Frente #159

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crónica “el púas” olivares Versus lila downs comida restaurantes ficticios música líber terán cine mad max arte lina bo bardi letras literatura de viaje diseño el rebozo, made in mexico escena microteatro: historias de la ciudad de méxico DEl 21 DE MAYO AL 3 DE JUNIO DE 2015 | $0.00 CERO PESOS | AÑO 4 | WWW.FRENTE.COM.MX

los nuevos héroes del cómic mexicano Por BEF | Ilustración por Yorko

La lucha de una vieja tradición para adaptarse a estos tiempos

Tania (Jours du Papier)

Cindy la Regia

Cerdotado

Betinorama



del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 | índice | frente | 3

Índice #159

IMAGEN de portada jorge f. muñoz “yorko”

7 AGENDA

Música, Cine, Arte y Escena

12 CONTRALORÍA

Tras por Abraham Cruzvillegas Obra negra por Julio Trujillo Hoja de observación por Verónica Gerber Bicecci Postales del subsuelo por Luigi Amara Monorama por BEF

14 CRÓNICA

El día de la leyenda por Adrián Román

17 VERSUS

Lila Downs por Humberto Morales Cruz

20 EN PORTADA

Los nuevos héroes del cómic mexicano por Bernardo Fernández, BEF

28 MÚSICA

Lo que Blur le hizo a Líber Terán por Humberto Morales Cruz Martin Gore por fin es libre por Humberto Morales Cruz El sonido anterior por Emilio Rivaud Nuevos discos, nuevas drogas por Carlos Velázquez Arriba/Abajo por Toni François + Reseñas discos, Roma Records y La vara

34 CINE

Una Mad Max furiosa por Fernando Bustos Gorozpe Ni sexo, ni drogas, pero sí rock and roll por Roberto Garza Angulo + Estrenos

38 ARTE

Cien años de Lina Bo Bardi por Paula Abramo El raro Fujiyama por Dr. Miguel Contreras Cátedra Pacho Paredes por Gabriela Jáuregui

42 DISEÑO

El rebozo como manifiesto por Cris Winters Perfil: Galia Katz por Cris Winters

46 LETRAS

Leer sin brújula por Ana Negri El combatiente inmóvil por Diego Rabasa Novedades editoriales por Fernando Hernández Urias

50 ESCENA

Microhistorias de la ciudad por Mayté Valencia El chile que nos une por Mayté Valencia Mutis por Mayté Valencia

54 COMIDA

Restaurantes ficticios por Alonso Ruvalcaba Guarniciones Pesca del día El rincón de Burgerman por Burgerman

58 debutantes El Centro de Salud Galería L Disenia

60 DETRÁS

Charlyfornication por Carlos Velázquez Mi veldá por WARpig Acné por Gibrán Michel

62 gráfica

Olvido y recuerdo por Balam Bartolomé

64 maldad ilustrada

Mad Max furia chilanga por Eduardo Salles


4 | frente | índice | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

Editorial por felipe soto viterbo Florecimientos clandestinos Dirección general Gustavo Guzmán

Dirección editorial Raúl David Vázquez | ruleiro@frente.com.mx

editor GENERAL Felipe Soto Viterbo| fsoto@frente.com.mx

editora PRINT Lorena Villa Parkman | lorena@frente.com.mx

EDITORA web Abril Mulato | amulato@frente.com.mx

Editores Agenda Mariana Coppel | mcoppel@frente.com.mx agenda@frente.com.mx

Música

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S

i el lenguaje es un síntoma, la extrañeza con la que nuestro idioma trata al cómic es reflejo de su desfasamiento en la cultura. La misma palabra cómic suena a chiste mal contado: quiso decir cómico pero le dio hipo. Historieta no es algo mucho mejor: su declinación justificaría que se le discriminara ante las historias —como las avionetas frente a los aviones, o las marometas contra las maromas—. Tira cómica tampoco tiene un nombre afortunado: suena a desecho, a policía, y no siempre lleva comicidad. Hay otros nombres más modernos, que pecan de solemnes: novela gráfica es el menos malo, pero parece embalsamar al género. Por otro lado, arte pictosecuencial es simplemente un desastre. La mala nomenclatura no impide que en nuestro país el cómic florezca selvático aunque sea de modo casi clandestino. Bernardo Fernández BEF nos regala en el artículo de portada un recuento magnífico de todo lo valioso que se ha producido en este terreno —y casi nadie se ha tomado la molestia de compendiar— desde hace por lo menos unos 20 años. Cambiando de tema (aunque también de modo casi clandestino) sin decir agua va ni dar explicaciones, nuestra página web cambió de diseño. No quisimos anunciarlo al principio porque somos precavidos y sabemos que la tecnología suele tener sus resbalones, pero tras días de prueba y error, finalmente podemos anunciarlo con orgullo. Es el resultado de todo un año de trabajo desde la arquitectura editorial hasta la programación minuciosa de un sistema que permitiera editar el contenido de una forma amable y estética. La dirección es la misma de siempre: www.frente.com.mx. Lo que no es igual es el contenido: no sólo está lo que aparece en el impreso, todos los días hay contenido nuevo, ampliado, escrito por especialistas. Por primera vez podemos decir que Frente más que una publicación quincenal que tiene un sitio web, tiene finalmente un portal que está a la par de la revista.

Cristina Pérez | cperez@frente.com.mx Humberto Morales | hmorales@frente.com.mx

Cine Roberto Garza | roberto@frente.com.mx

Comida Alonso Ruvalcaba | aruvalcaba@frente.com.mx

Arte Gabriela Jáuregui

En este número

Letras Diego Rabasa | diego@frente.com.mx

ESCENA Mayté Valencia Salinas| mayte@frente.com.mx

DIRECción DE ARTE Astrid Stoopen | astrid@frente.com.mx

diseño editorial Claudia Cedeño | claudia@frente.com.mx

Paula Abramo

Nació en la Ciudad de México en 1980. Estudió Letras Clásicas y es autora del poemario Fiat Lux (Tierra Adentro, 2012), que obtuvo el premio de poesía Joaquín Xirau Icaza. Ha traducido del portugués obras como El ateneo, de Raul Pompeia (unam, 2013 / Conaculta, 2015), Lina Bo Bardi por escrito (Alias, 2014) y La tristeza extraordinaria del leopardo de las nieves, de Joca Reiners Terron (próximamente en Almadía), entre otras.

COORDINACIÓN de fotografía Victoria Garza Levy | vicky@frente.com.mx

corrección Paula Bouchot

Distribución Arturo Hiriart | ahiriart@frente.com.mx Más por más | Presidente Masaryk 169, Col. Chapultepec Morales, Mexico, DF. CP. 11570.

Jorge F. Muñoz “Yorko”

Es un ilustrador e historietista de la Ciudad de México. Recibió la beca Jóvenes Creadores del fonca en 2012-2013 en Narrativa Gráfica. Ha trabajado para diversas editoriales nacionales e internacionales. Lo suyo son los cómics. Su trabajo se puede ver en http://behance.net/yorko. Para este número realizó tanto la ilustración de portada como la que abre el artículo principal.

oficina frente Yoali Maya Guzmán | yoali@frente.com.mx

Colaboradores Abraham Cruzvillegas, Julio Trujillo, Verónica Gerber Bicecci, Luigi Amara, BEF, Adrián Román, Humberto Morales Cruz, Cucho, Emilio Rivaud, Toni François, Fernando Bustos Gorozpe, Roberto Garza Angulo, Paula Abramo, Dr. Miguel Contreras, Cris Winters, Ana Negri, Fernando Hernández Urias, Burgerman, Julia Díaz, Jesús García, Carlos Velázquez, WARpig, Gibrán Michel, Balam Bartolomé, Eduardo Salles

CONSEJO ADMINISTRATIVO Gustavo Guzmán, Alejandro Romero, Rodrigo González, Miguel Heredia, Jorge Obregón, José Jorge David Vázquez, Raúl David Vázquez, Luis Enrique Wah y Rodrigo Velázquez.

Balam Bartolomé

Nació en Chiapas en 1975. Estudió Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la unam. Su trabajo se desarrolla en las disciplinas de escultura, video, dibujo y escritura. Ha expuesto su obra en países de América, Europa y Asia, y participado en residencias artísticas internacionales, como en el International Studio & Curatorial Program, en Nueva York y el Nordisk Kusnstnarsenter, en Noruega. www.balambartolome.com

LA ciudad DE FRENTE. Periódico de distribución gratuita; de publicación catorcenal. Publicado por La Ciudad de Frente a sus Contenidos, S.A. de C.V. Editor responsable: Felipe de Jesús Soto Viterbo. Número de certificado de reserva de derechos al uso exclusivo otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor 04-2015-011512301400-101. Certificado de Licitud de Título y Contenido: (en trámite). Domicilio de la publicación: Av. Presidente Masarik No. 169 planta alta, col. Chapultepec Morales. Del. Miguel Hidalgo. México, D.F., C.P. 11570. T 5914 0335. Impreso por: SPI Servicios Profesionales del Impresión. Mimosas 31, col. Santa María Insurgentes. Del. Cuauhtémoc. C.P. 06430. T. 51170100. Los artículos de los autores colaboradores de esta publicación reflejan únicamente la opinión de los mismos y no necesariamente coinciden con la de este editor. D.R. ©La Ciudad de Frente a sus Contenidos, S.A. de C.V., México, 2015. www.frente.com.mx Se prohíbe la reproducción parcial o total de las obras y demás contenidos de esta publicación sin previa autorización por escrito del editor.



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A agenda

Huesos, dislóquense Por Mariana Coppel

El último fin de semana de mayo, el Centro Nacional de las Artes (Cenart) celebrará el encuentro Danza Urbana Generación, el cual se convertirá en un epicentro de hip hop, tornamesas, b-boys y cultura urbana.

DANZA URBANA GENERACIÓN Centro Nacional de las Artes (Cenart) Río Churubusco 79, Coyoacán Viernes 29, sábado 30 y domingo 31 de mayo Todo el día, a partir de las 11 horas Entrada libre Programa completo en: danzaurbanagenhiphop.blogspot.mx.

La

palabra breakdance podría traducirse como “danza rota” o “la ruptura del cuerpo en movimientos asimétricos, robotizados”. Breakdance: la danza de la calle, la de la batalla, la de los Adidas, las gorras Juaz, la ropa holgada, el scratch y el barrio. DJ Kool Herc (Clive Campbell), inspirado por el LP Sex Machine, de James Brown, empezó a manipular las agujas de su tornamesa. Corrían los años setenta en el sur del Bronx cuando este tipo de música ( y danza) se convirtió en una sofisticada expresión de arte callejero: una forma de enfrentarse a la pandilla enemiga sustituyendo las armas por los tenis. Para Herc, el término break sugiere una “transición hacia la demencia”, fue él quien inventó el término b-boy y b-girl para nombrar a los bailarines, que, incluso entre los expertos, son considerados atletas hechos y derechos. Hay algunas cosas que hay que entender: los acuerdos y estilos que fueron conciliándose en las calles del Bronx. El uprock es el nombre para las agresivas batallas de baile entre pandillas. Dentro de un círculo, fuera de los radares de la autoridad, los bailarines van pasando al centro con movimientos que parecen inspirados en los filmes de kung-fu. Durante esos segundos, los rivales abuchean al contrario, pero si el de la otra pandilla demuestra aptitudes superiores de ritmo y agilidad, entre todos le dan el triunfo. La música venía de estereotipo: un boom box sobre el hombro. El body popping nació de la combinación de pasos inspirados en programas futuristas

como Perdidos en el espacio y la pantomima. Son pasos hidráulicos y robóticos. El locking es un baile frenético donde, sin importar lo que hagas, hay que regresar a la posición original. El breaking o b-boying es el arte de girar por el piso y desafiar los principios de la gravedad. Finalmente, el freestyle es el nombre oficial de las batallas regidas por la espontaneidad. El break es uno de los componentes de la cultura del hip hop. El grafiti, el djing y el rap son los otros tres, sin embargo, entre los investigadores se debate si son 4, 9 o 12 los elementos de este movimiento urbano. Algunos suman a la fórmula el slang, la forma de vestir, el conocimiento, la búsqueda constante de nuevos talentos y una actitud emprendedora. Todo esto lo explica Miguel Rojas Luna, alias Funky Maya, organizador de Danza Urbana Generación: tres días donde el breakdance se estudia y se baila en las instalaciones del Cenart. Funky Maya empezó a bailar en las calles de Los Ángeles. Estudió danza en el José Limón Dance Foundation de Manhattan y se ha dedicado a promover la cultura del hip hop por Europa, Estados Unidos y México. “El hip hop es un movimiento muy fuerte en la Ciudad de México. Hay mínimo 16 grupos en la zona metropolitana. Grupos de baile formados por entre 8 y 10 personas que practican uprock, locking, breaking, house y danza contemporánea”, explica Funky Maya. “Hay un gran discurso, pero podría resumirse en que los chicos llegan al punto de querer expresarse, encontrar otras familias y reunirse para bailar.

Maya dice con emoción que en el Cenart el público podrá ver a Alien Ness en vivo, un legendario b-boy puertorriqueño, un tromporobot musculoso criado en el Bronx. Empezó a bailar a los 15 y está cerca de cumplir 50 años. Actualmente, es presidente de uno de los grupos legendarios de b-boys de los setenta: Mighty Zulu Kingz. Además de las batallas, Danza Urbana Generación tendrá mesas redondas, conferencias, jams, presentaciones de crews con música en vivo, DJ, MCs, rap, grafiteros, documentales y una exposición fotográfica.

FRENTE

RECOMIENDA Viernes 29

11 horas. Conferencia: “El arte de la batalla”. Impartida por el b-boy Alien Ness. Aula Magna José Vasconcelos. 17 horas. Batalla: Octágono. MC: Alien Ness. DJ Koper. Foro de las Artes.

Sábado 30

16 horas. Batalla: Concrete. MC: Van-T. DJ Frenk. Música en vivo Soul Sonora. Plaza Ricardo Legorreta.

Domingo 31

13:30 horas. Clase: Free Style. Impartida por Funky Maya. Foro experimental Black Box. 14:30 horas. Batallas: Crew vs. Crew. Cuartos de final, semifinal y final. Rap en vivo. Batalla experimental. Clausura.


del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 | AGENDA | frente | 7

Lo mejor de la quincena del 21 de mayo al 3 de junio

1 | El Cuarteto de Nos

2 | Macabro Nocturno

3 | La terquedad de las cosas

4 | Magician, Darius y Bufi

1 | MÚSICA

2 | CINE

3 | ARTE

4 | MÚSICA

EL CUARTETO DE NOS Aunque en Uruguay son un clásico desde mediados de los ochenta, fue hasta el 2006, con su álbum Raro cuando aumentaron su lista de fans fuera del Cono Sur. Su fórmula: una combinación de rock, humor trasgresor y lenguaje lúdico. Para esta próxima visita al Plaza Condesa trajeron bajo el brazo su decimocuarto álbum de estudio: Habla tu espejo, grabado por Julio Berta, masterizado por Tom Baker y producido por Juan Campodónico. En vivo podrán escucharse los 10 temas que componen este material: “El aprendiz”, “No llora” y “Como pasa el tiempo”, entre otros. EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa Sábado 23 de mayo, 20 horas $400-$750

MACABRO NOCTURNO La Casa del Cine invita a una sesión de películas de terror basadas en historias de H. P. Lovecraft. El llamado de Cthulhu, dirigida por Andrew Leman, es un viaje aterrador por los mitos del monstruo del mismo nombre. Un filme mudo con estética expresionista y estructurado con un juego de tiempo que va desde los años 20 hasta los 70 y de regreso. El modelo de Pickman, de Pablo Ángeles, es una búsqueda por un cuadro de arte macabro y por los misterios que éste esconde. En la cripta de H.P. Lovecraft, de Willy Burrut, se narra la historia de un enterrador que se queda atrapado en una tumba. LA CASA DEL CINE República de Uruguay 52, 2º piso, Centro Sábado 30 de mayo, 20 horas | $40

LA TERQUEDAD DE LAS COSAS El artista Javier M. Rodríguez se basa en el concepto de “duración” (durée) del filósofo Henri Bergson y en el lenguaje cinematográfico para explorar las fisuras conceptuales de las normas científicas que ordenan el mundo, específicamente, el tiempo y su influencia en un espacio. Esta exposición muestra una videograbación realizada en el exterior del museo y proyectada en la sala Daniel Mont. La pregunta que se formula Rodríguez es ¿qué sucedería si entendiéramos el espacio en términos temporales y no el tiempo en términos espaciales? MUSEO EXPERIMENTAL EL ECO James Sullivan 43, San Rafael Martes a domingo, de 11 a 18 horas Hasta el 2 de agosto | Entrada libre

MAGICIAN, DARIUS Y BUFI Stephen Fasano, mejor conocido como The Magician, vuelve a la Ciudad de México como parte de su gira Primavera. La música que tocará, en el formato de DJ set, es una selección personal de new wave, synth pop, piano house y new beat. Además de la gira, está promocionando su nuevo sello Poition. La noche también se moverá gracias al house de Darius, productor y DJ, y por Bufi, considerado un ícono de la escena electrónica en México. Es además un referente de Sicario Music y ha colaborado con artistas como Cassius, Metronomy, Cut Copy y Friendly Fires. SALA Puebla 186, Roma Jueves 21, 22 horas | $350-$600


8 | frente | AGENDA | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

Lo mejor de la semana del 21 al 27 de mayo Jueves 21

Viernes 22

Sábado 23

Domingo 24

MÚSICA MARLANGO Presentación de su álbum El porvenir 21 horas LUNARIO Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec $350-$750

ESCENA LA FIEBRE DEL OSO POLAR Danza, canto, teatro y video | Dirige: Antonio Salinas 20 horas MUSEO UNIVERSITARIO DEL CHOPO Dr. Enrique González Martínez 10, Santa María la Ribera |$100

CINE LAS OSCURAS PRIMAVERAS (Ernesto Contreras, México, 2014) 18 horas LA CASA DEL CINE República de Uruguay 52, Centro $40

escena ALWAYS, EL ARTE DE RESPIRAR De la compañía La Manga Video y Danza 18 horas TEATRO DE LA DANZA Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n $80

ARTE NÁYARI CORA Fotografías de Rafael Doníz Martes a viernes, de 9 a 17 horas MUSEO NACIONAL DE LA REVOLUCIÓN Plaza de la Republica s/n, Tabacalera | $26

MÚSICA SONIDO SAN FRANCISCO Cumbia, sintetizador y electrónica municipal EL IMPERIAL Álvaro Obregón 293, Roma Norte $100

MÚSICA CHELSEA GRIN & THE WORD ALIVE Concierto de la gira Real Sick Tour 21 horas SALA Puebla 186, esq. Insurgentes, Roma Norte $606

MÚSICA LEIDEN Y ANDREA LP Dos propuestas de neofolk 19 horas FILM CLUB CAFÉ Blv. Manuel Ávila Camacho 1695, La Florida $100

CINE EL AMOR ES EXTRAÑO (Ira Sachs, Estados Unidos-Francia, 2013) 19 horas CINE TONALÁ Tonalá 261, Roma Sur $50

ARTE LAS CASAS FUNCIONALISTAS DE SAN ÁNGEL 16 reproducciones de fotografías y 4 videos sobre la vida y obra de Rivera, Kahlo y Juan O’Gorman Martes a domingo, de 10 a 18 horas CASA ESTUDIO DIEGO RIVERA Av. Altavista, esq. Diego Rivera s/n, San Ángel | $14

LETRAS PRESENTACIÓN FUERA DE FOCO EDICIÓN DEFINITIVA Editorial La Cartonera. Participan: Edgar Artaud Jarry, Dany Hurpin y Jorge Manzanilla 18 horas LIBRERÍA ROSARIO CASTELLANOS Tamaulipas 202, Condesa Entrada libre

ARTE EL REBOZO: MADE IN MÉXICO Bajo la curaduría de Hilary Simon. Prendas del acervo del Museo Textil de Oaxaca Martes a domingo, de 10 a 19 horas MUSEO FRANZ MAYER Av. Hidalgo 45, Centro $45


del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 | AGENDA | frente | 9

Lunes 25

Martes 26

Miércoles 27 ¡Ya revivió nuestro correo! Mándanos tu evento. agenda@frente.com.mx

MÚSICA CORAZÓN DE MÉXICO Ópera Nymphae 18 horas SALA CCB Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n Entrada libre

MÚSICA NOEL GALLAGHER Presenta Chasing Yesterday con su banda High Flying Birds 21 horas TEATRO METROPÓLITAN Av. Independencia 90, Centro $470-$2000

ESCENA NORVAK PODEROSO DEMENTE Dirección y dramaturgia: La Piara. Elenco: Artús Chávez, Fernando Córdova 20:30 horas FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa | $250

CINE TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN (Lynne Ramsay, Reino Unido-EUA, 2011) 20 horas CINE CLUB CONDESA Veracruz 102, Condesa Entrada libre

ARTE LA VORÁGINE Delcy Morelos, Juan F. Herrán, Rosemberg Sandoval y otros Martes a viernes, de 10 a 15 horas Sábado y domingo, de 10 a 14 horas OMR GALERÍA Plaza Río de Janeiro 54, Roma

MÚSICA NOCHES DE JAZZ: FAS TRÍO 20 horas MUSEO TAMAYO Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec $200

ARTE COMUNIDAD IMAGINARIA “CUERPOS EN FUGA” Proyecto de Mirna Roldán Lunes a domingo, de 10 a 18 horas EX TERESA ACTUAL Licenciado Verdad 8, Centro. Entrada libre

ESCENA MISSING Gecko Theatre Company. Autor y director: Amit Lahav 20 horas TEATRO JULIO CASTILLO Auditorio Nacional s/n, Miguel Hidalgo $150-$300

ARTE TICIOTL DE LA CRUZ: MEDICINA HERBOLARIA DE BANQUETA Acción para recuperar la tradición medicinal de la herbolaria 20 horas MUSEO DE LA CIUDAD Pino Suárez 30, Centro


10 | frente | AGENDA | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

Lo mejor de la semana del 28 de mayo al 3 de junio Jueves 28

Viernes 29

Sábado 30

Domingo 31

LETRAS ANOTHER PLANET. NEW YORK PORTRAITS 1976-1996 Editorial Trilce. Christophe von Hohenberg 18 horas LIBRERÍA ROSARIO CASTELLANOS Tamaulipas 202, Condesa Entrada libre

ESCENA PROBLEMAS DE AUTORIDAD Dirección, dramaturgia y elenco: Jurgan Jacobo 22:30 horas FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa $300

CINE NARCISO NEGRO (Michael Powell y Emeric Pressburger, Gran Bretaña, 1947) 20 horas CINETECA NACIONAL Av. México Coyoacán 389, Xoco $40

ESCENA LA MUJER JUSTA De Sándor Márai, adaptación teatral de Hugo Urquijo y Graciela Dufau. Dirección: Enrique Singer 18 horas SALA XAVIER VILLAURRUTIA Reforma y Campo Marte s/n | $150

ESCENA EXILIOS Plantea el exilio como un fenómeno geográfico, lingüístico y social 20 horas TEATRO EL GALEÓN Reforma y Campo Marte s/n, Miguel Hidalgo $127

MÚSICA TROMBOTONES Funk y ska 21 horas ZINCO JAZZ Motolinía 20, Centro $200

COMIDA FESTIVAL DEL PULQUE Degustaciones, conferencias y exposición de pulque De 11 a 19 horas CABARETITO FUSIÓN Londres 77, Juárez Entrada libre

ARTE ANAHUACALLI Del escultor Jorge Yázpik Miércoles a domingo, de 11 a 17 horas MUSEO DIEGO RIVERA Museo 150, Coyoacán $60

MÚSICA CHIO SAN Música experimental y video mapping 20:30 horas FORO DEL TEJEDOR Álvaro Obregón 86, Roma $120

MÚSICA DANIEL LÓPEZ & FERNANDO PATIÑO DUET Jazz 21 horas FILM CLUB CAFÉ Blv. Manuel Ávila Camacho 1695, La Florida $100

ESCENA FLOTA De Bárbara Foulkes. Sonido: Ricardo Cortés 19 horas TEATRO DE LA DANZA Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n $80

CINE TAN NEGRO COMO EL CARBÓN (Diao Yinan, China-Hong Kong, 2014) 15 horas CINE TONALÁ Tonalá 261, Roma Sur $50


del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 | AGENDA | frente | 11

Lunes 1

Martes 2

Miércoles 3

CINE LA PIANISTA (Michael Haneke, Francia-Austria, 2001) 20 horas CINE CLUB CONDESA Veracruz 102, Condesa Entrada libre

ARTE GISÈLE FREUND Y SU CÁMARA 120 fotografías divididas en 8 diferentes núcleos Martes a domingo, de 10:15 a 17:30 horas MUSEO DE ARTE MODERNO Av. Paseo de la Reforma s/n, Bosque de Chapultepec | $28

MÚSICA MØ Electro indie pop con vibra callejera y soul 21 horas EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa $400-$500

ESCENA EL ARDUO PROBLEMA. NATIONAL THEATRE DE LONDRES De Tom Stoppard | 20 horas LUNARIO Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec $150-$180

ESCENA NEGACIÓN De Daniel de la O. Director: José Juan Meraz. Reparto: Guadalupe Damián y Diana Lein 20:30 horas TEATRO HELÉNICO Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn | $165

ESCENA LAS BIZARRÍAS DE BELISA Dramaturgia: Lope de Vega. Dirección: Felipe Oliva 20 horas TEATRO COYOACÁN Héroes del 47,122, Churubusco $110

LETRAS PRESENTACIÓN LA NETA DE LAS DROGAS De Martha Reynoso. Editorial: Trilce 19 horas LIBRERÍA ROSARIO CASTELLANOS Tamaulipas 202, Condesa Entrada libre

LETRAS PRESENTACIÓN MIRAMAR De David Miklos. Editorial Textofilia. Con Ricardo Sánchez y Nicolás Cabral 19 horas LIBRERÍA ROSARIO CASTELLANOS Tamaulipas 202, Condesa Entrada libre

ARTE BIENAL MONTERREY FEMSA 65 piezas de arte visual de 40 artistas Martes, de 10 a 19:30 horas Miércoles a domingo, de 10 a 17:30 horas ANTIGUO COLEGIO DE SAN ILDEFONSO Justo Sierra 16, Centro $45


12 | frente | contraloría | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

C contraloría

Abraham Cruzvillegas | Tras Rubén Hace poco más de un año se llevó a cabo un homenaje a Salustio Barrios impulsado por el Comité de Derechos Humanos Ajusco, la colonia en que ha vivido varios sexenios y de la que ha registrado fotográficamente momentos esenciales de sus procesos, desde los años sesenta y hasta hoy día. De la mano del evento se presentó una selección muy apretada y precaria de algunas imágenes capturadas por él: de los tiempos en que se configuró un grupo de reflexión fincado en la fe cristiana, con epicentro en la iglesia de la Resurrección, transitando por la panoplia de circunstancias en las que la gente de Ajusco tuvo que verse involucrada para obtener la propiedad de sus terrenos, los servicios a cuentagotas, contra la corrupción y el abuso de las autoridades, contra la represión, pero sobre todo, para cohesionar lo que devino un tejido social comprometido, solidario y pachanguero, cuya cimbra son las Comunidades Eclesiales de Base (ceb). Entre las imágenes, con gran alegría descubrí una en la que aparece el joven profesor

Rubén Morales, un estudiante de Pedagogía cuyos padres provenían ―como muchos otros vecinos de Ajusco― de Nahuatzen, un pueblo de la sierra michoacana, y quien se convirtió en un activador, un catalizador de energías e intenciones. Rubén organizó, junto con las amas de casa y algunos otros jóvenes, un centro de alfabetización para adultos, una guardería y un centro de salud comunitarios, y otras actividades que estaban atravesadas por una incipiente iniciativa educativa acerca de la defensa de los derechos humanos. En la imagen de marras, Rubén, con un sombrero de palma, “actúa” improvisando un diálogo sobre la violencia doméstica, acompañado de tres chicas, también de las cebs. Otras escenificaciones puestas en la plaza del mercado de la Bola giraban en torno a la concepción zapatista de la propiedad de la tierra, pero traída al contexto urbano. Otras abundaban en ironías sobre los sistemas administrativos “institucionalizados” en la estructura del influyentismo, el compadrazgo y el amiguismo,

de la mordida y la hipocresía. Los escuetos textos que se usaban, escritos en papelitos que los vecinos sostenían con una mano mientras “actuaban”, eran redactados muchas veces por el profesor Rubén, quien hacía introducciones a los actos, de una manera que difícilmente podría llamarse didáctica, pues muchas veces eran extractos de ensayos, notas periodísticas y relatos literarios que encadenaba caprichosa y emotivamente en la situación concreta local de la que se intentara hablar, citando y empalmando a Enrique Pichon-Rivière, a Miguel Concha, a Sergio Méndez Arceo, a Gregorio Lemercier, a Iván Illich, a Ernesto Cardenal... El profesor Rubén Morales desapareció tempranamente, en los años ochenta, víctima de una combinación de la represión violenta de las fuerzas del orden en contra de los vecinos agrupados a nivel nacional en la Unión de Colonias Populares ―léase una madriza asesina― y anemia; el Comité de Derechos Humanos Ajusco sigue vivo.

rífica de que las cifras de tráfico se inducen para construir más y más megaproyectos viales. La fórmula espanta: para contribuir más al encumbramiento del coche y sus vías, el aforo vehicular debe ser alto, ergo el tráfico se infla. Así se escucha en las conversaciones a que tuvimos acceso entre directivos de ohl México, la concesionaria de autopistas de peaje que se encuentra a la mitad del proceso de entronización del coche en el Estado de México. Sin auditar flujos vehiculares, sin invitar a asesores y urbanistas que representen otros intereses que no sean los del meganegocio, estos señores, supuestamente, manipularon a placer los índices de una de nuestras principales pesadillas para… seguirla alimentando. Esta corrupción en particular, de ser cierta, debe convertirse en un escándalo mayúsculo, pues golpea directamente a nuestra calidad de vida y le da la espalda a proyectos mucho más visionarios y sustentables de transporte

público y áreas verdes. Andrés Lajous, especialista en el tema, viene advirtiéndolo desde la campaña presidencial de Peña Nieto, pero tuvimos que escuchar las atroces conversaciones de estos enemigos públicos del bien común para convencernos de la pesadilla. ¿Cómo podemos entre todos hacer ciudad si en la sombra nos imponen más carriles y más pisos para el tráfico? “Tráfico inducido” es para mí uno de los conceptos más tristes y encabronantes que he escuchado jamás. Apenas lo puedo creer. Autocríticamente, siempre he creído que todos, de alguna forma, somos “el tráfico”. Pero hay de todos a todos, y quienes lo fomentan desde sus celulares y “cuartos de guerra” son mil veces más responsables que quienes, viviéndolo por necesidad, contribuimos a su continuidad. No sé si los señores de ohl México merecen la cárcel, pero sí les deseo que sus cifras los alcancen y se queden embotellados para siempre.

comiteajusco.wordpress.com

Julio Trujillo | Obra negra Tráfico inducido No me gusta quejarme (reconozco que esa frase es una queja), pero sí despotrico periódicamente contra una de las taras centrales de nuestra civilización: el tráfico. No lo hago por padecer tal o cual momento de inmovilidad en nuestras calles, sino por el concepto en general: el tráfico es la evidencia material de nuestro fracaso como ciudadanos, como urbanistas, como seres humanos dignos, como entes que quieren para sí una calidad de vida básica, que no implique tan onerosa pérdida de tiempo ni contamine más nuestras metrópolis ni taladre nuestra paciencia, etcétera. No obstante, si uno no es un militante feroz o un especialista termina por resignarse, con reflexiones como es el precio que pago por querer vivir aquí, la descentralización es imposible, el transporte público no da para tanto, y más etcéteras. Pero en los últimos días, quienes mantenemos una revuelta interna contra el tráfico, a pesar de nuestra resignación, escuchamos la evidencia terro-


del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 | contraloría | frente | 13

Verónica Gerber Bicecci | Hoja de observación Luigi Amara | Postales del subsuelo

Dos voces LOCALIZACIÓN: Melancolía, de Magali Lara FECHA: Primera edición, 2014 HORA LOCAL: No aplica CONSTELACIÓN: Ediciones Acapulco, Serie EA (Edición de autor) EQUIPO: Imagen cortesía de la editorial

Taxi (de asociación) libre

NOTAS: En las páginas de Melancolía hay dos ensayos paralelos. Uno aparece en forma de texto y el otro en dibujos. El texto es un ensayo personal que parte de la relación entre el fin del mundo y la melancolía. La autora recuerda la película homónima de Lars Von Trier, Melancolía, en la que un meteoro gigantesco se aproxima al planeta Tierra (y terminará por destruirlo todo). Su escritura es una suerte de bola de nieve que va de la sensación de carencia de futuro (o de un futuro terrible: la enfermedad y la muerte) a la necesidad de comprender el cuerpo que habitamos, pasando por “el delirio que llamamos yo”, y su relación con el duelo que atraviesa nuestro país. De alguna forma, la voz del texto se pregunta por el exterior. El ensayo en dibujos, en cambio, mira hacia el interior y describe las entrañas: sus pulsiones, palpitaciones y sustancias microscópicas. Las acuarelas cuentan la historia de cómo luchan y vomitan nuestras células, de cómo el sistema del cuerpo a veces falla, pero sobre todo gritan “¡qué miedo nos da el cuerpo!”. En su libro Dolerse, Cristina Rivera Garza se explica la catástrofe de los últimos años en México con una imagen terrible: la de un Estado sin entrañas donde “el olvido del cuerpo, tanto en términos políticos como

BEF | Monorama

personales, [es] lo que le abre la puerta a la violencia”. De alguna forma, con sus pinceles y colores, Magali Lara va en busca de ese “cuerpo desentrañado: esos pedazos de torsos, esas piernas y esos pies. Ese interior que se vuelve exterior, colgando”, que describe Rivera Garza. Tal vez por eso en Melancolía hay dos voces: una interior que se vuelve exterior, una exterior que se hace interior. “La premisa del fin del mundo” nos dice la autora reflexionando sobre las “teorías” que circularon al respecto en el 2012, “puso en escena nuestra desolación ante la muerte, nuestra incapacidad para compartir la desesperanza o para proteger a nuestros hijos”. Las dos voces de este libro terminan por señalar bordes: el fin del mundo, pero también el cuerpo que habitamos (porque media entre la amenaza de un adentro microscópico y la de un afuera macroscópico). Y es que es en los límites, podríamos decir, donde se arraiga la melancolía.

Aunque no sería fácil arrodillarse a bordo, el taxi tiene algo de confesionario o, mejor, de diván, de reducto o cápsula para las peroratas tranquilizadoras, para la clínica en movimiento, al menos para la introspección. La situación se antoja inmejorable: alguien que nos escucha de espaldas, el asiento trasero a nuestra disposición, el taxímetro corriendo para fijar el costo de la terapia. En las arterias escleróticas de la ciudad, entre el concierto de cláxones de un embotellamiento, podrían matarse dos pájaros de un tiro: qué más da si no llegamos a nuestro destino, saldremos aliviados después de cincuenta minutos de enunciar nuestros traumas. El problema es que los choferes se resisten y no tardan en invertir los papeles. Conspiradores, quejosos, rara vez amables, apenas se arrancan a hablar no hay nada que los pare, y entonces somos nosotros los que debemos escucharlos, público cautivo de los semáforos mal sincronizados. Hablan y hablan ofreciendo su vida a nuestro análisis; hablan y hablan sin esperar respuesta alguna, como si asumieran que el pasajero es una variedad del paño de lágrimas, como si al activar el taxímetro debieran sacarlo todo, una y otra vez, contra reloj. ¿No es injusto entonces que cobren? Es verdad que nos llevaron a donde les pedimos, pero nosotros los escuchamos sin chistar, convertidos en mártires de la exploración del inconsciente. Creo que fue Baudelaire quien advirtió que el transporte público había creado situaciones vitales nuevas, aún desaprovechadas por el arte y la literatura. Los

trayectos con desconocidos en espacios cerrados, la cercanía obligada y aun el roce accidental por el traqueteo del convoy, las miradas que no saben dónde detenerse, la mano que se desplaza como tarántula en pos de una cartera eran para él nuestras odiseas mínimas, nuestra nave de Eneas diaria. En Noche en la Tierra, Jim Jarmusch retrató esa atmósfera tensa, enrarecida, de dos individuos en una misma jaula con taxímetro. La premisa de la película era, sin más, la que enfrentamos cotidianamente: alguien silba o levanta la mano en la calle, y corte a: un frasco en movimiento, un tubo de ensayo con dos personas que nunca se habían visto en su interior. En el confuso laboratorio de la urbe no hay quizá experimento más repetido e incalculable: dos personas arrojadas al tráfico en un mismo huevo, constreñidas a cierta intimidad. Entre las cuatro o cinco historias ambulantes que Jarmusch va tejiendo no falta, por cierto, la del confesionario; el taxista se desfoga a sus anchas, cuenta con pelos y señales sus pecados a un cura genuino, hasta que descubre que éste ha muerto en el asiento trasero, del mismo modo que uno a veces quiere morirse cuando el taxista no quiere cerrar la boca. ¿Quién habla desde el asiento delantero? ¿De quién es esa voz que no atinamos a identificar a través del espejo retrovisor? Me he convencido de que son las calles mismas las que hablan, que es el inconsciente de la urbe lo que escuchamos durante el trayecto. El viaje en taxi como una vía de acceso al funcionamiento psíquico de una ciudad.


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C crónica

Por Adrián Román

Debía

hacer algo. Cualquier cosa que me entretuviera. Si me quedaba quieto la locura o el suicidio serían las únicas salidas. Un hombre derrotado, con el rostro deshecho a base de golpes es un peligro. La frustración es una sustancia explosiva. Me sentía el más pendejo del mundo. Debía demostrar que no lo era, que tenía talento. Es más, comenzaría a hacer algo que obligaría a varias generaciones a repetir mi nombre. Un documental. No me iba a detener la madriza que me habían dado, ni siquiera Dios y el diablo juntos podrían impedirme ir al encuentro con el éxito. Así, puteadísimo, con el rostro como si hubiera peleado un round completo contra Mike Tyson, y además hubiera cometido el error de sobrevivir, fui a conocer a uno de mis grandes ídolos. A un hombre que se colocó en cuatro ocasiones un cinturón que lo acreditaba como campeón del mundo, que se bebió varias veces una fortuna y tuvo la fuerza de levantarse para hacer más dinero y volverlo a gastar en putas, drogas y alcohol. Caminé por las calles de la colonia Gertrudis Sánchez, hasta en los barrios más pesados la gente se baja de la banqueta

cuando mira venir a un hombre madreado. Nadie quiere sentirse cerca de la derrota, del pestilente aroma del fracaso. Cuando Dante Alighieri escribió La divina comedia, en la calle las madres alejaban a sus hijos de la presencia de aquel hombre, la razón era sencilla: ese hombre había estado en el infierno. Descubrí la casa porque la delató una base de fierro para la pera loca. Así, con los parpados verdes y morados, azulosos, con el hombro dislocado, con el tabique de la nariz roto, con el tobillo lesionado y sin respirar bien, conocí a Rubén “el Púas” Olivares.

Sin lana no hay bisne Darle la mano a Rubén Olivares no es cualquier cosa. A la hora que mi mano y la suya se entrelazaron para saludarse, fue como si la mía estuviera en contacto con la historia. Esa misma mano que apretaba afectuosamente la mía, era la misma que en continuos ganchos se clavó en el rostro de Lionel Rose una y otra vez hasta derribarlo. Era el 22 de agosto de 1969 y el Púas se coronaba como campeón mundial de peso gallo. Yo ni había nacido.

ilustración: tabata bandin

Un hombre derrotado, golpeado, con el orgullo herido, va en busca del pugilista Rubén “el Púas” Olivares, quien se colocó en cuatro ocasiones un cinturón que lo acreditaba como campeón del mundo. Éste es un breve recuento de la reunión entre ambos personajes y de, también, las posibilidades del fracaso.

El día de la leyenda

“Hay hombres que una vez que conocen la

derrota, saben que no hay motivo alguno para retroceder, sea cual sea la circunstancia. Pero un gancho lo conecta descuidado y todo acaba. Es dramático mirar cómo un hombre cae a la lona luego de haberlo entregado todo.”

Para ser campeón mundial de box se necesita tener hambre. Si un boxeador no tiene frustración, no tiene nada que hacer sobre el ring. No recuerdo de qué platicamos al principio. Quizá lo primero que le dije fue la verdad; que quería hacer un documental acerca de su vida. Sacó un paquete de sábanas y comenzó a jugar con él sobre la mesa. Desde hacía rato me miraba con intriga. Yo sabía qué quería preguntarme, pero todavía no había suficiente confianza. “¿Qué te pasó, campeón?”, me preguntó finalmente. Miré al suelo y contesté: “Me madrearon”, sonreí. Me miró durante unos segundos con unos ojos que parecían comprender la vergüenza que significa andar por la calle así. “Nunca —dijo en tono casi paternal y alzando el índice— nunca te rifes un tiro si no hay dinero de por medio.” Un día, de hace muchos años, un día del siglo pasado, el Púas, siendo un puberto, llegó con el Cuyo Hernández a exigirle que lo entrenara, su argumento era imbatible: “Voy a ser campeón del mundo”. El Cuyo lo bateó, pero el Chilero, su chalán, vio algo en aquel escuincle flaco e irreverente, y en poco tiempo lo llevó a disputar la final del famoso torneo Guantes de Oro.

Trucos para soñar Hay quien necesita masturbarse antes de dormir. Unos no logran conciliar el sueño si antes no se han bebido una Coca-Cola o un tequila. Los hay quienes necesitan hablar con su pareja o su madre, otros que no pueden pegar los párpados sin antes leer. Yo, en ese entonces, no lograba dormir si no me fumaba unos toques de mota. No voy a ahondar en el tema, pero en aquella época el trabajo y yo teníamos una relación bastante compleja. Y los trucos para conseguir drogas gratis se me habían terminado. Me encontraba al borde de la desesperación. Sin trabajo, sin mujer, viviendo con mi abuela y, para colmo, sin mota para lograr conciliar el sueño. Había días que no comía, noches que prefería dormir en la calle, a la vera de un grupo de homeless, a las puertas del metro, en la plaza Garibaldi. Aquella tarde me desplacé desde la Biblioteca Vasconcelos hasta el centro de Coyoacán en busca de un churro que nunca llegó. Una conocida me dijo que lo llevaría. Gasté en los pasajes el dinero con el que hubiera completado para comprar una orden de tacos afuera del metro Tlatelolco. Esperé una hora. Dando vueltas, pensando que quizá había otro centro en Coyoacán y yo estaba, como siempre, en el equivocado. Después de más de una hora, tal vez una hora y media, me resigné a la idea de no dormir aquella noche. Aunque quizá en el camino sucedería un milagro. Un pacheco no


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puede estar lejos de la mano de Dios. Y caminé hasta General Anaya pensando en cómo chingados cambiar mi vida. Debía llegar a Pino Suárez, transbordar a Pantitlán y luego de ahí a la Paz, para entonces tomar un camión que me bajara en la Cruz, caminar más de un kilómetro, incluidos más de quinientos metros de pura tierra, y entonces ya estaría en casa de mi abuela. Me subí al metro derrotado, encabronado con la vida, mentándole la madre a Dios por abandonarme a mi pinche suerte. Me subí al metro sin saber que lo peor, lo realmente malo, estaba por suceder.

La posibilidad de fracasar La casa del Púas tiene un gimnasio en la planta baja. El ring está delimitado por unas cuerdas amarradas a las paredes y la imaginación. Olivares sólo sabe pensar de un modo: en grande. Siempre. Porque ya mira cómo se verán los baños turcos. “Mira —me dice— de este lado irán las regaderas y acá las bancas para echarse un Tehuacán y descansar.” ¿Descansar? El Púas jamás descansaba sobre el ring. Era una bestia. Un poeta agresivo, encantador, honesto, que dejaba la piel en cada verso. No recuerdo si alguna vez lo vi pelear en vivo. Quiero decir que no recuerdo si alguna vez vi una pelea del Púas transmitida por televisión, ni siquiera si vi un resumen en Acción. Pero en DVD he visto un chingo de sus peleas, en YouTube me he refinado las más aguerridas y memorables. Una de mis favoritas es contra el nicaragüense Alexis Arguello. Pierde por nocaut. Cae dos veces en el round 13. Injusticia de los tiempos, si la pelea hubiera terminado en el episodio 12, Olivares habría ganado por decisión. Hay hombres que una vez que conocen la derrota, saben que no hay motivo alguno para retroceder, sea cual sea la circunstancia. Pero un gancho lo conecta descuidado y todo acaba. Es dramático mirar cómo un hombre cae a la lona luego de haberlo entregado todo. Jack London retrató de manera magistral este acto de la condición humana en su cuento “Por un bistec”. He visto al menos 10 veces la pelea y siempre espero que el resultado sea distinto. Espero que una vez gane Olivares. De verdad lo merece, va hacia adelante con rabia y determinación. Ni siquiera es un hombre que está dispuesto a vender cara la derrota, porque con su actitud revela que no piensa en la posibilidad de fracasar. Hervidero de frustraciones A las siete de la tarde el metro Pantitlán, en la línea A, es un hervidero de frustraciones. Cientos, quizá miles, de personas que todos los días hacen más de dos horas de camino de su casa al trabajo, aglomeradas en un andén y las escaleras esperando para poder subirse a un vagón. Personas que apenas ganan lo suficiente para desplazarse de su casa al trabajo y para ir pagándole a Coppel y a Elektra los préstamos, el celular, la pantalla gigante, todas esas cosas indispensables para pertene-

cer al mundo de hoy. Todos pegados, qué digo pegados, embarrados, hombro con hombro, a milésimas de segundo de llegar a la fusión. Tan pegados como si nuestros cuerpos habitaran una lata y Dios nos fuera a devorar encima de galletas saladas. El que grita y chifla pidiendo que los vagones se apuren soy yo. Un tipo gordo junto a mí, me empuja. Ni siquiera lo pienso. “¿Qué, puto?”, le digo y lo aviento. Él me responde algo. “Un tiro, hijo de tu pinche madre”, le sugiero. “Pues va”, dice; pero no se avienta. Se queda paralizado. A nuestro alrededor se genera tensión. Cada uno vuelve su lugar. A cada segundo que transcurre llega más y más gente. El convoy no llega. “¡Órale, hijos de su pinche madre!”, grito. A veces me pregunto por qué la gente no se revela toda junta en momentos de alta tensión como éste. ¿Qué esperamos para protestar todos por tanta chingadera? Los asientos en el metro se pelean como si se tratara de un penthouse en el paraíso. La mala suerte de este día tendría que encontrar sosiego. Me tocó frente a la puerta del vagón. Sería el primero en entrar. Un asiento reservado con mi nombre. Recuerdo que en la mano llevaba un libro de Knut Hamsun. El gordo no se me acerca. Comienzan los empujones, pero llevo ventaja. A la hora que se abren las puertas siento una patada en la espinilla. Me fijo quién fue, pero entro en la cabalgata para ganar lugar, lo gano sin perder de vista al agresor. Los asientos están en forma de hilera pegados a la ventana. El güey que me pateó se sienta frente a mí. Sin levantarme del lugar le devuelvo la patada. Discutimos. Aprovecho mi tamaño para intimidarlo y lo logro. Me doy la vuelta para sentarme. Aquí es cuando pienso que la frase de que no existe enemigo pequeño cobra sentido. Siento un madrazo en el rostro. Con el madrazo siento miedo, la adrenalina sube y la sangre sale a chorros de mi nariz. La gente suelta un alarido. Volteo lleno de coraje. El coraje no es bueno, te llena la cabeza de confusión. Ahí está el tipo que me pateó, sentado en su lugar. Levanto la mano para dejarla caer sobre su rostro. Su rostro lleno de miedo. En este momento me doy cuenta de que la nariz me duele mucho, ¿con qué chingados me golpeó? La voz de una señora me detiene: “Él no fue”. Ah, chingá, entonces detengo la mano y busco al gordo del andén. ¿Quién más pudo ser? Otro golpe por la espalda y en la nariz. La gente comienza a llamar a la policía a gritos. Intento irme sobre el tipo que me golpeó, pero no lo encuentro. Ahí está. Noto que trae un bóxer en la mano. Un hombre acciona la palanca de emergencia. Cuando voy a golpearlo me detiene el gordo del andén. Y también el que me dio la patada. Otro más me patea las piernas. Un ruco dice que el tiro sea derecho. Nos logran separar. Al del bóxer lo sacan al andén. El gordo y el que me patea son detenidos por otras personas dentro del vagón. Yo tomo mi mochila. El libro está lleno de sangre. Al cruzar el marco de la puerta, ésta se cierra bruscamente y atrapa la mitad de mi cuerpo. Al verme como una presa atrapada

en una trampa que ellos no pusieron, no lo desaprovechan. El del bóxer intenta volver a golpearme. Tiro golpes con la mano que me queda libre. Mientras me jalo para librarme de la puerta, desde dentro también me agreden. ¿Cuándo va a terminar este pinche día? Llega la policía y me logran desatorar. Se llevan al del bóxer y una policía me pide que le explique qué sucedió. Trato de detener la hemorragia mientras comienzo a narrarle. Otro chingadazo por la espalda. Trato de responder, lanzo un golpe. La fuerza no corresponde: me doy cuenta de una cosa: tengo el hombro luxado. Una persona me graba con su celular y al pasar le tiro un manotazo, el teléfono cae y se rompe, me reclama, le miento la madre. Caminamos hacia una oficina de la tira. Nunca te quejes de un mal día, las cosas siempre pueden ponerse peor.

Un churro forjado por un campeón Olivares no deja de jugar con el paquete de sábanas. Le pregunto si quiere un toque. Me dice que saque. Se admira de la calidad de mi mota. Limpia, poncha y me extiende el cigarro. Qué maestría, carajo. ¿Lo voy a prender yo? Me responde que ya no fuma. Saco el encendedor, pero me detiene. “Nunca —dice— nunca enciendas con esas cosas, te fumas el gas.” Saca unos cerillos de madera. Me estoy fumando un churro forjado por un hombre que fue cuatro veces campeón del mundo. El primer impedimento para mi genial idea son los diez mil pesos que me pide el Púas para arrancar. Tampoco tengo cámara ni guion ni nada. Sólo un entusiasmo gigante y desbordado por comenzar. Manny Pacquiao y Márquez acaban de pelear por tercera vez. El Púas dice que Márquez ganó. Es mejor, pero si quieres ganar debes noquear. No hay de otra. Un boxeador sólo triunfa de verdad cuando noquea. El Púas sabe de eso. Estamos en Japón, es el 25 de octubre de 1971, es el final del round 14. Olivares defiende el título mundial de peso gallo frente a Kazuyoshi Kanazawa. En las esquinas ambos boxeadores tienen el rostro desmadrado. A lo largo de cada round han dejado vísceras y alma sobre la lona. Suena la campana. A ninguno de los dos parece importarles el cansancio, siguen destilando veneno y odio por los puños. Izquierdas en forma de gancho de Olivares al rostro Kanazawa, cuyo cuerpo parece que contiene una fuerza interior que no obedece a la gravedad. El japonés suelta golpes que salen desde una parte escondida de su espíritu, esa parte que todos los hombres tenemos y nos impide ser vencidos verdaderamente. A base de uppercuts cae por vez primera. Cualquiera pensaría que no va a levantarse. Pero lo hace. Olivares tiene los ojos cerrados, pero no deja de tirar golpes. Kanazawa vuelve a caer. Yace en la lona con los brazos extendidos y una pierna recogida, como un cristo amarillo, de calzoncillo azul y guantes negros. Como si el despertador sonara, vuelve a ponerse de pie. Y un grito de kamikaze sale de su boca y lo manda al frente en busca de un milagro. El Púas encontró en el upper el golpe que lo

manda a la lona definitivamente. El Púas sabe de qué habla cuando de nocauts se trata.

Por esos golpes sacas una feria Tres de los que me golpearon están aquí, en el juzgado. Al gordo del andén no lo apañaron. Yo vengo regresando de la Cruz Roja con un policía viejo, flaco, correoso, con aspecto de perro envejecido en la azotea. Tengo una gasa pegada a la nariz. Los que me madrearon son todos hermanos. Menos el gordo. El poli me consoló todo el tiempo. Era como el abuelo que nunca tuve. “Esos golpes —dijo escrutando con sus ojos mi madreado rostro— son como para que te den unos diez mil varos, mínimo.” Son como las doce de la noche. El juez me pregunta que qué quiero hacer. “Si procedes, se trata de llegar a las últimas consecuencias. Y las heridas fueron hechas con un objeto, eso agrava las circunstancias.” ¿Voy a encarcelarlos? La neta, lo único que quiero es dormir. Mejor dicho despertar. Despertar un día que tenga dinero y trabajo. Un día que esto no esté sucediendo. Nunca puedo hablar directamente con los agresores, ellos están en una sala y yo en otra, el tipo que dice ser el MP o el juez, va y viene con información. Están dispuestos a darme una compensación por los daños. Yo quiero descansar. Acepto una lana, mucho menos de lo que me juró el tira. Sospecho que el juez se quedó con algo. Le di doscientos varos al policía viejo. Me fui a Garibaldi, pedí mota, me trajeron un chingo y bien buena, colas enteras de hierba fresca. Me pedí unas piedras, y me encerré en un cuarto de hotel. Eso fue el infierno, pero de eso no quiero hablar. I’ll be back ¿Cómo no hacer un documental de un hombre tan carismático? Recita varios poemas de memoria, dice que su padre llegó a encerrarse con tres adolescentes en un departamento que el Púas le regaló. Piensa siempre en grande: “yo soy una marca, debería existir una colección de playeras, tazas, llaveros”. Y está seguro de que un día se armará. Olivares se despidió de mí como si fuéramos grandes bróders. Hasta hoy no he vuelto. Han pasado como tres años. O cuatro. No he logrado juntar los diez mil pesos. Aunque claro que los he tenido, pero siempre me los gasto en drogas y antros de ficheras. Un día regresaré Púas, lo prometo. No te mueras. F

Adrián román (Tamaulipas, México, 1982) xxxxxxx.



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v versus

“De eso se trata este disco: de los excesos de la vida; de nuestro futuro; de ir a lugares como la sierra huasteca, ver la pureza del agua y saber que la estamos contaminando y que estamos echando todo a perder porque no nos atrevemos a decir ‘ya basta’. No sabemos quiénes queremos ser […] somos libres de tomar muchos rumbos, pero la elección de uno u otro depende de quiénes queramos ser los mexicanos. Ésa es la pregunta que más me interesa en este nuevo disco.”

Lila Downs Intérprete y compositora

Su rostro es uno de los más conocidos de la música tradicional mexicana. A lo largo de su carrera, Lila Downs ha encumbrado sus raíces oaxaqueñas e indígenas integrando ritmos tradicionales a sus composiciones y reinterpretando música popular; además, en la manera como lo hicieron los representantes de la vieja canción latinoamericana, lleva una agenda política en su música. Acaba de lanzar su noveno disco titulado Balas y chocolate. Entrevista: Humberto Morales Cruz | fotografía: cucho jiménez


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¿En qué se parecen y en qué son distintos tu nuevo disco Balas y chocolate y tus primeros trabajos de estudio, como Ofrenda y Azuláo?

Los primeros discos eran más ceremoniosos. Sigo viendo el ritual como una parte esencial de mi vida y de mi persona para comunicar artísticamente mis sentimientos; creo que por eso sigo teniendo conexión con el público. Lo que sí ha pasado es que me he vuelto más irreverente conforme pasa el tiempo, siempre lo he sido, pero no me atrevía a sacarlo. Ahora soy más consciente de mi irreverencia, y tal vez sea mi más grande pecado, pero abrazo esa parte de mí. No quiero decir que entiendo hacia dónde voy, puesto que hay cosas de este nuevo disco que me mistifican porque no las comprendo completamente. Después de cantar las canciones un buen rato, las entenderé. Éste es un disco más musical. Ha salido desde acá: de la tripa, del coraje. Quizá porque es uno de los más enojados que he hecho, me recuerda al Shake Away (en español, Ojo de culebra), que ha sido uno de mis trabajos más aguerridos y también a Border, pero éste es distinto en el sentido de que es más festivo y tiene más luz. Creo que esta diferencia se debe a mi hijo que me da otra perspectiva de la vida y de la muerte.

Así como tu obra ha cambiado, ¿tú eres diferente?

He cambiado. Estoy todavía enojada con cosas que suceden en mi sociedad, pero también sé que paso a paso podemos irlas cambiando. Antes estaba más dispuesta a tomar un rifle, yo creo (risas). Suerte que nunca tuve uno porque quizá ya no estaría aquí. Ahora creo más en el poder del arte, en la fuerza de la música, en los medios, aunque a veces son una espada de doble filo.

En este disco hay dos colaboraciones y a lo largo de tu carrera has hecho varias memorables, por ejemplo, con Mercedes Sosa y con Caetano Veloso. ¿Cuáles han sido tus favoritas?

Esas dos que acabas de mencionar.

¿En serio?

¡De verdad! Caetano también ha tenido esa etapa de música crítica y luego también es jazzista y le gusta la música muy… clásica, digamos. Me atrevo a decir que coincido en eso y en muchas cosas con él y también con Mercedes, porque ella fue sin duda mi primera influencia en lo que en su momento se llamó la canción de protesta. Antes de ella conocí a Silvio Rodríguez, a Pablo Milanés y a Óscar Chávez aquí en México, pero ninguno significó tanto para mí como cuando escuché a Mercedes. Fue el poder de su instrumento lo que me motivó.

En tu música, ¿cuál es la relación entre la tradición y tu propia ambición sonora?

Se van hermanando. Hay canciones en las que la tradición es muy importante en ciertos aspectos, pero la verdad es que no te sé decir, no tengo un sistema en realidad. Soy

más bien libre con eso. Por ejemplo, en el nuevo disco quería que el tema “Viene la muerte echando rasero” tuviera esa esencia campesina. Lo que he descubierto con el paso de los años es que lo mejor es hacer talleres con los músicos para así oír muchas opciones; ésa es la escuela de la que he aprendido. Antes era como “ah, pues quiero que suene como a ranchera”, pero luego resultaba que como ranchera no funcionaba y por no probar de otra manera se quedaba como mala ranchera. Ahora tengo esa posibilidad de probar muchas cosas.

En otros discos has tocado piezas del cancionero popular y les has hecho arreglos mezclándolas con elementos de otras culturas. En este disco, aunque sobre todo es música tuya, hay rasgos evidentes de sincretismo. ¿Para ti, qué significa ser bicultural o multicultural?

Los Balcanes, por ejemplo, llegaron a ser una influencia grande para mí cuando una de las bandas importantes de esa región fue a Oaxaca. Llevábamos como tres o cuatro años de escucharlos y vinieron a hacer un intercambio. Nosotros antes, por una gira, habíamos estado en Serbia y en Croacia. Estando ahí, al ver a las bandas extraordinarias que tienen allá dije: “¡¿Qué es esto?!”, porque de inmediato sentí mucha hermandad con ellos, como si compartiéramos un origen común. Las escalas son diferentes, pero a veces coinciden, por ejemplo, “La sandunga”y “La llorona” casi parece que fueron compuestas en su tierra. Se parecen bastante, pero sobre todo en intención, porque creo que tanto ellos como nosotros venimos de mundos muy surreales. Si te ha tocado ir alguna vez a la fiesta de un pueblo —de ésas que se siguen hasta el día siguiente— sabes que son eventos interesantísimos: se mata al animal y la esencia de ese sacrificio se siente en el ambiente; la gente se emborracha y, aunque impera la alegría en esas fiestas indígenas, hay momentos muy solemnes. Esos contrastes también están presentes en las fiestas de los Balcanes.

A lo largo de tu carrera has tenido varios contactos con la poesía: musicalizaste un poema de Jaime Sabines y la versión que cantas de “La martiniana” es la que incluye versos de Andrés Henestrosa. ¿Tienes una relación con la poesía?

Sí, claro ¡qué haríamos sin esas palabras! Cuando te sientes roto, deprimido, cansado de lo que pasa en el país te vas a la poesía y ahí te regeneras.

¿Cuáles son tus poetas favoritos?

Jaime Sabines siempre fue mi patrón de cabecera. En estos últimos siete u ocho años ha habido un libro muy importante para mí que se llama El arco y la lira, de Octavio Paz. Éste es un libro complejo de análisis de poesía. Al principio, en mi juventud, no me atraía nada porque me parecía muy pretensioso, pero ahora hasta lo tengo al lado de mi cama y siempre lo estoy reverenciando.

Y en cuando a compositores, ¿cuáles son tus predilectos?

Está Cuco Sánchez que siempre ha sido una compañía tremenda. Una canción que él escribió, “Fallaste corazón”, me ha acompañado por mucho tiempo. Me gusta mucho porque habla de un orgullo humano, pero a la vez de la humildad. Ésa y la “Cruz de olvido”, de los hermanos Zaizar, son temas que metafóricamente creo que reflejan la condición actual de nuestro país.

Nunca has ocultado tu visión política y en Balas y chocolate es algo que está muy presente. ¿Qué problemas de esta índole son los que te preocupan actualmente?

Me preocupa la justicia… hasta me da miedo decir esa palabra. Me preocupa la Ruta del Cacao, la migración de los niños. De eso se trata este disco: de los excesos de la vida; de nuestro futuro; de ir a lugares como la sierra huasteca, ver la pureza del agua y saber que la estamos contaminando y que estamos echando todo a perder porque no nos atrevemos a decir “ya basta”. No sabemos quiénes queremos ser. Cuando conocí a Paul, mi pareja, me preguntó: “¿Tú quién quieres ser?”. Y hay mucho en eso: somos libres de tomar muchos rumbos, pero la elección de uno u otro depende de quiénes queramos ser los mexicanos. Ésa es la pregunta que más me interesa en este nuevo disco.

¿Qué es la Ruta del Cacao?

La Ruta del Cacao es un camino a través del cual se intercambiaba esa base espiritual y ritual que era para Mesoamérica la semilla del cacao. Se origina en las orillas del río Orinoco y sube hacia la península maya y más allá. Hoy en día éste es el mismo trayecto que siguen los jovencitos que salen hacia el norte por la pobreza y por las balas que se disparan en sus países. Creo que ése es un contraste histórico interesante: el chocolate que nos da tanta dulzura y los muchachos migrantes que son fuente de muchas tristezas.

¿Crees que la música puede ser una fuerza política?

Creo que nos sana, eso define a la música de una manera muy sencilla y contundente. Yo creo que pasan muchas cosas con el arte; son cosas que no siempre entendemos exactamente por qué están conectándose con esos elementos artísticos, muy emocionales a veces, con algo subconsciente de nosotros. El disco está regido por ese sentir. Cuando hago las listas de mis canciones no pienso tanto en un plan, más bien siento. “Las casas de madera” (una de las canciones del nuevo disco) se siente como lo que estamos viviendo tanto aquí, como en Colombia y en el Salvador.

¿Qué has aprendido en tus giras mundiales?

A ser más disciplinada en general, a ser muy cuidadosa con mi tiempo. A veces no puedo conocer a fondo los lugares por los que paso, e incluso tengo que usar el internet como herramienta para saber más de ellos,

su historia, sus símbolos y sus códigos. Me gusta mucho conocer la condición rural de los países a los que voy; al contrastarla con su vida urbana puedo entender qué es importante para esa gente.

¿Tienes algún proceso específico para hacer música?

No me gusta tener reglas con eso. Me gusta más ir tomando notas en mis libretas, a veces incluso en mi celular, y luego pasar esos apuntes por un filtro para ver qué se puede rescatar. A veces me sorprendo porque pasados seis meses leo algo de una de esas libretas y pienso “ay, ¿yo escribí eso?”. Así voy armando las canciones.

Tu esposo ha estado muy involucrado en tu música desde el principio. ¿Cómo es esa relación?, ¿es diferente en el estudio que en la casa?

¡Híjole! Pues sí nos peleamos un poco (risas). A mí me gusta decir lo que pienso y no siempre coincidimos en el camino que queremos que tome una canción. Creo que en la parte artística él respeta mucho mi visión y mi lenguaje, y yo también lo respeto mucho. Nos sentamos, platicamos los arreglos de la música. Él tiene mucho conocimiento musical porque es una persona que empezó a estudiar jazz y clásica. Cuando yo compongo suelo hacer una melodía acompañada por mi guitarra o por la jarana, y a veces llego con unos tres acordes. Entonces le digo: “Mira, me gustaría que esto fuera más sofisticado”. Eso siempre es lindo porque ahí tenemos una buena mancuerna.

¿Qué es lo que más te gusta de ti misma?

Pues creo que soy una persona que se esfuerza por ser feliz para no angustiar a los demás. Creo (risas). Eso lo veo reflejado en la gente que me rodea y que está contenta, espero que yo pueda darles eso.

¿Y lo que más te disgusta?

¡Ayayay! Muchas cosas. Soy dura conmigo misma; soy muy desordenada con los tiempos, no soy muy “norteamericana” en ese sentido (risas), soy más latina. Me disgusta tener miedo, es una de las cosas más feas que existen. El miedo hace que te vuelvas horrible en todos los aspectos, temores como “qué van a decir” o “quién soy yo para hacer esto”.

¿Qué es lo que más quieres hacer en este punto de tu vida? O como diría tu esposo, ¿quién quieres ser ahora?

Quiero caminar un rato con la música y aprender del público y de los lugares a los que nos lleve este disco. Quiero lograr que la gente se conecte con un lugar en el que se sienta capaz de decidir, donde ya no sienta tanto miedo y tanto odio. Al final sí soy optimista, a lo mejor un poco agringada en ese sentido e indígena, porque ésa era una cualidad de mi abuela que era indígena. Ella creía en las bondades; era así, como yo, pero muy de vez en cuando le salía el diablo.


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los nuevos héroes del cómic mexicano Por Bernardo Fernández, BEF | Ilustración Jorge F. Muñoz "Yorko"

El estado de salud del arte pictosecuencial (léase: cómics y tiras) hecho en México está mejor que nunca. Eso no significa que esté rozagante, y está a años luz de tener el nivel de influencia global de las historietas estadounidenses de superhéroes que se han vuelto franquicia fílmica. BEF ha hecho un repaso a toda velocidad de los nuevos y viejos creadores mexicanos de novela gráfica que no podemos perdernos.


22 | frente | portada | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra La semana pasada me encontré a mi amigo José Luis Trueba Lara, escritor y editor que me publicó hace casi 20 años mi primer libro de cuentos. Nos saludamos con gusto y nos pusimos a hablar del panorama editorial mexicano. De su lamentable estado, de los pocos autores nacionales que venden muchos libros. —Pero ahora —me dijo—, todos los editores tienen puestas sus esperanzas en la novela gráfica. Yo no supe qué decirle. Te propongo un experimento. La siguiente vez que pases por un puesto de periódicos (si es que encuentras uno), obsérvalo. Busca entre las historietas un cómic mexicano. No lo encontrarás. La historieta mexicana fue una vigorosa rama de la industria editorial. Quizá la más vigorosa. Durante 50 años y hasta los años 80 se vendieron millones ( y no es una metáfora) de revistas de monitos en los puestos de periódicos. El pueblo mexicano se formó leyendo títulos como Lágrimas, risas y amor, Memín Pinguín, La familia Burrón, Los Supersabios, El libro vaquero, Duda, Los Agachados, Fantomas y cientos más. Se trataba de lecturas sencillas, de temática populachera —que no popular— que apelaban al mínimo común denominador. Dirigidas al nivel socioeconómico bajo, se consideraban basura cultural, un producto de uso y desecho inmediato. A lo mucho, una curiosa artesanía. Los propios autores no valoraban mucho su trabajo, lo veían como chamba. Junto con los editores, fueron incapaces de articular discursos autorales, de establecer narrativas más complejas. Por otro lado, había editoriales como Novaro o La Prensa que publicaban traducciones de cómics norteamericanos (Marvel, DC, Archie…) dirigidas a la clase media. Era un negocio perfecto: baratas de producir y distribuir, y se vendían por millones. Un ecosistema editorial sencillo y prodigioso, como el cretácico. La era de los grandes dinosaurios del cómic mexicano. Entonces vino la extinción. Gabriel Vargas. La familia Burrón

Remy Bastien, legendario editor de Marvel en México para Novedades, señala que los tiempos de recuperación económica de una historieta son muy lentos. “Un título debe estar casi un año en el mercado antes de reportar ganancias”, explica.

Ello, aunado a la gran crisis de las publicaciones impresas, y la gran oferta de alternativas a la lectura fueron ahogando poco a poco a la historieta mexicana. No es una crisis exclusiva de los cómics. Todos los impresos están en medio de un cataclismo, pero las revistas de historietas fueron de las primeras en extinguirse. Desaparecieron editoriales, unas más se transformaron para vender otro tipo de publicaciones. Editorial Vid, que publicó durante décadas los cómics de su fundadora, Yolanda Vargas Dulché (madre del formato contemporáneo de la telenovela) y las versiones mexicanas de DC Comics (Superman, Batman, etc.), fue mermando hasta desaparecer. Haz otro experimento: súbete a un pesero o al metro y busca personas leyendo historietas populares. No las encontrarás: ahora viajan viendo su celular. Se extinguieron los dinosaurios. Pero igual que los lagartos terribles, no desaparecieron del todo. Igual que aquellos, que se convirtieron en aves y ocuparon otros nichos ecológicos; las historietas evolucionaron. Se mudaron de los puestos de periódicos a las librerías. No fue inmediato. De hecho, está sucediendo ahora mismo. Es una especie de sueño cumplido para mí. Elaboro: Pertenezco a una generación que abrazó la historieta como un objeto cultural despreciado para reivindicarla, acaso sin proponérnoslo. Cuando comencé a publicar profesionalmente, hace 25 años, aún existían las grandes editoriales de historieta popular. Lugares donde jamás me hubieran dado trabajo. Ni a mis compañeros de ruta. Mi generación se formó leyendo historietas gringas, también álbumes europeos como Mortadelo y Filemón o Astérix y autores sudamericanos como Quino, Fontanarrosa, Altuna, Meglia y Carlos Trillo. Teníamos como santo patrón a Rius y el (mal) ejemplo de Jis y Trino. Queríamos tomar el mundo por asalto. Algunos empezaron queriendo publicar en el suplemento Histerietas del periódico La Jornada, donde la generación anterior (Magú, El Fisgón, Ahumada, Luis Fernando, Rocha, los propios Jis y Trino) dejó sus labores de caricaturistas políticos para hacer historieta autoral. Pero era un espacio limitado que rechazaba a más autores de los que aceptaba. Un grupo de rechazados que se conocieron en el lobby del periódico, se agruparon para hacer una revista. Ricardo Peláez, Frik, José Quintero y Edgar Clement dieron con el editor Víctor del Real y fundaron El Gallito Cómics (originalmente querían llamarla El Gallito Inglés, pero les negaron el registro de título por obsceno). Otros hicimos fanzines y autopublicamos nuestras historietas, metidos en la efervescencia de la escena postpunk de la Ciudad de México de inicios de los noventa. Fue en las páginas del Gallito donde Clement comenzó a publicar por episodios una historia a la que llamó Operación Bolívar. Quiso la buena fortuna que por aquellos años (1994) el fonca le concediera una beca en la categoría de jóvenes creadores para completar su proyecto. La pidió en el área de pintura porque la historieta no estaba considerada entre las disciplinas apoyables. Así, el muy joven autor completó a fines de los años 90, antes de cumplir 30 años, la primera novela gráfica mexicana contemporánea. Operación Bolívar es una historia apocalíptica en una Ciudad de México en un futuro cercano donde ángeles, demonios, narcotraficantes y policías judiciales se ven involucrados en una conspiración de proporciones latinoamericanas. Un inicio vigoroso para la novela gráfica mexicana. Un primer tomo que compilaba la primera mitad de la historia, previamente editada en el Gallito, fue lanzada por Editorial Planeta. El futuro era nuestro, tomábamos los medios por la fuerza. ¡Había nacido la nueva historieta mexicana, largamente esperada! Y entonces… y entonces… No pasó nada.

PARÉNTESIS Germán Butze

. Los Supersabio

(Planeta no supo qué hacer con Operación Bolívar. La revista del Gallito se extinguió. Los fanzines no tuvieron continuidad.

s Rius. Los Supermachos


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Edgar Clement. Operación Bolívar

El interés que despertaron los cómics alrededor de la muerte (¡ja!) de Superman en 1992 se diluyó. Volvimos a la primera casilla sin logros sustanciales. Tuvimos que esperar mejores momentos.)

VEINTE AÑOS DESPUÉS (O CASI)... Hace 10 años me acerqué a Andrés Ramírez, que en aquel tiempo era el director editorial de Planeta. —Hagamos novela gráfica —le propuse. —Eso es física cuántica —me contestó, desanimado. Recientemente nos volvimos a ver, yo acaba de publicar una novela policiaca en Penguin Random House, donde ahora trabaja Andrés. —Vamos a hacer novelas gráficas —me dijo. —¿No que la novela gráfica es física cuántica? —Sí, pero la física cuántica ha avanzado mucho —respondió. Parece haber una moda. Las novelas gráficas son la onda. Ahora hay una sección de novela gráfica en todas las librerías. Varias editoriales han publicado novelas gráficas ya sean nacionales o han importado/traducido de otros países. El colmo fue cuando, recientemente, Bacardí anunció el lanzamiento de una “novela gráfica” que contaba la historia de su empresa (no lo era, se trataba de una historieta publicitaria creada por un guionista y un dibujante famosos). ¿Qué es una novela gráfica? Habría que definirlo. Se trata de una rama de la historieta o cómic (ambas palabras sinónimos en el diccionario de la rae), es decir, un “conjunto de imágenes yuxtapuestas colocadas en secuencia deliberada para provocar una respuesta emotiva/intelectual en el lector/ observador”, de acuerdo con Scott McCloud en Understanding Comics (1993). De modo que una novela gráfica sería una narración pictosecuencial de largo aliento, autocontenida en un solo volumen con estructura literaria de novela. Uf. Como se puede ver, hay pocas de ésas. Los estantes de las librerías destinados a la “novela gráfica” están repletos de compilaciones de superhéroes de las dos grandes compañías, libros de humor gráfico (Jis, Trino, Maitena, Quino) y Rius. Poca novela gráfica mexicana. ¿Dónde está? Parece haber un divorcio entre los autores, que no son pocos, y el circuito editorial formal. ¿Desconfianza, desconocimiento de ambas partes? Son pocas las editoriales mexicanas que están publicando novela gráfica: Sexto Piso, Resistencia, La Caja de Cerillos,

Edgar Clement. Operación Bolívar

Caligrama y, recientemente, Turner y La Cifra Editorial han publicado sendas traducciones de álbumes extranjeros. De las grandes editoriales (Planeta, Penguin Random House, Océano…) hasta ahora ninguna se ha aventado al ruedo de lleno, si bien Grijalbo (parte de Random) ha sido editora de Rius durante más de 30 años, Tusquets edita los libros de Trino y Alfaguara lanzó un par de novelas gráficas en su colección juvenil hace cinco años. Pero no existe un catálogo nacional de narrativa gráfica sustancioso en ninguna de ellas. ¿A qué se debe esto? Son muchas razones. La primera de ellas es que recientemente el refugio natural del cómic mexicano ha sido la red. Decenas de webcómics se publican con gran éxito todos los días desde sus propias páginas o en las redes sociales. Gran éxito que se mide en likes, no en dinero. La naturaleza del webcómic, sin embargo, no ayuda mucho al formato de la novela gráfica. Es un poco frustrante leer una historia página a página cada entrega. La periodicidad suele ser muy esporádica y el formato de la página impresa obliga al lector a recorrer la pantalla hacia abajo, acción que la aplastante mayoría de los cibernautas no se detienen a hacer. Por ello ha florecido un inusitado número de autores de tira cómica. Creadores de gags o chistes de tres o cuatro cuadritos, cuando mucho de una página, que gozan de gran aceptación entre los lectores. Debo detenerme aquí un momento. El público de los cómics, el monstruo de mil cabezas, parece dividirse en dos grandes vertientes: por un lado, están los lectores especializados, entusiastas de las historietas de toda la vida,

Edgar Clement. Los perros salvajes


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Tania Camacho y Esteban Rojo. Jours de Papier

Jorge Cavazos. Caballo negro

Sergio Neri. La tuya en vinagre

Omar Estévez. El metalero

seguidores de títulos y personajes durante años, coleccionistas de álbumes, revistas y juguetes. Tienen sus subdivisiones: los fans del manga japonés, de superhéroes, del cómic europeo, de la historieta nacional. Un público compacto, fiel y generoso, pero muy pequeño como para sostener una escena. Por el otro lado, está el público general, el gran público lector que se encuentra las tiras en el Facebook o Twitter, que no coleccionan libros, tampoco juguetes, pero que siguen sus tiras con gusto. Que si se encuentran un álbum interesante en la librería lo compran como harían con cualquier otra novela. Es mucho más numeroso. Y al que, en mi opinión, hay que apostarle. Hay una gran cantidad de webcómics de humor. Personalmente, mi favorito es La tuya en vinagre, del yucateco Sergio Neri, delirante historieta pelada en la tradición del Santos contra la Tetona Mendoza, con un dibujo magnífico, pero me queda claro que no es para todo mundo. En cambio, el gran fenómeno del cómic en las redes sociales lo comparten Cindy la regia, de Ricardo Cucamonga, y Jours de Papier, de Tania Camacho y Esteban Rojo. El primero es una tira de humor negrísimo y corrosivo, protagonizada por una rubia de Monterrey, sampetrina, chica frívola y oligarca que sólo piensa en casarse tipo bien. Creada por el primer historietista abiertamente gay de México, sus tiras suelen ser bastante controversiales, pero a cambio gozan de mucha popularidad, tanto que Cucamonga ha publicado ya dos libros en los que compila algo de lo ya publicado en la web y complementa con material adicional, previamente inédito, en choteo inmisericorde de los libros de autoayuda. Jours de Papier es un fenómeno que sólo podría florecer al abrigo de las redes sociales. La tira relata las situaciones chuscas que se presentan en la vida cotidiana de una pareja joven. De humor ligero y sumamente autobiográfica, sus autores la empezaron como un chiste local entre sus amigos. Prodigio-

samente, se viralizó hasta rebasar los 250 000 seguidores en Facebook (y contando). Hay otros webcómics destacados: Caballo negro, de Jorge Cavazos, tira de humor escatológico, de las que más permanencia han tenido en la red. Moco Cómics, de Juanele, tira de humor aparentemente infantiloide que esconde más de lo que aparenta. Muerte querida, de Augusto Mora, quizá el más destacado historietista de su generación. Otros que vale la pena revisar son Melita en coma, de Virus Visal, una muy joven autora, y El metalero, de Omar Estévez, entre muchos otros. Y luego está Power Nap. Dibujado por el veterano y comiquero Bachan y escrito por Maritza Campos, quien también dibuja su propio webcómic en inglés, College Roomies from Hell desde hace 10 años. Power Nap es una de las pocas novelas gráficas mexicanas que se publican primero como webcómic. Con una onírica trama de ciencia ficción, sus autores la suben en inglés y en español, con tanto éxito que recientemente pudieron imprimir el primer volumen de la serie, en ambos idiomas, gracias al crowdfunding (o coperacha entre los lectores, para decirlo en chilango). Algo parecido sucede con la serie Perros salvajes, de Edgar Clement, aquél de Operación Bolívar. En esta serie, situada en el mismo mundo, el autor expande su universo ficticio. Hasta aquí todo suena bien, ¿no? Pero es justo donde empiezan los problemas. Como mencionaba líneas arriba, éstos son apenas un puñado de los webcómics que se están produciendo ahora. Las ventajas: tienen acceso universal inmediato, no dependen de ninguna distribución y son gratuitos. Pero ¿qué sucede cuando buscas conseguirlos impresos? Habrá quien prefiera leerlos en digital y asunto arreglado. Pero si buscas el libro, te encontrarás con algunas dificultades. Casi todos los autores autoeditan sus propios álbumes. Muchos de ellos con ediciones a color y en no pocos casos, bastante lujosas aunque con poco rigor editorial. Haciendo caso omiso de lo anterior, suelen publicar vistosos libros de cómics.


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Virus Visal. Melita en coma

Maritza Campos y Bachan (arte). Power Nap

Es entonces cuando se topan con el problema de la distribución. En ese momento se da la paradoja de que hay varias novedades cada año tanto de tira como de novela gráfica mexicana que no llegan a las librerías. Algunos autores venden sus libros desde sus sitios web. Y casi todos recorren el circuito de ferias y mal llamadas convenciones donde pueden encontrarse cara a cara con sus lectores. Dentro de las más destacadas se encuentran FESTO Cómic y La Mole, esta última se celebra dos veces al año, trae “invitados internacionales” (léase “autores de superhéroes”, básicamente) y vende juguetes y artículos coleccionables, con gran énfasis en los cómics gringos, películas y videojuegos. FESTO Cómic, por su parte, es un festival de autores que se celebra cada año como una más de las muchas actividades de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Su artífice, Luis Gantus (él mismo, autor y estudioso del cómic mexicano) convoca a los autores para que durante dos días vendan el material producido durante el año. FESTO funciona como una especie de feria de productores editoriales: los creadores trabajan todo el año en su proyecto, lo autopublican casi de manera artesanal y lo ofertan directamente al público especializado. Un buen esquema de negocio, si bien puede ser un poco frustrante para los lectores tratar de conseguir ese material durante el resto del año o desde fuera del DF.

La paradoja de la que hablaba líneas arriba es que a pesar de que existe un gran número de autores activos de ambos sexos que producen una buena cantidad de material de todas la calidades (hay manteca, mantequilla y cebo), si en este momento cualquier editorial multinacional quisiera crear una colección de novela gráfica, pasaría las de Caín para consolidar un catálogo. Aquí toca hablar de aquellos que publican novela gráfica y no tira cómica. De las historias de largo aliento. Ya mencioné a Edgar Clement. El propio Bachan ha publicado en su sello, Producciones Balazo, varios álbumes espectaculares. Luis Fernando, veterano dibujante desde tiempos del Histerietas (que en 1987 ganara el Primer Concurso de Historieta Experimental convocado por el Museo de Culturas Populares), ha publicado un par de compilaciones de su trabajo narrativo. Lo mismo sucede con otros autores que menciono a continuación. Augusto Mora, citado previamente, y Patricio Betteo, uno de los más reconocidos ilustradores mexicanos, ganaron en

Augusto Mora. Muerte querida


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Keret en su tinta

Patricio Betteo

Alberto Chimal y Micro. Kustos

cerrado empate el primer concurso nacional de novela gráfica convocado por Editorial Jus hace pocos años. Se publicaron sus respectivos álbumes, El Maizo y Mundo invisible. Ambas obras, de gran calidad gráfica y solvencia narrativa, tuvieron buena acogida, pero el premio no se volvió a convocar, los libros agotaron sus tiradas y no se reeditaron. Jus no mostró interés en publicar otros historietistas. Fin de la historia. No todos los caminos son tan accidentados. Sexto Piso ha conformado un catálogo compacto pero sustancioso en el que han seguido la estrategia de juntar a un escritor con un grafista. De ese modo, han publicado álbumes hechos en dupla, como Pancho Villa toma Zacatecas, de Paco Ignacio Taibo II y Eko de la Garza; Septiembre, de Fabrizio Mejía Madrid con José Hernández; La oveja eléctrica, de José Gordon y Micro; y La calavera de cristal, de Juan Villoro en colaboración con quien esto escribe, entre otros. Ellos mismos publicaron Keret en su tinta, adaptación al cómic de varios cuentos del escritor israelí Etgar Keret de la mano de varios narradores gráficos mexicanos. Queda en el aire repetir el experimento con otros escritores. (Y, ejem, ellos mismos editaron mi novela gráfica Uncle Bill. Fin del comunicado.) Editorial Resistencia ha publicado poesía y narrativa hace 15 años, pero tiene una nutrida colección de narrativa gráfica que incluye compilaciones historietísticas de varios autores. En una apuesta por recuperar la memoria gráfica de este país y apostar al mismo tiempo por las nuevas voces esta editorial, liderada por Josefina Larragoiti, lo mismo ha publicado

compilaciones de autores como Manuel Ahumada (†) o Gonzalo Rocha, quienes publicaban en las Histerietas de La Jornada como lanzado primeros libros de autores jóvenes. Uno de los autores más interesantes de Resistencia es Adrián Pérez Acosta, previamente conocido como Adriano, para muchos el secreto mejor guardado del cómic nacional, un ilustrador de gran experiencia y oficio que en algunas ocasiones, muy pocas para el gusto de sus lectores. Su libro Monociclo recopila dibujos e historietas breves. En ese mismo sello Alberto Chimal, el mejor narrador de mi generación, se alió con el grafista Ricardo García Fuentes “Micro” para subirse al ring con el guion de Kustos, su primera novela gráfica publicada en dos tomos. El propio Micro es autor en solitario de varios álbumes de gran calidad narrativa y gráfica. Edu Molina, autor argenmex, publicó recientemente con Resistencia El Sombra, historieta policiaca, un género del que hay pocos ejemplos en nuestro país. El catálogo de Resistencia es amplio y ecléctico. Ellos fueron los primeros que dieron un voto de confianza al cómic mexicano y siguen engrosando sus filas de autores. Otros más que han publicado ahí son los ya mencionados Mora, Juanele y Betteo, las historietistas Cecilia Pego y Cintia Bolio, así como Luis Fernando, Frik, Tony Sandoval y varios más. Mención aparte merece F.G. Haghenbeck, exitoso novelista policiaco y fantástico, quién empezó como guionista para editoriales norteamericanas y se mudó a la literatura, pero de tanto en tanto toma los lápices y pinceles para dibujar y/o escribir guiones para otros dibujantes. Justicia divina, de su autoría, fue la primera novela gráfica publicada por la Ibero. La Caja de Cerillos hace poco publicó Black is Beltza, debut en la novela gráfica del Dr. Alderete, con guion de Fermín Muguruza (de Negú Gorriak) y Harkaitz Cano. Está también Fixión Editores, colectivo regiomontano de historietistas que se asociaron para crear su propia empresa editorial y que incluye entre su catálogo a Raúl Treviño, Dono Sánchez Almara y Edgar Delgado. Los tres se dedicaron durante muchos años a colorear el trabajo de otros dibujantes extranjeros para editoriales extranjeras como Marvel o la francesa Les Humanoïdes Associés. Sin embargo, todos ellos han desarrollado su propio trabajo historietístico con gran soltura. El caso de Monterrey es interesante. Quizá sea la ciudad con más dibujantes mexicanos que trabajan para editores extranjeros por kilómetro cuadrado, y semillero de buenos narradores gráficos en todas las vertientes del cómic. Uno de ellos es el Mudo Vázquez, guionista de la serie El Arsenal, entre otros


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Axur Eneas (arte). Adventures of Aero-Girl

proyectos. Otro, Polo Jasso, que hace 15 años publica diariamente la tira del Cerdotado en el periódico Milenio, la única de humor no coyuntural con presencia en la prensa nacional. Y aunque él mismo ha editado varias compilaciones de su tira, sería bienvenida una edición (o varias) que pudiera conseguirse en todas las librerías y no sólo en las ferias de cómic a las que va Polo. (No hay artículo completo sobre cómic mexicano que no hable de los artistas nacionales que publican en sellos extranjeros. No enfatizo en ellos porque me quise concentrar en la escena nacional, pero vaya una rápida mención de Humberto Ramos, estrella global del mundo de los superhéroes y dibujante titular del Hombre Araña, “el Lobo” Cuevas, Gerardo Sandoval, Giovanni Barbieri, Lucas Marangón, Francisco Herrera, Rulo Valdés, Francisco Vlasco y el guionista Spike Valentine, entre otros.) Finalmente, Caligrama, pequeño sello editorial especializado en cómic mexicano (dirigido también por una mujer, Sonia Batres), ha sacado desde hace varios años al menos un álbum anual. Su catálogo incluye a varios de los mencionados anteriormente, así como a R.G. Llarena, prolífico guionista tamaulipeco que ha hecho carrera en la mítica revista Heavy Metal y quien hace poco coordinó un número de puros historietistas mexicanos, de próxima aparición, y Tony Sandoval, destacado historietista sonorense que ha hecho su carrera en Europa, donde vive y publica regularmente. Sandoval acaba de ser nominado a un premio Eisner en los Estados Unidos, algo así como el Óscar de los cómics, por el álbum Doomboy, inédito en nuestro país. Suena como un panorama alentador, lleno de autores y publicaciones. Entonces, ¿por qué las mesas de novedades de las librerías no están repletas de novelas gráficas y libros de cómics mexicanos?

el futuro ya no es lo que solía ser Perteneciendo a gremios que se especializan en quejarse (historietistas, ilustradores y escritores), decidí hace muchos años no desperdiciar los espacios públicos que me den voz para quejarme. Por primera vez en 25 años, el panorama hacia adelante se ve luminoso. Hay una gran cantidad de autores traba-

Tony Sandoval. Doomboy

jando; muchos de ellos en formato digital. Cada año se añaden títulos y novedades, aunque no siempre publicados formalmente. Estoy seguro de que las grandes multinacionales editoriales no dejarán pasar esta coyuntura: aquí puede haber una oportunidad de negocio. Por primera vez, la pelotita está del lado de los autores. ¿Estaremos a la altura del público lector? ¿Seremos capaces de aprovechar esta ola —que mucho tiene que ver con el interés que han despertado las películas de superhéroes? ¿O nos quedaremos dormidos, como pasó en el 92 y en el 2000? No hay manera de saberlo, pero hay signos alentadores. Uno de los más notables, la inclusión desde hace un par de años de la Narrativa Gráfica dentro de las disciplinas apoyadas con las becas del fonca tanto en el área de Jóvenes Creadores como en el Sistema Nacional de Creadores de Arte. Me queda poco por agregar. No quisiera cerrar sin mencionar algunas de las voces más jóvenes, creadores de ambos sexos que están por publicar primeros libros, o que ya han sacado algo pero están por dar su do de pecho. Mi lista incluye en completo desorden a Alejandra Espino, Yorko F. Muñoz, Belivac, Inés Estrada (publicada y premiada internacionalmente), Alejandra Gámez, Axur Eneas, Zanker (quien publica regularmente en los Estados Unidos), Kamui Gomasio, Fernanda Fierro, Rich Zella, Abraham Balcázar, Jimena Sánchez, José Luis Pescador (con varias publicaciones internacionales y un destacado pintor), Valerio Vega, H.G. Santarriaga y muchos más. (A estas horas la memoria se me vuelve resbalosa y traicionera, pido disculpas de antemano si olvidé algún nombre importante.) Yo, por lo pronto, los dejo. Tengo mucho que dibujar.

Raúl Treviño. Ink & Punkies

Alejandra Espino. Raphaela


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M música

Líber Terán es un tipo con verbo, sus respuestas son largas y bien articuladas. Hace unos días le platicó a Frente acerca de su más reciente disco, Cantante solitario, y sobre el momento musical y personal que atravesó durante el proceso de grabación de este cuarto material como solista.

Lo que Blur le hizo Líber

Terán es un músico que empezó en la banda Los de Abajo. Él, junto con sus compañeros, levantó ese grupo hasta que llegó a ser uno de los referentes obligados del ska en nuestro país. En el 2007, diferencias con los otros miembros y una curiosidad personal lo llevaron a buscar nuevos horizontes. Acaba de lanzar su cuarto álbum como solista titulado Cantante solitario, con el que consolida su carrera. A pesar de que éste es un álbum de Líber Terán, hay un personaje en las sombras que ha sido indispensable para la edificación de este disco, un nombre que hace que Líber hable desde el “nosotros” cuando se refiere al trabajo realizado en esta producción: “Fue producido por Quique Rangel, el bajista de Café Tacvba, y es la segunda vez que trabajo con él como productor. La primera fue en el álbum anterior: Errante, que salió en el 2012. El resto de los discos los había producido yo sólo junto con un ingeniero de audio”. Para Líber la experiencia de su anterior material significó volver a trabajar en una especie de equipo. El experimento fue felizmente exitoso y la dupla que se formó entre Rangel y él resultó tan buena que, para este cuarto disco, sintió que era una veta musical que merecía ser explorada más a fondo. Sin tapujos, Líber dice que ya desde Errante, Quique se involucró tanto en las canciones que es prácticamente coautor del álbum: “Le tengo total confianza y siento una afinidad muy profunda con él. Estos dos discos, aunque están firmados por mí, realmente son de ambos”. Al término de

esa primera experiencia musical partieron caminos con la promesa de que posteriormente harían otro disco juntos.

Reencuentro Y así sucedió. Líber lo buscó para regresar al estudió: “Cuando llegué con él en esta última ocasión aún no tenía nada escrito, ésta es la primera vez que me decido a hacer un disco sin tener ni una canción. Quique me dijo que me pusiera a componer y sobre eso veíamos. Así que me puse a escribir como loco y en dos semanas ya tenía diez temas nuevos”. Las primeras maquetas de las canciones fueron hechas por Líber sólo con guitarra y voz, o con piano y voz: “Le dije que se las iba a entregar desnudas para que él también las pudiera imaginar con el vestido que quisiera. Le di la libertad de que escogiera el estilo del álbum. Se las mostré y él hizo la selección. ‘Éstas son las seis que yo quisiera’, me dijo, y tuvimos que negociar un poco porque hubo un par de canciones que a mí me gustaban mucho y que a él en ese momento no le parecía que concordaran con el resto”. Sobre la decisión de hacer un EP Líber admite que estaba algo escéptico; ni con Los de Abajo, ni en su carrera como solista había sido un formato que le llamara la atención, ya que siempre se ha considerado un consumidor de LPs: “Desde chico no me gustaban mucho, sí llegué a tener algunos discos de 45, pero ya en la


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a Líber Terán Por Humberto Morales Cruz

etapa del CD nunca compré muchos EPs”. Quique fue quien lo convenció de que era un buen formato para este proyecto: “Me dijo que no era tan malo y que sería una experiencia diferente. Terminé cediendo”. Aunque sabe que fue una elección que, para él por lo menos, nació de la prisa, está contento con el resultado, porque al final le pareció un proceso muy natural que le enseñó cuestiones que sus materiales de larga duración no habían hecho: “Teníamos urgencia de hacer algo y de ver el nuevo resultado, así que como era algo que nunca había experimentado, acepté que fuera un EP. Esto facilitó todo en la logística del disco, pero hizo que se dificultara la creación del concepto; que sea un disco corto te invita a solidificar más la idea que lo genera porque tienes menos tracks. Está interesante porque te obliga a esforzarte más con lo que haces y a hacer una mejor selección de tu trabajo; es menos fácil tener canciones de relleno y tienes que ser más estricto contigo mismo”.

contar historias. Es un disco que en un contexto general habla sobre situaciones urbanas en las que la inseguridad y la violencia existen, pero impera la necesidad de estar conectado con algo; es sobre la necesidad de escapar, sentirse vivo y crecer. Creo que es un disco profundo”.

Las influencias

La construcción de un disco diferente Desde el alumbramiento de este nuevo material discográfico, ambos músicos tenían claro que no querían regresar al sonido de sus trabajos anteriores: “En Errante yo sentí que logré un sonido nuevo y eso me emocionó mucho; para este nuevo álbum, Quique y yo no teníamos ganas de repetirnos, queríamos algo diferente. Esta vez la dinámica con Quique fue trabajar cuidando mucho de no caer en el sonido de mis álbumes anteriores”. Ésta ha sido una preocupación constante para Líber, y afirma que la búsqueda de nuevos sonidos es su marca principal de carácter: “En vivo es diferente, ahí el show se vuelve una mezcla de todo lo que he sido y un poco se trata de complacer al público, pero en los discos siempre de trata de sorprenderlos. Todas mis grabaciones son muy diferentes; aunque tienen una esencia parecida, comparten el lenguaje que he desarrollado como solista, en el que fusiono el rock clásico con la música norteña, la balcánica y estos aires medio folks que me salen a veces”. Cantante solitario rompe con eso, porque sus discos anteriores y Errante, sobre todo, eran discos con base acústica. Éste, en cambio, es un álbum completamente eléctrico: la premisa fue no utilizar ningún instrumento acústico; todos los bajos son eléctricos, todas las guitarras son eléctricas, todas las baterías son loops y secuencias hechas con aplicaciones armadas por su ingeniero, David Parra. Este carácter eléctrico del álbum implicó una manera de grabar muy distinta a la que Líber estaba acostumbrado: “El disco entero fue grabado en El Ensayo, el estudio de Café Tacvba en Ciudad Satélite, y como todo fue digital sólo necesitamos ser tres personas en el estudio: yo grabando todas guitarras y la voz, Quique tocando los bajos y David haciendo todas las programaciones. Éramos tres músicos, un contraste

muy grande con Errante en el que participaron alrededor de 18 músicos. En Cantante solitario, además, sólo pedí que colaboraran Efrén Díaz, con la guitarra hawaiana, y Mario Salas, de la Internacional Sonora Balkanera, para que tocara percusiones como la darbuka de Medio Oriente, bongós y panderos”. El resultado es un disco compacto en su sonido. Aunque no es electrónico, sino eléctrico, se aproxima más a eso que podríamos llamar un disco de rock. “Fue una experiencia nueva y un reto. Acaba de salir el primer sencillo ‘Apuntando al cielo’ y creo que su estilo más clásico responde a mi búsqueda camaleónica de nuevos sonidos.” Ésa fue la primera canción que grabaron y pronto se dieron cuenta de que podían entenderse a la perfección usando referencias musicales: “Al principio me sonaba demasiado country y cuando ya me estaba desesperando le dije que quería que sonara un poquito más a ‘Boys and Girls’ de Blur y eso resolvió el problema. Me agarró totalmente la onda e hicimos todo el tratamiento de la canción bajo ese sonido. Por supuesto que al final la canción ya grabada no suena a ‘Boys and Girls’, pero eso fue la clave para encontrar nuestro propio camino”. Es un disco que se construyó en gran medida a partir de citas de otras bandas, puesto que de esta manera es como se podían comunicar con más claridad. Líber cuenta que tiene un método que se acerca a una especie de escritura automática: “Siempre que voy a escribir no pienso en un tema específico, me dejo fluir en el texto. De hecho, para mí las letras no están separadas de la música, suelo escribir cantando y con la guitarra en mis manos. En este álbum no sabía realmente si iba a escribir sobre mí, si iba a hacer crónicas o a

“Ni el grunge ni el pop nos movió en esa

época. Hace un año tuve un recuentro con Blur y con el britpop porque hicieron el documental de No Distance Left to Run […] me impactó tanto ese documental que, a partir de ese momento, me volví fan y empecé a escuchar mucho britpop. Esto es algo que definitivamente se siente en el disco…”

El disco se grabó hace un año. Líber recuerda que en ese entonces le había dado por leer biografías, en particular la de Woody Guthrie: “Quizá por eso se llama Cantante solitario. Pareciera que mi disco no tiene mucho que ver con él, porque no es folk ni es directamente un álbum de protesta, como los que él hizo, pero me inspiró su figura de juglar errante, de ser un tipo solitario que se deja llevar por los caminos llevando su guitarra”. También por aquellas fechas leyó Caín, de José Saramago, que es la historia del famoso pasaje bíblico de los dos hermanos, pero reinterpretada por el autor desde una perspectiva heterodoxa y crítica: “Creo que algo de la crudeza de Saramago se quedó conmigo y se impregnó en el disco”. Musicalmente, para Líber, éste es el álbum en el que finalmente lo alcanzó la influencia del britpop: “En los noventa como estaba con Los de Abajo nunca escuché esa música, nosotros estábamos clavados en lo latinoamericano onda Mano Negra. Ni el grunge ni el pop nos movió en esa época. Hace un año tuve un recuentro con Blur y con el britpop porque hicieron el documental de No Distance Left to Run. Me encantan los documentales y más los de música porque me gusta entender cómo los músicos se desarrollan. Me pareció fantástico ver la historia de cómo se habían logrado reunir después de tantos años de separación. Yo ya había escuchado su música y no me había atrapado, pero me impactó tanto ese documental que, a partir de ese momento, me volví fan y empecé a escuchar mucho britpop. Esto es algo que se siente en el disco, hay algo del sabor de bandas como Pulp, The Verve e incluso de Oasis”. Estos influjos compusieron un sonido que dista de la imagen que Líber había construido en sus discos anteriores; esta vez no hay acordeón: “Creo que éste es el álbum más rockero de mi carrera”.

La música para qué En la época que Líber estuvo en Los de Abajo muchas de sus letras eran claros y contundentes discursos políticos; sin embargo, hoy pareciera que este cantante solitario se ha distanciado de los ideales que lo impulsaban en los inicios de su carrera. Asegura que esta impresión es completamente falsa: “En ese aspecto, éste disco es más sutil que los que solía hacer con Los de Abajo, pero definitivamente es un material que refleja la crisis. Hay canciones, como ‘Apuntando al cielo’, que tratan de reflejar la contradicción de la crisis funcional que vivimos. Ésta es una rola muy bailable y muy cool pero tiene una letra que habla de agobio y de aislamiento”. Lo que Líber nos presenta es un álbum orgánico que no busca imponer una postura solida y parcial, sino que refleja la complejidad contradictoria que él ve en nuestra situación. Para Líber la música tiene la función de echar a volar el espíritu y está seguro de que este Cantante solitario no es evasivo, pero sí busca ser liberador.


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Martin Gore por fin es libre Por Humberto Morales Cruz Salió al fin el primer disco solista del compositor principal de la icónica banda inglesa Depeche Mode y se trata de una grata sorpresa. Contestó algunas preguntas sobre este álbum que, como él mismo sugiere, merece ser escuchado de cabo a rabo.

M

artin Gore lleva más de tres décadas escribiendo prácticamente todas las canciones de Depeche Mode, las buenas y las malas. Aunque a sus 53 años ya aseguró un lugar relevante en la historia de la música popular mundial, no da señales de conformase con lo que ha hecho. Acaba de sacar su primer álbum en solitario, de piezas instrumentales, idea que ya estaba en su cabeza desde hace algún tiempo. Las políticas internas de su banda le dieron el impulso necesario para que se concretara: “Durante el proceso de escritura de Delta Machine [el último trabajo de Depeche Mode], yo había escrito tres o cuatro piezas instrumentales que decidimos no utilizar porque ahora que David [Gahan] compone nos sobran canciones. Simplemente, no teníamos espacio y menos para

piezas instrumentales. En vez de descartarlas, empecé a pensar que tal vez era una buena idea hacer un disco como éste: un disco instrumental como solista, algo que nunca había hecho”. A pesar de que estas piezas no entraron en Delta Machine, que salió en el 2012, en este mismo álbum hay varios interludios instrumentales que dejan ver la obsesión de Gore por los sistemas modulares de sintetizadores. Sin embargo, en este primer material, MG, el músico da un paso más allá, presentando lo que ha sido descrito por él mismo como el soundtrack de una película de ciencia ficción inexistente. Éste es un disco compuesto por 16 piezas completamente electrónicas. La mayoría de la música electrónica, incluso la que es en su totalidad instrumental, respeta implícitamente las estructuras que siguen la mayoría

de los géneros: tiene ritmos y tonalidades constantes; tiene intros, coros y codas; tiene jerarquías sonoras. La música de MG se compone de múltiples niveles de acción sonora de apariencia aleatoria en el que ninguno es preponderante. Es sonido casi en estado salvaje. Ése es un rasgo del ambient que pioneros como Robert Fripp y Brian Eno iniciaron en los setenta y que ha seguido desarrollándose hasta hoy. De hecho, la influencia de esta corriente en Martin es clara, pues él mismo afirma que sus dos discos de música electrónica favorita son los Selected Ambient Works, de Aphex Twin: “No creo que este álbum sea muy parecido a eso, pero creo que algo de la inspiración vino de ahí”. Las características de la música de MG forzaron a Gore a componer de una manera distinta a lo que ha estado acostumbrado: “Si estás escribiendo una canción como tal, debes concentrarte en la melodía y en las palabras; eso es lo más importante. Lo demás debes organizarlo de tal forma que crees el espacio para la melodía. Fue muy diferente con las canciones de MG, porque eso que es, por lo regular, lo más importante, en este disco está ausente. Por lo tanto, tienes que resolver el problema de cómo mantener la atención de quien te escucha. Creo que las palabras son poderosas, pero estoy seguro de que la música por sí sola también lo es”. Por otro lado, la idea de hacer un álbum en el que las letras no eran una preocupación le pareció un respiro: “Para mí, especialmente volviendo de una gira, siempre ha sido difícil volver a pensar en escribir palabras para las canciones y eso es algo que no me sucede con la música. Espero que el proceso de creación y grabación de este disco sea una forma de recargarme para cuando vuelva a escribir para Depeche Mode”. Los sintetizadores modulares con los que está compuesta la música de MG son piezas que, dependiendo de la manera en que se combinen, generan sonidos impredecibles incluso para quien los está manipulando; su uso es un juego de experimentación. El mismo Gore asegura que cuando empezó el proyecto sólo tenía una idea muy vaga de cómo iba a sonar el disco: “Sólo sabía que quería que fuera atmosférico, cinematográfico y que tuviera un aire de la ciencia ficción”. Para Martin lo que catalizó el génesis de este disco fue estar rodeado de sus sintetizadores modulares en su estudio: “Tal vez al menos el ochenta por ciento de los sonidos de MG vino de esta fuente”. Su obsesión por estos dispositivos es rastreable hasta el 2007: “En esa época obtuve mi primer Euro Rack [el mueble en el que se colocan y conectan los sintetizadores] y era de tres filas. Yo pensé que eso sería todo, creí que eso sería suficiente para mantenerme entretenido pero bueno… hay tantísimos fabricantes de estas cosas y tantos módulos interesantes que es difícil detenerse. En vez de Euro Rack, hay quien lo llama Euro Crack. Además, la producción de estas compañías es bastante reducida. Casi todos los días busco qué están sacando, porque si no lo pides casi inmediatamente ya no lo podrás adquirir después y eso, hace que quienes los usamos podamos aspirar también a un sonido individual”. MG es un disco inusual pero sumamente disfrutable; es la feliz prueba de que incluso un lobo viejo como Gore puede reinventarse y sorprendernos. No queda más que dejarlo sonar y explorar los paisajes que están ahí, dispuestos para que viajemos por ellos.


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El sonido anterior Por Emilio Rivaud Los científicos llegaron ya

L

a primera semana de mayo, cuatro científicos de la Queen Mary University de Londres y del Imperial College presentaron un estudio llamado “The Evolution of Popular Music: USA 1960-2010”. El título deja claras sus pretensiones: rastrear el modo en que la música popular —específicamente aquella que ha alcanzado las primeras posiciones en la lista Billboard Hot 100— ha evolucionado desde 1960 y hasta el 2010. No son los primeros investigadores que buscan claves de esa evolución: lo han intentado los melómanos del mundo en largas pláticas más o menos eruditas; lo han intentado filósofos, escritores, antropólogos. Sus conjeturas entusiastas y sus anécdotas cultas, sin embargo, “carecen —dicen los autores— de aquello que los científicos desean: la rigurosa puesta a prueba de hipótesis basadas en datos cuantitativos y estadísticas”. Hasta hace poco, la falta de datos hacía imposible esta puesta a prueba. Pero el panorama ha cambiado gracias a la existencia de vastas colecciones digitalizadas de audio. Los científicos tomaron fragmentos de 30 segundos de duración de 16 000 canciones que obtuvieron en Last.fm. Sobre estos fragmentos realizaron una serie de mediciones cuantitativas que les permitían clasificarlas en 16 tópicos distintos, 8 de acuerdo con los tipos de acordes y 8 que describen el timbre de la música (si usa guitarras enérgicas; piano y orquesta; voz hablada, entre ellos). Finalmente, utilizando las etiquetas de Last.fm, establecieron correspondencias entre estas características sonoras y varios géneros musicales: hip hop, balada romántica, country, jazz, etcétera. Los detalles de estas mediciones son complicados. Involucran conceptos como “parametrización de baja dimensión” y “permutación aleatoria de la matriz de distancia”, además de una serie de ecuaciones que son difíciles de pronunciar sin saberes como el griego y el cálculo, que tristemente nunca aprendí. Pero ésta

Nuevos discos, nuevas drogas es la parte medular: ahí está el método que permite extraer porciones discretas de canciones y trazar su mapa genético que, al ser comparado con el de las otras canciones, dará respuesta a las preguntas centrales del estudio: ¿la variedad de la música popular ha aumentado o disminuido con el tiempo?, ¿el cambio evolutivo en la música es continuo o discontinuo? Si es discontinuo, ¿dónde ocurrieron las discontinuidades? Las respuestas ya las habrán leído en algún lado, porque el estudio ha causado ruido. La variedad de la música ha tenido sus altas y sus bajas. 1986 fue el año menos diverso, y estuvo dominado por las percusiones agresivas del rock de estadio y por los sintetizadores. La entrada en escena del rap trajo nuevos y diversos aires. El panorama actual es heterogéneo, y algunos estilos como el funk y el jazz son francamente minoritarios. Los resultados del estudio muestran que, aunque la transformación en la música es constante, pueden identificarse periodos estáticos seguidos por etapas de cambios acelerados. 1964 y 1983 fueron años de cambios agitados y duraderos, pero en 1991 tuvo lugar una auténtica revolución. El gran titular del estudio es que el desembarco de los Beatles en Estados Unidos, la “invasión inglesa” de 1964 que tantas páginas ha llenado, no tuvo más impacto que la toma del mainstream por el rap, que quizá por ser más reciente no ha sido tan glorificada. Todo esto puede verse con claridad en las gráficas que acompañan al reporte, mucho más fáciles de entender que sus entrañas matemáticas. El estudio tiene sus limitaciones: está circunscrito a un periodo de tiempo y a un país. No ofrece una explicación, solamente describe un fenómeno. Los datos que ha reunido son más difíciles de memorizar que los nombres de los músicos, los estudios y los instrumentos, y menos evocadores que las letras de las canciones o sus melodías. Sin embargo, ofrece algo que la historia de la música no sabía que necesitaba: certidumbre científica. “Quienes deseen hacer afirmaciones acerca de cómo y cuándo cambió la música popular ya no pueden acudir a la anécdota, el conocimiento y la teoría que no esté acompañada por datos”, dicen los autores. Los que cabemos en ese entrecomillado nos las veremos difíciles para aprender el nuevo léxico, qué duda cabe. Pero lo intentaremos. En nombre de la ciencia.

Por Carlos Velázquez Cê (Transrock 1)

V

erdad tropical, la bio de Caetano Veloso, contiene una foto que me conmueve hasta lo indecible. Roberto Carlos enfundado en una media túnica a lo Demis Roussos actúa en el programa televisivo de Chacrinha a finales de los sesenta. Sí, O Rey, antes de convertirse en el baladista de “Cóncavo y convexo”, se inició en las huestes del rock. Parte de la rebeldía del primer Roberto Carlos pervivió en el imaginario Caetano Veloso. Con la posmodernización de la samba y del bossa, la corriente tropicalista que culminaría en el movimiento MPB (Música Popular Brasileña), Caetano se apartó del rock (a pesar de que versionara a los Beatles o a los Stones) en cuanto al rumbo que tomaría su propuesta estética. Sin embargo, el fantasma del Roberto Carlos rockero penó de manera indisoluble en el discurso de Caetano. Pero transcurrirían cuatro décadas para que el espectro de lo que significa el O Rey en su fase rock and roll se situara en primer plano. En un arrebato de regresión futurista se materializaría en la discografía de Caetano a través de Moreno Veloso, su hijo. La década del 2000 fue compleja para Caetano. Arrancó con una revisión en vivo de su carrera. Enseguida un box set recopilatorio. Colaboraciones. Un álbum de covers. Y un disco de éxitos. Caetano bolereaba demasiado. Chavelavargaseaba en exceso. Entonces, en un ejercicio de humildad se puso en manos de su hijo Moreno Veloso. Autor de Máquina de Escrever Música, considerado por la crítica como uno de los diez discos más relevantes de Brasil del 2001 al 2009, Moreno conformó en el 2006 un ensamble especial para su padre: Banda Cê. El bajista Ricardo Dias Gomez, el baterista Marcelo Gallado y Pedro Sá en la guitarra, de estilo psicodélico, conformaron el sello característico del sonido de Caetano en los siguientes nueve años. Los tres músicos nacieron en los sesenta. Con la Banda Cê, Moreno situó a Caetano más próximo a The Rapture que a Jorge Ben Jor o a cualquier otro músico brasileño. Cê salió al mercado cuando Caetano cumplió 64 años. Antes de su irrupción, Velo (1984) era considerado el disco más rocker de Caetano. Con el tiempo se cristalizaría como un referente en la discografía de Caetano, pero no como un producto netamente rockero. Fan de Wilco y de los Arctic Monkeys, con Cê, Caetano se instaló en la vanguardia una vez más. Sin la afectación de los ochenta, Cê dividió a la crítica. Un sector lo recibió como el mejor disco de Caetano desde Circuladô (1991). Como le ha ocurrido a otros grandes, Caetano encarnó (en teoría, porque nunca se marchó) uno de los regresos más significativos en el mundo de la música. Cê es un apócope de você (tú), por lo que su traducción al español es imposible. Podrán existir aproximaciones, pero todas suenan a especulación. La innovación que propone es el transrock, un género que adquirió forma en la cabeza de Moreno Veloso en +2, un proyecto que consiste en una trilogía de discos grabados e interpretados junto a Alexandre Kassin y Domênico Lancellotti. En ellos se fraguó el Moreno productor que arrastraría a Caetano a modificar su proceso creativo. Lo que el transrock propone es un énfasis en la guitarra neopsicodélica de Pedro Sá, con una batería jazzera y el bajo rockero, combinados con la voz de Caetano y esporádicas frases de un órgano Rhodes. El riff y el solo son los protagonistas de Cê. La guitarra de Pedro Sá suena a ratos pesada y por momentos incita al baile. La línea de bajo inicial de “Nao me arrependo” rinde homenaje a “Walk on the Wild Side”, de Lou Reed, el guiño de identificación pop. Y sí, existen ecos de Velvet Underground en Cê, pero al respaldarse por una banda pasada por ácido, Caetano, se hermana también con agrupaciones contemporáneas, como Tame Impala. Caetano afirma que el rock es esnob. Quizá esta declaración de principios explique por qué Brasil no cuenta con un referente internacional en el campo del rock. Precisaban de las innovaciones de Moreno Veloso.


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RO M

S •L

A• R

A

ECORD

Los 10 vinilos más vendidos de mayo en La Roma Records:

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Soda Stereo Canción animal Björk Vulnicura Blur The Magic Whip Happy Mondays Pills 'n' Thrills Metrika Afterwards Electrique Music #80 Alabama Shakes Sound + Color My Morning Jacket The Waterfall Run The Jewels 2 (edición especial) D’Angelo + The Vanguard Black

Álvaro Obregón 200 Bis 1, Roma T. 52642140

La vara

Reseñas Por RULO My Morning Jacket The Waterfall ATO, 2015 Si algo define la carrera del conjunto My Morning Jacket es el brío y la audacia que ha exhibido durante buena parte de los 17 años que llevan grabando y girando. Desafortunadamente, su nuevo disco no alcanza los estándares a los que ellos mismos no han acostumbrado. Este reseñista incluso llegó a pensar que la excursión en solitario de su líder, Jim James (el fantásitco álbum Regions of Sound and Light of God, 2013) pudo haber funcionado como una suerte de agente renovador. Pero no. The Waterfall es el séptimo disco de su carrera y carece de la experimentación que encontramos en algunas de sus obras anteriores, en las que temerariamente enfrentaban géneros supuestamente incompatibles —por ejemplo, el dub y el country en el disco Z, del 2005— para crear algo nuevo e inclasificable. Aquí eso se extraña mucho. Sin embargo, tampoco es una grabación que palidezca ante el resto de su discografía. Son, que nadie lo dude, una banda solvente. Digamos que le faltan sorpresas y sobresaltos. Tienen piezas, como la abridora “Believe”, que parecen estar diseñadas para ser cantadas en arenas (ésas donde juegan los equipos de la nba) repletas de chicos rubios de barba espesa. En algunos medios se ha dicho que son el Radiohead de Kentucky, pero este tipo de himnos ponen a MMJ más cerca de Coldplay que de Thom Yorke y compañía. Otras de las canciones —como “Get The Point”— se encuentran del otro lado del espectro y son capaces de recordarnos al Neil Young más conmovedor. Su arma secreta sigue siendo la voz dulcísima y carismática de Jim James. Con otro delantero sería difícil pensar en una carrera tan exitosa y tan larga.

El regreso de Janet Janet Jackson sorprendió a sus fans con un tuitazo el día que cumplió 49 años: anunció su regreso al mundo de la música. Sus planes incluyen nuevo álbum y una gira mundial. Toda la información se está condensando bajo el #ConversationsInACafe, que se presume es el título del disco.

The Libertines: LP3 Contra todo pronóstico, The Libertines trabaja arduamente en la grabación de su esperadísimo tercer álbum, producido por Jake Gosling, colaborador de Ed Sheeran y One Direction. El grupo está encerrado en un estudio en Tailandia y frecuentemente comparte en redes sociales fotos de su quehacer.

Hot Chip Why Make Sense? Domino Recording Company, 2015 La primera canción se llama “Huarache Lights”. ¿Qué se puede esperar del nuevo disco de Hot Chip si te reciben con un título tan ridículo, de una canción que además es, prácticamente, como todas y cada una de las canciones que les hemos conocido? El álbum entero parece haber sido diseñado siguiendo la formula que ha rendido buenos frutos para este conjunto inglés durante sus 15 años de carrera. Un poco de house por aquí, un poco de R&B por acá. Encima, la bonita pero monótona voz de Alexis Taylor. De repente, hay giros inesperados, un detalle de psicodelia, una rima de Posdnuos (de De La Soul), pero en general estamos ante música que ya hemos escuchado mil veces, que funciona muy bien como papel tapiz auditivo. Para cenitas con los amigos. Para decorar bares con coctelería de autor. Para no aumentarle el ritmo cardiaco a nadie. Salvables un par de piezas, “Need You Now” y la que le presta su título a esta obra, “Why Make Sense”, en las que dan ligeras señales de ambición.

Brandon Flowers: humor involuntario Muchas risas generó (al menos en esta redacción) el líder de The Killers cuando declaró lo siguiente: “Aunque la gente lo acepte o no, somos la mejor banda en mucho tiempo. Cualquier noche le ganamos a cualquier banda que haya salido en los últimos 15 años. No es una competencia, pero siento que la gente no entiende lo que hemos logrado…”.

Steve Aoki: demandado El cotizado pinchadiscos norteamericano tendrá que enfrentar en tribunales a una de sus fans, a la que le rompió un tobillo y el cuello tras saltar desde el escenario hacia el público. El misterio es que la mujer haya decidido buscar una compensación económica hasta ahora, tres años después del incidente.

Adiós B.B. King El pasado viernes 15 de mayo murió en Las Vegas Riley B. King, mítica figura del blues nacido en una plantación de Misisipi en 1925. King es reconocido como uno de los más grandes guitarristas de todos los tiempos, influencia de una infinidad de artistas, desde Eric Clapton hasta U2. Descanse en paz.


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Brujería SALA 15 de mayo de 2015

abajo

ARRIBA

Por Toni François www.tono.tv


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C cine

Una Mad Max furiosa Por Fernando Bustos Gorozpe

Con el estreno de Mad Max: Road Fury como pretexto –la cuarta entrega de la saga de culto Mad Max–, realizamos un análisis puntual del excéntrico héroe posapocalíptico Max Rockatansky.

Hoy

en día es común encontrar la temática del futuro posapocalíptico al interior de la pantalla. El cine y la televisión han explotado este recurso, sobre todo, alrededor de enfermedades y plagas valiéndose de la figura del zombi como catalizador para el fin del progreso y como excusa para el regreso a un mundo que sin industria, se ve paralizado ante la falta de los principales bienes. Pero si alguien fue original respecto a lo que ahora es cliché, fue el cineasta australiano George Miller que para 1979 estrenó Mad Max, una cinta que aún filmada con un bajo presupuesto al paso de su estreno internacional logró generar cien millones de dólares que anunciarían la continuación de la trama con otras dos películas que a distancia son conocidas como una saga de culto. Para aquel entonces, se cuenta que un joven Mel Gibson se presentó a audicionar con golpes en la cara de un altercado de la noche anterior, que según las necesidades del personaje, satisfizo las expectativas del director. Así fue como Gibson terminó por encarnar a Max Rockatansky, forastero de un mundo en decadencia que le haría levantar su carrera en la actuación. La saga compuesta ahora por cuatro películas (Mad Max: Road Fury se acaba de estrenar) es un entramado propositivo que se mueve en un futuro cronológicamente incierto: jamás se dice el año ni la distan-

cia diegética entre una y la otra, y lo único que permite guardarla son los propios años ganados por Gibson, así como el declive estético de coches y edificaciones. Desde el presente resulta difícil adivinar las razones por las que Mad Max se volvió un referente cultural en su época de estreno. Pocos críticos, como Roger Ebert, la defendieron mientras muchos otros las menospreciaron, pues a pesar de que la American New Wave había inaugurado al antihéroe, el desnudo y la violencia explícita, Miller llevó esto a un punto barroco (por no decir kitsch) que resultaba excesivo para el espectador promedio que sólo alcanzó a centrar su mirada en los carros tuneados y en las vestimentas exóticas que imaginaban a punks futuristas. Ciertamente, Miller retoma elementos del “nuevo Hollywood”, pero los somete a un entorno entonces desconocido donde bosqueja un futuro desolador. Es capaz de imaginar un colapso social a razón de la energía donde la población tendría que dejar las grandes ciudades para mudarse al campo (ahí es posible por lo menos, tener animales de granja para insumos personales). La distopía es justificada, y Miller la sitúa en un escenario desértico con altas temperaturas donde los villanos han tomado las carreteras en busca de gasolina para subsistir y que luego se volverán el campo de batalla donde Max, el guerrero errante, librará cruzadas que le ganarán convertirse en una leyenda en ese


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estrenos mundo. Así, la saga va desde la genealogía del héroe hasta der) que hacia el final terminará por matarla junto a su la glorificación de éste mediante sus hazañas. Va desde pequeño hijo. Por supuesto, Max logra hacer justicia por una Australia preapocalíptica hasta la posapocalíptica su propia mano. Lo que viene después es sólo parte de la mostrando el desarrollo del héroe en cuestión. Sucede un genealogía y su paso de héroe a antihéroe que establece transcurrir histórico que pasa de prisa dejando vacíos, y simultáneamente lo trágico y la venganza como vehículo que parece algunos buscarán ser cubiertos con la precuela de su despropósito de recorrer el desierto con la única finalidad de seguir viviendo. a estrenarse este 2015: Mad Max: Road Fury. The Road Warrior (1981) y Mad Max Beyond the ThunComo narra en la primera cinta, Max Rockatansky fue parte de la Patrulla de Fuerza Central [mfp, Main Force derdome (1985) son sólo la continuación que justifica la Patrol, en inglés], un escuadrón policial existencia de la primera, pues que cuidaba la ciudad de los crimínales son éstas las que ya hablan de rodantes. El más temido, Nightrider, El universo de Mad Max es una la leyenda (una voz en off narra el pasado). Miller comienza fue abatido por Max luego de que éste especie de western donde los en el pre y termina en lo post. se fugara y robara una patrulla. Pero duelos son a punta de choques y Mientras que en la primera lejos de indicar un momento de paz, aún hay ciudad y Max es poliesto sólo desató la ira de otros grumovimientos certeros que apelan cía, pos delictivos que ante la muerte de en la segunda él ya es un al salvaje oeste y que critica a su amigo decidieron emprender una guerrero del camino que hace venganza contra quien le hubiera tratos con gente a cambio de la modernidad por centrar su dado muerte. Max, luego de ver la bienes personales. Ya no hay columna vertebral en escasas batalla que comenzaba a gestarse, ciudades, ya no hay Estado, decidió dar un paso atrás y dejar al la gente vive en pequeñas formas de producir energía. escuadrón en pos del bienestar de fortalezas improvisadas. Es su familia, además de que no quería para la tercera cinta cuando transformarse en alguien sin valores igual que los crimi- se ven colonias más elaboradas. El proyecto de Miller fue nales a quienes perseguía. Pero como toda tragedia, es justo un cuento que buscó narrar origen, caída y resurgimiento. la intención de evadir el destino lo que lo lleva de vuelta al Si bien quienes recuerdan haber visto las cintas de cierre del ciclo, pues es en las afueras de la ciudad donde Mad Max lo hacen con emoción, luego de 36 años y un su esposa se encuentra con Toecutter (amigo de Nightri- par de generaciones ajenas a ellas, se vuelve interesante la reformulación no de qué significó, sino de cuál es la relevancia actual de esas películas al paso de los años donde incluso la temática parece haber ganado terreno. A distancia la historia resulta sumamente interesante: en el futuro las ciudades comienzan a desmoronarse ante la escasez de gasolina. Grupos de villanos, poco a poco, ganan territorio, sobre todo, en las carreteras donde asaltan, violan y matan según la barbarie de su instinto. En Mad Max nos enfrentamos a las ruinas del progreso; la modernidad se ha quebrado ante un modelo económico cruel que terminó por devorarse a sí mismo. Las ciudades son emblemas del fracaso, fantasmas inhabitables que han eructado al hombre de vuelta a la intemperie, a la naturaleza. Lo único que ahí se mantienen son las carreteras (Australia cuenta con la segunda carretera más larga del mundo, la cual ha sido acusada de “trampa mortal” debido a la fatiga que sufren los conductores al transitarla). El único vínculo con el otro son las rutas de comunicación remanentes de un mundo que las había creado como vía de paso y que ahora han devenido en una suerte de escenarios para sangrientas batallas que se libran al interior de vehículos construidos con chatarra. El universo de Mad Max es una especie de western donde los duelos son a punta de choques y movimientos certeros que apelan al salvaje oeste y que critica a la modernidad por centrar su columna vertebral en escasas formas de producir energía. Por supuesto, para las nuevas generaciones el mito no es nuevo; pero visto a distancia, el discurso de Miller era completamente disruptivo y el mundo que representó era diferente a lo común. La energía sigue siendo el talón de Aquiles de las sociedades modernas que dependen de ésta para marcar la diferencia con la época de las cavernas. El paisaje de Miller es el derrumbe de la modernidad ilustrada que con hierro caliente acusa la fragilidad del proyecto y de la civilización regresando al hombre al escenario terrible de lo salvaje donde sólo la fuerza importa.

TOMORROWLAND Dir. Brad Bird. Con: George Clooney, Hugh Laurie, Britt Robertson, Raffey Cassidy. El estadounidense Brad Bird es conocido por dirigir películas de animación de gran presupuesto como Ratatouille, Los Increíbles y El gigante de hierro. Ahora dirige esta película de acción real —respaldada por Walt Disney Pictures— que narra la historia de un par de genios locos que buscan descubrir los secretos que guarda un enigmático lugar localizado en algún lugar perdido del tiempo y el espacio conocido en el imaginario colectivo como “Tomorrowland”.

AUTÓMATA Dir. Gabe Ibáñez. Con: Antonio Banderas, Birgitte Hjort Sørensen, Melanie Griffith, Dylan McDermontt. Digamos que éste es un intento bien intencionado de hacer cine de ciencia ficción de altos vuelos, pero sin el presupuesto necesario. La historia: en un futuro no muy lejano, un agente de seguros de una compañía de robótica investiga un caso aparentemente rutinario cuando descubre algo que podría tener consecuencias decisivas para el futuro de la humanidad. Estamos ante un palomero thriller futurista que especula sobre lo que ocurriría si la inteligencia artificial superase a la humana.

MEDEAS Dir. Andreas Pallaoro. Con: Catalina Sandino Moreno, Brian O’Byrne, Mary Mouser. Coproducción entre Italia, México y Estados Unidos, esta película es un drama que escarba y se sumerge en lo más profundo de la vida íntima de una familia. Sin juicios morales de por medio, Medeas experimenta los límites de la alienación humana y los extremos de desesperación a los que puede llegar el individuo por los lazos del amor y el instinto de supervivencia.


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Ni sexo, ni drogas, pero sí rock and roll Por Roberto Garza Angulo

La compañía distribuidora Artegios adquirió los derechos de exhibición en México de Mistaken for Strangers, un documental que muestra, con un gran sentido del humor, el lado menos glamuroso de la banda de rock The National, que se estrenará en próximas fechas en la Ciudad de México.

C

uando el desempleado director de cine Tom Berninger fue invitado por su hermano Matt, vocalista de la banda de rock de Cincinnati, The National, a participar como roadie en una gira, Tom aceptó el trabajo. Le gustaba la idea de convivir algún tiempo con su hermano famoso y de paso conocer varias ciudades de Europa; además del respiro que significaba alejarse un tiempo de la casa de sus padres, donde aún vivía, a pesar de estar bien entrado en los treinta. Como había estudiado cine, Berninger decidió llevarse su cámara de video para intentar hacer un documental en el camino.

“Sabiendo que él no era en absoluto la persona

indicada para hacer el típico documental sobre una banda de rock, a la hora de editar se centró en explicar cómo era vivir bajo la sombra de un rock star.” Tanto Matt como el resto de la banda sabían que Tom quería hacer un documental y a lo largo del rodaje siempre se mostraron dispuestos a cooperar, aunque queda claro que ninguno tenía la menor idea de lo que el director quería contar. Acostumbrados al culto a la personalidad que impera en nuestra sociedad, el trato de Tom y su extraño modo de “dirigirlos” comenzó a desconcertarlos; en las imágenes los vemos pasmados ante las extrañas preguntas que les formula el director: “¿Qué crees que estará haciendo el grupo dentro de 50 años?” o “¿cargas identificación oficial contigo cuando estás en el escenario?”. En una secuencia le pregunta a su hermano qué tan famoso considera que es, y Matt le responde que poco, que no se ve así mismo como una celebridad; para su sorpresa Tom le responde: “Pues eres mucho más famoso que cualquiera de mis amigos”. Siendo Tom un amante del heavy metal y las películas de terror de serie B, las canciones etiquetadas en el género indie rock de The National nunca lo habían impresionado mucho, pero aun así se sintió desilusionado al no ver a los miembros de la banda sumergidos en una vida rockera como él se la imaginaba. De todos, el que le parece más “rockero” es el baterista, por lo que no duda en preguntarle, ante el asombro de éste: “Tú, que eres el que más pinta rockera tienes, ¿qué drogas consumes, cuándo y en qué cantidad?”. Todo esto, aunado a las múltiples impertinencias de Tom durante la gira (llegar tarde, perder el autobús, emborracharse, organizar fiestas, grabar con la cámara a todas horas y en cualquier comento), provocó su estrepitosa caída y fue despedido antes de que terminara la gira. Ni siquiera su hermano Matt, el líder de la banda, por más estrella de rock que fuera, lo pudo evitar y no le quedó más remedio que desearle suerte con su película. De vuelta en casa de sus padres, Tom entró en depresión, pero no se dio por vencido con su proyecto. A pesar de que lo corrieron antes de terminar su trabajo como roadie, Tom contaba con 200 horas de material. Registró todo tipo de momentos, algunos muy extraños que no estamos acostumbrados a ver en documentales de bandas de rock. Abrumado y desilusionado, decidió ser lo más honesto posible para aspirar a hacer una buena película. Sabiendo que él no era en absoluto la persona indicada para hacer el típico documental sobre una banda de rock, a la hora de editar se centró en explicar cómo era vivir bajo la sombra de un rock star. Bajo el estilo del cinéma vérité, o cine directo, la película nos sumerge en una historia familiar y psicológica que se teje a través de los conflictos que devienen de una lucha de opuestos: por un lado, Matt, el hermano responsable y exitoso; y por otro, Tom, el artista frustrado y vulnerable que se atreve a llorar sin temor al qué dirán. Inclusive sus padres son orillados a hablar sin tapujos, un tanto avergonzados, acerca de las diferencias entre ambos hermanos. El resultado es genial, y por momentos, sumamente cómico. Además, hay secuencias exquisitas en donde vemos a The National en el escenario. El filme ha recibido excelentes críticas y ha sido muy bien acogido por el público en general. El documentalista Michael Moore dijo que éste es “uno de los mejores documentales sobre una banda que jamás haya visto”. Tenemos la fortuna de que se podrá ver pronto en las salas de cine de nuestro país.



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A arte

Cien años de Lina Bo Bardi

Escalera: estructura de acero y escalones de granito

Por Paula Abramo La riqueza conceptual y la vigencia para México del pensamiento de la arquitecta, museógrafa y diseñadora Lina Bo Bardi son dignas de reflexión. La traductora del portugués del libro Lina Bo Bardi por escrito. Textos escogidos 1943-1991, nos revela por qué es tan significativo su legado.

*Lina Bo Bardi por escrito. Textos escogidos 1943-1991 Silvana Rubino y Marina Grinover (org.), Paula Abramo (tr.). Alias, Ciudad de México, 2014, 258 pp.

El

centenario del nacimiento de Lina Bo Bardi — ­ arquitecta, diseñadora, museógrafa italobrasileña— comenzó a celebrarse por todo el mundo a partir de agosto del 2014 con diversas exhibiciones y publicaciones. El Museo de Arte Moderno de Nueva York inauguró en marzo del 2015 la muestra colectiva Latin America in Construction: Architecture 1955–1980, que incluye cinco proyectos significativos de Bo Bardi. La Casa de Vidrio, en São Paulo, residencia de la artista durante 40 años, alberga actualmente la exposición Lina em Casa: Percursos. Adriano Pedrosa y Julieta González trabajan en el Museo de Arte de São Paulo, que Bo Bardi proyectó y construyó entre 1958 y 1968, en un rescate del legado de Lina y sus conceptos como bases de un modelo futuro para una práctica de museos en Latinoamérica, dentro del que se contempla para el año 2017 o 2018 el remontaje de la icónica exhibición A Mão do Povo Brasileiro (La mano del pueblo brasileño). Recientemente, Alias Editorial publicó en español Lina Bo Bardi por escrito. Textos escogidos 1943-1991, una selección de textos de la arquitecta. Sus ensayos señalan y proponen nuevos conceptos para temas como la vivienda, el mobiliario, el arte popular, la museología, la restauración, la educación y las políticas culturales, y han tenido gran influencia no solamente en el mundo de la arquitectura,

sino también en el arte contemporáneo. Los escritos están ilustrados con dibujos originales, fotografías, obras gráficas y una selección de bocetos de la propia autora. Paula Abramo, traductora del portugués, hace una reflexión sobre la importancia de esta artista y la enriquece con algunos extractos del libro de reciente publicación.

*** En los textos reunidos en este volumen, que cubren casi 50 años del pensamiento de Lina Bo Bardi, salta a la vista la profusión de intereses de la arquitecta, su capacidad asombrosa de emitir opiniones contundentes sobre cuestiones, que van desde el acomodo de los escaparates por las calles de la ciudad hasta la estructura de cargas del vano libre más grande del mundo, proyectado por ella misma para albergar el Museo de Arte de São Paulo, pasando por el diseño de sillas o la prohibición de ciertas obras literarias en una universidad del Paraná. Hay, sin embargo, un eje que lo atraviesa todo: el supuesto de que “el arte (así como la arquitectura o el diseño industrial) es siempre una operación política” (Lina Bo Bardi por escrito. Textos escogidos 1943-1991, p. 182*). Lina Bo Bardi llegó a Brasil a los 32 años. Escribió la mayor parte de los textos del volumen

que presentamos aquí en una lengua que no era, en principio, la suya. Ordenados cronológicamente, sus escritos dejan ver cómo, poco a poco, la autora se adueñó de ese idioma nuevo. Sus páginas parecen ásperas al principio, pero al poco tiempo cobran una fluidez y contundencia que demuestran su rápida y profunda adaptación a la tierra que la adoptó y se dejó adoptar por ella. Lina Bo Bardi venía de una experiencia de lucha en la resistenza de la Italia de Mussolini; era lectora atenta de textos marxistas; observó con ojos bien abiertos la realidad de su nuevo entorno y notó, con bastante claridad, cómo operaba, en ese país lo que Trotsky llama “desarrollo desigual y combinado”, a saber, la presencia simultánea de elementos procedentes de distintos modos de producción, algunos extremadamente arcaicos y otros propios del capitalismo industrial: Brasil, portador de elementos de la prehistoria y de África, rico en savia popular, es el último en entrar en la historia de la industrialización de tipo occidental. Todas las contradicciones del gran equívoco occidental se presentan al mismo tiempo, o con poco tiempo de diferencia, a lo largo de su proceso de modernización, con los rasgos violentos de una situación de quiebre. Un proceso que en las naciones industrializadas tardó siglos


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en concretarse sucede aquí en pocos años. (p. 180-181)

En ese caldo de contradicciones y “simultaneidades, Lina lamenta, una y otra vez, el

escaso vínculo que existe entre el artesanado y la industria, entre el intelectual y el pueblo, entre las propuestas arquitectónicas de la élite creadora y el entorno que las circunda y sustenta…” Tras la lectura de estos escritos queda claro que Lina encarna ese “nuevo humanismo” del que es partidaria, y que su práctica arquitectónica es, de alguna manera, un ejercicio del mismo. Abiertas al contexto, como su pensamiento, sus construcciones son aéreas, transparentes. Dejan entrar lo que está fuera a través de grandes ventanales, dejan crecer lo que está debajo, no eliminan la vista de lo que está a su alrededor: no se imponen suprimiendo el pasado, pero tampoco se ocultan. Su presencia resignifica e integra los elementos previos o subyacentes. Al rememorar cómo realizó el rescate de la Fábrica de la Pompéia para crear un centro cultural y deportivo, Lina cuenta que fue a la vieja estructura de la fábrica varios fines de semana para observar cómo usaban el espacio sus visitantes: Había niños que corrían, jóvenes que jugaban futbol bajo la lluvia que caía de los techos cuarteados, que reían cuando pateaban el

balón entre los charcos. Las madres preparaban asados y sándwiches en la entrada de la calle Clélia, donde un pequeño teatro guiñol daba funciones rodeado de niños. Todo esto debe seguir así —pensé— con toda esta alegría. (p. 191)

En un país como México, aquejado por problemas muy semejantes a los de Brasil, que exhibe en una escala parecida signos del desarrollo desigual y combinado, este libro de Lina Bo Bardi resulta pertinente y necesario. Llega como a su casa y se pone a platicar con nosotros desde un ejemplar sencillo y hermosísimo, que hace honor a la estética de la arquitecta, enmarcado en guardas rojo masp, enriquecido con dibujos que no figuraban en el original brasileño y listo para hablarnos de experiencias en que los abismos entre el arte y la ingeniería, lo culto y lo popular, lo antiguo y lo nuevo, no tienen por qué respetarse.

foto: césar diniz

En ese caldo de contradicciones y simultaneidades, Lina lamenta, una y otra vez, el escaso vínculo que existe entre el artesanado y la industria, entre el intelectual y el pueblo, entre las propuestas arquitectónicas de la élite creadora y el entorno que las circunda y sustenta: el error, dice Lina, “es querer eliminar la realidad colectiva en nombre de la estética, cueste lo que cueste” (p. 182). Son estos los cimientos de la dura crítica que hace, por ejemplo, a los proyectos de Oscar Niemeyer en Brasilia. Una y otra vez, a lo largo de sus escritos, Lina toca el tema del papel del artista en este contexto. El artista debe, según ella, actuar como parte vinculada, por un lado, con el pueblo activo y, por el otro, con el intelectual. No debe desvincularse de la técnica, aunque tampoco debe inspirarse en la mera técnica como valor expresivo, pues ésta no posee un valor expresivo en sí misma. No debe perderse en elucubraciones metafísicas y abstractas, no debe “resolver” las cosas con retórica. Lina parece apostar por un “nuevo humanismo” (p. 131) que, atento al sitio sobre el que tiene puestos los pies, escuche a esa parte de la humanidad que “orillada por las necesidades a resolver por sí misma su problema existencial, y libre de aquella

pseudocultura, tiene la fuerza necesaria para desarrollar una cultura nueva y verdadera” (p. 102). Sin ceder terreno a paternalismos de ninguna especie, Lina no aboga por la eliminación de lenguajes especializados y difíciles, pero sí por su evaluación e interpretación. No aboga por el folclor (valorizado condescendientemente en el gusto por lo kitsch, que Lina condena), sino por el diálogo con la cultura popular, entendida como aquella que ha sido capaz de encontrar soluciones a problemas concretos. Y es capaz de encontrar tanto placer estético en los juguetes de madera del Nordeste como en el diseño del pivote de una válvula de sincronización. Lina fue una arquitecta con relativamente pocos proyectos construidos. Gran parte de ellos son museos o espacios dedicados, de una u otra manera, a la cultura. La publicación de este libro abre una ventana para observar sus edificios desde la perspectiva de su pensamiento crítico. La proeza de ingeniería que fue la construcción del Museo de Arte de São Paulo adquiere un carácter distinto cuando se pone en diálogo con los textos en que Lina se pregunta cuál es el papel de un museo en una sociedad como la brasileña, qué clase de obras debe albergar, cuál debe ser el papel de los museógrafos o de qué manera puede el museo dialogar con su entorno y la museografía facilitar, sin protagonismos, puentes entre las piezas y su contexto.

Estufas. Dibuo de B.B. © Intituto Lina Bo e P.M. Bardi


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El raro Fujiyama Por el Dr. Miguel Contreras En esta lectura, el Dr. Contreras nos cuenta acerca de un saqueo zapatista en Coyoacán, una novela perdida y la curiosidad que tienen dos jóvenes del mundo del arte por ese tal señor Murciélago.

E

ste relato, el segundo texto que nos envía el Dr. Contreras [el anterior puede leerse en Frente 154], forma parte de un proyecto aún en desarrollo de un artista y un joven curador-editor: Jorge Méndez Blake y Rodrigo Ortiz Monasterio, respectivamente. Ellos trabajan en un libro acerca de José Juan Tablada, poeta mexicano y una de las principales figuras del modernismo mexicano. Es un minifragmento del proyecto que podría tomar varias formas simultáneas o no, como una exposición y un libro o una exposición o un libro.

La chimenea de azulejos Los últimos dos años de mi vida los he pasado encerrado en mi casa, a causa de mi lamentable estado de salud; atado a un tanque de oxígeno y a no sé cuántas otras maquinas. Mi actividad cotidiana consiste en caminar de mi cuarto a la sala y de la sala a mi cuarto, arrastrando una vieja cobija con un estampado de los Dallas Cowboys que me hace ver como una pinche momia de Guanajuato. En todo caso, y considerando lo jodido de mi situación, trato de verle el lado positivo, pues he tenido el tiempo de volver a retomar mi fascinación por el poeta José Juan Tablada (alias el señor Murciélago) y su casa diseñada como templo japonés. Ésta es la segunda vez que dos entusiastas del trabajo del poeta José Juan Tablada se interesan por mi investigación sobre el tema, lo cual ha sido la excusa perfecta, como mencionaba, para desempolvar mis notas de la investigación que realicé acerca del señor Murciélago. En esta ocasión, decidí orientar mi texto hacia una serie de sucesos trágicos, o un poco más darks como dicen hoy en día. La casa y estudio del poeta fue un lugar de pensamiento, producción literaria y punto de reunión, asemejándose a los salones del siglo XIX, donde los amigos del poeta solían reunirse a conversar o a tomarse un tequilita. Yo nunca llegué a entrar a la casa del señor Murciélago, pero por lo que he leído y visto en viejas fotografías, su casa era un espacio suspendido en el tiempo y el espacio. De las pocas fotografías que nos quedan, existe una titulada “José Juan Tabalada en su estudio japonés”. Es un retrato del señor Murciélago en su estudio, sentado en su escritorio con pluma en mano, y en el fondo un biombo chino del cual cuelgan una serie de pinturas japonesas. Esta imagen me persigue como un fan-

tasma, y la pregunta que sigue acechándome es qué fue lo que vio el señor Murciélago en el Oriente: ¿una japonesa bañándose en una cascada?, ¿un templo sagrado donde fue iluminado? o ¿habrá leído algo en el famoso libro cívico japonés Chiushingura (Los 47 caballeros vengadores)? El señor Murciélago era un coleccionista desenfrenado de todo tipo de objetos: una gran colección de piezas prehispánicas, mismas que el poeta compraba a un anticuario que solía aparecerse en su casa cada sábado con figurillas de jade envueltas en papel periódico (si mal no recuerdo, el anticuario se llamaba el señor Padilla) y también talavera poblana, objetos “orientales”, libros y muchísimos otros objetos que por falta de espacio es imposible de mencionar aquí. Francisco Gándara publicó, en el año de 1913, un artículo ilustrado con fotografías de la casa del señor Murciélago que dice: “La biblioteca del artista con su soberbia chimenea de azulejos y maderas talladas. Esta estancia donde trabaja el escritor encierra una variadísima colección de objetos artísticos y riquísimas ediciones de sus autores predilectos”. En sus memorias, el poeta narra sus viajes a múltiples estados de la República en busca de objetos y artesanías, o a los mercados de antigüedades cuando éstos, según el poeta, eran vírgenes y uno todavía podía encontrar joyas.

La madriguera sin su tlacuache Es una locura pensar en el tiempo que pasamos en ciertos lugares, por ejemplo: el oficinista en su escritorio; el carnicero en el mercado; las señoras de Tecamachalco en el gimnasio; y los artistas en su estudio. El artista contemporáneo tapatío Jorge Méndez Blake y yo hemos pasado horas incontables hablando de su afinidad por la biblioteca del poeta, ya que su trabajo gira en torno a la relación entre la arquitectura y la literatura, horas con mi cobija de los Cowboys enrollándoseme en las piernas. Inconscientemente, esta acumulación de tiempo en los diferentes escenarios en los que nos desenvolvemos regularmente se vuelven parte intrínseca de nuestra psique, sin percatarnos de la forma en que nos afectan y las relaciones que establecemos con estos espacios: las decisiones que tomamos, la gente que conocemos y los comportamientos obsesivos que adquirimos. Me gusta pensar que dejamos cierta parte de nosotros mismos en estos lugares, como sería el caso del señor Murciélago y su casa —la cual construyó con gran dedicación y obsesión—, que lo acabó destruyendo, metafóricamente.

La nao de China Regresemos a 1913, el año en que a (casi) todos los coyoacanenses nos llevó la chingada. En 1913, el señor Murciélago disfrutaba haber terminado su primera novela: La nao de China, en la cual había trabajado intensamente, con disciplina y mucho amor. Lista para irse a la imprenta, ocurrieron un par de sucesos que cambiarían la vida del señor Murciélago, como lo describe él mismo: “Cayera una banda de seudozapatistas formada entre la gente maleante de Coyoacán, asaltara mi casa, la saqueara metódicamente y entre el botín se llevara —¿con qué objeto?— todo el original de mi libro y dos cuadernos de notas que representaban el trabajo asiduo de un año en el Archivo General de la Nación”. En mi mente un gran misterio rodea la novela inconclusa del poeta: ¿cuál habrá sido la trama de la novela?, ¿los viajes del señor Murciélago al Lejano Oriente? Por el título, el señor Murciélago alude a la importación de elementos de Oriente a México, elementos esenciales para el desarrollo de las artes y la artesanía en nuestro país, ya que el galeón de Manila (o de Manila-Acapulco), también llamado nao de China, era el nombre con el que se conocían las naves españolas que cruzaban el océano Pacífico entre Manila (Filipinas) y los puertos de Acapulco y Puerto Vallarta llenas de tesoros. Retomando el porqué es tan importante el legado de dicha novela desaparecida, el otro entusiasta del trabajo de Tablada, ese editor Rodrigo Ortiz Monasterio, tiene un interés por las novelas inconclusas, sucesos históricos inconclusos y el legado literario del señor Murciélago dentro del lenguaje del arte contemporáneo. Así llegó a mí ese joven: con algo que me es totalmente nuevo. Una pregunta que me hizo me ha hecho pensar en la importancia del legado cultural del poeta: ¿habrá sido el señor Murciélago el pionero del lenguaje concreto en México? Esos días y años que el poeta invirtió en su casa, jardín y novela desaparecieron de un madrazo. El poeta los narra en sus memorias como el evento que lo marcó y del cual nunca podría recuperarse. Consecuentemente, el señor Murciélago se fugó a los United... Pero la historia sigue.


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É

ste es el primero de una serie de cuestionarios a directores y curadores en jefe de varias instituciones de México. Frente decidió empezar con Pacho Paredes, quien en su más reciente encarnación es director del Museo del Chopo, pero que vive y trabaja en varias empresas culturales underground y no tan under. Has estado involucrado en muchos mundos a lo largo de tu carrera. Según tú, ¿qué es lo que divide y une a los mundos de la música, la poesía y el arte contemporáneo en México?

Hay divisiones formales, según las lógicas de cada práctica (del sonido, del texto, de lo visual). Cada lenguaje y cada proyecto específico se enfrentan a límites distintos. Por otro lado, están también las divisiones particulares que establecen los sistemas de arte; por ejemplo, cada uno de estos mundos o sistemas que mencionas tiene sus propios circuitos de circulación de la obra, lo cual muchas veces lleva a la segmentación de los públicos. Hasta los espacios donde se presenta una obra suelen condicionar las formas de oír, ver o leer una postura previamente codificada, y eso establece nuevas divisiones. Por ejemplo, convencionalmente, se ha pensado que la poesía debe presentarse en un auditorio solemne. Pensemos también en las salas de conciertos, donde se tocan piezas clásicas compuestas por secciones o movimientos, entre los cuales el público no puede aplaudir, etc. Todo esto condiciona y limita la experiencia artística dentro de cada mundo. Ante este tipo de convenciones y estructuras, me atrae imaginar que las divisiones no son estables y me interesa buscar los cruces posibles. Pervertir los estamentos. Y no sólo en el arte. Cuando estudiaba Historia me gustaba dar conferencias recurriendo a la poesía para cuestionar las nociones de temporalidad; me interesaba desmontar la idea común de pasado, presente y futuro, y para ello la poesía era ideal. O bien, recurría a la fotografía para relatar (no sólo testimoniar) alguna investigación, por ejemplo, sobre el rock, el underground o sobre las palomillas de los arrabales del DF. Quizá porque durante los ochenta me moví en el underground me ha interesado investigar el subterráneo más a fondo. Un mundo en el que, por cierto, los artistas y públicos de diferentes disciplinas coincidíamos en distintos espacios marginales. Discotecas gays como el Bar Nueve donde íbamos a ver películas del entonces inaccesible Almodóvar; bares punks como el Tutti Frutti, donde te tatuabas con el Piraña o el Dr. Lakra; revistas culturales independientes que cubrían toda esa variedad de escenas subterráneas como La Regla Rota (1984-1987) y La Pus Moderna (1989-1997); tomas de edificios como el Balmori. Ahora, como promotor cultural, busco explorar canales o redes entre universos que no suelen juntarse. Me apasiona generar plataformas de encuentro entre gente que de otra forma no se conocería. Por ejemplo, el programa de Literatura Expandida del Museo Universitario del Chopo explora distintas formas experimentales de literatura, donde las fronteras

entre los mundos disciplinares se dilatan. Ahí Kenneth Goldsmith presentó su idea del archivo y de autoría en la escritura, además de su poesía conceptual (pueden visitar su increíble repositorio en línea: ubuweb). También desarrollamos, junto con Daniel Saldaña Paris, el Karaoke Sor Juana, que consistió en una serie de lecturas de poesía realizadas en bares de karaoke ubicados en el barrio de Santa María la Ribera. Este proyecto buscaba romper con las divisiones entre el público que va a estos bares y los que les gusta la poesía. Porque otra división que ha valido la pena transgredir es la de la llamada alta cultura y la cultura popular, una práctica que ha caracterizado al Museo del Chopo desde su origen. En esta línea, el año pasado programamos la expo Transcripciones, curada por Esteban King, que revisó el cruce entre el arte y el lenguaje a partir de la obra de Salvador Elizondo. En el área de artes escénicas, intentamos fortalecer los cruces entre disciplinas y por eso le cambiamos el nombre, ahora preferimos hablar de artes vivas. La intención es evitar la compartimentación entre teatro, danza, música y performance, pues intentamos programar con un enfoque posdisciplinar. Hemos llegado a establecer combinaciones extrañas: fuimos los únicos en celebrar los 100 años del fascinante compositor Conlon Nancarrow, que trabajaba con pianos mecánicos o pianolas y que fue amigo de John Cage y György Ligeti. Presentamos al austriaco Konrad Becker, con su show multimedia de patafísica, una especie de conferencia o ensayo científico ¡para pista de baile! Otro ejemplo fue el festival Lit & Luz entre la ciudad de Chicago y el DF, organizado por el museo y la revista estadounidense MAKE, un evento multidsiciplinario, multilingüe, audio/visual, interactivo, con actuaciones integradas. La idea era “traer a la vida” el material publicado en Chicago por la revista. Participaron Verónica Gerber, Luis Felipe Fabre, Tania Candiani, Brenda Lozano, Kirsten Leenaars, Kathleen Rooney, Marvin Tate, Joel Craig, entre muchos otros. En fin, la lista es muy larga. Si pudieras hacer la exposición de tus sueños en el Chopo, sin límite de presupuesto y sin censura, ¿cómo sería?

Para vincularlo con tu pregunta anterior, haría una exhibición donde las galerías expositivas funcionaran como espacio escénico, como bar y como café literario al mismo tiempo. La fiesta y la contemplación conjugadas. Además de tu propio museo, ¿qué otras instituciones admiras?

Todavía me suelo maravillar con los espacios culturales independientes y los colectivos artísticos. Hace poco asistí a una junta con Lodos, La 77, Crater Invertido, Diagrama y otros espacios ubicados en la colonia San Rafael, cerca del Museo del Chopo, la junta fue en la sede del colectivo Luz y Fuerza Cine Expandido (www.colectivoluzyfuerza.com). Tan sólo entrar a la casa de Luz y Fuerza me entró un déjà-vu embriagador sobre mis experiencias con los colectivos de los ochenta y de los noventa. Lo mismo me pasó al visitar la sede

Foto: TURCO

Por Gabriela Jáuregui

La fiesta y la contemplación: Pacho Paredes

de Verde Morada. Cuando llegué a la dirección del Museo del Chopo en el 2012, me puse a recorrer el barrio y llegué a Verde Morada, un espacio donde conviven colectivos, como el taller de bicicletas comunitario Enchúlame la bici, y otro que en la azotea lleva un huerto urbano. Me sentí como en casa. Me emociona ver que el ímpetu de estas prácticas descentradas no se ha perdido. Ojalá hubiera más reflexión al respecto, para evitar que se pierda la memoria y que cada nueva generación aproveche lo anterior. Te encuentras de los dos lados de una suerte de frontera dibujada en la arena: por un lado, eres artista; y por el otro, mediador o gestor del arte. ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas que ves desde ambos lados?

Por un lado, como director del Museo del Chopo quisiera tener más tiempo para investigar yo mismo los temas relacionados con las líneas de programación del museo; el carecer de ello es una desventaja. Pero, esta imposibilidad me obliga a buscar colaboradores que sean tan buenos que puedan desarrollar esas investigaciones mucho mejor de lo que yo lo haría. El resultado no sólo es una ventaja, sino un privilegio, pues de ellos aprendo diariamente. La primera ventaja es el azoro ante lo que genera mi equipo. Me fascina limpiar la cancha para un partido donde jueguen los mejores jugadores, tanto los creativos como los operativos. Otra desventaja es que viajo mucho menos, cosa que, paradójicamente, para mí es ya una ventaja. ¿Cómo ves el papel del arte en nuestra ciudad y en nuestro momento actual?

¿Por dónde empiezo a responder esta pregunta? Más que el arte, el papel del pensamiento creativo y crítico, como agente social y como generador de significados y experiencias de sentido, es crucial en una ciudad y un país cuya descomposición nunca parece acabar de tocar fondo.


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D diseño

El reboso como manifiesto Por Cris Winters

La exposición El rebozo. Made in México que se exhibe en el Museo Franz Mayer ilustra la historia de esta prenda al mostrar no sólo el trabajo de los artesanos, sino también de los artistas contemporáneos quienes la reinterpretan, y la concepción del rebozo en los textiles, la moda, la pintura, escultura y fotografía.

Hilary

Simon viajó por primera vez a México en el 2008. Fue entonces cuando la diseñadora de vestuario para televisión y maestra de teñido en seda descubrió las habilidades de los artesanos de nuestro país. Tras la visita, Simon comenzó a investigar sobre el tema y sus descubrimientos culminaron en una feria de arte llamada “Art in Action” que se llevó a cabo en Oxford en julio del 2009, y consistía en una exhibición del trabajo de ocho maestros artesanos mexicanos. Aquella exposición fue el principio del romance entre Simon y los rebozos. “Fue cuando descubrí este hermoso arte gracias a que invitamos a Moisés Martínez, quien hace unos rebozos de seda teñidos a mano en la región de Oaxaca”, explica. “Platiqué con Ignacio Durán, quien entonces era agregado cultural de la Embajada de México en Londres, y él me dijo que los rebozos eran más que objetos especiales y hermosos, pues además son ricos en referencias históricas y forman parte de la identidad cultural de México. Lamentablemente, el rebozo está siempre luchando por sobrevivir en la sociedad moderna donde las tendencias de la moda son tan cambiantes. Por suerte, hay una fuerte conciencia mundial por promover el trabajo a mano que requiere un intenso entrenamiento específico y mucha experiencia”, cuenta Simon. “Aquí es donde se necesita el apoyo. Hay que estimu-

Siglo XVIII

lar a los tejedores jóvenes a permanecer dentro de sus tradiciones familiares para permitir que el legado pueda continuar.” Inspirada en el esfuerzo de sobrevivir de la prenda, Simon decidió que quería hacer una exposición sobre el rebozo, pero ahora en México. Para lograrlo comenzó a juntar aliados. Muchas personas se sumaron rápidamente: Susan Champan, directora de The Anglo Mexican Foundation, hizo sinergia con artistas ingleses; Fernando Bermúdez, director del Departamento de Diseño de la Universidad Iberoamericana, acercó a sus estudiantes al proyecto; Cándida Fernández, de Fomento Cultural Banamex, dio recursos para que los maestros tejedores pudieran viajar a la Ciudad de México; y Héctor Rivero Borrell, director general del Franz Mayer, prestó las instalaciones del museo. La participación de este último fue clave, pues el recinto acababa de adquirir la colección de rebozos de Ruth D. Lechuga, afamada coleccionista de arte y artesanías mexicanas. Sin embargo, aunque el Franz Mayer es la sede de la exhibición: El rebozo. Made in México, hubo otro museo importante para esta muestra. “El Museo Textil de Oaxaca hizo un préstamo importante. Nos dio una selección de rebozos regionales y, de hecho, en noviembre haremos una exhibición similar en Casa Artes en San Agustín Oaxaca.” Para elegir las prendas que se exhibirían el criterio fue que había que destacar la evolución del rebozo desde la antigüedad hasta nuestros días,


del 7 al 20 de mayo de 2015 | DISEÑO | frente | 43

con ejemplos de la gran variedad de estilos, materiales y métodos de fabricación que son utilizados en las distintas regiones de la República. “Un factor importante era ilustrar la historia de esta prenda y las habilidades de los maestros tejedores. Elegimos no sólo mostrar el trabajo de los artesanos, sino también el de los artistas contemporáneos y así dar a conocer su forma de entender el rebozo en los textiles, la moda, la pintura, la escultura y la fotografía”, detalla Simon, quien agrega que las piezas históricas de la exhibición pertenecen a la colección de rebozos del diplomático belga y admirador de estas prendas, Robert Everts. Quien visite el museo encontrará que la muestra ilustra la belleza del rebozo antiguo hasta los que se hacen en nuestros días y que, aunque fue originalmente diseñada para educar al público del Reino Unido sobre esta prenda, ha sido adaptada para los visitantes mexicanos. Además de incluir secciones acerca del proceso de confección, información sobre los materiales contemporáneos con que se elaboran y su lugar en el mundo de la moda, la muestra incluye fotografías que documentan el uso del rebozo en la vida diaria. También hay pinturas, como las de Anne Smith quien ilustró tres de sus obras con tintes de índigo, grana cochinilla y pericón, que son usados para teñir a mano estas prendas. De la selección que se exhibe, destacan piezas como el rebozo diseñado por el maestro tejedor Evaristo Borboa Casas, originario de Tenancingo, Estado de México, quien trabaja con jaspe y fibras de algodón. Es una pieza de color oscuro que se tiene que observar cuidadosamente para descubrir las sutilezas de diseño tejidas en ella. “Actualmente, Evaristo se encuentra trabajando en un telar de cintura hacia atrás y continúa utilizando este proceso para crear obras maestras, y ésa es la razón por la que el rebozo oscuro es invaluable”, detalla Simon, quien curó la exposición con una narrativa que busca hacer énfasis en la producción de rebozos con la técnica de flecos de punto. La muestra también cuenta con una gran contribución de artistas del Reino Unido que complementan la exhibición con la muestra original: “Las diseñadoras británicas Emma Sewell y Harriet Wallace tejieron un rebozo de lana, inspirado en el diseño ikat, una técnica de teñido para realizar patrones específicos en textiles. Zandra Rhodes contribuyó con una pieza. Se trata de un rebozo color crema con flecos sobre el cual

“Lamentablemente, el rebozo está siempre

luchando por sobrevivir en la sociedad moderna donde las tendencias de la moda son tan cambiantes. Por suerte, hay una fuerte conciencia mundial por promover el trabajo a mano, que requiere un intenso entrenamiento específico y mucha experiencia.” imprimió el diseño de una pluma. Trine Ellitsgaard tejió un rebozo de seda y papel”. La cantante y compositora Lila Downs —quien es conocida por utilizar ropas tradicionales en sus conciertos— prestó tres rebozos de su propiedad. De ellos llama la atención uno de seda magenta pintada a mano en San Pedro Cojones, Oaxaca, que fue tejido por Moisés Martínez. Por su parte, Francisco Toledo ha bordado un pequeño rebozo en color crema. Otro rebozo que destaca es el creado por la escultora Miriam Ladrón de Guevara, hecho de bolsas de té. Aunque la principal técnica que contiene la exhibición es la de ikat, también hay rebozos hechos de lana, algodón, finas sedas e incluso rayón. “Hay muestras de prendas con flecos, las cuales son enlazadas a mano y son muy innovadoras. Algunos tienen incrustaciones, mientras que los rebozos de la región de Ahuirán, en Michoacán, se caracterizan por sus tonos brillantes y figuras florales. Además, incluimos piezas de Remigio Mestas, quien creó tres rebozos que fueron especialmente tejidos utilizando técnicas de distintas poblaciones. Él es un pionero y un importante embajador y promotor del bienestar de los tejedores artesanos.” La exhibición tiene como objetivo acercar a las nuevas generaciones a esta histórica prenda, ya que debería mantenerse como un objeto de culto en sí, pues forma parte de la identidad cultural de México.

IMÁGENES CORTESÍA: museo franz mayer

Wallace Sewell, 2014

El rebozo. made in méxico Museo Franz Mayer Hidalgo 45, Centro Hasta el 30 de agosto

Carla Fernández, Primavera | Verano 2014

Segunda mitad del siglo XVIII


44 | frente | DISEÑO | del 7 al 20 de mayo de 2015

perfil Galia Katz

Diseñadora de calzado Por Cris Winters

Desde el 2009, Galia Katz ha incursionado en el diseño de zapatos con creaciones que han seducido a celebridades internacionales como Sarah Jessica Parker. Ahora, Katz, entra al mercado masivo a través de Dorothéa, su nueva marca de calzado. ¿Cómo surge la marca? ¿Quiénes la conforman?

Empecé importando zapatos de España. Cuando subió mucho el euro decidí comenzar a fabricarlos yo misma. En el 2009 surgió Plomo, mi marca de zapatos de la que también es socia y diseñadora Keltse Bilbao. Ella vive en Nueva York y yo en México. Plomo es una marca de lujo con zapatos que cuestan entre 280 y 350 dólares. Se vende principalmente en Estados Unidos, pues así fue concebida. Hace un año, Dorothy Gaynor se acercó a nosotras con una propuesta: quería hacer una línea high-end para vender en algunos de sus puntos de venta. Aceptamos porque de alguna manera ese es el sueño de todo diseñador: tener una marca que te respalde a ese nivel. De ahí surgió Dorothéa que son zapatos de excelente calidad, con mucho diseño y a precios accesibles (900 pesos). Además, el 80% del producto es hecho en México (el resto se hace en España). ¿Cuál es la filosofía principal detrás de tu práctica?

Keltse Bilbao y yo procuramos diseñar modelos que nos pondríamos. Nos gustan los zapatos orgánicos, ésos que te puedes poner tanto para el día como para la noche. Intentamos que sean muy casuales y usables. ¿Cómo describirías el proceso de diseño de la marca, los elementos esenciales de su propia metodología?

Somos dos diseñadoras: Keltse y yo. Ella lleva todas las oficinas de Plomo en Nueva York y yo las de México. Primero

hacemos mucha investigación sobre tendencias, colores, hormas y nuevos modelos. Luego nos juntamos y “peloteamos” las ideas. Ya que compartimos ideas definimos una línea y comenzamos a dibujar. Luego se hace un muestrario. Éste suele ser más grande que la colección final, ya que muchas veces algo que en tu cabeza era increíble no queda como lo imaginabas. Entonces corregimos el muestrario y ahí acaba el proceso de diseño. ¿Cuáles son los proyectos por los que es más reconocida la marca/el diseñador?

Ahora estoy concentrada en Dorothéa. Tenemos zapatos para todos los gustos y me encanta que por fin mis diseños sean ¿Quiénes tienen una práctica de diseño –en todas sus varianaccesibles a toda la gente y no sean algo limitado. En el caso tes– en México que merecen ser reconocidos por el público de Plomo, mi otra marca, los zapatos fueron muy aceptados en general? Va a sonar muy cursi, pero mi marido Alejandro Castro que por celebridades como Sarah Jessica Parker. es el diseñador detrás de Pirwi. Admiro que siempre piensa ¿Cuáles son los principales retos o áreas de oportunidad en “outside the box”. Además, empezó muy joven y su empresa es socialmente responsable. Es de los únicos despachos en la práctica profesional del diseño contemporáneo? Es muy difícil encontrar proveedores que te entreguen proMéxico que trabaja con otros diseñadores y arquitectos, y ductos de calidad a tiempo. En mi caso, por eso saqué Plomo que comercializa el trabajo de otros. de México y ahora se fabrica en España. Para Dorothéa logré mi sueño de que casi todo se produjera en México, pero eso ¿Un edificio o espacio que cualquier persona en la Ciudad fue gracias al respaldo de una empresa enorme como lo es de México debe visitar? En México hay muchas personas haciendo arquitectura Dorothy Gaynor. increíble. De espacios me gustan Ciudad Universitaria y el ¿Cuál es el principal vicio o desventaja del panorama nacioConservatorio Nacional de Música que es una belleza. nal en cuanto a diseño se refiere?

La proveeduría y la comunicación. Dar a conocer al público ¿Cuál sería un proyecto que les gustaría hacer? Por ahora estoy completamente concentrada en que Dorothéa dónde están los puntos de venta de tu marca, cuáles son tus crezca y tenga identidad propia. Es mi bebé y necesita mucha precios, etc. Sin embargo, creo que México está pasando por atención. Ése es mi proyecto a futuro. En lo personal, mi proun buen momento en el que todo mundo está volteando a ver yecto es mi familia: mi esposo y mi hija. su arquitectura, su diseño y su arte contemporáneo.



46 | frente | LETRaS | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

L letras

Leer sin brújula Por Ana Negri

Marcel Proust dijo que el verdadero viaje consiste en ver el mundo con otros ojos. La literatura, en términos generales, nos ofrece esta posibilidad. No obstante, en nuestro estrecho afán por taxonomizar la realidad, alguien ha inventado un género llamado literatura de viaje que basa sus fundamentos en el movimiento y en la experimentación del autor con realidades que le son ajenas.

Mi

primer encuentro con la literatura de viaje sucedió en el momento más sedentario de mi vida, cuando empecé a trabajar como editora en una oficina de gobierno. Obligada a cumplir las reglamentarias ocho horas laborales y a comunicarme por oficios con personas que diariamente me encontraba en el elevador, comencé a manifestar algunos síntomas de encierro: establecía largas conversaciones con objetos inanimados y experimentaba sensación de asfixia y mareo a mediodía, cuando el olor a chilaquil invadía el piso. Mi jefe, preocupado por mi salud física y mental, decidió entonces designarme, a modo de paliativo, como editora responsable de una colección de libros de viaje. Hasta ese momento, mi idea de libros de viaje se reducía a las crónicas de los conquistadores de América y los diarios de las expediciones científicas de Darwin y Humboldt. Es decir, una serie de textos en los que se daba testimonio de uno o varios viajes realizados por el autor con un objetivo específico. Nada más distante a mi estado anímico por aquellos días. En fin, tuve que modificar ciertos hábitos y prepararme para lo que, según mis prejuicios, sería un constante —y posiblemente repetitivo— encuentro con el deslumbramiento exagerado ante paisajes y costumbres de tiempos muy distintos a los actuales. Para mi sorpresa,

la obra por la que inicié mi recorrido como editora por los libros de viaje no se trataba de las memorias del autor durante alguna travesía, sino de una ficción en la que el escritor utilizaba su experiencia militar para imaginar cómo un zuavo podría haber interpretado su recorrido por México durante la intervención francesa. Conforme avanzaba en la lectura, por cada razón que encontraba para justificar el texto como “libro de viaje” encontraba otras tantas que lo expulsaban de la categoría. Resumí el conflicto en dos argumentos opuestos: por un lado, se narraba, en efecto, el paso de un soldado francés por México en 1862; por otro, el supuesto testimonio que constituía el relato era producto de la imaginación del autor y no de su experiencia. La dificultad para discernir qué tesis pesaba más a la hora de decidir si se trataba o no de un libro de viaje me fue espabilando de la modorra oficinil y empecé a sospechar que la literatura de viaje implicaba un campo mucho más vasto de lo que yo pensaba. Es necio pretender que los géneros literarios son inamovibles y que sus límites se encuentran claramente delimitados. Las novelas de detectives no siempre pertenecen al género negro, y muchas veces —más bien—, funcionan como comentarios o parodias de ese género y aprovechan para desviar y transgredir sus elementos característicos. Lo mismo puede decirse de la literatura de viaje: más allá de las crónicas que, por razones mercadotécnicas, se agrupan con esa etiqueta, hay un sinfín de libros que fuerzan las fronteras del género, reinventándolo, y que pueden leerse como literatura de viaje sin que la ortodoxia nos dé permiso. En un sentido amplio, podría incluso decirse que toda literatura es literatura de viaje, pues toda buena ficción traza una expedición por las fronteras de lo ignoto, sea este territorio psicológico, físico o imaginado. El problema entonces era mucho mayor. Ya no se trataba únicamente de leer más para conocer un género específico y poder discernir entre unos títulos y otros; el mismo género se me presentaba inabarcable, haciendo de la colección una tarea de características babélicas que seguramente mi jefe me había asignado como castigo ante la debilidad de mi espíritu. El asunto se había vuelto personal. Sin tener muy claro qué era eso de literatura de viaje, empecé a leer cuanto libro me sonaba susceptible de entrar en la categoría con la idea de llegar así a una definición del género. La búsqueda, en su momento más obsesivo, me llevó hasta el Poema de Gilgamesh. Sí, me fui hasta la primera manifestación de la literatura, inscrita en tablillas con escritura cuneiforme hace unos cuatro mil años. Y para perjuicio de mis nervios, podría considerarse un libro de viajes. Es precisamente durante el recorrido y tras las batallas que afronta el protagonista, que consigue no la inmortalidad que buscaba, sino la sabiduría y el equilibrio necesarios para aceptar la impermanencia. Claro, el periplo del héroe transcurre en regiones mitológicas habitadas por monstruos y regidas por los dioses, pero dejar entrar el elemento imaginario, fantástico o mitológico en la literatura


del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 | LETRaS | frente | 47

Novedades editoriales Por Fernando Hernández Urias

1. Las bestias negras. Jaime Mesa. Alfaguara. México, 2015. 253 páginas. 249 pesos.

“En un sentido amplio, podría incluso decirse

que toda literatura es literatura de viaje, pues toda buena ficción traza una expedición por las fronteras de lo ignoto, sea este territorio psicológico, físico o imaginado.” de viaje me permitía sostener que había dado con el pionero de dicho género. Abrí esa puerta y con el Gilgamesh entraron muchísimos otros relatos sobre viajes iniciáticos a la categoría de libros de viaje, desde La divina comedia y La Odisea hasta Moby Dick, por mencionar algunos. Si el viaje no tenía que ser factual o a través de territorios reales, entonces podía considerarse también como literatura de viaje una zona inmensa de la literatura estructurada a partir de viajes fantásticos. El punto conflictivo con estos relatos no es lo fantasioso o imaginario del entorno, sino el lugar que ocupa el viaje dentro de la narración. Paradójicamente, en los escritos sobre viajes fantásticos éstos suelen ser un mero pretexto para abordar temas de lo más variopintos, como la angustia, la sed de conocimiento, el individuo y la sociedad en general. El viaje, entonces, funciona sólo como detonador de la crisis del sujeto. En La máquina del tiempo, de H. G. Wells, por dar un ejemplo, el viaje hacia el futuro da lugar a una aguda crítica del capitalismo y la lucha de clases. Cristóbal Serra, en ese extraño libro rescatado por Pitol en su colección de Heterodoxos, Viaje a Cotiledonia, se encarga de ridiculizar y desenmascarar, a través de su recorrido por aquel país “inventado”, tipos sociales con los que convivimos todos los días. Si el viaje es la plataforma para estructurar estas críticas, entonces sí tiene un lugar privilegiado, sí puede ser un libro de viajes. ¡Tal vez todas las obras de viajes imaginarios, partiendo de los Relatos verídicos de Luciano de Samosata a bordo de su nave (marítima y espacial), forman parte de la literatura de viaje! ¿Qué hacer con obras como la de Xavier de Maistre? ¿Se puede excluir el viaje que emprende a lo largo y ancho de una habitación sólo porque no anda varios kilómetros durante su travesía? Empecé a darme cuenta de que el lector —yo o quien fuera— tendría que salir de su zona de confort al acercarse a los libros de viaje desde el momento mismo de iniciar el proyecto. De él depende hasta dónde se extiendan los márgenes y qué tan marcadas serán las fronteras. Tuve que tomar un descanso. Durante días me dediqué a mandar oficios que había dejado sin responder desde meses atrás, a negociar cesiones de derechos y, sobre todo, a leer los libros que había abandonado a la mitad por darle prioridad a los “libros de viaje”. Pero como me suele pasar, una vez que logré salir de la obsesión, la obsesión decidió acosarme a mí. En la mesa de luz, junto a la cama, acumulo pilas de libros de cuentos, antologías de relatos breves o poemas; lecturas que puedo hacer en el tiempo que tarda mi cerebro en reconocer lo mullido del colchón y ceder al sueño. Una noche desenterré una antología de Virginia Woolf

que había sepultado entre tantos otros libros y de la que me había olvidado. Empecé a leer los ensayos con cierta reticencia —Virginia Woolf siempre me genera una inquietud perturbadora y al mismo tiempo fascinante, no apta para la hora de dormir—. Pero la prosa de Woolf me sedujo una vez más y leí un ensayo tras otro hasta llegar a “Merodeo callejero: una aventura londinense”. No voy a abundar en la genialidad del texto ni en la claridad con que su narración permite recorrer las entreveradas calles de Londres. Me interesa más bien recuperar una serie de rasgos que creo indispensables en cualquier libro de viaje. “Cuando nos sobreviene el deseo de vagar por las calles ir en busca de un lápiz sirve como pretexto, y nos levantamos y decimos: ‘Realmente debo ir a comprar un lápiz’, como si encubiertos tras esa excusa pudiéramos concedernos, sin correr riesgo alguno, el placer más grande de la vida urbana en invierno: vagabundear por las calles de Londres.” Virginia Woolf disfraza la verdadera razón para recorrer la ciudad tras una justificación ridícula. Estas justificaciones son frecuentes en los libros de viaje; sin embargo, el objetivo que se pretende alcanzar al inicio de la travesía suele reducirse a las mismas risibles dimensiones que el lápiz de “Merodeo callejero”. Por más que haya un punto de partida y uno de llegada, se trata de narraciones sobre lo inacabable; de comprender el mundo no por continuidad, sino por relaciones. Es durante el trayecto cuando se develan varios engranajes de la maquinaria del mundo que permiten al viajero empatizar con perspectivas distintas a las suyas y eliminar sus prejuicios. A punto de llegar al Strand en donde debía comprar el lápiz, Woolf se desvía: “Tras la vara del deber vemos el río Támesis en toda su inmensidad: ancho, lúgubre, apacible. Y lo vemos a través de los ojos de alguien que se asoma sobre el Embankment una tarde de verano, sin ninguna preocupación en el mundo. Nos olvidamos de comprar el lápiz, vamos en busca de esa persona… y pronto se hace evidente que esa persona somos nosotros mismos”. En “Merodeo callejero” lo esencial del relato —y creo que esto aplica para todos los libros de viaje— es el movimiento. Con él se da lugar a una serie de encuentros temporales, espaciales y coincidencias que configuran un lugar particular y muchas veces irrepetible. Es eso lo que hace excepcional los libros que escribieron autores como Martí o Maiakovski a su paso por distintos países y lo que produce una atracción irresistible en los relatos de Twain, siempre siguiendo el flujo del Misisipi. No soy una experta en literatura de viaje. Cada vez que trato de plantear una definición medianamente acotada, el tema se me va de las manos y empiezo a hablar de ejemplos, excepciones y dificultades del género. Lo cierto es que lo único que me permitió lidiar con el sopor del trabajo de oficina fueron estos libros que ahora me automedico cada vez que siento venir un nuevo ataque de sofoco.

Eliseo de la Sota es un hombre ambicioso, abusivo, prepotente, desconfiado, histérico, vacío y solitario que aprovecha al máximo su puesto como encargado de Cultura en una pequeña entidad del país. Tiene cuatro ayudantes a los que le gusta explotar y humillar: Jimena, Reza, Nydia y Leonardo. Tiene, también, un ego grande y está orgulloso de haber llegado hasta donde está sin la ayuda de nadie. Pero su imperio se tambalea una mañana, después de una noche de borrachera, en la que los diarios locales publican en primera plana una fotografía en la que Eliseo aparece besando a otro hombre. Se trata del legendario actor Marcelo Combs, quien llegó a la ciudad apenas hace unos días para participar en una obra de teatro que dirige otra figura retirada: Fred Taylor. Se trata de un huracán que los enemigos de este funcionario de medio pelo aprovecharán para cobrar venganza y para saciar sus ambiciones. 2. Para ver, cierra los ojos. Jan Švankmajer.

Pepitas de Calabaza. Logroño, 2012. 320 páginas. 432 pesos.

“Sé un completo sumiso de tus obsesiones. Tus obsesiones son, con mucho, lo mejor que posees. Son reliquias de la infancia. Y es de las profundidades de la infancia de donde proceden los mejores tesoros”, dice el animador checo Jan Švankmajer en este volumen, el cual reúne textos suyos de diferentes épocas, traducidos por primera vez al español y sobre temas tan dispares como las máscaras y las marionetas, la experimentación, la imaginación, el cine, Edgar Allan Poe, el surrealismo, los sueños, así como una entrevista concedida en el 2006 a Peter Hames. Además, la edición preparada por Eugenio Castro y Julián Lacalle, reúne más de 100 imágenes del trabajo del artista europeo, así como un prólogo del escritor español Jesús Palacios. Un libro ideal para todos aquellos que quieran saber más sobre el alucinante y mágico mundo de Švankmajer. 3. Un monstruo de mil cabezas. Laura Santullo.

Planeta. México, 2015. 160 páginas. 128 pesos.

Un hombre, enfermo de cáncer, está al borde de la muerte. Su esposa, Sonia Bonet, ha hecho todo lo posible para conseguir que sea ingresado en un hospital y tratado con un método experimental que podría prolongar un poco la vida de su marido. Sin embargo, no ha tenido éxito. Desesperada e impulsada por la indiferencia de la gente, decide llevar el caso hasta el límite y se presenta armada en la casa del doctor Villalba, a quien Sonia considera responsable de que su marido no tenga una segunda oportunidad. Acompañada por su hijo Darío, intenta hacer justicia por mano propia y recorre toda clase de escenarios en la Ciudad de México. Se trata de una fuerte crítica hacia los seguros de salud, la privatización de los sistemas de salud que impera actualmente en el mundo, así como la insensibilidad y corrupción que reina en nuestro país. La historia será llevada al cine próximamente por Rodrigo Plá.


48 | frente | LETRaS | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

El combatiente inmóvil Por Diego Rabasa

Preferiría no hacerlo Bartleby el Escribiente

A pesar de las múltiples manifestaciones de oposición, resistencia o confrontación, el poder del neoliberalismo aún es dominante. En esta reflexión, el autor revisa el planteamiento del texto Mendigos y orgullosos, del escritor francés Albert Cossery. Éste dice que la manera ideal de oponerse a la supuesta visión de éxito que han impuesto los plutócratas es la del Bartleby, de Herman Melville: no hacer nada.

E

l historiador norteamericano Morris Berman ha explicado con (en contraposición con la dureza de los grandes dogmas totalitarios del mucha lucidez que los sistemas políticos y económicos y, sobre pasado). Enarbola la idea de que cada quien puede ser lo que decida, todo, la forma en la que se instrumentan son narrativas que consumir lo que desee y hacer lo que le plazca. La trampa está en el muestran la manera en la que dicha sociedad se ve a sí misma. Son, hecho de que la doctrina en realidad se encuentra ya introyectada en por decirlo de otro modo, un síntoma, una representación de las el deseo del individuo. No es necesario el látigo para que el perro de ideas hegemónicas sobre las que un país circo haga sus trucos, los hace porque piensa construye sus fundamentos. que desea hacerlos. En este entorno no han Sobre la estela de este argumento, los sido pocos los movimientos de disidencia … el poder del neoliberalismo héroes o los villanos de cada instante de la que terminan sucumbiendo ante los mismos historia resultan ser figuras altamente repre- radica en la aparente flexibilidad de principios contra los que peleaba. sentativas de una época. En su ensayo My Own En su fascinante libro Mendigos y orgullosos, Private Germany el ensayista norteamericano sus principios (en contraposición el escritor francés Albert Cossery plantea que el Eric Santner explica cómo Hitler fue más con la dureza de los grandes dogmas camino a seguir más que el del revolucionario que una aberración histórica: fue un ícono que es el de Bartleby el Escribiente, lo que totalitarios del pasado). Enarbola la activo representaba con terrible precisión el sentir hay que hacer es no hacer nada. Oponerse de una sociedad que idea de que cada quien puede ser lo mediante la inacción a la visión de éxito llevaba años enferlos nefastos barones del neoliberalismo que decida, consumir lo que desee y que mándose. El mismo han fabricado para ser imitada con idolatría Berman dijo algo hacer lo que le plazca. zombi. Los irresistibles personajes de este similar sobre George relato son auténticos anarquistas en tanto W. Bush: lo grave de su gestión de ocho años que no participan del nefasto péndulo de producción y consumo que en la presidencia de Estados Unidos es que la tiene enajenada y subyugada a gran parte de la población del mundo. ideología que lo impulsaba era enormemente La vida carente de posesiones, la vida en las calles, la vida dedicada representativa del ethos norteamericano. a la contemplación y la entrega del instante y sus posibilidades, la El éxito hoy en día está íntimamente vida del vagabundo, la vida de los olvidados, es la vida del auténtico asociado con el dinero. Cuando conocemos enemigo del sistema. a alguien solemos preguntar, cómo si la inteLa historia es sencilla: tres hombres configuran una extraña triada rrogante no estuviera colmada de una nefasta en los arrabales de una ciudad turca. Gohar, el maestro, es un antiguo doctrina ideológica, “¿qué tal le va?” cuando profesor que se ha percatado de la inmensa vanidad e inutilidad que en realidad queremos preguntar “¿cuánto rodea la pretensión del conocimiento y ha renunciado a la hipocresía gana?”. Las personas deben saber venderse social, a la autoindulgencia onanista: se ha retirado a una vida monástica. para ser exitosas. La maltrecha habitación donde vive tiene en el centro una pila de perióEn una de las escenas clave de la película El dicos viejos que Gohar utiliza como cama y que configuran el inventario lobo de Wall Street, el Lobo mira con espanto la completo de sus posesiones. Lejos del poder corruptor, de la ilusión fatua nota que publica el Wall Street Journal sobre las de la posesión, pasa sus días consumiendo hachís, soñando con migrar prácticas tramposas de la compañía que lo ha a Siria donde vivirá en inmensos campos de cannabis que cultivará él catapultado a la esfera de los millonarios a mismo; camina por las calles, escucha atento sus sonidos, está siemcosta de los ahorros de ingenuos ( y ambicio- pre presto a una charla socrática que desnude los frívolos afanes de la sos) pequeños inversionistas. La nota (que vida. Yeghen, narcomenudista célebre por su fealdad y don de gente, es le otorga el apelativo de Lobo) lo describe su discípulo principal. Asiduo residente de la prisión, encuentra en el como un hombre voraz que no tiene ningún cinismo un arma capaz de tundir los más solemnes afanes del hombre empacho en pasar por encima del prójimo de sociedad. Al Kordi, el tercero de ellos, ejemplifica al disidente de apacon tal de lograr lo que desea. Contrario a rador, aquel que se ve a sí mismo como héroe redentor y que pretende la lo que supone que sucederá tras la publi- fama más que la consecución de las causas que lo impulsan. cación que intentaba desprestigiarlo, al día Un día, durante un episodio de rapto (síndrome de abstinencia, siguiente el Lobo tiene a cientos de personas dirían los literalistas), Gohar asesina a una adolescente prostituta de que enardecidas claman por ingresar a este 16 años. El caso trastorna al fiscal por carecer de móviles aparentes: en club de plutócratas sociópatas. En la misma la escena del crimen no hubo robo alguno o registro de violencia sexual línea, la película Capital, del director griego Costa-Gavras, muestra contra la víctima. Simplemente, el hecho frío y contundente de un aseen la última escena al director de un banco logrando ser reelecto en sinato. Alrededor de este suceso se desmadeja una historia —siempre su puesto al prometerle a los inversionistas que será como un Robin en los márgenes de la sociedad— que no glorifica o ubica en un pedestal Hood a la inversa: le robará a los pobres para enriquecer a los ricos. romántico la miseria, pero sí la sitúa como el único espacio en el que se La respuesta es una histriónica ( y quizá exagerada pero ilustrativa) puede atisbar una humanidad que no se erija sobre los mausoleos de los prójimos que ha aplastado. Un espacio violento y miserable, pero euforia colectiva. El poder de esta narrativa que perfila el mundo hacia una con- ajeno a la dinámica contemporánea que ha convertido a la sociedad en figuración en la que sólo unos pocos tendrán cabida, no ha estado, una miríada de entes individuales resguardados tras un muro defenpor supuesto, exenta de críticas y de múltiples manifestaciones de sivo que, a través del consumo y el permanente procuramiento de los oposición, resistencia o franca confrontación. No obstante, el poder deseos más superfluos e inmediatos, se protege del inmenso vacío que del neoliberalismo radica en la aparente flexibilidad de sus principios constituye el núcleo de sus entrañas.



50 | frente | Escena | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

E fotos: ana mojica

escena

Paso de madrugada

Los días

Microhistorias de la ciudad Por Mayté Valencia

Dificultades

La nueva temporada de Microteatro es edición de oro. El formato reafirma su valor y presencia dentro de la comunidad teatral con una programación en la que no sólo participan destacados directores de escena, sino que también se rinde homenaje a uno de los pilares del teatro moderno mexicano, Emilio Carballido.

MICROTEATRO Roble 3, casi esquina con Insurgentes, Santa María la Ribera Costos: 1 micro obra: $70 más una bebida de cortesía Combo 3 microobras: $180 más una bebida de cortesía Abono general: $650 Horarios: Matinée infantil: sábados y domingos de 11:30 a 13:30 horas. Central: jueves y viernes, 20 horas.; sábado, 19 horas, y domingo, 18 horas. Sesión golfa: jueves y viernes, 21 horas; sábado, 20 horas y domingo, 19 horas.

Selaginela

“Una

ciudad que crece, se transforma y evoluciona como un ser que algunos de los textos del dramaturgo veracruzano serán llevados a vivo”, así concibió el Distrito Federal Emilio Carballido, escena en el ya conocido formato: 15 minutos en 15 metros cuadrados escritor y dramaturgo fundamental para el desarrollo del para 15 espectadores. teatro moderno mexicano, junto con personas como Héctor Mendoza, Con esta temporada, una de las más fuertes y especiales que hasta Sergio Magaña, Jorge Ibargüengoitia, Luisa Josefina Hernández, ahora se han preparado para la casona de la colonia Santa María la Sergio Galindo, entre otros; la llamada generación del Medio Siglo. Ribera, Microteatro reafirma su valor y presencia dentro de la comuniEntre las más de cien obras teatrales que escribió, hay un conjunto dad teatral, ya que en esta ocasión participan destacados directores de de ellas que conforman una visión particularísima sobre la ciudad y su escena, como David Olguín, Martín Acosta, Ricardo Ramírez Carnero, transformación: un caleidoscopio de pequeñas acciones en las que bien se Enrique Singer, Mario Espinosa, Francisco Franco, Sandra Félix, Luis Martin, Mauricio Jiménez, José Alberto Gallardo, puede hallar a una joven que vive los problemas de Enrique Pineda, Claudia Ríos y Esther André. la pubertad, un ladrón que se mete a robar la casa Directores que a su vez han consignado a un de una pareja o el enfrentamiento entre un Santa La vigencia de Carballido es distintivo grupo de escenógrafos (Auda y Atenea, Claus de clase alta y otro que viene de una colonia abrumadora, sobre todo, en Gabriel Pascal, Gloria Carrasco, Alain Kerriú, popular, entre otros entrañables personajes. Patricia Gutiérrez, Xóchitl González y Arturo Concebidas como ejercicios actorales para cuanto a las criticas sociales Nava) y actores de cine y de teatro con distintas los estudiantes de teatro, estos textos breves en trayectorias, ya que hay desde recién egresados un solo acto son un complejo mosaico dramático que dejan ver sus textos y que de las escuelas profesionales hasta otros que que refleja, a través de monólogos, piezas, come- en la actualidad continúan: dias románticas, farsas, melodramas, tragedias ya llevan tiempo trabajando en los escenarios. o crítica social, diferentes ángulos sobre el DF y inseguridad, desigualdad Todos ellos conforman un solo equipo que llevará a escena 13 microobras de la ciudad. sus habitantes desde los años 40 hasta los 2000, económica, racismo, contrastes “Estas escenas breves nos han formado a casi un siglo de historia de la capital. muchas generaciones de gente de teatro. A todos Carballido es un clásico, de eso no hay duda. sociales, violencia. los que hemos estudiado actuación nos ha ayuEs un autor cuyos textos han contribuido a la formación profesional de distintas generaciones teatrales, para quienes dado a estructurar personajes, a entender la naturaleza del ser humano montar un texto suyo se ha vuelto casi una consigna. Y en eso coinciden y a aprender a relacionar distintas circunstancias y darles lógica”, todos los creativos que han sido invitados para conformar la decimo- refiere Claudia Ríos, directora de la obra Buena pierna. “Carballido cuarta temporada de Microteatro, Historias de la Ciudad de México, en la es todo un formador, en el sentido de que nos ha dejado ver quiénes


del 21 de mayo al 3 de junio de 2015 | escena | frente | 51

somos nosotros como mexicanos y, a mi parecer, es el autor que mejor conoce la naturaleza femenina y que ha sabido hablar de nosotras de una manera divertida, abierta, sabrosa.” La vigencia de Carballido es abrumadora, sobre todo, en cuanto a las críticas sociales que dejan ver sus textos y que en la actualidad continúan: inseguridad, desigualdad económica, racismo, contrastes sociales, violencia. La ciudad sigue con muchos de los mismos problemas que él vio hace más de medio siglo y que son un reflejo triste de una realidad nacional sin cambios. En ese sentido, Martín Acosta comenta en entrevista: “Lo que reconocemos es su buen ojo para entender, no la problemática del momento, sino la problemática intrínseca del mexicano: algo que se va a repetir y repetir en tanto no maduremos como país. Él ya veía esto desde hace más de 50 años. En el caso de El censo, la obra que dirijo, la obra está escrita en los sesenta y habla del ‘milagro económico’ mexicano en los cuarenta, cuando Miguel Alemán quiso convencernos de que después de la entrada de la televisión todo iba a ser perfecto, pero en realidad no hizo nada. Carballido desde entonces ve estos conflictos”. La idea de montar textos de Carballido de forma profesional, y no en el ámbito estudiantil como es más común, fue cautivadora para muchos de los creativos. Para Acosta hay una fuerte empatía de todos los directores con el dramaturgo, independientemente de las búsquedas estéticas o los caminos que cada quien ha tomado en su trayectoria. En cuanto a la producción de esta obra, el director escénico explica que se trata de un regreso al origen: “Contar la historia tal como es, no buscar algún truco que lo vuelva contemporáneo o acercarla a mi discurso que es algo que puedo hacer con otros creadores jóvenes. Aquí yo me acercó a Carballido y sigo la narración tal como él la plantea y eso es emocionante porque exige rigor y disposición”. Microteatro es un concepto ideado en el 2009 por el director y escritor español Miguel Alcantud quien en el 2009 tuvo una idea ingeniosa: convertir un prostíbulo abandonado del centro de Madrid en un vital espacio escénico. El formato revitalizó una escena teatral que apenas sobrevivía los recortes presupuestales a la cultura y la crisis económica; y su éxito fue tal, que ahora se ha expandido a otras ciudades. como Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga y Murcia, Miami, Costa Rica, Buenos Aires y Lima. En México, el concepto llegó hace dos años y ahora se cuenta con sedes en Veracruz, Guadalajara, Puebla —y próximamente Querétaro— lo que permite a los textos seleccionados viajar en un circuito nacional e internacional. Los textos de Carballido son entremeses de cultura urbana que constituyen una de las más amplias, vitales e intensas colecciones de postales literarias sobre la Ciudad de México de fin del siglo XX. Las obras que se montarán —y que se pueden conseguir en una recopilación editada por el Fondo de Cultura Económica llamada D.F. 52 obras en un acto— son las siguientes:

Paso de madrugada Dirección: Mauricio Jímenez Con: Juan Ignacio Aranda, Mauricio Pimentel, Ángel Lara, Odett Méndez y Omar Amador Selaginela Dirección: Esther André Con: Naima Carbajal Los días Dirección: Luis Martín Con: Javier Ruán y María Lancón Delicioso domingo Dirección: Francisco Franco Con: Leticia Huijara, Montserrat Marañón, Eduardo España y Ricardo Polanco La pesadilla Dirección: José Alberto Gallardo Con: Fabián Robles, Irela de Villers y Laura de Ita. Buena pierna Dirección: Claudia Ríos Con: Alberto Estrella, Georgina Rábago y Jorge Domínguez. La miseria Dirección: Enrique Pineda Con: Ana Karina Guevara, Mauricio Bonet y Carilú Navarro. Con un poco de ayuda celestial Dirección: Ricardo Ramírez Carnero Con: Teresa Valenzuela, Ignacio Torre y Miguel Loaiza. El censo Dirección: Martín Acosta Con: Verónica Merchant, Lumi Cavazos Sergio Ramos, Roberto Beck y Monserrat Monzón. Cuento de Navidad Dirección: David Olguín Con: Gilberto Barraza, Diego Garza Marín, Alberto Santiago Pablo Mazorra, Ana Karen Peraza, Rocío Damián y Ángel Zapata El espejo 2 Dirección: Sandra Félix Con: Pilar Villanueva y Martín Pérez ¿Quien anda ahí? Dirección: Mario Espinosa Con: Belén Aguilar, Tenoch Huerta, Sergio Rüed, Daniela Luque y David Illescas Dificultades Dirección: Enrique Singer Con: Kristyan Ferrer y Michael Wiseman

Un caleidoscopio citadino que tanto incluye un paseo dominical por Chapultepec donde unas prostitutas se entremezclan con burócratas trasnochados y atletas que se levantan a hacer ejercicio por la mañana; una charla entre un hombre de clase social alta y otro de clase baja para quien la vida se ha convertido en una serie de complicaciones como un padre que se encuentra con una hija, de quien ignoraba su existencia. Para completar esta temporada, se presenta una colección de imágenes de Héctor García, “el fotógrafo de la ciudad”, tal como lo llamó Carlos Monsiváis. Asimismo, se presenta el Menú Infantil, con las obras Luzefante, con texto y dirección Karla Bourde; El pizarrón, de Tania Ángeles y Gus Rodríguez; y La historia de Sputnik y David, de Joserra Zuñiga basada en un cuento de Carballido con dirección de Alonso Iñiguez.

mutis Creadores de la maquinaria escénica Por Mayté Valencia

Sergio Villegas

E

s diseñador escénico. Estudió en Ithaca College en Nueva York, en Londres, y en la Yale School of Drama. Ha trabajado en producciones de ópera y teatro para la Milwaukee Shakespeare Company, Teatro unam, Auditorio Nacional, inba y ocesa. Tiene un podcast de teatro, Desafora2, junto con Claudia Romero y Pepe Valdés.

¿Cómo defines el trabajo de un escenógrafo? Es el encargado de los aspectos espaciales y visuales de una puesta en escena.

¿Cuáles son tus búsquedas artísticas dentro del diseño escénico? El diseño escénico, como cualquier otra disciplina en el teatro, forma parte de un lenguaje colectivo. Hay muchos colaboradores que contribuyen en su creación. A diferencia del trabajo de artistas plásticos, compositores o escritores que se dedican a otras áreas de las bellas artes, aquí no hablamos bajo una voz personal, sino que hablamos todos juntos. Generalmente, estamos coordinados bajo la visión de un director que es quien moldea la perspectiva en la que todos vamos a contribuir. A veces el escenógrafo tiene autoridad para hacer cambios y proponer porque su visión está unida con la del director, sin embargo, hay otras veces donde el director se va por un lado y el escenógrafo tiene que seguirle el paso.

¿Encuentras algún elemento común o singular en todos tus trabajos? No. Justamente lo que yo encuentro interesante y la descripción que hago sobre un buen escenógrafo es que tenemos que ser como camaleones. En otras disciplinas artísticas se pueden ubicar muy bien las características o sellos personales del creador, como a Picasso en el cubismo, a Monet en su impresionismo, o las figuras geométricas de Sebastián y las pinceladas reconocibles de Van Gogh. Sin embargo, eso no debe pasar con un escenógrafo, éste no puede tener una huella estética reconocible en sus trabajos. Tenemos que ser capaces de hacer escenografías abstractas y minimalistas, realistas, conceptuales; grandiosas y estrambóticas; sencillas y económicas. Lo que distingue nuestro trabajo es el punto de vista acerca de la obra: un escenógrafo puede ser cínico, optimista, juguetón, pesimista, ésa es realmente nuestra voz. El escenógrafo que quisiera llegar a ser es aquel a quien no se distingue en el escenario. Me gusta que mi trabajo no tenga una firma especial, ya que quiere decir que estoy trabajando para la obra, no por una obsesión estética personal.

¿Qué piensas del estado actual de la escenografía en México? Contra todo pronóstico, el teatro mexicano tiene mucho bullicio, hay buena calidad. Y, aunque los teatreros siempre son pesimistas al respecto, se están creando nuevos públicos y se está generando un nuevo interés hacia las artes escénicas. Cada vez hay más calidad tanto en el universo subvencionado como en el comercial. Los escenógrafos somos saltamontes que vamos de un universo a otro, podemos estar un día en Bellas Artes y al siguiente estar en el Insurgentes o en ocesa. Ahora, por la ineficiencia del gobierno actual, las instituciones están en una crisis severa y nosotros encontramos más trabajo en el mundo comercial, donde también se están haciendo cosas de gran valor artístico. En ese sentido, ser escenógrafo no pinta un paisaje tan desolador como se podría pensar.


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El chile que nos une Por Mayté Valencia

cortesía: centro cultural helénico

El director teatral, Richard Viqueira, prepara un nuevo espectáculo en el que el chile es el ingrediente principal. Desvenar es una obra en la que, a partir de la cocina, se lanzan hipótesis sobre la identidad y la cultura del mexicano.

L

a cocina es una parte esencial en la construcción de una identidad. Los ingredientes, los sabores, las formas de preparación y los diversos platillos constituyen uno de los aspectos más representativos de una sociedad y forman parte de las tradiciones, los rituales y la historia de ésta. Pensar el imaginario de lo mexicano a partir de su comida es uno de los anhelos del creador Richard Viqueira con Desvenar, que estrenará el próximo 19 de mayo en el Centro Cultural Helénico. “La gran metáfora que encontramos es que en México comemos lo que nos duele y creo que eso aplica para la política, lo social y la cultura. Aquí se come lo que arde, es una lucha despiadada. Desde nuestra mesa nos enseñaron eso y así es como vivimos”, dice Viqueira. “El chile en nuestra cultura es un tema que me apasionó. Investigué todos los significados y los elementos que contiene, desde lo botánico hasta el mismo albur, pasando por la base que significa para nuestra cocina”, explica. “Me gustó ver cómo el chile es el elemento que caracteriza y da forma a nuestra sociedad y a nuestra manera de pensar. Sobre todo para cuestionar este gran enigma de qué significa ser mexicano”. El equipo —conformado también por Valentina Garibay y Ángel Luna— realizó

“La gran metáfora que

encontramos es que en México comemos lo que nos duele y creo que eso aplica para la política, lo social y la cultura. Aquí se come lo que arde, es una lucha despiadada.”

una investigación sobre lo que han dicho pensadores y literatos como Octavio Paz, Justo Sierra y Roger Bartra respecto al tema. “Trabajamos todas estas aristas para lanzar una hipótesis sobre qué es lo mexicano. La narración está aderezada con tres personajes —un cholo, una adelita y un pachuco— que viven la mexicanidad de distinta manera”, agrega. Uno de los parlamentos refiere que en México toda mesa es un campo de batalla, es decir, cada vez que te sientas a comer, la salsa es picosa, el mole es todo un brebaje condimentado, “es algo que disfrutas, pero a la vez duele, arde. Es pensar cómo conformamos nuestra identidad a partir de la idea de la cocina”. La anécdota de este espectáculo culinario es simple: un pachuco regresa a su tierra para encontrarse con su mujer, sin embargo, descubre que ella se ha enamorado de un cholo que, contrario a él, quiere volver a Estados Unidos. Las relaciones amorosas, como el chile, arden y pueden provocar el derramamiento de unas cuantas lágrimas. El dramaturgo explica que a la par de este triángulo amoroso que representa lo foráneo, lo mexicano y aquel que emigra en busca de una mejor vida, la obra se desarrolla a partir de una serie de capítulos: el chile en la cultura,

en la lengua, en la anatomía, en la economía, etc. Es un viaje que va desde la época precolombina hasta la actualidad. Hasta aquí puede parecer que Viqueira realiza una propuesta descabellada: intentar abarcar múltiples temas y enfocarse en el folclor. Sin embargo, el director destaca que, aunque hay estos elementos folclóricos, éstos se hallan revitalizados gracias a una estética “medio punk” y a una narrativa fresca, divertida y actual. “La imaginería de los tres personajes está contemporaneizada. Se muestra una visión muy personal de estas figuras que no son realistas, sino que buscan volverse entelequia. Están descontextualizada, tienen un alejamiento que nos permite verla de una manera distinta a como la vimos en el cine mexicano”. La musicalización es un elemento importante en la puesta en escena, ya que ésta es creada en vivo por los tres actores y recupera tanto las rimas populares como la musicalidad cotidiana. “Tocamos instrumentos, desde prehispánicos hasta europeos. También recreamos diversos sonidos que escuchamos en la calle, lo que oyes cuando pasa un camión de basura, o los tamales, el ruido.” De acuerdo con Viqueira, la idea es amalgamar la cuestión de lo mexicano desde la

cocina y desde el decir. Sobre esto último, explica que la vocalización es otro tema relevante del montaje, ya que los actores utilizan diversos acentos de distintas regiones de la República Mexicana y, al mismo tiempo, consumen chiles reales durante toda la obra para estimular sus reacciones y su imaginación. ¿Por qué cuestionarse de este modo la identidad de lo mexicano? Para Viqueira se trata de un asignatura pendiente. “Es importante echarnos un clavado y buscar comprender lo que es el espíritu de lo mexicano, porque una vez que lo podamos entender, podremos comprender las circunstancias en las que estamos inmersos. Para mí era muy importante saber qué nos hace mexicanos y cuál es nuestro sentir. La patria no es una bandera o un himno, sino lo que comiste cuando eras niño y te hacía feliz, esos recuerdos. Se trata de lanzar una hipótesis propia sobre el tema. Y en este sentido, me interesó verlo desde algo muy elemental en la sociedad: su comida, que también es algo que conforma nuestra identidad.” Viqueira es un director que se caracteriza por una exploración constante sobre la teatralidad. Sus propuestas son dispares entre sí, abarcan múltiples temas y detonan la escena desde diferentes caminos. En sus obras lo mismo critica la historia oficial de Occidente que el neoliberalismo y la religión, por ejemplo, El evangelio según Clark; en Psico/ Embutidos se cuenta la trayectoria de una Salchicha que va a dar sepultura a su madre Longaniza —aunque en realidad la obra sea una reflexión sobre la existencia y la relación entre el mundo carnal y el espiritual—. En Punzocortante se narra la historia de un soldado que, a causa de las guerras inhumanas que ha vivido, comienza a perder la cordura; y en Desvenar el tema es el chile. Un fruto indisociable de nuestra gastronomía que sirve de pretexto para hablar sobre la cultura y la identidad del mexicano. ¿A poco no les gusta el chile?, dirían por ahí. “Sin albur”, claro.



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C comida

Restaurantes ficticios

Un día de furia

Por Alonso Ruvalcaba A continuación, unas notas cruzadas sobre lo que ha sucedido en algunos restaurantes de ficción que existen en los filmes o la televisión. En ellos se respiran historias de triunfo, de violencia, de tedio y de éxito. En todos estos casos se nos recuerda que el equilibrio para mantener un restaurante ideal es frágil.

El

restaurante tiene el germen de la rebelión. El equilibrio es muy precario. El cliente tiene un restaurante ideal en la mente. La música, los baños, los meseros, los demás clientes y, por supuesto, la comida están representados en ese ideal. La fractura entre la realidad y el deseo —cada pequeña diferencia del restaurante ideal con el restaurante real— puede convertirse en una queja y una queja en una discusión y una discusión puede llegar muy lejos. El gerente o el propietario establecen algunas reglas y el cliente siempre está a punto de alzarse en armas contra ellas. Piensen en Bill Foster, un hombre cualquiera llevado al extremo de la violencia en Un día de furia (Falling Down, 1993), de Joel Schumacher. Son las 11:33 de la mañana en un restaurante ficticio, el Whammy Burger, hijo genéticamente modificado de McDonald’s y Burger King. Bill quiere un whamelette de jamón y queso, unas papas wham y… Sheila, la cajera, lo interrumpe. “Ya dejamos de servir desayunos, señor. Puras comidas.” Bill procura armarse de paciencia y argumentar a su favor, pero Sheila continúa su cantaleta: “Ya dejamos de servir desayunos, señor. Puras comidas”. Aparece el gerente y le recuerda a Bill, con una sonrisa rechinante, que los desayunos terminan a las 11:30. Lo que ni Sheila ni el gerente saben, claro, es que éste es el día en que Bill ha llegado a su límite y que en el maletín tiene una Uzi y está dispuesto a usarla. A punta de pistola

Bill recibe su orden —y no se parece a la de la foto—. A veces las reglas de los restaurantes requieren un personaje limítrofe para hacerlas más humanas, más flexibles. Todos deberíamos poder recibir un desayuno, metafórico o no, cuando está a la mano. Y esto funciona a ambos lados de la barra. El mesero gana poco, el lavaloza gana menos. Los dos avanzan sobre la línea quebradiza del salario mínimo. Los cocineros están parados todo el día, a temperaturas imposibles. Si el restaurante está vacío, el aburrimiento es embrutecedor, hipnótico; si está lleno, la chinga es destructiva. El ego del chef y la visión enceguecida del propietario —vender vender vender, siempre a bajo costo— terminan por engendrar el alzamiento. Mi ejemplo favorito es el del ex presidiario Donald Breedan en Fuego contra fuego (Heat, 1995), de Michael Mann. La primera vez que vemos al personaje, un negro majestuoso, joven aún pero ya zaherido por la vida, acaba de conseguir trabajo volteando hamburguesas, con 25% de su sueldo de comisión para Solenko, el repulsivo gerente del local. No hay opciones: Breedan acaba de salir de la cárcel con libertad bajo palabra. Solenko le advierte: “Trapeas también, sacas la basura, limpias los baños. ¿No te gusta? Te me largas”. Mientras, en otro lugar de Los Ángeles, el maestro ladrón Neil McCauley prepara un último golpe: el asalto al Far East National Bank. Avanzan los preparativos del

golpe como avanza la frustración de Breedan, a diario sobajado por su jefe. Una vez, su mujer le pregunta si su jefe le está jodiendo la vida. Breenan, hecho pedazos, alcanza a sonreír: “No ha nacido quien me pueda joder la vida”. (Sabemos que está mintiendo.) El día del robo, McCauley está en el restaurante donde Breedan voltea hamburguesas y estrella huevos. McCauley acaba de perder a un hombre de su equipo y, de último minuto, reconoce a Breedan. Estuvo con él en la cárcel. “¿Quieres chamba?”, le pregunta; “necesito un chofer.” Breedan pondera su futuro y responde: “Le entro”. Nos vemos atrás en cinco minutos. Entonces Breedan se arranca el mandil, deja hamburguesas y huevos quemándose en la plancha, y cuando Solenko se le acerca lo lanza contra un bote de basura porque el hamburguesero, el hombre en el último escalón del mundo, siempre tendrá una última oportunidad de salir de ahí, de existir fuera del sistema corrupto y destructivo. (El asalto sale mal, como todos los últimos golpes, y Breedan no vive más allá de ese día.)

*** El crítico es la figura más temida del restaurante ficticio. Su llegada suele poner las cosas de cabeza. La visita del Moody Foodie, el crítico capaz de cerrar un restaurante con el pétalo de un reseña negativa, a la hamburguesería de la familia Belcher (Bob’s Burgers, temporada 2,


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episodio 6) resulta en pánico escénico, órdenes olvidadas y un pequeño incendio en la cocina. La segunda visita del gastrobloguero Ramsey Michel al restaurante Gauloises en Chef (2014), de Jon Favreau, termina en un berrinche del cocinero, un berrinche trepado a YouTube y viralizado de inmediato. La llegada de Anton Ego a Gusteau’s en Ratatouille (2007), de Brad Bird, pone tan nervioso a Linguini, chef por interpósita persona, que termina por casi insultar al momiesco escritor. El crítico ficticio parece estar seco o muerto por dentro. Ramsey vendió su blog en millones de dólares, Anton Ego vive en un departamento con forma de sarcófago y escribe en una máquina que simula una calavera. El crítico quiere la última palabra: “Dije que el restaurante es malo, y será malo hasta que yo demuestre lo contrario”. El crítico del Springfield Shopper Homero J. Simpson (“Look who’s coming to criticize dinner”) asciende rápidamente por su sola habilidad para proferir el rápido insulto. La crítica Willa Frank, en el cuento “Sorry Fugu”, también conocedora de que la pluma es más poderosa que la espada, ni siquiera se atreve a revelar que tal o cual platillo le gusta: “¿Qué tal si me equivoco, qué tal si no es realmente bueno?”. Lo implícito es que hay una cobardía casi inherente a la profesión del crítico, mientras que hay una valentía natural en ser cocinero. “La labor del crítico es sencilla —dice Ego en su discurso final—: arriesgamos muy poco, pero gozamos de un lugar por encima de quienes ofrecen su trabajo y su persona a nuestro juicio. Nos solazamos en la crítica negativa porque es divertida de leer y de escribir. Pero la verdad, agria, es que en la gran máquina del mundo una bazofia cualquiera tiene más sentido que la página en que la dictaminamos como bazofia.” El crítico sólo sale de su torpor, sólo se humaniza o se llena de vida, cuando es convencido por/ de la brillantez del cocinero, generalmente con un plato de naturaleza humilde: una ratatouille, un sándwich cubano, una hamburguesa. (Entre paréntesis: el crítico de ficción es temido; el crítico de la vida real es más bien detestado, muy en especial si se va sin pedir la cuenta o, mucho peor, sin dejar propina. Dejen de hacerlo, señores.)

*** Al final, tristemente, llega el momento de cerrar para siempre el restaurante. Los números no dan. Los críticos lo han destruido o los clientes no lo han comprendido. El talento para la cocina no tuvo su equivalente en un talento para la administración, para la gerencia o para el recurso humano. A veces era un restaurante adelantado a su tiempo, a veces

“La fractura entre la realidad y el deseo

—cada pequeña diferencia del restaurante ideal con el restaurante real— puede convertirse en una queja y una queja en una discusión y una discusión puede llegar muy lejos.” un restaurante que no se logró poner al día. En Notting Hill (1999), de Roger Michell, “el mejor chef del barrio” no convence a los comensales suficientes de su buena mano. Ni la ayuda de sus amigos, clientes frecuentes, alcanza para pagar a los proveedores. (La trama del restaurante es muy, muy secundaria en esa entrañable película.) En Seinfeld el soup nazi debe cerrar porque una clienta insufrible, Eleine, se ha apoderado de sus recetas. Pero el cierre del restaurante nos otorga una oportunidad final: la reunión en la derrota, que nos hace humildes. La gran noche (Big night, 1996), dirigida por los actores Campbell Scott y Stanley Tucci, tiene el mejor ejemplo del cierre de un restaurante en una película (que yo recuerde). Los hermanos Primo y Secondo emigraron a Estados Unidos para abrir un restaurante italiano. Primo es un chef talentosísimo pero testarudo, que se niega a cambiar la carta para ofrecer algo más afinado a los gustos de sus clientes. Secondo está encargado de las finanzas y del comedor. Se encuentran en el límite de la supervivencia cuando el dueño de un restaurante cercano, Pascal’s, les ofrece una solución: llamará a su amigo, el músico Louis Prima, y ellos prepararán una cena en su honor para una veintena de invitados. La casa por la ventana. Lo último que queda en las arcas del restaurante y de los hermanos se va para conseguir que Louis Prima corra la voz. El sólo gasto es espectacular. (Hay un gozo muy especial en ver las compras, el despilfarro.) La cena es perfecta —salvo que Prima nunca aparece—. El dueño de Pascal’s engañó a los hermanos, que han gastado todo en, básicamente, una cena de despedida para su restaurante. Sigue una pelea fraterna y la cruda realidad. A la mañana siguiente, en una larga escena sin cortes y sin diálogos, los hermanos comparten una frittata, un huevo revuelto humildísimo y perfecto. Es un brindis también: un brindis de hermandad, de reconocimiento del otro en la derrota, de la aceptación de que se acabaron las opciones y nada va a volver a ser igual. De que es hora ya de sumarse a la incorruptible estadística del fracaso.

El rincón de BURGERMAN @burgermanmex Sí. Querétaro

C

ada mes que pasa me pongo más feliz porque aparecen nuevas opciones para comer hamburguesas en la Ciudad de México y en prácticamente todo el país. Mis arterias me piden que vaya con cautela. Por mí comería hamburguesas todos los días, pero si así fuera, no creo que tuviéramos columna por mucho tiempo más. Aún así, trato de acercarme a todos los nuevos sitios. Recientemente, he podido constatar que nuestras queridas burgers invaden y todo a su alrededor. Prueba de ello es la ciudad de Querétaro. Queretarock para algunos. Oasis de tranquilidad para otros. Si hace unos años Querétaro era de esas ciudades que sólo ofrecían hamburguesas de fast food o de puesto de calle, con el enorme crecimiento y oleadas de nuevos pobladores (sobre todo provenientes del norte del país, escapando de la violencia e inseguridad), la oferta culinaria ha crecido. Así que, en una escapadita reciente pude constatar que ya la ciudad no es exclusiva del imperio de la M amarilla o de los puestitos y hamburguesas de pan Bimbo y carne del Costco. Mis contactos locales me recomendaron cuatro opciones que, juraron, tenía que probar a como diera lugar. Me decidí por las hamburguesas de Monosabio (Crisantemos 108, colonia Prados de la Capilla / www.monosabio.mx). Llegamos, porque Burgerman ahora viaja con entourage. Nos sorprendió: bonito lugar y muy bien puesto. Con toda la estética de lo que debería de ser un burger joint. Revisión inmediata y rápida de la carta planteaba una variedad interesante y tentadora. Con todo y que una de las recomendaciones era una llamada Megaextratocino, escogí la más sencilla y clásica: la Tender Hooligan, con queso monterrey y jack, tocino y cebolla caramelizada y 170 gramos de carne calidad Sterling Silver (whatever that means). Mezcla como casera y restaurantera. No lo ideal, pero sonaba bien. Ya se me hacía agua la boca. Llegó y se veía muy bien. Subí una foto a mi Instagram de la Monkey See, Monkey Do (queso brie, champiñones, tocino, mayonesa, mostaza dijon, cebolla y jitomate cherry) que pidió uno de mis acompañantes. Ya quería hincarle el diente a la mía. Primera mordida y, de entrada, el término mal. Cruda. No soy de los que devuelven la comida. Mi política es que si a la primera no le atinan al término, algo anda mal. El pan muy bien. El tocino también al igual que el tamaño. Pero la carne no. El término hacía que fuera como una hamburguesa de carne tártara. Probé la de un acompañante que la había pedido 3/4 y ésa sabía más a término medio. Me la comí, pero no me gustó. Creo que no se puede errar en el término de la carne. Ni la que estaba un poco más cocida lograba estar al punto para determinar bien el sabor. Ni hablar. Todo parecía que iba por buen camino. Incluso tienen una carta de tragos muy bien lograda. Pero en una hamburguesería la carne y el pan mandan. Si alguno de ellos falla, todo se derrumba. Suspiré y pensé que tal vez hubiera sido mejor idea probar la Megaextratocino. Pero bueno. La vida está hecha de decisiones. WLa cosa es que, si por alguna razón se encuentran en Querétaro y quieren una burger, pueden probar entre distintas opciones. Puede ser que no estén de acuerdo conmigo. Para eso, sus comentarios y sugerencias siempre son bienvenidos en @burgermanmex; en Instagram también como “burgermanmex”; en el blog: burguerman.blogspot.com y en la página de Facebook: www.facebook.com/burgerman.mex. Se agradecen todos sus likes y retuits.

Bob's burgers


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Pesca del día El museo sin gluten

L

guarniciones

Dos recomendaciones con acento coreano Dok Suni: Recipes from My Mother’s Korean Kitchen Jenny Kwak (St. Martin’s Press, 1998) Dok Suni fue uno de esos raros (en sus tiempos) restaurantes coreanos de Nueva York que no estaban centrados en las parrilladas al centro de la mesa. Tarantino, ese glotón, lo tenía como el “mejor restaurante de América”. Su cocina era casera, familiar; remitía a una casa modestísima cuya matriarca es capaz de extraer sabor hasta del pavimento. Sólo aceptaba efectivo, como nuestros ancestros. Cerró, tal vez previsiblemente, el año pasado. Le sobrevive este libro, quizá el primero que reveló al llamado “gran público” (gringo) los mecanismos de la cocina coreana. Viene salpicado del anecdotario materno pero las recetas son fabulosas, muy en particular la sección de banchan, esos platitos laterales típicos de Corea, que se concentran en técnicas antiquísimas: fermentación, curación, encurtido. Un libro necesario. Benu Corey Lee (Phaidon, 2015) El restaurante de Corey Lee, Benu, es el exacto opuesto de Dok Suni. Nada hay improvisado ni doméstico en él. Funciona con la alucinante disciplina milimétrica de una estación espacial del futuro. Está en San Francisco y tiene, por supuesto, las tres estrellas que otorga la guía Michelin de esa ciudad. Antes de abrirlo, el chef Lee fue jefe de cocina de The French Laundry en Napa y Per Se en Manhattan. Su libro es una ventana a una mente incansable, precisa, con todos los recursos intelectuales y presupuestales a su disposición. Corey Lee empieza donde la mayoría de los grandes chefs terminan. Las muchas de sus recetas toman un elemento coreano —por ejemplo, el myluchi yuksoo o caldo de anchoas— y lo transforman hasta lo irreconocible y, a la vez, hasta lo sobrenaturalmente familiar. Eso sí: las recetas son dificilísimas.

os museos de lo que inocentemente llamamos vida real basan buena parte de su razón de ser en la preservación, son conservadores literal y casi siempre también metafóricamente. La intervención o la obliteración de sus obras es anatema. (Acaso es necesario que así sea.) En línea las cosas son distintas y puede existir algo como el GlutenFree Museum, dedicado a extraer todo el trigo de obras antes no aptas para celiacos. Ha destruido o mejorado piezas de Dalí, Millet, Cézanne y otras vacas sagradas y dañinas para la digestión. Para visitarlo: glutenimage.tumblr.com. Querida internet: lo volviste a hacer. Aquí, tres ejemplos: D’après Johannes Vermeer, D’après Vincent van Gogh y D’après Willy Ronis.



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D El Centro de Salud Monterrey 136, entre Chihuahua y Guanajuato, Roma Norte Lunes a domingo, de 13 a 5 horas

debutantes

El

El Centro de Salud Para curarse del corazón hay que darle chamba al hígado. Aquí una opción nocturna y punketa en la colonia Roma.

Centro de Salud te cura de la realidad. Detrás de la puerta de la antigua casa, como dispuesta para la realeza, se despliega una alfombra de terciopelo rojo que cubre los peldaños de una escalera custodiada por un chico de cresta y botas negras. La luz azul del recibidor queda atrás y al entrar la oscuridad te engulle. Las pupilas se dilatan y se reconoce la voz de David Gahan: Words like violence break the silence come crashing in into my little world. Cerca de la entrada hay un par de mesas, en lugar de pared hay un gran orificio que antes era el marco de una ventana y ahora un vínculo con la sala principal, donde hay una gran chimenea. Al fondo está el DJ, y detrás de él, pintado en blanco y negro, resalta un tarro de cerveza del que salen un par de huesos con la leyenda: “Foro Autogestivo, Libre Expresión”. Es el emblema de un Centro de Salud, donde el botiquín está compuesto por cerveza, pulque y música. El concepto, según cuenta Jaime Roldán, uno de los tres fundadores, surgió a mediados de la década de los ochenta cuando él y sus amigos estaban inmersos en el movimiento del punk rock y buscaban un lugar que llenara sus expectativas; uno en el que pudieran escuchar la música que les gustaba, bailar y vestirse como les diera la gana, libres del juicio de un cadenero. En el 2011, Roldán y Alejandra Vargas fundaron El Centro de Salud en República del Salvador esquina Correo Mayor. Después invitaron a Alfonso Serrano, mejor conocido como el Monje, pero desafortunadamente un año más tarde tuvieron que cerrar debido a algunos problemas del inmueble en el que se encontraba su bar. Hace dos meses reabrieron El Centro de Salud en Monterrey 136, en la colonia Roma. Escogieron una antigua casa en la que hoy convergen todo tipo de personas y donde se presentan bandas de distintos géneros musicales. Detrás de la barra está Jaime con el cabello revuelto, a la Robert Smith. Platica con orgullo del éxito que tuvieron hace unas semanas en el Festival del Pulque, al que asistieron alrededor de dos mil personas. En el sótano planean abrir un espacio cultural para impartir talleres de serigrafía, instalar una pequeña biblioteca, proyectar películas, dar clases de idiomas y de teatro. Vargas, además de ser socia del bar, es ginecóloga y piensa implementar un programa en el que se ofrezcan pláticas de educación sexual y se promueva la esterilización gratuita de mascotas. Todos los viernes y sábados, a partir de las ocho de la noche, hay una banda que toca en vivo o un artista realizando un performance. El cover es de 20 pesos. Cuando vayas pide la botana de chicharrón verde o las papas con chorizo. Si llegas antes de las nueve la cerveza cuesta 18 pesos y a partir de las once, sólo 20 pesos. También puedes pedir pulque que traen directamente de Hidalgo. Esta noche el lugar no está muy lleno, la banda que iba a presentarse canceló inesperadamente. En una de las paredes se proyecta un concierto en el que Iggy Pop se contorsiona en silencio mientras la voz de Morrisey envuelve el lugar, al ritmo de First of the Gang to Die. La sensación de comodidad e intimidad, la ausencia de pretensión y el hecho de que casi nadie esté ensimismado en su teléfono (y sí en la plática con sus acompañantes o en la música), convierten a El Centro de Salud en un escape nocturno ideal. —Julia Díaz


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Galería L A pocos meses de su inauguración, Galería L se erige como un microecosistema heterogéneo. Como un espacio que huye del estancamiento en una sola disciplina artística y persigue la metamorfosis constante.

DISENIA Reinaldo y Rafael Odreman se aventuraron en un proyecto que busca ser un vínculo digital entre los diseñadores jóvenes y los amantes del diseño. Acaban de lanzar en México una tienda en línea con productos que valen la pena conocer.

A

ntes de aventurarse en Disemia, Reinaldo Odreman se dedicaba a la fotografía y su hermano Rafael, a la consultoría de negocios, pero, profesión aparte, compartían el gusto por el diseño. Al explorar este nicho identificaron un común denominador entre los diseñadores jóvenes de Venezuela, de donde son originarios, y expandiendo un poco la lupa, se dieron cuenta de que en Latinoamérica casi todos los despachos pequeños cojeaban del mismo pie. Talento y propuesta sobran, sin embargo, la mayoría de los que emprenden en una industria creativa se pierden en los engorrosos procesos de montar una empresa. No sólo es recibir un rayo iluminador y ponerse a crear, eso es una mínima parte del éxito. ¡Muy bonito su producto!, pero ¿dónde se vende?

A

diferencia de las galerías que sólo son amigables cuando regalan mezcal, vino astringente y canapés, el amplio inmueble ubicado en Alfonso Reyes 216, parece tener otra actitud y decirle a quien va pasando: “Hey, mira lo que hay aquí. No mordemos”, porque en efecto, el arte no muerde. Su nombre es Galería L. Tiene pocos meses de haber sido inaugurada por el arquitecto Polo Vidal —fundador del despacho L Mexico y L Los Ángeles— y por el fotógrafo Beto Adame, ahora director de la galería.

El entorno social tampoco ayuda demasiado. Aunque el diseño está presente en la vida cotidiana y a través de él surgen nuevas relaciones con el entorno, el constante estado de crisis de muchos de los países tercermundistas, incluido México, complica las cosas. El espacio de la web es tan intangible como cercano, y una tienda en línea tiene riesgos menores y alcances más amplios. El interés compartido entre los dos hermanos resultó en una plataforma digital donde se exhiben y venden productos de estudios independientes; en una página que busca vincular a los amantes del diseño con los diseñadores. Después de lanzar el proyecto en Venezuela y en Chile, Reinaldo y Rafael decidieron establecerse en la Ciudad de México. Les gustó el caos del DF y encontraron un mayor interés por

El espacio tiene muros de cristal y un interior luminoso. Está inspirado en la arquitectura nipona. Después de visitar Japón, Vidal regresó con la inquietud de reflejar el estilo zen de los lugares que conoció, así que rehabilitó el espacio —que antes fue una bodega— y tras cinco meses de planeación, echaron a andar este nuevo escaparate. En cuanto al concepto tomaron como inspiración galerías mexicanas como FIFI Projects y kurimanzutto, y otras extranjeras como Monte Clark, ubicada en California, y Catriona Jeffries, en Vancouver. “La inquietud de abrir una galería surgió a partir del interés mutuo por el arte y los procesos creativos de la arquitectura, el diseño y la música. Habíamos hecho algunos eventos y participado en proyectos editoriales que sumaban todas nuestras afinidades”, explica Adame. Galería L pretende posicionarse en el ecosistema cultural de la ciudad. Además de estimular el consumo de arte mexicano con exposiciones trimestrales de fotografía, dibujo o pintura, realiza presentaciones de libros, conciertos, performance, mesas redondas, expos de moda, talleres de carpintería y hasta catas de mezcal. ¿Por qué abrir otra galería en la Condesa? Adame contesta que porque aún faltan muchas. La mayoría de ellas están en la colonia Roma, en la San Rafael y en la San Miguel Chapultepec. “Galería L es un espacio que funge como un filtro en un mundo de propuestas. Invitamos a artistas que nos encantan para que expongan series específicas, con la idea de apoyar el talento local y el coleccionismo.”

el diseño. Según explican, la página tiene un gran peso visual, es intuitiva, los procesos de compra son sencillos y se da seguimiento desde el clic hasta la entrega. “El buen diseño es universal y éste puede venir de los lugares más recónditos”, dicen. Por eso decidieron no limitar el escaparate a un lugar físico y ofrecer no sólo un catálogo, sino un espacio donde los consumidores conozcan la historia del producto que están comprando y en donde, además, los diseñadores pueden hacer comunidad. El valor de Disenia radica en la curaduría y selección de sus productos. Ésta se hace a través de un consejo de profesionales, tomando en cuenta la estética, pero también la funcio-

Su idea es crecer con artistas mexicanos, pero al preguntarle al fotógrafo qué artistas le gustaría representar responde: “Si Miguel Calderón manda a la goma a kurimanzutto, aquí lo recibimos (broma)”. La curaduría está a cargo de Adame y Vidal. Su plan a mediano plazo es contar con el apoyo de distintos despachos de diseño y curadores externos para renovarse de forma sustancial tanto en su premisa como en su naturaleza. El espacio navega con la bandera de ser incluyente y tiene una completa apertura para recibir propuestas de artistas desconocidos. En su segunda exposición, inaugurada en abril, se pueden ver Alteraciones anatómicas, de Hugo Ortega (dibujo al carbón); Encuentros, (fotografías instantáneas tomadas por varios artistas); Espejo congelado (dibujo, foto, video e instalación); y Merma Negra (moda, diseño y performance). Adame agrega: “Por ejemplo, las obras en carbón de Hugo Ortega estaban en Cabo San Lucas cuando la tormenta Odile azotó la península de Baja California, por lo que revelan el paso de un fenómeno natural. Muchas piezas se perdieron. Presentamos las que tienen una pátina de tiempo en su superficie”. —Jesús García GALERÍA L Alfonso Reyes 216, entre Saltillo y Ometusco, Condesa T. 5256 1050 Lunes a viernes, de 11 a 19 horas Sábado y domingo, de 10 a 17 horas

nalidad y calidad de los mismos. Además del cuidado que han tenido en la selección de los participantes, decidieron suplementar el catálogo con un blog donde narran las visitas que hacen personalmente a los talleres e incluyen entrevistas con los creativos que se suman a la plataforma. Dentro de las propuestas más interesantes se encuentran, en la categoría de mobiliario, Goyo Estudio, creado por los diseñadores Alexandra Bravo, Cecilia Ezquerro, Mariana Armella, Alan Sáenz y Carlos Pellicer. Su estilo es sobrio y parten de la premisa de que los objetos son herramientas para tomar acciones específicas. Ediciones Malinalco también está en la lista de productos. Es un estudio que rescata la gráfica popular y la traslada a juegos de tazas de luchadores o vajillas de peltre con la lotería. De la diseñadora Eugenia López Carbajal valen la pena las lámparas de su línea Muza Desing. En la sección de accesorios están las piezas vintage de Nido de pez, las bolsas de Nomade Leather Goods y las marcas de moda JEPG y Hombre Necio. — Mariana Coppel

Disenia Tienda: http://disenia.mx Blog: http://blog.disenia.mx


60 | frente | DETRÁS | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

D detrás

Charlyfornication: Biopic de un rockstar de la literatura mexicana | por Carlos Velázquez El soundtrack del orgasmo Al final de cada orgasmo nos aguarda una canción. La precede un espacio en blanco. Un lapso del que desconocemos todo. Excepto que nos encontremos entre paréntesis. La petite mort. Entonces, cuando uno regresa del más allá, suena. Después de eyacular siempre escucho “Mind Games”, de John Lennon. Mi primer impulso al final del coito no es fumar un cigarro ni prodigar una caricia ni mirar a nadie a los ojos. Consiste en darle play a “Mind Games”. No recuerdo que me ocurra con otra melodía. De lo que estoy seguro es de que nunca se trata de más de una. No acuden en pareja. La mente tras el orgasmo es como una ostra que sólo contiene una perla. Siempre me he cuestionado acerca de los golden years. ¿Puede uno determinarlos? Para mí los años dorados no obedecen a un periodo específico. Sin embargo, “Mind Games” como ninguna otra obra, me insufla de una especie de saudade. No me trae recuerdos. Me produce sensaciones que reconozco pertenecientes al pasado. Al oírla me instalo en un estado anímico que no consigo asociar con ninguna época. Sin embargo, conlleva implícita aquellos años en que compré mis primeros casetes de John Lennon. Cierro los ojos y los observo en mi mente. No vinilos, no CDs: casetes. Pero las coordenadas emocionales no bastan para determinar el instante exacto del que provienen las imágenes. Conforme crezco mi adolescencia se ha aglomerado. Me es imposible remitirme al 94, al 95 o al 96. Todos representan un bloque intrínseco y no lo que me otorgaron: reportes de mi educación sentimental.

Lo inaudito del caso es que “Mind Games” no me gusta. Mi intuición es lo bastante benévola para auspiciarme que se trata de una gran canción. Enorme incluso. Pero me resulta inasible. Por lo que me desconcierta que sea el soundtrack de mis poluciones. Nunca la escucho de manera casual. Y cuando el random la arroja accidentalmente, oprimo forward. Existió una época en la que intenté que me agradara. Pero fue inútil. Existe entre nosotros una barrera insalvable. Que ni siquiera el orgasmo ha conseguido reconciliar. Pero cuando hacemos contacto, experimento un celo incomprensible. Durante esas brevísimas y cada vez más lejanas ocasiones en que no soy ciudadano distinguido de la friendzone, y cuando al terminar el coito le doy play a “Mind Games” preciso de una soledad absoluta que se antoja imposible. Por lo que me conformaría con el silencio. Que también es remoto en la mayoría de los casos. Lo peor que me puede ocurrir es que la persona a mi lado comience a tararearla. O a hablarme de su relación con la canción. Me convierto en un intolerante. Y si no me visto y me largo es porque me encuentro en mi departamento, pero sí deseo lo imposible. Disfrutar de “Mind Games” a solas. No me funciona con el orgasmo no asistido. Si me masturbo la sensación es otra: el vacío. Y me deprimo. Y no escucho ni madres. He terminado con alguna que otra muñeca porque cometió el pecado, sin saberlo, de no mantener la boca cerrada mientras me deleitaba con “Mind Games”.

Mi veldá | por WARpig Los payasos Once millones de spots (contando los de autoridades electorales) en precampañas, según Excélsior. Dieciséis millones de spots durante contienda electoral, según CNN. ¿Cuánto tiempo se destina para la promoción en radio de los partidos políticos en época electoral? Sea cual sea la respuesta no justifica la pésima calidad de las campañas. Irritantes, nacas, lelas, humor idiota, etc. Sus creativos ¿cobran?, ¿se imaginan el choro que le echan al jefe? “¡Jefe! Hicimos un estudio de mercado; el pueblo le hace más caso a personas que hablan ranchero. Así que hemos contratado a estos locutores que nos pueden dar los tonos correctos.” Y resulta en un anuncio ñoño, nada agraciado, que crea más antipatía que empatía. No conozco a UNA sola persona que diga: “¡Qué chingones están los anuncios de campaña de los partidos políticos!”. La paradoja de estos intentos de spots publicitarios es que se supone que el país está en busca del desarrollo, en busca del primer mundo, de vivir mejor, y si uno escucha los anuncios en radio, por ejemplo, el mensaje es otro. El país debe seguir en el subdesarrollo y en la ilegalidad. Por eso me publicito con reggaeton, con ska-rockerbachata y le adapto la letra de “Happy” sin permiso. Piratería, derechos

Acné | por Gibrán Michel @gibran.michel

de autor por los huevos, cero cultura, mucho populismo, lodo, estiércol. Y llegas a la conclusión de que sería mejor NO VOTAR por ninguno de esos payasos (Lagrimita incluído). Entonces, el ine avienta un spot regañón de que si no votas se te cae el pito, si no votas traicionas a la patria, si no votas tienes glaucoma, si no votas eres anarquista y ya ves como les va a los anarquistas en este país. Nuestro próximo Ayotzinapa (habrá más, por desgracia, porque estamos en México, porque siempre viene algo peor, decía Monsi) será culpa de aquellos que no votaron por este grupo de compadres ebrios de poder y abotagados de chela que le agarran las nalgas a jovencitas y roban “poquito”. Será culpa de los que no votaron por los que van a mejorar a la delegación Benito Juarez con basura electoral. El mensaje en los spots es claro: queremos gobernar este pueblo bicicletero para que siga siendo un pueblo bicicletero. ¿Para qué cambiar lo que no funciona si así me funciona a mí? El país necesita obreros chambeadores, delgados, con excelente salud y que puedan cuestionar su recibo de la luz… No necesita un juicio de “conflicto de intereses”. Por eso nos quedan ex futbolistas y famosos que no saben hacer nada más que ser eso: famosos.



62 | frente | gráfica | del 21 de mayo al 3 de junio de 2015

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olvido y recuerdo | balam bartolomé | www.balambartolome.com

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