Revista cultural del Bajío
México y Estados Unidos Fomento Cultural Irapuato A. C. Edición Trimestral • Irapuato • Febrero - Abril • 2017 • Año 1 - Edición No. 4 - Ejemplar Gratuito
COLABORADORES Alejandro Palizada Sánchez (Irapuato, 1982). Es autor de Videns (Plataforma, 2011) y Fantasmas (Azafrán y Cinabrio, 2012). Anónimo Hernández ( Ciudad de México, 1963). Seudónimo que Mauricio Bares utiliza cuando está de buen humor. Autor de Apuntes de un escritor malo y de la novela Anónimo, finalista en el concurso Herralde de novela 2007, de editorial Anagrama, extrañamente inédita en nuestro país. Daniel Bencomo (San Luis Potosí, 1980). Autor de Alces, Rejkyavik (2014, Libros Magenta-CONACULTA). Del alemán ha traducido poemas de diversos autores como Hugo Ball o Hans Arp y los libros Canon previo a la huida de Tom Schulz (2015, Cuadrivio-DLSLP) y La calma entre el cero y el uno de Björn Kuhligk (2015, Bonobos Editores). Su libro más reciente es Espuma de Bulldog (2016, Luzzeta Editores). Lleva el blog Mnemosyne Bar: cactusverbal.blogspot.mx Fernanda Ontiveros Arrache (Irapuato, 1991). Egresada del programa de Letras Hispánicas de la Universidad de Guanajuato, realizó estudios de traducción español – alemán en la Universidad de Tübingen, en Alemania. Es profesora de alemán e inglés, y labora como traductora en una empresa automotriz de origen alemán. También se desempeña como narradora oral. Gerardo Gómez Michel (Tijuana, 1968). Egresado de la Licenciatura en Lengua y Literatura de Hispanoamérica de la Universidad Autónoma de Baja California, de la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Salamanca y del Doctorado en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad de Pittsburgh. Ha sido profesor de licenciatura y posgrado en la Universidad Autónoma de Baja California y en la Hankuk University of Foreign Studies, en Seúl. Es profesor asistente del Instituto de Estudios de Iberoamérica de la Busan University of Foreign Studies en Busan, Corea del sur, y forma parte del Sistema Nacional de Investigadores. Sus áreas de especialización son los estudios culturales de Latinoamérica y México y las literaturas hispanoamericana y mexicana, particularmente, la literatura fronteriza en México. Jaime Panqueva (Bogotá, Colombia, 1973). Ganador del Premio Juan Rulfo de Primera Novela 2009. Autor de La rosa de la China (Planeta, 2011), y El final de los tiempos (2013). Ganador del concurso literario del 9° Festival Internacional de Escritores y Literatura en San Miguel de Allende 2014. Beca de la Asociación de Escritores de Shanghái para las residencias literarias 2014. Jervey Tervalon (Nueva Orleans, 1958) Nacido en Nueva Orleans pero criado en Los Ángeles, es escritor, guionista y dramaturgo, autor entre otras de las novelas de All the trouble you need, Understand this, el best seller de LA Times, Dead above ground, Monsters chef y Lita. Es profesor de escritura creativa en la Universidad de California en Santa Bárbara, además de columnista, cronista y antologador. Entre otros premios, fue ganador del New Voices Award, Quality Paperback Book Club, 1994, por Understand This. Jesús Abraham Suárez Noriega (Zapopán, 1991). Egresado del programa de Licenciatura en Filosofía por la Universidad de Guanajuato. Ha participado como ponente en congresos organizados por universidades nacionales. Colaborador habitual de la sección Desde el Bernalejo, del Periódico A.M. Irapuato.
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Jesús Aragón (Ocotlán, 1952). Poeta, editor, coordinador de talleres de creación literaria. Fue director del Fondo Editorial de Querétaro y coordinador de la Editorial de la Universidad de Guanajuato. Obras: Nuevas prosas del Kilimanjaro (2001) El oficio de esperar (poesía reunida, 2006), Las razones del viento (Premio Internacional de Poesía para obra publicada, 2010), Tan cerca de la voz humana. Conversación con el violonchelista Pedro Jiménez Alvarado (2012). José Antonio Banda (Coatzacoalcos, 1982). Ganador del Premio Nacional de Poesía Bartolomé Delgado de León en 2014 y del Premio Ramón Figuerola en 2016. Autor de Cuaderno en ruinas (Plataforma, 2011), Teoría de la desolación (Azafrán y Cinabrio, 2012), El Pozo abierto (Cartonera La Cecilia, 2014; Quemar las naves, 2016) y Río interior (Ediciones Atrasalante/ISC, 2016). Becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guanajuato, en el 2013. Manuel Iris (México, 1983). Poeta. Ganador del Premio Nacional de Poesía Mérida (2009) por Cuaderno de los sueños (México, Fondo Editorial Tierra Adentro 2009), Premio Regional de Poesía Rudolfo Figueroa, por Los disfraces del fuego (México, Ediciones Atrasalante, 2014). Coautor, junto con el poeta brasileño Floriano Martins, de Overnight Medley (Brasil, ARC Edições, 2014), y compilador de En la orilla del silencio, ensayos sobre Alí Chumacero (Tierra Adentro, 2012). Ha publicado poesía, ensayo y traducción en revistas como Tierra Adentro (México), Casa de las américas (Cuba), Sibila (España), Mapocho (Chile), Triplo V (Portugal) y Líneas (Francia). Recientemente Ediciones del movimiento poético de Maracaibo, en Venezuela, y Ediciones la Fragua, en El Salvador, publicaron La luz desnuda y Frente al misterio, antologías personales de su poesía. Blog personal: bufondedios.blogspot.com / Email: manueliris65@gmail.com Mijaíl Lamas (Culiacán, 1979). Poeta, traductor y crítico. Editor en jefe de Río Grande Review, revista del programa del Posgrado en Creative Writing de la University of Texas at El Paso. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en 2005 y 2006. Ha publicado los libros de poemas Contraverano (2007), Cuaderno de Tyler Durden seguido de Fundación de la casa (2008), Un recuento Parcial de los Incendios, selección de poemas (2009) y Trevas. Canción del navegante de sí mismo (2013). Obtuvo el accésit del XXVII Concurso de Poesía Ciudad de Zaragoza en 2011 y el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura, en 2012. La editorial argentina el Suri Porfiado reeditó Cuaderno de Tyler Durden (2014). Fue incluido en El canon abierto. Última poesía en español (1970-1985) de la editorial española Visor Libros. Su libro más reciente es El canto y la piedra (Valparaíso, España, 2017). Octavio Manríquez (Irapuato, 1997). Escritor, editor y fotógrafo. Colaborador de la sección cultural Desde el Bernalejo, del Periódico A.M. de Irapuato. Pascal Bourne (Francia). Es psicólogo, terapeuta y escritor. Habita en Tannay, Suiza, donde dirige la Galerie de Poche. Robin Myers (Nueva York, 1987) poeta y traductora, vino a México por primera vez a los nueve años, luego volvió para vivir en Oaxaca en 2005 y 2008. Licenciada en Letras Inglesas por parte del Swarthmore College (Pennsylvania), Robin dedica gran parte de su tiempo a la traducción de poesía hispanoamericana. Publicó por vez primera un poema suyo en The Kenyon Review. Amalgama (Ed. Antílope, 2016), en edición bilingüe, es su primer libro de poemas. Ahora vive y trabaja en la Ciudad de México.
DIRECTORIO
EDITORIAL
Director general Francisco Mac-Swiney Salgado Director Editorial Alejandro Palizada Sánchez Jefe de Redacción Octavio Manríquez Diseño Paola Andrea Moreno Franco Consejo Editorial Miguel Ayala Espino, José Antonio Banda, Jaime Panqueva, Francisco Mac-Swiney Salgado, Marco Vanzzini. Contacto para publicidad
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Página web
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América, América… Donald Trump ha hecho que el mundo voltee a ver a Estados Unidos con recelo, no porque, como el personaje de Monterroso, de pronto despertáramos de un sueño y descubriéramos algo que, por fantástico, nos extraña y nos inquieta -por decir lo menos. En realidad, como a todo gigante, el recelo siempre ha estado ahí. Pero al margen de esta emoción rabiosa, la cultura estadounidense nos deslumbra en un sentido positivo. Podría decir, como Frédéric Beigbeder: “la cultura americana es avasalladora, no por razones económicas, sino por su talento específico”. Walt Whitman, Edgar Allan Pœ, Herman Melville, Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, John Fante, Jack Kerouac, J.D. Salinger, Truman Capote, Charles Bukowski, Bret Easton Ellis, Philip Roth… Frank Sinatra, Chuck Berry, Bob Dylan, James Brown, Chet Baker, Johnny Cash, Stevie Wonder, Lou Reed, Jim Morrison, Kurt Cobain… Orson Welles, Robert Altman, Blake Edwards, Stanley Kubrick, Martin Scorsese, Woody Allen, David Lynch, David Fincher, Darren Aronofsky… ¿hay algún artista contemporáneo que no esté permeado por el imaginario de estos y otros grandes creadores? Resulta muy vulgar reducir el alcance de la cultura estadounidense a una mera manipulación capitalista. Por el contrario, el rango estético que uno descubre en la cultura del país vecino es muchas veces es el más contestatario. La mirada que Argonauta lanza a la sociedad y cultura norteamericana es una comparación reflexiva: nos interesa saber lo que surge del encuentro entre lo propio y lo ajeno.
Fomento Cultural Irapuato, A. C. Portada: Ni de aquí ni de allá. Foto de Coco Arredondo NUESTRO PRÓXIMO NÚMERO: LA INFANCIA.
EDITORIAL
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ÍNDICE
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COLABORADORES DIRECTORIO - EDITORIAL
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DOSSIER CARTA DESDE AQUÍ MANUEL IRIS
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NOT ONLY, BUT ALSO - NO SÓLO, SINO TAMBIÉN ROBIN MYERS
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PROFE, CONSIGUE UN ARMA JERVEY TERVALON
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POSTALES DEL FIN DEL MUNDO GERARDO GÓMEZ MICHEL
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INTERVENCIÓN POÉTICA DESPUÉS DE MILFORD SOUND
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ESTILO AMERICANO
FERNANDA ONTIVEROS ARRACHE JOSÉ ANTONIO BANDA
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VER A LOUISE BROOKS EN UNA VENTANA DEL PISO 24 DANIEL BENCOMO
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NOUS DEUX PASCAL BOURNE
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CUADERNO DE TYLER DURDEN MIJAÍL LAMAS
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P O R TA F O L I O LUCES QUE ABRAZAN VIDA
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A RT Í CU LOS CONSTRUIR PUENTES, NO MUROS ENTREVISTA CON ARMIDA ZEPEDA
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INTELECTUAL MEXICANO A AMBOS LADOS DE LA FRONTERA JAIME PANQUEVA
LOS TIEMPOS DE JUAN CABRERA JESÚS ARAGÓN
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LA GALERIE DE POCHE ESPACE D'ART DE CHARME
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PERDIDO EN LA TRANSLACIÓN ANÓNIMO HERNÁNDEZ
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BIBLIOTECA
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DOSSIER
CARTA DESDE AQUÍ por: MANUEL IRIS
Rescatamos la presente carta, escrita al poeta Fernando Trejo, que iba a ser publicada en 2014. Lo hacemos sin cambiarle una letra, pero con una posdata actual. Creemos que la comparación entre los dos momentos da clara idea de lo que la vida puede ser, escribiendo y viviendo desde Cincinnati, en Estados Unidos. Mi patria es un país extranjero, en el Sur, en el que vive una parte de mí y sobrevive una imagen. Pedro Lastra
Cercano amigo, ahora mismo, cuando me siento a poner en orden las palabras que te entrego, te quiero preguntar igual todo eso que me preguntas tú: ¿Cómo te va? ¿Cómo es un día de tu vida en esos sitios en que nos hemos visto, pocas pero muy hermosas veces, compartiendo con amigos y poesía? ¿Cuándo vas a visitarme? Ya me contestarás. Ahora debo hablarte de las cosas por aquí. No miento al decirte que me da cierto temor hacerlo, porque sabemos que toda afirmación sobre uno mismo es parcial, que uno no puede evitar mientras recuerda (cuando le vuelven a pasar por el corazón) las cosas, lugares y personas que ha vivido, recrearlos de un modo exclusivamente personal. No hay salida de la propia voz, y con ella te escribo. Creo que es difícil decidirme por lo que puedo llamar un día normal. Ciertamente hay cosas que no cambian por aquí, expectativas ciertas. Desde antes de despertar, por ejemplo, ya tengo confundido el idioma en el que sueño y después, en la vigilia, sé que no escucharé mi idioma en las calles, que no veré a mi familia ni a mis amigos cercanos, y que voy a preguntarme en algún momento del día cómo va todo por allí, cómo está mi padre. Hace un año un día normal hubiera sido despertar por la mañana para ir a la biblioteca de la universidad para escribir la disertación doctoral prácticamente hasta la noche, y luego regresar a un departamento sin habitaciones a cocinar algo muy rápido, antes de dormir. Durante dos años esa fue más o menos mi rutina, interrumpida por ocasionales cervezas con amigos, muchos de ellos poetas en lengua inglesa, que han sido lo mejor de aquellos días. Igualmente por esos momentos andaba fraguando un libro de poemas que en poco debe salir en México, y coordinando un libro de ensayos sobre Alí Chumacero. Esta clase de cosas, y las llamadas y correos electrónicos que recibo de amigos me hacen sentir que algo, alguna cosa mía, sigue allí al sur y que algo de lo de allí anda aquí conmigo. Por supuesto, las cosas de las que me entero por las redes sociales igualmente me hacen sentir que participo. Antes de eso, en el bello desierto de Nuevo México, mi rutina era la de cualquier estudiante y la presencia de amigos inolvidables de allí igualmente hizo todo mejor. Sería exagerar decirte que vivo la vida melancólica de un poeta solitario. Bien me conoces y sabes que aquí y allí ando por la calle cantando boleros, teniendo amigos y pensando en la belleza, en todo tipo de belleza. En el trabajo (doy clases de literatura universal y de literatura británica en una escuela de Cincinnati en la que igual coordino los enlaces con familias hispanas) y en mi casa, que comparto con mi pequeña familia y centro de gravedad formado por Claudia, mi novia, y Coco, nuestro perro, no pretendo otra cosa que estar tranquilo. No sé bien si es la edad pero cada vez me oriento más hacia la calma, la lentitud y el silencio, y esto se refleja incluso en mi literatura. Me paso casi todo el día pensando y hablando solo. Igual está la música. Te consta lo mucho que me gusta escuchar música y lo que disfruto cantar. Todos los días, en realidad todas las tardes, escucho algo que puede ir de Charlie Parker a Arvo Pärt (con quien ya tengo un tiempo obsesionado) y termino cantando algo que siempre o casi siempre es un bolero. A veces pongo salsa: Hector Lavoe. A esa hora, a la hora de los boleros, es que me pongo a pensar en la gente de allí, a leer y a veces a escribir. Es la hora en que todo está tranquilo y tengo tiempo de leer y de melancolía. Aunque nunca mucha, me controlo.
ÍNDICE
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DOSSIER
Paso largas temporadas sin escribir, y paso otras en las que escribo intensamente. Ahora mismo vengo saliendo de terminar un libro y he quedado seco, como vaciado. No escribiré poesía por varios meses. Como te dije, la lectura sucede durante las tardes y hasta la noche, muy desordenadamente. Leo casi siempre libros de poemas, muchos de ellos que me llegan de manos de amigos de México u otros países, lo cual me hace pensar en decirte lo siguiente: aunque los veo poco tengo como vecinos a Paola Cadena, poeta colombiana, y a Armando Romero, igualmente colombiano y poeta mayor, exprofesor mío y uno de mis mejores amigos. Igualmente llegan o han llegado a Cincinnati escritores cuya amistad atesoro como el chileno Pedro Lastra, el venezolano Arturo Gutiérrez Plaza o el brasileño Floriano Martins, con quien incluso escribí un libro. Además, la Universidad de Cincinnati está siempre llena de estudiantes e invitados escritores con los que tengo contacto. Es decir: estoy rodeado de la amistad de poetas y escritores mayoritariamente no-mexicanos, lo cual me ha cambiado. Me he convertido en un poeta mexicano que no se piensa como tal, o cuando menos no exclusivamente. A mis amigos los veo poco pero estamos en contacto, e igual es bello recibir correo postal cartas y libros de diversos lados. Si no tengo a mis amigos, tengo sus voces aquí. Me gusta conversar con ellos en sus libros. Hay una parte de mi librero dedicada a mis amigos. Del mismo modo que procuro leer las noticias, cosa que me sirve casi exclusivamente para llenarme de indignación contra el gobierno de mi país y para decepcionarme de eso que es la humanidad, aunque sigo amando a los individuos. Me gusta leer libros que han sido publicados hace poco, estar enterado, aunque invierto la mayor parte de mi tiempo leyendo cosas viejas, de autores que me fascinan. Me dedico fundamentalmente a releer. Soy un relector obsesivo de los mismos textos y autores. En general, vivo el día con la mitad de pensamiento en el lugar que dejé, aunque sintiendo que esta ciudad es ya mi casa, tanto que cuando regreso a México también extraño los lugares que dejo aquí. En fin, querido amigo, no sé si he contestado completamente tus preguntas, pero esta carta no debe ser muy larga, no quiero aburrirte sino traerte aquí, en la lectura. Me hace mucha ilusión, de algún modo, estar presente allí contigo. Te abraza mucho, Manuel Iris Cincinnati, Ohio, EEUU. Junio, 2014 Postdata del 16 de enero de 2017 Querido amigo, en apenas 4 días Donald Trump asumirá la presidencia de Estados Unidos. Como sabes, como sabe todo mundo, la tensión y el miedo son los principales protagonistas de todas las noticias de cualquier ciudad de este país, y Cincinnati no es la excepción. Ahora mismo las cosas que describo en la carta que has leído no han cambiado sustancialmente (han pasado algunas cosas naturales: he publicado aquel libro del que te hablé, la que era mi novia ahora es mi esposa…) pero tal vez lo hagan. Tal vez todo cambie, no lo sabemos, pero tenemos mucho temor gente que, como yo, está dispuesta a vivir con dignidad y a defender la de los otros, dentro y fuera de la literatura. Debo decirte que siento indignación y miedo, y que me preocupa mucho la vida de mi familia y mis amigos en México, país que igualmente pasa por uno de los momentos más vergonzantes de su historia, con un gobierno que deliberadamente trata de dañar el país, ya sin ocultarlo. Tal vez lo peor, lo que más ofende, es que los gobiernos de ambos países en los que vivo se han lanzado ya sin careta ni disimulo alguno a promover y ejercer el desprecio por los que menos tienen, por los que menos pueden defenderse. Es lamentable que la humanidad llegue a estos extremos de insensibilidad y desprecio por sí misma. Ahora mismo vivo entre dos países que se van desbaratando, cada uno por sus propios pecados y culpas, cada uno por su propia putrefacción interna. Ambos sitios son, sin embargo, mi casa. En ambos tengo amigos y gente que amo y me ama. En ambos siento que pertenezco y por ello ambos me duelen tanto, ahora mismo. Igual es verdad, querido amigo, que soy poeta en ambos sitios, que en todos lados existe la posibilidad de escribir a solas, de ser lo que uno es. Y eso hace que el mundo valga un poco la pena. Pero hay mucho por hacer, por entender, por escribir. Me gustaría despedirme con alguna línea de optimismo, pero no tengo nada que decir que nos dé esperanza. Espero tenerlo pronto, o no tan pronto. Espero tenerlo algún día. Con todo mi cariño, te abrazo nuevamente. Manuel
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FEBRERO * ABRIL 2017
NOT ONLY, BUT ALSO
NO SÓLO, SINO TAMBIÉN
por: ROBIN MYERS
B
ilingualism is like requited love: it’s a starting point, not a conclusion; it changes all the time; and whatever equality it achieves doesn’t necessarily make it symmetrical.
I was born in English. I have only been a child in English, only been someone’s daughter and sister in English. Only in English have I learned to swim, smashed my head on a table at my elementary school, been both horrified and entranced by The Wizard of Oz, took drawing classes, forgotten an entire suitcase on a regional train, or read One Hundred Years of Solitude (that last bit is a confession). It’s much easier to sing in English. I only write poems in English. I make my living as a translator and I translate into English. When I’m overcome with tears or anger, I struggle to feel that I can say what I want to say unless I’m speaking in English. My jokes are bad, but they’re better in English. I’ve spent most of my twenties in Spanish and now I spend most of every day in Spanish. Only in Spanish have I ridden a bike to the sea, fainted in the middle of a gym, wept in front of a doctor, shouted at a car that nearly ran me over, taken a bus ride that lasted more than twenty-four hours, read Vallejo, or donated blood to a stranger who later became my friend. I’ve danced more in Spanish. I’ve cooked more in Spanish. The first time I got drunk (and most times since) was in Spanish. When I stub my toe or let out a long sigh, I curse in Spanish and sigh in Spanish. I make my living as a translator and I translate from Spanish. I’ve lost three cell phones in Spanish. I’ve learned a little more about how to be alone in Spanish. Sometimes, when I go back to where I came from and start speaking in English again, the sentences I say are formed first in Spanish. Much love in my life is spoken in Spanish, and then I tell it back to myself in English.
E
l bilinguilismo es como el amor correspondido: es un punto de partida, no una conclusión; se encuentra en un constante estado de cambio y, si logra alguna equivalencia, ésta no es necesariamente simétrica. Nací en inglés. Sólo he sido una niña en inglés, y sólo he sido la hija o la hermana de alguien en inglés. Sólo en inglés he aprendido a nadar, me he golpeado la cabeza contra una mesa en la primaria, me he sentido tanto horrorizada como cautivada por El mago de Oz, he tomado clases de dibujo, se me ha olvidado una maleta en un tren, o he leído Cien años de soledad —esto último es una confesión. Me resulta mucho más fácil cantar en inglés. Sólo escribo poesía en inglés. Me dedico a la traducción; traduzco al inglés. Cuando me abruman las lágrimas o la rabia, batallo para sentir que pueda decir lo que quiero decir a menos que pueda hacerlo en inglés. Mis chistes son malos, pero son mejores en inglés. He pasado la mayor parte de mis veinte en español y últimamente paso la mayor parte de cada día en español. Sólo en español he ido en bici hasta el mar, me he desmayado en el gimnasio, he llorado frente a un médico, le he gritado al carro que casi me atropella, he viajado en camión durante más de veinticuatro horas, he leído a Vallejo, o he donado sangre a una desconocida que luego se volvió mi amiga. He bailado más en español. He cocinado más en español. Mi primera borrachera —y también la mayoría de las otras desde entonces— fue en español. Cuando me golpeo el dedo del pie o resuello de cansancio, maldigo en español y suspiro en español. Me dedico a la traducción; traduzco del español. He perdido tres celulares en español. He aprendido un poco más sobre cómo estar sola en español. A veces, cuando vuelvo al lugar de donde vengo y empiezo a hablar en inglés de nuevo, las frases que digo se forman primero en español. Mucho del amor en mi vida se expresa en español, y luego me lo repito a mí misma en inglés.
I only have one native language; English will always be an irreplaceable intimacy. But so, too, will Spanish, if differently. And the difference centers on a question of place, not just of words.
Sólo tengo un primer idioma; el inglés me proporciona siempre una intimidad inigualable. Pero el español también lo hace, aunque sea de otra manera. Y esa manera tiene que ver con un lugar, no sólo con las palabras.
Put another way: my second language isn’t just Spanish, but also Mexican Spanish; it isn’t just Mexican Spanish, but also a strain of Mexican Spanish spoken in Mexico City. Along with, of course, an inflection from somewhere else, a somewhere I’ll never unlearn.
Para decirlo de otro modo: mi segundo idioma no es sólo el español, sino también el español mexicano; no es sólo el español mexicano, sino también un español mexicano que se habla en la Ciudad de México. Además, claro, de alguna inflexión que proviene de otro lado, un otro-lado que nunca desaprenderé.
Put another way still: when I speak in English, I can’t hear my own accent. When I speak in Spanish, I want to hear it.
Para decirlo de otro modo aún: cuando hablo en inglés, no distingo mi propio acento. Cuando hablo en español, quiero escucharlo.
DOSSIER
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DOSSIER
Union Square Station Robin Myers Amalgama (Antílope,2016) After all the fervor—all the search for words, the reach for flesh, the warmth of both, or just a way to cope with that they do— and after all the space that’s left when sought, whether found or not, I think, standing in the empty subway stop, while a lone cellist bows his low harmonics into the cave, that this, too, must be desire: reaching out not to the player, nor with any fire, but to the train: Be slow and far away. Let me say with this raw sound humming in my lungs. Make me wait. Never come.
Union Square Station Traducción: Ezequiel Zaidenwerg Después de tanto ardor —tanto tratar de encontrar las palabras y tocar la carne, la tibieza de ambas, o tan sólo una manera de lidiar con sus efectos— después de tanto espacio que nos queda cuando lo buscamos, sin importar si lo encontramos o no, pienso, parada en la estación desierta de metro, mientras un chelista solitario munido de su arco hace que los armónicos graves retumben por la cueva, que debe ser deseo esto también: dirigirse no al músico (y sin nada de fuego) , sino al tren: sé lento, sé lejano. Deja que me quede este zumbido visceral en los pulmones. Oblígame a esperar. Foto: Mónica Salazar No vengas nunca.
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PROFE, CONSIGUE UN ARMA por: JERVEY TERVALON Publicado originalmente en octubre/2016 traducción Jaime Panqueva
alumno, pues había escrito unas escenas mezquinas y arrogantes que me deprimieron. Le puse un “B+” (8.5) en lugar del “A-“ (9) que codiciaba. Tan pronto como publiqué los resultados, recibí un correo electrónico: “Tiene 24 horas para cambiar mi nota a A-, de lo contrario...” Estaba alarmado, pero se me pasó cuando me atreví a leer unas pocas frases más abajo, para descubrir que no me amenazaba de muerte sino con una demanda que interpondrían sus padres contra mí. Me reí, pero luego una estudiante que estaba en el mismo taller de ficción me envió esto:
A
hora que una ley un tanto vaquera del estado de Texas permite que cualquiera por encima de los 21 años y con la licencia correspondiente pueda portar un arma en un salón de clases universitario, aquellos que nos dedicamos a la enseñanza observamos nuestro entorno con una turbia fascinación. ¿Qué pudo haber salido mal? No me asusto fácilmente ante la violencia, crecí en el Los Ángeles negro durante el conteo de muertos de los 70’s y enseñé cinco años en una preparatoria del centro durante la epidemia de la cocaína en piedra. Me desensibilizaron las medidas de seguridad casi carcelaria, los policías esposando jóvenes y el eco de los disparos en la distancia. Entonces, tras dejar la universidad, recibir mi maestría en escritura creativa y vender mi primera novela, mi vida como novelista publicado me dio la oportunidad de enseñar en mejores universidades del sur de California. Todavía, algunos de los estudiantes titulados y levemente conscientes que he reencontrado me hacen extrañar el ajetreo diario de los salones de prepa. En la facultad acostumbro a calificar generosamente, pues el taller de ficción es subjetivo por naturaleza. Pero en una ocasión, no pude animarme a ponerle una “A” (9.5) a un
“Esto puede parecer raro o completamente inesperado para usted, pero me ha preocupado los últimos días y pensé que debía comunicárselo. Estoy segura que ha escuchado de la tragedia que sucedió ayer en el Virginia Tech. Hoy las noticias transmitieron la información sobre el asesino, que también era estudiante. Colegas y profesores del pistolero comentaron que era alumno de escritura creativa y escribía obras y cuentos perturbadores acerca de asesinatos. Su profesor lo reportó a la administración de la escuela, pero no hicieron nada. No sé si recuerda esto, pero uno de nuestros compañeros escribió también en su clase una historia perturbadora, por decir lo menos. Hablaba de acosar a varias estudiantes e incluyó detalles muy gráficos de varios homicidios. No recuerdo su nombre... No sé en realidad qué le estoy pidiendo que haga, pero quería refrescarle la memoria sobre esto. Sólo pensar en que algo así suceda en nuestro campus me aterra, y si ese chico también está trastornado o “emproblemado” como los periódicos describen al asesino del VT, la rectoría debería saber de ello cuanto antes. Puedo sonar paranoica, pero pienso que cuando algo como esto sucede, no hay razones para arriesgarse.” Ella describía al estudiante que trataba de intimidarme para que cambiara su calificación. Lo reporté en la administración, pero siguió enviándome emails vagamente intimidadores hasta que se le pidió expresamente que dejara de contactarme. Pocos años más tarde, otro estudiante, un tipo que parecía agradable y algo torpe, comentó ante sus compañeros, en el corredor antes de la clase, que su próxima historia versaría sobre asesinar a todos
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sus colegas. De repente, la mitad de mis estudiantes empezaron a faltar (antes la asistencia era impecable). Nuevamente, una estudiante me dijo que tenían miedo del estudiante torpe. El boicot estudiantil llamó la atención de los directivos de la universidad y fue entrevistado después de que hablé con él. Él no tenía idea del pánico que había causado, ni que agentes de seguridad encubiertos del campus esperaban armados tras de la puerta del salón prestos a controlar la situación en caso de recibir mi llamado. En la actualidad doy clases en la Universidad de California en Santa Bárbara, la escuela de la que me gradué. Es una universidad que ha experimentado su parte de la tragedia. Yo estaba en ella el 23 de mayo de 2014, la noche en que Elliot Rodger asesinó seis personas, en Isla Vista, la ciudad universitaria colindante con el campus. Acababa de terminar mi clase de la tarde cuando recibí un email con este texto: Mayo 23 de 2014 Para: Comunidad universitaria Re: Capacitación para todo el campus “Reaccionando frente a estudiantes deprimidos” Las oficinas de Coordinación de Servicios para la Salud Mental Estudiantil, de Salud de Estudiantil, de Servicios de Consejería y Psicología y el Departamento de Policía de la Universidad de California los invitan a un entrenamiento “Reaccionando frente a estudiantes deprimidos” el 28 de mayo de 9:00 a 11:00am. Mediante esta capacitación se proporcionará a los asistentes información sobre la salud mental de estudiante, se presentarán y revisarán el protocolo de actuación con estudiantes en dificultades y divulgarán los recursos disponibles del campus para los estudiantes. Se aconsejará cuándo y cómo referir a los estudiantes, y se analizarán posibles escenarios de estudiantes con dificultades. Esta capacitación interactiva está abierta al personal y al profesorado. Se les invita y exhorta a asistir. Únase a nosotros el miércoles, 28 de mayo de 2014, de 9:00 a 11:00 am en la Sala de Usos Múltiples del Edificio Servicios Estudiantiles. Café y bagels gratis. Desafortunadamente, Elliot Rodger no era un alumno de la UCSB apto para recibir servicios de consejería, café y bagels. David Attias, hijo del director de cine Daniel Attias, lo era, pero no buscó asesoría en 2001, cuando arrolló cinco personas en Isla Vista. Ambos jóvenes pertenecían a familias que sabían que sus hijos estaban en problemas y desesperadamente intentaban intervenir para evitar una tragedia, pero sus esfuerzos no prosperaron. Hace cerca de un año, traje a Elise, mi hija de quince años, para que asistiera a curso de escritura de ficción que dicto en la UCSB, para que al terminar pudiéramos celebrar el cumpleaños de mi hija mayor Giselle, que estudiaba Estudios Globales en la misma universidad. Nuestros planes se desbarataron cuando la universidad fue puesta en alerta y acordonada. Nadie podía entrar o salir de la universidad mientras la policía del campus buscaba un tirador. Al parecer fue un asunto de drogas que derivó en el robo de un dormitorio y desencadenó, a su vez, una respuesta masiva, con varios helicópteros sobrevolando el campus incluidos. Se sentía raro, como cuando era niño en el sur L.A. y la policía perseguía a alguien.
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Cuando niño, temía ser asesinado porque había una epidemia de tiroteos a mí alrededor. Los Pootbutts (nerds), como yo, eran acribillados junto con los pandilleros: Amigos disparaban a sus amigos, así como contra miembros de la familia y transeúntes. Aprendí entonces que las armas no son talismanes mágicos que evitan el encuentro con las balas. La lógica retorcida dicta que tal vez puedas evitar ser balaceado porque dispararás primero o tendrás oportunidad de disparar si el tirador falla, y luego, claro, ese bebé que pasaba en el cochecito recibe una bala en el cerebro. He sido encañonado por armas de fuego cuatro veces; una vez por ira, dos veces por error de identidad y, la última vez, como parte de una disputa familiar. En todos los casos las armas me apuntaron de repente y sin posibilidad de escape. La última vez que pasó, todo lo que pude hacer fue mirar por el cañón de una escopeta y sonreír estúpidamente. La lección que aprendí en L.A. fue inestimable: cuando tu vecindario se inunda de armas, nadie está a salvo y es necesario encontrar un lugar sano para vivir, o pasar tu vida dentro de casa, escondiéndote en la bañera. Lo que viví como niño, el miedo por mi seguridad personal, no lo toleraría ahora para mí, o mi familia. Lamentablemente, los profesores de las universidades públicas de Texas -con posibles estudiantes armados- deben considerar cuidadosamente lo que significa enseñar en un aula potencialmente militarizada. La legislatura de Texas debe creer que más armas equivalen a más seguridad, y que la posesión de armas es un bien tan absoluto que debe ser un derecho desregulado y engastado en todos los aspectos de la vida cotidiana. Las consecuencias están por verse. Imagino ser profesor en la Universidad de Texas y dirigir una crítica a una pésima historia de un estudiante potencialmente armado. O la alegría de explicarle, en horario de oficina, atrincherado en mi cubículo a prueba de balas y con mi propia pistola a mano, los motivos de haberlo reprobado en lo más profundo del corazón de Texas.
LITERATURA FRONTERIZA
POSTALES DEL FIN DEL MUNDO por: GERARDO GÓMEZ MICHEL
Foto: Jaime Panqueva
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artamos de una primera aseveración: no es fácil ni creo que llegue a serlo, debido a la complejidad y constante evolución (conflictiva) de la región, definir qué es la literatura fronteriza mexicana. Aunque hay muchos intentos valiosos y serios por lograrlo, prefiero no engrosar esa lista y hablar desde una posición menos crítica y más vivencial; como nativo de esta región fronteriza, por un lado, y como lector de textos literarios que se han escrito desde este punto límite de esa comunidad imaginada que llamamos México, por el otro. En este sentido, para la gente de la frontera es inevitable una imagen que, por cotidiana, no deja de ser un recordatorio perturbador del fin de nuestro mundo, y a la que podemos llamar de varias formas: la línea, el muro, la valla, el bordo, es decir, el límite o el fin de nuestro lado y la promesa (o la amenaza) del otro lado, el reino de los otros. No hace falta decir que hubo quien creyó en el espejismo de la integración, vía tratado de libre comercio, o en la esperanza de una armoniosa hibridez cultural transfronteriza, escenario que con suma facilidad (twiteriana) ha impuesto el nuevo jefe de la Casa Blanca, quien nos ha devuelto a
la realidad que, de hecho, siempre ha estado ahí: la línea fronteriza que, vista desde el sur, es la promesa del fin del mundo as we know it... No por nada, incluso con la ironía y el humor que lo caracteriza, uno de los escritores más fronterizos, Luis Humberto Crosthwaite, advierte en sus Instrucciones para cruzar la frontera que de ser posible mejor la evitemos. Porque si bien el espejismo de un mundo más ordenado, donde las instituciones funcionan y la ley impera, puede fácilmente seducirnos, esa promesa puede esconder nuestra desintegración como sujetos, que para uno de los protagonistas de sus relatos se resuelve en una locura alucinante al llegar al punto del cruce fronterizo. Y es que la experiencia de cruzar al otro lado no es difícil leer como un presagio de muerte simbólica (terriblemente concreta y real para muchos) a la que nos exponemos de manera cotidiana los mexicanos fronterizos. Quizás es por eso, por esa cualidad episódica del cruce, que la mayoría de relatos que abordan este fenómeno fronterizo lo hacen desde la trinchera del cuento y, más aun en los últimos tiempos,
desde la minificción. Tanto los relatos como la experiencia vivencial coinciden en ver y representar el cruce como momentos en los que se ilumina lo que Walter Benjamin llamaba instantes de peligro. Podríamos evitar el tono dramático y pensar, como sucede en la realidad también, que no todas las historias terminan en tragedia. Que para muchos, a pesar del peligro de perderse real o simbólicamente del otro lado decidieron cruzar, legal o ilegalmente (no nos engañemos, la visa sólo es garantía de un cruce mucho menos accidentado mas no inmune), la aventura ha resultado en una mejoría de sus condiciones de vida, pero no en virtud de la valoración positiva que de los migrantes se tenga del otro lado, como nos lo dejó claro el arrastre que tuvieron las declaraciones racistas y xenofóbicas de Trump en los votantes estadounidenses, sino porque para la mayoría de quienes cruzaron las condiciones en que vivían de este lado eran a tal grado insostenibles que bien valía la pena arriesgarse. Y así es que no resulta extraño que de los relatos que se escriben en y sobre la frontera
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surjan una serie de instantáneas donde vemos delineado el perfil de la muerte desesperada de los migrantes, como en la rescritura dramática que Hugo Salcedo hace en su Viaje de los cantores de la tragedia de los abandonados en un vagón de tren en el desierto fronterizo, y que luego revisitaría también Heriberto Yépez en su relato Oiga, donde además entran en escena otros de los personajes que pueblan buena parte de la narrativa popular sobre la tierra de nadie de las borderlands: los espectros de los difuntos que perecieron en el intento. Estas rulfianas almas en pena, que son la contraparte de las cruces de madera colgadas en el muro del lado mexicano, unas con nombre y apellido y las más anónimas, son un recordatorio y una advertencia de la precariedad y el peligro inminente al que se enfrentan los migrantes en la cualidad de vida desnuda, como la llama Giorgio Agamben, que automáticamente adquieren al entrar en este que por excelencia es el espacio de excepción de nuestros tiempos: la frontera transnacional. No obstante, las postales que nos presentan los relatos fronterizos no solo se nos aparecen en ese anacrónico color sepia, color tierra, en que muchas veces imaginamos que está atrapada la vida y destino de los campesinos mexicanos perdidos en el desierto del fin del mundo; igual nos sorprenden con escenas de efecto psicodélico, como en el caso de Rafa Saavedra, quien vivió y escribió sobre los espacios liminares donde se mueven los jóvenes fronterizos que saben nadar con facilidad (no exenta de conflicto) en el cruce de corrientes de este mar hostil de la frontera. Es memorable su relato sobre un grupo de jóvenes que luego de una noche de droga y alcohol en los antros sandieguinos, termina en una paroxística vomitada en el freeway antes de llegar a cruzar la línea hacia Tijuana; simbólica imagen de la resaca existencial que experimentan en ese otro gran no-espacio excepcional que son las autopistas norteamericanas. Para el desgraciado que llega a quedarse varado en el freeway (quizá uno de los temores más acuciantes para quienes cruzamos en coche al otro lado, junto con
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el de estar atrapado en la eterna línea de carros esperando llegar a la garita fronteriza para darnos cuenta de que hemos olvidado nuestro pasaporte, como sucede en el relato de Crosthwaite), al igual que para el que vaga penando por los parajes desolados del crucre ilegal, es inevitable sentir que se está en el límite del mundo con la certeza horrenda de que, como decía Kundera, la vida está en otra parte. No es muy arriegado pensar que esta situación de angustia perenne ha sido el catalizador de la emergencia y potencialidad de una religiosidad
Foto: Maru Morones
popular que tiene entre sus mayores figuras a santos proscritos como Juan Soldado o Malverde. Este último se ha vuelto célebre por la devoción que le profesan los narcotraficantes desde hace algunos años, situación infamemente aprovechada por los medios para nutrir otro tipo de relatos que igual apuntan al cruce fronterizo como el fin del mundo de la legalidad y el estado de derecho a merced del crimen organizado. En esa visión maniquea y tremendista suele dejarse de lado, por ignorancia o negligencia, la cuestión de la desesperanza, el miedo, la frustración y la rabia que subyace a la devoción popular por estos santos malditos, emociones y sentimientos que coinciden en las diferentes formas narrativas que aluden a este culto. Basta leer los ex-votos que la gente deja en la capilla de Juan Soldado que se encuentra en el cementerio público de Tijuana, las letras
de los corridos malverdianos e incluso las novelas donde llega a ser una figura clave el santo-bandido sinaloense, para advertir que se trata de plegarias que buscan refugio espiritual y salvaguarda física ante el reto mortal del cruce y aventura fronterizos. Son Juan Soldado y Malverde, en este sentido, advocaciones apócrifas, no por ello menos veneradas, del santo de las causas desesperadas por antonomasia: san Judas Tadeo. Valdría decir que ante situaciones límite, devociones desesperadas. Quizá sea esa condición de ilegalidad que arrastran consigo estos migrantes lo que los inclina a favor de la devoción de estos santos fuera de la ley, en lugar del más institucionalmente aprobado san Judas. Como comentaba al principio, la minificción ha encontrado suelo fértil en este páramo que para algunos sigue viéndose a lo lejos, desde los hinterlands de ambos países, como estéril y abominable. Sin embargo, una nueva generación de jóvenes narradores (millenials seguramente les llamaran algunos), la mayoría no profesionales, vienen abordando el tema de la frontera desde un desenfado apocalíptico no pocas veces nutrido de una imaginería de origen holliwoodense. Con una decisiva promotoría del género de parte de Pepe Rojo y el trabajo incansable de Néstor Robles, en 2012 se publicó digitalmente una antología que lleva un título por demás significativo: Desde aquí se ve el futuro. Testimonios sobre la vida fronteriza después del desastre. Una colección de microrrelatos de ciencia ficción que con humor, ironía, desenfado y quizá también algo de desesperanza sin dramatismo, con la que estos jóvenes fronterizos aumentan la colección de postales narrativas donde, y esto no puede ser fortuito, el hilo conductor es una imagen del fin del mundo donde la línea y el territorio fronterizos son difusos, móviles, virtuales, imaginados, reales, signo de rebeldía o represión, espacio liberador o celda omnipresente, todos ellos escenarios, no obstante, de los recuerdos del porvenir que pueblan las pesadillas serenas de los habitantes de esta región que hace tiempo sospechan que aquella frasecita nacionalista inscrita en el escudo municipal de Tijuana: "Aquí empieza la Patria", es una broma de mal gusto.
intervención poética
Foto: Mónica Salazar 17
INTERVENCIÓN POÉTICA
DESPUÉS DE MILFORD SOUND FERNANDA ONTIVEROS ARRACHE
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e ha hecho tarde, o más bien temprano, el autobús de Flecha Amarilla se ha ido. Lo has perdido. La razón no te importa porque no deseas llegar al pueblo que te vio nacer. Regresas a la taquilla para ver los horarios del siguiente autobús a Puruándiro. Tendrás que esperar una hora más. Eso en verdad te tiene sin cuidado porque has pasado las últimas treinta y cinco horas viajando, sesenta minutos más no parecen nada, ahora piensas que en verdad serán sesenta minutos (ya no redondeas) porque te has acostumbrado a la puntualidad y a que no te engañen con los horarios del transporte. Tomas tu maleta y miras cómo el chofer que manejaba tu primer autobús saluda a un sujeto gordo que sostiene un café, éste se acerca y borra con un trapo el letrero que se hizo con boleador para zapatos blanco y que dice “Central Norte”. A tu derecha camina una señora que carga unas cajas de zapatos atadas, deben ser unas doce en total, seis en cada mano. Recuerdas cuando ibas a esa ciudad (que ahora consideras villa) con tus padres, las siete luminarias te parecían algo increíble en aquel tiempo, ahora ni siquiera puedes salir de la central por temor a decepcionarte de un pueblo que solía gustarte tanto. Imaginas el reflejo del sol en el lago de Pátzcuaro al atardecer, ese momento en el que percibes cómo la Tierra ejerce su movimiento de rotación y una parte de ella pierde el brillo del astro solar. Piensas que deseas estar en esa otra parte, piensas que la celebración de Año Nuevo ya pasó en ese lugar mientras tú estás esperando para llegar a abrir la sidra. En tu mente están tus padres, ilusionados por recogerte en la central de autobuses con los brazos abiertos, están tus hermanos impacientes por llevarte a “rebautizar” al lugar más famoso de tacos para burlarse de lo mucho que has olvidado el sabor del chile. Vuelves a pensar que desearías haber podido gritar “Feliz año nuevo” hace casi trece horas y que la persona que estaría a tu lado habrá bebido sidra sin ti, recordando los años que pasaron juntos. Te desconciertas al sentir que has vuelto al pasado, literal y metafóricamente, te impacta descubrir que estabas en el futuro del tiempo y del mundo. Caminas hacia unas bancas viejas, despintadas, reflexionas acerca de lo descuidada que es la gente de tu país, de lo descuidado que eres tú, que eras tú (ojalá ya no u ojalá sí pues si no se burlarán de ti). Se te acerca un perro que olfatea por todo el suelo, ya lo habías visto desde que entraste, te causa lástima y lo imaginas
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Foto: Maru Morones
en ese lugar mejor, rechoncho y jugando a la pelota con alguien que lo cuidaría con cariño. Mientras lo observas, ahondas en las expectativas sobre el encuentro con tu familia, sobre si te adaptarás de nuevo, te sientes decaído, te gustaría encontrar tu pueblo reformado por un buen gobierno con visión. Sonríes con la idea de que quizá tu madre ahora ya sabe cómo usar un Smartphone y que tu padre quizá lee a Julio Verne. Mientras te sientas, notas cómo te desagrada ver al animal hurgando la basura cuando podría estar corriendo en un parque lleno de árboles. Decides llamar a tu casa, al sujetar el teléfono público te das cuenta de que a éste le han cortado el cable. Cuelgas con furia y golpeas la caseta grafiteada, te repites a ti mismo que esto jamás pasaría en ese lugar del futuro. Por primera vez, caes en cuenta de que nunca te había molestado tanto una caseta grafiteada de teléfono e incluso te preguntas si ahora eres un esnob. Saldrás a la calle a buscar otra caseta de teléfono, seguramente
también la hallarás grafiteada, te preparas mentalmente para decepcionarte de nuevo. En el cielo los nimboestratos se vuelven cada vez más compactos, uniéndose con calma al compás de los truenos y algunas cuantas gotas comienzan a caer, aunque de hecho parece que ha llovido todo el día. El olor de las alcantarillas se filtra en la estación por lo que decides salir, pero en la calle no es mejor, en realidad la humedad y los charcos llenos de moscas solo empeoran la situación. Nunca habías pensado que los charcos o, mejor dicho, las lagunas formadas junto a las banquetas son causadas por el pésimo sistema de drenaje y la pésima educación de tu gente que tira basura en las alcantarillas, eso sin mencionar los inmensos cráteres que ahí siguen llamando “baches”. Te has detenido por casi cinco minutos en la banqueta, haces un gesto de vergüenza al percatarte de que has estado esperando una luz verde de tránsito que nunca se encenderá porque no existe. Cruzas con temor pues has olvidado cómo es cruzar sin luces o puentes peatonales. Logras llegar a la otra acera pero un auto casi te ha arrollado, es un tsuru negro al que le han puesto unas llamativas luces azules de neón en la defensa, el parabrisas trasero tiene una calcomanía que dice “Dayanna” en letras blancas. Miras fijamente cómo el tsuru sigue su camino al ritmo de alguna canción de alguna banda que desconoces, da igual pues todas suenan igual, entonces el tsuru cae en un bache. No sabes qué es más apabullante, si la calcomanía -que es únicamente una hispanización de un nombre ya existente en tu idioma y mucho más sencillo de escribir- o lo decepcionante que es la dirección de obras públicas de tu país, o al menos de tu estado. No hay mucha gente en la calle, te acercas a la esquina y encuentras a un señor frotando sus manos cerca de una vaporera, hay una mesa de la Corona con una cartulina fosforescente que dice “Llebe sus tamales para Año Nuevo”. Te entristece demasiado verlo solo en un día como hoy, tanto que te has acercado a comprarle uno de rajas. Te pregunta qué haces con una maleta en la tarde de año nuevo en lugar de estar comprando las “chelas”. Deseas contestarle que lo que menos desearías es estar en ese momento y en ese lugar y que en realidad ya no disfrutas tanto de las chelas pues has descubierto cómo convivir y divertirte sin alcohol pero solo sonríes y le contestas con un gesto amable levantando tu tamal. Te has cansado de cargar tu maleta, detestas que lo que más pese sea la infinita cantidad de souvenirs y regalos que has traído -por mero compromiso- a las personas que te han
dicho repetidamente cuánto te extrañan pero que, en el fondo, sabes que no lo hacen, a excepción quizá de tus padres. Por fin encuentras otro teléfono, no te sorprende el grafiti, por supuesto que no. Cuando tu madre contesta, puedes percibir su emoción, está impaciente por recogerte, pregunta por qué no has contestado tu viejo celular pues ha estado marcando. Ella no puede comprender que el saldo que tenías hace tres años se ha congelado, “fosilizado” sería un adjetivo más adecuado en este momento, eso si tu compañía telefónica no ha cancelado ya tu número. Una hora y media, dos horas quizá para que llegues a Puruándiro. Tu madre te dice con entusiasmo que te irán a recoger en su nueva camioneta, es una Patriot gris, te dice, se han renovado. Con una ligera risa, le contestas que la Escape no estaba mal, solo tenía un color antiguo. Regresas a la central de autobuses y te quedas un rato en la puerta, mirando la llovizna, constante pero al final llovizna. Una muchacha lleva a un niño de la mano y en la otra sujeta un paraguas como si su vida dependiera de ello. Sueltas una risilla irónica al imaginarte un meme de “bitch please” después de lo que has visto en tres años. Recuerdas la película de Hooligans y casi todas las que conoces que han sido grabadas en el Reino Unido y te ríes como “forever alone” pensando que hasta a los ingleses y sus impermeables podrías dedicarles el mismo meme. Por pura curiosidad, enciendes tu viejo teléfono que habías guardado en tu mochila, solo por si acaso funcionaba. Justo como esperabas, al consultar tu saldo, te informan que se ha acabado. Al menos conservas la línea, o eso parece. Miras el reloj, aún faltan más de veinte minutos para que salga tu autobús. Te entretienes revisando tus viejos mensajes, sonríes con algunos, te entristeces con otros, especialmente con uno. Piensas en esa persona, en qué habrá hecho de su vida, en cómo se lastimaron por razones absurdas. Ahora estás seguro de haber cambiado, como si hubieras estado ciego por mucho tiempo y alguien (mejor dicho algo) te hubiera donado sus córneas y te alegras. Cerca de la puerta hay una caseta de información turística, cerrada por supuesto. Ves los panfletos que muestran las siete luminarias. Piensas en tu antiguo trabajo, en tu primer sueldo, en la primera vez que tu jefe te reprendió y en la primera vez que te felicitó, la vez en que tus compañeros aplaudieron tu progreso en el inglés. Los fiordos, los arcoiris, Milford Sound, la brisa, Kerikeri, Te Wahipounamu, los árboles, las gotas en tu parabrisas, el café, la carretera, la lluvia.
INTERVENCIÓN POÉTICA
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INTERVENCIÓN POÉTICA
ESTILO AMERICANO JOSÉ ANTONIO BANDA
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a noche del veintisiete de octubre del dos mil doce, tirado en su cuarto de la calle Trigueros, en Valle de Santiago, Guanajuato, Julio, recién deportado y desempacado, juró vengarse de algunos conocidos suyos. Su venganza no era producto de una acción mezquina, por premeditada, sino una cosa justa de su honra. En un tiempo ya lejano tuvo que saltar la frontera por haber perdido todos los bienes heredados. Los perdió a la mala, mascullaba entre dientes, y por eso estaba obligado a vengarse. Esa misma justificación lo empujaba a urdir un detallado plan en contra de sus enemigos. Soñó mansiones, coches, fiestas, mujeres, y una pantalla de plasma que jamás adquirió cuando trabajaba de inmigrante en los campos de Arizona. En su alegre ensoñación, pensaba, nada ni nadie sería capaz de pronunciar su nombre sin sentir algo de temor. El veintiocho del mismo mes, a las primeras de la mañana, Julio deambuló por los alrededores de su pueblo en busca de cómplices. El mismo veintiocho, más o menos a la hora del atardecer, decidió entrar al billar que frecuentaba antes de su aventura americana. En ese sitio, tras beber unos tragos y jugar por algunas horas, se molió a golpes con Faustino, antiguo
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rival de amores. Por ese motivo la policía local terminó arrestándolo. Rápido lo condujeron al cuartel ubicado en las cercanías del cráter. Ahí lo encerraron sin miramiento alguno al lado de dos hampones, viejos conocidos suyos. En los últimos meses del dos mil diez, con escasos diecisiete años, Julio, Francisco y Santiago, sus acompañantes de celda, intentaron robar la cosecha de la granja Acosta. No lo lograron. En su atropellado escape Julio corrió en círculos y perdió de vista a sus compañeros. Solo, cansado y hambriento, se enfrentó a los perros del lugar y apenas logró escapar a sus dentelladas con una suave mordida en el muslo izquierdo. En casa tomó dos maletas y se fijó menos de tres horas para salir y largarse rumbo a Arizona, lugar en donde ya trabajaban sus primos. Temía ser descubierto y denunciado por los agraviados del frustrado robo. Sus fáciles conjeturas resultaron ciertas. A los tres días Javier Acosta, el mayor de los hijos de Cipriano Acosta, dueño de la granja, llegó a las puertas de Julio, con dos policías y un abogado, reclamando el intento de robo. Como Julio no apareció tras los gritos de los uniformados, Mario, con la venia de las autoridades, guardó para sí la propiedad del fugado en cuyo terreno, a la vuelta de dos años, instaló una próspera franquicia farmacéutica.
La primera emoción de Julio al mirar a sus antiguos cómplices fue molerlos a puños en la misma oscuridad de la prisión. Pensó que su único deber era cobrarse el abandono de Francisco y Santiago durante la noche del robo en la granja Acosta. Sospechaba de ellos como claros delatores. Sin embargo, se dijo con pausa, mejor inmiscuirlos en los planes y pensar, al mismo tiempo, la forma de cobrarse la imborrable ofensa. Les contó su plan a detalle y lo que podían hacer con el botín. Además, les decía, de los tres sólo él tuvo el valor de brincarse la barda fronteriza y por ello mismo no fallaría en la ejecución de su plan. Todo ajustado al estilo americano que conoció al norte del río Bravo. El veintinueve de octubre, en los primeros minutos del alba, la policía dejó libres a los tres infractores luego de cumplir las horas que marcaba la ley. Julio, Francisco y Santiago, caminaron rumbo al mercado y desayunaron menudo con doña Chole. En la sobremesa acordaron las cantidades en las que dividirían el botín: dos cuartos para Julio y un cuarto para cada uno de los otros dos. Francisco frunció el ceño y evidenció su molestia, pero aceptó el acuerdo. A Santiago, en cambio, no le importaba en demasía el reparto del dinero: en pocos días partiría rumbo a Los Ángeles. Después de
Fotos: Majo Chávez
hacer algunos bosquejos en las servilletas merodearon por la farmacia y reconocieron el camino y los álamos que lo bordeaban. Se distribuyeron las posiciones como si aquello fuera un acto de guerra y no un asalto. Inconscientes, Julio y Francisco repetían los mismos esquemas criminales que miraban en las películas transmitidas por la televisión local. Durante la noche del mismo veintinueve se hicieron de cuchillos y un machete. Luego se fueron a dormir. En las primeras horas del treinta de octubre, Julio, recostado en su cuarto de la calle Trigueros, tuvo una pesadilla que para él debió ser una premonición. Estaba en Arizona, como hacía unos meses atrás, pero el paisaje era igual al de cualquier pueblucho de México. Caminaba por una de las avenidas. Lo flanqueaba una güera de buenas proporciones. Se detuvieron a media calle a mirar un LG de 42’’ cuando una camioneta se detuvo de súbito. Bajaron de ella decenas de policías y los arrestaron subiéndolos al vehículo. Durante el viaje Julio creyó morir. Luego de varias horas la camioneta se detuvo a la orilla de la carretera y los de inmigración tumbaron boca abajo, sobre la rudeza del desierto. Uno de ellos, parecido a Mario Acosta, le apuntó certero a la cabeza con su pistola cuarenta y cinco y sin decir palabra jaló del gatillo. Julio
despertó bañado en sudor. Miró su reloj de pulsera: las siete y media. Se le había hecho tarde. El distribuidor farmacéutico llegaba siempre a las ocho en punto y no tardaría en pasar por la alameda. La mañana del treinta de octubre Antonio tomó sus provisiones usuales: la caja del almuerzo, la etiquetadora electrónica y el folio de pedidos. Revisó las llantas, el aceite y el depósito de anticongelante. Cargó combustible en la gasolinera y le limpiaron el parabrisas. Su primera venta sería en la farmacia Acosta. A las siete cuarenta y cinco llegó a la alameda. En la esquina de Mutualismo y Palo seco, Francisco miró la llegada de la Chevrolet verde, doble cabina, y urgió a Santiago a ponerse atento. Colocaron grandes piedras en el camino a modo de trampa. Antonio, sin percatarse de la argucia, giró con buena velocidad a la izquierda y no evitó impactarse de frente contra el improvisado muro. Santiago saltó de su escondite y abrió la portezuela de la Chevrolet y sacó de un tirón al conductor. Francisco, apostado al otro lado del camino, subió a la camioneta por la otra puerta, la del copiloto, y mandó arrancar el motor que, milagrosamente, luego del impacto, volvió a encender. Santiago se echó de reversa y como sagaz conductor viró en ciento ochenta grados y volvió sobre el mismo camino al punto
de encuentro convenido en el menudo de doña Chole. Julio miraba a la distancia. En los diarios locales la policía de Valle de Santiago afirmó haber encontrado la camioneta en las inmediaciones de la colonia Piedra Clavada. El vehículo, decía la nota, carecía de estéreo y las portezuelas del mismo estaban abiertas. En el suelo se encontraron la caja del almuerzo, sin el almuerzo, la etiquetadora electrónica, y las hojas de pedidos desperdigadas a lo largo de la calle. Los productos de la Chevrolet estaban intactos. Antonio acostumbraba llevar en un juego aparte las llaves que abrían la cajuela. Mario Acosta declaró que el robo había sido inútil y perpetrado por unos aficionados. Ahora, como todo el mundo sabía, dijo Mario en su declaración a los medios, los pagos eran exigidos en formato electrónico. El representante de la farmacéutica sólo pasaba por el comprobante de la transacción, y a levantar nuevos pedidos. A veces hacía entregas. Todo ajustadito al estilo americano de hacer negocios. Más tarde se supo que la policía andaba tras la pista de un tal Francisco: jamás lo encontraron. Julio, quién leyó la nota desde temprano, habló con Santiago para irse con él a Los Ángeles. Partirían en dos días. Se supo entre los corrillos del pueblo que este no volvió a hablar de venganza en toda su vida.
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INTERVENCIÓN POÉTICA
VER A LOUISE BROOKS EN UNA VENTANA DEL PISO 24
UN OJO DE BUEY EN AUSTRALIA
DANIEL BENCOMO
≈ Sentir como el gorrión que teje la pantalla del éter a través de los hilos menos visibles de un químico en mixtura —compósito de plata, de hueva de antimonio, de plata de mezcal— Creado por un grupo de ardillas roijalbas en el fondo de la nuca.
≈ El ave tira de un color imposible en la curva de la retina. En las líneas del tiempo las protestas toman forma de muñón esmerilado con saliva de búfalo.
que abrimos el volumen del color bajo el control remoto de una ninfa.
≠ Y una fuerza muy distinta a lo porno cobra dimensiones de vista panorámica abrazando los hechos. Las cadenas de oruga impulsan a la médula con el giro de la ouija más potente de otro cuerpo. ≈ Como el mito más anestesiado podemos tener alas y pezuñas blanco y negro que embisten por reflejo.
para Claudia
El cielo no se abría en modo caleidoscopio. Era un diorama, océano sin definir a golpe catalejo de nosotros
Entonces comenzaba a comprender el Nosotros no como una orilla peligrosa, sino como un coral cuando observa que se avecina un barril de petróleo caído por error desde algún barco bodega. Era una fiesta observar los pólipos ondear evanescentes abrir la contrachapa en un azul tan bondage hasta golpear la espuma en una playa australiana. Ahí los hallárá un aborigen que medirá las estrellas con un ojo de buey florido como guerra en el pie de su uña: tal es la impresión que pervive de tu no-tú de mi no-mí: pues al final no somos sino un par de jabalíes que toman el camino de regreso justo por en medio de la carretera.
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NOUS DEUX PASCAL BOURNE
Je cherche une voix, un sourire, une main, des cheveux où le vent pénètrerait sans fin, pour y noyer mon coeur, pour y noyer mes mots. Je cherche des yeux, un regard, une larme que j’effacerais, muet, d’un baiser. Je cherche une gorge, un parfum, un tissu pour étouffer mes songes inconnus. Je cherche un coeur, une pensée, un Amour, avant de plonger, dans l’eau du retour, pour y pénétrer mon regard, pour y oublier le temps et devenir instant.
NOSOTROS DOS PASCAL BOURNE Busco una voz, una sonrisa, una mano una cabellera donde el viento penetra sin fin, para sofocar mi corazón, para sofocar mis palabras. Busco unos ojos, una mirada, una lágrima que borre, muda, el beso. Busco una garganta, un perfume, un tejido para asfixiar mis sueños desconocidos. Busco un corazón, una idea, un Amor, antes de sumergirme en las aguas del retorno, para atravesar la mirada, para olvidar el tiempo, devenir instante.
Foto: Mónica Salazar
Traducción: Alejandro Palizada
INTERVENCIÓN POÉTICA
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INTERVENCIÓN POÉTICA
CUADERNO DE TYLER DURDEN por MIJAÍL LAMAS
10 años después de mi primer rock n’ roll me sigo tropezando con la misma rocka que mueve el culo frente a la TV. Suenan bocinas y todos al correr golpean sus cráneos entre sí, hay sudor y una garganta que grita, un cuerpo que golpea, unas manos que responden, mi aliento en la inflamable canción de la cerveza. Esta es la verdadera fiesta donde nada se pide y todo se toma, donde no hay culpa ni pecado, porque antes de volver en el colectivo derrotado de los derrotados, antes del The End de la canción voy a gritar y masticar mi rabia. Extraído de Cuaderno de Tyler Durden (El Suri Porfiado ediciones, Buenos aires, 2014).
Foto: Coco Arredondo
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LUCES QUE ABRAZAN VIDA por JAIME PANQUEVA
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l colectivo Tlahuistli nació por iniciativa de seis mujeres que se unieron para desarrollar su pasión por el oficio fotográfico. Coco Arredondo, su líder, comenta: Tlahuistli significa en náhualt “luces que abrazan vida”. Nos gustó el nombre porque describe muy bien nuestra actividad, todas somos mujeres y madres, además de estar emparentado con nuestras raíces mexicanas. Debutaron como colectivo en octubre de 2014 y desde entonces su desarrollo les ha permitido realizar cinco exposiciones colectivas más en diferentes entidades públicas y privadas de nuestro estado. Para este número de Argonauta, este grupo comparte la diversidad de sus miradas y preocupaciones, que además de proveernos de excelentes imágenes sobre México y los Estados Unidos, presenta una instantánea sensible y contemporánea de nuestra realidad. Más que hacer una descripción detallada de cada una de sus integrantes, preferimos aprovechar este espacio para presentar su trabajo.
Exposiciones Escuela Normal Oficial de Irapuato, septiembre - octubre de 2016. Hotel 1850 Guanajuato, marzo - abril de 2016. Club de Golf Santa Margarita de Irapuato, durante el Torneo Internacional Femenil de Tenis “Guanajuato Open 2016”, marzo de 2016. 7 Miradas, Exposición en el Museo de la Ciudad Irapuato, enero - febrero de 2016. Bazar “La Fragaria, Raíces que Trascienden”, Hotel Holiday Inn de Irapuato, septiembre 2015. Muerte en Cartelera, Museo de la Ciudad de Irapuato, octubre de 2014.
Foto: Michele Norris
Museo de la Ciudad de Irapuato, octubre de 2014.
Foto: Coco Arredondo
Foto: Prisila Martínez PORTAFOLIO
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Foto: MĂłnica Salazar
Foto: Maru Morones
Foto: Maru Morones
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Foto: Coco Arredondo
Foto: Prisila MartĂnez
Foto: Majo Chávez
Foto: Coco Arredondo
Foto: Michele Norris
Foto: Maru Morones Mención Honorífica 3er concurso estatal de Fotografía Patrimonio Cultural de Guanajuato 2016
Foto: Mónica Salazar
Mención Honorífica El México de los mexicanos 2014
Foto: Maru Morones Foto: Majo Chávez
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A RT Í CU LOS
CONSTRUIR PUENTES, NO MUROS ENTREVISTA CON ARMIDA ZEPEDA por JAIME PANQUEVA
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esde su humilde inicio en 2006 el Festival de Escritores y Literatura de San Miguel de Allende ha convocado a miles de asistentes que viajan desde los Estados Unidos para concentrarse durante cinco días, alrededor de escritores, expertos de la industria, profesores y lectores del idioma inglés. Sin embargo, desde sus inicios y por vocación misma de sus promotores, el festival asumió como tarea permanente vincular a escritores y lectores mexicanos. De esta forma, paralelo al festival en lengua inglesa se ha desarrollado un encuentro en español con una oferta creciente de talleres, conferencias y actividades en torno a la lectura y escritura, con el mismo baremo de calidad de su homólogo norteamericano. Junto a escritores de gran renombre internacional como Joyce Carol Oates o Margaret Atwood es posible encontrar nombres de autores mexicanos o mexicoamericanos, en un evento que ha sabido brincar las barreras del idioma para reforzar los lazos culturales entre las naciones de Norteamérica. Conversamos con Armida Zepeda, directora de la sección en español, sobre sus proyectos y el camino recorrido hasta esta edición. JP: Cuéntanos sobre el desarrollo de la sección en español del Festival en estos últimos años. AZ: Antes que nada debo reconocer la labor de Carmen Rioja, que fue la gran desarrolladora del Festival en las últimas ediciones y le ha dado un gran impulso aumentando en cantidad y calidad la oferta de talleres y actividades. Ella me invitó a trabajar en el 2013 como coordinadora general e hicimos un gran equipo de trabajo. Por motivos personales, decidió dedicarse más a la escritura; este año ya no está con colaborando directamente con nosotros. Hicimos un enroque (me gusta verlo de esta manera) y yo asumí la dirección de la sección en español este año. Carmen sigue muy cerca y nos comunicamos de forma constante. El festival en español ha contado con la presencia de grandes escritores mexicanos como Juan Villoro, Elena Poniatovska o Ángeles Mastretta. Pero no sólo ha crecido con México, ha incorporado
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también a escritores de Canadá, ya que la comunidad de canadienses en San Miguel cada vez es más amplia. Pero lo más importante del festival no consiste en la feria del libro o las presentaciones, sino en la amplia gama de talleres intensivos; la oferta sobrepasa los noventa, impartidos en inglés o español. Debo decir que la parte en español es todavía pequeña y no autosustentable como el programa en inglés. Todavía nos cuesta porque luchamos contra la cultura del mexicano que exige talleres gratuitos, pero crecemos año con año, gracias a la calidad académica de los maestros que contratamos. Esto es algo que no ofrecen otros festivales. Aquí tenemos cinco días de trabajo intensivo con profesionales de las letras, eso nos hace únicos. Nos interesan como asistentes: estudiantes y maestros, pero también el público en general que quiere escribir su biografía, que desea compartir la historia de su familia y que no encuentra las herramientas. JP Existe una corriente muy fuerte en los Estados Unidos del género memoirs, he visto que en los últimos años se ofrecen varios talleres para desarrollarlo. ¿Ven posible su desarrollo también en México? AZ En el programa en inglés hay siempre dos temas que me llaman mucho la atención. El primero es memoirs (autobiografías), y los guiones, de cine, televisión, radio. En México quizás tenemos la idea de que las memorias son para personajes históricos o gente con renombre. No consideramos que somos dignos de contar nuestra vida. Nos cuesta, pensamos que sólo García Márquez es capaz de contar sus memorias. Si se supera esto, con un buen maestro que te provea de las herramientas, creo que puede desarrollarse más. Igual que con la crónica de viajes, quizás los mexicanos lo hacemos menos, pero muchos llevamos un diario y una cámara. Juan Villoro hace poco escribía que los latinos debíamos abrir los ojos a esa opción. Para este 2017 tendremos un taller de autobiografía, impartido por Eduardo Limón. Y nuestro primer taller de guionismo, titulado Guión cinematográfico en el siglo XXI, lo dictará un escritor muy joven, ya ganador de un Ariel, con La jaula de oro, y autor varios guiones de cine: Gibrán Portela.
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JP Vemos cómo la sección inglesa influye en el festival en español. ¿Hay también influencia de la sección en español en la inglesa, más allá de la visita a un escenario como San Miguel de Allende? AZ La tarea del festival ha sido desde siempre crear puentes. Ahora que hablamos tanto de muros y fronteras, será un tema que se abordará con independencia de las ponencias o conferencias programadas. Y el festival seguirá construyendo esos puentes literarios sin importar los vaivenes de la política. Por otra parte, uno de los conferencistas magistrales para la sección en inglés será el escritor mexicano Pedro Ángel Palou. Cada vez recibimos más solicitudes de profesores de origen mexicano o latino en los Estados Unidos que desean venir a tomar el programa en español. Hay también mucho interés en talleres bilingües de traducción inglés-español, este año tendremos un primer taller especializado. El año entrante esperamos también tener un profesor completamente bilingüe que nos permita impartir el mismo taller en ambos idiomas. JP Comentabas sobre la extraordinaria respuesta que tuvo este año el concurso literario que imparte becas para el Festival, ¿podrías ahondar sobre esto? AZ Nos interesan mucho atraer estudiantes y escritores emergentes para quienes convocamos a un concurso de escritura de cuento, poesía y de este nuevo género, la tuiteratura. El premio es una beca completa para asistir a todo el Festival. Nos llevamos una agradable sorpresa porque tuvimos más de 800 propuestas inscritas. De ellas casi 300 para poesía, 70 para microrrelato, y el resto en narrativa. Recibimos trabajos de todo el país, incluso desde el exterior. La promoción por redes del festival nos ha impresionado, porque también buena parte de los trabajos son de jóvenes menores de 30 años. JP Desde sus inicios ha sido un festival impulsado por la iniciativa privada, ¿Hay alguna relación con las instancias de gobierno local, estatal o federal? AZ El festival se lleva a cabo gracias a una ONG, la San Miguel Literary Sala AC, y no sólo trabaja en este festival, porque tiene diferentes programas: como el Festival Internacional de Cuentacuentos, o el programa de Libros para todos que lleva libros a comunidades rurales, donde se lee y también se realiza un encuentro con el autor. Este año le tocó a Pancho Hinojosa. Además tiene un círculo de lectura y apoya también la Sala de literaria de Bellas Artes en el Centro Cultural el Nigromante, y un programa literario radial en
español, “Sancho Panza de Cabeza” que se transmite los miércoles a las 7:00pm en Radio San Miguel (1280AM). Estamos trabajando todo el año. También tenemos patrocinios de empresas particulares, libreros, restaurantes, y otras empresas que se han ido vinculando. La editorial Almadía, por ejemplo, nos envía libros y apoya con la presencia de alguno de sus autores. La escritora Rosa Beltrán, de la UNAM, también nos ha apoyado de forma decidida con algunos docentes y libros. Y también es muy importante mencionar al equipo de voluntarios bilingües que apoya a ambas vertientes del festival, su ayuda es fundamental para que todos los proyectos funcionen bien. En la sección de español aún no somos autosustentables, pero gracias a San Miguel Literary Sala y los patrocinadores hemos ido avanzando. Estamos muy orgullosos por ello. Dentro del programa en español de este año, además de los ya mencionados, impartirán talleres y conferencias escritores como Ana García Bergua, Rodrigo Pámanes, Anna Styczynska, Claire Joysmith, Dante Gabriel Jiménez Muñoz Ledo y Julián Herbert, quien hará un homenaje al recientemente desaparecido poeta Luis Alberto Arellano. Argonauta se vincula al Festival de Escritores y Literatura de San Miguel de Allende con la publicación de los ganadores del concurso literario en el siguiente número de la revista.
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INTELECTUAL MEXICANO A AMBOS LADOS DE LA FRONTERA ENTREVISTA CON PEDRO ÁNGEL PALOU por: JAIME PANQUEVA
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edro Ángel Palou vive un exilio privilegiado; radica desde hace casi diez años en los Estados Unidos, y se desempeña como catedrático en la Universidad de Tufts en el estado de Massachusetts. Su distancia con México no le ha impedido publicar más de una docena de libros en novela y ensayo, además de seguir de cerca el último proceso electoral a través de una columna semanal en el portal de noticias de Univisión. Generoso con su tiempo, nos reunimos en el stand de una de las grandes editoriales que asisten sin falta a la Feria del Libro de Guadalajara, para conversar sobre su visión de la cultura mexicana y latina en los Estados Unidos; cómo vive los cambios y tormentas políticas a ambos lados de la frontera. JP ¿Me gustaría preguntarte primero sobre los movimientos culturales hispanos en Estados Unidos, cómo ves su desarrollo actual? PAP Empiezo a ver poco a poco movimientos de mejor calidad, poca gente escribe en español, muy poca. Uno de ellos Santiago VaqueraVásquez, pero la mayoría lo hace en inglés, Junot Díaz es el más conocido, o Daniel Alarcón, que además de cuentista y novelista, tiene un proyecto muy interesante de radio comunitaria latina. Hay también un fenómeno de editoriales que escriben sólo en español, como La pereza en Miami. Se vive poco a poco una renovación de las posibilidades de escribir, editar y publicar en español. Y otra de voces latinas que escriben en inglés y se adentran en el mainstream literario norteamericano, algo que tiene tanta validez o más que escribir en español. El sector que lee en español es muy reducido, porque las siguientes generaciones de méxico-norteamericanos o latinos ya leen en inglés. Los lingüistas han estudiado esto muy bien: a la tercera generación se pierde el idioma. Por eso no hay nietos de italianos que hablen italiano o nietos de irlandeses que hable celta. Asumen el inglés y olvidan el idioma de los abuelos. Nuestra posible fuerza está en la literatura latina escrita directamente en inglés. JP ¿Te ha dado ese cosquilleo de pasarte a escribir al inglés? PAP Empecé a escribir un thriller en inglés, pero me di cuenta que debía cambiar muchas cosas porque es otra caja de herramientas. El inglés novelístico de hoy en día es asincopado, de staccatos, de frases muy cortas. Es Hemingway con esteroides. En particular para thriller. Tengo una novela en mente sobre una mujer mexicana que realiza un viaje en el Blue Ridge para contar del Estados Unidos profundo. He comentado esto con Cristina Rivera Garza, quien ha comenzado a escribir en inglés. Ella acaba de abrir un doctorado en escritura creativa en español en una universidad de Houston en Texas, y a través de esto se ha dado cuenta del fenómeno político de resistencia que consiste en formar una primera generación de Ph.D en escritura en nuestro idioma en el mercado anglosajón. JP ¿También te ves en el mediano y largo plazo viviendo en los Estados Unidos? PAP Sí, me permite una distancia frente a un México muy convulso, que no entendemos tampoco; me permite mucho tiempo para escribir. Empieza una década en mi vida, la de los 50, que para un novelista es muy importante porque debemos sacarle todo el jugo a la experiencia. JP ¿Cómo podemos comprender el momento de polarización que atraviesa en estos momentos los Estados Unidos? PAP: En el verano leí un libro titulado, The Hillbilly Elegy, el diario de una familia y cultura en crisis de J.D. Vance, un autor que pertenece 30
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Foto: Maru Morones
a eso que llaman en Estados Unidos white trash. Él es el único de su familia que pudo acceder a la universidad y cuenta su historia: cómo hay una discriminación profunda del hombre educado blanco de la élite por lo que Roosevelt llamaba el middle man, o lo que Trump en sus discursos finales, cuando ya se calma y sigue el script, llama “el hombre invisible”. Y me impactó mucho porque antes de vivir en Boston lo hice en New Hampshire, en una de estas ciudades blancas, típicas de quienes votaron por Trump, y notaba la discrepancia entre las ciudades como Hanover donde está una de las universidades de la súper elite de la Ivy League, el Dartmouth College, y el granjero o el leñador paupérrimos que describe Vance en su libro. El Estados Unidos rural que vive con la casa destartalada, sin calefacción, todavía usan pellets de madera para caldear la casa, con granjas que apenas dan para la alimentación. Vermont, donde ganó el senador Bernie Sanders, es otro ejemplo de esto, granjas que sobreviven gracias a mano de obra inmigrante que vive encerrada en condiciones de casi esclavitud, huyendo de una migra que es tan dura como la de la frontera sur. Este libro me hizo pensar que los intelectuales cometimos un profundo error de
interpretación. Por un lado, no nos dimos cuenta de que este sector olvidado y pauperizado iba a ser más fanático a la hora de salir a votar que el demócrata. El único que tenía oportunidad de captar a este tipo de seguidor era Bernie Sanders. JP: Pero hablamos de más de cincuenta millones de votantes por cada partido... PAP: Sí, la sociedad está polarizada, eso es indudable. Pero, insisto, en los análisis de la última semana nadie contaba con que ese middle man iba a definir la elección. Se hablaba del firewall de Hillary en los estados que perdió, como Pensilvania. En CNN se reían los comentaristas de Trump porque iba a Wisconsin, cuando las encuestas lo daban seguro para Hillary. Y también pensaban que los latinos votarían en bloque en Florida, cosa que no pasó. Pero mi conclusión de esta primera pregunta es la siguiente: Trump ganó porque el mundo al que él representa ya murió. Él representa el estertor de ese mundo que ya no tiene cabida en el Estados Unidos real y diverso. La demografía norteamericana ha cambiado tanto que era la última posibilidad para que alguien con su perfil ganara. Lo decía en sus discursos: voten porque esta es su última oportunidad. Porque, hay que decirlo también, era un voto contra el liberalismo de Obama, y también una venganza contra el afroamericano. Y por último, lo dije desde el 2008: Estados Unidos está capacitado para tener un presidente afroamericano, pero no para una mujer presidente. No es misoginia solamente, el 54% de las mujeres votaron por Trump. Así de fuerte han asumido las mujeres el patriarcado, que desconfían de una para gobernar. Y las encuestas no pudieron reflejar todo esto. JP: La polarización tiene un factor económico. PAP: Sin duda, porque tenemos un Estados Unidos rural pobre que se junta con el país del Rust Belt, cuyas industrias como la automotriz, el acero, la eléctrica, están en crisis. Es otro Estados Unidos que no sale en la radiografía. Pero también es una crisis cultural muy profunda, una crisis educativa. Hace muchos años que se dice “ZIP Code is destiny”, es decir, tu destino está atado al lugar donde vives, porque de ellos depende la escuela pública a la que puedes asistir, y de ésta depende tu posibilidad de acceso a la universidad. El voto reflejó la frustración de millones de norteamericanos blancos que no han podido ir más allá de la preparatoria. La crisis refleja la brecha entre la elite más educada y aquella que se quedó rezagada. Yo vivo en Boston donde se concentra gran parte de la investigación y las bibliotecas del país, pero es una burbuja dentro del Estados Unidos real, porque sólo tengo que caminar media hora para llegar a Lowell que es una antigua ciudad industrial textil de Massachusetts con los índices más altos de criminalidad del estado y una fuerte población latina que se las verá muy difícil. No nos damos cuenta con suficiente claridad que esto que vivimos en el mundo, porque es mundial, es una crisis profunda del neoliberalismo: el estertor de un modelo político, una segunda globalización, que ha mostrado su ineficacia como proyecto social. Ha sido eficaz para unos cuantos como modelo económico, existen corporaciones más poderosas que muchos países, pero cuyo modelo social está en crisis absoluta. Donde los desposeídos, no los migrantes, sino los antiguos pobladores con un nivel educativo deficiente, abrazan gobiernos de corte populista. Precisamente por eso, podría firmarte aquí que López Obrador va a ganar la siguiente elección en México... JP ¿Cómo ves el futuro inmediato? PAP Muy raro. Muy previsible, es decir, es la venta de un gabinete populista que pronto se vuelve oligárquico, nada populista. ¿Quién va a gobernar? La oligarquía millonaria con Trump a la cabeza: un secretario de estado que fue socio de Goldmann Sachs tras haber criticado a Hillary por su cercanía con Wall Street. Prácticamente todos son supremacistas blancos, todos son anti-gay, anti-toda-modernidad, muchos de ellos pro-tortura. El Fiscal General, por ejemplo, es un hombre que no pudo ser juez años atrás por sus comentarios racistas. Esa frase de Trump de “secar el pantano”, no es cierta. Va a economizar con
Wall Street y volverlo blanco. Era previsible, quien crea en el populismo de Trump estará equivocado. Pero lo más grave será el manejo de la violencia de estado como forma de control. Vamos a ver controles biopolíticos brutales que no habíamos conocido, vamos a ver represalias contra municipios o universidades que se conviertan en santuario de inmigrantes: dejarán de recibir dinero federal. Habrá redadas muy fuertes y deportaciones por faltas administrativas. JP ¿Crees en verdad que llegue a esos extremos? PAP Sí, así va a pasar. Lo dije desde el principio: no se rían de Trump. Así fue Mussolini, así fue Hitler. Va a pasar. Y habrá una prohibición para los musulmanes. Salman Rushdie me decía el año pasado que el mejor candidato para pelear con Hillary era Trump. “Va a reírse de él”, me decía. Yo le decía que no. Mi familia viene del exilio español, sabíamos que Franco era el peor, el menos capacitado y se deshizo de los demás con astucia, para terminar siendo un dictador temible. En lo que creo que acertaba Rushdie en esa charla: la gran crisis vendrá si Trump nombra en la Suprema Corte a tres jueces muy conservadores, el reemplazo de Scaglia y otros dos que se jubilarían durante sus cuatro años. Porque esa Suprema Corte, la más conservadora de la historia reciente, regiría dos o tres generaciones de norteamericanos. Con ellos se podrían echar atrás derechos civiles ganados hasta ahora. JP ¿Cómo se ve la reacción de la intelligentsia? PAP Hay reacción por parte de universidades y algunos contrapesos, pero volvamos a lo comentado al inicio, son la elite de la elite, no tienen peso real: Boston, Nueva York, San Francisco, Washington, son pequeñas ciudades frente al grueso de los Estados Unidos reales. Lo único que me da esperanza es la capacidad de resistencia juvenil, un fenómeno tipo Occupy pero más extendido en las calles. Que seguramente tratarán de controlar con leyes o equiparando las marchas al terrorismo, veremos ese tipo de cosas. Quizás pueda cerrar esta parte con un chiste del New Yorker, el esposo está en la cama a punto de dormir y le dice a su esposa: Can you set the alarm for the 2020? No soy optimista, para nada optimista. JP Para finalizar ¿En qué estás trabajando actualmente? PAP En mi siguiente ensayo, como continuación de La culpa de México y El fracaso del mestizo, reflexiono sobre las utopías mexicanas: el primer socialismo, la época de Altamirano, y llegar a la última utopía frustrada, la del EZLN. Me pregunto por qué no tenemos un discurso político que hable de un futuro mejor, venimos oyendo desde la caída del milagro mexicano el discurso de la escasez, de apretarse el cinturón, de aceptar la realidad de la violencia; el decir aquí nos tocó vivir, no nos queda otra que vivir en medio del narcotráfico, en un país que no tiene contrato social ¿por qué? ¿Cuál sería un posible contrato social? A nivel político sólo podría surgir de un candidato independiente e implicara una verdadera reforma del Estado. Un Woldenberg o un Juan Ramón de la Fuente, que ganara no por un partido ni tampoco para sí mismo y realizara la gran reforma del estado. Es el gran bono democrático que perdimos con Fox, pero lo perdimos porque no sabíamos a qué cambiar. Le dimos un cheque en blanco a Fox, porque creímos que cualquier cambio era bueno. Fue un cambio totalmente Palacio. No le dijimos: gobierna con un nuevo contrato social anti-sistema. Fox fortaleció la partidocracia política, que terminó comiéndose a la democracia niña. Así, en este país no hay una sola decisión que no esté condicionada por el calendario electoral y la clientela política. Por eso nadie se la juega, ¿quién se la puede jugar si hace perder al partido? Por eso nadie se atreve a nada en este país, porque hay que cuidarse las espaldas para que el partido no pierda. Por otra parte, ni la izquierda, ni el centro, ni las ONGs han descubierto mecanismos de resistencia longevos, no hay un fenómeno que tú recuerdes desde el 132 hasta Ayotzinapa en donde haya una protesta y resistencia que se sostenga. No la hay. Si no soy optimista con Estados Unidos, tampoco lo soy con México. ARTÍCULOS
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LOS TIEMPOS DE JUAN CABRERA por: JESÚS ARAGÓN
Foto: Coco Arredondo
____________________________ MES DE MAYO Lugar: Ciudad fronteriza ____________________________ ESCENA 1 Un grupo de polvadeños se dirige al otro lado, los migrantes se bajan del camión en una ciudad fronteriza, ahí van a esperar a quien les prometió pasarlos. Dos de los migrantes (Maleantes 1 y 2) y Juan Cabrera van a una cantina a pasar el rato Maleante 1.- (Cerca de la cantina. Le dice a Juan) Qué bueno que te decidiste a venir, te va a ir muy bien y pronto vas a regresar a casarte con la hija de don Melquiades. Maleante 2.- Tú sí que tienes buena suerte, a esa muchacha cualquiera la quisiera. Juan Cabrera.- Pues yo espero que no pase mucho tiempo, no me la vaya a dejar muy manoseada el ranchero, ese ricachón que trae apuntado como novio. Maleante 1.- No te preocupes, mira, ahí hay una cantina, vamos a brindar por tu buena suerte. (Entran y se instalan en la barra) ESCENA 2 Cantinero.- Ni me pregunten, aquí tienen sus cervezas, no creo que quieran otra cosa con este calor del infierno. (Ríen y el Cantinero observa sus caras, la del Maleante 1 con cicatrices, la del Maleante 2 con frente estrecha y arrugada) Maleante 2.- Usted sí que se las sabe de todas, todas, ¡salud! Cantinero.- Y, qué los trae por aquí tan contentos, no me digan que ya tienen trabajo asegurado al otro lado. Maleante 1.- No, nada más que aquí Juanillo (Le da una palmada en la espalda), se va a casar, y pues a cualquiera le da envidia su suerte. Cantinero.- Pues para eso necesitan otra cerveza. (Las sirve y pone botana sobre el mostrador) Juan Cabrera.- (Se levanta y encamina los pasos hacia el baño) Pues yo soy de esos que se toman una cerveza y orinan tres. Cantinero.- Y ustedes, amigos, a qué se dedican, los veo muy bragados. 32
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Maleante 1.- (Viendo al Maleante 2) Hacemos trabajitos. Cantinero.- ¿Y de qué? Maleante 2.- Pues de lo que se ofrezca. ESCENA 3 Cantinero.- (Disculpándose, deja a su ayudante en la barra, se sale hacia la trastienda y va al baño a buscar a Juan Cabrera, quien se sorprende de verlo entrar apresurado) Juanillo, venga, esto está muy mal, váyase por acá, olvídese de esas amistades, a esos ya los había visto yo por acá (Lo saca por otra puerta), cuídese, tome camino, tenga este reloj, lo dejó olvidado un cliente, es antigüito pero a usted le va a servir, lléveselo para que se ayude. ESCENA 4 Cuando regresa el Cantinero a la barra entran varios policías bien armados, se alinean a la entrada y habla el Comandante Comandante.- ¡Salgan todos los que no traen papeles, los que traigan me los muestran! (En la redada se llevan hasta a los Maleantes 1 y 2) ESCENA 5 Juan Cabrera.- (Frente a un puesto de artículos varios de ferretería y cosas destartaladas, acercándose al Tianguista 1) ¿Cuánto me da por este reloj? Tianguista 1.- ¿En dónde te lo robaste? Juan Cabrera.- Me lo regalaron. Tianguista 1.- Es bueno (Le mueve la perilla para ver si funciona), pero solo te puedo dar otra cosa que quieras de aquí. (Le señala un montón de cachivaches) Juan Cabrera.- Lo que necesito es dinero para regresarme a mi pueblo. Tianguista 1.- Ve a aquel puesto (Señala otro puesto sin voltear), ahí te pueden dar lo que necesitas. Juan Cabrera.- (En el otro puesto) ¿Cuánto me da por este reloj? Tianguista 2.- (Lo revisa) Un quinientón, y algo que quieras de aquí (Señala un montón de baratijas, Juan Cabrera saca de inmediato una pistola, el Tianguista 2 toma una diferente), llévate esta otra,
es más barata y funciona mejor, pero ten cuidado, tiene una bala. (Juan se va satisfecho y pasa por un puesto de ropa usada y compra una camisa, un pantalón, una chamarra y una gorra de los Dodgers, piensa en voz alta) Juan Cabrera.- Ya compré todo esto, ahora me tendré que regresar sin comer, y de aventones. ____________________________ MES DE FEBRERO (mismo año) Lugar: El Polvado ____________________________ ESCENA 6 Juan Cabrera iba caminando por un portal de El Polvado y le llamó la atención un señor muy serio sentado en una silla plegable, tenía frente a él una pequeña mesa de tijera con una esfera de cristal, que más bien parecía una pecera invertida. Se acercó Juan Cabrera.- ¿Usted adivina la suerte? Recordador.- No, yo no tengo esa gracia, yo solo cobro por recordar, soy Recordador, y si no me pagan, no recuerdo ni mi nombre, pero lo que sí es fácil es recordarte que ya no estás tan jovencito para andar a la suerte, búscate una novia para casarte. Juan Cabrera.- No tengo ni trabajo, cómo voy a pensar en casarme. Recordador.- Trabajo, eso es otra cosa, búscate una muchacha, verás si no te da mucho trabajo. Mira, esa que está mirando el aparador, si te gusta acércate, y pregúntale qué se le antoja… así se hacen las conversaciones... (La joven empezó a irse) ya hasta se va… ándale, que se te va tu oportunidad. ESCENA 7 Juan Cabrera solo hace una seña de despedida al Recordador y se va tras ella, después refiere a su mamá la historia Juan Cabrera.- Ayer vi a una muchacha muy bonita en la calle, la seguí, y la vi entrar a la mercería del centro y perderse tras el mostrador. Madre de Juan Cabrera.- Ha de ser Angélica, la hija de don Melquiades, ese hombre es muy rico y muy malo, no te le acerques a la muchacha, no te va a hacer caso y si él se entera, se ensañará contigo. Juan Cabrera vio de nuevo a la muchacha en la calle y se le acercó, pero ella huyó de inmediato sin cruzar palabra. Quiso contárselo a su mamá, pero no lo dejó ni hablar Madre de Juan Cabrera.- No insistas Juan, esa muchacha tiene un novio con ranchos y haciendas, viene a verla los domingos, todo el pueblo los ha visto en misa de doce, y luego pasear por las calles en una camionetota. ESCENA 8 Juan fue al templo a corroborar la información de su madre, y los vio juntos. A la salida la joven reconoció a Juan, y notándose nerviosa, se hizo la disimulada y se alejó con el novio. Otro día, Juan, a propósito, fue a la tienda, y se encontró con que la joven, entre otros empleados, estaba atendiendo a los clientes, cuando lo vio, para evitar problemas lo atendió de inmediato ella misma Angélica.- (Casi en secreto, mientras le muestra unos botones) No vuelva a buscarme, no se acerque, mi novio lo va a matar. ESCENA 9 Juan Cabrera platicando con su mamá Juan Cabrera.- Sabe, Madre, me voy a ir al Norte, ya ve que aquí en El Polvado no hay forma de juntar dinero, y va a ver, que voy a regresar para casarme con Angélica. Madre de Juan.- Estás loco, esos viajes son muy peligrosos, y luego hasta te encuentras otra mujer por allá y te llenas de muchachillos, y ya ni vuelves.
Juan Cabrera.- No, Madre, me va a ir bien, ya me mentalicé, y voy a regresar pronto, a casarme con ella. ESCENA 10 La Madre de Angélica toma otra decisión Madre de Angélica.- (Platicando con los Maleantes 1 y 2) Ustedes díganme lo que necesiten, pero se me van tras ese malviviente, no se le separen, háganse como que son sus amigos y que le van a ayudar para que consiga casarse con Angélica, y en cuanto puedan, ocasiones no les han de faltar, lo despeñan, y ustedes se regresan como si nada, es necesario que se deshagan de él, y si no, me la pagan. ____________________________ MES DE JUNIO (mismo año) Lugar: El Polvado ____________________________ ESCENA 11 Juan volvió, se vino de aventones hasta la ciudad anterior, donde tomó un autobús, para que lo vieran bajarse en la terminal de El Polvado Madre de Juan.- (En su casa) ¡Juan!, qué gusto me da que hayas regresado tan pronto, y tan elegante, tienes que descansar, ¿ya desayunaste?, pásate a la cocina, siéntate, mientras te platicaré de las que ha pasado don Melquiades, con ese, su yerno ranchero, resultó una fichita, lo trae con pleitos y amenazas para quitarle el dinero, sus casas, y hasta la tienda… (Juan se levanta enfurecido y sale de prisa), ¡Juan, Juan!... (Le grita su madre, pero él no se detiene, ya va lejos) ESCENA 12 Entra Juan a la tienda, es temprano y está todo solo. Ve al ranchero sobre don Melquiades, apuntándole con un arma junto a la caja. Juan se acerca, saca su pistola y dispara. Cae el ranchero Don Melquiades.- ¡Muchacho!, ¡quién eres tú?, me has quitado de encima a este malvado (Aparece Angélica), Angélica, este muchacho me salvó… (Aparece la Madre de Angélica) Madre de Angélica.- …es Juan, todos lo conocemos en El Polvado, es pretendiente de Angélica… Don Melquiades.- Hay que ayudarlo, llamen a la policía y yo mismo intercederé por él. ESCENA 13 La boda (gran fiesta). Se ve a don Melquiades, su esposa, la Madre de Juan, los padrinos (que son el Cantinero de la frontera y su esposa) en la mesa principal. Angélica y Juan bailando entre todos los invitados. Se detiene la música Don Melquiades.- (Se pone de pie para dirigirse a todos) Estoy muy contento de que se haya celebrado esta boda de mi hija Angélica con este gran hombre que es Juan Cabrera, que sean muy felices, ¡salud! (Todos levantan la copa y beben. Aplausos. La esposa de don Melquiades con la copa aún en alto, se desploma) ESCENA 14 Unos días después. Juan en la tienda, presidiendo la caja, Angélica con los demás empleados atendiendo a los clientes. Juan llama a Angélica cuando ve entrar a los Maleantes 1 y 2 Juan Cabrera.- Mira, Angélica, ya murió tu padre de tantas tristezas, se fue a acompañar a tu mamá, ves esos desdichados que vienen entrando, son los que la envenenaron el día de nuestra boda, pero no te preocupes, ellos solo han venido a conseguir unas cuerdas, para ahorcarse.
____________________________ FIN ____________________________ ARTÍCULOS
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LA GALERIE DE POCHE ESPACE D'ART DE CHARME
Petit instant d'éternité (2013, bronce, 55 x 55 x 50 cm)
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ituada a unos pasos del Lago de Léman, con vista al Mont Blanc y el bosque Haut-Jura a espaldas, la Galerie de Poche es al mismo tiempo la residencia de su creadora, Chantal Geoffroy-Bourne, y su espacio para albergar artistas varios. Argonauta comparte con sus lectores una pequeña visita a este espacio tan seductor, así como una muestra de Anne Mourat, una de las artistas que ahí se exponen. La Galerie de Poche (Galería de Bolsillo, en español), es un espacio comprometido con generar la intimidad apropiada para permitir que las obras logren expresarse de la manera más auténtica para el espectador. Agradecemos el interés de La Galerie de Poche por este vínculo que nos permitirá conocer a sus artistas y, al mismo tiempo, dar a conocer los nuestros en este rincón de Suiza. En esta primera entrega, reproducimos un texto aparecido en la revista Accrochages sobre las esculturas de Anne Mourat. Anne Mourat: el corazón sobre lo humano Crear sin fijar, sugerir sin contar; las esculturas figurativas de Anne Mourat tiran de sus modelos, como aquellos quienes le miran, hacia una danza de movimientos y emociones. Nace entonces, más allá de la presencia imponente de la materia, una gracia y un vaivén hacia una interpretación personal, íntima. Un viaje hacia una profundidad humana revelada en corto, en la Galerie de Poche de Tannay. Ser uno mismo, sin dictados, y descubrirse como tal, es el recorrido único y palpitante que Anne Mourat nos invita a realizar a través de sus personajes, tan familiares. Pertenecen a nuestra cotidianeidad, a nuestras emociones,
A muhler do Meio
a nuestras vidas. En su expresión, sin trampas ni sumisión, las esculturas cargan dignamente las marcas de su combate y sus alegrías. La fuerza y las marcas de maternidad, la gracia de lo femenino se marida a la robustez y movimiento masculino. Para Anne Mourat, la escultura nace del encuentro: dos manos que se acarician, una sonrisa a la vida, una espalda abatida por su carga. Las desproporciones que defiende la artista dan testimonio de este equilibrio entre cuerpo y alma, entre dolor y asombro de cada vida y cada instante. La animalidad de sus volúmenes se hace sin interrupciones del eco de una espiritualidad subyacente y sustanciosa. Formas amplias, generosas y sin equívocos. La satisfacción se libera de la pulcritud, la belleza de la imperfección. No hay ningún juicio sobre el cuerpo de estas mujeres trabajadoras de Burkina Faso, en donde vivió la artista. Las mujeres nos incitan a imaginar respetuosamente su laboriosa vida, y el impulso que las anima cuando llega el momento de compartir esos instantes de alegría, como la danza. Como dos extraños (2010, bronce, 70 x 55 x 60 cm)
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Artistas en exposición:
Carles Bros Mara Fabbro Claude Flach Jef Gianadda Anne Mourat … entre otros
L'accordéoniste (2015, bronce, 41 x 33 x 30 cm)
La Tassaba (2011, bronce, 40 x 36 x 25 cm)
Más aún que lo visible y lo palpable de esos seres que fijan instantes, la existencia de quien las miras y las toca, extiende el relato que las anima, dándoles una eternidad, una forma de aprehender lo efímero. (C.R./Accrochages; Traducción: Alejandro Palizada). Une âme unique Relier l’art à l’humain est aussi ce qui donne une âme unique à la Galerie de Poche. Sa créatrice passionnée, Chantal GeoffroyBourne lui dédie l’intimité de son espace de vie pour permettre à aux œuvres d’exprimer leur vérité profonde. Les expositions et les projets s’y succèdent. Galerie engagée, où le cœur et le professionnalisme de sa créatrice font de cet espace un lieu authentique qui donne sens à l’art. Anne Mourat: Le coeur sur l’humain Article paru dans "Accrochages", revue suisse des arts Créer sans figer, suggérer sans raconter. Les sculptures figuratives d’Anne Mourat emportent ses modèles, comme ceux qui les regardent, dans une danse de mouvements et de sentiments. Naît alors, au-delà de la présence puissante de la matière, une grâce et un envol vers une interprétation personnelle et intime. Voyage vers une profonde humanité révélée en exclusivité à la Galerie de Poche de Tannay.
Être soi, sans diktat et se découvrir comme tel. C’est le parcours unique et palpitant qu’Anne Mourat nous invite à parcourir à travers ses personnages qui nous semblent si proche. Ils appartiennent déjà à notre quotidien, à nos émotions, à nos vies. Dans leur vérité, sans tricherie et sans soumission, ils portent dignement les marques de leurs combats et de leurs joies. La force et le marques de la maternité, la grâce de la féminité épousent la robustesse et le mouvement masculins. Pour Anne Mourat la sculpture naît de la rencontre. Rencontre de deux mains qui s’effleurent, d’un sourire qui s’offre à la vie, d’un dos qui souffre de trop de charges. Les disproportions que défend l’artiste témoignent de cet équilibre entre corps et âme, entre souffrance et émerveillement de chaque vie humaine et de chaque instant. L’animalité des volumes se fait sans interruption l’écho d’une spiritualité sous-jacente et nourrissante. Amples les formes. Généreuses et sans équivoque. Le bonheur se libère du lisse, la beauté trouve sa liberté dans l’imperfection. Pas de jugements sur ces corps de femmes laborieuses du Burkina Faso où a vécu l’artiste. Elles nous incitent à imaginer avec respect leur vie difficile, et la joie qui les anime quand vient l’heure de partager des moments plus heureux, comme la danse. Plus encore que le visible et le palpable de ces êtres qui ponctuent des instants arrêtés, l’existence de celui qui les regarde et les touche continue de les raconter et de les faire vivre. Leur donnant une éternité, forme d’étreinte avec l’éphémère. Petite sœur (2008, ciment et pouzzolane, 100 x 55 x 60 cm)
La Galerie de Poche 7, chemin de Bénuyer 1295 Tannay (junto a Ginebra), Suiza. www.lagaleriedepoche.com chantal.geoffroy@lagaleriedepoche.com Contacto en México : Nadège Nicoud a través del correo contacto@argonauta.com.mx
A muhler do Meio (2008, ciment et pouzzolane, 100 x 55 x 60 cm) ARTÍCULOS
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A RT Í CU LOS
PERDIDO EN LA TRANSLACIÓN por: ANÓNIMO HERNÁNDEZ
M
e encanta este título por su originalidad. Pero me gusta más por su pertinencia y por su pertenencia a una historia que había olvidado por completo. Respecto al título, yo sé que la RAE recomienda usar “traslación” sobre “translación”, sólo que no estoy muy de acuerdo. Piensen bien, amigos lectores: a ustedes les gustaría decir “trasportación”? O trasacción, trasición, traspiración? Suenan un poco ridículas, no? Trasexual? El prefijo debe ser “trans”. Sin embargo, también suena ridículo decir “transcendental”, como en inglés, porque la primera “ene”, la “ene” en discordia, nos hace sonar como si tuviésemos Síndrome de Down: “trans-cen-dental”. Pero en fin, ése es un asunto que tendré que razonar en otra parte. La cosa es que en 1995, un amigo, Víctor, estuvo involucrado en la presentación en nuestro país de un grupo musical llamado Graceful Dead o Grateful Deaf o algo así, que al parecer había sido muy famoso en la época hippie.
—¿Y si me pasan el micrófono? —Sólo aviéntate un lugar común con el mejor inglés que aprendiste en la secu. Víctor me dijo que la cita era a las doce in point, o sea a las “doce en punto”, y allí comenzaron los problemas. Con el fin de prepararme para la severa actividad intelectual de esconderme entre los periodistas, me anticipé llegando a las 11:30, sólo para enterarme de que la cita había sido pactada para las once in point, por lo que el entrevistado —que no hablaba una papa de español— y los organizadores —que no hablaban una papa de inglés— se hallaban sumamente encabritados. Peor aún, al parecer el legendario grupo ya no le interesaba a nadie porque ningún medio quiso cubrir la rueda de prensa. Y el único “periodista” que asistía al evento llegaba media hora tarde, cuando el tarado se daba ínfulas por llegar media hora antes. Sobra decir que los organizadores se lanzaron a recibirme como si fuera la reina Isabel parlando el más elevado inglés británico: —Tenkiu, quickly. Tenkiu, quickly.
Víctor me pidió cubrirlo durante la rueda de prensa que daría el grupo.
Hasta que, de pronto, uno de ellos me urgió:
Al principio me negué, pero Víctor me convenció con la promesa de unos tacos sudados y el libro de poemas Juan Salvador Gaviota. Y remató:
—¿Dónde está tu grabadora?
—Tú no te preocupes, escóndete entre los demás periodistas.
—No traigo.
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FEBRERO * ABRIL 2017
—No tengo. —¿Y tu cuaderno?
Me lanzaron miradas de escopeta, mismas que cambiaron por sonrisas forzadas para dejarme pasar. Como nunca había entrevistado a nadie, no llevaba más que mi cerebro y mi buena memoria, que en aquel entonces aún era confiable. Para esa hora, el resto del grupo se había retirado y sólo permanecía allí el cantante, quien era el líder de la banda: un tipo con aspecto de cavernario que no se había bañado desde la época de los hippies. Yo estaba en mi papel: no me importó sentarme en una de las muchas sillas vacías ni que usáramos micrófonos para las preguntas y respuestas. No podía sentarme a la mismísima mesa del entrevistado, justo a su lado. Los organizadores permanecieron en corrillo a unos metros de nosotros, vigilantes, como chaperones. Y así comenzó todo: —Hello, my name is Anónimo Hernández and I am a bad writer. —What? —My name is Anónimo Hernández and I am a bad writer —dije, revisando si funcionaba el micrófono. Como el tipo me miraba anonadado, continué, despacio, enfatizando cada sílaba: —What-Is-Your-Name? —What! —OK… In Inglish: My name is Anonymous Henderson. What-is-your-name?
Foto: Michele Norris
—Jerry! —me contestó molesto el mítico músico—… My name is Jerry!… Jerry García! Ahora mi memoria trae a la luz una película donde una niña regordeta y encantadora va a un concurso de belleza y talento infantil. Al conocer a Miss California le pregunta si le gusta el helado y la reina le contesta que sí, que su sabor favorito es Chocolate Jerry García, en inglés. Bueno, ahora puede decirse que al menos ya sé algo sobre mi entrevistado. En ese momento continué: —And how old are yú? —What? —How-old-are-yú? —That’s irrelevant… —OK. Los organizadores nos miraban de reojo, desconcertados. Recordé el consejo de Víctor e hice uso de todo mi repertorio en inglés. Señalé primero hacia la mesa y le dije a Jerry: —This is a table…
—Very good… Now… This is a table. Is it a chair? —It isn’t a chair!… —negó Jerry rotundamente, por lo que reafirmé: —It is a table, isn’t it? El señor Jerry miró suplicante a los organizadores. Ante su pasmo, les exigió algo que no entendí, decía “interview”, “journalist”, “translation”, y no sé cuántas cosas más, pero la verdad es que me perdí entre tanta translación. Y si yo entendía sólo eso, los organizadores no se enteraban de nada. Carraspeé y respiré profundo para retomar el control de la conversación: —Jerry, I live in México City… It is a biutiful city… Where do yú live? —This is stupid, man… —I’m not a man, I’m still a boy. I’m thirty two. En realidad esta última frase sonó como “I’m dirty, too”, pero para tapar un poco mis vicios de pronunciación, insistí en mi pregunta reciente, enfatizando cada palabra:
—What?
—Where-do-yú-live?
—And this is a chair…
—In California!
Como el tipo me miraba con cara de What, ahondé:
—California was a part of Mexico, wasn’t it?
—Is this a chair?
—I know. I’m part Spanish. My name’s García!
—Of course it is a chair!
—And do yú espic Espanish, Jerry? —No, I don’t. —Tons, yú’re no Espanish. —Of course I’m part Spanish. —No, señor… —I am Spanish. —No, señor… —I am Spanish. —No, señor, yú are the language that yú espic. En esta ocasión, el rockstar estalló. —I’m gonna crush this idiot! —les advirtió a los organizadores, quienes de inmediato me preguntaron: —Crush? Qué es crush? —Crush es un poquito como crash, pero con u. Los organizadores no necesitaron entender más palabras porque los gestos de Jerry bastaban. Cuando se aproximaron a nosotros, Jerry hizo un último esfuerzo por serenarse. Entonces copió mi estilo: habló despacio, sílaba por sílaba, como si eso sirviera de algo, y dijo: —What-The-Fuck-Is-This? Los organizadores me miraron exigiendo una respuesta. Les respondí lo mejor que pude: —This is a table… And this is a chair…
ARTÍCULOS
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BIBLIOTECA
BIBLIOTECA DEL ARGONAUTA
Aquí, como cuando Saturno se encontraba en Capricornio, la vida descendía hasta el fondo… Tan grande era el anhelo que su alma estaba entrelazada con la esencia del lugar. TRES PASEOS AMERICANOS: STEINBECK, MCCARTHY, BOLAÑO
INDIGNACIÓN
Alejandro Palizada
Resulta irónico e intrigante averiguar qué tanto impacto tienen las decisiones cotidianas que tomamos en pro de una vida sin conflictos, mostrándonos indiferentes a los acontecimientos externos y alejándonos de situaciones de estrés; cómo, en ciertas situaciones, una nimiedad pude cambiar nuestra vida, la aparente decisión correcta se convierte en un error y las repercusiones de conducirán a algo peor revelando aspectos turbios de nuestra personalidad. Esta ironía se ejemplifica en la vida de un joven judío a lo largo Indignación, novela del prolífico y polémico escritor Philip Roth. ¿Existe una autoridad universal que controle el destino de una forma sarcástica? Esta pregunta se la planteará el protagonista Marcus Messner, un joven tradicionalista y conservador, hijo de un carnicero neurótico, sobreprotector y fumador compulsivo. Marcus tuvo la infancia de cualquier niño judío en Newark, New Jersey. Fue un alumno destacado, trabajador diligente, hijo ejemplar. Su obseso padre pensaba las miles de maneras en que su hijo podría morir o acabar como un vago en las calles. Temía la rebeldía adolescente que veía en los compañeros de colegio de Marcus y temblaba al imaginar que fuera reclutado y enviado a combatir en Corea. Estas meditaciones lo obligan a mostrarse represor y a asediar las actividades de Marcus, quién desesperado por librarse de la presión de su padre se matricula en una universidad de Ohio. Al iniciar su vida universitaria, Marcus, comienza a comprender como el éxito en las organizaciones tanto académicas como estudiantiles no es proporcional a la cantidad de conocimientos sino a las habilidades que puedan ser aprovechadas por la mayoría para concluir un proyecto y el imaginario colectivo que cada grupo en particular edifica para asociarse. Su personalidad pusilánime lo obliga a evitar relacionarse con personas potencialmente conflictivas. Eventualmente conoce a Olivia Hutton con un historial digno del horror de sus padres. Suicida y rehabilitada de alcoholismo. Juventud, sexualidad, familia, amor, enfermedad, obsesión y cavilaciones de un joven finalizan con una inesperada sorpresa. Una novela sencilla con un lenguaje no más complicado que la historia que presenta. Un recordatorio de lo ilusorio del futuro y las miles de posibilidades que interactúan todos los días para que acontezca todo lo que observamos. Philip Roth, si bien obtuvo críticas ambivalentes por esta novela, presenta una historia intrigante: un personaje solitario y una serie de conflictos habituales que atrapan desde el primer capítulo. Un intento por describir la personalidad voluble del individuo norteamericano. Un hombre que nunca entiende qué es lo que realmente quiere.
Aunque la novela de Malcolm Lowry se viene a la cabeza de inmediato cuando hablamos de escritores anglosajones que abordan nuestro país, hacemos un recuento de tres libros, elegidos caprichosamente desde luego, que dan cuenta del cruce de miradas entre Estados Unidos y México. 1. La perla de John Steinbeck. Steinbeck estuvo algún tiempo en La Paz, Baja California, y es ahí que situó la historia de su novela La perla. Breve pero emotiva, la historia del pescador Kino y su hijo Coyotito ilustra las desigualdades sociales y las piruetas de la suerte y la desgracia. El hallazgo de la perla, la fortuna, trae consigo la envidia y la crueldad, enseñándonos que el mundo, desde cualquier lado de la frontera riqueza/pobreza, es ingrato. La prosa de Steinbeck, aun en este relato más bien sencillo y de corte ejemplar, es un deleite. 2. Todos los hermosos caballos de Corman McCarthy. Título de una sonoridad hermosa en inglés All the pretty horses, junto con En la frontera y Ciudades de la llanura, forman la llamada trilogía de la frontera de McCarthy. La novela hace un retrato bastante romántico del norte de México en la figura de John Grady Cole, huyendo acaso del mundo moderno en busca de la aventura al otro lado de Río Grande/Río Bravo. Caballos, pistolas, persecuciones, traición, y un amorío con la hermosa hija del hacendado. Se diría que el libro fue escrito como emulación de los relatos western, pero tiene mucho más en común con el viaje iniciático tipo Robinson Crusoe. México es el lugar de la aventura y Grady es el héroe que las puede todas, clichés simpáticos que funcionan a la perfección. 3. 2666 de Roberto Bolaño. Si al mirar desde Estados Unidos, México se presenta como el territorio agreste de las aventuras neorrománticas (que sea en las llanuras, en los pueblos o la ciudad), Roberto Bolaño crea una imagen de Estados Unidos desde el extremo existencial. La parte de Fate, tercer capítulo de la inmensa 2666, narra el periplo de un periodista que debe cubrir un combate de box en Santa Teresa. Al llegar ahí, Fate se interesa por los asesinatos de mujeres que vienen ocurriendo en la región. Sin entrar en los detalles de la intrincada trama de la novela, Fate logra encontrarse cara a cara con el sospechoso de los crímenes, el misterioso personaje de más de dos metros, quien, en tono de oráculo a punto de desvelar el secreto del libro (el secreto del mal), les dice a sus interrogantes: Pregunten lo que quieran. A los ojos de Fate, el México de 2666 es un espacio más semejante a un purgatorio que a un infierno: lugar donde se purgan culpas, donde se atisba una salvación. El norteamericano, constata con su desconcierto esta realidad: peor castigo es esta espera sin fin, que la certeza del infierno. 38 FEBRERO * ABRIL 2017
Octavio Manríquez
ZYGMUNT BAUMAN Jesús Abraham Suárez Noriega
Considerado uno de los pensadores críticos más influyentes de nuestro siglo, Zygmunt Bauman (Poznan, Polonia 1925) falleció a los 91 años de edad el pasado lunes 9 de enero en la ciudad de Leeds, Reino Unido. Su abundante obra ensayística resulta fundamental para los estudios sociológicos contemporáneos, pues brinda un detallado análisis sobre el desarrollo de la modernidad. El filósofo de origen polaco explicaba que actualmente pasamos de una fase sólida a una líquida, esto significa que las instituciones ya no pueden mantener su forma tradicional y, por lo tanto, actualmente se experimenta un estado de incertidumbre; de esta manera, se dice que la realidad social enfrenta los efectos de la inestabilidad. Bauman ha sido una de las mentes más lúcidas de nuestro siglo, sus conceptos y reflexiones nos permiten comprender la condición humana. Nos ha dejado como legado las herramientas teóricas para enfrentar con esperanza la crisis global. Por ello, conviene volver a sus libros y discutir nuestra situación actual. Zygmunt Bauman fue catedrático emérito de Sociología en la Universidad de Leeds y en la de Varsovia. Entre sus principales premios y distinciones se encuentran el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, el European Amalfi Prize for Sociology and Social Science (1992) y el Theodor W. Adorno Award (1998). Autor de una abundante obra en la que destacan títulos como: Modernidad y Holocausto (1998), La globalización. Consecuencias humanas (1999), La posmodernidad y sus descontentos (2001), Modernidad líquida (2002), La sociedad sitiada (2004), Mundo Consumo. Ética del individuo en la aldea global. (2010), Daños colaterales. Desigualdades sociales en la era global (2011), entre otros. Bauman en su libro titulado Tiempos líquidos (2007) señala: “En un momento en el que las grandes ideas han perdido su credibilidad el miedo a un enemigo fantasma es lo único que les queda a los políticos para mantener su poder”. De tal manera, el temor domina nuestros hábitos y por lo tanto la promesa de seguridad es el argumento más importante en las campañas electorales. En ese sentido, el miedo se ha convertido para el neoliberalismo en un capital político inagotable.
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