Módulo 4 gestión de los recursos hídricos francisco javier cervigon ruckauer

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M ÓDULO 4: G ESTIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS

LOS TIPOS DE SISTEMAS INSULARES Las islas conforman sistemas aislados en todos los sentidos incluidos los recursos hídricos. A lo largo del globo terráqueo existen infinitud de sistemas insulares, cada uno de estos archipiélagos o islas singulares, presentan unas singularidades particulares a la hora de aprovechar, planificar y gestionar los recursos hídricos. Las islas según su origen pueden ser; volcánicas, como por ejemplo Canarias, Hawái, Galápagos, Fiji, Azores, Cabo Verde... en este caso generalmente se conforman con grandes altitudes y su permeabilidad, entre otros factores, viene condicionada por la edad de sus materiales y su secuencia de formación. Generalmente tienen un único acuífero basal conjuntamente con acuíferos colgados debido a capas impermeables de materiales, como los paleosuelos-los llamados almagres en Canarias, también se puede dar el caso de la formación de importantes potencias de ignimbritas soldadas que también funcionan como estructuras impermeables. El efecto de la interface agua salada agua dulce en la costa es más sensible a perturbaciones, sobre todo debido a la sobreexplotación del acuífero costero. En una isla volcánica, como norma general sus acuíferos están sobreelevados debido al efecto de los diques geológicos, aunque según qué autores, estas estructuras geológicas pueden condicionar el movimiento del agua vertical o bien actuar como vías preferentes del movimiento de las aguas subterráneas. Hay que tener en cuenta también en el movimiento del agua las fisuras y las grietas en los macizos así como el buzamiento de las coladas. Puede darse el caso de modelos mixtos como la isla de Sicilia con una parte volcánica (con aprovechamiento, en algunos casos por galerías de agua como en el caso de Canarias, incluso con regulación por cierres de los diques) influenciada por el volcán Etna – en activo actualmente-

y

otra

de

tipo

sedimentario,

con

los

procedimientos

habituales

de

aprovechamiento hidráulico. Las islas volcánicas, en general, desde su formación pasan por una serie de estadios que son: i.

Evolución submarina.


ii.

Erupciones subaéreas.

iii.

Alcance de la superficie de mar.

iv.

Progreso de las erupciones superficiales.

v.

Construcción edificio insular.

vi.

Estadio de Caldera.

vii.

Post- caldera.

viii.

Proceso de erosión y desmantelamiento.

ix.

Proceso de sedimentación costera.

x.

Deslizamientos.

xi.

Vulcanismo residual.

xii.

Erosión.

Las islas de origen calizo, son las típicas que se pueden encontrar en el mar Mediterráneo como Malta, Baleares… son islas de tipo plano, sin grandes altitudes como las volcánicas y notablemente desmanteladas por los procesos erosivos, las permeabilidades son en general bajas. En este tipo de islas es habitual encontrar varios acuíferos, que pueden ser aislados o interconectados entre sí. Los acuíferos suelen ser de origen kárstico y la erosión de las islas es debida a la influencia del mar, con periodos a lo largo de la historia de inmersión por parte de las aguas marinas. También existen acuíferos colgados debidos a la formación de capas impermeables por ejemplo en el caso de la isla de Malta debido a las arcillas azules (blue clay). Atolones de corales; esta tipología de islas se encuentran en el océano Pacífico e Índico, en general consisten en una serie de islas de coral conectadas con una laguna de poca profundidad ubicada en la parte central, aunque esta disposición puede cambiar de un tipo a otro como luego veremos en el apartado correspondiente. En esta tipología de isla, en los sedimentos superiores se forman unas lentejas de agua dulce de poco espesor. Para sus habitantes, que suelen ser escasos en general, el poder llegar al nivel freático es una cuestión relativamente fácil. Otro sistema que se utiliza es el aprovechamiento de aguas procedentes de la lluvia mediante cubiertas impermeables en los tejados y depósitos. Las islas formadas por rocas ígneas y metamórficas, se encuentran en las plataformas continentales o adyacentes, suelen aparecer materiales como los esquistos, el granito y la diorita.


Otros tipos de islas que sólo enunciaremos son las de origen de arena y las de origen mixto y las que se forman en los deltas de ríos.

DISPONIBILIDAD DE RECURSOS HÍDRICOS EN UNA ISLA La definición adoptada por la UNESCO en 1991 define como islas pequeñas, aquellas que; tienen un área cuyo es menor de 2.000 kilómetros cuadrados y el ancho no excede de 10 kilómetros. La definición también introduce el concepto de "islas muy pequeñas", donde se incluye a las islas cuya superficie no supere los 100 kilómetros cuadrados o el ancho no sea mayor de 3 kilómetros, en estos dos casos comentados, generalmente hay escasez de agua y no hay recursos hídricos superficiales como norma general. Las islas europeas y las pertenecientes a la zona de la Macaronesia tienen una serie de características comunes que en general se pueden resumir en los siguientes puntos; a) Recursos hídricos superficiales escasos en general. b) Recursos hídricos subterráneos sobreexplotados, minería del agua fósil, captación de aguas con exceso de flúor. c) Fenómenos de intrusión marina importantes. d) Sobrepoblación. e) Poblaciones concentradas en la zona de costa. f)

Intensidad en cultivos agrícolas con gran demanda de recursos hídricos.

g) Turismo

estacional masivo

(en

Canarias

es

repartido

durante

todo

el año

aproximadamente 10 millones de turistas anuales), con elevada demanda de recursos hídricos (se toma 500 L por habitante y día). h) Contaminación importante del acuífero, principalmente por nitratos e intrusión marina. i)

Necesidad de tomar la isla en su conjunto como una unidad hidrográfica no por cuencas como en el caso continental.

j)

Dificultad para disponer de datos fiables de las variables hidrometerológicas. Existencia de microclimas.

k) Dependencia energética del ciclo hidrológico insular (binomio agua-energía), en algunos casos dependencia total de la desalación de agua de mar para satisfacer la demanda, como es el caso de Malta, Lanzarote, Cabo Verde…


l)

Ausencia de cursos continuos en general salvo casos puntuales como Hawái o Azores debido a su mayor pluviometría, en algunos casos superior a 2.000 mm por año.

En otro sentido en los sistemas insulares, las características hidrológicas vienen definidas, entre otros, por los siguientes condicionantes. i.

Clima.

ii.

Morfología y altitud media de la isla.

iii.

Geología.

iv.

Edad de los materiales que conforman la isla.

v.

Hidrogeología.

vi.

Tipos de suelos.

vii.

Tipo de cubierta forestal y vegetal, porcentaje de fracción

viii.

Territorio ocupado por los habitantes, urbanización.

ix.

cabida cubierta (fcc).

Usos del suelo (agricultura).

Las precipitaciones juegan un papel importante, en el sentido de su disponibilidad, cantidad y variación en el tiempo. Las precipitaciones también vienen condicionadas por la morfología de las islas, ya que pueden cambiar su patrón y su variación temporal, también influyen en la escorrentía, favoreciendo la misma, cuestión que es difícil que ocurra en islas más planas y con menos altitud. La altitud de las islas y la presencia de vientos alisios, hace que ocurra otro tipo de precipitación, de tipo convectiva, que en Canarias es conocida como la precipitación de niebla o lluvia horizontal, ya se ha comentado el efecto tan importante en la infiltración y en la recarga de los acuíferos que sugiere este tipo de precipitación. La hidrogeología de una isla sugiere la distribución, cantidad y calidad de los recursos subterráneos. Estos recursos se ven favorecidos por la permeabilidad innata inicial que poseen algunos materiales volcánicos así como la edad de la isla. Esto también se ve reflejado en la existencia o no de barrancos provocados por la escorrentía del agua y la erosión hídrica que posteriormente generan el desmantelamiento de la isla. No disponer de estos cursos de agua en forma de barrancos a lo largo de la geografía de la isla sugiere una mayor infiltración en el


terreno y por tanto mayor disponibilidad de agua, que podrá ser aprovechada mediante las técnicas comentadas (galerías, pozos y sondeos).

LIMITACIONES DE UN SISTEMA ARCHIPIÉLAGO EN RELACIÓN A SUS RECURSOS HÍDRICOS Se puede hablar de planificación hidráulica en una isla cuando esta tiene suficiente extensión o territorio, como para poder generar sus recursos hídricos y por ende, planificarlos y gestionarlos, en esta definición no cabrían las pequeñas islas que no pueden desarrollar un asentamiento poblacional continuo por ausencia de recursos hídricos estables, un ejemplo puede considerarse las Islas Salvajes en la Macaronesia pertenecientes a Portugal. Particularizando en las Islas Canarias, sus principales características como medio insular son; la fragmentación del territorio, esto condiciona cualquier proceso de desarrollo y, además lo hace con efectos obstaculizadores, cuando no plenamente negativos. Así, en la explotación global de recursos hídricos es difícil que se pueda llegar a un balance de equilibrio; a un sumatorio total de entradas y salidas igual a cero, por cuanto la división del medio físico compartimenta las actividades, casi exclusivamente, dentro del ámbito de cada isla, cuando no fuerza la escala y especializa diversas zonas de cada territorio insular. A la hora de gestionar los recursos hídricos en estas islas hay que tener en cuenta los siguientes factores otros autores indican (Vera, et. al, 2004): i.

Alta densidad de población en relación con los recursos disponibles en general.

ii.

Importante sector turístico establecido o emergente en algunas de las islas.

iii.

Sector agrícola de relativa importancia económica.

iv.

Fragilidad y exclusividad de los ecosistemas.

v.

Origen volcánico que condiciona la complejidad del subsuelo y la orografía del Terreno.

vi.

Sistemas cerrados y aislados en lo que se refiere a la gestión del agua.

A estos epígrafes podríamos añadir los siguientes; la irregularidad de las precipitaciones en función de la latitud y orografía de las islas, la incorporación de la precipitación horizontal o de niebla al balance hidrológico de las islas muy importante en cantidad, una evaporación global cuantiosa, el efecto de la cercanía del mar en el contenido de cloruros y por último problemas importantes en los acuíferos costeros por la permeabilidad de los materiales que por la


sobreexplotación de los pozos y sondeos, se produce la intrusión marina. En el sentido de las dotaciones de recurso, un aspecto importante es el turismo; un turista puede llegar a consumir de media una dotación de 500 L/día, por ello este dato hay que tenerlo en cuenta en el balance global de la planificación hidrológica.

UN EJEMPLO DE PLANIFICACIÓN HIDROLÓGICA EN ISLAS OCEÁNICAS: LA PLANIFICACIÓN DEL AGUA EN CANARIAS Hasta tiempos muy recientes no hubo una planificación específica de los recursos hidráulicos así como de sus estrategias de captación que siempre estuvieron a la libre disposición de regantes y de los mercados capitalistas del agua donde estos surgieron, sometido además a cientos de litigios que en el caso de Canarias, desbordaron sus tribunales de justicia y derivaron a los superiores del Estado desde los dilucidados en la Chancillería de Granada, con el pleito de la famosa Mina de Tejeda, en el siglo XVI hasta los tantos de pozos y galerías en Tribunal Supremo a lo largo del siglo XX. Hace unos 50 años, los primeros planificadores del agua pensaron en la cuenca hidrográfica como una unidad natural para el estudio de los recursos hídricos en cada zona o área. En el caso de los medios insulares, generalmente se estudia toda la isla como la unidad natural para la organización de los recursos hídricos, o bien se ha delimitado el Norte y el Sur de la isla -por la diferencia climática y de disponibilidad de agua entre ambas orientaciones en las islas-, teniendo que recurrir a trasvases entre ambas caras. En algunas ocasiones se han utilizado las cuencas de los barrancos volcánicos a modo de micro cuenca para el estudio de aspectos singulares como la erosión, las avenidas o las zonas susceptibles de inundación. La aplicación de la Ley de Aguas española (Ley 29/1985, de 2 de agosto, de Aguas) presentaba dificultades y contradicciones en su aplicación en el territorio canario. Una de las tendencias en materia de aguas hasta hace 30 años en Canarias, era aumentar la dotación del agua mediante los aprovechamientos disponibles, sin tener en cuenta la propia limitación ambiental ni económica ya que esos recursos eran necesarios a toda costa y eran la base del desarrollo económico insular, el medioambiente era una cuestión sin peso en la toma de decisiones en materia hidráulica, la demanda era alta y se pagaba lo que fuera.


Un primer intento de consenso se produjo a partir de la promulgación de la Ley Territorial 12/1990, de 26 de julio, de Aguas de Canarias, donde se estableció un marco normativo propio en el que se creaban los Consejos Insulares de Aguas, organismos autónomos adscritos a los Cabildos (órganos de gobierno insulares), funcionalmente independientes para adoptar las principales decisiones relativas a los sistemas hidráulicos insulares. A su vez, el objeto principal de dicha Ley era (y es puesto que no ha sido derogada) "la regulación de las aguas terrestres superficiales y subterráneas, cualquiera que sea su origen, natural o industrial, en las Islas Canarias, así como el ejercicio de las competencias de la Comunidad Autónoma en las materias relacionadas con el dominio público hidráulico (sic)". Como ya venía siendo habitual en la península, las confederaciones hidrográficas u organismos de cuenca eran las encargadas de la elaboración de los respectivos planes hidrológicos de cuenca. En el caso del Archipiélago, eta función se delega en los respectivos Consejos Insulares de Agua los cuales, en fechas diferentes, procedieron a aprobar los diferentes planes hidrológicos, siendo el de Tenerife el que primero se aprueba en España (Decreto 319/1996, de 23 de diciembre, por el que se aprueba el Plan Hidrológico Insular de Tenerife). A partir del año 2000, entra en vigor la Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre de 2000, por la que se establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas (Directiva Marco del Agua, en adelante DMA), tras su publicación el 22 de diciembre de 2000 en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas.

La DMA se traspuso al ordenamiento jurídico español mediante el artículo 129 de la Ley 62/2003 de 30 de diciembre, de medidas fiscales, administrativas y del orden social, por el cual se realizó la modificación del texto refundido de la Ley de Aguas, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/2001, de 20 de julio.

En diciembre de 2006 se adoptó la Directiva 2006/118/CE relativa a la Protección de las Aguas Subterráneas contra la Contaminación y el Deterioro, conocida como Directiva de Aguas Subterráneas, o también Directiva Hija, para cumplir con los requerimientos indicados, también traspuesta al ordenamiento jurídico español mediante el Real Decreto 1514/2009, de 2 de


octubre, por el que se regula la protección de las aguas subterráneas contra la contaminación y el deterioro. El planteamiento presentado en dicha DMA ha supuesto un cambio sustancial de la legislación en materia de aguas, no solo europea sino también nacional, siendo sus principales objetivos prevenir el deterioro y mejorar el estado de los ecosistemas acuáticos y promover el uso sostenible del agua. Esta Directiva establece una serie de tareas con un estricto calendario para su cumplimiento, que repercute en todos los aspectos de la gestión de las aguas.

Se define un concepto (implícitamente asumido por la propia legislación nacional y autonómica en materia de aguas vigente hasta la fecha) como es la "Demarcación Hidrográfica: zona marina y terrestre compuesta por una o varias cuencas hidrográficas vecinas y las aguas subterráneas y costeras asociadas como principal unidad a efectos de la gestión de las cuencas hidrográficas". A su vez, se define el concepto de "masa de agua" que, por las singularidades y dimensiones del archipiélago se definieron tres de los cinco previstos en la DMA: masa de agua costera, masa de agua subterránea y masa de agua muy modificada.

Es de aplicación, asimismo, la Orden ARM/2656/2008, de 10 de septiembre, por la que se aprueba la instrucción de planificación hidrológica.

En Canarias, cada isla es una Demarcación Hidrográfica, bajo coordinación del Gobierno de Canarias ante el Gobierno de España y la UE, recogido en la Ley 10/2010, de 27 de diciembre, de modificación de la Ley 12/1990, de 26 de julio, de Aguas, con aplicación a partir del día 5 de enero de 2011, por lo que cada isla queda reconocida oficialmente como autoridad competente en la gestión hidráulica de acuerdo con la DMA.

El eje fundamental de aplicación de la DMA lo constituyen los planes hidrológicos de cuenca en los que se deben armonizar las necesidades de los distintos sectores que tienen incidencia en el uso y disfrute del agua, sin renunciar al respeto por el medio ambiente y coordinándose con otras planificaciones sectoriales, lo que introduce dos nuevos enfoques: medioambiental y de gestión, todo ello asociado a los principios de recuperación total de costes y de "quien contamina, paga".


Asimismo, los Planes Insulares de Ordenación (PIO) establecen el instrumento de planeamiento específico para la ordenación integral del agua: El Plan Territorial Especial de Ordenación Hidrológica Plan Hidrológico Insular.

Por todo ello, en la actualidad, la redacción de los nuevos Planes Hidrológicos Insulres responden a un doble mandato: territorial (Ley de Aguas: revisión del los planes y DMA) y sectorial

(PIO:

Plan

Territorial

Especial

Hidrológico,

ordenación

de

infraestructuras,

equipamientos y recursos), que son los instrumentos básicos de la planificación hidrológica, destinado a conseguir la mejor satisfacción de todas las demandas de agua de cada isla.

Los artículos de la DMA establecían numerosas tareas y actividades, frecuentemente interdependientes, que definían su proceso de implantación o proceso de planificación, donde había que realizar el análisis detallado de las repercusiones de la actividad humana (presiones antrópicas) que sufren las masas de agua y en evaluaciones de su impacto (análisis IMPRESS). En este sentido ya se habían identificado situaciones presentes y futuras (PONCELA, 2007).

Se trata de un proceso cíclico de largo plazo, definido en tres etapas, para dar cumplimiento a los objetivos medioambientales fijados en la DMA (para aguas superficiales el buen estado ecológico y químico y para aguas subterráneas el buen estado químico y cuantitativo):

Ciclo 2009-2015

Ciclo 2015-2021

Ciclo 2021-2027

Si bien, los trabajos y estudios previos se cumplieron dentro de los plazos (DGA, 2005; 2006a y b; Farrujia et. al.), incluidos los estudio generales de las respectivas demarcaciones hidrográficas, los Planes Hidrológicos de cada Demarcación Hidrográfica correspondientes año 2009 todavía no se han publicado, estando en diferentes estados de redacción según islas. Por


lo que respecta al año 2015, este es el año horizonte para el cumplimiento de los objetivos medioambientales de la DMA.

Actualmente y con las nuevas normativas en vigor como la Directiva Marco del Agua, se tiende a realizar una gestión desde la demanda primando la garantía y eficiencia en el recurso hídrico.

En el caso canario, muchas de las infraestructuras para la explotación y el aprovechamiento de los recursos hídricos de las islas Canarias están en manos del sector privado, que fue el que a principios de siglo invirtió recursos en su búsqueda y aprovechamiento, aunque actualmente existen entes dentro de la Administración Pública donde se dirige, en cierta manera, la política hidráulica y la planificación hidrológica, además estas instituciones otorgan concesiones temporales para el uso del agua, estableciendo; punto de captación, caudal autorizado, punto de devolución, calidad del agua en el punto de devolución por lo que también se vigilan los cauces. De modo general los planes hidrológicos de una isla se conforman de los siguientes apartados; 1) Descripción

general

de

la

isla

(origen,

deslizamientos, erosión actual, vegetación…). 2) Situación hidráulica actual. 3) Recursos hídricos. a) Usos del agua. b) Consumo urbano. c) Consumo industrial. d) Consumo agrícola. 4) Balance hidráulico. 5) Infraestructura hidráulica. a) Captaciones aguas subterráneas. b) Balsas y depósitos. c) Redes de transporte. d) Desaladoras. e) Saneamiento y depuración. f)

Estado y mantenimiento general.

6) Gestión del recurso (privada, pública).

edad

materiales

volcánicos,

geología,


7) Principios, directrices y previsiones de evolución. a) Principios, directrices. b) Evolución de las demandas. c) Evolución de los recursos. 8) Balance hidráulico. 9) Calidad de aguas (problemas con gases volcánicos, nitratos…) 10) Zonificación hidrogeológica. 11) Programas de actuación. 12) Normativa aplicable.


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