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Leisure
por: Santiago Oria Probert
Los placeres de la navegación Recorrer el mundo en barco significa explorar espacios ocultos y realizar actividades únicas, es comer y jugar, es descubrirse a uno mismo a partir de situaciones distintas a las que ofrece la vida cotidiana. Es un estilo de vida que, gracias a diversas compañías que rentan yates, veleros o catamaranes, está al alcance de su mano.
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Los viajeros modernos bien pueden ser considerados cazadores de experiencias,
Y si esta vida y este mundo nos permiten explorar, ninguna oportunidad es más grande que el mar, no solamente por sus tremendas dimensiones, sino por su belleza Y capacidad ensoñadora.
sibaritas en busca de momentos y situaciones que satisfagan sus estándares de comodidad, aventura y novedad. Para muchos de ellos, esta afición se ha convertido en un estilo de vida rodeado de lujo, de transformación y aventura. Y si esta vida y este mundo nos dan la oportunidad de explorar, no hay oferta más grande que el mar, no solamente por sus tremendas dimensiones, sino también por su belleza, capacidad ensoñadora y por la multiplicidad de actividades que te permite realizar, comenzando por recorrerlo, escucharlo y observarlo hasta los límites de la mirada. Para disfrutarlo al máximo, con elegancia, libertad y la dosis de lujo que siempre anima cualquier viaje, nada es más recomendable que un yate o un velero; aquellos acostumbrados a navegar acercan este gusto al terreno de los vicios. Una de las ventajas que nos ofrece el mundo actual es que para navegar únicamente rodeado por sus amigos y familiares, en extrema privacidad y con el poder de tomar decisiones a cada instante, no necesita tener un barco o incluso saber navegar, ya que las empresas que los rentan, de todos tamaños, tripulados o no, equipados para pasar desde una tarde hasta muchos días sobre el gran azul son cada vez más numerosas y dispuestas a ofrecer experiencias personalizadas para sus invitados. A continuación enumeramos algunos de los privilegios al vacacionar de esta manera. Visitar lugares a los cuales no se puede acceder más que por agua. Extraños y abandonados parajes que se mantienen prístinos, poseedores de una flora y fauna silvestre capaz de capturar tus sentidos y someterlos a sensaciones extraordinarias. Un claro ejemplo habita las cercanías de Puerto Vallarta*, al sur de Boca de Tomatlán, donde lugares como Yelapa se ofrecen como un espacio perfecto, un paraíso al cual sólo se puede llegar en barco y que es privilegio de pocos. the-frontdoor.com 75
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hay quienes buscan los escenarios más hermosos, las islas más remotas y los destinos más exclusivos; o quienes apuestan por el romance y la soledad. La experiencia de navegar no termina jamás. Mantener un itinerario que se ajusta a cualquier capricho. Comer cuando se quiere comer, nadar cuando se quiere nadar, beber lo que se quiere beber y dormir cada vez que el cuerpo lo pida. Además, si un lugar le gusta mucho o poco, la decisión de quedarse o marcharse es personal. La flexibilidad es parte del día a día y quizá uno de los mayores atractivos al estar a bordo. Hacer lo que más disfruta. Las facilidades varían de barco a barco y todas quedan a elección del cliente, incluso los “juguetes”, que van desde submarinos personales hasta botes a control remoto. Tener internet, equipos de sonido envolventes o televisores de alta definición son, por ejemplo, algunos de los lujos que se pueden conseguir, pero que muchos prefieren evitar para lograr “desconectarse” del mundo urbano. Experimentar con actividades únicas. Dependiendo de las características del lugar y del tipo de viaje que se esté realizando, 76 | The Front Door by La Revista
la cercanía con el agua permite bucear en reservas espectaculares que, afortunadamente, abundan en México. Mención especial merece Cabo Pulmo, ubicado entre La Paz y Los Cabos*, uno de los pocos arrecifes vivos de toda Norteamérica y reserva ecológica importantísima de nuestro país. Para aquellos que no gustan de las profundidades, el buceo de superficie o snorkel, es también único y muy recomendable. Otras actividades acuáticas interesantes involucran kayaks, tablas de surf, esquís, wakeboards, entre muchas opciones más para todos los gustos. Precisamente para todos los gustos es que existen opciones en el vasto océano y así como hay personas que prefieren vivir aventuras en familia, buscando lugares tranquilos donde pasar tiempo de calidad, nadar y encontrar actividades adecuadas para niños y personas de edad avanzada por igual; unos más hacen del lujo y el estilo de vida el eje central de sus vacaciones; otros persiguen actividades y los mejores espacios para realizarlas; hay quienes buscan los escenarios más hermosos, las islas más remotas y los destinos más exclusivos; o hasta quienes apuestan por el romance y la soledad. La experiencia de navegar no termina jamás.
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¿Vela o motor?
Para los más nuevos en el tema de la navegación, el decidir comprar o rentar un barco parecería ser el tema más complicado, pero muchos se han enfrentado al vacío cuando más tarde tienen que decidir si su embarcación será impulsada por un motor o por el viento. Aunque no debe preocuparse, incluso los más experimentados sufren con esta duda y cambian de parecer constantemente. Le presentamos ciertos detalles que le ayudarán a considerar su decisión. La principal diferencia es el uso de combustible, una característica que se refleja directamente en la economía, pues como es normal, el gasto de un yate motor es mucho mayor al de un velero. El uso o no constante de combustible, por otro lado, limita las distancias que se pueden recorrer, ya que un yate es más veloz pero necesita constante reposta si se pretende seguir avanzando. El velero, por otro lado, le permite perderse mar adentro, recorrer cientos de millas náuticas sin voltear atrás y con la tranquilidad de saber que su regreso, si el viento lo permite y no lo atrapa una “calma chicha”, está asegurado. El saber que existe esta dependencia del viento hace de los marineros hombres pacientes, calmos y sin prisa para llegar de un lado a otro, hombres que disfrutan más el trayecto que el destino. Por lo
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que si es una persona que simplemente busca llegar de un lado a otro, para instalarse con total placidez a disfrutar del continuo mecer del mar, un yate es la mejor opción. Pensando en la facilidad para operar estas dos versiones de navegación, más allá del número de tripulantes, un yate a motor es considerablemente más sencillo y requiere de menos personas a bordo capacitadas para navegar. En un velero todos deben trabajar en las velas, palos, cabos, escotas y drisas. Por si fuera poco es fundamental tener ciertos conocimientos de meteorología. Finalmente, la comodidad y estabilidad a bordo. El viaje en velero es silencioso y placentero como muy pocos momentos en esta vida, sin embargo puede olvidarse de las charolas con botana o los vasos sobre las mesas mientras navegues con escora (la inclinación en relación al nivel del mar). El yate, por otro lado, permite mayor estabilidad, mejor control y quizá más seguridad y calma para los hombres, mujeres y niños a bordo. Aunque claro está, siempre están los catamaranes, pero esa es otra historia. Lo que sí le podemos asegurar es que independientemente del tipo de embarcación que elija, la sensación de placer, lujo, exclusividad y, sobre todo, libertad que vivirás navegando es única e inigualable. Digna de reyes y de la experiencia The Front Door.
*Puerto Vallarta y Los Cabos son tan sólo dos de entre los muchos destinos en los cuales The Front Door tiene propiedades. Para más información entre a the-frontdoor.com.
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