PORTAFOLIO
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Alexandra Farias por: Santiago Oria Probert fotos: Alexandra Farias
Las series de esta fotógrafa mexicana, más allá del placer estético que producen, son testamento de una era, historias contadas a través de imágenes que nos acercan a nuestra realidad más cercana.
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A finales del siglo XXI, George Eastman comenzó a desarrollar las películas y las cámaras que harían de cada persona un fotógrafo potencial, para los años setenta del siglo pasado, el primer intento de crear instrumentos capaces de capturar imágenes digitales comenzó a definir el futuro de la fotografía y a partir de la llegada del nuevo milenio, todos nos hemos convertido en testigos y documentalistas de nuestros tiempos. Sin embargo, de la misma manera en que el saber escribir no te hace automáticamente capaz de redactar una novela y garabatear cuadernos es poco probable que te sitúe en los muros de museos o galerías, la fotografía inteligente y exacta, como la de Alexandra Farias, es la aguja en el pajar. Tomar una fotografía es pensar. Es capturar algo que en su apreciación cambia la forma en que los espectadores se enfrentan al mundo. Así, en las fotografías de Alexandra las personas son el gran protagonista, ya que la energía de la gente cuando se enfrenta a una lente es indefinible, incluso se podría decir que fundamental. Con este objetivo reflejado en su mirada, ha creado series como Girls, en la cual mujeres jóvenes son retratadas en sus espacios más íntimos, aquellos que forman parte de su cotidianidad y que por lo tanto son ya un reflejo de su personalidad, de su situación, de su circunstancia. Al ver estas fotografías descubrimos en los rostros, en las acciones que nos hablan y en la forma de interactuar de las protagonistas con su entorno patrones de conducta que nos presentan una realidad de la cual nos es imposible escapar. En su serie Age, los retratos de las personas ofrecen una comunicación no verbal que representa no sólo su situación personal, sino las historias de vejez que encontramos en las casas de los abuelos, en el acumular de gustos, recuerdos y memorias que para algunos puede parecer distante pero al que, si el tiempo nos lo permite, estamos destinados a llegar. Esta serie, dependiendo de la experiencia personal del espectador, puede hablar sobre abandono, plenitud, satisfacción, soledad o amor a la vez.
Aquellos que alguna vez se han propuesto tomar una serie de retratos saben lo difícil que es lograr que el protagonista luzca cómodo y relajado a cuadro, integrándolo de manera natural con el resto del espacio. En este sentido Alexandra destaca. Su personalidad es tan fácil como atrayente, permitiéndole contar la historia deseada con la estética necesaria. La fotografía es un lenguaje que obedece a reglas y condiciones únicas que ningún otro medio posee. Grandes figuras como Ferdinand de Saussere, Charles Sanders Peirce o más recientemente Umberto Eco pudieron referirse a ella al desarrollar sus teorías semióticas en las cuales el signo, con toda su representación y significado, se presenta como un elemento único que contiene una gran cantidad de información y que de acuerdo a su mera presencia puede ser entendido con más de una función. Estos pensadores destacaban la importancia de cada elemento al grado de afirmar que todo comunica, que todo es un signo y que incluso el hombre es pensamiento-signo. Ideas que dentro de la fotografía pueden traducirse a que todos los elementos que se incluyen en el retrato están ahí por algo, comunicándose entre sí o hablando para el espectador. Si algo no tiene una función debe ser eliminado al instante. En las fotografías de Alexandra Farias, los elementos que aparecen en primer plano, o en segundo y tercero, además de los aspectos más fundamentales de su lenguaje como son iluminación y encuadre, todos están alineados en una misma dirección y es por ello que son capaces de contar historias que haciendo uso del cliché más conocido, pueden ser contadas con más de mil palabras. Un ejemplo de esta narrativa es la serie Fifteen Candles, en la cual quinceañeras mexicanas son retratadas con todo el folclor que precede su festejo y a través de su entorno, de sus elecciones, de sus gestos, nos acercamos a ellas y las queremos, ciertamente las queremos. 73
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A le x andra Far Ia s Nació el 26 de Septiembre de 1984 en Hamilton, Ontario, Canadá, pero creció en Monterrey. A los 16 años emigró con su familia a Leysin, Suiza, situación que cambió la visión que tenía del mundo al presentarle amigos de diferentes lugares del mundo, conocer sobre diferentes culturas y experiencias, algo que considera “se consigue únicamente al adentrarte en lo extranjero”. Tras estudiar Mercadotecnia en el Tec de Monterrey se fue a San Francisco a estudiar un MFA (Master in Fine Arts) en fotografía artística. Después de cuatro años en esa ciudad llegó al Distrito Federal, donde ahora habita y encuentra inspiración para su trabajo. alexandrafarias.com
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