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Descripción del retrato

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Retrato póstumo

Retrato póstumo

En lo que se refiere a la fecha de la ocurrencia señalada hay discrepancias. La propia dueña de casa María de U zátegui, en sus declaraciones durante los procesos levantados por la autoridad eclesiástica al hablar del sudor del "santo rostro de Nuestro Señor en figura de Salvador", hecho que fuera presenciado por toda la familia Maza-Uzátegiíi, expresa: "Sucedió corno a las siete de la noche del sábado 15 de abril de 1616"(dice Bruno, cap. XII, p. 149). O sea un año antes de lo referido por Loayza y Hansen.

La razón de las precedentes citas es para demostrar los varios encuentros personales habidos entre Rosa y Medoro, lo cual le permitió al artista estudiar bien el rostro de Rosa, observar mejor sus facciones que ella ocultaba mientras vivió. Ayuda valiosa .?e retentiva visual para quien más tarde no sólo recogió en el lienzo su rostro ya cadáver, sino también corno es presumible y razonable creer, aunque sin confirmación alguna, su imagen vivificada. La pintura aludida fue ejecÚtada en el curso de las primeras horas del día 24 de agosto de 1617 en que fallece la santa, y según todos los indicios a petición de un personaje de su entorno corno era el contador de la Santa Cruzada Gonzalo de la Maza, en cuya casa estaba hospedada Rosa. Según todas las probabilidades es la que se conserva en su Santuario, a donde fuera llevada por el año 1669 a raíz de su creación, junto con otras reliquias suyas40; y lugar del que luego de sufrir quemaduras a causa de un fortuito accidente, que la dejara en deplorable estado 41, desapareciera por un tiempo restituyéndosele después, según es tradición. •·

Descripción del retrató

Esta obra, pequeño óleo sobre lienzo, considerada autógrafa de Medoro y que dadas las circunstancias revelaría apremio en su ejecución, pese a su deficiente estado material permite advertir lleva Rosa los ojos entornados, muestra amplia frente, arqueadas cejas y la boca pequeña levemente entreabierta dejando ver ligeramente los dientes superiores; asimismo la tez pálida y sin arreboles, con el rostro de contornos claramente perceptibles, oval y no tan lleno, e invadido de rigidez cadavérica. Corno es natural los padecimientos de los últimos días arreciaron operando un cambio en su semblante, ahora lejos de ese "rostro abultado y hermoso corno una rosa" que "siempre tenía" corno atestiguó su confesor y primer hagiógrafo el P. Pedro de Loayza (1985, p.10).

Un detalle importante de este retrato a más de los anotados es la posición de la cabeza. No está puesta frontalmente sino de casi cuarto perfil. Este giro leve de la cabeza hacia su izquierda, permitiendo delinear la fina nariz, servirá de modelo para las primitivas versiones de Rosa, incluyendo la de Loeehes, tan promocionada por el P. Getino y que el P. Vargas U garte adjudica sin más a Medoro. Y hasta dará la pauta para algunas pinturas tardías, caso Pedro Díaz.

La coincidencia de este rostro con la descripción hecha por su confesor el P. Loayza en la breve biografía que le dedica, no deja lugar a dudas. Cuenta este religioso que al morir Rosa: "Quedó hermosísima, los ojos abiertos y quebrados, la boca entreabierta corno que estaba riendo, de suerte que fue necesario que pusiesen un espejo para ver si lo estaba ... " (cap. XXI, p. 101).

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