanqui, el juglar, el mimo que, desde la Edad Media, recorría la geografía europea llevando de pueblo en pueblo espectáculos que no solo divertían al vulgo, sino que además esparcían las noticias y generaban un sólido intercambio cultural; por otro lado, la profundidad alegórica del arte medieval que, en el caso del teatro, cristalizó en formas dramáticas simbólicas –por ejemplo, con personajes que representaban tipos o conceptos, como en las morality plays inglesas o en la commedia dell’arte– y escenarios complejos y polifacéticos, escenarios múltiples que, a través de diversos niveles –generalmente tres, que representaban el cielo, la tierra y el infierno– o la sucesión lineal de las mansiones –que representaban, de nuevo, con el cielo a un costado y el infierno al otro, un sinnúmero de escenas bíblicas o de la tradición de los santos– o las formas procesionales con distintas estaciones; por último, el rescate de la tradición grecolatina
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Omar Iván Padilla Hidrogo. Estudio portada Cervantes/Shakespeare.
y, con ella, la revivificación de historias y formas dramáticas, como la tragedia y la comedia. En el campo cultural y político, las condiciones también eran favorables para la creatividad. La Reforma luterana y la reacción católica a través de la Contrarreforma abrieron un espacio de diálogo y confrontación antes vetado en el que España, como reducto del catolicismo más conservador, e Inglaterra, profundamente protestante a partir del reinado de Enrique VIII con la excomunión de Isabel I y la consiguiente persecución de los sacerdotes católicos, jugaron un papel importantísimo. A este hecho podríamos sumar las ideas humanistas, la consolidación de las lenguas nacionales, la apertura mental que supuso el “descubrimiento” de nuevas tierras y formas de vida, y un largo etcétera. Esta coincidencia de circunstancias favoreció el surgimiento de formas escénicas sorprendentemente renovadoras, cuya influencia ha sido fundamental en el desarrollo posterior del teatro: el isabelino y
llevado incluso a un crítico como Harold Bloom a señalarlo como el autor de lo humano, de la capacidad para escuchar la propia voz y desarrollar a partir de sus descubrimientos el carácter. Cervantes, por el contrario, hombre probadamente culto, héroe de guerra, que vivió experiencias de gran intensidad humana, como el cautiverio en Argel, frente al éxito casi monopólico de Lope de Vega, al que llama “monstruo de la naturaleza” y acusa de alzarse “con la monarquía cómica”, decide retirarse del teatro, que había sido su vocación original. Al grado de que hasta la fecha, el Quijote, su obra cúspide, ha sido tan o más representada escénicamente que sus comedias, tragedias y entremeses, a pesar de la probada calidad de estas últimas. De hecho, casi como en una broma cruel de la historia dramática, una de las primeras versiones teatrales del Quijote fue escrita por el bardo inglés, en colaboración con John Fletcher: Cardenio, basada en el episodio de la primera parte de la novela cervantina.
Foto: Brandon Martínez
el del Siglo de Oro español, con sus escenarios complejos, que favorecían la agilidad en los cambios de escenas; con sus teatros en forma de herradura, que permitían un encuentro más cercano con el público y la generación de un sentido de comunidad; con su gusto por los juegos verbales; con su exploración de lo humano, desde lo más sublime hasta lo más bajo; con su desprecio por los preceptos y las normas, que desembocó en el nacimiento de ese maravilloso género hermafrodita: la tragicomedia; con su interés por agradar al público más heterogéneo y hambriento por conocer “en dos horas, hasta el final juicio desde el Génesis”, diría Lope de Vega. William Shakespeare, ese gran desconocido, hijo de un carnicero; que en la cúspide de su carrera, después de escribir casi al hilo piezas tan extraordinarias como Hamlet, Otelo, La tempestad, El rey Lear y Macbeth, se retira para hacer negocios; que en su testamento olvida mencionar sus obras y firma con una caligrafía que casi parecería delatar a un analfabeto; ese Shakespeare se convirtió en el gran dramaturgo de su época, autor de una obra de tal profundidad que ha
¿Es Shakespeare superior a Cervantes como dramaturgo? Es más libre, más “hermafrodita”, más desenfadado de los preceptos. Hamlet, por ejemplo, no es grande por su perfección técnica, por la solidez de su estructura, sino precisamente por la manera en que la forma misma de la pieza va evolucionando, se metamorfosea, siguiendo los vericuetos de la voluntad del protagonista. Como el Quijote, sin ir más lejos. Por cierto, la capacidad dialógica de Cervantes en su gran novela alcanza alturas que sus obras dramáticas no llegan a vislumbrar. Capacidad que nos invita a imaginar, ¿qué habría sido del Cervantes dramaturgo si hubiera seguido escribiendo para el teatro? Pero aquí arribamos a un punto donde poco podemos avanzar. Las piezas dramáticas de Cervantes han sido revaloradas en los últimos años, las tablas están conociendo por fin obras que nunca antes habían sido representadas. En este sentido, las de Shakespeare llevan mucha ventaja. Y la grandeza de los clásicos es algo que se construye a través de los años. Así, por ejemplo, el Hamlet o el Quijote que hoy conocemos no son solo las letras del texto original, sino la conversación que, a partir de ellas, a lo largo de siglos hemos sostenido lectores, críticos y artistas. Quizá en otros cuatrocientos años, las generaciones venideras repitan con fervor, como ahora nosotros silabeamos el “to be or not to be”, las valientes palabras de Bariato, el último numantino vivo, que, en La Numancia, ante la inminente derrota frente a las tropas romanas de Escipión, se arroja desde una torre: “que no falte por mí la intención vuestra de que no triunfen pérfidos romanos, si ya no fuera de ceniza nuestra.”
DOSSIER
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FALSTAFF
DOSSIER
para la plebe por: MICHAEL NATH Traducción de Jaime Panqueva
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resentamos un fragmento de la novela Una historia británica del inglés Michael Nath, inédita en español. Kennedy, el protagonista, es un académico fracasado con una anticuada e inocente creencia en los personajes literarios y un particular apego por sir John Falstaff de Shakespeare (Enrique IV partes 1 y 2). En la primera sección de la novela, presenta un ensayo sobre el ser privado de Falstaff o su “ente privado” en Swansea; es una experiencia humillante. Pero la vida de Kennedy y sus ideas dan un vuelco cuando conoce a Arthur Mountain, un galés falstaffiano con una peligrosa reputación como asesino. El siguiente fragmento pertenece al capítulo 27 donde Kennedy comparte sus ideas con Arthur y sus secuaces. La escena se desarrolla en un bosque inglés a comienzos del siglo XX. Capítulo 27 – Canasto y Espada —¡Venga, dr. K! —lisonjeaba Arthur— ¡Háblenos sobre ese proyecto suyo en el estilo de la Liga de la Plebe1! ¡No en la forma en que lo hizo en Swansea! ¿También ellos habían asistido? —Habla o conviértete en polvo. Bueno, ¡ya estás convertido en tres cuartas partes de esa porquería! Kennedy se levantó frente a ellos. ¿Sería este su último día? —¡Saca tu víbora y oréala! —Le apresuró Arthur Mountain— ¡Cómo sólo nosotros sabemos! ¡Bebe uno más antes de comenzar! —Y empujó el ron hacia Kennedy. Alquitrán encendido recubrió su esófago. Una vieja voz estaba esperando allí abajo. —Vi algo la otra noche que no había visto antes. Un día, el Príncipe, su
La Plebs´ League, Liga de la Plebe o Popular, fue una organización política y educativa de pensamiento marxista activa en el Reino Unido entre 1908 y 1926. N.d.T. 2 “Good sweet honey Lord” en el original. N.d.T. 3 Jack Cade fue el líder una revuelta popular alentada por la corrupción y abuso de poder por parte del gobierno inglés de Enrique VI en 1450. N. del T. 1
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amigo Poins y Falstaff están planeando un asalto. Poins sabía por un personaje, un soplón llamado Gadshill, que algunos adinerados viajeros estarían en el camino hacia Kent a la mañana siguiente. Había un buen lugar para asaltarlos y se llamaba Gad’s Hill. ¿Ven ahora cómo Shakespeare se embrolla? El hombre que sabe dónde realizar el crimen tiene el mismo nombre del lugar. ¿Qué está haciendo? —¿Te refieres a Shakespeare? —Claro, pudo darle al soplón cualquier nombre en el mundo, pero escoge ése. En fin, cuando ellos llegan al lugar, el Príncipe Hal y Poins se deslizan entre los bosques por un tiempo. Poins se dirige al Príncipe como “mi caro y dulce Señor2”, así que sabemos lo que pretende. A Falstaff, Gadshill, Bardolfo y Peto (que significa “pedo”), se les deja asaltar a los viajeros. Falstaff se tiende sobre el suelo para escuchar los cascos de sus caballos. Está enojado con Poins porque éste quiere quitarle su chamba, “él ama a los chicos igual que a las prostitutas; y es demasiado gordo para levantarse sin ayuda”. Kennedy bajó la mirada hacia Arthur Mountain. Debería oír lo que despotrica cuando se enoja ese gran bagre encallado en la orilla del bosque. Johnny boy rió y Arthur murmuró algo. Kennedy prosiguió. —Así, Falstaff y los otros tres, cometen el robo. Luego, el Príncipe y Poins salen del bosque disfrazados y asaltan a Falstaff y compañía. Los otros huyen sin ofrecer resistencia, Falstaff se queda, blande su espada para luego salir corriendo. De vuelta en la taberna La cabeza del cerdo, le cuenta al Príncipe y a Poins lo sucedido para acusar a los demás. Cuenta como luchó valerosamente contra tantos asaltantes... Bueno, les dice a sus amigos que eran 100, 16, seis o siete, 52 o 53, dos, cuatro, siete, 11, antes de ser sorprendido por tres siniestros bribones vestidos de paño verde de Kendal. Inventa los números como si los helechos fueran enemigos, pero el Príncipe conoce los hechos. Sólo dos hombres fueron necesarios para ponerlo en fuga. También sabe que Falstaff melló su espada con la daga para hacer creer que estuvo en una dura refriega, y le pidió a sus hombres que restregaran sus narices con cañas para hacerlas sangrar y, luego, verter esa sangre en sus vestiduras para aparentar que también habían peleado. Con el dedo índice, el galés acarició el filo del machete. La sangre comenzó a fluir por los costados de la hoja. Por un segundo lo miró como un hombre examina un uniforme nuevo. —El Príncipe, le dice a Falstaff, “Oye ahora cómo, con una palabra, echo al suelo toda tu historia...” ¿Qué significa echar al suelo, mis plebs? —¡Humillar! ¡Desairar!, ¡pendejo académico! —Pruebe que me equivoco, hombre. —Matar, como a una mascota con enfermedad terminal, doctor K. —¡Aplastar, como en la rebelión de Jack Cade3! —¡Excelentes respuestas, mis plebs! Cuando hablé en Swansea, yo solía pensar que el príncipe con su relato llano era como un científico de los hechos. ¡Aquí vienen los hechos a cortarte la cabeza! Bien haces, muchacho, inventarte personas que no estaban allí para reconciliarte. Inventar las cosas que hiciste. Arthur Mountain hizo un chasquido. —Pero ¿quién de nosotros no haría eso? Podría fingir que he matado a un hombre cuando lo único que he hecho es sacudir algunos
helechos con una vieja espada de una tienda de antigüedades. Solía hacerlo con la regla de mi padre cuando era un niño. Escuchen. Si piensan en el Príncipe de esa manera, significaría que los hechos son una forma de venganza. Y la venganza proviene de una deuda previa. Lo que precede a la venganza es su causa o provocación, es obvio. Así que el relato llano no está colmando con la verdad un mundo vacío. Cualquiera que haya tenido alguna vez una historia corregida por alguno de estos culeros, que recuerdan cómo fue todo en realidad pero nunca abren la boca hasta que alguien comienza a narrarlo mejor, lo sabe. Kennedy hizo una pausa sonaba algo parecido a un susurro de aplausos. —El cuento llano intenta derribar a algo más grande que sí mismo. — Los ojos de todos se fijaron en él— En el principio era la Fábula. Ahí estaba cuando los encontré a todos ustedes. En un principio era la Fábula. Luego vino la venganza; relatos primero, hechos después. Piensen en los griegos. Piensen en la vida humana. No obtienes hechos durante años. Entonces, la vida empieza a pudrirse. Aprendes la distancia a la luna, aprendes que un día vas a morir. Pero la otra noche vi algo; cuando, después del asalto, el Príncipe le dice a Falstaff en la taberna: «Esas mentiras son como el padre que las engendra, gordas como montañas, impudentes, palpables.» No lo está denostando del todo, lo dice con maldita admiración. Sus mentiras son del tamaño de montañas. ¿Cómo puede engañar una montaña? Las mentiras se ocultan en agujeros. No vuelan cuatro millas sobre el cielo para decirte, ¡mírame! Una montaña es lo más grande que puede verse sobre la tierra. Una mentira del tamaño de una montaña es un puto enorme pedazo del mundo. Es real, más real que lo real, ¡es una gran ilusión! En un borde del claro, una mirla se sacudió. —¿Qué hay de los tres bribones siniestros en Kendal verde? —quiso saber Arthur Mountain— Falstaff dijo que luchó contra cientos, cuando la lucha se desarrolló entre tres. ¿Qué hay de eso, doctor Kennedy? ¿También una gran ilusión? Kennedy sintió que debía responder con mucho cuidado. Aunque poco le importaba, el ron acaparaba el tráfico dentro de todas de sus venas. —Él realmente los vio. Falstaff los vio muy bien. Shakespeare se aseguró de ello... Eres como una montaña. —No soy como una maldita montaña ¡Soy una montaña! —Arthur Mountain le mostró a Kennedy su machete adornado con la sangre oscura del filo— Y esto no es “como” una espada, o una puta “antigualla”. ¡Te sacará las tripas! ¡Podemos ver qué encontramos adentro! —Soy yo quien se supone tiene la espada. —dijo con calma Kennedy— Al igual que la monja Nicholas que tenía a una muchacha con un gancho de ropa de Bilbao para golpear a quien le hiciera alguna pregunta burguesa. —¿A quién llamas burgués? —el galés apuntó con la espada a Kennedy— ¡Responde con cuidado! El sol estaba alto en el cielo. Los asistentes de la Liga de la Plebe patearían de buen grado el trasero del profesor. Kennedy sostuvo su espada, podía amputarles los pies... —A cualquiera —respondió— que esté fastidiado por su lugar en la escala social. Usted, incluido, cuando se preocupa por eso. ¡Cállense por
un minuto! Me preguntaba dónde estaba lo extraordinario de Falstaff, su alma. Estaba seguro de que estaba allí, porque en la primera parte le dice a su secuaz Bardolfo que ha caído bajo. Yo también, estoy tan venido a menos como el viejo John-manzana, que es lo que le dice a Bardolfo; un Falstaff tan marchito como una manzana de invierno. Pero tenía que haber sido alguien, además de un hombre gracioso, para haber caído de alguna parte. ¿Me entienden? Los estudiosos sostienen que todo esto es una broma también, la autoparodia. Pero pensé que debía haber algo más allá de la broma, antes o detrás de ésta. Es un espacio privado del alma, si quieren llamarlo así; como si la obra fuera un intervalo público y el personaje realmente continuase viviendo al estar fuera del escenario. Me sentí Shakespeare trabajando en esto tan silenciosamente. En la segunda parte de Eduardo IV, un camarero dice: nunca sirvan a Sir John un apple-john4 . El Príncipe a su vez lo compara con una manzana y a partir de entonces todo es dolor. Así, Falstaff debía estar recordando ese episodio al estar con Bardolfo. Cuando Shakespeare estaba trabajando con todo este asunto de la manzana, no era el momento del drama; era el tiempo de la memoria, la materia oculta de estas obras. Así, el personaje posee una memoria privada, ahí está su esencia. Eso pensé. Pero la otra noche, vi que el alma de Falstaff no se disimula, no es un tema oculto. ¡Escúchenme! —ellos estaban escuchando. Él mantenía la espada en la mano— El Príncipe lo llama vieja manzana, lo llama montaña. ¡La montaña carga su alma, sus secretos, trampas mortales, posibilidades sublimes sobre sí misma, en sus laderas, a la vista de todos, como las arrugas y pliegues de un anciano! ¡La montaña es también una manzana!5 —¡Eso fue español! —Arthur Mountain estaba encantado— ¡Tan parecido al galés! —Y empezó a aplaudir. —Tradúcelo, entonces —dijo Johnny boy— si eres tan listo. —Significa: ¡La montaña es increíble! —No, significa: “La montaña también es una manzana”. —¿Qué? ¿Estás seguro de ello, J boy? —Claro, obtuve una A en español. —¡Dame mi puta espada! —aulló Arthur Mountain. Kennedy se la entregó— ¡Será mejor que tengas una explicación para esto, catrín! Podrían enterrarlo en esos bosques, nadie se enteraría nunca. ¿Quién habría pensado que esto podría terminar así? —Bueno, —dijo Kennedy, con una especie de tranquilidad apasionada— una vieja manzana está arrugada, una montaña, también. —No me llamo Arthur Apple, puto. ¿Entiendes? —¡Deja de ser un pinche narcisista! —le advirtió Kennedy— No estoy hablando de ti. Estoy hablando de sir John Falstaff. Él tiene alma. De eso es de lo que hablo. In excelsis. Es todo sobre él. —¿Y qué hay de mí? —objetó Arthur Mountain— ¿Qué tengo yo? —Tiene los ojos verdes, capitán. Arthur Mountain empezó a reír. —¡Mega! ¡Venga, doctor, fuera del sol! Siéntese con nosotros. — Aplaudió, todos aplaudieron. Natalie se acercó con vendajes; mientras atendían su dedo cortado, dijo— Usted no dio marcha atrás cuando le interrumpieron. ¡Eso es digno de la Liga de la Plebe, Ken! Me gustaría ver a otros académicos modernos defender sus posturas a punta de espada cuando están dando una conferencia sobre estos asuntos.
4Apple-john o applejack, literal: manzana-Juan. Licor de manzana, es un juego de palabras que incluye Jack, apodo con el que es nombrado innumerables veces John Falstaff en la obra de Shakespeare. N. del T. 5En español en el original. DOSSIER
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TODOS SOMOS HAMLET por: ARIADNA ARAGÓN
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lo largo de los últimos años, y especialmente tras el 450 aniversario del nacimiento de William Shakespeare, hemos sido testigos y partícipes de la representación masiva de sus obras, tanto en su forma original como a manera de adaptaciones, ya sean textuales o de propuesta escénica. Directores y dramaturgos alrededor del mundo, han mostrado un notable interés por llevar a escena las obras del escritor inglés, a su estética y estilo particular, resultando de esto la producción de una inmensa cantidad de montajes de estilos diversos que rinden homenaje y dotan de importancia y vigencia a su obra. Hamlet, una de sus obras más representadas, ha provocado en la imaginación de los creadores escénicos de la segunda mitad del siglo XX y de los años que han transcurrido del siglo XXI, la necesidad de centrarse en una interpretación más profunda del texto clásico, dando como resultado la realización de adaptaciones y puestas en escena que presentan la obra, más como el interior turbulento de una gran cabeza humana, que como la historia de un personaje enfrentado en un conflicto de intereses con los otros. Tal es el caso del director español Roger Bernat quien, bajo un concepto único de teatro posmoderno, estrenó en 2011 Please, continue (Hamlet), trabajo en el que nos muestra la ya mencionada tragedia, en medio de una idea escenográfica naturalista que convierte un juzgado real en el escenario de la puesta en escena, donde se lleva a cabo el proceso de juicio de Hamlet. La historia se da a conocer desde las distintas miradas de los personajes que se encuentran citados en el lugar donde
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acontece, ante el público que funge como testigo en el proceso penal del protagonista. A pesar de que el público no lo sabe, la interpretación de los personajes, a excepción de Hamlet, corre a cargo de “no actores” que ocupan cargos públicos de jueces y abogados reales en las distintas ciudades en donde es presentado el espectáculo. En lo que al hecho escénico se refiere, más allá de ser un proyecto innovador en planeación y forma, Please, continue (Hamlet) es una obra que contiene un lado humano, profundo y reflexivo, que se contrapone a la crudeza y frialdad que brinda el espacio escénico donde se desarrollan los hechos. La casi poética travesía del joven Hamlet a través de la contradicción de su mente se manifiesta, en este caso, mediante un panorama fragmentado en donde las posibilidades interpretativas apuntan hacia extremos opuestos: la recepción de la puesta en escena como la más conceptual o la más realista de sus versiones. La sala del tribunal, carente en su totalidad de teatralidad e iluminada por luz convencional y la presencia hiperrealista de las autoridades, da al público la sensación de encontrarse ante un juicio verdadero, lo cual incrementa el nivel de identificación espectador-personaje y estimula la formación de una opinión personal acerca de lo que sucede, rompiendo la convención escénica, permitiendo que la experiencia de la situación se lleve a cabo de una forma mucho más directa. Sin embargo, los personajes se convierten poco a poco en las voces internas de un Hamlet que se juzga a sí mismo, permitiendo a los espectadores entrar en su mente y formar parte activa de ella.
En espectáculos de este tipo, se rompe por completo la tradición del teatro clásico y se entra de lleno en el hecho escénico como un todo, donde el público ya no es únicamente observador de lo que ocurre en escena, sino, por el contrario, forma parte de ella, surgiendo así lo que la teratología llama “espectadores totales”. La puesta en escena se crea entonces a partir de la participación activa o pasiva de todos los asistentes, sin importar la posición logística que ocupen dentro del espectáculo, de la interacción de todas las partes o de la influencia o afección que ejercen las unas sobre las otras. El hecho de encontrarnos frente a una propuesta en la que no hay propiamente actores y esos “no actores”, a su vez, interpretan personajes que tampoco lo son del todo, nos hace cuestionarnos acerca del verdadero lugar que ocupan cada uno de ellos en la mente de Hamlet y lo que representan para él de manera subjetiva, haciéndonos ver a Gertrudis como su conciencia doblegada, a Claudio como el resultado de las malas elecciones de la errática conducta humana y a la bella Ofelia como la idealización de una vida posible que permanece encapsulada en la inmovilidad de su aparente locura inerte. Se ha roto el espacio teatral jerárquico, no existe la cuarta pared, la acción es vista desde distintos enfoques y por lo tanto desde diferentes perspectivas y no hay un trazo notoriamente ensayado. Al no haber una delimitación entre público y actores, tampoco hay una separación clara entre lo que ocurre dentro y fuera de la mente de Hamlet, entre la ficción y la realidad. La oportunidad que se le ofrece al público de integrarse activamente como jurado y dictar el veredicto final, tras haber conocido a
profundidad un caso ficticio que se traslada al plano de lo real, lleva a los espectadores a ponerse por un momento en el lugar del acusado y reflexionar. Es entonces cuando llega ese instante donde todos somos Hamlet, donde el hecho teatral trasciende lo dramático para convertirse en performático y ocupa por completo un momento presente impredecible, compartido por todos los participantes tanto en materia tangible como intangible. En cuanto a la dramaturgia de esta puesta en escena en concreto, el texto de Shakespeare, se convierte en un guion de montaje más
Omar Iván Padilla Hidrogo 2016 Estudio Cervantes/Shakespeare.
Foto: Majo Chávez
que en un libreto seguido al pie de la letra donde el argumento es el centro del cual se desprende la descripción de las escenas originales, que son referidas a modo de declaraciones o pruebas legales y no se presentan cronológicamente. Jorge Dubatti nos habla en su Cartografía teatral: Introducción al teatro comparado, del teatro como acontecimiento poético de la cultura viviente, y Please, continue (Hamlet) es un buen ejemplo de esto, ya que logra conjugar en un solo espacio, la estética ficcional del arte dramático con los tintes naturalistas del reflejo de un fragmento de la vida en tiempo real. La puesta en escena deja ver una propuesta discursiva que adentra al público no sólo en el cuestionamiento de la creación escénica, sino también en el de los mecanismos de la mente de un hombre. Cada individuo es capaz de emitir un juicio, formarse una opinión personal y defender su posición frente a una determinada situación. Esto es lo que Roger Bernat intenta enfatizar al delegar en el sentido de justicia de los espectadores, el futuro de un ser humano que, dentro de la convención escénica, es completamente real.
Foto: Majo Chávez
Una de las características del teatro posmoderno muy visible dentro de este montaje es la impersonalidad de la mayoría de los personajes, que más allá de ser alguien en específico, representan tanto tipos sociales con características claras y bien definidas que corresponden más a una masa que a un individuo, como fragmentos de la mente en conflicto de Hamlet, atendiendo a las necesidades de las diferentes visiones e interpretaciones de la obra. De la misma forma que sucede en el caso de los patrones de carácter, ocurre con las situaciones, las cuales a pesar de referir un hecho concreto, cumplen más la función de resaltar la universalidad de los hechos, haciendo notoria su susceptibilidad de acontecer en cualquier lugar y a cualquier ser humano en general. Siendo un proyecto cuyo objetivo de experimentación trasciende su interés artístico, Please, continue (Hamlet) posee una calidad escénica que lleva la convención teatral –misma que en cierto modo hace a un lado– , a su máxima expresión adentrándonos en la subjetividad de los pensamientos de un Hamlet que todos somos en algún momento y del que todos formamos parte.
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EL CERVANTES QUE NO LLEGÓ JP: ¿Qué harías cuando llegara de a de veras al fin del mundo? IP: Sería la misma rebelión mezclada con resignación que vendrá el día en que me llegue la muerte, si es que tengo la oportunidad de estar consciente de ello. El fin del mundo me va a ocurrir y les va a ocurrir a todos los que nos estén leyendo o escuchando, como a ti te va a ocurrir. Nuestro fin del mundo es nuestra muerte. Tenemos además pequeños apocalipsis cotidianos; el del amor, el apocalipsis del bolsillo, el de los seres queridos. Yo creo que no haría gran diferencia como no fuera, desde luego, en términos del dolor experimentado ante el final propio o ajeno.
Ignacio Padilla 1968 - 2016
La muerte se llevó a Ignacio Padilla de una forma brutal, inesperada e impune. Nada se sabe del conductor del tráiler que convirtió en chatarra la parte trasera de su automóvil. Nacho era un escritor trashumante, vivía entre Querétaro, Ciudad de México, las ciudades del Bajío y aquellas a donde lo invitaran a compartir generosidad, sus libros, y lecturas. Fiel a su filosofía, nos ofreció un artículo sobre una de sus mayores pasiones, Cervantes y el Quijote, además de realizar algunas charlas en Irapuato que ya no pudieron ser. Con rabia y resignación, en su memoria, decidimos dejar este espacio en blanco.
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intervenciĂłn poĂŠtica
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INTERVENCIÓN POÉTICA
ARS ENTOMOLOGICA IMRE KÖRIZS Traducción indirecta Jaime Panqueva
Omar Iván Padilla Hidrogo 2016
Por ello, en la entrada al Cielo no me preguntarán por qué no fui Dante Alighieri, sino por qué no fui –ver arriba. Esto suena, después de todo, como una especie de autoengaño. Pues del primero al último, todos mis poemas pudieron ser escritos por tantos otros. Por desgracia, Horacio, Apollinaire, Mayakovsky, Rilke, T.S. Elliot (y Johann Matthias Firmenich-Richartz, me temo) escribieron algunos de mis poemas con anterioridad. Pero tengo este, que hoy aparece en la pantalla de mi computadora. Letra por letra, trata de conformar –como si fuera un GIF– el imago de mi experiencia y fantasía, para desplegar sus arrugados élitros, y, al final, Querido Lector, volar hacia ti. Así, pues, ¿qué debería pensar sobre él? También pudo haber sido escrito por otros. Pero muchos de sus autores posibles habrían muerto demasiado pronto, entonces este poema nunca habría salido de sus mentes. Algunos, quizás no bebieron suficiente vino, o salían de pesca con demasiada frecuencia. A otros no les agradaría lo suficiente y detendrían su escritura en la parte que dice: “por qué no fui Dante Alighieri”. Los más desafortunados podrían ser aquellos que recibieron una llamada telefónica mientras escribían y tras colgar la bocina, no pudieron reencontrar la inspiración. Así, un poema puede ser escrito por muchos poetas, pero si es leído por dos diferentes personas nunca es el mismo. Alguno podría tomarlo entre sus manos, en el sótano, sentado sobre la lavadora, tras leer algunas páginas del diario adolescente de su esposa. Otro podría encontrarlo en una librería de viejo, al detenerse por un aguacero inesperado. De todos modos, no tengo nada más que hacer con él que dejarlo partir por mi ventana, porque parece concentrarse demasiado en sí mismo para ser un escarabajo recién nacido.
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Azt mondják, egy költonek � nem a leheto legjobb vagy a legszebb verset kell megírnia, hanem azt, amit csak o� írhat meg, és senki más. A túlvilág kapujában eszerint nem azt fogják megkérdezni tolem, � hogy miért nem voltam Dante, hanem hogy miért nem voltam – lásd fent. De ez széplelko� önáltatás. A verseimet, mindent egybevetve, sokan mások is megírhatták volna. Sot, � például Horatius, Apollinaire, Majakovszkij vagy Rilke már elore � meg is írt néhányat, sajnos. De itt van például ez, amely most születik a képernyon, � és betonként próbál � újra meg újra kibújni, mint valami animált gif, tapasztalataim és képzeletem fölpattanó burkából, hogy a végén kibontsa összegyort � szárnyait, és miután megszáradtak, elrepüljön hozzád, olvasó. Ezzel például mi van? Ezt is megírhatta volna más, sot � akár többen is. De nagyon sokan már azelott � meghaltak, hogy ez eszükbe juthatott volna, mások túl kevés bort ittak, vagy túl sokat pecáztak hozzá, és talán van olyan is, akinek nem tetszett eléggé, és már a Danténál abbahagyta. A legbosszantóbb azoknak lehetett, akiknek közben megszólalt a telefonjuk, és miután letették, már nem tudták ugyanott folytatni. Egy verset tehát sokan megírhatnak, de amit két ember elolvas, az soha nem lehet ugyanaz. Hiszen valaki talán ezt is egy centrifugán ülve, a pincében veszi kézbe, azután, hogy beleolvasott a felesége kamaszkori naplójába, más meg esetleg egy antikváriumban állva lapoz rá, ahova csak az eso� elol � menekült be. Nekem mindenesetre nincs vele több dolgom, mint hogy kiengedjem az ablakon, mert már túl sokat foglalkozik saját magával, újszülött cserebogár létére.
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Dicen que un poeta no está destinado a escribir el mejor o más bello poema del mundo, sino el que debe ser escrito por nadie más que él mismo.
SONETO DE LA LOCURA CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE Traducción del portugués por Benjamín Valdivia
A minha casa pobre é rica de quimera e se vou sem destino a trovejar espantos, meu nome há de romper as mais nevoentas eras tal qual Pentapolim, o rei dos Garamantas.
Esta mi casa pobre es rica de quimeras; y si voy sin destino a destazar espantos mi nombre ha de romper las más nubladas eras como Pentapolín, rey de los Garamantas.
Rola em minha cabeça o tropel de batalhas jamais vistas no chão ou no mar ou no inferno. Se da escura cozinha escapa o cheiro de alho, o que nele recolho é o olor da glória eterna.
En mi cabeza rueda el tropel de batallas jamás vistas en tierra ni en el mar ni el infierno. Si de oscura cocina escapa olor de ajo, lo que allí reconozco me huele a gloria eterna.
Donzelas a salvar, há milhares na Terra e eu parto e meu rocim, corisco, espada, grito, torto endireitando, herói de seda e ferro, E não durmo, abrasado, e janto apenas nuvens, na férvida obsessão de que enfim a bendita Idade de Ouro e Sol baixe lá nas alturas.
Doncellas por salvar, hay miles en la Tierra y parto en mi rocín, destello, espada, grito, el tuerto enderezando, héroe de seda y fierro, y no duermo, abrasado, y yanto sólo nubes, con febril obsesión de que al fin la bendita Edad de oro y Sol baje de las alturas.
Foto: Brandon Martínez
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INTERVENCIÓN POÉTICA
EL PAÍS DE LOS MUERTOS SALVADOR BARRERA A Karla Galván
Imagenes: Laura Fátima Badajoz
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s noviembre. Apenas ayer empezó el mes y sé que, aunque es un país que le rinde tributo a la muerte, el miedo que se le tiene está vivo. Lo tengo bien claro porque hace un par de meses mi familia celebró mi funeral. Yo ni quería, pero insistieron. Hasta me llevaron flores. Dijeron que a mi edad es normal, que debo de acostumbrarme a estas cosas, que no pasa nada y no es para tanto, que debo entender, pero no lo entiendo. Y es que ya son treinta años trabajando aquí y para evitarme problemas no he dicho nada. Estoy bien cómodo, aunque cada vez hay más moscas en la oficina, y no quiero que nadie se dé cuenta del funeral porque no falta quien se lo tome en serio y quien empiece a tratarme como a un difunto. Sí, ya me ha pasado que cuando voy al archivo muerto a tomar un expediente para revisar un dato que no recuerdo, o al acercarme a la copiadora para duplicar un documento que se perdió, mis compañeros se llevan la mano al rostro para cubrirse la nariz y la boca. Ayer, mientras copiaba un acta para cerrar un expediente, Gutiérrez me habló por la espalda y me dijo que el jefe quiere verte, pero cálmate, te pusiste bien pálido, hasta parece que viste un muerto. Lupita se ríe en silencio y Archundia y Gómez se codean como para hacerse saber entre ellos de qué se ríen. De rato toco la puerta de la oficina del jefe y le pregunto que si puedo entrar. Me pide que tome asiento y me doy cuenta que hasta
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en su oficina hay moscas. Lo escucho y nada más me le quedo viendo como le da vueltas al asunto. Y no sé por qué pero como que hay algo que no me gusta en lo que dice, hay algo que huele mal. Igual y por eso hay tantas moscas. Luego me dice que lo lamenta mucho, que es una pena que un empleado como yo se encuentre en esta situación tan, cómo decirlo, complicada, en la que no le queda otra cosa que hacer que desearme mucha suerte. Sus palabras me calaron la osamenta. Salí en silencio. No dije nada, permanecí callado como una tumba. Tomé las cosas de mi escritorio y salí por la puerta seguro de que no volvería a cruzarla. Ya pasaron un par de semanas y las moscas aún vuelan por todos lados, como en la oficina. Se alimentan de mi carne y hasta dejan sus huevecillos en los pedazos más podridos. Me quedé en casa porque no sabía qué hacer, quizá porque nunca piensas en la vida que te espera después de la muerte, hasta que te llega. Al principio no salía, y es que dejaba unas manchotas por donde iba pasando, con todo lo que chorreaban mis vísceras. No salía por pena, una pena extraña y recurrente, era pena de muerte. Necesitaba conseguir empleo. Ahí como pude me levanté y salí a buscarlo, pero a unas cuantas cuadras de la casa, me encontré con Arturo, a quien no veía desde el colegio. Me dio pena que me viera así. Dijo que acababa de comprar una casa muy cerca y que había sacado a pasear a sus perros para conocer el vecindario. Después
me preguntó sobre mí. No supe qué decir. Se me cayó la cara de vergüenza y los perros se la comieron del suelo. Preferí volver a la soledad de mi casa. De regreso me encontré con que todas mis cosas estaban afuera. Me dijeron que mi testamento justificaba el desalojo y la pérdida de mis pertenencias. Me compré un mezcal. Me lo bebí esperando que el gusano se comiera la carne que aún me quedaba. Hoy quería irme a dormir con la idea de que era un cadáver. Pero no tenía a donde ir, así que llegada la noche pensé en irme con los muertos de hambre de una colonia pobre que estaba a unos cuantos kilómetros, que recorrí rápidamente; pero no fui bien recibido. Entendí que hasta entre los muertos hay clases. Entonces hice lo más lógico: fui a un cementerio. Ahí también vi como desalojaban a unos cuantos. Uno por no haber pagado su permanencia; otro el mantenimiento. Así que mejor ni me pasé porque no tenía ni en qué caerme muerto. Luego supe que, para no pagar, muchos se hacían los occisos y la mayoría se quedaba en los alrededores del panteón. En la entrada no se veía otra cosa que cadáveres. Había uno muerto de risa que miré en silencio, preguntándome la causa de sus carcajadas. Luego luego, volteó. Acercó su cráneo y me devolvió una mirada vacía que penetró en mis ojos. Acomodándose la mandíbula me preguntó la causa y la forma de mi muerte. Contesté pronunciando mi nombre. Entonces
me dijo que los difuntos ya no tenemos, los olvidamos, y que hasta el mío pasaría a formar parte del silencio. Me dijo que si te detienes a ver de dónde vienen los muertos sabrás a donde van y se volvió a reír. Y de cierto modo tenía razón porque los que habían fallecido colgados tenían las deudas hasta el cuello. A los que se les fue la vida pensando demasiado las cosas, perdieron la cabeza. Los que estaban avergonzados de su vida querían que se los tragara la tierra y los holgazanes habían preferido el sueño eterno, y todavía a los niños muertos se les engañaba con el cuento de la cruz y la resurrección. No quise hacerle caso y para convencerme de que no era cierto todo lo que me había dicho me senté afuera del cementerio repitiendo mi nombre en silencio. Al paso de las horas tomé de la basura un periódico, que leí para distraer los retazos de vísceras ennegrecidas que aún me quedaban. Luego me di cuenta de que en este país se puede matar todo, menos el hambre. Nunca me había fijado en lo repetitivo que es el periódico: Tiroteo deja tantos muertos. Fueron encontrados muertos. El saldo fue de tantos muertos. Los encabezados del periódico hablaban de nosotros. ¿Si éramos tan importantes por qué nos habían olvidado? Al día siguiente lo volví a leer y encontré un anuncio. Aún quería conseguir un trabajo. Fui a una entrevista de cuerpo presente. Éramos tantos que uno estiró la pata para ser el primero, pero ni eso le sirvió porque hicieron otra en la que duramos varios meses. Cuando
llegó mi turno me espanté las moscas, me acomodé las costillas y me enderecé las vértebras, pero la entrevista no duró ni cinco minutos. Fue rutinaria e indiferente. Aquello mató mis esperanzas. Estaba claro que alguien como yo difícilmente conseguiría empleo. Agoté el día y las posibilidades y de tanto caminar terminé muerto del cansancio, así que decidí quedarme afuera del cementerio. Estaba tan extenuado que, aunque dormí en la calle cobijado con un periódico, descansé en paz. Luego, traté de llevar mi situación a términos legales, pero el trámite era tan complicado, que, juicio tras juicio, uno permanece indefinidamente esperando el juicio final. Me las he visto bien duras. No hay ni para mortajas, menos para coronas de flores, por eso entre los pobres se han popularizado las coronas de espinas. Estaba tan desesperado que buscando trabajo terminé en ninguna parte, y es que vivimos en un país tan grande que estamos perdidos en él. Una vez iba pasando por una manifestación y me agarraron como a uno del montón. Nos metieron a una fosa común por un buen rato. Ahí escuché a muchos decir que preferían estar guardados que afuera. Allá era peor. Las opiniones coincidían en una sola: estar en las calles era la muerte. Cuando salí, me uní a los disturbios. Hubo linchamientos y saqueos a manos llenas y todavía nos querían cobrar por daños y perjuicios al alumbrado público, porque colgamos a uno con los cables de la luz. Apenas en julio elegimos nuestros homicidas locales y asesinos
federales, pero la intolerancia nunca había sido tan prolongada y violenta. La semana pasada, un amigo con el que comparto la acera me invitó a un funeral para distraerme, pero fue un desastre porque el difunto nunca llegó. Como estudiaba fuera pensaron que venía retrasado, después dijeron que andaba perdido con varios compañeros. Aun así nos quedamos. Fue como una fiesta tras otra fiesta. Descubrí que el sueño desaparece y que cualquier motivo es causa de festejo, y sobre todo que la desgracia es el mejor de los motivos. Por eso ya dejé de buscar empleo. Mientras me recupero para la próxima fiesta, me pongo a ver quién pasa frente al cementerio, nomás para matar el tiempo. Aún leo los periódicos y me sorprende que las notas de muertos nunca aburren. Quizá porque siempre nos divertimos. Una vez vi pasar a un moribundo por aquí y, ¡ah!, cómo le fue. Me recordó cuando aún no se me veían los huesos. Y es que la vida es muy dura, la muerte no. A mí, por ejemplo, me falta estómago para soportar todo lo que veo. Muchos no tienen corazón y se aprovechan de quien se descuida. Pero aun así, todo es fiesta. Cuando la noche agoniza, todos los muertos caminan por las calles con paso vacilante a su sepulcro. Vivir aquí es vivir en un valle de lágrimas para muchos, porque este es el país de los muertos. Por eso, las tradiciones para rendirle culto a la muerte, para su festejo y celebración, están más vivas que nunca.
INTERVENCIÓN POÉTICA
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INTERVENCIÓN POÉTICA
QUIJOTE MARCO VANZZINI
Mentira decir que su cabalgadura no anda más, que se ha quedado flaco, sin poder caminar. Fiel continúa en el camino: Un río mojará las pezuñas de su caballo. No lo llamarán loco. No pincharán sus odres llenos de vino. No habrá gigantes ni palacios, caballeros o sueños. No será necesaria la penitencia. en la soledad de la Sierra Morena, ni hará falta el bálsamo para curar entuertos. Cuatrocientos años y aún andamos el mismo camino. Solos, Don Quijote y Rocinante, Rucio y Sancho Panza.
Imagen: Laura Fátima Badajoz
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EN UN LUGAR DEL MICROCUENTO
DOMADOR DE TORMENTAS Los gigantes ya están hartos de ese viejo loco que cada que los ve los confunde con molinos de viento. Agustín Monsreal
MENTIRA HISTÓRICA En batalla singular, un ejército gigantesco fue vencido por el valor de un solo iluminado. Su resentido biógrafo, mutilado de guerra el mismo, en lugar de mencionar gigantes, consignó molinos. Eduardo Gotthelf
Foto: Prisila Martínez
POR UNA MANCHA Ya salía feliz a iniciar sus aventuras para desfacer entuertos. Al pasar por la sala de la casa se observó en un espejo de cuerpo completo. Iba a pasar de largo pero algo lo detuvo. No, no era posible, no podría salir así, que dirían de él, siglos después, los analistas de sus aventuras. Con esa mancha en el pantalón no había modo de trascender en la historia.
VA CARGADO DE AMARGURA En un lugar de la Mancha, en cuya cantina voy para recordarte, se dijo don Quijote melancólico al pensar en su amada. Arrastrando la armadura, suspiró: ¡Ay Sancho, gordo infeliz, qué suerte tienes! ¿Por qué te prefirió a ti la hermosa Dulcinea. A ti, un simple escudero? Jeremías Ramírez Vasillas
Foto: Mónica Salazar. Título: Huella
INTERVENCIÓN POÉTICA
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INTERVENCIÓN POÉTICA
MIGUEL MALDONADO
LA BOTARGA
LA SEÑORA QUE LAVA AJENO
Si se tropieza no podría levantarse Sufriría la agitación de las tortugas cuando a espaldas tendrían que ayudarle los paseantes siempre bondadosos al disfraz
Cuando su hijo va a casa de la novia le presta el mejor suéter de sus clientes
Sabemos que las botargas nos miran por la boca del muñeco Ven que sonreímos a unos ojos de cartón Descubren una bondad que no es para personas Quisieran estar a la altura de los ojos del muñeco y recibir ellos la amabilidad de nuestros gestos.
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Es un tipo bien portado y bien vestido dicen con gusto los padres de la chica Aunque intriga que un chico tan humilde ande en buenos trajes Él les dice que su familia se dedica al negocio de la ropa sin hacer aclaraciones Cuando su madre enferma de la espalda suspende el oficio por terapias Una ligereza le preocupa: que en casa de la novia juzguen a su hijo por su ropa ya gastada
A RT Í CU LOS
CELEBRAR CERVANTES ESCUCHANDO A SHAKESPEARE Entrevista con MIGUEL MALDONADO Por: JOSÉ ANTONIO BANDA
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on su Libro de los oficios tristes (Monte Carmelo / Destrazas Ediciones, 2015), el poeta poblano Miguel Maldonado obtuvo hace algunos meses el Premio Nacional Joaquín Xirau 2016. Aprovechamos unos instantes para conversar con él sobre este trabajo. En un libro reciente, De la intimidad, Luis Vicente de Aguinaga escribe que un poema es un artefacto que construye una identidad, la del poeta. En ese sentido, ¿por qué construirse una identidad a través de oficios tristes? La apreciación de Aguinaga me recuerda un retruécano de Octavio Paz: uno inventa el poema y el poema lo inventa a uno. Esta idea especular, ahora ya ando con Borges, de efecto reflejo, me parece que surte una serie de elementos complejos, pues habría que desmenuzar el término identidad y esto nos llevaría a una larga digresión. Pero tomando como supuesta dicha idea refractaria, creo que escribí El libro de los oficios tristes desde una voluntad contestataria: no estoy de acuerdo con la manera en que la sociedad ha organizado la cuestión del trabajo; así asumo que, si de identidad se trata, este poemario es una acusación y yo el acusante. Retomando otra de las frases de Luis Vicente de Aguinaga. Hay una tradición, por llamarla así, de poetas que usan el prosaísmo como elemento principal en sus textos. Pienso ahora en Octavio Paz, cierto Sabines; pero sobre todo en José Emilio Pacheco. ¿Crees que nuestra sensibilidad poética actual es ante todo prosaica, que sólo bajo esta forma poética es posible cantar o decir la música cotidiana? El libro de los oficios tristes lo escribí en verso, en versos con un lenguaje cotidiano, quizás esto dé la impresión de ser un libro cercano a la prosa, por su soltura. Esta sencillez se corresponde con los mismos oficios, trabajos de gente humilde y sencilla; también con una postura personal: creo en la poesía libre con el mismo fervor que en la poesía con verso medido. Si nos referimos a los nuevos aires del tiempo, la preseptiva la están imponiendo los formatos de las redes sociales; como decía McLuhan, el medio es el mensaje. Las redes disponen de un límite de espacio para poder escribir; twitter, por ejemplo, da para 140 caracteres, este margen obliga a escribir de un modo distinto, ahora mismo estoy escribiendo un libro, El vuelo de la rosa, con poemas a 140 golpes, y la experiencia ha sido valiosa, no hay que desdeñarla, desde siempre el formato impone una sensibilidad, lo propio sucedía con los folios medievales o los papiros egipcios, sus materiales y medidas incidían en el canon literario, quizás mucho más de lo que podría influir la inventiva de cada autor. Al leer El libro de los oficios tristes, pensé en dos libros: Chetumal Bay Anthology, deudor del mítico Spoon River Anthology -y éste de la Antología griega-, y de los Poemas proletarios de Novo. ¿De qué manera se inserta tu libro en esta larga tradición? ¿Los poemas fueron construidos pensando en la misma, o esa continuidad es sólo casual? Este libro tiene una veta de reflexión que se origina desde Los trabajos y los días de Hesíodo, uno de los poemas más antiguos en la cultura griega y el cual trata sobre la distribución del trabajo y la manera de realizar las labores. Con Hesíodo se inaugura en Occidente la discusión sobre el lugar que debe ocupar una persona en la sociedad. Pareciera que el asunto del trabajo es cosa juzgada y que no hay nada que discutir al respecto, sin embargo es fundamental repensar si la manera en que
se ha organizado la sociedad es la más justa posible, pues hemos hecho muy desgraciada la vida de una humanidad entera. La mayoría de las personas realizan actividades que no les agradan y, cosa peor, lo hacen durante gran parte del día, esto no debería suceder, los trabajos sucios los deberíamos hacer todos y por sólo pocas horas, por citar una de las tantas injusticias en torno a la cuestión laboral. Este poemario es una mirada sobre la manera en que nos relacionamos con el trabajo de los otros, por ello tiene un matiz filosófico. Hanna Arendt, poco antes de morir, comentó que entre las deudas morales que tenemos en Occidente con respecto a la justicia social están por resolverse la explotación y la enajenación laborales, así como el concepto nuclear y cerrado de la familia. Uno produce hombres sin vida y el otro que olvidemos la vida de los demás y nos concentremos en la vida hogareña. Volviendo a las comparaciones. En Los oficios tristes, pienso ahora mismo en el poema que abre el libro, permea un aire de resignación que me remite al libro de Job. ¿Sigue vigente ese problema, el bueno sufre y el malo goza? ¿Qué puede decir la poesía al respecto sin caer en el didactismo? El sufrimiento te puede llevar por diversos caminos, la venganza es la decisión trágica frente al dolor; en la historia de la humanidad hay muchos ejemplos de vendeta individuales y sociales, como la guillotina de los jacobinos durante la Ilustración. La resignación me parece otra postura igual de trágica que la venganza, renunciar a la dicha y a la justicia es una verdadera tragedia. Digamos entonces, poéticamente, que el dolor puede resolverse como Job o como Jacob. Ambas formas me parecen ardientes: la resignación de Job o la venganza jacobina. El libro de los oficios tristes es las dos cosas a la vez, par de jotas frente a un Rey. Gana par. Retomando el poema inicial: Quienes profesan oficios tristes / tienen hijos que no saben responder / la incómoda pregunta que llega siempre / ¿A qué se dedica tu padre? En los tiempos que corren ¿No es la poesía también un oficio triste? “A toda ocupación llega su tristeza”, dice uno de los versos del libro; así que el poeta no se salva. Sin embargo hay muchas razones que compensan los rigores del poeta. El hecho de que la poesía no esté, y apuesto porque no lo estará, dispuesta a las reglas salvajes del mercado es causa de alegría; una sociedad cada vez más monetarizada frente a una poesía indiferente a la ganancia mercantilista me parece que permite una poesía libre y honesta; no digo que un poeta no deba ganarse la vida escribiendo, digo más bien que el capitalismo avasallante de nuestra época no ha podido avasallar –contaminar- a la poesía; seguramente los mercadólogos se han de dar de topes contra la pared por no poder monetarizar salvajemente la poesía, también por no poder vender la Luna ni el muro arruinado donde se han roto la cabeza. La gente odia los muros con abolladuras de cabezas, sobre todo de los cabeza dura. Este año celebramos 400 años de la muerte de Cervantes y de Shakespeare ¿Cuál ha sido tu manera de celebrar? Volvamos a los retruécanos del inicio –iniciar con un retruécano y terminar con un retruécano es en sí ya un retruécano—: yo celebré este año a Cervantes escuchando a Shakespeare (un monólogo de adaptación de Macbeth para teatro) del mismo modo, estoy seguro que cuando leo a Cervantes celebro a Shakespeare. Son almas especulares.
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OMAR IVÁN PADILLA HIDROGO:
Los extremos están presentes en mi trabajo Por: ALEJANDRO PALIZADA
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utor de una de las obras más interesantes dentro de la escena plástica del estado, Omar Iván Padilla Hidrogo es originario de Irapuato y egresado de la escuela de Artes Visuales de la Universidad de Guanajuato. Ha participado en diversas exposiciones, entre las cuales podemos destacar Habeas corpus, en la sala Guadalupe Marín de la Casa Museo Diego Rivera (2013), el Festival de arte contemporáneo del Rincón en Purísima del Rincón (2014), Maestros de la plástica irapuatense, en el Museo de la Ciudad de Irapuato (2015), y la exposición colectiva Actualidad en la creación artística guanajuatense, en el Museo de Arte e Historia del Estado de Guanajuato (2015). Para este número de Argonauta, Omar Iván aceptó el reto de elaborar la portada con una interpretación muy personal del tema. Su Cervantes/Shakespeare
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se antoja como un Argos Panoptes, con un aire demoníaco, que retrata la fascinación exacerbada que provoca la obra de estos dos escritores. Dos perros en coloquio, dos monstruos literarios en un gesto de brazos cruzados, con una sonrisa socarrona que delata al artista que mueve los hilos de la ficción. Con esta extraordinaria obra, el pintor rinde homenaje al manco de Lepanto y al bardo de Avon, y engalana la portada de nuestra tercera entrega. En Irapuato se percibe una especie de boom de artistas plásticos, que están muy activos y presentes en diversos espacios, en la ciudad y fuera de ella. ¿Cómo percibes tú esta situación? Creo que es cierto, están surgiendo sobre todo en los jóvenes las necesidades expresivas, no sólo en la plástica, también en las letras,
la música y el teatro. Creo que esto es natural en una ciudad que está en constante crecimiento, sumado a que vivimos en una época y sociedad inmersa en la vertiginosa cantidad de contenidos en internet y medios de comunicación, estamos siendo bombardeados por miles de imágenes e información totalmente novedosas día a día, lo cual estimula a las mentes sensibles. Esto que tú le llamas boom, como sucede en la mayoría de las cosas, nos recuerda que cantidad no es necesariamente calidad, y sabemos que con el tiempo se irán decantando hasta quedar los más perseverantes y auténticos. Considero que esto es muy bueno y muy sano para la ciudad, tener una oferta artística más extensa, ya que las personas están generando en ellos la necesidad de consumo de ciertos capitales culturales, con diversos festivales, el recientemente abierto Teatro de la Ciudad, y foros de iniciativa privada muy destacados como el CREA. Veo también que el desarrollo económico del municipio no va con la proporción de su desarrollo cultural, esto es típico de la poca visión, casi ceguera o ignorancia de los políticos, ya que todo lo tergiversan en números. Se están aterrizando grandes proyectos de empresas extranjeras en la ciudad y el estado, países muchas veces con una oferta cultural que no tiene punto de comparación con las políticas culturales actuales, es decir, estamos teniendo un gran déficit para todas estas personas que están llegando, que, por cierto, ya me han comentado, están aburridas y encerradas viendo Netflix. El FIC les vino a dar un respiro. Te conocemos obra en muy diversas técnicas, ¿hay alguna que prefieras trabajar en particular y por qué? No me gusta limitarme. El uso de diferentes materiales y técnicas obedece a las particularidades de la propuesta. Hay ideas que son espontáneas, otras que se fermentan, requieren tiempo y estudio, pero cada una tiene sus necesidades. Por ejemplo, una vez que la idea está terminada en mi cabeza, ella misma me dice qué necesita. Hay algunas ocasiones que todo comienza al revés y experimento con el material sin saber qué es lo que quiero hacer, y poco a poco se me van ocurriendo cosas a través del accidente. La técnica de la cual parto, principalmente, es el dibujo. Me siento cómodo con las líneas, pero me gustan los retos. Actualmente estoy trabajando en un proyecto con programación y óptica. Así que estoy estudiando y experimentando con materiales, desde luego apoyándome de profesionales en otros campos de la ciencia. En mi obra puedes encontrar dibujo, pintura, grabado, escultura en cerámica, intervención, obra digital. He participado en varios performances. Una faceta mía, poco conocida, es la de compositor. Hago música electrónica experimental bajo el nombre de “Zetahedro”. Algunas de mis piezas han acompañado cortometrajes y videos de varios colegas.
¿Cómo describirías los temas de tus pinturas? Eclécticos, totalmente. Si analizo el contenido de lo que hago, me doy cuenta, ya sea de manera consciente o inconsciente, que estoy tomando diversos elementos que me han influido a lo largo de mi vida. Algunas cosas se contraponen, pero a la vez yo siento que se complementan. El memento mori, por ejemplo, es un tema recurrente. El desapego, la espiritualidad o la búsqueda de Dios, nunca de manera explícita, son otros. Finalmente hay una parte más visible en los temas: la forma, los objetos, los personajes, generalmente son cosas cercanas a mí; mis amigos, mi entorno familiar, el paisaje local, la flora y fauna del estado, a veces rayando en lo grotesco, otras se presentan de manera más sutil. ¿El artista debe trabajar su camino de forma independiente o para ser más “visible” es necesario que participe en grupos, colectivos, talleres, etc.? Yo creo en ambas maneras de trabajar, pues las he vivido, y todas conllevan cosas positivas y negativas, generalmente más positivas que otra cosa. Creo que todos los creadores de cualquier índole, en una etapa inicial, necesitan del apoyo de sus colegas, ya que se facilitan ciertos procesos, se realizan contactos. En materia de gestión lo mejor es trabajar en equipo. Se pueden hacer interesantes y nutritivas discusiones en grupo. Éstas siempre son enriquecedoras, nos abren la mente a pensar diferente. Claro que para esto se necesita cierta apertura y madurez; comúnmente a la gente le cuesta mucho escuchar críticas sobre su trabajo, o simplemente escuchar a los demás, por aquello del ego inflado. He tenido malas experiencias con hartistas, que tienen tendencias de megalómano, aquí en Irapuato… chale, se sienten Picasso, nomás les falta el talento. Yo trato de combinar las dos cosas. Me encanta el trabajo colaborativo, por el relajo y la convivencia, me pone creativo, pero por lo general trabajo a puerta cerrada, y gestiono yo mis asuntos, uno se concentra mejor y disfruta mucho más su trabajo. Colaboraste en los grafitis del Puente Siglo XXI que se realizaron en 2013 ¿cómo contribuyen este tipo de iniciativas a cambiar el espacio urbano? Así es. Junto con otros jóvenes creadores de Irapuato decidimos tomar un curso en el centro de las artes de Guanajuato, en la ciudad de Salamanca. Un proyecto proveniente del nivel federal, invitados por medio de Casa de la Cultura. Fue un curso muy extenso, con profesionales desde la gastronomía tradicional del estado, artesanías, pasando por la pintura mural con Eliseo Mijangos y artistas de un estilo de grafiti, que se ha puesto de moda y ha ido creciendo en propuesta e importancia en los últimos años, llamado
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arte urbano o neo-muralismo, con exponentes importantes como Carlos Segovia (Sego), mexicano, que tiene presencia internacional, y otros grandes artistas de la lata en el estado, como lo son Carlos E. Gallardo (Blue), David Gómez (Kaoz), Nickis, Plether, Kart y Arde algunos también de proyección internacional. Hablando de otras disciplinas artísticas, ¿hay alguna obra o artista que influya en tu trabajo, o por el cual sientas alguna preferencia? Definitivamente uno no inventa el hilo negro. Puedo decir que hay muchos artistas, creadores, pensadores que me influyen, cada libro, cada persona, cada suceso vivido, pero sería muy extenso. Me gustaría hablar de todo, pero disfruto mucho de las propuestas multidisciplinarias, video-instalación, performance, mapping interactivo. Algo que me fascina es la danza contemporánea, aunque todavía no profundizo en mi obra esta influencia. Ya he trabajado con el dibujo y el movimiento principalmente con mis alumnos. Otra cosa curiosa; los artistas que más admiro no se parecen en nada a lo que hago, pero sus ideas han permeado en mi imaginario, tal como Gilberto Esparza, Marcela Armas, Arcángel Constantini, Iván Puig, Rafael Lozano-Hemmer, Teresa Margolles. Todos ellos mexicanos. Y más localmente nunca podré olvidar a Raúl Zarate, sobre todo aquellas largas charlas en la Castañeda. Ya que el número lo dedicamos a Cervantes y Shakespeare, dos autores donde lo pasional prima sobre lo racional, me gustaría plantearte lo siguiente: ¿en qué extremo te identificarías como artista: del lado apolíneo-racional o del lado dionisíaco-extático? Justo con esta idea trabajo constantemente. Los extremos están presentes en mi trabajo, al tornarse más ecléctico toma cosas de ambas partes. Me gusta el caos que es tratar de tener el equilibrio, incluso, compositivamente, para tratar de representar esta idea,
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está presente la figura del quincunce, principalmente los creados por las culturas originarias de México. Los opuestos complementarios en equilibrio, o a veces retomo muchas veces a Rafael Sanzio, con Platón y Aristóteles en La escuela de Atenas. Soy muy creyente de activar estas dos partes del ser, lo carnal y lo racional, pero a veces creo estar más en contacto con mi lado erótico, intuitivo y animal, por eso creo que pretendo ser muy racional (risas). Hace poco te vimos colaborando en una especie de happening, interviniendo a varias manos 4 lienzos de manera simultánea durante el Festival de la Cerveza, en el Inforum. ¿Cómo fue esa experiencia? El trabajo con Galería Guerrilla es un paso muy interesante en mi trabajo como artista. Me gusta mucho la colaboración y siempre me había imaginado intervenir en un cuadro junto con otros amigos. Es una forma de vencer los egos, experimentar, y sobre todo divertirse. Es muy excitante, la experiencia se vuelve colectiva más allá de los artistas ya que está presente el público, y a modo de rockstar he sentido que la gente se ha conectado con nosotros, se emocionan, y esto genera una sinergia bastante sabrosa, o tal vez fueron las cervezas artesanales... prefiero pensar lo primero. ¿Qué proyectos tienes en puerta para un futuro cercano? Murales de luz dinámica, por eso lo de la programación y la óptica. Está en proceso una nueva serie de pintura. Muchos proyectos en conjunto, incluido el de ilustrar un libro del cual no puedo hablar por el momento. Por último, las preguntas obligadas para responder en una sola palabra: ¿Shakespeare o Cervantes? Shakespeare.
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EL JAZZ, UN OLVIDO DE LA ETERNIDAD por: JOSÉ GARRIBA
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l gusto por el jazz se lo debo al jazz mismo. Los latidos infinitos de las percusiones, la visceralidad de los metales y la finura armónica de las cuerdas en un mismo diálogo, me causan emociones inefables. El concepto del jazz es casi tan subjetivo como el de cualquier manifestación artística. Antes de estirar las ojeras por la tautología superflua del jazz, ya había sido víctima de su bestialidad rítmica gracias a The Last Poets, Guru y Native Tongues. Todos ellos, pioneros del Spoken Word y el Rap, fueron quienes me enfrascaron en un ambiente sonoro que provenía de las primeras décadas del siglo XX. Una vez mordido el anzuelo musical vinieron a mi época tardía las Big Bands, el Swing, el Bebop, el Hard bop y el Free-jazz, entre otros. Sin embargo, en este artículo no escribiré para desglosar el árbol del jazz y mucho menos para repetir listas sobre los Beatniks, sin auscultar en ellos. Lo primero ya lo ha hecho Eduardo del Río; y, lo segundo, Gerardo Carrera ha compilado una serie de ensayos sobre dicha generación, por poner un ejemplo. Además, es preciso señalar que antes de Howl (1955), de Allen Ginsberg, Kyn Taniya escribió Radio (1924), adoptando la síncopa musical a la versificación de sus poemas o bien, antes de On the road (1957), de Kerouac, Arqueles Vela demostró su versatilidad en la novela La señorita etcétera (1922). Es arriesgado poner en una misma línea de comparación estas literaturas, pero lo que sí es seguro son las influencias del género musical que repercutieron en un movimiento, una antes que otro (Beatniks – Estridentismo), y que Luis Mario Schneider no ahonda del todo en ello. Los autores anteriores son ejemplo de las primeras influencias del jazz en otros factores, como lo social y el mismo campo artístico, en este caso, la literatura. No obstante, las dudas brotan sobre quién afecta a quién ¿El jazz al factor social desde el estilo o el factor social
al jazz, desde su desenvolvimiento político y geográfico? Me inclinaría un poco más hacia la segunda premisa. Los factores históricos y políticos, donde el jazz se gesta, quizás ya no les atañen en sus estudios a las escuelas que, por desgracia, han institucionalizado lo que antes Theodor W. Adorno llamaba “primitivismo rítmico”, y que inmediatamente puedo pensar en las diversas perspectivas, sobre el valor estético que me brinda una manifestación sin encerrarla en la jaula del arte, otro concepto tautológico. Ahora bien, a pesar de estas eternas pugnas entre intelectuales, o músicos –porque también los hay–, que se olvidan de las periferias o diásporas en que un movimiento artístico se gesta, la diáspora afroamericana es por excelencia la que ha de asirse con más fuerza cuando se habla de jazz. En ella la represión política, junto a las manifestaciones artísticas, sigue dando frutos de sangre. Movimientos como el Quilomboarte es un ejemplo de esta lucha que no da tregua. Ahora, es de vital importancia mencionar ese impacto en la comunidad jazzística en México. Es innecesario y hasta cómico hablar de una sociedad en general como escucha de jazz, pero si es interesante, hablar de esa comunidad creadora de jazz como escucha de la sociedad en que se desenvuelve. Pollomingus es uno de los grupos quizás más jóvenes, surgido en la ciudad de Morelia en el 2008. Su lenguaje está permeado principalmente en el jazz, pero va desde el funk hasta algunos vestigios de blues. Haré mención únicamente de este grupo, conformado por Rogelio Vargas, Jonathan Macotela,
Irepan Rojas y Juan Carlos Cortés, pues ellos son un grupo que aún arraiga la trascendencia que tiene el escuchar antes que emitir, llevando su expresión artística tanto al campo estético como al político. ¿En dónde están las tumbas? (2015), es una de sus últimas producciones, además, una denuncia artística hacia un país en decadencia. El free – jazz es uno de los estilos más constantes en esta producción, y no es por casualidad, pues la vehemencia que caracteriza al estilo es gracias a que el ritmo no se localiza en ningún grupo de instrumentos, sino que se extiende en una enérgica polirritmia, permitiendo así a la atonalidad ser espontánea y golpear con más fuerza. Dentro de estos lenguajes musicales Pollomingus se encargó de mezclar pequeños cortes de fragmentos poéticos. ¿Por qué razón? Quizás la fuerza que tiene la poesía desde su génesis y de algún modo el tópico sobre la cual versa, la muerte, mezclado en dichos ritmos, esclarece una relación entre el título y su contenido. ¿Dónde están las tumbas? Es una pregunta que retoma este grupo porque ya se ha escuchado anteriormente, ¿dónde?, en la sociedad hastiada y automatizada por el acto de asesinar. Tumbas sin flores que no serán ornamentadas el próximo dos de noviembre y que, con justa razón, Pollomingus clama por un silencio cómplice al mismo campo artístico como social. En el jazz prevalece aún, sin duda, la fuerza con que nació. Especialmente en estos ritmos atonales donde no es gratuito relacionar el estridente corno metálico con los gritos de un alma violentada. Yo clamaría un ¡basta! a la pueril farándula, con que algunos fanáticos afirman su devoción al jazz y a los espacios de “cultura” o instituciones, donde importa más el canapé que un rescate de la memoria. Cuestiono su pedantería y su experiencia estética artificial, desde la diáspora que todos olvidan y los ritmos donde la muerte se manifiesta.
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EL CIRCO DE SOMBRAS por: CANELA
Elenco actual: Marco Antonio Rizo Patiño Carlos Rodríguez Hernández Rebeca Grageda Alvarado Abraham Rizo Patiño Marcela Rodríguez Hernández Karla García Zamora Mauricio Ramírez Maldonado
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¿Cómo nació la idea de formar esta compañía? Mauricio y yo formábamos parte del grupo de teatro universitario del Instituto Irapuato, en aquel entonces dirigido por el profesor Jorge Skinfield (mi primer maestro de teatro, por cierto). Una vez que nos sentimos preparados, decidimos formar nuestra compañía para montar nuestros propios proyectos, teníamos ideas muy revolucionarias por aquellos ayeres y me atrevo a decir que aunque hemos evolucionado, continuamos con ellas.
actores y miembros del equipo técnico somos amigos de la adolescencia de un solo núcleo. Es curioso darte cuenta cómo de un solo grupo de amigos que se reunían a escuchar heavy metal y beber cerveza, pudo haber surgido un gusto tan particular en el arte, y además tener el talento para hacerlo, que es todavía más extraño. Ahora, incluso, forman parte de la compañía familiares nuestros que en un principio eran nuestro público y que ahora se han sumado al mundo del teatro.
Circo de Sombras ha realizado representaciones en espacios públicos y recintos como el Teatro Principal y el Teatro Cervantes de Guanajuato; el Parque Guanajuato Bicentenario, en Silao; el Teatro Ferrocarrilero de Pachuca Hidalgo; caravanas culturales y reclusorios en el estado a través del Instituto Estatal de la Cultura, en el Laboratorio de Artes Escénicas (LAVA); en el Festival Internacional de Teatro y Artes Escénicas de Valladolid España (TAC); y el Colegio de México en Madrid, España, entre otros.
¿Dónde ensayaban cuando comenzaron a hacer sus presentaciones? En un principio ensayábamos en la cochera de la casa de Mauricio, era el único espacio que como “jóvenes” teníamos disponible para hacer nuestras locuras, una época en la que nadie cree en tus proyectos, sólo nosotros mismos. Varias veces llegaron a quejarse los vecinos, incluso una vez llegó la policía (con metralletas y encapuchados) creyendo que la “violación” que ensayábamos en ese momento era real, esa es una anécdota que aún contamos cada que nos reunimos. Puedo decir que gracias a eso y a que nunca dejamos de lado el teatro pese a las adversidades, Circo de Sombras sigue vigente.
¿De dónde surge el nombre de la compañía: Circo de Sombras? Mi querido amigo Gabriel Olivares, “El Gabo”, como se le conoce en los bajos mundos, las pulquerías y en las cantinas de medio pelo (y quien, estoy seguro, leerá esta entrevista), fue el autor de tan noble título. En la primera reunión que tuvimos como compañía, puso el nombre sobre la mesa al contarnos que se le ocurrió para un proyecto de colocación nocturna de carteles de protesta; el proyecto no proliferó, y a nosotros nos pareció una gran idea adoptar el nombre. La vida es un circo lleno de sombras y qué es el teatro sino el reflejo del comportamiento humano.
Marco Rizo Patiño nos cuenta cómo iniciaron este viaje desde una cochera hasta los escenarios internacionales.
¿Desde hace cuánto tiempo se conocen los actores de la compañía? Este es un caso muy curioso, todos los
arco y Mauricio salieron de su cochera a conquistar el mundo con su Circo de Sombras y la manera “revolucionaria”, como ellos mismos la definen, de hacer teatro. Fue en 2005 cuando Marco Antonio Rizo Patiño y Mauricio Ramírez Maldonado decidieron dedicarse a hacer teatro, algo que les llenaba la panza de mariposas. En las calles, en escenarios grandes, espacios pequeños e incluso, para invidentes en Valladolid, España, se han podido presentar con su compañía, integrada actualmente por siete actores irapuatenses, que radican en diferentes municipios de Guanajuato.
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¿Dónde y cuándo fue su primera presentación? ¿Cuál fue la reacción de los espectadores? Es algo que yo recuerdo con mucho
cariño. Nuestra opera prima se tituló “El Titiritero, el regreso del gran guignol” y se realizó exitosamente en el otrora Auditorio Benito Juárez, del paradisiaco puerto de Irapuato. Esta obra fue escrita y montada especialmente dentro del género teatral Grand Guignol, una corriente francesa de ultra violencia, sangre, desmembramientos y demás bellezas del estilo, así que ya imaginarás a los beneméritos miembros de Circo de Sombras dejando estupefactos a los espectadores aquella noche, con un auditorio lleno. Justamente era eso lo que buscábamos, queríamos dejar atónito al público, que saliera asqueado sin querer regalarnos un gramo de aplauso... y creo que lo logramos. ¿Cómo eligen las obras que van a presentar, la temática y la caracterización? Vemos que es algo que los diferencia mucho de otros grupos teatrales de la ciudad. Bueno, una de las realidades es que muchas de las historias se escogen con base en el número de personajes que en ellas aparecen; de pronto es complicado encontrar actores y llenar grandes elencos. Afortunadamente Carlos y Mauricio saben escribir y adaptar textos dramáticos; de esta manera trabajamos las historias que nos gustan. Siempre buscamos darle nuestro toque a cada personaje que interpretamos y creo que, como tú bien dices, es algo que nos ha distinguido a lo largo de los años. Nos gusta mucho la farsa y le imprimimos algo de ella al momento de actuar. ¿Cómo surgió la idea de presentarse también en las calles? Recuerdo presentaciones en Irapuato de teatro callejero, sobre todo en noviembre, para el Día de Muertos. Cuando nosotros comenzamos a actuar, no era nada sencillo conseguir un espacio que estuviera destinado para hacer teatro. El auditorio Benito Juárez y el de la Preparatoria Oficial (ENMSI) que eran los medianamente decentes en aquel tiempo, los rentaban y era prácticamente imposible para nosotros pagar el costo de renta de ellos y, aunque algunas veces logramos hacerlo, nos convencimos de que mientras no hubiera un teatro en Irapuato, era necesario llevarlo a las calles y formar públicos, que la gente que se dirigía a su trabajo o venía de él, o la señora que regresaba de la escuela con sus hijos, vieran un montaje teatral callejero y lo disfrutaran
tanto como se hace en un teatro, pero con escenario y luz natural, así para cuando por fin tuviéramos un teatro, la gente ya supiera de qué se trata esto del mundo dramático y creo que ha funcionado. Ahora ya vamos por nuestra decimoprimera edición del Festival de Teatro Callejero Circos, Sombras y Leyendas el cual verá los escenarios el 1, 2 y 3 de noviembre de este año. ¿Cuál es la preparación que tienen para poder hacer las representaciones escénicas? Si bien algunos de los actores que trabajan o han trabajado con nosotros recibieron una formación teatral universitaria, la mayoría de nosotros nos hemos formado a base de talleres y del quehacer teatral diario. Háblanos de la invitación que les hicieron para presentarse en Valladolid, España. Sabemos que fue una presentación para personas invidentes. Así es, la Secretaría de Turismo del Estado de Guanajuato tiene un convenio de intercambios artísticos y culturales con Valladolid España. A través de este convenio fuimos invitados a compartir nuestro trabajo de teatro para ciegos; estas puestas en escena suprimen completamente la vista, es decir, le quitamos lo visual al teatro y lo convertimos en una experiencia multisensorial que ataca dos aristas fundamentales: la inclusión de personas con discapacidad en un espectáculo y la sensibilización de normovisuales. Es por eso que para España desarrollamos el montaje El Lado Oscuro de Cervantes, un entremés como NUNCA LO VERÁS, el cual está adaptado del entremés El Retablo de las Maravillas. ¿Cómo fue el recibimiento de los españoles? ¿Cuál fue la reacción ante la obra y cómo se prepararon para este público? La verdad es que todos íbamos con el nervio natural del actor, evidentemente íbamos a la cuna de Cervantes, con público acostumbrado a ver constantemente obras de Cervantes y, bueno, el hecho de que ocho mexicanos les lleváramos nuestra propia percepción de un dramaturgo “muy suyo”, nos causaba un poquito de pavor, sobre todo cómo se iba a recibir este tipo de percepción del Retablo tan americanizada. Con gusto puedo decirte que superamos la prueba, a la gente le encantó nuestro trabajo, sobre todo
a los miembros de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles), quienes presenciaron nuestra obra y salieron del recinto gritando ¡Viva México! Esto es algo que jamás voy a olvidar. ¿Qué otros proyectos quieren emprender aquí en Irapuato, en el estado y sobre todo, cómo buscan hacer crecer la compañía? Estamos trabajando constantemente leyendas que se presentan en el programa Noche de Leyendas, evento que organiza el IMCAR a través del Museo de la Ciudad, y resulta obvio hacer mención de que queremos que nuestro Festival de Teatro Callejero Circos Sombras y Leyendas siga creciendo año con año. Tuvimos la fortuna de que la edición de 2015 fuera la más grande y variada que hemos tenido hasta ahora, y este año no queremos que sea la excepción. Existen algunas propuestas para regresar a España y probablemente McAllen, Texas. Quiero seguir desarrollando el teatro de horror en Irapuato. ¿Qué es lo que más disfrutan de las presentaciones? ¿Qué es lo que más valoran de las reacciones del público? Aunque a veces nuestro estilo es algo sombrío, nos encanta escuchar las carcajadas del público, muchas veces les sacamos las risas burlándonos de ellos mismos y eso nos parece un fenómeno excitante. Lo que más disfruto es sentarme en el camerino y caracterizarme mientras escucho el bullicio de la gente entrando al recinto; y, obviamente, ver las caras de asombro del público cuando las luces se encienden al final de la obra. ¿Esperan actuar en el Teatro de la Ciudad aquí en Irapuato? Por supuesto que nos encantaría, esperamos de todo corazón ser considerados para ello y que el teatro sea utilizado para lo que fue creado, EL TEATRO, y que no vaya a terminar siendo monopolizado o utilizado tristemente para graduaciones y entrega de papeles de fin de cursos. Vamos a darles el beneficio de la duda, sobre todo porque ahora se siente el apoyo de las autoridades de cultura municipales (un saludo al buen Fede Vargas Somoza). Un abrazo a todos los lectores, y que nunca vuelvan los “espacios VIP” a los eventos artísticos… saben a qué me refiero.
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A RT Í CU LOS
ALONSO DE SAGUARAL por: SERGIO GALINDO
En septiembre del año pasado, el maestro Sergio Galindo visitó nuestra ciudad para impartir un taller de dramaturgia con el programa de retribución social de CONACULTA. A continuación publicamos un fragmento en exclusiva de su trilogía Alonso de Saguaral. Cuadro 3 Atardecer. Rumbo a la sierra, Alonso y Pánfilo, llegan a reposar en un claro en el camino. Sombras de enormes sahuaros los rodean. Se deja oír el correr de un arroyo.
PÁNFILO: Nunca, oye, mi había tocado qui oyendo sonar tan cercas lo que suena por lo qués, no digo pueda agarrarlo... ¡por ningún lado se vé!
no es el mismo que el di afuera, eso sí ti aclaro… enten. No me eches a mí la culpa si las tripas por su cuenta se ponen alharaquientas… eas piden su sostén.
ALONSO: Llegamos al otro tiempo.
El correr del agua se oye en primer plano. Se ve la sombra con la figura de alguien que, sigiloso, pasa corriendo.
PÁNFILO: ... ¿Onde no se sabe bien, cuándo es lo ora de comer?...
ALONSO: ... ¡Épa, pinchi, ya te ví!... ¡Arrímate y dí quién eres!...
ALONSO: ... Onde puedes escuchar la voz de tu pensamiento.
PÁNFILO: (Que pega el brinco) ¡Y quién cabrones vua ser!... Ya viendo la acequiecita con los ojos apretados mi achinqueché pa beber...
PÁNFILO: ¡Ah, chingao, a ver, a ver: quiere decir, según esto... que porque pienso en la sed... ¿oigo la acequia... correr?
ALONSO: ...A ti no te estoy hablando
ALONSO: Y si te estás quietecito, calladito el hociquito, concentradito un ratito, no digo la vas a ver, vas arrimarte y beber. PÁNFILO: ¡Ah, cabrón, ¿le vua sorber?!... ... ¿Y...?.. Perate, a ver, a ver... Ponle tú que ya la ví pero aquí adentro de mí… Ora pon que me li arrime -te digo por suponery mi achinqueche a beber... ¿Por onde me va entrar la agua? ¿Nomás por el sonidito, sin ni si quiera mojarme?... ¡Ta cabrón, no vua llenarme! ALONSO: Inténtalo y vas a ver... PÁNFILO: Pos si no hay más, qué vua hacer... Una cosa si te digo... ALONSO: ... ¡La lengua sale sobrando! Óyela como te digo Después no habrá falsa sed. PÁNFILO: ... ¡Ah, chingado, ¿falsa sed?!... ¡Haberlo dicho, jodido, así cambia el parecer!...
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PÁNFILO: ... ¿Y a quién más?... ¿Tas fantasiando? ALONSO: ... ¡Al qui acaba de brincar pa allá atrás como las liebres!... Imagen: Pavel Eudave
ALONSO: ...¿Por qué?... ¿Qué tiene qué ver?... PÁNFILO: ... Porque pon que en un descuido al pegarle tres “sorbidos”... ¡a la monda con la sed! ¿Qués lo que va a suceder?... Se va llevar la sed falsa, me va dejar la di a buenas, ¿y qué chingaos vua hacer? Si la falsa no la aguanto... ¡A qué chinga me condenas! ALONSO: ... Nunca la fé li ha pedido, pa meniar mo...lo que sea... a la lengua parecer... PÁNFILO: ... ¡Ta güeno, ta güeno, pues!... Me vua quedar calladito, pendiente del sonidito. Nomás que sí toma en cuenta que el tiempo que cargo adentro,
PÁNFILO: ... ¡¿Brincó pa atrás un Jodido?!... ¿Lo vites o son tus fiebres?... ALONSO: ... Pasó como una visión... PÁNFILO: ... Si fue visión no lo viste... o lo que vites no existe. ALONSO: ... Como te estoy viendo a ti ví que brincó... ¿no lo olites?... PÁNFILO: (Se toca y olfatea) ..¡Ah, chingao, entonces sí!... ... ¿Y no lo reconocites?... ALONSO: ... Entre miles que lo viera como lo acabo de ver, ¡así lo reconociera! por la pinta... y el olor. No creyo qui haiga otro pior. PÁNFILO: ¿Qué...quieres decir con pior? No lo dirás a sabiendas...
ALONSO: Pos... cómo te lo dijera.... Mejor, mira, pa que entiendas: ¡jodido, en lugar de pior! PÁNFILO: ...¡Bonita tu chingadera! Jodidos nos vemos todos y estamos por onde quiera, buscate otra distinción. ALONSO: ... Es que no nomás jodido... ... ¡De los jodido... el pior!... PÁNFILO: ... ¡Son los qui hay más, digo yo! Pero a ver: pa semblatiarle: De mí... ¿jodido pa arriba? O... ¿más jodido que yo? ALONSO: .. ¡De ti jodido… pa abajo!... PÁNFILO: ¡Cómo estará el pobre amigo! ¡Pero dime qué le vites que lo vites tan jodido! ALONSO: ¡Le ví lo... qué no le ví! PÁNFILO: ... Pos dime qué no le vites... ALONSO: Casi en peloto el cristiano. Con cabeza de estropajo, enjuto como ocotillo, alto, seco, pata a rais brincó como vinagrillo, se escondió pa allá pa atrás… y por ai está el fulano… PÁNFILO: ¿Y... no se ti afiguró... a ninguno conocido?... ALONSO: ... Pos ora que se ti ocurre, se mi ocurre a mí con tigo: de tanto que se parece no le busqué parecido.... ¡pero igualito, el amigo!... PÁNFILO: ... ¡Igual a quién, pues, sencío!... ALONSO: Sin mentarlo, vas a dar: ponle qui harto de lo mismo, se desclavó de los clavos, si apió de la cruz di un brinco y está por ai escondido. PÁNFILO: ... ¡Jesucristo, ¿tan jodido?!... ... ¡Éste que vites, no el otro, no el de todos conocido!... Aunque... jíjuela chingada... bien pensada, bien pensada... viendo bien al de la cruz, viene a ser el más jodido; con razón me digo yo: de todos es el alivio. ALONSO: ¿Cómo puede darte alivio, ver en desgracia a otro amigo?
PÁNFILO: ... ¡Por sabido eso se calla!... No es qui andiuno agradeciendo qui haigan otros más jodidos. Pero viendo que los hay, piensu uno, bendito Dios, déjame así como estoy y ocúpate del di atrás. ALONSO: ... Asómate y dile, entonces, que se arrime aquí sin miedo... PÁNFILO: ... No me va encrer si digo eso. Va notar la temblorina. Y menos si se lo digo, teniendo como lo tengo... así de fruncido el sieso... ...¡Como fundío de gallina!... ALONSO: No ha meniado un solo dedo, diai detrás del saguaral, hasta acá lo stoy oliendo. Y hasta te puedo apostar, que ésto que digo está oyendo. PÁNFILO: (Viendo a sus espaldas) .... ¡Ha, jodido, ¿tan cerquitas?!... .. ¡Amigo ya, salga di ai!... ALONSO: ... Vé pa allá, velo a buscar, dile qui aquí hay gente amiga. PÁNFILO: (No muy convencido empieza a buscar) ...Y pa qué voy y repito, pos si a ti ya te está oyendo: ¡con uno que se lo diga!... ¡Arrímese, pues, amigo!... ¡Va uno a pensar qui anda huyendo!... ALONSO: ... Vé tú, Pánfilo, arrímalo... PÁNFILO: ... Vua olfatiarlo aquí nomás. Dios guarde ya en lo oscurito me sale un pinchi animal... ¡Dé la cara, pues, amigo!... ALONSO: ... ¡Quihubo, amigo, buenas tardes!... PÁNFILO: (Pega el brinco y se vuelve para toparse con la presencia) ... ¡¡Aaahha, joidoooo, vé nomás!... Si a apareció por atrás. Doble susto, usté, mi amigo: el de no saber quién es y el de saberlo después. (Viéndolo de cabeza a pies) Pos... no será el de la cruz pero se li anda arrimando... ¿No será uno de los dos que lo estaban custodiando? ALONSO: ... ¡Échale encima una manta!... PÁNFILO: ...Ni hace fríyo ni la aguanta, ¡no ves que de güilo espanta!
ALONSO: Algo que tape sus carnes. PÁNFILO: ¡Cuales carnes, ocurrente!... Si parece que al pisarla se puso en pié la serpiente de tan güilo el penitente. Ni un pellejo de reserva sin… contar lo que le cuelga, ... ¡qui ai sí... sabrá cómo está!... ALONSO: ...Deja ya tu lengua en paz y atiende a nuestra visita. PÁNFILO: ¡Ah, ¿qués visita éste amigo?! ¡O aparecido nomás!... Porque en un momento dado viene siendo la mismita. Cuando uno menos acuerda, ¡si aparece la visita! Y además di aparecidos quieren ser bien atendidos; ¡exigentes los jodidos! ALONSO: ... Va a decir éste pobre hombre: Buscando qué merecer, Jesucristo de mi vida dónde me fuiste a traer... PÁNFILO: Eso si es que no está sordo. Porque si está pa qué hablar, ni pa qué decirle nada, él solito va soltar, si no, ¿pa qué se arrimaba? ¿Si quiere algo de comer? (El visitante reacciona de inmediato afirmando) ¡No te dije, aistá, ¿ya ves?! Si al hambre no hay quien la aguante, no hay con que “suéltala qui ande”, con sordera o con mudez ALONSO: ... Échale encima tu cuilta y dale de tu lonchera... PÁNFILO: ..¿Todo nomás de lo miyo? Va star pior la chingadera. ¿Y si le doy mita y mita?... ¡O, mejor, verá, mi amigo!... -Ya se me vino una ideyaSiéntese aquí un momentito y piense muy despacito en lo que li anda pasando: que di hambre si anda chingando. Ya que si oiga un sonidito -a lo mejor di un sartén con la manteca chillando-, ¡éntrele, éntrele, es di usté, usté lu está… supongando! ALONSO: El hambre que carga éste hombre, se denomina ancestral... PÁNFILO: Si con eso te refieres a “de la chichi mamar”... se le echa de ver lueguito. Si se mantiene parado, gracias nomás a la lechi que le dieron de chiquito.
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Por eso decíya yo -no vaya a caile pesadodarle primero un bocado pero di algo ligerito... y qué más ligero quieres, que nomás el sonidito. ALONSO: (Ofrece su lonchera) Tome amigo, con confianza... PÁNFILO: (Que se la arrebata) ¡Éitale, échala pa acá!... si se nos pasa de lanza, le va reventar la panza. Mejor yo aquí le voy dando. Acomódese mi amigo, aquí se los vuir pasando... (Le arrebata el bulto) ¡Preste ese licaho pa acá, ¿qué tanto li anda cuidando?! ALONSO: ...Y mientras come nos dice, ¿qué hace aquí... así... y por qué? PÁNFILO: ... Si del modo que preguntas le entra éste amigo a los tacos... ¡van a ser tres di un chingazo, los va a desaparecer! Más vale el comer tranquilo, pa qué chingaos correr. (Sacando un taco de tortilla de harina) Ai va el primero, tú, güilo... Éntrale muy despacito; dale chanza al organismo que si acostumbre a comer... qui agarre bien su pasito. (El hombre lo arrebata y engulle) ¡Aya, pinchi, vé al jodido! ¡Como lión embravecido!... ¡Lueguito enseñó el colmillo! ...Tranquilito... tranquilito... Si entra tranquilo a la boca, menos dolor le provoca, al salir por el fundillo... (Ante la reacción de los otros dos) ...¡Así deciya mi tíyo!.. El hombre come de lo que le va ofreciendo Pánfilo a pedazos. La voz de Alonso que revisa el cuaderno de Cardenio que ha sacado del bulto. VOZ DE PONCHO ... “O le falta al amor conocimiento, o le sobra crueldad, o no es mi pena igual a la ocasión que me condena al género más duro de tormento. Pero si Amor es dios, es argumento que nada ignora, y es razón muy buena que un dios no sia cruel....” (Aparte)
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… ¡Pos eguuuuro, qué chingao, ¿no va uno a pensar mal dél?... “....Pues ¿quién ordena el terrible dolor que adoro y siento? Si digo que sois vos, Fili, no acierto; que tanto mal en tanto bien no cabe, ni me viene del cielo esta ruina. Presto habré de morir, que es lo más cierto; que el mal de quien la causa no se sabe milagro es acertar la medicina.” ALONSO: (Sorprendido) ¡Qué re te buen sonetero, es éste loco Cardenio!... Se le voltió la razón, pero le vino el ingenio.
ALONSO: Ni de Chihuahua, ni Haití... La encarnación de Cardenio trotando por nuestra sierra, a lomo de éste milenio. PÁNFILO: ¿No vendrá di ai del infierno?... ALONSO: ... Anda perdido en su trote de tiempos de Don Quijote y hogado en su frenesí. PÁNFILO: ¿Y por qué me muerde a mí?...
PÁNFILO: ... ¡Alonso! ... ¡Aloncito!.... ¡Alon...!
ALONSO: ...Tenemos quir a buscarlo y encontrarlo pa salvarlo...
ALONSO: ...¡Pánfilo!... ¡Se mi olvidó!... Por estar como el Fernando, leyendo de metichón lo que el Cardenio escribió y su manía de enseñarlo...
PÁNFILO: ...¡Mejor que se quede así! Pa la locura no hay cura. Dispensarás el ejemplo... nomás hay que verte a ti.
PÁNFILO: ... ¡Espanta a este pinchi loco, que ya se me vino encima, no aguanto su jediondina! ....¡Va comerme el desgraciado, después que le dí comida!... ALONSO: ... ¿Quién provocó éste altercado?...
ALONSO: ¡No hay locura tan más pura, que la locura di amor! Si lo sufres o lo gozas, puras se dan las dos cosas. Y aquél que busque la cura la encontrará en la locura que encierra el más puro amor.
PÁNFILO: ...¡No li hagas al licenciado!... ¡No te quedes ai parado, agarra un palo de leña!... ¡O no, verás, mejor no!... Mejor –di aquí a que lo encuentres¡jondellalo de las greñas!...
PÁNFILO: ...¡Ya te entró el cabrón ardor!... Mejor espérate, mira, orita hablamos di amor... (Sacando su lonchera) La urgencia orita es comer. ...Y ver qué vamos hacer... porque el loco en su loquera... ¡arrancó con tu lonchera!...
ALONSO: .. ¡Deja al Pánfilo, Cardenio! ¡Pánfilo no es el Fernando!...
ALONSO: ... Que li aproveche, que mi hace, menos falta a mí que a él...
PÁNFILO: ....¡Pero a mí me está chingando!...
PÁNFILO: ...¡Pos si ya le estabas dando!... ¿Pa qui arrancarse con todo y… dejarte abanicando?... (Se dispone a comer ahora sí de su lonchera) ¡Qué loquera tan ingrata! Le das comida en la mano... y te devora la pata...
Cardenio arrebata el cuaderno a Alonso y huye. PÁNFILO: ...¡Loco jíjuela chingada!... ¡Parece negro di Haití la traiba muy atrasada!... ¡Este loco no es di aquí! ¿Será di aquí de Chihuahua?...
ALONSO: ...¡Qué pesar el de Cardenio! Como su amor, su dolor, se le volvió igual de eterno. Con música, se hace el oscuro.
LA MATERIA DE LOS SUEÑOS por: BERNARDO MONROY
B
enedict se emborrachaba acompañado de un espíritu que recién había invocado. Usaba como posavasos un libro de magia negra escrito en latín. Afuera, el huracán se acababa de cobrar diez vidas y convertía las chozas y barcos en montones de tierra y madera. —Yo provoqué todo ese desastre –dijo Benedict, arrastrando las palabras, al momento que señalaba la ventana, con la habilidad propia de un ebrio–. Puedo controlar el clima, con ayuda de Ariel, mi mujer. El tabernero sonrió y fingió creerle, con esa paciencia atípica que han tenido los de su oficio con todos los borrachos de la Historia de la humanidad que, por cierto, en su negocio eran muy habituales. Durante aquel destructivo huracán se encontraban embriagándose una prostituta, la misteriosa dama de blanco que acompañaba a Benedict, un vagabundo que era cliente habitual, dos piratas que esperaban zarpar en cuanto el clima mejorase y un muchacho de no más de veinte años, que escribía en unas hojas con una desgastada pluma de ganso, quien sin ningún disimulo escuchaba todo lo que la gente platicaba. Benedict comenzó a hablar con el tabernero, mientras este limpiaba unos tarros y acomodaba botellas de ron, la bebida preferida de su clientela pirata. Incluso cantaban “Quince hombres van por el cofre del muerto, yo ho ho, ¡La botella de ron!” con desesperante monotonía. —A veces pienso que debería dejar de beber, sólo me trae problemas –dijo Benedict, al momento que daba otro trago al licor de coco, se lo terminaba y pedía otro–. ¿Ya te dije que fui yo quien provocó esta tormenta? Puedo controlar el clima. ¡Es verdad! –quitó el tarro del libro y lo mostró a la clientela, quienes le ponían total atención–. Miren, es el Liber Ventus, mi grimorio para controlar la atmósfera. Hago aparecer a Ariel, el espectro elemental del viento y, además, mi mujer. La mujer, supuesto espíritu elemental del aire, se puso de pie y saludó al escaso público. Vestía de blanco y de alguna extraña forma, tenía la piel de un azul oscuro. Quizá se la había pintado con algún ungüento de oriente que trajeron a Inglaterra algunos colegas nuestros, pensaron los piratas. Lo que la prostituta pensó fue que, si tuviera ese cuerpo, cobraría por lo menos diez chelines más. Benedict siguió hablando, ahora no para sí mismo y Ariel, sino para toda su concurrencia, su público. Las mesas de la taberna eran de madera vieja y astillada, al igual que el techo y los muros. En el suelo de arena había excremento y vómito seco y en el techo velas blancas cuyas flamas acababan de consumirse. —Veo que soy más un actor que representa un monólogo que un hechicero especializado en magia druida. Estudié en el bosque de Nottingham, donde me enseñaron a controlar
los elementos. Aprendí conjuros, hechizos, maleficios, y cuando estuve listo mi maestro me regaló el Liber Ventus. Con éste invoqué a Ariel. Ahora viajo por toda Europa a mi suerte, provocando un torbellino por aquí, un maremoto por allá, una ventisca en alguna villa y una granizada en algún poblado. En lo personal me encanta hacerles la vida difícil a los escoceses, esos lacayos de la furcia católica de María Estuardo, enemiga de nuestra Reina Isabel… Ariel sonrió con picardía de niña de ocho años. El público brindó y después dieron un trago, incluso los piratas, quienes gracias a los decretos de Isabel I de Inglaterra se habían convertido en criminales marítimos con licencia. “Un inglés puede ser un delincuente, pero aun así ama a su reina”, pensó Benedict. —…llegué a esta villa y comencé a beber. Aquí no puedes hacer otra cosa salvo embriagarte y fornicar con putas. Entonces leí por accidente el hechizo para provocar una tormenta y aquí estamos. Me he divertido mucho, pero creo que ustedes y toda la población están hartos. Ariel asintió. La prostituta reía a carcajadas, el muchacho escuchaba con atención mientras realizaba anotaciones con su pluma de ganso y los piratas se mostraban como todos los dedicados al saqueo marítimo: divertidos y despreocupados. Uno de ellos se puso de pie y señaló a Benedict con el gancho que suplía su mano: —¡Arrr! Si vos sois un brujo demostradlo. ¿Podéis detener la tormenta y desearnos un mejor clima para zarpar? —Oh, claro –dijo Benedict. Con un fastidio casi burocrático abrió el Liber Ventus y hojeó una parte. Leyó unas palabras en latín. De inmediato la tormenta cesó. En cuestión de minutos hubo una calma y un silencio roto únicamente por el canto y vuelo de las gaviotas y el oleaje. —¿Satisfecho? El pirata alzó las cejas. En toda su vida en altamar jamás se había topado con un verdadero mago. Su compañero se movía y comportaba como un caballero y, además, hablaba como tal. De no haberlo visto descender de un barco con velas negras y la bandera con el cráneo y los huesos cruzados, el famoso Jolly Roger, Benedict juraría que era un noble. —Gracias, caballero. En caso de necesitar mis servicios recuerde que estoy a sus órdenes –se puso de pie y le dio una palmada en el hombro–. Soy el capitán James Flint. Benedict le dio las gracias y siguió bebiendo. Los piratas y la prostituta se retiraron de la taberna, quedándose el mago solo con el dueño del lugar y el muchacho, quien se acercó a la mesa mientras conversaba con Ariel. —Cariño, no deberías estar jugando con el clima. Estoy segura que para el siglo XXI la gente sufrirá con el calentamiento global.
—Para eso nos falta mucho, amor. Y, al menos, yo no viviré para verlo. —Pero yo sí: soy un espíritu inmortal. El muchacho los miró, saludándolos con timidez. Tenía el cabello largo y apenas le estaba creciendo barba y bigote. —¿Se te ofrece algo? –preguntó Benedict. —Señor… soy dramaturgo. Es decir, quiero convertirme en escritor. Bueno, su historia me resultó muy inspiradora. Quisiera que en un futuro me permitiera usarla para una obra. Pero creo que la trama necesita madurar… quiero que se convierta en uno de mis últimos textos. Aún me falta mucho por vivir y aprender. En su embriaguez, Benedict asintió con un gesto. El muchacho sonrió. Al momento le estrechaba su mano, que Benedict tomaba con un esfuerzo sobrehumano. Estando ebrio, para él era más sencillo invocar un ventarrón que alargar una extremidad. —Benedict Cataegis. —William Shakespeare. Benedict se quedó bebiendo en compañía de Ariel y el tabernero. William, al salir de la cabaña, tropezó con el criado de piel oscura y fama de antropófago que cuidaba del mago y su pareja. Le escuchó un bramido gutural que bien podría haber surgido de una bestia ancestral, mezcla de maldición y conjuro primitivo. No le sorprendería, algunos años después, escuchar en esa misma taberna sobre el final escandaloso del mago, quien, tras naufragar en la Indias Occidentales, fue degollado y destazado en una recóndita isla del trópico por sus dos acompañantes, que a su vez pudieron paliar el hambre con sus carnes finamente envueltas en las hojas del grimorio. Mal tema para una obra de teatro, pero ya lo escribiría el mismo William, cerca del final de sus días; sin lugar a dudas, estamos hechos de la misma materia que los sueños (y de las pesadillas, podríamos añadir).
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ARGONAUTA DE GIRA
En sus dos primeras ediciones Argonauta ha visitado diversos rincones del Bajío y otras ciudades de la República. Hemos hecho presentaciones en: * Irapuato - CREA y Museo de la Ciudad. * Guanajuato - Casa Cuatro y Edificio de las Artes UGTO. * Morelia - Plaza de las Rosas * Guadalajara - Café Palíndromo * Comala - Encuentro de Escritores 2016 * Salvatierra - Museo de la Ciudad * San Miguel de Allende - Sala de Lectura INBA * Acámbaro - Museo Local * León - Facultad de Humanidades UGTO * Celaya - Café Pueblo Bonito Para mayores informes de futuras presentaciones y puntos de distribución, síguenos en nuestra página de Facebook: Argonauta Revista Cultural del Bajío.
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BIBLIOTECA DEL ARGONAUTA
¿Es una daga lo que veo ante mí? ¿Dispuesta hacia mi mano? Ven, déjame que te tome. No te tengo y, sin embargo, sigo viéndote. ¿No eres tú, ilusión fatal, sensible al tacto y a la vista? ¿O eres tan solo una daga imaginaria, creación falaz de una mente enfebrecida? Aún te veo y pareces tan palpable como esta otra daga que ahora desenvaino. Me marcas el camino que llevaba, y un arma semejante pensaba utilizar. O mis ojos son la burla de los otros sentidos o valen por todos juntos. Sigo viéndote, y en tu hoja y en tu puño hay gotas de sangre que antes no estaban. No, no existe: es la idea sanguinaria que toma cuerpo ante mis ojos. William Shakespeare. Macbeth.
MICHAEL FASSBENDER: MACBETH La primera vez que atrajo la atención fue en Hunger, de Steve McQueen. Más se desvanecía el personaje, más fijo quedaba en la memoria el rostro del actor. En Bastardos sin gloria, Tarantino pudo presumir –como es costumbre– el extraordinario gusto para elegir su casting; al lado de Christoph Waltz, Fassbender interpreta con un carisma y un obvio toque estereotipado de british gentleman que raya en lo sensual al general Archie Hicox: desde entonces, los más jóvenes han aprendido que a diferencia de los alemanes, los ingleses cuentan con los dedos comenzando por el dedo índice y no por el pulgar. Entonces apareció Shame. Nuevamente, Steve McQueen se decide apostar por el inglés para un rol nada sencillo. Seguir a Fassbender a través de la mirada de Steve McQueen ha sido un deleite: el silencio, la forma, la luz, la mórbida intromisión en la intimidad del personaje… nadie mejor que él para encarnar al hombre blanco contemporáneo, con toda su debilidad, su locura, su soledad, su intrascendencia, su insensibilidad. Nada más duro para un actor que interpretar la banalidad, la sexualidad y la animalidad en la fauna neoyorquina. La versión de Macbeth de Justin Kurzel logra crear ambientaciones bastante admirables, sin caer en pirotecnias simplistas de las cuales suelen adolecer muchas adaptaciones americanas; sin embargo, la cadencia no logra recuperar la intensidad que tiene la obra de Shakespeare. Dejando a un lado el ritmo, dejando a un lado la monótona Marion Cotillard, nuevamente podemos abismarnos en las sutilezas de la actuación de Fassbender. Desde luego, no podemos olvidar la adaptación de Akira Kurosawa, Trono de sangre (1957); la de Orson Welles, interpretando él mismo a Macbeth; y la versión –llena de paranoia– de Roman Polanski, filmada pocos años después de El bebé de Rosemary y de la tragedia de su esposa. En esta adaptación más reciente, el Macbeth de Michael Fassbender tiene el mérito de encarnar una lectura muy sombría de Shakespeare: su rostro en pantalla es el de un hombre solo, delirante, que se sabe condenado al infierno; y sin embargo, en los murmullos, en el ceño o en el fruncir de la boca uno atisba la cara de un hombre que se deleita con su dolor. (Alejandro Palizada)
ROLAND BARTHES: EL PLACER DEL TEXTO El tema del deseo en la literatura ha sido ampliamente desarrollado por la crítica literaria. Sin duda, la referencia obligada es Roland Barthes. En El placer del texto, Barthes elabora una interesante reflexión partiendo de una dialéctica del deseo. Al considerar a la escritura como una ciencia de los goces del lenguaje, se pregunta si acaso el placer del escritor se vincula con la experiencia propia del lector. Ante tal problema, encuentra que entre ambos surge un espacio de goce a modo de posibilidad. El escritor, al operar una maquinaria subversiva, además de transgredir los códigos culturales, encarna la figura del libertino. Por su parte, descubre en la actitud voyerista del lector cierta similitud con la perversión. Si el placer de la lectura proviene de una especie de ruptura, acaece con ésta una pérdida de los fundamentos, poniendo en crisis nuestra relación con el lenguaje. Tal proceso deconstructivo lo denomina “redistribución de la lengua”. Entonces, el placer del texto es una deriva, una experiencia de abandono. Luego, con la intuición de la muerte del autor, el texto se convierte en fetiche, se vuelve algo extraño. Al atacar las estructuras canónicas produce algo insólito, engendra algo nuevo. Así, el goce es lo indecible. De tal manera el lenguaje hiere y seduce, los significados se tornan ambiguos. Si todo se encuentra en devenir, a cada instante se renueva. Pero si el deseo nunca es satisfecho, ¿qué pasa con la subjetividad en el proceso de interpretación? ¿Cuál es la importancia del cuerpo en el goce textual? ¿Cuál la relación entre escritura y locura? Texto significa tejido: al igual que la araña al segregar su tela, el escritor se disuelve en su trabajo. Por su parte, el lector es capaz de explorar su cuerpo, manifestando sus pulsiones, en una vibración estereofónica de la carne profunda. La edición de Siglo XXI contiene, además, la Lección Inaugural de la Cátedra de Semiología Lingüística del Collège de France, pronunciada el 7 de enero de 1977, en donde Barthes continúa su reflexión en torno al lenguaje. (Abraham Suárez Noriega)
CERVANTES Y LA INVENCIÓN DE LOS ESPEJOS Miguel de Cervantes Saavedra decide meter un libro dentro de su libro, el Quijote, tarea que lleva a cabo con la colaboración o, mejor dicho, con la complicidad de uno de sus personajes más sobre- Foto: Brandon Martínez salientes: Sansón Carrasco. Hijo de Bartolomé Carrasco, bachiller por parte de la prestigiosa Universidad de Salamanca, Sansón Carrasco aparece en la segunda parte de su ópera magna y, cuando hace acto de presencia, le muestra a Sancho Panza el libro aludido, el cual, visto en perspectiva, parece ser la historia misma de don Alonso Quijano, el Caballero de la triste figura. Ahora bien, a Sansón Carrasco le apodan, muy acertadamente, “el Caballero de los espejos”. Aunque la razón es simple, porta una capa que está tapizada con pequeños cristales cubiertos de azogue, el sobrenombre es un tanto sugerente. Ahí, en Sevilla, Cervantes inaugura la novela moderna. Desde el punto de vista de la historia, es materialmente imposible que él esté en condiciones de anticipar o de vaticinar algunos de los recursos que, cuatro siglos después, habrán de caracterizar a la narrativa iberoamericana; no obstante, la teoría y la crítica literarias han convenido en llamar a su invento, un artificio literario, mise en abyme o, de acuerdo con la más básica traducción al español, “puesta en abismo”. Alegóricamente, la puesta en abismo emula el comportamiento de dos espejos confrontados que emiten un reflejo mutuo una y otra vez, ad infinitum. A partir del Quijote, entonces, hay una puesta en abismo o, más aún, una literatura que crece en las entrañas de la literatura. Al respecto, Martín de Riquer, uno de los grandes especialistas en el legado cervantino, apunta: “Hay que confesar que todo esto es sorprendente. Cervantes ha llegado a dominar de tal suerte la técnica novelesca que es capaz de hacer de la primera parte de su propio libro (publicada en 1605) un elemento novelesco de la segunda (aparecida en 1615), sin que ello desentone, sea absurdo ni vaya traído por los cabellos”.1 (Francisco Gallardo Negrete) 1 Riquer, Martín de (1971). Aproximación al Quijote. Navarra, España: Salvat Editores, p. 100.
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Compañía El Teatro del gato flaco Instituto Municipal de Arte Cultura y Recreación - IMCAR
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