3 minute read
EL AJEDREZ Y EL POTENCIAL / Norbert Monfort
NORBERT MONFORT
AMBIENT MANAGEMENT
Advertisement
EL AJEDREZ Y EL POTENCIAL
CEO DE MONFORT AMBIENT MANAGEMENT Y PROFESOR DEL ESADE
@MonfortNorbert
Una serie de Netflix ha cambiado en los últimos meses los hábitos de los jóvenes, de lo cual me alegro. Gambito de dama es la maravillosa historia en la que uno llega a enamorarse, si no lo estaba ya, del ajedrez.
El ajedrez y el management se dan la mano y, si sabemos aprender del juego, nuestro liderazgo y nuestras organizaciones se verán muy fortalecidas.
Existe una situación posicional en ajedrez que guarda muchas similitudes con la gestión de personas en la empresa. Se trata del “peón pasado”: un peón que no tiene peones enemigos enfrente ni en columnas laterales que detengan su avance hacia la octava fila.
Al llegar el final de la partida de ajedrez, cuando quedan pocas piezas sobre el tablero, el objetivo estratégico de los jugadores consiste en llevar un peón a la octava fila y “coronarlo”, es decir, convertirlo en otra pieza, habitualmente en dama, la pieza más poderosa del tablero. Cabe mencionar que a este hecho se le llama “promocionar el peón”.
El concepto de “peón pasado” es muy similar al de “alto potencial” en una organización. En ambos casos dicho elemento tiene una trayectoria por delante, al final de la cual se “promociona”, teniendo más posibilidades que el resto de los elementos (peones o compañeros) de coronar con éxito dicha trayectoria.
Las claves estratégicas que se siguen en una partida de ajedrez para promocionar un peón pasado pueden darnos ideas acerca de cómo llevar a cabo una gestión eficaz de “altos potenciales”.
La mejor situación en la que se puede encontrar un peón pasado es aquella en la que está “protegido” por un peón propio. Esto quiere decir que otro peón del mismo color le apoya desde la columna adyacente, de modo que la pieza enemiga que “coma” al peón será eliminada del tablero por el compañero.
Es una posición invulnerable y desde la cual la base de la estrategia es “madurar” la posición, es decir, esperar el momento más apropiado para poder avanzar y comenzar la “carrera” hacia la octava fila. Un avance prematuro puede hacer que corra peligro el peón, por lo que no hay que correr riesgos inútiles. No hay que precipitarse. Hay que saber elegir el momento.
Sin embargo, en las partidas, la situación más frecuente suele ser la del peón pasado que no tiene compañeros en las columnas adyacentes, por lo que la protección de éste debe quedar encomendada a otras piezas.
De manera similar, “un potencial” que no está sólidamente sustentado en la opinión e imagen que genera a sus compañeros, necesita un apoyo decidido por parte de otras instancias de la organización para poder llegar a buen puerto.
El primer apoyo es situar una torre detrás del peón pasado para protegerle, dando la sensación de que le “empuja” desde atrás.
Esa es la labor del Área de Personas: gestionar desde atrás, a veces desde muy lejos, a lo largo de todo el tablero. No marca el camino, sino que simplemente garantiza que el peón esté seguro mientras lo recorre.
Además del apoyo que proporciona esta área, un “peón pasado” requiere apoyos puntuales en cada una de las casillas que va a ocupar. Este apoyo puntual o coyuntural normalmente lo aportan las piezas ligeras (alfiles o caballos), que en nuestro paralelismo pueden ser asociadas a las figuras de un coach, tutor, mentor y al propio responsable directo.
Sin autocomplacencia y sin autoflagelación, sólo con autocrítica, reflexionemos sobre nuestro rol en la organización, analicemos nuestra estrategia en la gestión de las personas, meditemos sobre nuestra responsabilidad en los éxitos o fracasos de nuestros colaboradores. ¿Hacemos todo lo que está en nuestras manos?