ETAPA SEVILLANA (hasta 1623) Esta etapa corresponde a su período de formación junto a Francisco Pacheco, de quien aprende la tonalidad madera, tan característica de su maestro y la técnica tenebrista. Realizará cuadros de intenso plasticismo, de pincelada fina con potentes volúmenes. En este momento, trabajará el tema religioso, resultando de gran interés sus obras de género, basadas en la observación de la realidad inmediata, un buen ejemplo es la obra La vieja friendo huevos (1618), de iluminación focal en el primer plano y tenebrismo circundante, donde combina la escena de género (tipos populares de la vieja y en el niño), con el bodegón (en el que se emplea en la plasmación de recipientes de cocina, reproduciendo las calidades de sus distintos materiales y algunas naturalezas muertas). Da sensación de relieve en las figuras gracias a la utilización de pincelada fina, y en las que hace surgir violentamente del oscuro del fondo. Se puede observar también, el interés que existe ya por la apariencia psicológica de los personajes.
Vieja friendo huevos (1618). DIEGO VELÁZQUEZ. Galería Nacional de Escocia, Edimburgo. Otra obra a destacar de esta etapa sería Adoración de los Reyes Magos (1619), La obra está marcada por su estilo tenebrista, influenciado seguramente por Caravaggio, con fuertes contrastes de luz, un colorido oscuro, con la gama de color de tonos pardos y unas sombras espesas. La composición está organizada en forma de aspa, colocando en el centro a la figura principal que es el Niño Jesús. Y los rostros de los personajes parecen retratos (se cree que utilizó a su propia familia para pintar esta escena, mezclando así elementos sagrados con profanos), además de darnos la sensación de que el acontecimiento, está ocurriendo junto a nosotros. Probablemente fue pintada para el noviciado jesuita de San Luis.
Adoración de los Reyes Magos (1619). DIEGO VELÁZQUEZ. Museo de Prado, Madrid
PRIMERA ETAPA MADRILEÑA (1623-29) Será llamado por el Conde-Duque de Olivares, impresionando enseguida al rey Felipe IV, quien lo nombra pintor real. Realizará una serie de retratos del rey y de su Corte, retratados con los pies en ángulo recto. Destaca de esta época la capacidad de la representación del carácter del representado y el abandono progresivo del tono madera de sus primeras pinturas. De esta época es muy representativa la obra de El triunfo de Baco (1628-29). Es una de las composiciones donde por primera vez crea una pintura madura, de gran complejidad, donde funde el tema mitológico con la pintura de género. La pincelada se va haciendo más suelta y surge un atisbo de perspectiva aérea en el horizonte, existiendo aún vestigios del bodegón en primer término del cuadro. En la obra aparece el dios Baco, con un acompañante, coronando a un bebedor, como reconocimiento de sus méritos, siendo por ello considerado dentro de la pintura satírica. Pero Velázquez supera este enfoque, para convertir este cuadro en un cúmulo de cualidades contrapuestas: los personajes divinos y los humanos, los cuerpos desnudos y vestidos, la juventud y la vejez, la belleza idealizada con la mundana.
El triunfo de Baco (1628-29). DIEGO VELĂ ZQUEZ. Museo de Prado, Madrid