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Economía del Don por: Santiago Oria Probert ilustraciones: Daniel Benítez
Para algunos podría parecer un sueño que limita nuestras expectativas comerciales o que pone en entredicho nuestra satisfacción de necesidades, pero la llamada gift economy está presente en nuestras sociedades desde el comienzo de los días y se ha probado rentable. Hoy en día estamos más involucrados con ella de lo que podríamos pensar y a través de pequeñas acciones los beneficios que podemos conseguir, como comunidad, son invaluables.
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Por ser un concepto tan nuevo, al menos en cuanto a su estudio formal y uso práctico dentro de las sociedades modernas, la llamada Economía del Don (Gift Economy), está sujeta a múltiples malos entendidos y a visiones parciales que esconden sus beneficios y defectos en las perspectivas, experiencias, conocimientos y objetivos segmentados de cada persona. Con la idea de partir desde terrenos conocidos, quizá lo más prudente es entender, aunque sea en su versión más básica, los dos términos que se entrelazan para crear una nueva teoría: economía y don. La economía, si se pretende definir en pocas palabras, es la ciencia de la elección, es poder satisfacer nuestras necesidades, tan cambiantes e ilimitadas como son, por medio de recursos limitados y representados, principalmente, por el dinero: una herramienta diseñada para facilitar los intercambios que satisfacen nuestros deseos y ayudarnos en la difícil decisión de saber qué hacer con lo que tenemos. El don, por su parte, trasciende el concepto regalo, pues además de simbolizar los bienes que se entregan sin exigir o pretender nada a cambio (idealmente), también involucra cualidades o habilidades que pueden integrarse a la definición. Ambos términos, si bien pueden entenderse como opuestos bajo ciertas miradas, están integrados en muy buena medida y podría asegurar que todos, absolutamente todos, hemos gozado los beneficios de la Economía del Don en algún momento de nuestras vidas, probablemente sin saberlo.
CONTENIDO LIBRE
Al hablar de contenido libre o información libre, nos referimos en específico a los trabajos culturales que no tienen restricciones legales para beneficiarse de su uso, para ser estudiados y entendidos, para aplicar el conocimiento aprendido, para ser copia56 | The Front Door by La Revista
dos y distribuidos de forma gratuita y para ser modificados, mejorados y redistribuidos en su nueva versión. Este último aspecto es sumamente importante, ya que genera directamente proyectos colaborativos alrededor del mundo que están en constante movimiento. Hay tres ejemplos tradicionales, el primero es el llamado filesharing, que consiste en compartir archivos libremente, situación que los usuarios de la red han potencializado de una manera casi incontrolable. Este fenómeno se hizo público con el polémico tema de Napster hace unos años y hoy en día con Megaupload, Bit Torrent y otras formas de descarga imposibles de monitorear. Otro caso son los programas de código abierto (open-source software), en los cuales no se discuten los derechos de propiedad y autoría pues sus jugadores ofrecen de manera gratuita su tiempo, energía, creatividad y otros recursos a cambio de nada —o quizá de prestigio, oportunidades—, al tiempo que están ofreciendo programas que compiten con aquellos que venden los más importantes desarrolladores. Finalmente, los trabajos colaborativos (collaborative works) que son creados por una comunidad para uso del público en general. El mejor ejemplo: Wikipedia. Pero así como millones dedican tiempo y esfuerzo en la creación de artículos enciclopédicos, muchos más —diseñadores, ilustradores, fotógrafos, cineastas, documentalistas, entre otros— están creando comunidades en las cuales utilizan sus dones particulares para crear algo —que en otros tiempos uno tendría que haber pagado para conseguir— y regalarlo.
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EL EQUILIBRIO DE NASH
La realidad de los contenidos libres quizá no refleje a la perfección todos los principios económicos, ya que hoy en día, además de consumo y producción, es importante entender lo que significan rendimiento, riesgo, incentivo o expectativa de retorno, ya que son los causantes y motivadores de la economía de mercado tal como la conocemos. Todos estos términos y muchos otros más son importantes, por lo que la integración de procesos económicos distintos no tiene por qué erradicarlos: finalmente no EL ARTISTA ALEMÁN KARSTEN SCHMIDT COMPARTE se puede cambiar un coche por una SU CÓDIGO EN SU SITIO, redacción en cualquier wiki. Sin emTOXICLIBS.ORG, PARA QUE LA bargo, para los grandes inversores de COMUNIDAD LAS TRANSFORME capital o aquellos que han trabajado EN ALGO MÁS durante una vida buscando satisfacer sus necesidades y las de aquellos que los rodean, el objetivo de la Economía del Don no radica en la igualdad total, en la comuna utópica, sino que puede aspirar a conseguir aquello que se conoce como el equilibrio de Nash. De acuerdo a esta teoría —que se hizo famosa en la película Una mente brillante (2001), inspirada en la vida del premio Nobel de Economía en 1994, John Forbes Nash Jr.—, parte fundamental en el desarrollo de la teoría de los juegos, que a su vez incluye el conocido dilema del prisionero —mismo que se explica en la memorable escena de los barcos y los explosivos que sucede en Batman: El caballero de la noche (2008)—, ninguno de los jugadores involucrados en el mercado puede o debe mejorar su situación a partir de quitarle algo al otro. Es decir, cada decisión que se toma es la mejor posible, tomando en cuenta que los otros también tomarán the-frontdoor.com 57
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la mejor decisión posible. En este caso es importante especificar que las posiciones de estos jugadores no tienen que ser las mismas, ni tampoco los beneficios, simplemente que los resultados deben coordinarse para ser los mejores en relación a las posibilidades individuales de cada quien. Tomando en cuenta este principio, ya son varias las redes de negocio o alianzas estratégicas dirigidas al bien común, en la cuales las personas ofrecen su dinero, tiempo o conocimiento, sin solicitar nada a cambio, con la única intención de ver su industria y comunidad crecer, sabedores de que ese crecimiento se va a reflejar en ellos tarde o temprano. Como ejemplo notable podemos hablar de las comunidades de emprendedores y proyectos de crowdfunding (financiación colectiva) como Kickstarter, que ayudan a las perSEEDS@CITY, sonas a conseguir los recursos y asesoUNA GRANJA INSTALADA EN ría que necesitan para comenzar con UNA UNIVERSIDAD DE SAN sus proyectos. A cambio, los benefacDIEGO DONDE LOS ESTUDIANTES tores, quizá, en algún momento, poAPRENDEN A CULTIVAR, FUE POSIBLE GRACIAS AL drán necesitar ayuda de los otros. CROWDFUNDING Para comprender este fenómeno —y siguiendo con las referencias cinematográficas— está la película Cadena de favores (2000), en la cual el protagonista ayuda a alguien, con la única condición de que ese alguien ayude a más y que esos más ayuden a otros y que esos otros, en fin… Habla sobre regalar tiempo, esfuerzo, habilidades o bienes sin pensar en la remuneración inmediata ni exacta, rompiendo los límites de temporalidad, espacio, situación e interés. Precisamente con esa idea han surgido los llamados Bancos de Tiempo (Time Banks), sobre todo en Estados Unidos y en lugares como España, que tras la fuerte crisis de los años anteriores, encontró en 58 | The Front Door by La Revista
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La Economía del Don representa un cambio del consumo a la contribución, de la transacción a la confianza, de la escasez a la abundancia y del aislamiento a la comunidad. —Charles Eisenstein
la gente de Bilbao en específico, y más tarde en el resto del país, alternativas para continuar produciendo y consumiendo a pesar de la terrible situación que sufría su economía de mercado. Es decir, integraron una nueva economía a su vida para satisfacer las necesidades que sus recursos más tradicionales (dinero) no podían costear.
BANCOS DE TIEMPO
La idea básica de los bancos de tiempo gira en función del ya mencionado “pay it forward”, sólo que de una forma más organizada: en lugar de ofrecer favores cada persona, independientemente de su edad, capacidad o recursos, ofrece lo mejor de sí, desde niños hasta adultos mayores, y a cambio contabilizan horas de servicio que pueden cobrar en el momento que quieran y de acuerdo a sus necesidades, o nunca hacerlo. Así, un doctor puede ofrecer horas de consulta de manera gratuita y, si en algún momento necesita algo, ya sea un trabajo de plomería, que alguien pasee a sus perros, redacciones, fotografías, tutorías o clases particulares, lo que sea mientras exista alguien en su banco capaz de ofrecerlo, este doctor lo puede solicitar siempre y cuando sea consistente con la filosofía detrás del movimiento y que consta de cinco puntos principales. El primero de ellos dicta que todos, absolutamente todos son un bien o recurso
valioso; el siguiente precisa que el trabajo trasciende los costos monetarios; el tercero habla sobre reciprocidad; uno más sobre la necesidad de hacer comunidad y crear relaciones sociales; para finalmente confirmar que todos los seres humanos deben ser respetados. Bajo estos principios hoy existen bancos de tiempo en más de 50 países repartidos en todos los continentes.
COMUNIDAD
El concepto de comunidad bajo el cual se soporta la Economía del Don —y que ha sido utilizado constantemente en estas líneas—, trasciende la idea más básica: deja de ser un simple grupo de personas con elementos en común, ya que precisamente esos elementos rompen las fronteras geográficas o de edad bajo las cuales estamos obligados a vivir, para enfocarse en intereses tan particulares como se quieran y en la decisión consciente y voluntaria de sus participantes por integrarse. La consecuencia más inmediata de estas nuevas comunidades, al perseguir por convicción un mismo objetivo, deriva en una búsqueda del bien común. Así, lo que se haga en beneficio de la comunidad me traerá beneficios personales por obligación. Estas comunidades y la puesta en práctica de una Economía del Don dentro de ellas pueden comenzar desde una familia nuclear hasta una empresa transnacional,
pueden representar intereses en común de acuerdo a la ubicación geográfica o aficiones compartidas por personas repartidas alrededor del mundo. Pueden existir a gran escala o ser micro entidades que de acuerdo al nivel de especialización que tiene el mundo se van segmentando y partiendo cada vez más y más, permitiendo que cada quien pertenezca a tantas como guste y que incluso se generen comunidades de comunidades. Estos conceptos son fáciles de entender pero complicados de realizar. Muchos teóricos afirman que hacer comunidad es casi imposible en las sociedades altamente monetizadas, como la nuestra. Estos mismos sostienen incluso que las comunidades están tejidas con regalos y por eso ciertos sectores con menos recursos están más unidos entre sí: cuando tienes independencia financiera no dependes de tus vecinos ni de nadie más para nada, simplemente pagas por lo que quieres o para que otro haga algo que necesitas, en lugar de ofrecer tu ayuda, muchas veces sin pedir nada a cambio. En las “culturas del don” las personas dan sus excedentes en lugar de acumularlos, ya que tu fortuna es la fortuna de los demás: más para todos es más para ti. Esta situación, además, a partir de la intimidad que genera es fundamental en los procesos de co-creación, ya que las comunidades, al igual que un grupo de música, producen sus mejores canciones the-frontdoor.com 59
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a partir de la aportación libre, gratuita y voluntaria de todos sus integrantes. Mientras tanto, en las sociedades monetizadas la creatividad sucede en dominios especializados y a cambio de dinero.
LA ECONOMÍA DEL DON
En su forma más simple, la Economía del Don no representa ningún problema de definición: un acuerdo para la transferencia de bienes o servicios sin un método aceptado de quid pro quo. De hecho, no existe una expectativa de recibir algo a cambio, el regalo es en sí la base de la interacción. Pero las complicaciones aparecen rápido, ya que la aplicación de principios varía de manera importante y para muchos existen diferentes formas de entender conceptos tan básicos como regalo y transacción. Las confusiones y malas interpretaciones se deben, en parte, a lo nuevo del concepto y su escaso conocimiento popular. Pensando en solucionar estos factores, los teóricos de la materia han identificado ciertos elementos esenciales para entenderla: 1.
HAY UN ACTO DE DESINTERÉS por parte de quien pro-
duce los bienes y/o servicios. Esto no significa necesariamente que vayan a dar algo sin ninguna remuneración (aunque muchas veces sea el caso) pero hay elementos de altruismo que trascienden los cálculos de beneficios más allá del simple intercambio. 2. HAY UN FACTOR GRATUITO dentro de la estructura, opuesto a los modos de economía del mercado, lo que altera la percepción de valor que se tiene sobre algo. Mientras que en la economía de mercado los precios están usualmente establecidos por el proveedor, en la Economía del Don los roles se invierten, y es quien recibe aquel que decide el valor de las cosas. 3. LA ECONOMÍA DEL DON considera más grandes objetivos sociales y a largo plazo, más allá del valor de los productos o servicios. Los intercambios de mercado se basan en el valor del producto, de la producción, la satisfacción emocional, uso, funcionalidad, abundancia o necesidad, por lo tanto asocian los costos y beneficios sociales con el consumo. En contraste, los productores en la Economía del Don están motivados únicamente por el hecho de que dar, 6 0 | The Front Door by La Revista
libremente, fortalece el tejido social y beneficia a todos, incluso cuando el “regalo” sea pequeño, muy específico o de carácter limitado.
CAFFÈ SOSPESO
No se sabe con certeza cuándo surgió la tradición de los cafés pendientes. Algunos hablan de hace un siglo (como figura retórica de longevidad), otros de las Guerras Mundiales, unos más (los menos) de nuestro siglo. En lo que sí está de acuerdo la mayoría es en que esta tradición surgió en Nápoles, en Italia, donde las personas cada vez que contaban con algo de suerte entraban a cualquier café, pagaban por dos y se tomaban uno, dejando ese extra para alguien desafortunado. Se habla, incluso, de que el presidente del S.S.C. Napoli, el equipo de futbol de la ciudad, paga un alto número de cafés pendientes cuando gana el equipo. Esta tradición, que podría parecer casi un juego, se ha transformado como parte de un modelo de negocio y cada vez más locales, con diferentes características, productos y servicios hacen de este esquema parte de su día a día y responsabilidad. Muchos de ellos, incluso, ya no solamente incluyen esta posibilidad, sino que la hacen la única posibilidad. Con este modelo operan locales como Karma Kitchen en Berkeley, D.C., Hayward y Chicago en Estados Unidos; Seva Café en la India; múltiples locales en Francia que portan orgullosos el mensaje “café en attente”; y muchos restaurantes y cafeterías en Bulgaria, Ucrania, Argentina, Costa Rica, Rusia, España, Australia e incluso México, que más allá de adoptar el esquema, lo tropicalizó de acuerdo a sus costumbres y en algunos lugares se ofrece el ahora llamado “taco pendiente”. Dentro de las ramificaciones de esta variante comercial, otros negocios alrededor del mundo, han apostado por ofrecer sus productos o servicios al precio de cero, dejando que el cliente decida cuánto pagar por lo que recibió. Contrario a lo que se podría pensar, los ingresos de estos locales han crecido, al mismo tiempo que se obligaron a mejorar la calidad de su oferta y los inevitables “parásitos” fueron expulsados naturalmente por la comunidad que se fue formando alrededor de ellos, con personas que descubrieron en su interés e intención un bien común que los beneficiaría a todos.
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CAMBIO DE PARADIGMAS
Podemos decir que la Economía del Don es un cambio de paradigma sobre los incentivos de rendimiento y recuperación que se tienen. Se trata de saber que si uno le regala algo a la EL CAFÉ PENDIENTE: sociedad, ésta dará algo a camUNA TRADICIÓN QUE bio. La única obligación que BENEFICIA A MILES DE PERSOse exige a sus participantes —y NAS, YA SEA ACUMULANDO que deja de ser exigencia KARMA POSITIVO O TOMÁNDOSE UNA BUENA TAZA cuando se asimila el concepDE CAFÉ SIN COSTO to— es dar lo que se pueda y pasarlo, hacer cadena. En palabras de Nipun Mehta, uno de sus principales activistas, quien a partir de trabajar un proyecto en Silicon Valley ahora cuenta con un ecosistema de 350 mil miembros con el que ha distribuido millones de dólares sin pedir nada a cambio: “Amaba lo que hacía y a las personas con quienes trabajaba, pero quería experimentar con la idea de dar sin condiciones, dar tan sólo por el placer de hacerlo”. Finalmente su proyecto se ha probado rentable, ha acelerado el motor de la Economía del Don y ha recuperado su confianza en la gente. Por imposible que sea incluso de imaginar tras leer cualquier periódico, está teoría, a todas luces optimista, apela a la ética, a las acciones de generosidad, compasión, confianza y motivación por el bien común. Es un cambio de perspectiva en cuanto a la medida de valor y los conceptos de costo y beneficio, ya que las consecuencias de nuestro esfuerzo parecen desaparecer en el tiempo y en el espacio, y las podemos pensar inexistentes al no ser tangibles e inmediatas, pero que si funcionan, en pequeña o gran medida, desde la comunidad que forman nuestras familias o nuestras empresas, representan un cambio en el comportamiento colectivo, un cambio que posiblemente genere dividendos.
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