![](https://assets.isu.pub/document-structure/221216053803-a5715cf12c8869ccac669603fdfb7edc/v1/76a17c3ef2b04021e60650c2d8d1c2c5.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
3 minute read
Vida cotidiana
15. LIMA DESDE EL PUENTE DE PIEDRA Anónimo Siglo XVI 11 ? Grabado sobre papel. Colección Privada.
r cribe en una larga tradición de reducciones misionales fundadas en América desde mediados del siglo XVI, estuvo llamado a tener una gran trascendencia en la historia40.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/221216053803-a5715cf12c8869ccac669603fdfb7edc/v1/68ba48a13daa955f744a80381a67e1a8.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Todas las actividades de la sociedad civil aparecían marcadas por el sello de la religiosidad. Así como las torres de las iglesias (Fig. 15) constituían lo más sobresaliente del perfil urbano, el propio "tono de la vida" -para usar una expresión de Huizinga-era entonces permeado por la esfera eclesiástica. De hecho, el sonido de las campanas regulaba cotidianamente el desenvolvimiento doméstico de Lima. El toque del alba señalaba el inicio de la jornada y anunciaba la primera misa. Al mediodía, el Angelus aquietaba el bullicio, a manera de paréntesis familiar previo a las actividades vespertinas. El llamado a Vísperas, a las dos y media de la tarde, indicaba el retorno a las diversas ocupaciones, hasta el toque del Ave María a las seis. A partir de entonces, los faroles de algunas esquinas o zaguanes empezaban a encenderse mientras ocurría el retorno hacia el ámbito privado. El recogimiento y el silencio eran totales hacia las ocho de la noche, cuando sólo se veía transitar por las calles a los alguaciles de ronda.
Pero, más allá de la rutina, eran esas mismas campanas las que comunicaban acontecimientos extraordinarios. En ocasiones se trataba de las vísperas de Corpus o de alguna otra festividad religiosa. Otras veces, el toque de oración invitaba a implorar el auxilio divino: alguna calamidad amenazaba o el desastre ya se había producido. Los dobles, lentos y acompasados, eran señal de que algún personaje importante moría. Así, al conocerse en Lima el fallecimiento del rey Felipe III, la Audiencia comunicó al arzobispo Lobo Guerrero el 8 de octubre de 1621
que a las doce del mediodía se hiziese señal de doble con la representación de trizteza que convenía, comenzando la Iglesia Catedral, a la cual correspondiesen las demás parroquiales y conventuales de esta ciudad, y que estos dobles a aquellas horas y otras horas se fuesen continuando por nueve días, y dispusiese que en todas las iglesias y monasterios se ofreciesen a nuestro Señor sacrificios, penitencias y oraciones con gran cuidado por el ánima del rey nuestro señor difunto
[ ••• ]41 •
Esta es la imagen que ha prevalecido en cierta historiografía, sugiriendo para este período una vida muelle, mon_ótona y ajena a los conflictos. Contradiciendo toda mistificación, los documentos coloniales dan testimonio de que diversas formas de violencia -sorda por lo general, aunque a veces manifiesta-atravesaban la vida cotidiana. Eran ejercidas por el cura y el oidor, por el corregidor y el obispo. Fueron asimismo violentos por definición los extirpadores de idolatrías y los inquisidores. Y, en sus esferas de influencia, lo eran el curaca, el hacendado y el mercader. También padecieron por esta causa el esclavo negro y el sirviente o el artesano indígenas.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/221216053803-a5715cf12c8869ccac669603fdfb7edc/v1/2cc337e3334a04cf9f6a1ada4c83a41b.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Había, además, tensiones y miedos colectivos. Dos eran los temores constantes de la población: los terremotos y la amenaza de los piratas. Desde un comienzo, las enormes riquezas procedentes del Perú habían despertado codicia entre naciones rivales de España. Tanto Inglaterra como Holanda, y aun Francia, emergentes potencias navales, decidieron emprender diversas formas de sabotaje contra el flujo incesante de metales preciosos. La ruta de la plata se vio entonces acosada por piratas y corsarios provistos de naves ligeras, tripulaciones diestras y, sobre todo, de una audacia estratégica que apostaba a los golpes de mano a fin de sorprender al enemigo y procurarse grandes botines.
![](https://assets.isu.pub/document-structure/221216053803-a5715cf12c8869ccac669603fdfb7edc/v1/af1cf89b43d5c05c9c78202e5a20b842.jpeg?width=720&quality=85%2C50)
Además de los ataques en alta mar, la pericia rápidamente adquirida por estos depredadores marinos les permitió amenazar las costas del Perú, bloquear sus puertos y saquear poblaciones ribereñas. Desde las correrías del inglés Francis Drake, quien arrasó puertos y prendió buques en su extenso viaje de circunnavegación (1577-1580), fueron sus compatriotas Thomas Cavendish (1586-1588) y John Hawkins (1594) quienes más temor infundieron en el Mar del Sur. Este último llegó a ser aprehendido cerca de Atacames por la escuadra peruana al mando de Beltrán de Castro, victoria celebrada en Lima con entusiasmo.
16. FLOTA DEL PIRATA HOLANDES JORIS VAN SPIELBERGEN 1621. Grabado sobre papel. Míroír oest et west índica!, auquel font descrípttes les deus desníers navígatíons, faíctes es années 1614, 1615, 1616, 1617 y 1618, George Spielbergen, Amsterdam.