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MODO
por: Santiago Oria Probert fotos: Cortesía MODO
Los niños del siglo XIX
Objetos para entender la infancia Voltear al pasado siempre es una buena manera de ayudarnos a entender el presente, de la misma forma en que entender nuestra infancia nos lleva a comprender nuestro posterior desarrollo como adultos. Esto no ha cambiado. Sin embargo, la percepción que se tenía de los niños hasta muy entrado el siglo XIX distaba mucho de la actual. En la más reciente exposición del MODO conocemos a través de objetos las ideas de diversión, desarrollo, integración y comportamiento de las sociedades preindustriales ante las nuevas generaciones.
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Muchas veces,
al hablar de los cambios culturales o comerciales que disfruta la humanidad, se menciona que las ideas o fundamentos detrás del fenómeno son los mismos, que simplemente se van adaptando a la actualidad tecnológica y a la conciencia social de la época. El caso de la infancia como suceso tiene algo de distinta. La actitud de la humanidad frente a la niñez cambió de manera sobresaliente en los albores del siglo XIX y curiosamente su transición no se debe enteramente a un despertar de conciencia o a los avances científicos más relacionados con el comportamiento humano. No, la realidad es que fue la Revolución Industrial, la capacidad de producción, aquella que nos motivó de manera importante a repensar el papel de los impúberes dentro de la sociedad. Históricamente, el rol de la infancia, su definición por duración, naturaleza y capacidad, su forma de vestir y de comportarse, ha estado marcada por el
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entorno familiar y la escuela, quienes definen cómo cada niño debe integrarse a la sociedad. Ésta, sin importar que se encuentre regida por conceptos morales y religiosos con una severidad que hoy en día resulta salvaje, o que fomenté la libertad del individuo sin importar su edad, al igual que cualquier otro periodo de la humanidad, está documentada en objetos. El porqué sucedieron tan grandes cambios en la percepción de la niñez en ese momento tan específico, tiene que ver con las ideas científicas y liberales que se lograron durante el Siglo de las Luces y en gran medida con las ideas del escritor y filósofo francés Juan Jacobo Rousseau, quien planteó la importancia de una educación de los infantes como futuros ciudadanos y propuso un desarrollo moderno, más armónico y con mayor libertad para ellos. Finalmente, los niños se encontraron un espacio propio de estudio y de atención, como grupo inde-
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pendiente, único, lejos de ser considerados adultos en formación. Antes de todos estos cambios, la existencia de objetos exclusivos para los niños era pobre, aquellos que se conservan tienen mayor relación con métodos de adoctrinamiento, compostura o cumplimiento de las necesidades más básicas, que con una verdadera atención al desarrollo infantil. Fue hasta el ya mencionado siglo XIX que aparecieron productos en serie hechos para ellos. Se diseñaron muebles y ropa a su escala y proporción, así como juguetes que los divirtieran y que estimularan su fantasía. Este momento reflejó un profundo cambio en la manera en que la sociedad percibía a los niños y consolidó un lugar de privilegio para la niñez. México, como es de suponer, no escapó a esta transformación. Sabemos esto en gran parte gracias a la gran cantidad de objetos de la época que hoy en día se conservan, desde libros, vestidos, juguetes
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A pesar de llevar tanto siglos de progreso, no fue sino hasta después de 1800 que los niños fueron considerados algo más que adultos en formación y se les trató de manera distinta.
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Esta muestra ofrece una mirada a los objetos que se fueron creando específicamente para los niños de esta época.
y biberones, hasta fotografías publicitarias que retratan la percepción del niño “ideal” para la época. En la más reciente exposición del MODO, más de mil de dichos objetos están presentes para ayudarnos a entender uno de los cambios de percepción más importantes en la historia de la humanidad. “Los niños del siglo XIX” es una ventana a las ideas más barbáricas y a los pensamientos más iluminados, un recuerdo de nuestra infancia y una academia para entender a ese sector tan fundamental para el desarrollo de la humanidad. Una muestra imperdible que acompaña cada objeto con fichas de contenido que
contienen maravillosas y muy completas historias que demuestran el poder de las ideas materializadas. Aquí algo de lo que podrá encontrar:
Documento de la venta de un niño esclavo
Este contrato realizado en la ciudad de Valladolid (actualmente Morelia) es el testimonio de la compra-venta de José Martín, un esclavo mulato de once años de edad. La transacción se efectuó el 8 de abril de 1768, entre el comerciante Antonio de Orve y el capitán de Infantería Francisco de Mendieta, quien adquiría al niño por 80 pesos. En este
documento, el escribano especificaba que el vendedor “lo cede, renuncia y transfiere al comprador […] para que como suyo propio lo haya, posea, goce de su servicio, venda, enajene y disponga de él a su voluntad”.
Retrato de niño con sombrero
La moda infantil tuvo un cambio radical a principios del siglo XIX con la aparición del “mameluco”, un tipo de traje para los niños que les daba mayor libertad y ligereza para moverse. Esta vestimenta constaba de dos piezas: unos amplios pantalones o calzones largos rematados casi siempre con encaje, y una chaquetita o camisón holgado. 103
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Actividades infantiles Durante el tiempo en que esté abierta la exposición, habrá una sala lúdica especial para los niños y niñas que visiten el MODO. Además, la muestra estará acompañada de las siguiente cartelera de eventos: Nichinel Obra de Tearto Infantil con Marionetas Sábado 15 de agosto 12:00pm Sábado 19 de septiembre 12:00pm Taller de Rompecabezas Sábado 25 de julio, de 12:00 pm a 4:00 pm Taller de Marionetas de Papel Sábado 12 de septiembre, de 12:00 pm a 4:00 pm Taller de Zoótropo y Taumatropo Sábado 3 de Octubre, de 12:00 pm a 4:00 pm
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Conferencias ¿A qué jugaban los niños?: Diversiones y entretenimientos de los niños durante el Porfiriato Jueves 20 de agosto 11:00 am Mujeres y estereotipos: Estereotipos Femeninos del Siglo XIX Jueves 24 de septiembre 11:00 am Todos los eventos se llevarán a cabo en el MODO. Los talleres serán impartidos hasta las 4:00 pm o hasta que se termine el material, serán para todas las edades y los materiales se proporcionarán en el museo de manera gratuita.
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Carta de una niña al presidente Porfirio Díaz
En agosto de 1910, la niña María Teresa Mangino le escribe una pequeña misiva a Porfirio Díaz, donde le solicita los recursos para comprarse un vestido que le están pidiendo en la escuela, debido a que fue seleccionada para cantarle al mismo presidente frente a Palacio Nacional el 7 de septiembre de ese año.
Los niños pintados por ellos mismos
Estos libros estaban dirigidos al público infantil para aprender y ejercitar la lectura, a la vez que se aleccionaba a los niños a través de diferentes historias de personajes con una determinada profesión o clase en la sociedad. En la versión de niños se ejemplificaron oficios urbanos y rurales, como los de aprendiz de impresor, pintor, sastre y leñador, entre otros. Para las niñas se acentuaba la carga moralizante en las historias de la coqueta, la aldeanita, la curiosa, la caprichosa, etcétera.
La linterna mágica
La linterna mágica era un artefacto de óptica que proyectaba y ampliaba las imágenes de las transparencias de cristal, dando la ilusión visual de movimiento, por lo que se le considera precursor del cinematógrafo. Con las linternas mágicas se realizaban espectáculos muy populares.
Aro con timbre
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el modo Museo del Objeto del Objeto A.C. “Los Niños del siglo XIX” Hasta el 25 de octubre Colima 145, Roma, México, D.F. T. (55) 5533 9637 Facebook: museomodo Twitter: @museomodo Intagram: museomodo elmodo.mx
Entre los divertimentos más populares del siglo XIX, el aro fue uno de los más importantes y favoritos de los niños por su sencillez y simplicidad. Consistía en una circunferencia de madera torneada o de metal, que los niños rodaban con un palo por el suelo al aire libre. Era un juego donde se tenía que mostrar la pericia de conducir el aro por obstáculos y mantenerlo en constante giro, intentando que no cayera.
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