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EDITORIAL Antidemocrático desaparecer el INAI

Antidemocrático Desaparecer el INAI

En algunas de las conferencias mañaneras del Presidente amlo del pasado mes de enero, se refirió reiteradamente a la necesidad de desaparecer algunos de los órganos constitucionales autónomos, por considerar que son innecesarios e inútiles, asegurando que no sirven y que “no benefician al pueblo”, señalando tres específicamente: el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Informacion Publica y Protección de Datos Personales (inai), el de Telecomunicaciones (ift) y la Comisión de Competencia Económica (cofece), asegurando que enviará iniciativas de ley al Congreso para desaparecerlos y en su caso, devolver sus funciones a las secretarías de estado competentes. Esta propuesta del presidente López Obrador es un ataque directo contra instituciones que han permitido limitar los abusos de poder de los gobernantes y en caso de que prosperara esta pretensión antidemocrática, representaría una regresión de casi tres décadas, particularmente en relación con el inai, institución que no solamente tutela el respeto de los Derechos Humanos de acceso a la información y la protección de datos personales, sino que incide de manera transversal en el respeto de todos los demás derechos fundamentales previstos en la Constitución.

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Lo inviable de la propuesta, de entrada tiene que ver con el hecho de que la desaparición del ift y de la cofece sería violatorio del Tratado de Libre Comercio (t-mec), recién celebrado con eu y Canadá.

Por lo que hace al inai, cuya existencia garantiza libertades propias de un Estado de Democratico de Derecho contemporáneo, en el que se limita y contrapesa el poder, es evidente que le estorba a amlo en sus intentos de convertirse en un jefe de estado sin ningún contrapeso, ni de ningún otro poder, ni mucho menos de la ciudadanía, quien es la depositaria original de la soberanía. Es falso también que estos organismos dupliquen funciones y sean onerosos y que esten afectando el debido funcionamiento de dependencias como la cfe y pemex, que se manejan con opacidad y corrupcion; además que los organismos constitucionales autónomos han sido validados por la comunidad democrática mundial.

En todo caso, habría que reforzarlos en sus competencias y actividad en el camino de fortalecer nuestro sistema democrático e institucional, siguiendo con la tendencia internacional de dotar a los gobiernos con organismos especializados, con participación de la ciudadanía, que regule y contrapesen a los poderes estatales con capacidades técnicas, por encima de intereses políticos o de grupo en la toma de las desiciones políticas y administrativas fundamentales.

TRABAJO PARA LOGRAR EQUIDAD EN TODOS LOS ÁMBITOS DE LA VIDA LABORAL DE LAS MUJERES

Entrevista con Úrsula Zozaya Jiménez

ABOGADA INFLUYENTE 2018

“Uno de los mayores retos que he enfrentado ha sido el de dominar los procedimientos federales, tanto sustantivos como adjetivos, que me ha tocado desarrollar y para ello estar al día en la normatividad y regulaciones específicas.”

¿CUÁL ES EL ASPECTO QUE MÁS TE INSPIRA DE TU PROFESIÓN?

Durante mis casi 30 años de trayectoria he tenido el privilegio de incidir, de tocar personas, de abrir caminos y de alguna manera, hacer una diferencia para las mujeres que se dedican al campo del derecho y de la administración pública.

¿CÓMO HA SIDO TU DESARROLLO DENTRO DEL ÁMBITO LABORAL?

Apenas a un año de haber salido del ITAM, fui invitada a una entrevista de trabajo a la entonces Secretaría de Comercio y Fomento Industrial. Esa entrevista cambió el rumbo de mi vida profesional pues entré a trabajar al área de Negociaciones Comerciales Internacionales al inicio de la década de los noventa. Después de un año en el área de negociaciones, me fui a la Unidad de Prácticas Comerciales Internacionales. La experiencia fue maravillosa pues probé el encanto de sentir que formaba parte del Gobierno Federal, así, con mayúsculas, que estaba del lado en el que se tomaban las grandes decisiones que cambiarían el rumbo del país y nos harían salir del rezago en que nos habían dejado las crisis en las que yo había crecido.

Después de algunos años, me fui a trabajar a la Comisión Federal de Competencia (hoy Cofece) y fui también profesora titular de Derecho de la Competencia Económica en la Universidad Panamericana. La sensación de dar los primeros pasos en materia de dumping y de competencia económica era adrenalina pura, pues participaba en los equipos de redacción de las leyes de Comercio Exterior y

posteriormente de Competencia Económica. Estaba trabajando para crear el derecho.

Como resultado de un gran esfuerzo y dedicación, trabajando “medio día” (¡de 9 a 9, como me dijeron el día de la entrevista!) y ganando menos que mis compañeros de generación que ocupaban posiciones en la iniciativa privada, fui promovida a un puesto directivo, donde tuve el privilegio de participar en mesas de negociación de diversos tratados internacionales, de aprender de los servidores públicos experimentados que representaban a México en el extranjero y posteriormente de representar a nuestro país en comisiones internacionales. En las dependencias en las que trabajé, los servidores públicos compartían este sentimiento de orgullo de estar haciendo lo correcto.

La vida me llevó por otros caminos y, dedicada principalmente a cuidar y educar a mis tres hijos en la blanca Mérida, empecé a trabajar por mi cuenta como abogada externa de Banco Santander y al mismo tiempo en una empresa que habíamos creado mi esposo y yo para la exportación de maderas tropicales. La experiencia no fue del todo como esperábamos, por lo que cuando una amiga me invitó a trabajar en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, tuve que tomar una de las más difíciles decisiones, pues significó mudarme de nuevo a la Ciudad de México, dejando temporalmente a mi familia en Yucatán. Sin embargo, me consideré afortunada y privilegiada de tener esa nueva oportunidad. Encontré una “Debemos apostar por el uso de herramientas tecnológicas para la resolución de asuntos de naturaleza jurídica, pero no por la sustitución de abogados y abogadas por sistemas tecnológicos.”

administración pública cambiada, más austera que la que había conocido y nuevamente pude desarrollarme en entornos profesionales y retadores.

Tuve la oportunidad de dirigir a un equipo de más de 400 personas en la Secretaría de Educación Pública. Ante el reto, no me quedó más que estudiar y prepararme para demostrar que estaba a la altura del compromiso. Aprendí las formas y trabajé hombro con hombro con mi equipo.

Me aceptaron y reconocieron mi autoridad para sacar adelante las tareas encomendadas y realizar proyectos que habían sido postergados por mucho tiempo.

Después de muchos años de haber salido de la carrera, regresé a estudiar una maestría en Gobierno y Políticas Públicas en la Universidad Panamericana, lo cual era importante para desarrollar nuevas habilidades, ya que estaba a cargo de la unidad de Administración y Finanzas de un desconcentrado de la Administración Pública Federal y mis responsabilidades eran mucho mayores que las que había tenido hasta ese momento. Esa experiencia fue muy fructífera en términos de mi desarrollo profesional, pues echamos a andar un nuevo órgano regulador del Estado y mi responsabilidad era justamente la de garantizar los recursos humanos, financieros y materiales para ello.

En el 2018 cerré un ciclo. Me despedí de personas con las que había compartido experiencias únicas, positivas y negativas. Conocí aspectos laborales que no me había tocado experimentar, pero también a personas que me tendieron la mano para formar nuevos equipos. Desarrollé nuevas competencias pues me incorporé al Jurídico de una gran institución, la Comisión Nacional del Agua, donde también tuve la encomienda de estar a cargo del área de Cooperación Internacional.

Mi último periodo en el gobierno federal me ha permitido ampliar mi visión sobre el Derecho, pues la dinámica de la regulación y los diferentes actores, tanto nacionales como internacionales, en los diferentes ámbitos de la vida pública de nuestro país me han permitido visibilizar caminos diferentes para mi desarrollo profesional. Después de muchos años, regresé a donde empecé mi carrera como servidora pública, el ámbito del Derecho Internacional Público.

“Honro a todas las mujeres que han luchado por hacer que nuestra sociedad sea más igualitaria y justa y trabajo para lograr equidad en todos los ámbitos de la vida laboral de las mujeres que han optado por desarrollarse en el campo del Derecho.”

MENCIONA LOS MAYORES RETOS A LOS QUE TE HAS ENFRENTADO COMO ABOGADA Y QUÉ LECCIONES TE HAN APORTADO.

Dado que mi ejercicio profesional ha sido principalmente ocupando cargos de alta responsabilidad en el sector público, ser abogada me dio la ventaja de tener una visión amplia del marco jurídico que rige la actuación de las autoridades y que el desempeño de mis funciones se caracterizara por un estricto apego a la ley, no sólo por obligación sino por convicción. Uno de los mayores retos que he enfrentado ha sido el de dominar los procedimientos federales, tanto sustantivos como adjetivos, que me ha tocado desarrollar y para ello estar al día en la normatividad y regulaciones específicas. ¿CUÁL ES EL LEGADO QUE COMO ABOGADA QUIERES TRANSMITIR AL GREMIO?

En marzo del 2020 comprendí más que nunca la realidad de millones de mujeres en nuestro país. Asistí a la marcha convocada para conmemorar un terrible suceso que marcó un antes y un después para nosotras y aun cuando no comparto ni promuevo la violencia, en ese momento entendí su motivación.

He trabajado por generar espacios para mujeres; he procurado que mi experiencia sea un escalón en el camino del empoderamiento de las siguientes generaciones; he presidido comités de ética y grupos de trabajo para erradicar el acoso y la violencia contra las mujeres en los centros de trabajo, pero queda mucho por hacer. Honro a todas las mujeres que han luchado por hacer que nuestra sociedad sea más igualitaria y justa y trabajo para lograr equidad en todos los ámbitos de la vida laboral de las mujeres que han optado por desarrollarse en el campo del Derecho.

¿CÓMO VISUALIZAS EL FUTURO DE LA PROFESIÓN?

La profesión legal no será sustituida por la inteligencia artificial en un futuro cercano, sin embargo, el uso intensivo de las tecnologías de la información y el big data, irán desplazando poco a poco la labor de los abogados como la conocemos. Debemos apostar por la capacitación en esas materias y el uso de herramientas tecnológicas para la resolución de asuntos de naturaleza jurídica, pero no por la sustitución de abogados y abogadas por sistemas tecnológicos, pues desde mi punto de vista el elemento humano es imprescindible para fungir como conector de las diferentes relaciones e interacciones humanas.

¿QUÉ CONSEJOS PUEDES OFRECER A LAS NUEVAS GENERACIONES DE ABOGADAS?

En primer lugar, seguir preparándose siempre, aprender, estudiar, dominar nuevas competencias. En segundo lugar, compartir (experiencias, conocimientos, oportunidades), mantener la bola en juego, no acaparar y, por último, hacer equipo, empoderar, ser solidarias y liderar con el ejemplo. Unidas somos más fuertes.

¿DE QUÉ MANERA HA MODIFICADO LA TECNOLOGÍA A LA PRÁCTICA LEGAL, CUÁLES SON SUS BENEFICIOS Y SUS DESVENTAJAS?

Mi experiencia a cargo del área de Cooperación Internacional de la Conagua durante la pandemia de Covid-19 marcará mi vida profesional en el futuro. Aprendí que el trabajo a distancia no es solo una realidad, sino que puede ser más eficiente que el presencial en los centros de trabajo. Las tecnologías han acercado espacios que naturalmente no se hubieran encontrado, han permitido el acceso a infinidad de foros que de otra manera seguirían siendo inaccesibles para muchos y aun cuando este virus nos ha puesto de rodillas, también ha generado múltiples oportunidades que beneficiarán a muchas generaciones de abogadas y abogados, particularmente en nuestro país.

Creo que debemos trabajar para desarrollar competencias que permitan integrar el uso de tecnologías en la práctica del derecho y beneficiarnos tanto de la información como de las mejores prácticas de otros países. Me parece que las tecnologías siguen siendo inaccesibles para muchos que ejercen el Derecho y ello llevará a nuevas brechas en nuestro país. Habrá que trabajar para incorporar a todos y a todas en las nuevas formas. “Debemos trabajar para desarrollar competencias que permitan integrar el uso de tecnologías en la práctica del derecho y beneficiarnos tanto de la información como de las mejores prácticas de otros países.”

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