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La palma
Lapalma.
La palma tiene un amplio espectro de significados simbólicos y emblemáticos, pero en general expresa victoria. .
Cuando Petrarca alude al Carro de la Castidad, lo describe tirado por un par de leocornios y en él una hermosa mujer ataviada de blanco, con rama de palma en la diestra y en la izquierda escudo de cristal.
Es preciso recordar también que se emplea en la composición de trofeos. Igualmente, según Ripa, interviene en el Premio simbolizando lo honroso (11, p.224), como lo testimonia El Triunfo de la Sabiduría del pintor B. Spranger. Interviene además en la representación de la perseverancia (11, p.199). Para la templanza, virtud cardinal, la palma forma parte de su alegoría compuesta por mujer revestida de púrpura, sosteniendo una rama en la diestra y. portando inclusive freno en la mano opuesta.
En referencia a la corona de palma, dice San Ambrosio: Statura tua símiles Jacta est palma (Tu talla se ha hecho semejante a la de la palma), lo que ha de interpretarse como símbolo de la inocencia y la pureza que Dios otorga, tan pronto como uno queda limpio y regenerado por el bautismo, según el mismo autor.
Por lo que se refiere a su significado religioso cristiano, en las catacumbas romanas donde los difuntos mártires eran _enterrados, como signo de la victoria sobre la muerte se señalaba sus sepulturas grabando en ellas la palma o la corona en señal de martirio.
La palma-uno de los símbolos marianos (quasi palma exaltata sum) que como la rosa aparece también entre los quince misterios del Rosario-con que se solía representar antiguamente a Rosa de Santa María (Fig. 31 ), es evidentemente utilizada a raíz de la vieja costumbre limeña de colocar una rama de palma y guirnalda en el féretro de las jóvenes doncellas fallecidas, es decir las mujeres que no han conocido varón. De allí la vieja y conocida frase figurada: "Enterrar con palma a una mujer", aplicada a quienes se inhumaban en estado de presumible virginidad. Dos hechos tenemos que corroboran lo dicho: cuando el óbito de la beata Isabel de Jesús, profesa de la Orden Agustina ocurrido a mediados de 1670; y con Florencia de Medina, muerta a fines del mismo año y enterrada en la iglesia de San Sebastián "con guirnaldas y palma", venerada por su vida virtuosa, según lo registra Joseph de Mugaburu en su Diario
24 . 31. SANTA ROSA DE LIMA Cristóbal Lozano. Siglo XVIII. Oleo sobre lienzo, 103 x 85 cm. Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú. Restaurado por el Banco de Crédito del Perú.
32. SANTA ROSA DE LIMA Anónimo limeño. Siglo XVIII. Oleo sobre lienzo, 220 x 150 cm. Museo de Arte, Lima.