Análisis y comentario de EDIPO REY PRÓLOGO
La tragedia se abre con la presencia y voz de Edipo. Valiéndose de un mecanismo artístico, Sófocles presenta a Edipo como conocedor de los hechos que conmueven a Tebas. El dramaturgo los retoma para que estos lleguen a conocimiento del espectador. “¡Oh hijos, descendencia nueva del antiguo Cadmo!” Cadmo es un héroe del ciclo tebano, un antepasado ilustre de Tebas, por lo tanto, quienes se encuentran ante Edipo son, simbólicamente, sus descendientes. Edipo se refiere a su pueblo como “hijo”, lo que queda claro desde un principio es la bondad del rey. Dos veces los nombrará de esta manera porque realmente, él tiene una actitud paternal ante sus súbditos. Edipo es presentado como un rey generoso, bondadoso y agradecido. Este sentimiento de amor y deber ante su pueblo es lo que lo lleva a preocuparse por solucionar el problema que los aqueja. Él se propondrá resolver los problemas de su pueblo, aunque esto signifique su propia destrucción. Edipo mantiene un contacto directo con su pueblo y no utiliza a mensajeros o sirvientes para dirigirse a su gente; esto demuestra cuán profunda es su preocupación. La intranquilidad de los tebanos los ha llevado a reunirse ante las puertas del palacio real. Acuden a pedirle ayuda a su rey porque es en él en quien confían. Los tebanos van en “actitud de suplicantes”: “Por qué estáis en actitud sedente ante mí, coronados con ramos de suplicantes?” Esta es una actitud religiosa, y consiste en llevar ramos de olivo o laurel atados con cintas de lana blanca. A través de este rito, el pueblo expresa la impotencia y amargura del hombre ante lo que desconoce. Los suplicantes están amparados o protegidos por el propio Zeus. El dolor del pueblo se transmite a través de expresiones hiperbólicas (exageradas) y con referencias a imágenes sensoriales auditivas: “La ciudad está llena de incienso, a la vez que de cantos, de súplica y de gemidos…” Dice Edipo: “yo, el llamado Edipo, famoso entre todos” A través de sus palabras queda en evidencia el orgullo que tiene Edipo. Él se sabe superior y la ciudad también lo considera así.
En esta escena inicia, Edipo aparece en la cumbre de su prosperidad, adorado casi como un dios. Esto quedará confirmado cuando el sacerdote lo llame “el más sabio entre todos (…) el mejor de los mortales”. El sacerdote no lo iguala a un dios porque eso significaría pecar de Hybris. Pero al considerarlo el primero entre todos los hombres le está otorgando cierta dimensión sobrenatural. En esta escena inicia, Edipo aparece en la cumbre de su prosperidad, adorado por su pueblo como si fuese una divinidad. La ciudad doliente viene a apoyarse en él porque en el pasado, ha sido Edipo quien los ha salvado de la desgracia, en el episodio con la Esfinge. Sófocles se complace en presentarnos a Edipo en el punto máximo de su esplendor, poder y felicidad porque es un ser amado por su pueblo, desde el punto de vista político y social. A nivel familiar, es un padre y marido ejemplar, porque cuenta con el afecto de sus seres más cercanos. Aristóteles ha observado que la mayor PERIPECIA TRÁGICA (la inversión total de los acontecimientos en la vida del héroe trágico) es la que lleva al héroe de la prosperidad a la desgracia, por un pecado de ignorancia. Su caída será mucho más impactante. El cambio será sumamente brusco, de la máxima felicidad y prosperidad a la peor de las desgracias. Edipo, por su celo, afecto paternal y deseo de ayudar padecerá y lo hará por el bien de la comunidad. Edipo siente la necesidad de compartir con su pueblo el dolor que ambos sienten, es la SYMPATHEIA, compasión, sentimiento solidario. En este prólogo dialogado, lleno de expectativa, el pueblo que ora anonadado por una terrible calamidad, pide por remedio la protección del rey; de esta manera revive una actitud religiosa muy primitiva. El núcleo de la súplica parte de un ritual de la religiosidad antigua. DISCURSO DEL SACERDOTE Todo su largo discurso tiene una función en el drama: provocar una tensión dramática. “La ciudad, como tú mismo puedes ver, está ya demasiado agitada y no es capaz todavía de levantar la cabeza de las profundidades por la sangrienta sacudida” Esta es la causa por la que se ha reunido el pueblo. Vemos que hay una personificación o prosopopeya de la ciudad al otorgarle características humanas, es decir, se le atribuye a algo inanimado, acciones o cualidades propias de los seres animados. El pueblo entero naufraga, sin poder levantar la cabeza del oleaje de sangre. Esta imagen que ha creado Sófocles nos da una idea del poder de la peste, capaz de arrasar con todo lo que encuentra su paso y que, por su misma fuerza, parece imposible de contener.
María Rosa Lida cree que “En la descripción de la peste, es muy probable que Sófocles se haya inspirado en la realidad; la peste que asoló Atenas en el año 430 a.C”. El dios Ares, dios de la guerra y el fuego, es el ejecutor de la peste enviada por Apolo, dios castigador y purificador. Para la mente primitiva, la peste es sencillamente la faz física el PECADO SOCIAL, para ella, lo horrible del parricidio (haber matado al padre) y del incesto (mantener relaciones sexuales con su madre) está en que inevitablemente desencadenan la peste sobre toda la comunidad. Lida dice: ” ”Edipo rey” es la tragedia del hombre como criatura social. No sonl os hechos en sí los que se juzgan, es la relación entre sus actos, prohibida por la sociedad. El crimen de Edipo, moralmente es poco delictivo, en cambio, socialmente es imperdonable. Sófocles no vacila en presentar la máxima culpa social de Edipo, no como resultado de la maldición que pesa sobre su estirpe, sino, ante todo, como resultado de las acciones que ha cometido a ciegas.” “La ciudad… Se debilita en las plantas fructíferas de la tierra, en los rebaños de bueyes que pacen en los partos infecundos de las mujeres” La descripción de los efectos de la peste es una enumeración asindética que trata de intensificar el poder devastador de la peste a través de la acumulación de elementos, mostrando las tres formas afectadas: Mundo vegetal-frutos Mundo animal-rebaños Mundo humano- partos de las mujeres La peste ataca a la vida misma, a los frutos y a lo que quiere empezar a vivir. Para resaltar esta idea aparece un OXÍMORON (fuerte oposición conceptual entre dos palabras) “partos infecundos”. Podemos reconocer en esta expresión que se refiere a los efectos de la peste, un recurso literario que se denomina GRADACIÓN y que consiste en una enumeración de elementos que poseen ciertas diferencias entre sí, en grado ascendente o descendente. En este caso, se parte de lo más sencillo o simple, a lo más complejo: plantas-animales-hombres. En una gradación se utilizan términos que pertenecen a la misma categoría gramatical, en este caso se trata de sustantivos. Existe una relación entre el castigo-peste enviada por el dios Apolo y el pecado cometido por Edipo, porque este no debería haber nacido. Zeus lanzó la maldición sobre la descendencia de Layo, el padre de Edipo y, por lo tanto, la culpa del padre la heredará su hijo. Edipo no comete un pecado, él debe sufrir las consecuencias del que llevó a cabo su padre. Sin embargo, Edipo comete faltas o fallas porque asesina a su padre al encolerizarse muy fácilmente, y su error es suponer que podrá evitar lo que ha manifestado el oráculo. Esta es una actitud impía, un error de alguien que no cree en la divinidad y su omnipotencia. Nadie escapa del oráculo, como tampoco nadie puede cambiar la Moira.
¡Odiosa epidemia, bajo cuyos efectos está despoblada la morada Cadmea, mientras el negro Hades se enriquece entre suspiros y lamentos! A través del lenguaje metafórico, el sacerdote se refiere a los estragos que provoca la peste en la ciudad de Tebas. Podemos observar una ANTÍTESIS entre dos términos cuyos significados, en este contexto, son opuestos: despoblada-enriquece (llena); de esta forma se acentúa cómo la muerte parece dominar todo. Mientras la ciudad pierde a sus ciudadanos, el reino de los muertos, el Hades, aumenta el número de sus almas. “Ni yo ni estos jóvenes estamos sentados como suplicantes por considerarte igual a los dioses, pero si el primero de los hombres en los sucesos de la vida y en las intervenciones de los dioses.” El sacerdote aclara que han venido porque lo consideran el primero entre los hombres, es decir, es el más inteligente y valeroso, pero no es un dios. No peca de Hybris. Es a través de su parlamento que nos enteramos cuáles han sido los hechos que le han otorgado prestigio y admiración en Tebas: ha sido el salvador de la ciudad, cuando sufrían los males de la Esfinge, “la cruel cantora”. Edipo pudo resolver el enigma que proponía este monstruo alado, con cabeza y busto de mujer, y extremidades de león. “esta tierra te celebra como su salvador por el favor de antaño” Edipo es presentado como rey, salvador de la ciudad, hombre mesurado, inteligente, superior a los demás hombres, pero no igual a un dios. Podemos observar una IRONÍA TRÁGICA, recurso literario que se irá incrementando a medida que se desarrolla la tragedia, porque lo llaman “salvador” a quien es el causante de la peste. En el Episodio primero nos enteraremos que la peste es enviada porque en Tebas se encuentra el asesino de Layo, y el mensaje del oráculo es que la enfermedad no desaparecerá hasta que se destierre esa impureza o miasma que contamina la ciudad, es decir, hasta que no expulsen a Edipo. El castigo tiene en un principio un alcance general, social y luego será particular porque afectará al rey y a su familia. Si Edipo ayuda a Tebas se destruye, sin embargo, no parará hasta encontrar al culpable. RESPUESTA DE EDIPO “no hay ninguno de vosotros que padezca tanto como yo …mi ánimo se duele, al tiempo, por la ciudad, y por mí y por ti.”
El dolor de Edipo es mayor que el de cualquier ciudadano porque sufre doblemente; primero porque ve a su pueblo padecer la peste, y a la vez, le duele este mal como ciudadano y como rey, pero además, el sufrimiento se acentúa aún más porque no puede hacer nada para evitarlo.
Edipo está realmente preocupado y esto se evidencia porque antes de que llegaran los suplicantes envió a Creonte al templo de Apolo, para saber cuáles son las causas del mal. Utiliza una metáfora para referirse a su preocupación y a que estaba al tanto de los acontecimientos: “no me despertáis de un sueño”. La ansiedad de Edipo queda en evidencia cuando manifiesta que Creonte está demorando demasiado. Sófocles hace uso del tiempo psicológico del personaje. Creonte no se ha demorado, ocurre que Edipo está muy inquieto y quiere actuar lo antes posible. “Seré yo malvado si, cuando llegue, no cumplo todo cuanto el dios manifieste” Nuevamente, Sófocles recurre a una ironía porque si Edipo cumple con lo que dictamine el oráculo, entonces el malvado será él. El espectador estaba al tanto del alcance de estos comentarios porque conocía el mito, en consecuencia, podía comprender el alcance de las palabras del protagonista. Esta escena tiene un ritmo rápido y el objetivo es lograr que la atención del espectador se mantenga. Sófocles utiliza el recurso de la STYCOMITHIA, que consiste el formar parlamentos que tienen el mismo número de sílabas. Esto le brinda al texto una intensidad rítmica especial y ayuda a aumentar la tensión dramática porque mantiene la expectativa. Creonte es un típico aristócrata y por eso le dice a Edipo que tiene novedades, pero: “Si deseas oírlo estando estos aquí cerca…” Su comentario es clasista, porque diferencia a los nobles de los ciudadanos comunes; y nos resulta antipático, porque su actitud contrasta con la de Edipo, quien actúa en forma paternalista y afectuosa. Edipo ama a su pueblo y quiere que todos sepan cuáles son las noticias. En esta escena, el pueblo emerge casi como si fuese un personaje. Edipo considera que no hay nada que el pueblo no pueda oír porque después de todo, es a él a quien más afecta lo sucedido. La orden del dios es: “arrojar de la región una mancilla que existe en esta tierra” La mancilla o impureza es el asesino del antiguo rey: Layo. Creonte aparece como un hombre piadoso, que respeta las órdenes de los dioses. Sin embargo, Edipo no lo es porque quiso evadir el oráculo al huir de Corinto, la ciudad de sus padres adoptivos. La culpa de Edipo es involuntaria pero para la mentalidad griega , para su religión, la culpa es independiente del hecho de que el individuo la haya cometido, inconscientemente o no. Parte de los castigos que sufrirá Edipo se deben a los crímenes que le impuso el Destino, pero también deberá pagar por su carácter impetuoso e iracundo. Sófocles entera al espectador sobre los detalles de la muerte de Layo. Los sirvientes que acompañaban al rey murieron con él, pero:
“Murieron, excepto uno” Este personaje es el único testigo de los hechos y será una figura clave para que Edipo pueda conocer toda la historia, o toda su historia, y llegue a la ANAGNÓRISIS, a darse cuenta de que se está buscando a sí mismo. Este pasaje se caracteriza por el uso permanente de ironías porque Edipo empieza a enjuiciar al asesino sin saber que todo lo que diga va a recaer sobre él. “¿Cómo habría llegado el ladrón a semejante audacia…” Edipo está confiado en su capacidad y por eso promete volver a salvar al pueblo. “Yo lo volveré a sacar a la luz desde el principio” Y aclara que lo hará por su pueblo y les asegura que lo hace por los demás, sin sospechar el alcance de sus palabras. Dice Lida que “todas estas ironías convergen cada vez más aceleradamente a hundir a Edipo con diabólica naturalidad”. Tampoco sospecha que es irónico que afirme que nunca vio a Layo. Sófocles irá cargando de ironías las escenas más importantes de la tragedia en un IN CRESCENDO, en aumento, intensificando el contraste entre la verdad y las palabras. La escena culmina con las palabras del sacerdote que tranquiliza al pueblo, pues ya han obtenido del rey, lo que han venido a buscar. El Prólogo se cierra con la entrada del CORO, y a partir de este momento, comienza el PÁRODOS, parte cantada de la tragedia. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------