Clase N° 4
La Filosofía como pensar problematizador:
“La gente tiene estrellas que no son las mismas. Para los unos, que viajan, las estrellas son guías. Para otros no son más que lucecitas. Para el hombre de negocios eran oro. Para otros, que son sabios, constituyen problemas.”.
El Principito de A Saint Expupéry
Los Problemas y los Problemas filosóficos
¿Qué relación podemos encontrar entre la Filosofía y los problemas? Debemos recordar que la Filosofía es el amor a la sabiduría; amor en el sentido de búsqueda del conocimiento, pero no posesión del mismo. La actividad filosófica comienza cuando “algunos hombres” sintieron la necesidad de dar respuesta a los problemas de la cotidianeidad Si la actividad filosófica se funda en preguntas, que luego se transforman en problemas; es pertinente hacernos la pregunta: ¿Qué es un problema? La palabra “problema” viene del griego y significa “lanzar o arrojar hacia adelante”. En este sentido sería aquello con lo que me encuentro, que está frente a mí; un obstáculo, algo de lo que no se conocen más que datos incompletos. Puede compararse con un nudo en el que se articulan aspectos contrapuestos sobre un tema en (cuestión). Ante esta situación que implica el problema, se trata de resolverlo o disolverlo. También es
importante clarificar la dimensión de su carácter problemático. Los problemas pueden aceptarse en ese carácter de obstáculo. En otros casos pueden rechazarse o eliminarse diciendo que son insignificantes, insolubles o absurdos. El problema suele tener implícita o explícitamente, firma de pregunta, pero no toda pregunta es un problema. Vimos que se compara con un nudo, porque en él están ligados dos o más tesis sobre la cuestión, de modo que se trata de disolver (deshacer, desatar). Requiere un proceso del conocimiento que es búsqueda progresiva. No se trata de conocimientos perfectos y concluidos, que garanticen certeza. Al ubicarse frente a un problema se entra en el conocimiento como proceso y no como producto acabado. Salimos del campo de la certeza y la verdad, para sumergirnos en la duda, propia de la Filosofía. Los problemas surgen en todas las áreas del conocimiento y cada una los aborda de diferente modo. También surgen de la experiencia de vida de cada sujeto. Pero hay un rasgo común a todo problema: su carácter de tensión, de conciencia de la propia ignorancia. Esta tensión es un desafío, que mueve al sujeto a realizar un esfuerzo para resolver el problema. “En Filosofía se dice que un problema deja ver la dialéctica del saber-no saber.” Es decir, que deja ver la tensión entre lo ya sabido y lo que aún se ignora, pero que se aspira a saber y por lo cual se busca el conocimiento. En cuanto se presenta una pregunta sobre algo no sabido, se capta que el saber no está concluido, ni es evidente la respuesta; entonces comienza el proceso de investigación para encontrar la respuesta a esa interrogante. Se tiene conciencia del saber por contraposición al no saber y del no saber por contraposición al saber (esa es la dialéctica del saber y el no saber). Los problemas no se presentan en abstracto. Para analizarlos se deben tener en cuenta la situación real, concreta, en la que el problema aparece. Esa situación incluye tres aspectos. Un sujeto que es el que piensa y para quien existe un problema. Las circunstancias (contexto) en que se enuncia el problema. La cuestión a la que se refiere el problema (el tema que trata).
Estos tres elementos son importantes para estudiar el problema. Él es el obstáculo que se presenta. Pero no es suficiente con que exista el problema ante alguien. Solo será realmente un problema, si alguien lo capta como obstáculo y siente la necesidad de aclararlo y se proponga investigar. Es decir, la situación se torna problemática cuando el sujeto siente la necesidad de superarlo como exigencia O sea que no toda pregunta es vivida por el hombre como problema. Por ejemplo: alguien puede tener conocimiento de que ignora algo sobre un tema, que cuenta con los datos incompatibles o diversos sobre él, percibe que desconoce muchas cosas, pero puede habituarse a vivir con su ignorancia sin intranquilizarse por ello. Así que para que una pregunta sea un problema debe tener esa dimensión de “problematización” para “alguien” que sienta la exigencia, la necesidad de superarla. En cuanto al contenido, la cuestión (tercer punto), tanto el problema como su solución, se caracterizan por su “historicidad”, es decir que los problemas y sus soluciones son “históricos”. Así un mismo problema sufre variaciones a lo largo del tiempo, según las características de cada época y culturas. Además, según las diferentes culturas y condiciones propias de cada época aparecen los problemas nuevos y otros dejan de serlo. Cada problema surge en un “marco”, en un contexto, que es el que le da sentido y determina también como se investiga y soluciona. El planteamiento de problemas es una de las tareas filosóficas fundamentales. La Filosofía problematiza todo lo que se le presenta de la realidad, incluso al concepto mismo de Filosofía como ya lo hemos visto en la primera clase. ¿Qué es la Filosofía?, Berttolini, M. Langón, M. Quintela, M.
Características de un problema filosófico:
Debe ser significativo para la humanidad, lo que significa que no puede ser un problema privado que solo me involucre a mí como persona individual, debe interesarle a la humanidad en general. Abstracto y general: se plantea como una idea a desarrollar, pero no se buscan respuestas concretas, ni pruebas experimentales. La respuestas que ofrece un problema filosófico son de carácter argumentativo.
Puede coincidir con problemas científicos, políticos, religiosos, incluso con situaciones límites.
Actividad de evidencia: 1) ¿Qué condiciones transforman a una simple interrogante en un problema? 2) Presente a modo de ejemplo dos problemas filosóficos. Fundamente su elección. 3) ¿Qué relación puede establecer entre la frase de “El Principito” y el tema tratado?