He elegido para este trabajo tres obras de la etapa sevillana de Velázquez; Vieja friendo huevos, El aguador de Sevilla y La cena de Emaús.
Vieja friendo huevos. Óleo sobre lienzo, 1618, National Gallery de Edimburgo, 99x169cm En esta obra, como objetos principales son la anciana friendo huevos en un horno de barro y el muchacho que tiene en sus manos un melón y una botella de vino. Ambas figuras se recortan sobre un fondo neutro que nos hace centrar nuestra atención en estos dos personajes intensificando el contraste entre luz y sombras, muy característico del tenebrismo propio de la época. En el pie de la obra, bajo la vieja, observamos un magnífico bodegón donde encontramos objetos metálicos, vasijas de cerámica y una cebolla colorada. Velázquez nos levanta la perspectiva del horno del barro para que podemos observar mejor los alimentos cocinándose, de esta forma se anticipa a los impresionistas. El realismo de los personajes es impresionante, podemos ver la suciedad que tiene el pañuelo blanco de la mujer, la pringue aparente de los restos del alimento cortado en el bodegón dibujado. Se piensa que la mujer podría ser la suegra de Velázquez, María del Melgar. La técnica del tenebrismo y el claroscuro nos trae consigo el conocimiento que tenía el pintor sobre las obras del pintor Caravaggio. Pasemos a hablar de la composición del cuadro. Esta es sencilla, hay más naturaleza muerta que personajes pero aun así no se escapa ningún detalle pues el dibujo es nítido y hay una gran presencia de luz y sombras. Algunos están en escorzo como la cuchara o el cuchillo. No hay movimiento, parecen que hubieran sido fotografiados y estuvieran posando. En cuanto a la técnica, como ya hemos mencionado, encontramos el claroscuro por influencia del pintor italiano Caravaggio. Consiste en colocar objetos y personajes iluminados y en penumbra sobre un fondo oscuro. Hablemos de la destreza que Velázquez tiene para tratar la naturaleza muerta pues se nos muestran muy naturales con el buen desarrollo del brillo, calidad y texturas opuestas. Comentemos por último el colorido de la obra. Este es austero, donde predominan los colores ocres y pardos. Donde resalta la luminosidad y el contraste es en las manchas blancas del pañuelo de la anciana, los huevos o las vasijas. Las pinceladas son gruesas.
El aguador de Sevilla. Óleo sobre lienzo, 1620, Apsley House, Londres, 106’7x81cm. En primer término observamos a un hombre mayor, un aguador, que están dándole una copa de cristal a un niño. Entre ellos vemos otra hombre en penumbra que bebe de una jarrita de cristal. En esta escena de interior observamos que la luz entra de la parte izquierda iluminando al aguador, y haciendo que este sea la figura más importante, y la parte izquierda del muchacho así como a las dos vasijas y la perfecta copa. El aguador se representa como un señor elegante, casi como un hidalgo con un gran físico. Este tiende una fina copa de cristal al niño, que a decir verdad tiene un gran parecido al de la Vieja friendo huevos. Entre ninguno de los personajes hay comunicación, parecen metidos en sus pensamientos. Las similitudes con la obra anteriormente mencionada son muy aparentes. Además del parecido del muchacho, tanto su traje como el del señor se tratan con los mismos colores ocres y pardos de la Vieja friendo huevos. También se nos muestra un bodegón compuesto por dos botijos y una copa. La obra tiene un tratamiento de la luz propio del tenebrismo. Como ya hemos dicho, la luz entra por la parte izquierda del cuadro y va matizando y degradando en colores el lienzo a medida que se desplaza de izquierda a derecha dejando al tercer hombre completamente en penumbra.
La cena de Emaús. Óleo sobre lienzo, 1618-1622, National Gallery de Dublín, 55x118cm. Este cuadro también conocido como La mulata tiene la misma composición que los cuadros anteriores. Vemos un bodegón en primer plano compuesto por unos objetos metálicos y unas vasijas de cerámica colocados en una mesa de madera. Tras esta, encontramos a una mujer de color, de ahí que al cuadro se le conozca también como La mulata, que mira hacia la esquina inferior izquierda mientras coge una de las vasijas. Los colores que se utilizan vuelven a ser colores terrosos donde lo que destaca es el blanco de la vasija, del pañuelo y de la manga de la muchacha. La luz entra por la parte izquierda central del cuadro creando sombras que podemos ver en los objetos y en el fondo marrón donde se refleja la sombra de la muchacha. Observamos también un cuadro donde se representa a Jesús bendiciendo el pan y a su lado un hombre barbado. Es sin duda la escena que relata la Biblia según Lucas sobre la Cena de Emús, obra que también realizó Caravaggio.
En este cuadro como en muchos otros y en los mencionados con anterioridad, podemos ver la majestuosidad de Velázquez al realizar tanto escenas religiosas como bodegones con gran realismo sin olvidar el contraste entre luces y sombras creando así el tenebrismo.