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Las formas particulares de la museografía por: Santiago Oria
Foto: tokyowing2.wordpress.com
Los museos son una institución cultural por excelencia, pero también un medio de comunicación único por sus contenidos y por sus maneras tan singulares de expresarlos. Los profesionales encargados de crear estas experiencias —desde arquitectos hasta diseñadores y todo a su alrededor— son grandes talentos que han colocado a la disciplina museográfica en el lugar al cual verdaderamente pertenece: el arte.
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La experiencia de cualquier visitante a un museo, su transformación tras haber sido expuesto a una multiplicidad de influencias en un espacio moldeado expresamente para comunicar algo en específico, está relacionada directamente con lo exhibido, claramente, pero también con la manera en que fue diseñada la información, así como con las múltiples maneras en que ésta fue presentada, tomando en cuenta detalles fundamentales que parten desde la arquitectura del lugar y su (intrínseca) relación con el entorno, hasta el más sutil de los acabados. La relación cuidadosa y coherente que debe existir entre todos los aspectos que involucran cualquier exhibición, como un todo, involucra una sinergia entre la ubicación misma de la sede, el museo como espacio físico, cada una de sus galerías y la obra expuesta. En la perfecta combinación de estos elementos radica el éxito de estos refugios del conocimiento, mismo que sólo puede ser medido en la mutación de la gente que los visita y en la consecuente promoción que de ellos hacemos, de viva voz, cuando sin saber explicar el porqué con razones lógicas y bien definidas, invitamos al otro a sentirse como nosotros. El contenido de cualquier museo es en sí una experiencia transformadora que pasa, quizá, más por lo afectivo que por lo racional, que es más fundamental que el mero conocimiento ya que incluye una concientización del mundo que nos rodea, de nuestros valores y actitudes, de nuestro sentido de tolerancia, por lo que expresarlo requiere de instrumentos únicos.
Así, cada museo es un instrumento de comunicación con características propias, y también una institución cultural cuyo fin es preservar, coleccionar, investigar y brindar una forma de educación informal incapaz de ser alcanzada con otros medios. Tomando en cuenta todos estos aspectos y complejidades, es poco decir que cada museo representa, en sí mismo, entretenimiento, aprendizaje, descubrimiento (sobre todo de nosotros mismos, en nuestra humanidad más fundamental), interés, curiosidad e iluminación.
El origEn dE las idEas
La diversidad museográfica es notable, tanto en los temas como en las audiencias a las cuales dirigen sus contenidos. La consecuencia es un sin fin de experiencias que, impulsadas por el talento e ingenio de los museógrafos (Alexander Pope dijo que “el verdadero ingenio es la naturaleza hermosamente vestida. Lo que fue pensado muchas veces, pero nunca tan bien expresado”), así como su oportunismo para ofrecer contenidos en el momento exacto, aquel en el que resultarán más relevantes. Ortega y Gasset habló de que él es él y su circunstancia, la trascendencia de cualquier mensaje —museo— gira en torno a su situación en el mundo. Por otro lado, estas ideas, conceptos y tiempos deben ser aterrizados con la intención de que nuestros sentidos puedan disfrutarlos al máximo, tomando en cuenta no solamente el deleite estético que
ofrecen, sino el real valor de la autenticidad: los usuarios/visitantes deben saber que aquello que están enfrentando es verdadero en su máxima expresión. Deben saber que es cierto.
alrEdEdor dE la arquitEctura
La presencia de un museo se conoce y reconoce desde su aproximación, comenzando su muy particular proceso de comunicación a partir de elementos tan aparentes como orientación, forma o color —una obviedad tan clara pero a la vez tan complicada de conseguir—, que preparan a uno para lo que vendrá desde la distancia. La impresión visual de museos como el Guggenheim (ya sea en Bilbao o Nueva York), por ejemplo, nos alerta sobre las piezas contemporáneas y vanguardistas que habitan dentro de sus irregulares paredes. Pero una arquitectura, más allá de ser el mejor cartel de una exposición o una obra que admirar por sí misma, debe conciliar con su espacio y ser fiel y coherente a su entorno. Si bien muchas construcciones han sido adecuadas para convertirse en galerías o recibir exposiciones, la edificación de nuevos museos es una forma de arte única que debe jugar con la iluminación, la movilidad y la belleza —entre muchos otros elementos—, además de respetar el espacio a su alrededor. Una genialidad en este respeto por el entorno es el Benesse Art Site Naoshima, en Japón. 67
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Benesse House.
BEnEssE art sitE naoshima
En el mar interior de Seto, en la costa sureste de Japón, un conjunto de islas conocidas como Benesse Art Site Naoshima destacan entre todas las demás, en el mundo quizá, por el tratamiento artístico y arquitectónico que desde hace más de 20 años el gobierno de la isla de Naoshima y la Corporación Benesse le han brindado. En 1989, bajo la cuidadosa supervisión del eminente Tadao Ando, abrió el Naoshima International Camp, un espacio público en el cual se pudiera experimentar el hermosísimo paisaje de islas y puertos de Setouchi. A partir de ese momento un sinnúmero de obras de arte fueron instaladas de manera permanente alrededor de toda la isla (incluyendo la gran calabaza que habita soitaria un muelle desierto), se inauguró el hotel/museo Benesse House (Naoshima Contemporary Art Museum) y el museo Oval (también diseñados por Ando), comenzó el Art House Project, en el cual 68 | la revista
siete casas abandonadas en la humilde zona residencial de la isla son intervenidas, los baños tradicionales japoneses, enteramente adornados y de uso público, conocidos como “I♥湯”(I Love You), el museo Ando, el museo de Lee Ufan y, quizá la joya entre las joyas, el Chichu Art Museum. Chichu Art Museum se construyó en 2004 y es, podríamos decirlo, una obra de arte que alberga obras de arte. El diseño que Tadao Ando ideó para este espacio está basado en la relación del hombre con el entorno, por lo que irrumpir el paisaje con grandes edificaciones estaba fuera de cualquier planteamiento, así que el arquitecto nacido en Osaka (1941), utilizando esencialmente concreto, más acero, cristal y madera, construyó un museo al límite —de la superficie y de las posibilidades— que se aprecia y disfruta por debajo del horizonte. Aún más impresionante es saber que sus galerías subterráneas está iluminadas únicamente con la luz del día, salvo la obra de
James Turrell que utiliza la luz artificial como obra de arte en sí. En la gran galería que contiene obras de Monet, pertenecientes a su colección de “Lirios”, la luz se desliza por las paredes blancas, inmaculadas como el suelo de pequeños mosaicos. El espacio artístico intervenido y diseñado para la obra de Walter de María es igualmente extraordinario, ya que solamente una gran esfera con más de dos metros de diámetro y 27 pilares de madera adornan el salón. La magia sucede al ver pasar el día pues las sombras, reflejos e impresiones dramáticas se transforman constantemente. Esta obra —el diseño de la galería en sí— es nueva e irrepetible a cada instante. Además de Naoshima, las islas de Teshima e Inujima también están intervenidas en menor medida, pero lo suficiente para ser consideradas, las tres, gracias a su diseño, arquitectura y buen gusto, Art Islands.
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Chichu Art Museum.
disEñando El Espacio
Un aspecto fundamental en el goce de una galería y responsabilidad imperante de los más destacados museógrafos, está en programar experiencias consecuentes y acumulativas para los usuarios. Dentro de las ideas más decimonónicas se pensaba que las exposiciones debían tener un recorrido lineal, acercando a las personas por medio de conocimientos subordinados uno tras otro a la historia que se estaba contando. Hoy en día este modelo sigue vigente, pero la libertad de movimiento, de acuerdo a los intereses propios de cada persona, a su curiosidad, se ha convertido en el arma fundamental de los contadores de historias por la vía museográfica. A final de cuentas, las conexiones que permanecen y mejor funcionan son las que uno mismo genera. Esta movilidad depende tanto de los objetos (densidad, tamaño, detalle, etc.) como de la intención de comunicación de los museógrafos, impecables diseñadores de
experiencias, los cuales deben decidir de entre varias formas o modos de atención del usuario, como podrían ser: contemplación (los objetos son presentados como entes independientes, que hablan por sí mismos, ante un usuario pasivo que se permite involucrarse intelectual y emocionalmente), comprensión (son piezas que se relacionan entre sí, que pueden ser “contempladas” pero que obligan al visitante a buscar un sentido, a generar relaciones), descubrimiento (el individuo explora objetos y colecciones, satisfaciendo su curiosidad, descubriendo entre contenidos) e interacción (aprendizaje cinestético que se detona por la experiencia real, tangible de los objetos o conceptos que se presentan). Muchos museos del mundo comienzan a apostar por incluir más de un modo dentro de sus paredes, robusteciendo la experiencia y satisfaciendo la gran diversidad de curiosidades entre su público. En estos momentos es importante destacar el diseño
industrial que acompaña cada una de estas experiencias en las galerías, ya que lo exhibido puede ser distinto en dimensión, tamaño o uso, funcionar como interactivo o espacio de estudio, utilizarse por niños y adultos, pero su presentación debe ser siempre coherente con esta intención y con la arquitectura general del inmueble.
la ExpEriEncia pErfEcta
Grandes arquitectos, diseñadores, pensadores, curadores, museógrafos y otros especialistas se han dedicado através del tiempo a diseñar estas experiencias exactas y útiles para sus usuarios. Perfeccionan el aprovechamiento que los museos, como el medio de comunicación que representan, con las características únicas que abarcan, uso e intervención del espacio, control sobre la iluminación, manejo de color y materiales, presencia de acabados, estructuras y, sobre todo, un diseño de la información coherente e inteligente. 69
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Aquí nos permitimos hacer una breve selección que incluye representantes y obras representativas de la museografía en todo el mundo, además del ya citado Tadao Ando, que destacan por sobre todos por la experiencia transformadora que ofrecen:
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Saadiyat Cultural District Abu Dhabi
La museografía como destino. Ocupando una superficie total de 27 kilómetros cuadrados, el distrito cultural de Saadiyat busca ampliar la experiencia museográfica para consolidarla como estilo de vida, ya que entre su oferta también incluye hospitalidad, lujo, comercio, educación y gastronomía. Factores todos que giran alrededor de los más grandes museos que puede imaginar el hombre. Este proyecto sin precedentes, el cual quedará listo el próximo 2015, será posicionado como un centro global de cultura apoyado por su capacidad para recibir visitantes y exposiciones de cada rincón del mundo, las cuales encontrarán refugio en instituciones icónicas y representativas de la mejor arquitectura y los más altos estándares museográficos. 70 | la revista
Dichas instituciones están comandadas por el museo de Louvre, que será el primer museo universal dentro del mundo árabe (diseñado por Jean Nouvel); el Guggenheim, también diseñado por Frank Gehry y futura sede de lo mejor del arte contemporáneo; el Centro de Artes Escénicas, que dará cabida a la diversidad de músicas, danzas y representaciones teatrales del mundo, diseñado por Zaha Hadid; el Museo Nacional Zayed, museo nacional de los Emiratos Árabes Unidos que contará la historia de la región y de sus relaciones con el mundo (será diseñado por Norman Foster); el Museo Marítimo, cuya creación quedó a cargo de Tadao Ando, así como muchas otras galerías, ferias y pabellones que nutrirán la oferta y colocarán a Abu Dhabi en el ombligo de la cultura.
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Getty Center Los Ángeles
El Getty Center es, como museo, la representación de la totalidad, una “ciudad” que ha dado la bienvenida a cerca de 20 millones de personas y que en su arquitectura, diseño y principios es innovadora hasta en el más fino de sus discursos. Hogar del J. Paul Getty Museum, un instituto de investigación, otro de conservación y una fundación, el conjunto de estos programas consolidó un nuevo esquema en filantropía destinado a la salvaguarda y difusión de nuestro legado artístico. Utilizando siempre como referencia la experiencia del visitante —quien recorre un mundo en su visita— y la armonía de sus instalaciones con el entorno, el centro cuenta con amplísimos jardines, uno de ellos diseñado por el artista Robert Irwin, terrazas, vistas a las montañas y al océano que los rodea, más otros parajes que se conservan en su estado más natural y que pueden ser recorridos en un tranvía ecológico exclusivo de la organización. En el Getty Center la arquitectura, los espacios, la movilidad, servicio, exposiciones, ofertas educativas e incluso gastronómicas son coherentes unas con otras. Ofreciendo comodidades para que el visitante utilice su tiempo de acuerdo a intereses personales, abriéndole las puertas para regresar y explorar nuevos espacios y actividades, haciendo de la cultura, gracias a un buen trabajo museográfico, parte de la cotidianeidad de Los Ángeles.
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Tate Londres, Liverpool y St. Ives
El Tate está reconocido como una institución de excelencia, pero superándose a sí misma a cada instante, se ha consolidado como una gran entidad capaz de ofrecer diversidad e inclusión para todo tipo de audiencias. Cuando apenas abrió sus puertas, en 1987, Tate era un pequeño espacio con una colección mínima de artefactos. Hoy, cuenta con cuatro grandes centros culturales —sin contar otras galerías menores—, una colección de arte británico que incluye más de cinco siglos de historia y cerca de 70 mil piezas categorizadas de acuerdo a los más delicados matices. Las diferentes sedes de Tate comprenden el ahora llamado Tate Britain, Tate Modern, Tate Liverpool y Tate St. Ives, cada una dotada de personalidad única pero manteniendo los principios museológicos que los rigen, involucrándose constantemente en nuevos proyectos que van desde remodelaciones y ampliaciones arquitectónicas que son, en sí, objetos contemplativos y experienciales, más investigación, colaboración con otras instituciones, programas de enseñanza para niños y adultos por igual o creación de publicaciones. Destacándolos, el eje rector de dichos proyectos —también en constante cambio y transformación de acuerdo a los tiempos— es moderno y humano por excelencia, abierto al debate y a nuevas ideas, diverso en voces y perspectivas, generador de tendencias y esencialmente provocador para sus audiencias. 71
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4 El museo de las civilizaciones, en Quebec, es un claro ejemplo del dominio en la intención y en el lenguaje museográfico. Más allá de la impresionante arquitectura de Moshe Safdie, el propósito y la coherencia en la ejecución de contenidos que se encuentra en el mcq es destacable. En palabras de su director general, el mcq va más allá de las ideas preconcebidas o las tendencias pasajeras, ya que interpreta, analiza y diferencia para poder revelar aquello que es esencial. 72 | la revista
Musées de la Civilisation Quebec Otra de las características que distinguen el proyecto cultural de la familia de sedes parte de Musées de la Civilisation, es su capacidad para reinterpretarse en cada proyecto y aceptarse como un ente en constante movimiento, ya que son conscientes de que su audiencia, y el conocimiento en general, también están en constante evolución. Así, basan sus exhibiciones en procesos interactivos, en la generación de conocimiento, en la transformación de sus
usuarios y en su valor único dentro de la saturación de ofertas culturales. mcq es ante todo un espacio social, está diseñado para ser un punto de encuentro que no presenta respuestas concretas, sino que entiende la duda e incertidumbre de la raza humana para promover el desarrollo de la conciencia, del intelecto, de la felicidad, y comunica estos valores a cada instante, en cada detalle, creando por consecuencia una experiencia —y una transformación— acorde.
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Blur Building Yverdon-les-Bains
Mención especial al Blur Building, un museo que es en sí una instalación, arquitectura atmosférica que conjuga la fuerza de la naturaleza con la imaginación del hombre. En esta obra de Elizabeth Diller y Ricardo Scofidio, el agua del lago Neuchatel, en Suiza, se filtra y procesa en 35,000 boquillas de presión para crear una fina niebla, la cual es regulada tomando en cuenta factores como temperatura ambiental, viento y humedad, para producir una nube artificial que al ser recorrida elimina tanto la visibilidad como la capacidad auditiva, dejando al usuario indefenso ante su experiencia. El Blur Building es el opuesto a la alta definición, un experimento de dependencia en el cual, sin embargo, existe total libertad de movimiento, una construcción de agua que se bebe, que se respira y se habita; en el más puro de los sentidos una experiencia transformadora.
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Centre Pompidou París y Metz
Para muchas personas el Centre Pompidou puede ser el parteaguas de los museos modernos. La idea de crearlo surgió en 1969 con la intención de ofrecer a la sociedad parisina un centro cultural multidisciplinario totalmente novedoso en su formato. Para la construcción de este recinto, se levantó una convocatoria mundial que a la postre fue ganada por el italiano Renzo Piano junto al inglés Richard Rogers —quienes pasaron de ser virtuales desconocidos de la época a premio Pritzker en pocos años—, los cuales crearon un espacio de interacción entre las muchas ramas de la cultura contemporánea: arte, diseño, literatura, música y cinematografía. El centro inaugurado en 1977 y, tal como la define el italiano, es una gran nave espacial de vidrio, metal y estructuras tubulares de color (que a su vez obedecen a un código creado por los arquitectos), cuyas galerías son enteramente modificables haciendo uso de paneles móviles. Siguiendo este concepto y valores, en 2010 se abrieron las puertas de su institución hermana, el Centre Pompidou-Metz, diseñado por el también ganador del Pritzker, Shigeru Ban, quien incorpora nuevos materiales y procesos de construcción para crear espacios que puedan alojar, por igual, artes audiovisuales, proyectos arquitectónicos, diseño, danza, teatro y música. 73