Frente 157

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crónica ORFEO EN COAPA por roberto wong Versus LINIERS comida HONGOS música TNDMx cine DOS DISPAROS arte DEATH NEVER TAKES A VACATION letras LAIA JUFRESA diseño diseño japonés hoy escena LA VERITÀ DEl 23 DE ABRIL AL 6 DE MAYO DE 2015 | $0.00 CERO PESOS | AÑO 4 | WWW.FRENTE.COM.MX

QUÉ COME LA CIUDAD EN UN DÍA por Alonso Ruvalcaba



del 23 de abril al 6 de mayo de 2015 | índice | frente | 3

Índice #157

IMAGEN de portada y PORTADA ALTERNA ramón ruiz sampaio

7 AGENDA

Música, Cine, Arte y Escena

12 CONTRALORÍA

Tras por Abraham Cruzvillegas Obra negra por Julio Trujillo Hoja de observación por Verónica Gerber Bicecci Postales del subsuelo por Luigi Amara Monorama por BEF

14 CRÓNICA

Orfeo en Coapa por Roberto Wong

17 VERSUS

Liniers por Lorena Villa Parkman

20 EN PORTADA

46 LETRAS

Laia Jufresa, las palabras vivas por Fernando Hernández Urias El humanismo de Tomas Tranströmer por Jesús Sánchez Novedades editoriales por Fernando Hernández Urias

50 ESCENA

DF: 24 horas de comida por Alonso Ruvalcaba con José Manuel Velasco y Gabriel Lara

Imágenes unidas por el hilo de la incoherencia por Mayté Valencia El universo prehispánico en una obra contemporánea por EGR Mutis por Mayté Valencia

28 MÚSICA

54 COMIDA

TNDMx: aglomeración electrónica por Cristina Pérez Los oficinistas que un día se volvieron wookies por Humberto Morales Cruz El sonido anterior por Emilio Rivaud Nuevos discos, nuevas drogas por Carlos Velázquez Arriba/Abajo por Toni François + Reseñas discos, Roma Records y La vara

34 CINE

Dos disparos de Martín Rejtman por Verónica Ortiz Cisneros La sal de la tierra: el lente de Sebastião Salgado por Isabel Cárdenas Cortés + Estrenos

38 ARTE

Macabras y deliciosas danzas sobre papel por Gabriela Jáuregui Manifesto MX: entre la crítica y el miedo por Cynthia Arvide

42 DISEÑO

Japón a través de sus objetos por Mariana Coppel Perfil Martín Ferreyra por Cris Winters

Hongos: diminutos campanarios paganos por José Manuel Velasco Guarniciones Pesca del día El rincón de Burgerman por Burgerman

58 debutantes

Mi Valedor Área canina del parque México La Alfajorería

60 DETRÁS

Charlyfornication por Carlos Velázquez Mi veldá por WARpig Acné por Gibrán Michel

62 gráfica

Las 17 enfermedades y el pobre idiota por T3RMIT@

64 maldad ilustrada

Química elemental del conductor chilango por Eduardo Salles


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#157 La voracidad de los opistocontos Editorial por felipe soto viterbo Dirección general Gustavo Guzmán

Dirección editorial Raúl David Vázquez | ruleiro@frente.com.mx

editor GENERAL Felipe Soto Viterbo| fsoto@frente.com.mx

editora PRINT Lorena Villa Parkman | lorena@frente.com.mx

EDITORA web Abril Mulato | amulato@frente.com.mx

Editores Agenda Mariana Coppel | mcoppel@frente.com.mx agenda@frente.com.mx

Música

D

e acuerdo a las recientes taxonomías biológicas, la especie humana pertenece al clado opistoconto, que agrupa a todos los animales y a todos los hongos. Resulta que tenemos un parentesco genético más cercano con nuestro propio pie de atleta (que es un hongo microscópico) o con el cuitlacoche de tu quesadilla, que con la planta que regamos (y de la que nos sentimos orgullosos porque florece) o del árbol que los psicópatas de la delegación siguen podando en un lento, cruel, descuartizamiento. Con los hongos compartimos además la sexualidad exuberante, y dos tendencias: a parasitar todo lo que se aparece en nuestro camino y a formar colonias que una vez establecidas digieren sistemáticamente su entorno. En el reportaje de portada de este número se reflexiona sobre la gozosa capacidad digestiva de la metrópoli que, al igual que las manchas micóticas, absorbe, transforma y consume los nutrientes del entorno; pero que a diferencia de ellas, hace de todo eso una fiesta de los sentidos. Vistos desde las alturas —como varias de las fotografías que ilustran el reportaje central— somos puntos apenas, esporas de esta vasta, fascinante, colonia de opistocontos que va del Ajusco a la sierra de Guadalupe, del Cerro San Miguel al Cerro de la Estrella. Vistos a nivel calle, en cambio, somos más reconocibles: humanos, taqueros, chefs, tenderos, marchantes, sibaritas, comelones. Páginas más adelante, por cierto, se dedica la sección de Comida a los hongos comestibles. Hace mucho que este periódico no dedicaba una portada a la gastronomía, a pesar de que Comida es una de sus secciones más gustadas. Va aquí un reconocimiento a Alonso Ruvalcaba, a José Manuel Velasco y a Gabriel Lara, que se rifaron con esa especie de mininovela coral sobre la voracidad incesante del DF, un retrato comestible.

Cristina Pérez | cperez@frente.com.mx Humberto Morales | hmorales@frente.com.mx

Cine Roberto Garza | roberto@frente.com.mx

Comida Alonso Ruvalcaba | aruvalcaba@frente.com.mx

Arte

En este número

Gabriela Jáuregui

Letras Diego Rabasa | diego@frente.com.mx

ESCENA Mayté Valencia Salinas| mayte@frente.com.mx

DIRECTORA DE ARTE

Cynthia Arvide

Nació en la Ciudad de México. Periodista independiente especializada en arte y cultura. Escribe reseñas de arte, crónicas de la ciudad y entrevistas de artistas urbanos.

Astrid Stoopen | astrid@frente.com.mx

diseño editorial Claudia Cedeño | claudia@frente.com.mx

COORDINACIÓN de fotografía Victoria Garza Levy | vicky@frente.com.mx

corrección Paula Bouchot

Distribución

Gabriel Lara

Es escritor y glotón. Ha publicado en Catadores, Gula y varias revistas del grupo Expansión. Es coautor del guion de la serie Sonido DF. En estos días escribe crítica cinematográfica, ocasionalmente, en Letras Libres. Vive en Alejandría, Egipto.

Arturo Hiriart | ahiriart@frente.com.mx Más por más | Presidente Masaryk 169, Col. Chapultepec Morales, Mexico, DF. CP. 11570.

oficina frente Yoali Maya Guzmán | yoali@frente.com.mx

Colaboradores Abraham Cruzvillegas, Julio Trujillo, Verónica Gerber Bicecci, Luigi Amara, BEF, Roberto Wong, Cucho Jiménez, Ramón Ruiz Sampaio, José Manuel Velasco, Gabriel Lara, Cristina Pérez, Humberto Morales Cruz, Emilio Rivaud, Toni François, Verónica Ortiz Cisneros, Isabel Cárdenas Cortés, Cynthia Arvide, Cris Winters, Fernando Hernández Urias, Jesús Sánchez, EGR, Burgerman, Etna Hernández, Carlos Velázquez, WARpig, T3RMIT@, Eduardo Salles

CONSEJO ADMINISTRATIVO Gustavo Guzmán, Alejandro Romero, Rodrigo González, Miguel Heredia, Jorge Obregón, José Jorge David Vázquez, Raúl David Vázquez, Luis Enrique Wah y Rodrigo Velázquez.

Alonso Ruvalcaba

Escritor chilango. Ha publicado un poemario y un libro de crítica gastronómica: Ciudad de restaurantes (Mondadori, 2008). Escribe en Letras Libres. Sus últimos libros publicados son los cómics Una gran chica y Gabriel en su laberinto (2012). Tiene un restaurante: la rosticería Bretón en la Condesa.

LA ciudad DE FRENTE. Periódico de distribución gratuita; de publicación catorcenal. Publicado por La Ciudad de Frente a sus Contenidos, S.A. de C.V. Editor responsable: Felipe de Jesús Soto Viterbo. Número de certificado de reserva de derechos al uso exclusivo otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor 04-2015-011512301400-101. Certificado de Licitud de Título y Contenido: (en trámite). Domicilio de la publicación: Av. Presidente Masarik No. 169 planta alta, col. Chapultepec Morales. Del. Miguel Hidalgo. México, D.F., C.P. 11570. T 5914 0335. Impreso por: SPI Servicios Profesionales del Impresión. Mimosas 31, col. Santa María Insurgentes. Del. Cuauhtémoc. C.P. 06430. T. 51170100. Los artículos de los autores colaboradores de esta publicación reflejan únicamente la opinión de los mismos y no necesariamente coinciden con la de este editor. D.R. ©La Ciudad de Frente a sus Contenidos, S.A. de C.V., México, 2015. www.frente.com.mx Se prohíbe la reproducción parcial o total de las obras y demás contenidos de esta publicación sin previa autorización por escrito del editor.



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A agenda

Arte nómada Por Mariana Coppel

Vayámonos despidiendo, por fin, de la Roma-Condesa. Desde hace dos años, Ruta de Galerías recorre la historia y los espacios dedicados al arte en las colonias Tacubaya y San Miguel Chapultepec.

Resulta

que algunas de las galerías más influyentes del país están afuera del perímetro Roma-Condesa y se concentran más bien en otras dos colonias: Tacubaya y San Miguel Chapultepec —dos barrios que, entre otras cosas, no cargan con el estigma de la gentrificación furibunda que ha devenido en la proliferación de los bares de la Roma-Condesa—. Con el objetivo de incentivar las visitas a los espacios de arte contemporáneo de esta zona, en el 2012 inició la Ruta de Galerías. Para Christian Zárate, fundador del proyecto, Tacubaya es “una síntesis del desarrollo urbano y social de la Ciudad de México”. Él lo ve reflejado en la arquitectura que aún se preserva. “Si pensáramos en el siglo XVIII — explica—, se nos viene a la mente la Casa de la Bola, un museo que ilustra el opulento estilo de vida de las familias de abolengo que tenían sus casas de campo en la Villa de Tacubaya. De ahí damos un brinco drástico al siglo XX, cuando se construyeron los primeros edificios. Por ejemplo, el Edificio Ermita.” A lo largo de sus cuatro ediciones, la Ruta de Galerías se ha convertido en un eje cultural y en un repaso por la historia de las colonias que

la hospedan. Además, se ha logrado vincular a la comunidad artística con los vecinos a través de actividades organizadas por una red de galerías que también han crecido en cada edición: en un inicio eran nueve, hoy participan veinte. Aprovechando el impacto del evento, se distribuye una publicación gratuita que informa sobre el bagaje cultural de la zona. Este año el segundo volumen está dedicado a la Antigua Estación de Sismología de Tacubaya, ahora, el Museo de Geofísica de la unam. Un edificio centenario que representa una institución que incorporó a México en la comunidad científica y tecnológica a nivel mundial. Lo más interesante de la ruta Éstas son algunas de las actividades recomendadas por Christian Zárate. Para checar el programa completo y la lista de galerías participantes visita www.rutadegalerias.com. ► En La Casa Luis Barragán se llevará a cabo un performance-pasarela con la nueva colección de la línea mexicana de ropa Yakampot. El evento tendrá lugar de 12 a 16 horas en los Talleres Barragán, un espacio ubicado frente al predio considerado Patrimonio de la Humanidad por la unesco. Cada hora habrá visitas guiadas por la casa a un costo de 100 pesos.

► En las instalaciones de Fundación Alumnos47 tendrá lugar el Festival Metadata, éste incluye proyecciones audiovisuales, un concierto acústico y conferencias enfocadas a las industrias creativas. Además, se podrá visitar su biblioteca de libros de arte contemporáneo que, generalmente, no está abierta al público. ►La Galería de Arte Mexicano (gam) celebra 80 años de vida con una exposición dedicada a la pintora británica Joy Laville. En el Café Montmartre se exhibirá la obra del caricaturista Luis Xavier Sáenz de Miera Santana, y en el Café Zena se presentará una pieza gastronómica del dúo Kenny Curran & PJ Rountree. Habrá opción de comerse parte de la instalación. ► Pillbox, un proyecto de arte y moda callejera, y la galería El Rojo de Tacubaya inaugurarán en San Miguel Chapultepec el estudio de diseño Uribe Krayer con muebles intervenidos por diferentes artistas. Se recomienda también el recorrido guiado por los edificios más emblemáticos de ambas colonias. El punto de encuentro es en el metro Constituyentes, el sábado 25 de abril, a las 12 del día. A los que quieran trazar su propio camino se les entregará una publicación con toda la oferta de actividades de la ruta.


del 23 de abril al 6 de mayo de 2015 | AGENDA | frente | 7

Lo mejor de la quincena del 23 de abril al 6 de mayo

1 | Creativa Fest

2 | Feria del Libro y la Rosa

3 | La verità

4 | Vicentico

1 | Cine

2 | letras

3 | escena

4 | Música

CREATIVA FEST Creativa Fest es un festival internacional de animación, videojuegos, diseño sonoro y arte digital. Fue creado como un espacio de interacción para profesionales y fanáticos de la industria. En el programa, que puede descargarse con una aplicación especial para celulares, destacan las conferencias “Gods of Arts: illumination”, impartida por J.C. Cornwell, director de Sony Imageworks; “Welcome Home”, por Tim Johnson, director de Dreamworks; y “Disney Artist’s Masterclass: Story”, que dicta Alex Hirsch, director de Gravity Falls. WTC Montecito 38, Nápoles. 1 y 2 de mayo. De 10:30 a 17 horas. $600-$1500

FERIA DEL LIBRO Y LA ROSA La salida de este ejemplar coincide con el inicio de los festejos del Día Mundial del Libro y con la feria que cada año organiza la unam. Además de presentaciones, conferencias y la presencia de 63 editoriales, habrá teatro, cine, exposición de artes visuales y el festejo de otro día internacional: el de la danza, el 26 de abril. En la serie de charlas titulada “Pesos pesados”, un escritor dialogará con cineastas, actores, músicos y hasta cocineros. Los homenajeados este año son los recientemente fallecidos Gabriel García Márquez (jueves 23, 18 horas, Sala Nezahualcóyotl) y Vicente Leñero (viernes 24, 16 horas, Foro Fuente del Centro Cultural Universitario). Consulta sedes y horarios en http://universodeletras.unam. mx/fiesta2015/

LA VERITÀ Creado por la compañía suiza Finzi Pasca, La verità es un espectáculo de teatro físico, circo y acrobacia inspirado en el telón que pintó Salvador Dalí en los años cuarenta en Nueva York para la representación de la historia de Tristán e Isolda. A través de acrobacias, equilibrios sobre escaleras suspendidas en el vacío y personajes con los ojos vendados, ataviados con plumas y lentejuelas, la obra cuestiona el concepto de verdad y cuenta una historia no lineal con una estructura parecida al estado del sueño. TEATRO DE LA CIUDAD ESPERANZA IRIS Donceles 36, Centro Del jueves 30 de abril al 17 de mayo. Jueves y viernes, 20:30 hrs. Sábados, 19 hrs. Domingo, 18 hrs $350- $750

VICENTICO Vicentico dará un concierto para promocionar Último acto, su sexto álbum de estudio como solista, lanzado el año pasado. Además de los temas del disco en el que invitó a Willie Nelson, Sly & Robbie, Intocable, Our Latin Thing y a su esposa Valeria Betucceli, estará tocando nuevas versiones de sus éxitos más conocidos como solista “Algo contigo”, “Culpable”; aunque no dudamos que también introduzca alguna que otra de los Fabulosos Cadillacs, el legendario grupo con el que cumple 30 años. AUDITORIO NACIONAL Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec Jueves 23; 20:30 horas $370-$1,420


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Lo mejor de la semana del 23 al 29 de abril Jueves 23

Viernes 24

Sábado 25

Domingo 26

CINE PICTOPLASMA Proyección de cortometrajes de TNDMx 2015 20 horas CINE TONALÁ Tonalá 261, Roma Entrada libre

Música NO TE VA A GUSTAR Presentan el disco El tiempo otra vez avanza 21 horas EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa $300-$400

Música THE MAGIC NUMBERS Gira promocional de su álbum Alias 20 horas EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa $400-$600

ARTE CAPITAL URBANO Bazar de arte, diseño y gastronomía De 11 a 20 horas NUEVO LEÓN 80, Condesa Entrada libre

plan b PRESENTACIÓN DEL LIBRO TACOPEDIA Una enciclopedia del taco de Alejandro Escalante. Editorial Trilce 14 horas CASA DEL LAGO Bosque de Chapultepec s/n, Miguel Hidalgo Entrada libre

Música NICOLAS JAAR Música electrónica en vivo 21 horas 360 VENUE Boulevard Toluca 115, Naucalpan $955

Música MOSCA FEST Festival metalero de la revista La Mosca 13 a 23 horas. DEPORTIVO LA MAGDALENA Ciudad Deportiva, Río Churubusco s/n, Granjas México | $350

Escena BASTARDOS CON GLORIA Dirección: Gloria Rodríguez. Última función 19:30 horas FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa $180

Música SEÑOR MANDRIL Mucho groove, acid-funk-jazz y buena vibra 22 horas EL IMPERIAL Álvaro Obregón 293, Roma $80

Música LOS TEMPESTADES / LOS HARRIS Dos bandas de indie rock para bailar 21 horas FILM CLUB CAFÉ Manuel Ávila Camacho 1695, La Florida Entrada libre

Música PRESENTACIÓN DEL LIBRO LINA BO BARDI POR ESCRITO Editorial Arias. Celebración con música, lecturas y cocina brasileña De 14:30 a 18 horas MUSEO EXPERIMENTAL EL ECO James Sullivan 43, San Rafael Entrada libre

Música 4H HAMMOND TRIO 19 horas FILM CLUB CAFÉ Manuel Ávila Camacho 1695, La Florida $100


del 23 de abril al 6 de mayo de 2015 | AGENDA | frente | 9

Lunes 27

Martes 28

Miércoles 29 ¡Ya revivió nuestro correo! Mándanos tu evento. agenda@frente.com.mx

Música DAMIEN RICE Presenta My Favourite Faded Fantasy 21 horas EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa $510-$980

ESCENA LA HORA RADIO ROMA Dirección: Jerónimo Best y Camila Bret 21 horas CINE TONALÁ Tonalá 261, Roma Sur $200

Arte TRASLACIONES TOPOGRÁFICAS DE LA BIBLIOTECA NACIONAL | De Jorge Méndez Blake Miércoles, viernes y domingo, de 10 a 18 horas Jueves y sábado, de 10 a 20 horas MUAC Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario | $40

Música IMAGINE DRAGONS 20:30 horas PALACIO DE LOS DEPORTES Av. Río Churubusco y Añil s/n $440-$1890

ESCENA OLER LA SANGRE Obra del movimiento Teatro Íntimo para Departamentos 20:30 horas PREGUNTAR DIRECCIÓN A | ensazu_teatro@yahoo.com.mx. Cooperación a partir de $150

Música THE RISIN’ SUN 22 horas EL IMPERIAL Álvaro Obregón 293, Roma $80

Música ENSAMBLE DE SÓSIMO HERNÁNDEZ Jazz e improvisación 17 horas ESCUELA SUPERIOR DE MÚSICA Manuel Fernández Leal 31, Coyoacán Entrada libre

PLAN B MARTES DE VINO Y LETRAS Tres copas, tres platillos, tres lecturas 20 horas EL PECADO DE NOÉ Oaxaca 69, Roma Norte $250

Arte INAUGURACIÓN: LUGAR COMÚN Exposición de fotografía y video de Marcelo Prieto & Manuel Márquez 19 horas LA CASA DEL CINE República de Uruguay 52, Centro Entrada libre


10 | frente | AGENDA | del 23 de abril al 6 de mayo de 2015

Lo mejor de la semana del 30 de abril al 6 de mayo Jueves 30

Viernes 1

Sábado 2

Domingo 3

Música DANIEL WONG & FRIENDS 21 horas LUNARIO Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec $300-$400

Escena EL MALENTENDIDO Dramaturgia: Albert Camus. Compañía Nacional de Teatro 20 horas TEATRO JULIO JIMÉNEZ RUEDA Av. de la República 154, Tabacalera | Entrada libre

Arte FESTIVAL TOTO Festival urbano. Diseño, música, arte De 9 a 18 horas PARQUE NAUCALLI Av. Lomas Verdes, Boulevares Entrada libre

CINE EL MUNDO EN SUS BRAZOS (Raoul Walsh, EUA, 1952) 20:30 horas CINETECA NACIONAL Av. México Coyoacán 389, Xoco $50

CINE EL MUDO (Daniel y Diego Vega, Perú, Francia, México, 2013) 18 horas FILM CLUB CAFÉ Manuel Ávila Camacho 1695, La Florida $35

Música JOAQUIN SABINA | Gira 500 Noches para una crisis 20:30 horas AUDITORIO NACIONAL Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec $350-$1750

Música IMPERIAL NIGHT 22 horas EL IMPERIAL Álvaro Obregon 293, Roma $100

Escena REVELACIONES DE UNA DAMA DE 40 De Javier Nieto. Con Natalia Traven 18 horas FORO DEL TEJEDOR Álvaro Obregón 86, Roma $150

Música PABLO PRIETO QUARTET Día Internacional del Jazz 21 horas ZINCO JAZZ Motolinía 20, Centro $200

Escena MANZANAS Basada en la novela Apples, de Richard Milward. Dirección: Alberto Lomnitz 20 horas TEATRO BENITO JUÁREZ Villalongín 15, Cuauhtémoc $139

CINE VENDAVAL EN JAMAICA Retrospectiva de Anthony Quinn. (Alexander Mackendrick, Jamaica, Reino Unido, 1965) 20:30 horas CINETECA NACIONAL Av. México Coyoacán 389, Xoco $50

Escena ILUSIONES De Iván Viriapiev. Con Ana Ofelia Murguía, Adriana Roel, Ricardo Blume y Farnesio de Bernal 18 horas TEATRO JULIO PRIETO Av. Xola 809, Del Valle $165


del 23 de abril al 6 de mayo de 2015 | AGENDA | frente | 11

Lunes 4

Martes 5

Miércoles 6

Escena LO QUE QUEDA DE CIELO Dirección: Aida Andrade FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa $198

Escena JAIME MAUSSAN | Conferencia “Be Witness/Sé testigo. El cambio de la historia” 19:30 horas AUDITORIO NACIONAL Paseo de la Reforma 50, Bosques de Chapultepec | $300-$1,300

Música CINE JAZZ SHERLOCK JR. LOS HIJOS DE FREUD 20:30 horas FORO DEL TEJEDOR Álvaro Obregón 86, Roma $100

Escena MORIR O NO MORIR Dirección: Antón Araiza 20:45 horas FORO LUCERNA Lucerna 64, Juárez $304

Música HAKEN Presenta su disco Restoration 20 horas CIRCO VOLADOR Calz. de la Viga 146, Jamaica $450

arte FRANCIS ALŸS: RELATO DE UNA NEGOCIACIÓN Una investigación sobre las actividades paralelas del performance y la pintura Martes a sábado, de 8 a 19 horas MUSEO TAMAYO Paseo de la Reforma 51, esq. Gandhi | $21

Escena MENELAO RAPSODIA Monólogo de Nicolás Sotnikoff 20:30 horas FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa $180

Música NOA 21 horas LUNARIO Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec $750-$1300

arte HENRI CARTIER-BRESSON: LA MIRADA DEL SIGLO XX Primera gran retrospectiva del artista tras su muerte en el 2004 Martes a domingo, de 10 a 17:30 horas Hasta el 17 de mayo PALACIO DE BELLAS ARTES Av. Juárez, Centro $49


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C contraloría

Abraham Cruzvillegas | Tras El Negro “Mi regla de oro es jamás ir a pedirle chiche a nadie”, decía Salvador “el Negro” Ojeda como mantra, como escudo, como acto de liberación. De su coraza relajada y hasta cierto punto arrogante se derivaron una serie de comportamientos que hoy casi resultan demasiado familiares por arcaicos, como poner carpetitas tejidas en crochet sobre aparatos como televisores, tocadiscos y —juro que lo he presenciado— encima de laptops y otros portátiles, regularmente, coronadas por pequeñas esculturas de cerámica blanca similar a la porcelana, tipo Lladró, que en su conjunto se han aglutinado taxonómicamente en un epíteto simplificador: la música folclórica. En el año 1962, Salvador Ojeda abrió un café en la colonia Del Valle al que simplemente llamó Chez Negro, en donde se reunía con sus amigos a tocar, a cantar, a disfrutar de la rumba ( y aquí tampoco estoy usando un eufemismo coloquial: tocaban la música que también se denomina guaguancó, de origen cien por ciento haba-

nero) y a reconocer en la música romántica (de ninguna manera voy a aclarar el uso de este concepto) un posible filón de experimentación, a través de la recuperación de diversas experiencias latinoamericanas que se volvieron una investigación, un proyecto (término también vilipendiado y abaratado, casi tanto como la palabra solidaridad) de vida. Ojeda se enamoró tempranamente de la música cubana, pero a la larga su verdadera pasión fue la tradición jarocha, el son, el huapango y el danzón; en 1979 organizó en Radio Educación el primer Encuentro de Jaraneros y Decimistas, y desde entonces no ha dejado de festejarse esta cumbre fandanguera y zapateadora. El Negro Ojeda, con René Villanueva y los hermanos Ávila, no solamente desarrolló y gestionó la compleja organización de un repertorio que devino la más grande pesquisa etnomusicológica de entonces, sino que amasó una impresionante colección de instrumentos tradicionales (incluyendo réplicas de algunos prehispá-

nicos, como chirimías, ocarinas, ayoyotes, teponaztles, chililitlis, quijadas, cántaros, huéhuetls, y otros que son más bien magníficos híbridos sincréticos acústicos muy específicos, como la redova, el marimbol, la vihuela, la leona o la tamborita calentana) que llegó a contarse por centenares, al igual que su muestrario de tonadas y coplas vernáculas (aquí sí, valga el mal uso del vocablo, una vez comprendida su etimología). Ahí mismo, en Chez Negro, y de esa amistad curiosa y trovadora nació Los Folkloristas, grupo surgido del interés compartido en la música popular mexicana y sus iguales del Cono Sur y del Caribe, que el año próximo cumplirá diez sexenios de su fundación. Alternaron con Los Folkloristas —entre otros— Mercedes Sosa, Víctor Jara, Soledad Bravo, Atahualpa Yupanqui, Pablo Milanés, Isabel Parra y el legendario Nicomedes Santa Cruz. Eran los años de las más crueles dictaduras en Latinoamérica, período negro de una guerra sucia que en México no ha concluido.

Julio Trujillo | Obra negra Las sirenas como banda sonora Tengo el recuerdo muy claro de la alerta que producía en mí y en quienes me rodeaban, cuando era chico, el sonido de una sirena. Algo fuera de lo común estaba sucediendo, una emergencia, ya policial, médica o bomberil (¿se dirá así?), generaba un momentáneo estado de excepción en las calles de la Ciudad de México que todos reconocíamos y respetábamos. Si la ambulancia, patrulla o camión de bomberos estaba a la vista, todos los coches se hacían civilizadamente a un lado para dejarlo pasar. Pero no sólo: el sonido aislado, como una luz sin estrella, nos tocaba de tal forma que aunque no hubiera un vehículo oficial a la vista entrábamos en modo emergencia, atentos, preocupados, excepcionales. Pavlovianamente, el ulular de las sirenas nos ciudadanizaba. Una cadena de factores que comienza con la multiplicación de la densidad poblacional urbana, sigue con la casi nula visión urba-

nística y prosigue con el aumento proporcional de accidentes, crímenes y siniestros (debidamente acompañados por su nota roja), nos ha llevado a asimilar el casi ubicuo sonido de las sirenas como música de fondo o peor: como la natural banda sonora de la ciudad. Ni yo ni mucho menos mis hijos nos detenemos ya un segundo en el tiempo para decir o pensar: algo grave pasa, atentos. El sonido se ha incorporado terriblemente a nuestra genética y está a punto, me temo, de parecerse al silencio. Pero el infarto de ayer es el mismo de hoy, con la diferencia de que el chofer de la ambulancia tendrá que batallar contra algo más denso y perturbador que el tráfico: la indiferencia. Sí, algunos conductores se hacen a un lado, cuando pueden, para dejar pasar a la excepción, pero el entramado vial es tan cerrado y nuestras alertas civiles están tan dañadas que incluso el paciente debe decirse a sí mismo: ya

valió. Cuando un chofer se moviliza dramáticamente al escuchar el aviso delirante de la ambulancia, es para pegársele detrás y aprovechar su efecto rompehielos: lo hemos visto docenas de veces. Lo cierto es que la antena de nuestra solidaridad espontánea se encuentra adormecida. Tenemos entumecido el sentido de la empatía. Suenan las sirenas, ladran los perros, aúlla el carrito de los camotes, trinan los pájaros y retruenan los cláxones: todo forma parte de un mismo tapiz del que deberíamos, creo, recortar al primer elemento. Porque este endurecimiento del oído lo es también de la civilidad. Si yo me desespero en el tráfico porque sí, nomás porque existe y estoy ahí metido, me imagino el día que me toque —espero que jamás— tener prisa para llegar a un hospital y compruebe que no hay espacio para avanzar. La empatía es nuestra salvación en las grandes urbes. Vamos ejerciéndola que hay prisa.


del 23 de abril al 6 de mayo de 2015 | contraloría | frente | 13

Verónica Gerber Bicecci | Hoja de observación Continuidad de carretera

Luigi Amara | Postales del subsuelo

Para Mary

Así es esto

LOCALIZACIÓN: Desconocida (fotografía anónima, bazar “El Reto”, Portales) FECHA: Desconocida HORA LOCAL: Desconocida CONSTELACIÓN: Contacto b/n de negativo de medio formato en papel brillante EQUIPO: Desconocido NOTAS: La Ing. Espinosa, experta en caminos y carreteras, indica dos teorías plausibles para entender esta fotografía encontrada. La primera: el personaje en medio del plantío, señalado por una flecha, es un topógrafo. Aunque, para ser más exactos, al revisar la imagen con un cuentahílos aparecen dos flechas: una dibujada con tinta azul y sobre ella otra color rojizo. El Sr. Topógrafo está escondido entre las matas saciando sus necesidades fisiológicas. Y, como muy probablemente está de pie, podríamos aventurar que estaría evacuando orina. Su asistente, el Sr. Pasante de Topógrafo, aprovecha el momento y le toma una fotografía que después será el salvoconducto para ridiculizarlo con el resto de sus compañeros de trabajo. La segunda: el Sr. Topógrafo está detrás de la cámara y el Sr. Pasante de Topógrafo, a quien vemos en medio del campo, está poniendo estacas. Las estacas son puntos de referencia para medir y trazar un tramo nuevo de carretera. En un futuro, cortarán y construirán (¿o destruirán?). Pero en este instante, ese camino es solamente un proyecto. El registro visual les servirá de referencia para, a su regreso, encontrar las estacas

BEF | Monorama

con mayor facilidad en medio de la maleza. Digamos que esta fotografía es el punto de referencia de un punto de referencia y la flecha indica el punto de referencia del punto de referencia. Es una imagen rebuscada. La Ing. Espinosa prefiere la primera teoría porque, dice, es común que se hagan esas bromas entre colegas. En cualquier caso, el paisaje cambió. Si un Sr. Topógrafo está ahí es porque ese lugar no volverá a verse igual y, aunque algún pueblo detrás de las montañas estará por fin conectado a otro ubicado detrás del fotógrafo —la continuidad de carretera es siempre “signo de progreso”— hay algo que no se corresponde en las escalas. El Sr. Topógrafo se camufla casi por completo en la inmensidad, y esa cabeza minúscula que se asoma entre las hojas es el testimonio inicial de un cambio irrevocable. Una seña particular en la vastedad “uniforme” del entorno —nos dice la imagen— que se transformará en violencia sobre el paisaje, en ese “progreso” que hace tiempo dejó de ser una certeza de bienestar para convertirse en una amenaza.

Ante el descalabro inusitado o la hazaña que se antoja inmerecida, los comentaristas deportivos no tardan en sacar su manoseado as bajo la manga: “Así es el futbol”. No importa que luego se descubra que ese resultado improbable, que puso de cabeza a las casas de apuestas, estaba amañado; la fórmula ya ha sido deslizada y entró a nuestros oídos como un calmante a la boca del enfermo. Tampoco es que esperáramos exégesis deconstructivistas de quienes parecen asumir que los televidentes nos hemos quedado repentinamente ciegos y necesitamos de algo parecido a los subtítulos “el 9 se la pasa al 7, el 7 se la devuelve”… Seguro ya vimos la jugada cientos de veces y desde todos los ángulos y, no nos ha quedado sino asentir: sí, así es el futbol, y así son los cronistas deportivos y así también nosotros que los escuchamos y que no vacilamos en repetir lánguidamente, cuando la ocasión se presenta: “Así es la puta vida”. Ese pringoso as bajo la manga, ese escueto abracadabra explicativo, ese grado cero de la inspiración narrativa ha comenzado a imponerse en otros ámbitos menos tersos que el delimitado por el rectángulo de césped. Un nuevo escándalo de corrupción sacude a México y he aquí que tanto los implicados como los responsables de investigarlos repiten a coro (a menudo son los mismos): “Así es el país”. Esto despierta la indignación de los politólogos, de la implacable intelligentsia egresada del itam y de Harvard, quienes responden airadamente y despliegan su puntilloso aparato crítico para poner los puntos —los acentos— sobre las íes: “¡Así es la clase

política!” Ellos no lo dicen a coro, sino uno después de otro, sin arrebatarse la palabra, de modo que uno pueda recorrer el espectro radiofónico y enterarse, en una suerte de canon del disenso y la denuncia, de que si Las Lomas se ha convertido de facto en la colonia Conflicto de interés, todo se debe a que efectivamente “así es el país”. Cualquier despistado podría suponer que esa respuesta inercial y todopoderosa está apenas a un paso de elevar la corrupción —o para el caso la tortura— a derecho consuetudinario, a ley de usos y costumbres. Pero ya que se asume que la mordida y el chanchullo están trenzados en el ácido desoxirribonucleico del mexicano, en realidad no se corre ningún riesgo: con su espontánea aversión a cumplir la ley, el compatriota evitaría la odiosa imposición y se las arreglaría para hacer todo en regla. ¡Así es el mexicano! —¡Así es el debido proceso en las catacumbas de la nación; nunca falta un Tehuacán o el propedéutico de una calentadita! Expresiones machaconas y de nuevo cuño como “ya supérenlo” no son sino retorcimientos del mismo dictum, sólo que en clave de presagio. Si en la variante clásica, “así es X”, se consuman las bodas de lo descriptivo y lo normativo (“así es y está bien que así sea”), el “ya supérenlo” estira el afán normalizador hacia un futuro perpetuo sin el menor viso de cambio (“así es y así seguirá siendo por los siglos de los siglos”). ¿Fosas clandestinas? ¿Desapariciones forzadas? “¡Así es el país!”, lo que en clave dicharachera vendría a ser: “¡Aquí nos toco vivir!, “vayan apechugando”... Así las cosas.


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C crónica

Orfeo en Coapa Por Roberto Wong

En

el año 2001 salí con una chica de Coapa. Yo acababa de llegar a estudiar a la Ciudad de México y la urbe todavía se me presentaba fascinante y monstruosa, si es que acaso ambos adjetivos no sean la misma cosa. Decir que llegué al DF es, en realidad, engañoso: estudié en Atizapán y viví en Echegaray el primer año. Después me mudé a un departamento en la Concordia —la parte más alta de Lomas Verdes. Todos los amigos que hice en aquel entonces eran de Naucalpan y alrededores y a mí me fascinaba, viniendo de una ciudad mucho más pequeña, esa frontera invisible que se formaba entre el DF y el Estado de México. “El amor termina en el Toreo”, dice el lugar común, pero pocas veces lo llegué a escuchar en la escuela o en mi círculo de amigos; generalmente, lo decían con cierto desdén algunos defeños, como si el Estado de México fuera una extensión del HIC SVNT LEONES, es decir, lo desconocido o inexplorado. Un fin de semana salí con algunos amigos a un antro del Centro. Del lugar recuerdo poco, salvo que exigía ir de zapatos y camisa, y en la entrada un par de pelafustanes vestidos de traje tenían como responsabilidad única levantar una cadena. Tomamos una mesa, pedimos una botella —habremos sido tres o cuatro— y nos pusimos a beber y platicar. No me juzguen: a mis 19 años era un escuincle de provincia tratando de encajar en el DF. La vi bailando y lo primero que pensé fue en Jennifer Beals en Flashdance, no tanto por el físico, sino porque llevaba un par de calentadores en las pantorrillas. Me acerqué. No soy uno de esos tipos capaces de conversar con una mujer en cualquier circunstancia, pero el alcohol adulterado me envalentonó y, haciendo acopio de todo mi carisma, le hablé. Entablamos un intercambio que podría calificarse más como un El amor termina en el Toreo’, interrogatorio judicial que como charla: ¿vienes mucho al dice el lugar común, pero pocas una Centro? No. ¿Qué estudias? veces lo llegué a escuchar en la Marketing. ¿Te gusta bailar? escuela o en mi círculo de amigos; Etcétera. Hacía mucho ruido y mi trago generalmente, lo decían con cierto desaparecía entre respuesta y Empecé a sudar. Me desdén algunos defeños. respuesta. pareció que la única salida honrosa a aquel partido de pingpong era pedirle su teléfono y vernos en otro momento. En medio de una de sus elocuentes intervenciones saqué el celular y le pregunté

si podría llamarla e invitarla a salir un día. Seguro, contestó. Me dio su número y regresé a la mesa. Mis amigos me miraron como si hubiera sobrevivido a un naufragio. Pasé el resto de la noche bebiendo y mirándola a lo lejos —a estas alturas parece obvio decir que mi experiencia con el sexo femenino era mínima tirándole a nula—. Cuando salió del bar nos despedimos de lejos y poco después yo también me fui de ahí. De regreso cruzamos otra vez el Toreo, esa cúpula que marcaba la frontera imaginaria entre una ciudad y otra. Pasaron unos días y le llamé: fue hasta ese momento que me enteré que vivía en Coapa.

II

“Coapa, donde la mujer es guapa y la que no, es naca”. Los chilangos han creado alrededor de esta zona un imaginario cuasi mitológico: los coapeños salen por la noche con sed de sangre o Bacardí montados en Chevys o Ibizas tuneados. Se les distingue por sus playeras “Armani” de mamado y su gusto por la música electrónica, de preferencia, remix de tianguis. En medio de este lugar extraño el bazar de Pericoapa —o Perichaka, pa la raza— se levanta como un minarete de chácharas pirata. Otros lugares de la Zona Metropolitana sufren burlas similares que provienen de un centro amorfo y clasista, pero Coapa es particularmente denostado, como si ser hincha del América —cof, cof— justificara tanta inquina. En todo caso, para cierto tipo de defeño Coapa es el cruce entre la ostentación del mal gusto y el perreo. No siempre fue así. Antes de ser parte de la Ciudad de México, Coapa era un entorno rural llamado Tochco. De acuerdo con Baltazar Gómez Pérez en Rescate de la memoria histórica del pueblo de Santa Úrsula Coapa, su nombre actual se le asignó cuando el pueblo, posterior a la Conquista, comenzó a rendir culto a la Virgen de Santa Úrsula. Así, pasó a ser conocido como Santa Úrsula Tochco y, posteriormente, se convirtió en Santa Úrsula Coapa gracias a que muchos de sus pobladores trabajaban en la Hacienda de San Antonio de Padua Coapa. Coapa, por su parte, proviene de “coatl: serpiente” y “pan: sobre”, que la banda ha tenido

a bien traducir como lugar o nido de culebras. Su historia ofrece un símil al castigo bíblico de la serpiente: de ser una tierra edénica, productora de maíz y pulque (Frances Erskine Inglis, mejor conocida como la marquesa de Calderón de la Barca, le dedica unas líneas generosas en una de sus cartas), se convirtió, a partir de la segunda mitad del siglo XX, en un polo triste de la expansión citadina. La transición se dio en los Juegos Olímpicos del 68: Villa Olímpica y Villa Coapa fueron construidas para recibir a las delegaciones de deportistas y anexos en lo que, en aquel entonces, era el punto final de la ciudad —ir más al sur se consideraba salir a carretera—. Una vez concluidos los juegos, las villas fueron convertidas en viviendas. Una aspirante clase media inauguró la expansión de condominios en la zona, cuyo auge vino en los ochenta. Con la crisis del 82 apareció el bazar Pericoapa y con él, el consumismo de fayuca. Sobre su devenir actual, Irving Gatell, teólogo y uno de las primeros residentes de Villa Coapa, cuenta: “Coapa es una zona que parece copiada de Los Ángeles: tráfico insoportable, tiendas por todos lados, centros escolares que saturan el tráfico en las horas de entrada y salida de los alumnos, y el prestigio de ser la última parte ‘decente’ de la ciudad (más al sur, Xochimilco, Tláhuac y Tulyehualco tienen la mala fortuna de ser

ilustración: tabata bandin

Un romance solamente prospera si el enamorado no ha dimensionado la vastedad astronómica que media entre Naucalpan y Coapa, orillas diametrales de esta metrópoli.


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“Los chilangos han creado alrededor de esta zona un imaginario

cuasi mitológico: los coapeños salen por la noche con sed de sangre o Bacardí montados en Chevys o Ibizas tuneados. Se les distingue por sus playeras “Armani” de mamado y su gusto por la música electrónica, de preferencia, remix de tianguis.”

considerados ‘pueblos’ tragados por la mancha urbana). ¿Queréis pasar una tarde del demonio? Venid a Coapa en horas comerciales entre el 12 de diciembre y el 6 de enero”. Coapa, serpiente, culebra, culey o feo. Si el nombre es destino, yo no me di cuenta: deposité en aquella geografía ignota la posibilidad del amor o, al menos, de un buen besuqueo.

III

En el mito griego, Orfeo, desconsolado por la muerte de Eurídice, viaja al infierno para recuperarla. Frente a Hades y Perséfone canta una canción tristísima que los conmueve a todos. “Llévate a tu mujer”, le dicen después de sonarse los mocos, “con la condición de que vayas delante de ella y no voltees a verla hasta que los rayos del sol hayan bañado por completo su cuerpo”. A punto de salir a la superficie, el babotas de Orfeo voltea y la pierde para siempre. Hablé con mi chica coapeña y quedé de pasar por ella alrededor de las dos de la tarde. Google Maps no existía y tuve que tomar la Guía Roji para planear mi viaje: bajaría por Lomas Verdes hasta Periférico y de ahí seguiría hacia el sur hasta encontrarme con la salida a Canal de Miramontes. Anoté las instrucciones, me bañé y tomé las llaves del Chevy que me había traído de Tampico.

Nunca pensé que cruzar la ciudad a mediodía me iba a llevar casi tres horas. El tránsito fluía como sangre coagulada y yo intuía que aquel cuerpo desahuciado iba a morir de un momento a otro, dejándonos detenidos en un embotellamiento eterno como en ese cuento de Cortázar. Sus arterias, además, me acercaron a la cara del gandalla, definido por su capacidad de ganar la máxima ventaja en el mínimo espacio posible. Perdonar a un gandalla en el tránsito es fácil: le mandas una mentada de madre y ya está. El problema fue que estaba rodeado de ellos: el trayecto se convirtió en un inventario de salidas y entradas en doble fila, cerrones, cláxones y un lindo etcétera. Aprendí rápido que el uso de las intermitentes es un error garrafal: el gandalla aprovechará tu naïveté para pegar su coche al que tiene enfrente, bloqueando toda posibilidad de cambiarte de carril. Para sobrevivir, entonces, el automovilista común se acostumbra a ocultar sus intenciones. Para colmo hacía un calor infernal. Compré una botella de agua a la altura de Legaria y la bebí como un desesperado. Dejé de lado la ontología del tránsito y me puse a pensar en por qué carajos creé, alrededor de un número telefónico, toda una serie de postales cursis en las que me enamoraba y era feliz en Pericoapa. A la distancia queda clara la respuesta: era joven e idiota y todavía no leía a Sartre. A medio camino me dieron ganas de orinar. Agustín Yáñez ofrece en Ojerosa y pintada una maravillosa vista panorámica del DF; es una novela polifónica cuyo escenario es un taxi y cuyo conductor atraviesa, casi como un fantasma, las alegrías y desdichas de la Ciudad de México. Yañez, sin embargo, omite mencionar algo fundamental que cualquier taxista conoce: el arte de mear en una botella. Aguantarse las ganas es factible durante quince, treinta minutos, incluso una hora, pero hay un momento en que la sensación se vuelve insoportable. Tomé la botella vacía y me saqué el miembro en medio del tráfico, no

sin cierto pudor: temí que alguna señora se asomara desde su camioneta y viera a un joven imberbe orinando en una botella. Si sucedió, no me di cuenta: me relajé y dejé salir el líquido, no sin salpicar un poco. En todo caso, fue un precio menor ante la dicha de liberar el exceso de líquido de mi vejiga. Miré el reloj: habían pasado más de noventa minutos y todavía iba para largo. Le llamé a mi chica coapeña y le expliqué que el tránsito era insoportable y que llegaría un poco más tarde. Ok, respondió sin entusiasmo. ¿Qué quieres hacer?, pregunté. No sé, cualquier cosa.

IV

Casi tres horas después llegué al domicilio de mi chica coapeña, sudado y con el coche salpicado de meados. Me bajé frente a un complejo de condominios y escondí la botella con el líquido amarillo en la cajuela. Estaba harto de manejar y tenía miedo que percibiera el olor a orina en el coche, así que sugerí que fuéramos a algún lugar cercano. Terminamos en un café a un par de cuadras de ahí. Lo primero que hice fue ir al baño a lavarme las manos. Me miré en el espejo: había salido de Lomas Verdes con algo parecido a una esperanza y finalmente estaba ahí para concretarla. Salí entusiasmado. Pedí un té y ella un café con leche, de esos que ahora se llaman deslactosado latte light venti churrigueresco. Conforme hablamos algo se fue derrumbando. “Primero se empezó a caer, y luego... ¡se cayó!”, le dice Milhouse a Bart cuando se derrumba la fábrica que tienen juntos. A media charla nos quedamos en silencio, incapaces de decir algo más que la ráfaga de preguntas y respuestas que soltamos como si de contestar un cuestionario se tratara, incapaces de decir algo sobre nosotros que fuera honesto. Tomé la taza de té entre las manos y me aferré al recuerdo de esos calentadores que me hacían susurrar “she’s a maniac, maniac on the floor”. Todo había sido bastante plano y yo había fallado en darme cuenta de que no

había misterio ni encanto y que lo único que teníamos en común había sido una noche en el Centro, un encuentro ridículo entre gente que le da por orinar en una botella en Periférico o llevarse calentadores a un antro. Ella pretextó tener tarea o algún compromiso con su familia y regresamos caminando a su casa. Di patadas de ahogado: habría que vernos otra vez, salir, dije, pero la sugerencia quedó en el aire y ella tan sólo respondió un “seguro” bastante escueto. Entró a los condominios y me quedé parado en la calle, pensando en qué hacer. No tuve ninguna buena idea: me subí al coche, de vuelta al norte y a las mentadas de madre de Periférico.

V

Dice Borges que la imagen que tenemos de la ciudad es siempre anacrónica y, en el recorrido que narro, hay dos detalles extemporáneos: el domo de Toreo era aún visible y ese segundo piso horrendo no nos había hecho renunciar a ver el cielo. Meses o un año después volví a ver a la chica coapeña: oteaba ropa en uno de los muchos puestos del tianguis de la Lagunilla. Éramos los mismos o acaso no, pero noté que llevaba los calentadores de aquella noche y me acerqué. Me miró y la miré, pero no nos saludamos: se dio la vuelta y se fue de ahí. Nunca más la volví a ver. A diferencia de Orfeo, pensé que era mejor así. F

Roberto Wong (Tamaulipas, México, 1982) es narrador. Mantiene un blog con reseñas de libros bajo la idea de que toda crítica es, como apunta Oscar Wilde, una de las formas de la autobiografía. Ha vivido en Londres y en la Ciudad de México y, actualmente, radica en San Francisco. París D.F. es su primera novela.



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v versus

“Cuando yo empecé a juntarme con historietistas, me encariñé mucho con la idea de ellos. Unos pibes que dibujaban porque lo tenían que hacer. Nadie se dedicaba a esto porque se iba a levantar mujeres o a ganar plata. Que haya sucedido poquito de eso es increíble. El peor guitarrista levanta más minas que Quino. Me gustaba esa especie de no poses.”

Liniers Historietista

El mundo de las historietas del argentino Ricardo Siri Liniers (o Liniers a secas) está poblado de pingüinos existencialistas, hombres misteriosos y de “cosas que te pasan si estás vivo”. De los fanzines pasó en 1999 a publicar su tira Bonjour en Página/12; en el 2002 se estrenó como colaborador diario con Macanudo en La Nación; el 2004 fue el año en que publicó su primer libro. De ahí en adelante, Liniers se convirtió en un fenómeno de ventas y sus lienzos se han internacionalizado tanto que en marzo del 2013 ilustró la portada de The New Yorker. El mundo agradece que dejara la abogacía y la publicidad “para hacer dibujitos”. Entrevista: Lorena Villa Parkman | fotografía: Cucho Jiménez


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del 23 de abril al 6 de mayo de 2015 | Versus | frente | 19 ¿En qué momento decidiste ser historietista?

El momento Eureka sucedió en una época en la que decidí anular el Plan A. Primero iba a ser abogado o publicista. Pero un día dije “si voy a ser historietista tengo que hacerlo al 100%, no puede ser un hobby. Tengo que hacerlo sin parar”. Así que anulé cualquier otro tipo de carrera ante la mirada aterrorizada y azorada de mi padre. Me dediqué de lleno a las historietas. Yo pensaba que por ahí no llegaba por calidad, pero sí por cantidad. Que por ahí si hacía muchísimas tiras alguna tendría el nivel de las de Quino. Mi viejo es abogado y le gusta mucho, pensé que genéticamente me iba a salir un abogado en cuanto estuviera rodeado de códigos civiles. La publicidad me daba la idea de que era más creativa, pero al final todo estaba al servicio de un producto que tenías que vender. Pensaba que yo lo que quería era decir cosas y no necesitaba un desodorante como vehículo para hacerlo. Lo que haría sería más chiquito, no saldría en televisión, pero es lo que quería hacer. Ahí fue cuando corté los otros dos cables y arranqué como historietista.

¿Cómo te abriste camino en los medios? Empezaste a publicar cada semana en Página/12. Luego en La Nación, dices, que gracias a Maitena. ¿Cómo fueron esas primeras incursiones profesionales?

Mi tira semanal en Página/12 fue todo un experimento. Todos mis dibujos arrancaron sin saber a dónde iba. En la tira Bonjour era yo tratando de llamar la atención, había ideas extrañas, pero estaba seguro de que alguien que leyera el diario iba a entender. Maitena fue la persona que hizo ese análisis, fue ella quien me llevó a La Nación. No me lo voy a olvidar. Me quedó una cuestión kármica y la idea de que debo tratar de hacerlo con otros historietistas. A Maitena la había visto dos veces en la vida, charlamos de boludeces y tomamos unas cervezas. En algún momento le dije: “Tengo unas tiras, decíme a quién se las muestro”. Y ella me dijo que tenía que ir al diario y que fuera con ella.

¿Cómo veías tu futuro como historietista?

Cuando empezás con una tira diaria, lo primero que sentí fue miedo. Pensaba “por ahí hago 30 tiras y se me acaban las ideas”. No sabés hasta que las hacés. Por un lado, había eso. Por otro lado, ¿qué era Macanudo? No sabía qué estaba haciendo. Y eso sigue, hasta el día de hoy no sé qué es. Fue divertido descubrirlo mientras iba dibujando. Las cosas no hay que sobrepensarlas. Que si había algo que no entendía por dónde iba lo desarrollaba. Así apareció Olga, y aún no sé cuántos chistes puedo hacer con algo que dice Olga. Le creo a la intuición, unas cosas funcionan, duran más duran menos. Trato de no ser obvio y de no subestimar a los lectores. Trato de no decir “esto no lo van a entender, yo soy inteligente y ellos no”. Eso me parece pedante. Lo que hago siempre es tratar de hacer la mejor idea. Hacer lo que me gustaría a mí leer en un diario. Siempre trato de hacer la mejor historieta que me salga, Macanudo es mi techo. No es que yo pudiera estar haciendo lo que James Joyce

y no lo he hecho sólo por falta de tiempo. Hago Macanudo y ya. ¡Saludos a Joyce!

¿Qué dibujabas de niño?

Empecé dibujando historietas de La guerra de las galaxias con un compañero de banco. Éramos malos estudiantes. Nos la pasábamos dibujando Infierno en la torre, Tiburón, Rocky y La guerra de las galaxias. Nos divertíamos muchísimo y estudiábamos poco. Cuando era chico no existía ni el video. Si veías una película en el cine que te encantaba sólo la podías volver a ver ahí. Te preguntabas ¿cómo era Chewbacca? Tenías que acordarte. Hacíamos escena por escena dibujada toda como el orto, mal escrita, pero lo hicimos.

¿Tienes alguna rutina para dibujar?

Tenés que tener rutina porque publicás todos los días, no te podés hacer el bohemio. Como decía Picasso: “Que la inspiración te agarre trabajando”. Es muy exigente la tira diaria. Es como el mito de Sísifo. Vas tirando la roca, llega el lunes, y seguís. Pero en mi caso con pingüinos. Además hago ruido. Necesito ruido para trabajar. Me aburre dibujar en silencio. Pongo la radio, la televisión o música. Pongo las noticias y se queda prendida la tele hasta el programa con gente espantosa que dice boludeces. Necesito una especie de sensación de caos para dibujar.

¿Qué música escuchas cuando dibujas? En tus tiras hay muchas referencias musicales…

Hay un montón de referencias culturales en mis tiras porque es mi manera de agradecer. Me siento en deuda con todo lo que me conmueve. Macanudo y lo que yo hago es más así o más asá porque leí tal libro o vi tal película. Chaplin, Woody Allen, Quino, Les Luthiers, hay un montón de cosas entramadas. Generalmente, cuando ves una referencia a alguien puntual soy yo diciendo gracias y, además, aceptando que ésas son mis influencias. Ninguna de las artes nacen solas. Me parece muy pedante el artista que dice “soy original, no vengo de nadie”. Sólo porque colgó un tampón en una galería, resignificando según él el rol de la mujer en la sociedad. Habría que decirle “eso lo hizo Duchamp, no seas caradura, agradecé a Duchamp y luego colgá tu tampón”. Me parece que en el arte falta un poco de humildad en ese sentido. Por otro lado, no creo en el artista humilde. El que te muestra su arte lo hace en un gesto de egocentrismo: mirá, hice este dibujito; mirá, hice este libro. Nada de “soy rehumilde”. El arte necesita de alguien egocéntrico, ese gesto de querer ver que alguien vea lo que hiciste, si no, no es arte. Necesita esa comunicación, si no es puro onanismo.

¿Tienen los historietistas un perfil o características similares entre sí? Algo así como el cliché sobre los historietistas.

Yo creo que la infancia antisocial es el rasgo más similar que les encuentro. Cuando sos chiquito jugás al futbol, y dibujar es completamente solitario. Es algo que hacés y te encerrás en un mundo. Generalmente, en los dibujantes hay esa especie de mundo para adentro. Y en muchos casos son tímidos. Son extraños. Cuando empecé a juntarme con historietistas, me encariñé mucho con la idea de ellos. Unos pibes que dibujaban por-

que lo tenían que hacer. Nadie se dedicaba a esto porque se iba a levantar mujeres o a ganar plata. Que haya sucedido poquito de eso es increíble. El peor guitarrista levanta más minas que Quino. Me gustaba esa especie de no poses. De un grupo de gente que hacía lo que tenía que hacer. Después, todos los historietistas que conocí eran muy generosos. Si le llegaba un laburo a uno te avisaban: “Vení, viste, por qué no vas y hablás con esa persona… por ahí te publican”. Eso me pasó muchas veces con muchos historietistas que te recomendaban en un lugar. El gesto de generosidad en esa época en la que yo no tenía absolutamente nada a mi nombre lo agradezco mucho.

¿Con espíritu de generosidad en mente fundaste tu editorial?

Hubo un poco de eso, de karma que te comenté con Maitena. Es lindo que puedas estar al principio de la carrera de una persona y ser ese peldaño. Lo disfruto mucho. Y más publicar un libro que no se había publicado que traer uno de fuera. Traemos de afuera porque nos interesa que en Argentina sepan qué pasa en la historieta. Muchos de los que publicamos son genios, en unos 50 años serán respetadísimos. Siento que estoy equiparando el gesto que hizo Maitena por mí. Por otro lado, surgió porque me daba rabia ir a España y ver autores argentinos que no se publicaban en Argentina. Me sigue dando mucha rabia que España compra los derechos de todo el mercado de habla hispana y luego querés publicar en Argentina y no puedes. Me parece una canallada. Nos hacen lo de Hernán Cortés y ahora esto. España, voy a ir a retarlos. Me da mucha rabia que está mal configurado ese sistema. Está bien si quieren cederle todos los derechos a una editorial española, pero la decisión de aceptar si te quiere publicar una editorial local, debería ser del autor. Esto hace que en toda Latinoamérica no conozcan quién es Daniel Clowes o Chris Ware. Y los españoles dicen que exportan esos libros y nunca los he visto en Latinoamérica en español. Quisimos comprar el libro de Joe Sacco y no pudimos. Le expliqué la situación y le dio una rabia horrible.

¿En qué te fijas para elegir publicar nuevos autores?

Queremos mostrar que existe mucha diversidad en la novela gráfica. Ya no es hacer un superhéroe o un chiste. Elegimos libros que son muy diferentes entre sí. Hacíamos un libro de Juanjo Sáez, El arte, un diálogo con su madre sobre arte moderno; luego una novela autobiográfica de Powerpaola, luego uno de aventura, saltar a universos diferentes entre sí. Me gusta que la gente vea la variedad. Si no es como que en tu país sólo ven películas de Chuck Norris y vos sabés que hay otras películas que son buenísimas. En España dan la película de Pulp Fiction, pero a nosotros sólo las de Norris. Eso pasa con la historieta. La gente se queda con la idea de que son de superhéroes. Y eso es perderte de mucho.

En las últimas décadas ha habido una explosión de la novela gráfica, no sólo en Latinoamérica, sino en el mundo. Se le tiene más respeto…

En los 60 hubo una generación que tomó una cantidad poco recomendable de drogas, pero que abrieron después la cabeza de muchos como Robert Crumb. Hubo una movida de destrabar. Durante su primera época, como todo género que se libera, lo que aparece es sexo, drogas y rock and roll. Después en los 80 empieza a madurar. Me parece que Maus es la gran bisagra, el momento de maduración absoluta de la historieta. Es la gran historia del siglo XX también. El Holocausto es la gran historia y es una historia personal de Spiegelman y luego va y gana el Pulitzer. Los editores se dan cuenta de que pueden vender esos libros y los escritores que pueden hacerlos. Siempre veo a Maus como el triangulito de El lado oscuro de la luna, de Pink Floyd. Venía todo y se reflejó en él y se multiplicó. Me gusta mucho la literatura, y la novela gráfica y la novela son lo mismo.

Joe Sacco publicó un cartón en The Guardian sobre los límites de la sátira en relación con la masacre de Charlie Hebdo. ¿Qué opinión te merece?

Está bueno lo que escribió porque tiene mucha relación con el mundo palestino por su trabajo. En su caso, esperaba que él pensara un poco más que yo que sólo estaba horrorizado. La lectura de lo de Sacco está bien. Pero hay algo que igual escuché mucho, el típico que decía: “Bueno, qué horror que hicieron esto, qué hijos de puta, peroooo…” y ese pero me molesta. La excusa es que les habían faltado al respeto. La religión le viene faltando el respeto a la especie humana desde hace miles de años. Dice que los homosexuales son enfermos, que las mujeres deben encerrarse. Eso es falta de respeto y a mí no me genera que quiera ir a una iglesia y matar a los curas. Me genera que no voy a la iglesia y listo. Me parece que estos tipos lo que tenían que hacer era no comprar Charlie Hebdo. Si creen que se van a ir al infierno que dejen que se vayan al infierno, para qué los matan. Ese pero a mí me dice que piensan que tienen un poquito de razón por hacerlo y para mí no hay ninguna razón. La iglesia me ofende y nada de eso me hace tener ganas de matar a nadie. Sobre todo, me ofende por cómo ha tratado a los homosexuales, al sexo en general y de pronto a los niñitos…

Mencionabas que el trabajo del historietista, del dibujante, es solitario. ¿Cómo fue saltar entonces al escenario con el cantante Kevin Johansen?

¡Genial! Cuando uno se pone a dibujar historietas salen fantasías: que si algún día publicaré un libro, que si habrá viajes de trabajo… Pero lo último que te imaginás es que estarás en un escenario cantando. Lo lindo que me pasó fue hacerme fan de un tipo como músico y luego como amigo. A veces me toma de sorpresa el talento que tiene porque lo veo como un amigo. Muchas veces estoy en el recital y están todos tocando y digo “estos tipos no son normales”. Abajo del escenario hablan de futbol y mujeres, pero suben y agarran sus instrumentos y entonces decís “no son normales estos pibes”. Es un regalo que me hizo el destino, el camino con Johansen. Si podés hacerte su amiga, hacélo.


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DF

24 horas de comida

LA CIUDAD SE DEVORA A SÍ MISMA Alonso Ruvalcaba con José Manuel Velasco y Gabriel Lara


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La ciudad más fea, más estresante, más hermosa, más jodida, más rica, más violenta, más insípida, más sabrosa del planeta está comiendo siempre, está escupiendo, atragantándose, eructando, eructándonos mañana, tarde y noche. Somos su fauna intestinal y estamos condenados a alimentarnos de aquello que ella decida ingerir y procesar. Monstruosa, gigantesca, es imposible abrirla y contemplarle en serio la garganta y el esófago, las tripas y la panza, contemplarla y tocarla de verdad, pero en las siguientes páginas hay un intento de explorar su feroz aparato digestivo durante el lapso transitorio y arbitrario de un día en su vida. ¿Andan con hambre?


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Tú estás dormida y los tuyos también, pero en el oriente de la ciudad despiertan los grandes mercados. Los camiones entran y salen, su ruido volcánico recorre el Eje 5 y el Eje 6, moviendo los cimientos de los edificios de Tezontle y Rojo Gómez. Vienen a alimentar a la ciudad insaciable, la ciudad que come y digiere y vomita todo el día, y vienen a llevarse la comida de la ciudad, a alimentar a otros que aún están dormidos. Piramidal, funesta, una sombra nacida de la tierra todavía sube hacia el cielo en vanos obeliscos. Son las últimas horas de la noche. En La Nueva Viga entre este momento y las seis de la mañana están los mejores precios y la mejor calidad marina. Hay ostiones y mejillones de Ensenada, huachinango del Golfo, pez luna de Oaxaca. Hay sardinas de Portugal. El Flaco de Oro y Joselín ya tienen empanadas de camarón “estilo la Viga”, fritas con cilantro, cebolla y jitomate a las cinco; La Chaparrita empieza a servir su cazuela de mariscos a las seis; La Matoza no abrirá hasta las nueve (Prolongación Eje 6 Sur 560, San José Aculco; T 5600 1764), pero entonces habrá ceviche de jaiba con camarón y pulpo, almejas vivas, pescadillas, manos de cangrejo si los planetas o las mareas se alinearon. En la Merced empiezan a formarse los peladores de nopal y su oficio infinitamente repetido: una tabla horadada al muslo, un cuchillo y nopales, nada más, y raspar, raspar, raspar. En la Central de Abasto inicia el hormigueo, al final de la tarde habrán pasado por aquí 300 000 cristianos, todos tratando de circular entre los cientos de carretilleros y sus diablos con cargas de hasta quinientos kilos que pasan a toda velocidad y se comunican con el lenguaje esotérico del silbido. Ya algunos locales están sirviendo comida en la Central. Hay caldos de gallina, antojos en la Tortería y Taquería San Antonio. Sólo nadie se detenga: no lo vayan a atropellar.

desmañanados

Si es un día de cruda y chamba el viernes, digamos―acaso encontremos a Pedro, comelón incorregible, en la Fonda Margarita (Adolfo Prieto 1354 B, Tlacoquemécatl, Del Valle; martes a domingo de 5:30 a 11:30 horas). “Tal vez haya que hacer fila dice Pedro, que puede articular cuidadosamente su glotonería, pero una vez adentro el día empezará a mejorar por minuto. Las mesas comunales aguardan un portentoso desayuno. Frijol con huevo: un molote de frijoles negros refritos revueltos con huevo ­—puede ser grande o chico— como plato principal y un chicharrón en salsa verde como guarnición. Redondean la cita un jugo de naranja y tortillitas calientitas. Es la manteca con la que hacen el huevo, el barro donde burbujea la salsa verde, el compartir mesa con completos desconocidos, el olor a carbón que se impregna en la ropa.

foto: ramón ruiz sampaio

foto: ramón ruiz sampaio

foto: ramón ruiz sampaio

El aeropuerto y las estaciones de autobús, que nunca se detienen por completo, parecen agarrar su primer aire fresco del día. La Ciudad de Colima y Starbucks en la Terminal 2 reciben a sus primeros clientes matutinos, que no quieren fingir un centímetro de buen humor. Don Camione se despereza en Taxqueña y Church’s Chicken se prepara para

abrir en la Tapo. La ciudad aviar no perdona el desayuno. En La Ideal (16 de Septiembre 18, Centro), panadería ciudad, se forman los triciclos equipados con un termobarril azul de café o champurrado para comprar cajas de pan. Don Ricardo lleva despierto varias horas y su hijo Richard también. El domingo compraron el equivalente a dos marranos en el mercado de San Juan Pantitlán y hoy martes tienen ante sí dos enfriadores Coleman enormes —a cada uno deben caberle cincuenta litros—, recubiertos por dentro con papel de estraza y plástico. Y ahí: carnitas. En un rato más saldrán para la Narvarte y la Condesa, donde estacionan sus camionetas y, desde la caja, sirven algunas de las mejores carnitas de esas colonias. Doña Blanquita, en Cuajimalpa, no puede quitarse a su nieto de encima aunque apenas pasan de las seis de la mañana. Brandon se llama el niño. Le gusta verla cocinar. “¿Qué va’ber hoy, abue?” “Pues si es martes. ¿A poco no te los sabes?” Brandon se acerca a las cubetitas azul, amarillo, naranja, roja de guisados y señala con el dedo en cada una (la toma es en picada, para que podamos ver los contenidos de las cubetas): “Mole verde, mole rojo, chicharrón, aprensado, bistec a la mexicana, torta de papa, atún”. Blanquita vende guisados desde la cajuela de su coche en algún sitio en construcción en Santa Fe a la hora del hambre y la repulsa. Hay buen negocio ahí.


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Es todo eso y más.” En la vida del oficinista no hay mayor desobediencia civil que llegar al maldito trabajo oloroso a carbón. Juanjo, chalán de restaurantes, es especialista en desmañanadas. En las forzosas, dice: “Ésas que son inevitables por algún compromiso e insufribles, hay un combo revitalizador buenísimo en los 7-Eleven: su dona de chocolate, una de las mejores en la ciudad, con un vasito mitad Café Select Intensso y mitad chocolate avellana”. A veces tiene que ir temprano a trámites en la delegación Cuauhtémoc. Para esos “otros momentos madrugadores insoportables, aunque menos frecuentes están, cerquita, los tacos El Paraíso (Carlos J. Meneses 213 esq. Zaragoza, Guerrero). Son “unos chonchos de guisado que desde las siete de la mañana están al pie del cañón, pero que a medio día ya terminaron el show. Tienen moronga, mole verde, chicharrón o huevo en salsa verde aunque el campeonísimo es el de milanesa”. El taco de guisado como aliento y combustible para lo por venir: trámites, transa, truculencia.

Arrancan su trabajo algunos de los grandes taqueros de la ciudad. Ted Oliver viene llegando de Mexicaltzingo con un queso de puerco perfecto, con un chorizo verde embutido de cilantro, perejil, acelgas y chiles poblanos, con un chorizo rojizo sabroso a nueces y almendras, orégano y pimentón, con un obispo —es una panza rellena de tripas de la forma de un pequeño y malhecho balón de americano—, y abre su local, Ricos Tacos Toluca, en la esquina de López y Puente de Peredo. Juanitos, a unas cuadras, extiende sus largos telares de chicharrón carnudo. Don Miguel despliega sus alucinantes chiles rellenos de queso en una salsa de morita en La Hortaliza, casi donde José Vasconcelos hunde su paso a avenida Chapultepec. “Hay gente que viene por ellos desde Toluca —dice—. Se llevan sus tópers.” Bienvenidos a la hora del chilaquil. Han soportado los primeros humores de la oficina; tengan un respiro. En la hora del chilaquil hay food trucks como El Dorado (@ElDoradoDF), que a veces se estaciona en Prado Norte, y Enchilados (@EnchiladosMX); están los Chilakillers sobre Revolución, a los pies del edificio Ermita en Tacubaya; la Chilaquiloteca en Satélite (Federico T. de la Chica 12-11) y los Hijos del maíz en la Nápoles (Nueva York 264); Cata y El Chilpa luchan por la corona en la Condesa (ella: Tamaulipas y Alfonso Reyes; él: Chilpancingo casi con Campeche); Eno en Polanco (Petrarca y Horacio) y en las Lomas (Explanada 720); El Chilaquilito en la Postal (Correspondencia 176). Ángel, que tiene la poco envidiable rutina de trabajar en el pri, dice: “Los mejores chilaquiles son los que venden cortesía: hijos del maíz

En sábado y domingo las barbacoas comienzan su trajín. En Vértiz y Obrero Mundial, en Regina entre 5 de Febrero y callejón de Mesones, en la calle de Bulgaria —colonia Repúblicas—, en el tianguis de Lomas de Sotelo la barbacoa de don Fili— o a la sombra del wtc sobre la calle de Nueva York… Entre semana es la hora del desayuno del poder en El Cardenal de Palma o en el Sanborns de San Ángel o en el de los Azulejos. De rigor: enchiladas suizas. También es la primera hora del jugo. Increíblemente, es la única hora y lugar —el puesto de jugos— en que está permitido y bien visto beber en la banqueta: jerez mexicano, jugo de naranja, vainilla, dos huevos crudos. Se llama polla. Qué coctel: que nunca se pierda su costumbre. En Azcapotzalco, a una cuadra de la Glorieta de los Ahuehuetes, Miguel pone su puesto de jugos y frutas a estas horas. Natalia trabaja por ahí. A veces le compra una manzana o, en temporada, un mango: “También sucede que, cuando me entra lo gordo, le compro una bolsita de platanitos fritos con salsa, y entonces el mundo brilla y soy feliz”. Otros aprovechan —sobre todo si es lunes— para iniciar la desintoxicación. Elyxir en la Condesa (Ámsterdam 67-A), Mora Mora en

la Roma (Tabasco 46). Issa vive en Huixquilucan y así describe este momento de la mañana: “Regularmente, comienzo la rutina posgimnasio con un jugo llamado ‘apple & greens’ de la franquicia Jamba Juice en Patio Santa Fe. Trae la hortaliza del momento —kale— y un chingo de cosas más. Para continuar la sensación de que estoy bebiendo algo ‘saludable’ le agrego chía. Es una bomba que te quita el hambre y te hace sentir tantito adulto”.

Ricos tacos Toluca

Hijos del maíz


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afuera del metro Buenavista, en la esquina de Eje 1 e Insurgentes; sólo se ponen los miércoles y viernes”. Sólo dos días, los días perros. La ciudad es avara con sus habitantes. Luigi trabaja en Santa Fe. Dice que los chilaquiles de cubeta que se ponen a un costado del edificio de Banobras “son los chilaquiles godín por excelencia de la zona. Tienen tres modalidades, orden completa (para apetito titánico), media orden (que a pesar de ser sólo la mitad es tremenda) y la siempre cumplidora torta de chilaquil. Tienen una cola grandísima, por lo que hay que llegar temprano. Hay verdes y rojos. Ya con eso aguantas sin problema la junta de las doce, que seguramente terminará por ahí de las tres de la tarde.”

de cariño— se dejan venir los estudiantes en interminables manadas de pumas. Las aguas de Los tres poblanos, ya por el metro Copilco, son sabrosas. Rubén, estudiante de Enfermería, viene dos veces por semana y tiene tres razones: “La primera es que es económico y me queda de paso; la segunda es que el agua de piña con fresa es muy buena; y la tercera es que… jajaja ya se me olvidó”. La novia de Eduardo, estudiante de Medicina, jura por su agua de alfalfa. Las enmoladas también son razones para volver. Si es domingo, ya pegándole a las dos, las familias incautas salen a buscar pollos al carbón en avenida de las Torres, en Isabel la Católica, en San Fernando: las colas son desquiciantes y el olor a tizne y grasa de ave excita los costados de la lengua.

En Jing Teng (Sur 65A No. 3256, Viaducto Piedad) es momento de brunch y de dim sum; hay panza de res y patas de pollo, hay dumplings de camarón o de puerco. Los coreanos de la Zona Rosa abren a esta hora. En Biwon (Florencia 20) no hay ajetreo, pero sí un estupendo fideo con calamares y salsa agridulce. Se montan por todos lados los puestos placeros: aguacates, jitomates, chicharrón y varias cubetas con rábanos, pápalo, nopales, habas, pico de gallo, guacamole, frijoles de la olla o refritos, arroz, tortillas. Bajo lonas azules o rosas los puestos de barbacoa están en su mejor hora del día. Formican de gente. En Los Tres Reyes (el Veronés 12-C, Alfonso XIII), dice Natalia, sirven el consomé en una tacita: “Es espeso, lleno de sabor, sin arroz ni garbanzo, pero sí con verduras y xoconostle: un brebaje proveniente de la alquimia entre el borrego y el calor que reconforta cualquier cuerpo herido por la fiesta”. Si es domingo y hay poco dinero mamá, papá y hermanitos compran tacos de canasta en quintos o jochos baratísimos y acuosos en el circuito de Chapultepec, cerca del Lago, y si hay varo para gastar algunos se dejan apapachar por el sol en el champagne brunch del Four Seasons, un logro más del capitalismo salvaje.

¿En dónde están comiendo los turistas? Si van a creerle al blog de chismes Eater, entre los “hottest restaurants” de la ciudad, ésos donde tienes que comer en este momento, están Lalo! (Zacatecas 103, Roma), Nudo Negro (Zacatecas 109), Puebla 109, Paprika en la Juárez (Marsella 61), Mercado Roma (Querétaro 225), Rokai y Bravo Lonchería en la Cuauhtémoc… Puede ser. Pero es jueves y a la hora de la comida eso debería significar sólo una cosa: pozole. Es la tradición de Guerrero y tendría que serlo en esta ciudad de migraciones. Vienen a la mente El Guerrerense (Chichimecas 436, Ajusco), Casa Chilpancingo (Plutarco Elías Calles 985, Zacahuitzco), Con sabor a Tixtla (Chiapas 206, Roma). Pedro tiene una recomendación: “La hora de la comida me agarra, generalmente, en el odioso poniente de la ciudad. Pero aún ahí hay varias opciones. Disfruto mucho de una pozolería que atiende la familia Cano, de ahí su nombre: Potzolcano (Av. Observatorio 409). Además de tener un notable pozole blanco —de pollo, maciza, mixto o surtida— tienen no más de cinco antojitos extra a la carta y una excelente salsa roja. Escojo un pozole grande de surtida y, si algún valiente se quiere aventar el tiro, compartir unas enchiladas de mole al centro. Agua de horchata para que resbale y un mazapán De la Rosa de una mesita de dulces que se pone en la banqueta rumbo al estacionamiento de la Bodega Aurrerá”.

foto: Adrián duchateau

foto: felipe soto

Los pasajes de comida tienen ya un buen rato abiertos, pero aquí empieza su camotiza. Al de Odontología —el callejón de la salmonela,

Cocos Colima esquina Mérida


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Gritos y susurros

Los viernes, ésta es la hora en que se puede presumir salir temprano de la oficina. Victoria sale “muerta de calor” y lo único que quiere es encontrar un carrito de cocos callejero. “Están por toda la Condesa y venden cocos tiernitos —en los puestos normales de fruta sólo hay coco duro y horrible—. Siempre pido en una bolsita el agua y en otra el coco con limón sal y Tajín, es el mejor munchie del mundo porque me hace sentir en la playa.” La ciudad se disfraza para quienes la caminan. Otros que salen “temprano” deciden, felices ellos, tirar la tarde del viernes en una cantina. Las del Eje 1 Poniente son ligeramente monstruosas, si se permite contradecir el adjetivo con el adverbio. El penacho de Moctezuma (Guerrero 142, Guerrero) y su cabrito frito; La Única de Guerrero —U de G, para su círculo de amigos— y sus manitas a la vinagreta (Guerrero 258); los muchos desniveles de La No. 1 (Cuauhtémoc 150, Doctores) y La Rambla (Cuauhtémoc 12): en aquélla cabrito al horno, con hierbas de olor y vino blanco; en ésta, paella y callos a la madrileña. Es la manera de cobrarle al trabajo lo que nos fuerza a hacer, ese horrible ponerse de rodillas, ese interminable checar tarjeta, para llegar al viernes.

Los domingos, los restaurantes de la ciudad tienen la nefanda costumbre de cerrar a las seis y media. Hay taquerías —no muchas—, restaurantes en hoteles. Los domingos a esta hora buena parte de la ciudad comestible entra en declive. Pero de lunes a jueves es el momento del tráfico enfermizo, de la locura (si llueve, ni se diga). Y de un hambre canina que puede curarse con esquites. Luigi dice: “Imperdible pasar por unos esquites de Molière. Están en la esquina con Ejército Nacional, frente a la farmacia. Se ponen todos los días a partir de las siete de la tarde y aunque despachan ya cerca de las ocho, es bueno formarse desde esa hora. La fila suele ser kilométrica. Acá lo que hay que pedir son los esquites campechanos: mitad elote asado al carbón y mitad esquite tradicional. Entre ellos le pondrán una generosa porción de mantequilla aparte de la tradicional mayonesa. Es un extraordinario tentempié antes de llegar a la pachanga”. También comienza el pregón del tamalero. Para algunos, en este principio de la noche de fierro, existe un consuelo solamente. El poeta Óscar de Pablo escribe, contando las sílabas con las puntas de los dedos: Como el sonido se desplaza en ondas, no hay onda que no nazca y que no estalle abrazando a la urbe por el talle en las noches más negras y más hondas. Así, por mucho que huyas o te escondas, mientras despliegue México su Valle, te hallará la pregunta de la calle: Colchones, lavadoras, microondas –dirá la voz, o bien: –un fierro viejo que vendan. Y la oirás hasta en los sueños, sabiendo que ese fierro es ya tu espejo. No habrá consuelos grandes ni pequeños, más que otra voz que ablande tu entrecejo: “deliciosos tamales oaxaqueños”.

foto: ramón ruiz sampaio

Es la hora feliz; la hora de los hombres solos y las mujeres solas; también es la hora en que se juntan los amantes o aquellos que aspiran, tal vez inútilmente, a convertirse en amantes. Sanborns y el Barón Rojo están al dos por uno. Y es la hora asimismo de matar el hambre antes de que llegue otra vez la cena. Muchos restaurantes entran a un letargo que llaman “quebrado”. Juanjo pasa al Oxxo por un “postrecito exprés nomás para matar el antojo de algo dulce después de una comida”. Su método: “Ensandwichar con galletas Saladitas cualquier cosa dulce/nuezosa/chocolatosa/pegajosa. La crujientez y putacitos de sal en ellas le van rebién a las Glorias o Reese’s”. Mónica, freelancelot, también: “A esa hora me siento culpable si no he comido nada (dicen que es malo para la salud), así que voy al Oxxo por una bolsa de nueces de la india tostadas con sal y las uso de botana mientras trabajo con un café americano al lado, que —de preferencia— proviene de Buscapié, un cafecito que está sobre Monterrey (en el 255, Roma). Tiene buen café mexicano que, además,

preparan con distintos métodos de extracción. (La verdad yo no noto las diferencias, pero el sabor de su café nunca me ha fallado, así que les creo).”

Rokai

Los Güeros de Boturini


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Para Pedro, “históricamente, ésta es una hora clave del hambre. El ritmo del día entra en un letargo —entre la rutina vespertina y lo que depare la noche— ideal para no hacer otra cosa que comer. No necesariamente tiene que ser ésta la cena, sin embargo, se admite saciar el antojo en turno”. Es tiempo de tacos. En Don Güero (Río Nilo casi esquina con Lerma, Cuauhtémoc) Pedro pide “tres de lengua, dos de cabeza y, probablemente, uno de bistec”. Cada taco con su salsa respectiva: “Los de lengua y cabecita, con salsa verde guisada y, dependiendo del estado de ánimo, tal vez un poco de pico de gallo.” El chef Diego también taquea. Llega de último minuto a Tacos el Negro (Félix Parra 10-B, San José Insurgentes). “Según yo —dice— venden las mejores flautas de la ciudad.” Emmanuel, otro cocinero, no alcanzó a llegar a Taco y Etiqueta (Ricardo Castro 77, Guadalupe Inn). “Llevo más de treinta años yendo a comer ahí y no dejan de gustarme.”

Cae la noche en Sector Popular

foto: ramón ruiz sampaio

foto: Gabriel lara

En medio del camino de la vida un taxi te conduce hacia el oriente. Lo tomaste en la esquina de Petén y Luz Saviñón, Narvarte. El nombre de tu Virgilio es Ramón Vázquez. La primera parada es una taquería de nombre extraño, industrial: tapsa, siglas de Tacos al Pastor Sociedad Anónima (Agustín Yáñez esquina Sur 97, Sector Popular). El local —amplio, decorado con lozas azules y sillas de piel antigüitas— tiene poco más de cuarenta años sirviendo en la colonia Sector Popular. Hay birria y pozole, pero el fuerte, claro, es el trompo de pastor. Su carne entraña una receta cuyo secreto, naturalmente, nadie revelará jamás. Segunda parada: juguería Los Güeros (Rosales esquina la Viga), un local de proporciones modestas en comparación con tapsa, pero generosas para la media juguera. Su carta ofrece fresas y piñas, carambolas, sandías y casi cualquier producto del catálogo frutero citadino. Las medidas son abundantes

Cantina Los Arcos

—entre litro y litro y medio—, servidas en doble bolsa para que no se rompa. Sorprendentemente, están abiertos hasta las once de la noche. Tercera parada: carnitas El Jacal (Emilio Carranza 462), un changarrito atendido por el joven Rafael, quien sirve breves tacos de dos bocados de longitud. En la preparación, Rafael se toma una pequeña molestia: pasar la carne por la plancha. Esto, ya lo sabes, redunda en mejor consistencia y mayor riqueza en el sabor. La nana tiene la medida justa de resistencia a la mordida y suavidad; la salsa de chile de árbol brilla como brilla una serpiente venenosa. La mayoría de los restaurantes está cerrando su cocina. Salen las últimas comandas, los postres finales. Comienza el lavado de las planchas, las estufas y los pisos. Más de un mesero le sube a la luz, apaga la música o coloca las sillas sobre las mesas para apurar a los clientes. Muchos piden mota o coca; es una buena hora para ser díler en la ciudad. Un rato más tarde empieza en serio la fiesta en Los Arcos (la cantina en el metro Chapultepec, que no hay que confundir con la marisquería de Polanco o la Juárez: ésa ya tuvo su hora hace casi medio día), que va llenándose de cocineros, lavalozas, garroteros de la zona. Lo mismo pasa en El Titán sobre el Eje Central (Obrera) y en todas las zonas de la ciudad donde seres humanos deben beber y ligar y mentar madres después de la faena. Es el primer momento de la noche en que Adrián, el mesero, hace de cliente. Pide un cartón de chelas y chicharrones de harina: “Ójala y pongan al Komander”, dice, y sí lo ponen: “El papel cambió”. Canta, con Los Arcos como coro y apogeo: Y ahora eres tú la que me pide que vuelva a su vida, que sin mi presencia ya no encuentras salida, que si quiero me lo pides de rodillas…


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Son los últimos minutos antes de que El Huequito, que ya tiene sucursales por todas partes, corte el servicio de los tragos. Hay tiempo de un vodka más y un Wonderbra, tal vez el mejor taco del lugar: espeso como lava, picante como lava, rojo como lava, de chicharrón prensado. En los Tacos Puebla (Puebla esquina Insurgentes, Roma), que no cierran nunca, no todos están borrachos. Ramón es un vigilante que pasa por aquí a las dos de la mañana. “Vengo seguido porque me gusta el taco de birria y me queda cerquita del trabajo. Es cuando me canso del celular y me agarra el hambre de madrugada. Nunca me han caído pesados.” A Deborah, una puta que trabaja en la Nápoles, algunos clientes la invitan “al Gallito (Insurgentes Sur 858, Del Valle) o al Califa (Insurgentes Sur 1217, junto al Parque Hundido), que siempre están abiertos”. Si no las invitan a comer tacos sus compañeras compran algo en un Oxxo “o se la pasan fumando: ¿cómo ves?”. Otros tratan de recomponerse con los descomunales alambres de la avenida Boturini —el Gabacho es un favorito, los Güeros otro— o los tacos picadísimos, jugosísimos, de Manolo, en Luz Saviñón ya del lado de la Del Valle. Unos más, todavía no hombres del alba, se acodan en El Popular (5 de Mayo 52, Centro), piden un café que les ayude a recuperar la memoria, una tampiqueña que les abra el cerebro, una concha que les empareje la insulina.

foto: ramón ruiz sampaio

La cola de Casa Toño en Echegaray (Hacienda de Salitrillo 22) llega hasta la calle. ¿Cómo le hacen? ¿Qué se siente ser tan exitosos? Muchos vienen por el pozole, pero también por las

quesadillas de sesos o de chicharrón, por las tostadas de pata o tinga, por los tacos de cochinita. Por los precios. La sombra de la tierra tiene pintado de negro el cielo nuevamente. En el centro de la ciudad el amo de la noche es el taquero de Los Cocuyos, una taquería que comparte predio con una cantina: los Portales de Tlaquepaque (Bolívar 56). Para algunos, cuyo nombre es Legión, éste es el mejor suadero del DF. El chef Jorge viene a veces con los cocineros de su restaurante, que está en Polanco. Mira al taquero con respeto, tal vez con envidia. “Ese cabrón sabe todo —dice—. Es el pinche Jiro del suadero.” Se refiere al maestro Jiro Ono, nacido en 1925, que tiene su pequeño y precioso e inaccesible local de sushi en Tokio. Este Jiro sueña con suadero. Sus clientes están pedos, sentados en delicado equilibrio en banquitos de plástico, a punto de perder la hipotética compostura, pero él, impertérrito, lleva la cuenta, el orden y el ritmo de sus tacos.

4:40

En el oriente de la ciudad los grandes mercados van despertando. El aeropuerto y las estaciones de autobús están en una calma apenas interrumpida por un solitario arribo a estas horas imposibles. En Cuajimalpa doña Blanquita bendice que hoy es viernes, se acabó la semana, y empieza a preparar sus guisados. Hoy tocan mole verde, mole rojo, chicharrón en salsa verde, salchichas en morita, milanesa, chile relleno, rajas con crema. En Neza don Ricardo y Richard están abriendo el ojo. Hoy no tocan carnitas, que les quitan mucho tiempo. En el Circuito Interior a la altura del metro Aragón un pobre idiota, uno de los últimos eructados por la ciudad nocturna, pierde el control del Jetta, abre la boca para gritar y el olor a cuba invade el coche entero mientras él ve venir hacia sí un poste decididamente enhiesto, y antes, de romper el parabrisas con la frente, en una ráfaga que no puede durar ni un cuarto de segundo, piensa: Hubiera pasado por un taco. foto: ramón ruiz sampaio

Afuera de Los Arcos, cuando las chelas están a punto de consumir las propinas de hoy, alcanza apenas para unos tacos de cabeza con una salsa verdirroja: “Que dizque son bien sanos, que porque son al vapor”.

Café El popular


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M música

TNDMx: aglomeración electrónica

Lindstrom

Por Cristina Pérez

Con motivo del festival TNDMx que se llevará a cabo el próximo 25 de abril en SALA, platicamos con el productor noruego Lindstrøm a la hora de la cena (en Oslo eso es a las cuatro de la tarde) acerca de su trabajo y la música electrónica. También charlamos con Jessy Lanza, Métrika y Soul of Hex, algunos de los artistas que se presentarán en este tándem de sonidos electrónicos.

Al

festival TNDMx lo que le interesa es mostrar talentos emergentes de la escena nacional y traer a México personajes que dan pasos importantes en la música electrónica internacional. “Es una experiencia íntima en donde se puede crear una buena atmósfera. No es un festival enorme donde te pierdes entre las carpas. Los artistas están delante de ti. Queremos replicar la experiencia de un buen festival, pero en un ambiente más íntimo y ameno, donde se pueda disfrutar”, dice Pablo del Bosco, organizador del evento. Este año se celebrará su segunda edición no sólo con una noche entera de música, sino también con una selección de cortometrajes que llegan directo de Pictoplasma, festival alemán de animación, el 23 de abril en el Cine Tonalá. El festival se presenta como una selección de algunas cosas que vale la pena oír de entre la confusa oferta que estos tiempos tienen para el escucha, sobre todo, en un territorio tan inasible como lo es la música electrónica. Frente, charló con algunos de los artistas que se presentarán.

►Lindstrøm◄

comercial, considerando que no siempre se enfoca en música complaciente con las pistas de baile. Pero el camino de Lindstrøm no empezó ahí; desde que era un niño tuvo contacto con la música: tocaba el piano y cantaba en el coro de la escuela. En la adolescencia empezó a tocar en bandas de distintos tipos, desde folk hasta heavy metal. “Ahí comenzó todo, después, a los veintitantos compré mi primer sampler y empecé a hacer música electrónica. Fue una casualidad que me dedicara a eso, resultó que en ese tiempo gané un pequeño concurso de producción en Oslo y grabé un sencillo. Me di cuenta de que la música electrónica era la más interesante para mí, y lo sigue siendo.” Dejó las bandas cuando se dio cuenta de que prefería trabajar solo que estar envuelto en toda la parafernalia de un grupo de rock. “A veces uno sólo quiere estar solo (risas), si estás en una banda, no tienes dónde esconderte. Hace diez años que yo hago todo, no viajo con mánager ni con otras personas. Iré solo a México.” Hace diez años logró realizar el sueño de cualquiera que aspira a ser músico: dejar de tener un trabajo “normal” para dedicarse de lleno al arte. “Si no fuera músico, tal vez sería chef o jardinero (risas), definitivamente, algo que tuviera que ver con la creación.” A pesar de su renombre, Lindstrøm no se siente una estrella: “Veo mi carrera como un viaje tranquilo más que como uno lleno de puntos álgidos. Quizá un momento importante fue después de mi segundo álbum, Where You Go I Go Too, pero más bien todo ha sido estable”.

Las vueltas del destino Uno de los elegidos internacionales, e indiscutible cabeza del cartel, es Hans-Peter Lindstrøm, productor noruego —dueño de su propia disquera, Feedelity— con una gran trayectoria en la música electrónica. Sus dos primeros álbumes en solitario (It’s a Feedelity Affair de 2006 y Where You Go I Go Too del 2008), además del Real Life Is No Cool del 2010 con Guía para componer música electrónica la cantante Christabelle, fueron galardonados con el Spellemannsprisen, La composición de una obra electrónica puede ser como cualquier algo así como el Grammy noruego. Su trabajo ha tenido bastante éxito otra: hay que encontrar acordes o melodías, incorporar alguna parte


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vocal en caso de ser necesario, decidir la estructura, etc. Así es como trabaja Lindstrøm, aunque asegura que no tiene un método muy rígido, pues cree que las cosas más interesantes surgen cuando no se tiene un plan. Está en un punto de su carrera en el que no tiene que preocuparse por los tiempos. Confiesa que es de esos músicos que pueden obsesionarse por meses con una sola pieza. “No sé cuándo algo está completamente listo, siempre estoy pensando ‘quizá puedo intentar esto en vez de esto’, entonces termino con cinco versiones diferentes de un solo track. ¡Hay tantas posibilidades! Sé que mi manera de trabajar no es la más eficiente (risas), pero el proceso es lo que tiene sentido para mí; me interesa más sentarme en el estudio a intentar e intentar, que cuando una pieza está terminada, ya no es tan interesante (risas).” Dada su formación de pianista, los teclados aún son su instrumento principal. Los sintetizadores son una marca muy personal de su música: “Además de teclados, utilizo una laptop para juntar todo y otros instrumentos como guitarras, bajo y kit de batería”.

Lindstrøm y la otredad Hans-Peter prefiere trabajar solo, sin embargo, ha hecho varias colaboraciones exitosas, por ejemplo, con Christabelle, con Todd Terje (productor noruego) o Say Lou Lou; además, tiene un proyecto continuo con el productor Prins Thomas. “Cuando trabajo con alguien más, por lo general, ellos se encargan de terminar los tracks, porque yo no soy bueno en eso, así es más eficiente el trabajo.” El proyecto con Prins Thomas tiene tres álbumes de estudio, varios sencillos y EPs. También ha hecho algunos remixes para LCD Soundsystem, Roxy Music, Panda Bear y Lana Del Rey, pero confiesa estar más interesado en dedicarse a su propia música. Actualmente, está trabajando en un álbum en colaboración con un amigo de Oslo (Emil Nikolaisen) y el legendario artista y productor norteamericano Todd Rundgren: “Es un disco interesante, es como una especie de viaje cósmico psicodélico, estoy muy orgulloso del resultado”. Más vale que lo estuviera, pues ha pasado los últimos tres años trabajando en él; a principios de mayo, finalmente, saldrá al aire. En vivo “En mis presentaciones sólo soy yo en el escenario. No hago nada espectacular, me concentro en la música. Con un poco de suerte eso es suficiente para que la gente disfrute.” No le interesa mucho la parte visual de los shows, se lo deja a quien sabe: “Entiendo por qué es importante que un show en vivo sea atractivo, pero creo que la música no mejora con visuales; si no es buena...”. Suele tocar una mezcla de cosas nuevas y viejas, también de música que no ha lanzado aún para probarla frente al público. Como todo músico, para poder vivir de lo que hace, tiene que hacer un balance entre su trabajo en el estudio y las presentaciones en vivo. No suele aceptar muchas presentaciones en lugares lejanos (como México). De hecho, había sido invitado anteriormente a tocar en el país, pero declinó varias veces las ofertas para tocar en lugares a donde no implicara viajar 20 horas. “Necesito tiempo entre los viajes para vivir la vida como una persona normal (risas). Quiero pasar el mayor tiempo posible en casa con mis hijos y en el estudio. Hace dos meses estuve en Hawái, fue hermoso, el mejor lugar en el que he estado, pero toma demasiado tiempo llegar ahí y es muy cansado. Como sea, estoy muy emocionado de tocar en México, nunca he estado ahí. Me encanta la comida mexicana y la comida es una de las cosas más importantes para mí cuando viajo”, ríe. Finalmente, responde a la pregunta de ¿cómo describiría su música a alguien que no la conoce?: “No sé, ¿un viaje cósmico? He hecho música muy distinta, es difícil describirla, pero creo que cósmico sería la palabra correcta”.

daria. La primera fue con mi primo, en quinto de primaria, hacíamos covers. Después, fui a una fiesta de música electrónica y me enamoré de lo que escuché, me dedico a eso desde el 96. Estudié Composición en el CIEM y también Ingeniería en Audio.

¿Cómo va a ser la presentación de Métrika en TNDMx?

Va a ser con una banda en vivo, tiene que ver con el EP que acabo de lanzar que es como down tempo y orgánico, y no tanto para la pista de baile. Junté a una banda de ocho músicos y yo canto. Es distinto a lo que normalmente es Métrika, era necesaria una renovación. Tiene influencia de ambient y pop, y también algo de blues y jazz.

¿Qué te parece el cartel del festival?

Está increíble, ya hacía falta que Lindstrøm viniera a México, Jessy Lanza me gusta mucho. Me gusta el apoyo que se le da a los mexicanos. Tuve el gusto de producir el disco de The Last Faders, otra banda que se presentará, me encanta su proyecto. Además, será la segunda vez que toque con la banda completa.

Describe en tres palabras lo que se va a escuchar en TNDMx.

Atmosférico, orgánico y profundo. Jessy Lanza

►Jessy Lanza◄ Nació y vive en Hamilton, Canadá. Estudió un tiempo piano clásico y jazz. En el 2013 fue considerada como una de las artistas del año por su álbum debut Pull My Hair Back, una mezcla de electrónica y R&B, con la disquera Hyperdub. ¿Cómo fue que decidiste hacer un álbum de R&B después de haber estudiado música clásica?

Algo que nunca me gustó de la escuela, y la razón por la cual la dejé, era la poca creatividad que podía tener, así que me junté con Jeremy Greenspan [del grupo electrónico Junior Boys] y empezamos a trabajar en el disco juntos.

¿Te dedicas por completo a la música?, ¿qué haces ahora?

Desde el año pasado sí, empecé a salir de gira y ya no trabajo. Antes daba clases de piano a niños, enseñaba inglés, fui mesera un tiempo, tuve varios trabajos antes de este proyecto. Ahora estoy haciendo un nuevo álbum, creo que saldrá en otoño.

¿De qué se trata tu álbum Pull My Hair Back?

No sé si se trata de algo en específico, cuando escribo puedo hacerlo desde una sensación, o hasta cuando alguien en una película dice una línea que me agrada. Creo que lo que lo liga como álbum no es una temática en sí, sino cómo suena.

¿Tienes una canción favorita?

Creo que es “Strange Emotion”, es a la que me siento más cercana y de la que estoy muy orgullosa.

¿Cómo es tu show en vivo, a qué suena?

Sólo somos mi amiga Tori en los tambores eléctricos y yo en los sintetizadores, algo como una banda. Es una mezcla de un montón de cosas que me gustan. No es necesariamente R&B o electrónica o disco, es una mezcla.

►Métrika◄ El proyecto del productor Diego Cevallos acaba de estrenar EP el mes pasado. Música electrónica cercana al jazz y al formato de canción. Métrika está firmado con la disquera Crosstown Rebels, de Londres, que se precia de incluir en su elenco únicamente a lo mejor de la música electrónica mundial. ¿Cómo empezaste a hacer música?

Empecé tocando en bandas de rock en la primaria y secun-

►Soul of Hex◄ Sébastien Vorhaus y Fabrizio son dos chavos de Tijuana que empezaron a estar en el reflector de la música electrónica desde que el legendario productor de house Larry Heard hiciera un remix de su sencillo “Lip Reading”. Tocaron en la primera edición de Boiler Room México y han lanzado su música en Faces Records y Quintessentials. En realidad, los dos se llaman Gerardo y tienen su propio sello internacional de música electrónica, Vicario. Cuéntenme un poco de ustedes.

Fabrizio: Soy Gerardo Tepetitlán, de San Diego, California, y tengo 26 años. Tengo un proyecto con Gerardo y uno propio. Trabajo en el otro lado en una compañía de construcción. Sébastien: Tengo 22 años. Me acabo de graduar en Comunicación y trabajo en una empresa de publicidad.

¿Cómo empezó Soul of Hex?

S: Somos DJs desde hace como ocho años. Yo empecé a entrar a fiestas ilegalmente y a tocar. Nos conocimos cuando había una movida muy fuerte acá en Tijuana de french house. Nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común musicalmente y el proyecto nació de una buena amistad.

¿Cuáles son sus planes a futuro?

S: En algún momento queremos vivir de la música, ahora hacemos otras cosas para solventarnos económicamente, pero esperamos que sea posible. Nos queremos ir a vivir a Berlín el próximo año para ser parte de la escena de allá. En Europa es donde tenemos más seguidores.

¿Cómo describirían su música?

S: House y jazz con elementos análogos de música electrónica.

¿Qué significa Soul of Hex?

S: Tiene que ver con la sinestesia, que es la capacidad de ver la música en colores. El soul es un tipo de música que nos encanta, y Hex viene del código decimal de los colores en digital.

Otros artistas que se presentarán: ► Iñigo Vontier: integrante de Salón Acapulco. ► Dorian Concept: compositor, productor y tecladista austriaco. ► The Last Faders: trío de electrónica y funk del DF, están por estrenar su EP debut.


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Los oficinistas que un día se volvieron wookies Por Humberto Morales Cruz

André VII es milusos: es encargado del Departamento de Música de Grupo Sicario, fundador del sello discográfico Electrique Music, locutor de radio en Reactor, DJ y uno de los miembros del conjunto de tecno, Hi-NRG y disco conocido como The Wookies. Nos contó sobre el segundo disco de su banda. Llevaba una máscara peluda en la mano.

P

odría parecer que The Wookies siguió una especie de atajo para llegar al lugar que ahora ocupan, justo porque sus dos integrantes ­—André VII, nombre real: André Fernández y Calacas, aka Hugo Díaz Barreiro— están bien ubicados en la industria musical a través del influjo de la productora donde ambos trabajan: Sicario. Andrés asegura, sin embargo, que siempre han tratado de que eso no sea un factor determinante. “Sí, estar tocando al principio en algunos eventos y en algunas fiestas de Sicario, hizo que la gente nos conociera, pero realmente el reconocimiento se dio a través de nuestra música.”

Darkoteca es el nombre del nuevo material de The Wookies (nombre inspirado en la raza de Chewbacca, el de Star Wars). El dúo presentó, hace poco, el video de “Daydream”, su primer sencillo; en él se puede apreciar el sentido del humor de la banda, sobre todo, en las escenas en las que, enmascarados y montados sobre motocicletas y jeeps, aparentan ser una boy band de los noventa: “The Wookies es un proyecto que desde que ves a cuatro güeyes ahí con máscara en un escenario, no te pueden generar más que una sonrisa porque no tenemos ninguna pretensión de jugar el papel de protagonistas”, dice André. Sin duda, el uso de máscaras es sintomático: igual que Peter Parker o Bruno Díaz, André y Calacas han encontrado en esos segundos rostros de goma y pelo sintético una identidad secreta que les permite disociarse de sus personalidades de oficina y salas de juntas en las que pasan el tiempo laboral de la semana. Hace tres años y medio, la salida del EP Discotecno se convirtió en un referente de la música electrónica en nuestro país. Después de un tiempo girando por algunos de los escenarios más importantes de la música —como el festival Glastonbury— The Wookies

estuvieron listos para sacar su primer álbum de larga duración. Darkoteca es, por decirlo de alguna manera, un disco de rebote: es la recopilación de todas las experiencias que la banda vivió durante la extensa gira que generó el éxito de sus primeras grabaciones. “Para nosotros la darkoteca es donde se toca el discotecno —dice André—. En la gira tocamos en varios países de Europa, Tokio y Nueva York; es una representación de todas estas fiestas. Es una discoteca gigante, multifacética, donde se toca música electrónica las 24 horas del día. En este nuevo proyecto pudimos meter más vocales e integramos más instrumentos tocados por nosotros, como los sintetizadores, las guitarras y la batería. Hace tres años no éramos muy buenos tocando esos instrumentos, pero gracias a la gira y a los ensayos cada vez lo hacemos mejor.” Hay una cuestión que parece incompatible con el estilo de vida de los conciertos y las giras: los empleos que mantienen y que demandan atención y tiempo. “Calacas y yo estamos a full siempre con el tema de Sicario y con los clubes, como Rhodesia, Mono y SALA que tenemos la fortuna de llevar. Es complicado trabajar, luego irte a tu estudio a tratar de hacer música, tocar

los fines y regresar el lunes a la oficina todavía mareado de los vuelos y de la fiesta.” Esta doble vida es la razón de que Darkoteca haya tardado tanto en estar listo: “Fueron tres años. En ese tiempo hicimos varias rolas, pero terminábamos publicándolas una por una sin lograr cohesionar algo. Ahorita sí ya está todo del otro lado: estamos a nada de mandar a mezcla y master. Yo me hice personalmente cargo de toda la producción del disco, que ha sido muy cansada, pero valió la pena”. Después del éxito de su EP Discotecno, hay altas expectativas. André asegura que el secreto está en presentar cosas nuevas, pero sin olvidar lo que ya han venido haciendo. El disco es bastante ecléctico y tiene canciones distintas entre sí. “El sonido va madurando y las tendencias externas van cambiando, pero nosotros tenemos que hacer lo que nos gusta. Nunca, por ejemplo, nos dejamos seducir por el EDM (Electronic Dance Music); aunque ése hubiera sido el camino más fácil, no nos gusta.” Tanto André como Calacas son melómanos empedernidos; es casi una necesidad laboral, pero tienen una especial pasión por la música electrónica. Le es fácil hablar de cuáles son los músicos que son referenciales para el disco que están a punto de lanzar: “Kraftwerk, Afrika Bambaataa, Dr. Dre, Larry Levan, Juan Atkins, Justice y muchos más. Creemos que un DJ set de una sola línea es muy respetable, pero a nosotros nos gusta brincar de un género a otro y combinarlos”. Este disco es el resultado del crisol personal de estos dos DJs, pero además hay variables extras que merecen ser nombradas, como las colaboraciones que se incluyen: “Invitamos a Silverio, Gil Cerezo, Milkman y a Roberto Ruíz, quien tiene un proyecto que se llama Rawk. Todos son nuestros amigos. Nos fuimos a Francia con Silverio y después de varios shows compartidos nos dimos cuenta de que las naturalezas de los dos proyectos pueden convivir y que los resultados son un bombazo. Gil siempre ha sido uno de nuestros mejores amigos y siempre habíamos tenido la inquietud de hacer juntos una rola. Creemos que Milkman es uno de los artistas que más va a crecer este año y tuvimos mucho interés por juntarnos con él. Las colaboraciones han sido muy naturales, son simplemente el resultado de convivir con estas personas, de respetarnos y admirarnos mutuamente como músicos, productores, DJs”. Sobre el futuro de la banda, André afirma que el proyecto en sí es una broma que han llevado demasiado lejos y les ha traído múltiples satisfacciones. “Mientras sigamos teniendo tiempo para hacerlo, para cuidarlo y procurarlo habrá Wookies. Ahora mismo estamos muy emocionados por ver qué es lo que sucede con el disco, si con un EP pasaron muchas cosas esperamos que con este LP sigan pasando. Está chido y seguirá hasta donde dé.”


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Nuevos discos, nuevas drogas El sonido anterior Por Emilio Rivaud Lo que llamaban rock and roll

E

n 1985, una banda que se quisiera exitosa tenía que estar en MTV. “Escriban un hit y dejen que uno de nuestros directores dirija el video”, fue la condición que pusieron los directivos de la televisora. Mark Knopfler, guitarrista y líder de Dire Straits, escribió ese hit basándose en la conversación entre dos empleados que están hartos de romperse el lomo cargando hornos de microondas y refrigeradores mientras un sujeto de arete y maquillaje tiene un jet propio porque toca la guitarra en MTV. En un giro irónico, este lamento del hombre común frente a las estrellas emergentes de la música televisada fue transformado en un video innovador (uno de los primeros en usar animación por computadora) que terminó dándole la razón a quienes pensaban que el futuro de la música pasaba por las pantallas. Dire Straits había comenzado su carrera unos seis años antes. Su primer éxito, “Sultans of Swing”, trataba de una banda tocando en un club de mala muerte. A los Sultans “no les importan un carajo las bandas que tocan trompetas”, porque “eso no es lo que se llama rock and roll”. Dire Straits había sido fiel a esa especie de manifiesto. Hasta 1985 lanzaron cuatro discos de rock de espacios amplios, largos solos de guitarra, estructuras ambiciosas y letras que se alejaban de los tópicos del rock, o al menos los retomaban con refinamiento. Llenaban estadios en Europa, Asia, Oceanía, pero aún no en Estados Unidos. Brothers in Arms (1985) les permitió solucionar eso. En parte, sí, gracias a “Money for Nothing”, que es un hit con todas las de ley: una introducción larga de batería y sintetizadores crea una tensión que se libera con las primeras notas del riff pegajoso y potente, cuyo sonido buscaba emular a ZZ Top. Agreguemos la letra (todo el asunto de los vendedores de electrodomésticos, que hoy haría buenos hashtags) y los falsetes de Sting. Pero Brothers in Arms está lleno de perlas. Abre con “So Far Away” y su guitarra de acentos country que apenas despega del suelo polvoriento donde

Knopfler canta que está harto de explicar que ella está lejos de él. “Walk of Life” es rara en la discografía de Dire Straits porque el instrumento principal es un órgano como de estadio de beisbol. Es la canción más rápida y alegre del disco, y tiene un video, conformado por bloopers deportivos, que es de los peores que se han hecho. Estos tres son los hits del disco. “The Man’s Too Strong”, donde la guitarra juega al western, es una pieza seria, que suena a que dice cosas profundas, como lo es también “Brothers in Arms”, que habla de soldados en la guerra de las Malvinas. El saxofón de “Your Latest Trick” crea una atmósfera de cigarros y medias luces en la que se cuentan estafas y desengaños. “Why Worry” es una balada agridulce. En esta segunda sección del disco, los temas y las formas son característicos de Dire Straits, pero en su versión más limpia. La portada del disco, una guitarra de acero flotando entre nubes, expresa bien la idea: un rock que incluso cuando es oscuro se siente etéreo. Brothers in Arms ocupó las primeras posiciones en las listas de popularidad de aquel año. Ganó un par de Grammys y ha vendido más de 30 millones de copias, según cifras recientes. Fue uno de los primeros discos grabados digitalmente y redefinió, en términos técnicos, lo que era una producción impecable. Fue tan exitoso que, dicen los biógrafos, condenó a Dire Straits a la desaparición por agotamiento. Luego de dos años de giras, tardaron seis años en repetir la experiencia de grabar. On Every Street (1992) fue su muy respetable despedida. Los años 80 ya han sido revisitados. El post punk renació; el synth pop también. Incluso Abba goza de cierto prestigio. Pero Dire Straits no, y es en parte su culpa. Basta ver alguno de sus conciertos en YouTube para darse cuenta de que no ofrecen ninguna orientación en materia de vestimenta o actitud: son desenfadadamente planos. Su música, por otro lado, es barroca y escasa en ritmos bailables. Ofrece placer aural, pero no hace mover un pie. Como a los Sultans, a Dire Straits lo que no es rockanrolero les parece indigno. Si hubieran seguido tocando, llenarían estadios. Lo hace Bruce Springsteen. Pero los gustos musicales se han movido hacia otro lado. Hoy Dire Straits sólo llena huecos en la programación de Universal Stereo y la hora feliz en un bar de ciudad mediana. Aun así, Brothers in Arms, que cumplirá 30 años en mayo, es un disco estupendo que vale la pena escuchar. A escondidas, si es preciso.

Por Carlos Velázquez EL LÁTIGO MÁGICO

T

odavía no pare la perra y ya quieren regalar a los perritos. Es la sensación que me produce que no sea 27 de abril, fecha de comercialización, y ya se salude a The Magic Whip como el mejor disco de Blur. Los fans siempre somos víctimas de nuestra propia exageración, pero en la actualideath los críticos adolecen del mismo mal. Lo que sí resulta innegable es que el nuevo disco suena poderoso. Además, cuenta con una ventaja inobjetable. Desafía y no las leyes del mercado. Las desafía porque llega cuando su aparición era apenas una remota posibilidad. Y no porque pese a los 12 años de silencio la fiel legión de fans va a, por fin, satisfacer esa hambre perenne. Se rompió la dieta. La maldición. Por lo que quizá se convierta en el disco más vendido en la historia de la banda. Quien haya visto No Distance Left to Run sabrá que Blur estuvo a punto de desaparecer en varias ocasiones. Pero que no haya desaparecido es de una elegancia inobjetable. Pocas bandas cuentan con esa sobriedad para pilotear la nave en la tormenta. Radiohead, por ejemplo. Por lo tanto, se trata de un regreso no-regreso. Y los regresos hoy en día no son un asunto fácil. Afortunados pocos, You Are the Quarry, de Morrissey, y The Next Day, de Bowie. Pero por debajo se quedaron las reapariciones de Pink Floyd y The Stooges. Y es que crear expectativa es un arte. Es cierto, las disqueras ya no juegan un rol importante. Pero el mercado permanece. E irte dos sexenios es prácticamente el suicidio. Atemperado por las apariciones de Blur a lo ancho del orbe. Pero cuánto más podían resistir con el mismo repertorio de siempre. Las comparaciones siempre van a existir. Y contraponer el nuevo álbum con el pasado no sólo se antoja innecesario sino indispensable. De entrada, “There Are Too Many of Us” se convertirá en uno de los himnos por excelencia de la banda. Y “Go Out” es puro y duro Blur, con esa festividad de “Boys & Girls”. Podemos hablar ahora sin delays de que sí existe un sonido Blur. Y no es que antes no estuviera presente. Pero con esta pieza se confirma más que estamos ante una banda que no ha olvidado cómo producir un hit. Un hit no que sea novedad discográfica, que sea un hit atemporal. Y eso no es sencillo en lo absoluto. Que Blur suene a Blur cuando quiere no es autoplagio, es un conocimiento de sí mismo que, por ejemplo, no existe en 13. Y qué decir del lado b, el lado no bailable, en el que “Though I Was a Spaceman” se desenvuelve. Qué grado de complejidad ha alcanzado esta banda. Se rumoraba que el álbum se titularía Hong Kong, por el hecho de que una parte se grabó ahí. A mí el látigo en el nombre del disco, que más parece un eslogan, me remite al Látigo negro. Un héroe enmascarado del cine mexicano de los cincuenta. Que se desempeñaba a caballo. El látigo también hace una referencia al látigo del prólogo de Música de camaleones, de Truman Capote. Que es una metáfora del talento, el cual sólo sirve para autoflagelarse, según Capote. Pero en Blur hace referencia a que apenas se escuchó el chasquido la magia se puso en marcha y estas cuatro bestias se pusieron a trabajar. Cuando se anunció un nuevo disco de Blur se ironizó con que la realidad estaba de vuelta en los noventa. Es como decir que nunca hemos superado los setenta cada vez que los Rolling Stones emprenden una gira. Si existe una banda que añorábamos era Blur. Y otras tantas. Pero que no cuentan con la entereza para seguir adelante como Blur. Ante la pregunta de si era necesario un nuevo disco de Blur, desde este palco afirmo que sí. Que era indefectible.


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RO M

S •L

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ECORD

Los 10 vinilos más vendidos de ABRIL en La Roma Records:

Hendrix 1 Jimi Purple Haze B/­W Cash 2 Johnny Koncert V Praze 3 Metallica No Life Til Leat­her [Casete] Dylan 4 Bob Nig­ht We Called It a Day Cure 5 The Standing on a Beach 6 Birdman (Soundtrack) Blenders 7 Los Chavos bien Music 8 Electrique #80 Bowie 9 David Nothing Has Changed Roots of Chicha 10 The Psychedelic Cumbias

from Peru

Álvaro Obregón 200 Bis 1, Roma T. 52642140

La vara

Reseñas Por RULO Alabama Shakes Sound & Color Arts & Crafts México, 2015 No sería difícil dedicar los dos mil caracteres de esta reseña a hablar de la música y los artistas que de manera evidente (descarada, dirían otros) ha recalentado este conjunto de Alabama —apenas formado en el 2009— para conseguir sorprendente fama y fortuna. Y sí, a bote pronto se les puede acusar de tener poquísima originalidad, pero la verdad es que lentamente van encontrando su propia voz, lo que sumado a su incuestionable solvencia, empieza a convertir a los Alabama Shakes en un conjunto interesante. La prueba es este disco, el segundo de su carrera. Cuando se habla de esta banda debe ser obligado mencionar, antes que cualquier otra cosa, a su cantante y guitarrista Brittany Howard, poseedora de una voz potente, a veces desgarrada, a veces conmovedora. Howard es capaz de guiar el barco por buen camino tanto en las más delicadas baladas como en las canciones que parecen salir directo de la cochera. Su voz suele compararse con la de Janis Joplin, aunque ella prefiere decir que se parece a la del primer delantero de AC/DC, el mítico Bon Scott. O a Nina Simone. O a Robert Plant. Sin ella quizá estaríamos hablando de un grupo del montón. En Sound & Color, como su nombre pareciera anticiparlo, el grupo añade a su fórmula nuevos sonidos y colores al mismo tiempo que se aleja de reproducir fielmente sonidos del pasado —en particular el soul sureño— en aras de alcanzar a dar un salto musical, de conseguir un estilo propio. No vayan a creer que la mirada ya no está puesta en el retrovisor, para nada, una gran parte de sus canciones ahí están cimentadas. Lo interesante es que han conseguido salir de los clichés que abundaban en su debut sin transformar drásticamente su sonido o negar deliberadamente sus influencias. Son lo que son, pero ahora mejor que nunca, con rango ampliado. Este reseñista destaca un par de canciones: el rabioso punk de garage de “The Greatest” y la pacheca languidez de “Gemini”, que sin ser las mejores del disco, ilustran con puntualidad de lo que aquí se está hablando.

The Strokes… ¿Será? Después de dos años de silencio, The Strokes están grabando un nuevo disco. En entrevista con Rolling Stone, Julian Casablancas habló de la nueva etapa de la banda y de cómo están listos para trabajar juntos de nuevo. A pesar de que le gustaría mantener su proyecto como solista, parece que en esta temporada The Strokes será la prioridad.

Oasis: pacto de caballeros Según algunos tabloides ingleses, los hermanos Noel y Liam Gallagher han llegado a un acuerdo para que la reunión de Oasis ocurra el año que entra. No hay ninguna comunicación oficial. La única pista es una foto que subió Liam a Twitter de un pase para visitar en camerino a su hermano en uno de sus conciertos.

Built to Spill Untethered Moon Warner Bros. Records, 2015 De manera inesperada, este veterano conjunto termina un silencio discográfico de casi seis años. Para los no iniciados: estamos ante una de las eternas promesas —comerciales— de los noventa, uno de esos grupos que acabaron fichados en una disquera transnacional tras la revolución del Nevermind. Pero ese destino que algunos le auguraban no se cumplió, los trofeos de oro y platino nunca llegaron, a pesar de su solida discografía. Lo que ofrece Built to Spill en este 2015 es un disco de buena factura, de melodías bonitas pero extrañas, buenos riffs, de repente densas texturas creadas con la guitarra eléctrica. La única constante en la carrera del grupo ha sido la presencia de Doug Martsch, cantante y líder, un tipo que domina el oficio de cantautor y que en esta ocasión no decepciona. Los fans de siempre estarán complacidos. Y quien esté buscando el eslabón perdido entre Neil Young y Pavement, también.

Action Bronson Mr. Wonderful Atlantic Recording Corporation, 2015 Bronson, un gigante de barba rojiza, que en sus ratos libres hace cápsulas de gastronomía para Vice —antes de su carrera musical se ganaba la vida como chef—, acaba de entregarnos uno de los discos más interesantes del año. Nominalmente, se encuentra dentro del mundo del hip hop. No tiene problema en reconocer al Wu-Tang Clan como su principal influencia y es capaz de rimar con notable soltura. Pero este larga duración tiene algunas piezas que ni con calzador se pueden meter dentro de este género, sino directamente en el funk y el soul. Y es ahí cuando se pone interesante. En buena medida se lo debe a uno sus productores, Mark Ronson, que como bien sabemos, puede hacer magia detrás de la consola tanto produciendo rap como otros géneros. El combo es ganador. Hagan favor de revisar dos temas en particular: “City Boy Blues” —que pisa los terrenos de la sicodelia— y “Baby Blue”, con Chance The Rapper.

Crystal Castles: ya no es lo mismo Parecía que Crystal Castles había dejado de existir cuando, en octubre del año pasado, Alice Glass —la vocalista— anunció que no iba a continuar con el proyecto; sin embargo, el 16 de abril apareció un nuevo tema de la banda, “Frail” y no está interpretada por Glass. El futuro de Crystal Castles no está claro, pero parece que no hay intención de dejarlo morir.

Kirk Hammett y su teléfono musical Malas noticias para los entusiastas de Metallica: su guitarrista ha perdido un teléfono celular en el que almacenaba 250 ideas que pudieron haberse convertido en canciones. En cuanto al nuevo disco de Metallica, ha dicho que en este momento apenas se encuentra a un 25 por ciento.

Jack White: ¿Vacaciones permanentes? El músico ha anunciado que tras ofrecer un puñado de conciertos acústicos en regiones de Norteamérica en las que nunca se ha presentado, se retirará de los escenarios por un largo tiempo. ¿Cuánto durará el receso? Nadie lo sabe.


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Black Veil Brides Pepsi Center WTC 19 de abril de 2015

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ARRIBA

Por Toni François www.tono.tv


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C cine

Dos disparos de Martín Rejtman

El escritor, guionista y director de cine argentino Martín Rejtman trae nueva película: Dos disparos, un filme que encaja en el género de la comedia dramática, pero que al mismo tiempo se desmarca de las etiquetas al tratarse de una película bastante peculiar, en la que el cineasta toma riesgos y adopta una libertad narrativa inusual si la comparamos con el resto de su filmografía.

Por Verónica Ortiz Cisneros

Martín

Rejtman, director de filmes como Rapado (1991), Silvia Prieto (1998) y Los guantes mágicos (2003), visitó la Ciudad de México invitado por la distribuidora de cine Interior13, misma que adquirió los derechos de exhibición en nuestro país de su más reciente película, Dos disparos. En ella Rejtman cuenta la historia de Mariano, un joven de 16 años que, al regresar una madrugada a su casa, encuentra un revólver y se pega dos tiros. Pero sobrevive. El estreno en México está programado para la primera quincena de mayo y el cineasta bonaerense concedió esta entrevista exclusiva a Frente. ¿Qué te inspiró a hacer Dos disparos?

Uno tiene que escribir un guion de una película porque es a lo que uno se dedica. Hay que buscar las ideas. Para mí el proceso de escribir es estar atento a situaciones que vea o viva, o a cosas que me cuenten. La primera situación de la que surge la película es la de este adolescente que encuentra un revólver y se pega dos disparos. Un día me señalaron a una persona y me dijeron: “Ese chico se pegó dos tiros y sobrevivió”. Pensé que eso podría servirme como punto de partida. Al mismo tiempo quería hacer una cinta sin humor, a diferencia de las anteriores. Por algún motivo sentía que no se me tomaba en serio y quise hacer una película seca, áspera, más seria. Así construyo las narraciones, nunca parto de una historia previa que tengo en la cabeza, sino que todas las situaciones previas se van entrelazando con la esperanza de que aparezca una historia.

¿Y así fue Dos disparos?

Claro, así fue. En ese sentido, comparada con mis películas anteriores, en ésta hay más que una historia. Están enmarcadas por la familia de Mariano, en la situación inicial de la cinta y luego, en el final, cuando ya nos habíamos alejado completamente de esa situación, regresamos a ella. Con la situación inicial de vuelta queda enmarcado el resto de la película y cerrada la historia.

Llama la atención cómo construyes la narrativa. ¿Cómo se diferencia de tus películas anteriores?

Es distinto porque hay más personajes. Por lo general, en otras de mis películas hay un personaje central y alrededor de ése aparecen otros personajes satélite y otras historias, siempre centrados en las peripecias del principal. Quise romper con algo que pasaba en las anteriores. Existía una progresión de edad a través de ellas. En Rapado, mi primera película, son posadolescentes; en Silvia Prieto están al final de los veinte; en Los guantes mágicos llegamos a los cuarenta. Y dije: “Bueno, no puedo seguir así, voy a tener que hacer una película en un geriátrico, no tiene mucho sentido”. Fue así que decidí mezclar un poco las edades y eso provocó que hubiera un núcleo central en la familia y las historias giran alrededor de ellos.

Sabemos de tu gusto por la literatura, eres escritor, pero ¿qué pasa con la música? Tu película también tiene un ritmo y una estructura que la provee de cierta musicalidad.

La musicalidad quizá viene de lo rítmica que es la película, de las elipsis y los contrapuntos. También pienso en los diálogos, no sé si musicalmente, pero sí con un sentido muy específico. Una frase dicha de una manera u otra afecta el sentido. Una réplica dicha un momento después transforma el sentido. Si una persona se queda pensando frente a lo que le preguntan es una cosa y si contesta inmediatamente es otra. Finalmente, eso aparece como musical, pero para mí tiene que ver con el sentido.

Tu dirección de actores es muy característica, ¿cómo es tu relación con ellos?

Con los que ya trabajé la relación es muy buena. Hay algo que saben los que trabajan conmigo y es que soy muy preciso y quiero algo muy específico de ellos. Eso es un punto que a veces juega a favor y a veces en contra. La precisión del texto tiene que ser perfecta, no pueden equivocarse en una palabra. A veces son textos largos y saber que lo deben decir tal y como está en el guion genera un tipo de presión que hay que tratar de alivianar. Creo que la pasamos bien,


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salvo en esos momentos donde alguien no se acuerda de algo y hay que repetir y repetir. Hay actores con los que he trabajado muchas veces, en Dos disparos es el caso de Susana Pampín y Fabián Arenillas, y la manera en la que actúan me funciona bien. Lo deseable es encontrar actores que naturalmente puedan incorporarse al universo que uno quiera contar. Por ejemplo, Mariano no había actuado antes, fue interesantísimo para mí. En los ensayos podía decir los textos, sin embargo, estaba muy duro corporalmente y de a poco fue soltándose y, al final, cuando tuvimos que grabar la voz en off, no tuve que hacerle ninguna indicación, dijo todo como lo había pensado. Es un trabajo de ir conociendo un mundo determinado y la manera en que ese mundo funciona, incorporarlo y adoptarlo, a veces lleva un poco de tiempo. Estoy contento con el resultado.

¿Cómo construyes a tus personajes y qué te mueve de ellos?

Son muy vulnerables y a la vez están muy seguros. Nadie los mira y no piensan en las consecuencias de lo que hacen. Y “¿qué me mueve?”. Pues esa vulnerabilidad y cierta inocencia, esa falta de conciencia de sí mismos se traduce en inocencia y en disponibilidad. Son personajes que están disponibles a todo lo que les va a suceder. Como en el viaje a la costa de Susana y Margarita, cuando se une Liliana en una situación medio insoportable. Lo que para muchos puede ser resignación, para mí es disponibilidad. Eso me gusta de los personajes. A veces los construyo pensando en actores específicos. El caso de Susana es así. Al mismo tiempo, el personaje es el resultado de un montón de cosas: el significado de sus acciones, sus impulsos, su psicología y del actor que lo va a hacer. Es fundamental que el actor tenga dentro de sí a ese personaje y uno tiene que encontrar qué parte del actor lo contiene.

Si no lo conoces, ¿cómo sabes si ese actor puede darte lo que buscas?

En el casting. Ves a un actor, si físicamente es más o menos como imaginaste, si puede actuar también como lo imaginaste y si va a estar dispuesto a ser parte de la película y no a querer componer un personaje que sobresalga. Eso parece preocupar a algunos actores: construir un personaje que se luzca y no a formar parte de un ensamble. Para mí es importante que formen parte de un conjunto, una armonía y a un mundo determinado con ciertos parámetros que es la película. A algunos actores no les interesa eso, les interesa trabajar mucho su personaje, con una preparación psicológica enorme, y a mí eso no me interesa.

Ya hablaste del humor y de cómo no te proponías hacer una comedia, sin embargo, hay humor y es demoledor,

Y bueno, el humor a veces es así. Uno juega con tonterías o con cosas extremas. Aquí juego con las últimas y no pude evitar que el humor apareciera.

Tal vez al proponerte lo contrario, el efecto es que los momentos donde surge tienen mucha potencia.

Lo que es claro es que al dejar el punto de partida intacto —que es muy dramático—, el humor no es frívolo, sino que está teñido o contaminado por esa situación inicial. Así que uno se ríe, pero lo piensa dos veces.

La concepción de la edición.

El proceso de la edición fue bastante largo. Saqué escenas y otras las cambié de lugar. Tuve más libertad y creo que justo se debe a que son varias historias. Gracias a ello, me permití jugar un poco más sin que se perdiera el sentido. Recuerdo que platiqué con el editor: “Es viernes, seis de la tarde, es la última versión, pero si siguiéramos trabajando seguramente tendríamos otra, vamos a parar”. Es así, a veces hay que tomar la decisión. Ya está. Esta sensación de flexibilidad es algo nuevo para mí.

estrenos MORTDECAI Dir. David Koepp. Con: Johnny Depp, Ewan McGregor, Gwyneth Paltrow, Olivia Munn. Favorita para llevarse el premio a la peor película del año, Mortdecai es un intento muy mal logrado de parodia de las películas clásicas de grandes atracos, con diálogos absurdos y repletos de chascarrillos bobos y chistes insufribles. La historia: Charlie Mortdecai (Johnny Depp) es un excéntrico comerciante de arte que recorre el mundo en busca de una codiciada pintura que podría contener el código de una olvidada cuenta bancaria de los nazis.

¿Qué representa para ti Dos disparos a estas alturas?

Creo que soy tan poco autoconsciente como mis personajes. No he reflexionado sobre esto. Si no fuera por la entrevista no me lo preguntaría. Igual sirve, no soy antintelectual, pero me resulta difícil esta situación de perspectiva. Por un lado representa cómo empecé haciendo películas mudas prácticamente y cómo, ahora, además del diálogo, he ido incorporando y sumando distintos elementos. Y ahora veo que una película es la base de la siguiente, pone los cimientos de la que viene.

Tu quehacer convive con el de Matías Piñeiro y Santiago Loza. ¿Cómo crees que las películas dialogan en este contexto?

Justo voy a presentar en la Cinemateca de Harvard Dos disparos y Matías lleva La princesa de Francia. Decidieron ponernos a conversar. Así que después de eso te podré contestar (ríe). Mucha gente cree que no tenemos nada que ver. Creo que hay algo rítmico y musical en las películas de Matías que se pueden emparentar con las mías. También compartimos algunos actores, en esta última con Laura Paredes, que trabaja en todas las películas de Matías. Con Santiago no sé si haya mucho parentesco. No he visto La paz, tal vez ahí. Con Matías es notorio que nos llamaran a los dos y cada uno tuvo que escribir un textito sobre el otro. Quiero ver lo que Matías escribió sobre mí.

PARA ELISA Dir. Juanra Fernández. Con: Ana Turpin, Ona Casamiquela, Luisa Gavasa, Jesús Caba, Sheila Ponce. Ópera prima del español Juanra Fernández, Para Elisa es un filme de terror realizado con poco presupuesto, pero con mucha inteligencia e igual dosis de talento. El relato es asfixiante y la pieza musical “Para Elisa” (Beethoven) es utilizada para crear una atmósfera sonora inquietante, misma que sirve de excusa para mantener la tensión dramática de esta espeluznante historia de una joven niñera que traspasa el umbral que conduce al Infierno.

CRÍMENES OCULTOS (Child 44) Dir. Daniel Espinosa. Con: Tom Hardy, Gary Oldman, Noomi Rapace, Joel Kinnaman, Jason Clarke. Hijo de padre chileno y madre sueca, el cineasta Daniel Espinosa (Safe House, Easy Money) se ha ido ganando un lugar en Hollywood, y con Crímenes ocultos (Child 44) se consolida como un director al que hay que seguirle los pasos. Crímenes ocultos ocurre en los años cincuenta en la ex Unión Soviética y narra la historia de Leo Demidov (Hardy), un guardia de seguridad que cree fervientemente en el régimen de Stalin. El relato da un drástico giro cuando Leo realiza una investigación sobre el asesinato de niños, misma que incomoda a sus camaradas comunistas.


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La sal de la tierra: el lente de Sebastião Salgado Por Isabel Cárdenas Cortés Tras su exitoso paso por el circuito internacional de festivales de cine, la primera semana de mayo se estrena en México La sal de la tierra, documental de Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado: una odisea en imágenes a través de la vida y obra del célebre fotógrafo brasileño Sebastião Salgado.

“L

a sal de la tierrasomos los seres humanos”, dice el fotógrafo Sebastião Salgado en el documental dirigido por el alemán Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, hijo de Sebastião. El filme ganó un premio especial del jurado en la sección Una cierta mirada en la edición 67 de Cannes y estuvo nominado al Óscar en la categoría de mejor documental en el 2015. El fotógrafo de origen brasileño ha viajado a más de cien países y ha trabajado en agencias, como Sygma, Gamma y Magnum. Ha presenciado y fotografiado algunas de las peores catástrofes del mundo, como la guerra civil de Ruanda, lo que lo llevó a una depresión terrible y a casi abandonar la fotografía.Las miradas cruzadas de los dos realizadores —Wenders y Ribeiro Salgado— muestran cómo Sebastião Salgado ha recorrido el mundo en cuatro décadas tras las huellas de la humanidad en plena mutación. Salgado ha sido testigo de algunos de los más grandes acontecimientos que han marcado la historia reciente de la humanidad, desde conflictos internacionales hasta éxodos. El fotógrafo, en compañía de su hijo Juliano, se embarca en una nueva aventura: descubrir y fotografiar territorios vírgenes y paisajes grandiosos. Su vida y trabajo son reve- por su parte, utiliza la fotografía en blanco y negro como lados por el veterano cineasta alemán Wim Wenders — medio para mostrarnos a Salgado a través de la lente de la quien también es fotógrafo— y por Juliano, quien durante cámara cinematográfica con la curiosidad de saber qué es lo muchos años vio a su padre como un personaje ausente, que tiene que contar este hombre que ha atestiguado toda pues siempre viajaba. Desde la trinclase de aventuras y acontecimientos chera, su madre Lélia, organizaba todo humanos. Las imágenes en blanco y lo relacionado con la vida doméstica y, negro se mezclan con las tomas a color Los humanos somos paralelamente, administraba los proyecde Juliano; su mirada es completamente tos de su marido. Ella es pieza fundamen- animales feroces, terribles… diferente a la del director alemán. Es la tal en la obra de Salgado. Se sabe que las Nuestra historia es la historia de un hijo que está redescubriendo al parejas son piedras angulares en la vida padre que casi no vio en su niñez. de los grandes artistas y, en este caso, de la guerra, una historia sin Juliano Ribeiro Salgado estuvo presente en la pasada edición del festival de Lélia es quien muchas veces lo impulsaba fin, una historia loca… Morelia y habló con el público después a seguir viajando y le proponía nuevos sebastião salgado de cada función de la cinta. Es un homtemas. Han trabajado juntos toda su vida. bre sencillo, incluso tímido, que podría “Un fotógrafo es alguien que literalmente dibuja con la luz, un hombre escribiendo y reescribiendo haber pasado completamente inadvertido si no hubiera sido el mundo con luz y sombras…”, se escucha en el documental porque lo presentaron antes de la función. Cualquiera podía en la voz en off de Wim Wenders al tiempo que vemos imáge- acercársele y hablar con él. nes de Salgado caminando con un grupo de personas por las montañas mientras fotografía un oso polar. Va como parte de Sobre la vida y la obra de Sebastião Salgado la expedición, no parece un intruso, sus objetivos a retratar se Sebastião Salgado nació en el estado brasileño de Minas ven ya muy familiarizados con él. “Algo que es obvio en la obra Gerais. Estudió Economía y se exilió a Francia tras el golpe de Salgado—agrega Wenders en voz off— es que a él realmente militar de Brasil en 1969. Renunció a su trabajo e invirtió todos le interesa la gente, después de todo, como dice Salgado, las sus ahorros y los de su esposa Lélia en una cámara y el equipo necesario para poder viajar a Níger en 1973, donde empezó su personas son la sal de la tierra.” En el filme, en lugar de ver las típicas cabezas parlan- carrera como fotógrafo. Todo esto se cuenta en el documental tes que a veces inundan los documentales, escuchamos aunque no de forma cronológica. Wenders empieza el filme las palabras de Salgado y vemos sus fotografías a cuadro. con las famosas imágenes de Salgado de los trabajadores de “Los humanos somos animales feroces, terribles… Nuestra las minas de Serra Pelada, que forman parte de la serie de fotohistoria es la historia de la guerra, una historia sin fin, una grafías llamada “Trabajadores” (Workers). Se trata de tomas historia loca…”, explica el fotógrafo en la cinta. Wenders, monumentales de los mineros bajando a un hoyo gigantesco

que parecería se los va a tragar. Salgado subía y bajaba con ellos todos los días, hablaba con ellos y vivió la experiencia en carne propia; tal vez a eso se deba la profundidad de sus fotografías, los detalles y cómo combina la estética con la humanidad de lo que él llama “el infierno”. A esta serie de imágenes, casi todas publicadas en libros editados por la incansable Lélia Wanick Salgado, le sigue el ensayo sobre Sudamérica, que hizo lo más cerca que pudo a Brasil sin cruzar la frontera, pues seguía en el exilio. No pudo regresar sino hasta los años ochenta. Más adelante hizo “Sahel: el fin del camino”, su primera gran exploración de las comunidades privadas de lo más básico: la comida y el agua. Ésta fue la primera vez que trabajó con Médicos Sin Fronteras. Después le siguió “Workers” y luego “Éxodo”, proyecto que lo dejó horrorizado tras atestiguar y poner en imágenes la peor de las miserias. Mientras realizaba “Éxodo”, en África con Médicos Sin Fronteras, se desató la guerra civil de Ruanda (1990-1994), y Salgado fue testigo del genocidio y la barbarie humana en ese país. Después de “Éxodo”, Sebastião regresó a Brasil desilusionado de la humanidad. Ya no creía que tuviéramos salvación. En Brasil se encontró con que la tierra donde nació, la región de la Mata Atlántica, estaba casi completamente deforestada, sólo quedaban ruinas en la granja de su familia. Así que, junto con Lélia, empezó otra misión imposible: un programa para reforestar la zona. Su proyecto llamado “Instituto Terra” ha sido tan exitoso que funge como un modelo a seguir para varias regiones del planeta. Hoy en día, Sebastião Salgado se encuentra terminando su más reciente proyecto fotográfico: “Génesis”, que está llevando a cabo en conjunto con su hijo en diversos rincones del mundo, como Siberia y Papua Nueva Guinea.



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A

CortesíA: kurimanzutto

arte

Macabras y deliciosas Por Gabriela Jáuregui

Death Never Takes a Vacation, la esperada nueva exposición de Daniel Guzmán en la galería kurimanzutto es de esas pocas exposiciones que rebasan todas las expectativas.

Hacía

un rato que Daniel Guzmán (Ciudad de México, 1967) no exponía sus característicos dibujos. Había pasado tiempo en Oaxaca y dedicado muchas horas a los Pellejos, la banda de rock de la que forma parte. Corrían rumores: que igual dejaba de dibujar, que igual y ya no quería hacer arte… Entonces reaparece en la galería kurimanzutto y produce una de las mejores exposiciones que jamás se han visto ahí. Las figuras que plasma en estos dibujos en grafito, pasteles y acrílico son principal, pero no exclusivamente, femeninas. Algunas están en mutación y casi todas son grotescas. Digo “grotesca” no con su acepción más vulgarizada con referencia a lo “asqueroso”; la uso en el sentido que describe a las figuras monstruosas japonesas del siglo XVIII, con miembros y partes corporales exageradas o de otra especie, y que encuentran un eco en algunas de las mutaciones de Daniel. También las llamo grotescas en el sentido original de la palabra: el de figuras decorativas híbridas donde lo humano se encuentra con lo animal o con lo vegetal, donde el arte llamado “fino” se encuentra con otro tipo de cultura —algo más marginal, transgresor, que nos recuerda a lo que va más allá de lo humano—. Son gro-

tescas como aquello de lo que habla el crítico y filósofo ruso Mijail Bajtín (1995-1975), como una figura de la muerte preñada, como una contradicción transformativa que pone en tela de juicio todo statu quo. Todas son representaciones de generación y destrucción simultáneas. Son la diva en el escenario que casi al mismo tiempo que alcanza una nota sublime, se le sale una teta, rompe la guitarra, se voltea y le vomita encima al público. Son Kali que baila con la lengua larga de fuera y al bailar destruye y regenera el mundo. Son Tatsumi Hijikata en pleno butoh. Son Coatlicues que nos han alimentado con sus tetas llenas de leche, ahora vacías y nos han abofeteado hasta las lágrimas. Son Hermelinda Linda y mamacita linda. Son devoradoras y devoradas. Es en este sentido que son grotescas también: son dibujos que encarnan el dinamismo de la contradicción, de lo “elevado” y lo “bajo”, la unión de la vida y la muerte y, a pesar de ser dibujos (un medio supuestamente estático, a diferencia del cine, por ejemplo), son cinéticos: participan de ese movimiento de la danza macabra, que descarta cualquier distinción jerárquica y, por ende, cualquier concepto de pureza (de género, de estilo, de algo que está cerrado y autocontenido). Son obras

abiertas, eróticas en sentido sexual, pero también en sentido puro de eros y vida, obras que Nietzsche hubiera llamado dionisiacas porque encarnan todo lo caótico de la vida: son marranotas, pasadas de lanza, excesivas donde la pintura acrílica y pigmento chorrean, desangran, arrugan, y así se convierten en obras violentamente bellas.

Mutaciones y metamorfosis Una de las referencias principales de la obra son las figuras del arte azteca de deidades como Tláloc o Coatlicue. Encontramos colmillos, serpientes, referencias claras y tangenciales a distintas esculturas, figuras, máscaras o representaciones plásticas nahuas. También encontramos ocres y colores de la tierra presentes en los códices o fragmentos de murales de la plástica prehispánica, aunados de pronto a un rosa mexicano en el que hasta reverbera el rosa de aquellos dibujos de Chucho Reyes (1880-1977) tan metido a su manera también en la gráfica popular mexicana. Hay momentos en que se siente claramente el diálogo que Guzmán sostiene desde hace tiempo con el muralismo de José Clemente Orozco (18831949), con su fuerza brutal. Pero también está presente un lenguaje caricaturesco o de


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danzas sobre papel la historieta, que siempre ha estado allí en Guzmán, pero ahora destilado: sobre todo en la presencia femenina a la vez sobrenatural e hipermundana, siempre superpoderosa en su bajeza y en su “metafisicalidad”. Para el catálogo próximo a salir de la serie Chromosome Damage de la que esta exposición forma parte (cuyo diseño está encargado a Alejandro Magallanes a quien entrevistamos hace un par de números; y que también se expuso en el Drawing Room de Londres a principios de año) escriben la arqueóloga Elizabeth Baquedano y el artista, colega y amigo de Guzmán, Gabriel Kuri. Mientras que, por un lado, ella explica y aclara las referencias a las representaciones de dioses nahuas y nos narra la simbología de éstas, Kuri habla de este regreso tan esperado y tan potente de Daniel: de la metamorfosis de su trazo, del impresionante movimiento que tienen sus dibujos, de las referencias que están todas allí, pero no para presumir de la gran mente de Guzmán (que es un ávido lector, así como un melómano consumido y consumado como músico), sino que están allí de manera activa, viva; son parte de las mutaciones de la obra misma, que seguramente, asevera Kuri, se les escaparán a los críticos. La proeza de Daniel en estos dibujos es clara. No hace falta reconocer si una de las

figuras incluye a tal o cual personaje de historieta junto con tal dios junto con una cola de chango y con un buda o la Artemisa de Éfeso de las mil tetas. Lo que importa es que los dibujos generan su propio universo, su propio lenguaje que nos invita a leerlos en sus propios términos: unos donde el pigmento genera sentido, donde el trazo, hecho con los dedos o con una brocha o pincel grueso es contundente. Estos dibujos sobre “vil” papel kraft, como del mercado o del puesto de tacos de la esquina, tienen la belleza contemplativa de una odalisca de Matisse, pero ya no reclinada y pasiva, sino en cuclillas, rockeando a todo lo que da. Si antes la obra de Daniel se insertaba por momentos en la vena de la obra de artistas como el estadounidense Raymond Pettibon —otro melómano— o de su contemporáneo el oaxaqueño Dr. Lakra, o de pronto tenía diálogo con los dibujos en tinta del angelino Paul McCarthy, por ejemplo; el cuerpo de obra que presenta en Death Never Takes a Vacation destila las preocupaciones estéticas y el proceso y trazo que Daniel lleva años desarrollando y genera una categoría aparte o, para ser más precisa aún, Daniel genera aquí un leguaje absolutamente singular. Hablando del lenguaje en términos de palabras, el título que escoge el artista para su exposición se puede leer de varias maneras.

Primero, hace unos meses en una exposición en Diéresis en Guadalajara, Daniel y sus colaboradores hicieron un performance-ritual en el que cantaban Death never takes a vacation in this land como un canto antiguo al estilo negro spiritual de los esclavos afroamericanos en el sur de Estados Unidos. Aquí se encuentran ecos de Robert Johnson, el famoso blusero que, supuestamente, hizo un pacto con el diablo para tocar la guitarra mejor que cualquier mortal. Guzmán, como ya se ha dicho, está interesado en la cosmovisión prehispánica, en especial, de la muerte omnipresente que es parte de la vida ―que nunca va de vacaciones―, y el título es también un hábil comentario de nuestro estado general de las cosas en México ―y en el resto del mundo― donde al parecer la muerte tampoco va de vacaciones. En esta exposición, la mezcla de figuras, colores y el recorrido serpenteante que se genera a través de la galería son de una belleza casi abrumadora. La genealogía de deidades apócrifas que crea Daniel en su búsqueda mística oscura rebasa los dos planos del papel y habita nuestra mente, la invade. Encarna esta idea de la jouissance de la que hablaba el filósofo francés Georges Bataille (1897-1962), este gozo transgresivo, incluso doloroso que va más allá del placer.

Death Never Takes a Vacation kurimanzutto Gob. Rafael Rebollar 94, San Miguel Chapultepec Del 24 de marzo al 2 de mayo Martes a jueves, de 11 a 18 horas Viernes y sábados, de 11 a 16 horas T 5256 2408 kurimanzutto.com


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2. Swoon

Manifesto MX: entre la crítica y el miedo

5. Blu

Por Cynthia Arvide

Muchos artistas urbanos tocan temas sociales en sus obras. ¿A ustedes les interesaba hacer un proyecto específico, con ciertos artistas, para propiciar una crítica social? 3

2

Álvaro

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Obreg

Michoacán

Arturo: Ericailcane y Blu se Alf on acercaron a nosotros con el so Re yes 1 interés de venir a principios de año al DF. Ericailcane ha venido varios inviernos a México a pintar. Blu es su Baja California amigo de la infancia y des4 pués de estarlo cazando, finalmente nos contactó para venir. Saner tenía tiempo en esas fechas. Entonces sucedieron cosas fuertes en nuestro país, cosas que nos movie1. Jaz - Orizaba s/n (entre Antonio M. Anza y Huatabampo), Roma. ron el tapete y nos pusieron a reflexionar. Se 2. Swoon - Álvaro Obregón 144, Roma. creó un verdadero movimiento y a todos nos 3. Ciler - Pedro Antonio de los Santos esquina José Vasconcelos, San Miguel Chapultepec. inspiró. Nosotros pusimos una idea sobre la 4. Curiot - Cholula esquina Baja California, Hipódromo. mesa: reunir a este grupo de talentos, decirles 5. Vena2 - Colima 184, Roma. “ha sucedido esto en México”. Cada artista Cuauhtémoc

l muro en la esquina de las calles José Vasconcelos y Pedro Antonio de los Santos en la colonia San Miguel Chapultepec, con su capa quebradiza de pintura y un par de tags de grafiti, permanecía mudo ante el ajetreo diario de coches, bicicletas y peatones. Un día apareció ahí una cabeza de águila sin ojos devorada por serpientes: el símbolo de la patria trastornado por una realidad que ha sacudido a millones de personas. Obra de Ciler (México, 1981) forma parte de la iniciativa Manifesto MX. Los artistas mexicanos Curiot, Saner, Vena2 y el propio Ciler, junto a los italianos Blu y Ericailcane, la estadounidense Swoon, el argentino Jaz y la colombiana Bastardilla, fueron convocados por la galería Fifty24mx para reflexionar en piezas murales sobre la situación de México, en particular, a raíz de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. La mayoría de los murales —algunos todavía por concretarse— están localizados en el centro de la ciudad. Sin embargo, no todos los bocetos han podido llevarse a cabo como

5

lán

E

pretendían los artistas. La protesta a través del arte urbano sólo llega hasta donde empieza el miedo de los dueños de los muros. Platicamos con Arturo Mizrahi y Liliana Carpinteyro de Fifty24Mx sobre el proyecto y las reacciones que han surgido.

Ma zat

¿Por qué un movimiento de arte urbano de protesta se enfrenta a la autocensura?


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6

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9. Ericalcaine

6. Bastardilla - Eje Central esquina Berlioz, Peralvillo. 7. Blu - Eje Central esquina Paseo de la Reforma (metro Garibaldi), Guerrero.

Artículo

Ayuntam in

Madero

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Liliana: No es la censura del gobierno ni de la policía, sino del dueño del espacio; realmente es una autocensura. Tienen miedo. Puede ser justificado o no, ni siquiera hay una amenaza, pero el miedo está presente. Arturo: La gente no se quiere meter en rollos políticos. Lo último que alguien desea es que alguien venga a acosarlos porque están haciendo o manifestando algo. La persona que prestó la pared vio el dibujo y le pareció muy fuerte, estaba diciendo algo que les preocupó. Pensaron que les podría causar un problema y pidieron que se borrara la banda con la bandera. El artista estuvo de acuerdo; entre quitarlo o hacer un sacrificio, aceptó. La pieza permanece y provoca un diálogo. Liliana: También es exhibir la autocensura y el miedo de la gente. Al final del día, algunos vieron esa imagen y les representa algo, para algunos es el presidente. A lo mejor habla de un sistema que está siendo animal o que es un circo. Eso está increíble en el arte.

9

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Isabel la

Liliana: Mucha de la crítica más fuerte se da en las redes sociales, está más viva que la que vemos en los medios o en los actores políticos o sociales. El arte siempre ha tenido esa posibilidad de ser una herramienta de evidenciar, de denunciar, de proponer. Sentimos que últimamente no estaba pasando. Para nosotros este proyecto saca a la luz lo que está sucediendo y no es decir que algunos sean los culpables; sobre todo, evidencia que el sistema no está funcionando y que incluso esos actores que son muy atacados también son parte de ese sistema y víctimas de ese sistema. En la pieza de Blu, hay unos policías de juguete, como granaderos, cuidando dinero extranjero, unos billetes de

La pieza de Ericailcane [un simio tocando unos címbalos] desató una controversia cuando se cambió la banda que rodeaba al personaje, de los colores verde, blanco y rojo por una banda negra. En las redes sociales los acusaron de censura. ¿Qué pasó?

Alameda Central

tral

En esta época en que nos hemos hecho más insensibles a las noticias, un mural de diez metros tiene el poder de atrapar tu atención. Una imagen como la que hizo Blu, por ejemplo, es difícil de esquivar…

dólar y hay unas franjas de cocaína y sangre. No está atacando a la policía, está hablando de un problema de sistema.

Eje Cen

está comunicando las cosas que cree que son importantes de comunicar. Liliana: Los artistas ya tenían esta inquietud, nada más era dar el espacio, poner la infraestructura. Hay otros artistas que se están integrando al proyecto. Esto va a crecer, a lo mejor vamos a salir del DF. Mucha gente se nos ha acercado porque quieren ayudar. De ahí venía la idea del manifiesto: es cuando la gente pone en papel nuevas reglas de lo que quiere que suceda.

10

8. Bastardilla - Dolores esquina Juárez, Centro. 9. Ericailcane - Madero esquina Motolinía, Centro. 10. Ericailcane - Isabel la Católica esquina San Jerónimo, Centro.


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D

IMÁGENES CORTESÍA: modo

diseño

Japón a través de sus objetos Por Mariana Coppel El Museo del Objeto (modo) inauguró una exposición de cien objetos utilizados en la vida cotidiana japonesa que datan del periodo de la posguerra hasta la actualidad. Una rica colección que permite conocer la simplicidad y la pulcritud que caracteriza al diseño nipón.

Diseño japonés hoy Museo del Objeto Colima 145, Roma De miércoles a domingo, de 10 a 18 horas Hasta el 14 de junio de 2015 Consulta el programa en www.elmodo.mx

Las

civilizaciones se estudian a través de sus objetos. Éstos son testigos y narradores de los hábitos, la idiosincrasia y la identidad de cada cultura. Aunque por su uso cotidiano suelen pasar inadvertidos, es en ellos donde se manifiesta la fortaleza del buen diseño. Una vasija, una silla, un zapato, un vaso, una estufa o un robot empezaron como ideas que evolucionan según las necesidades del hombre con su entorno. En casi cinco años de vida, los objetos, y su cualidad de narradores, han sido el interés principal del Museo del Objeto (modo) que, con la intención de revisar la cultura japonesa en sus rasgos más íntimos, montó la muestra Diseño japonés hoy, en colaboración con la Fundación de Japón en México y su director, Masaru Susaki. “A los japoneses nos importan mucho los objetos. Tenemos una fuerte tradición de hacer nuestros propios productos, sobre todo, después de la Segunda Guerra Mundial. Los cien objetos prototípicos de la muestra se usan en muchas de nuestras casas, son familiares y simpáticos”, explica Susaki. La mayoría de los objetos exhibidos fueron producidos desde el periodo de la posguerra hasta la actualidad. Como consecuencia de la devastación de 1945, Japón perdió 44% de su capacidad industrial. En respuesta a la crisis, el país empezó a desarrollarse velozmente sin desarraigarse de sus tradiciones ancestrales. Cuando el mercado se saturó de productos americanos, los japoneses se concentraron en sus propias capacidades, reinventando los procesos y amalgamando de una manera casi simbiótica el desarrollo tecnológico y el diseño. El diseño nipón es un reflejo de su capacidad de adaptación al cambio y su respeto a las tradiciones antiguas, artesanales, espirituales

y ceremoniales. Su estética destaca por su sobriedad cromática y su simplicidad; por ver a la naturaleza como una fuente de inspiración y por la búsqueda de armonía con el entorno. En palabras de Masaru Susaki, el diseño no puede entenderse sin la tecnología, ni la tecnología sin el diseño. Así como el ingeniero inventa nuevos productos, el diseñador los dota de valor estético, haciéndolos congruentes con el contexto en el que serán utilizados. Un ejemplo de esto es el Shinkansen, el tren bala introducido al mercado en 1989 por la compañía Central Japan Railway Company. Aunque la tecnología no ha cambiado mucho, el diseño sí. Al hacerse modelos más inclinados, los trenes se hacen más veloces y hoy son capaces de viajar a más de 300 km por hora.

Alexia Ulibarri


cortesía Segatoys

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Para Ariel Rojo, fundador de Ariel Rojo Design Studio y consejero del museo, la exposición es un claro ejemplo del equilibrio entre la tradición y la tecnología. “La exhibición tiene algo fantástico: hay un equilibrio entre el pasado y el presente”, dice Rojo. “Son objetos que nos muestran la vida cotidiana de los japoneses y nos cuentan quiénes fueron, quiénes son y hacia dónde van como sociedad. Lo que ha hecho Japón en los últimos 50 años es una inspiración para lo que podría suceder en México. En gran parte de la exhibición hay elementos modernos y tradicionales, se muestra la simplicidad y la pulcritud que los caracteriza. Difícilmente veremos cosas que sobren en los objetos y esto tiene que ver con su filosofía de vida. Simplemente está lo que tiene que estar”, explica el diseñador. La muestra, que antes de llegar al modo visitó Toronto y Los Ángeles, fue curada en Japón por los diseñadores y teóricos Hiroshi Kashiwagi, Masafumi Fukagawa, Shu Hagiwara, Noriko Kawakami, Torafu Architects y Hideyuki Yamano. Además de poder apreciar la importancia del diseño en funciones cotidianas, se pueden observar soluciones a problemáticas de su cultura, en las cuales los diseñadores proponen respuestas a los desastres naturales, al desarrollo sustentable, al ocio, al respeto de las tradiciones y a la integración de la espiritualidad. La exposición está dividida en secciones. En el primer piso hay objetos de diseño clásico. Aquí puede verse la pieza más antigua de la colección: una olla de arroz, desarrollada por la compañía Toshiba en 1955, que simplificó la preparación de este básico de la dieta japonesa. En esta misma sección hay un contenedor de incienso repelente para mosquitos. Las piezas son elaboradas por artesanos de la región Kuwana de la prefectura de Mie, uno de los centros mineros más importantes de Japón. Subiendo las escaleras se encuentran el resto de las secciones. En la parte de niños llama la atención un aro de madera diseñado en el 2008 por la compañía Codomonocoto. Es utilizado como arnés de seguridad. Una vez ajustado al cinturón de un adulto, los niños pequeños pueden agarrarse de él para que el paseo sea seguro. En el área de salud se exhibe el Robot Suit Hal de la compañía Cyberdyne inc. Es un aparato terapéutico que captura e interpreta las señales eléctricas del cerebro para convertir la información en movimiento y ayudar a las personas que padecen del sistema nervioso. Dentro de la sección de mobiliario y objetos domésticos hay un biombo elaborado por el taller Karacho, fundado en 1624 en Kioto, que se especializa en karakami o papel impreso con sellos de madera. Los paneles se construyen a mano con tecnologías ancestrales que se han ido pasado de generación en generación. La gastronomía es una de las riquezas culturales más valoradas por los japoneses. Cuando se sirve un alimento debe haber armonía entre los ingredientes, los sabores, los colores y los utensilios. En esta sección destacan las teteras, los vasos de madera, los platos de papel y los destapadores de botellas en forma de luna creciente.

Arrocera

Homestar PRO

“Además de poder apreciar la importancia del diseño en funciones

cotidianas, se pueden observar soluciones a problemáticas de su cultura, en las cuales los diseñadores proponen respuestas a los desastres naturales, al desarrollo sustentable, al ocio, al respeto de las tradiciones y a la integración de la espiritualidad.” Por último, están los objetos de papel y los pasatiempos, donde se exhibe un pedal para producir efectos de sonido diseñado en 1977 por BOSS Corporation, un planetario casero de sega Toys para proyectar más de 60 000 estrellas en el techo o una bicicleta eléctrica equipada con un asiento infantil. Para complementar la muestra, el modo organizó un programa de actividades dentro de las que incluye un ciclo de cine, conferencias de cosplay, mesas de diálogo sobre la cultura japonesa y talleres de origami para niños.

cortesía futagami

Tetera de hierro “Akinomi-Arare”

Destapador “Cuadro“ “Cresciente“ “Eclipse“


44 | frente | DISEÑO | del 23 de abril al 6 de mayo de 2015

perfil Martín Ferreyra Totem Bowls Por Cris Winters

Martín Ferreyra es un artista visual argentino que vive y trabaja en la Ciudad México. Su trabajo ha sido expuesto en galerías como Vértigo, pero quizá el más conocido sean sus Totem Bowls, los cuales creó junto a Mariana Camberos y ya se producen en masa.

¿Cómo surge la marca? ¿Quiénes lo conforman?

La marca surge como una colaboración entre dos artistas plásticos: Mariana Camberos y yo, Martín Ferreyra. La idea principal era unir influencias de dos mundos imaginarios con sus personajes y sus historias en común. El poder animal, su ritual y mitología. ¿Cuál es la filosofía principal detrás de tu práctica?

Disfrutar a cada momento lo que haces, y desarrollar y profundizar cada día en tu trabajo para que el producto sea un reflejo de ese esfuerzo. ¿Cómo describirías el proceso de diseño de la marca, los elementos esenciales de su propia metodología?

El proceso de diseño fue un juego que consistió en tomar elementos mitológicos de la fauna imaginaria para, posteriormente, aplicarla al concepto del tótem canadiense. El resultado son siete tazones intercambiables que se apilan entre sí, con sus respectivas tapas. ¿Cuáles son los proyectos por los que es más reconocida la marca/el diseñador?

Por los Totem Bowls. Posterior a la creación de los tótems, cada quien ha seguido su camino. Yo radico en México. Realizo exposiciones y residencias artísticas en diferentes países de Latinoamérica y Estados Unidos. He llevado la produc-

ción del tótem a Argentina y he ampliado la línea con una impronta personal, generando cabezas macetas y pequeños vasos tequileros. Mariana Camberos se mudó a Europa donde colabora con artistas locales y diversas marcas de indumentaria en las que imprime su estilo en camisetas, suéteres y zapatillas. También realiza exposiciones colectivas y colaboraciones en diferentes festivales en Alemania, España y Copenhague. ¿Cuáles son los principales retos o áreas de oportunidad en la práctica profesional del diseño contemporáneo?

Imponer siempre un estilo propio. Tratando de ser lo mas fresco y original que se pueda. ¿Cuál es el principal vicio o desventaja del panorama nacional en cuanto a diseño se refiere?

No caer en lo habitual, en lo ya visto, la fórmula y la repetición. El desafío es mantenerte fiel a tu estilo. ¿Quiénes tienen una práctica de diseño –en todas sus variantes– en México que merecen ser reconocidos por el público en general?

FOTOs cortesía: onora

Creo que México se ha vuelto un lugar muy rico en lo que se refiere a producción de diseño y, por lo tanto, mucha gente de todo el mundo está haciendo foco aquí. En lo personal, me gusta mucho el trabajo que están haciendo los amigos de Tony Delfino y la gente de Vértigo Galería. ¿Un edificio o espacio que cualquier persona en la Ciudad de México debe visitar?

Todos los parques o espacios verdes. ¿Cuál sería un proyecto que te gustaría hacer?

¡Escultura en gran formato!



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L letras

Laia Jufresa, las palabras vivas Por Fernando Hernández URIAS

Laia Jufresa es una de las autoras jóvenes más talentosas y reconocidas de nuestro país. Forma parte de la lista de los 20 escritores menores de 40 años elaborada por Juan Villoro, Guadalupe Nettel y Cristina Rivera Garza. Ha publicado en diversos medios de todo el mundo incluidos algunos de repercusión mundial como la revista electrónica de Dave Eggers McSweeney’s. Charlamos con ella con motivo de la aparición de Umami, su primera y muy celebrada novela.

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fOTO: claudia leal

A Laia Jufresa le gusta leer libros de la misma forma como los escribe: empieza muchos y termina muy pocos. Hace apenas unos meses, un jurado compuesto por Guadalupe Nettel, Cristina Rivera Garza y Juan Villoro, la seleccionó como uno

de los 20 escritores mexicanos menores de 40 años más destacados. Siempre ha sabido que escribir es lo suyo y las veces que ha dejado de hacerlo se siente muy mal. Nació en el Distrito Federal, en 1983. Pasó su infancia en Veracruz y su adolescencia en París. Dice que cuando volvió a la capital mexicana descubrió que no sabía cruzar la calle y que desde entonces escribe ficción. Estudió algunos semestres de Filosofía, en la unam, y Artes Plásticas en la Sorbona. También vivió en Buenos Aires, donde trabajó haciendo zapatos de piel, y en Wisconsin, donde aprendió a andar en bicicleta a los 27 años. Además, fue parte de la primera generación de la Escuela Dinámica de Escritores, creada en el 2001 por Mario Bellatin. Para ella, dice, escribir tiene más de albañilería que de arquitectura. Y los temas están en segundo plano: “No me interesan los temas. Escribir a partir de un tema es un error. Lo siento artificial, impostado, grandilocuente. No vivimos por temas y si escribes por temas, lo que escribas no estará vivo. Lo que me interesa, como lectora y como escritora, es, por un lado, el lenguaje y, por el otro, cómo, usando sólo el lenguaje, puedes dar vida, hacer que los personajes se relacionen y se contradigan: que parezcan más humanos que los humanos”. Sus historias han sido publicadas por Letras Libres, Punto de Partida, Tierra Adentro, el sitio de internet Words Without Borders y McSweeney’s, la revista de Dave Eggers. Ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. En el 2008 publicó su primer libro: una biografía del empresario Jorge Vergara, dueño de las Chivas de Guadalajara y de la empresa Omnilife. Entre el 2004 y el 2010 escribió los cuentos que componen el libro El esquinista, por el cual Jufresa obtuvo el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2012 y acaba de ser publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro. En febrero de este año salió al mercado su primera novela, Umami, editada por Literatura Random House. Dice que cuando la terminó de escribir, le dio un ataque de llanto que duró todo un fin de semana. El libro ha resultado ser todo un éxito y será publicado en francés por el sello Buchet Chastel y en inglés por Oneworld. Ahora trabaja en su primer guión de cine. Laia es profesora a distancia en el Programa de Escritura Creativa de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Vive en Madrid, en donde estudia una maestría en Ilustración, una actividad que ha influido en su escritura: “Me enseñan a convivir con mis inseguridades y a relajar mis perfeccionismos. Al escribir un libro atraviesas grandes periodos de incertidumbre y de desgano.

Tienes que ignorar la fealdad y seguir avanzando, cuando encuentras una veta valiosa tienes que confiar en ella y, sobre todo, tener el valor de borrar todo lo otro, luego quizá el rumbo cambia y otra vez hay que confiar y borrar y luego, hacia el final, hay que pulir, pulir, pulir”.

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“Desde que Luz se ahogó, hay algo siempre ahogándose en la casa. Hay días en que no. Días en que crees que estamos otra vez vivos, los cinco vivos de la familia: me sale un barro, a Theo lo llama una niña por teléfono, Olmo da su primer concierto, papá regresa de una gira, mamá hace un pay. Pero luego entras a la cocina y está el pay, todavía crudo, sobre la mesa de madera, la mitad de su superficie ya picoteada con el tenedor, la otra aún lisa, mamá con el tenedor suspendido, éste inmóvil, ella fija, y entonces sabes que siempre vamos a ser casi seis”, dice Ana, una de las protagonistas de Umami. Vive en una privada diseñada a partir de un esquema de la lengua humana en el que cada una de las casas tiene el nombre de los sabores que los seres humanos somos capaces de percibir: Ácido, Amargo, Dulce, Salado y Umami. Es el verano del 2004, y Ana ha decidido convertir el traspatio de su casa en una milpa-jardín llena de hierbas de olor. Es una adolescente a la que le gusta resolver misterios y que habla como si tuviera un diccionario en la boca. Marina Mendoza vive en la casa Amargo. Se mudó ahí después de vivir 19 años en Xalapa, junto a sus padres. Toma ansiolíticos, odia el desperdicio, estudia Diseño y cuando era chica no podía dejar de comer queso azul. Quiere un cerebro de plastilina, uno que se moldee y le permita imitar el amor propio de los otros. La palabra griste es una invención suya; un color que a veces tiene el cielo: un poco gris y un poco triste. Le cuesta mucho trabajo comer y le cuesta mucho trabajo sentirse única y especial. Por eso, en las noches, antes de dormir, repite una serie de afirmaciones que le propuso su terapeuta, hasta que se cansa y todo vuelve a estar mal. El dueño de la privada se llama Alfonso Semitiel, un antropólogo especializado en alimentación prehispánica. Su esposa, Noelia, murió hace algunos meses. La conoció en 1972, durante un seminario sobre la alimentación mexicana y ahora es incapaz de encontrar su tumba en el cementerio. En su trabajo le pidieron que se tomara un año sabático y ahora pasa los días en casa, frente a una laptop que le enviaron del instituto, desde la que cree que su esposa está intentando hablarle. Ésas, junto con la de Luz, son las voces que habitan la primera novela de Laia Jufresa. Se trata de una historia sobre el duelo, la pérdida, la ausencia; sobre cómo aprendemos a vivir con nuestros muertos; sobre los recuerdos agridulces y los fantasmas de los muertos; sobre lo injustas que son la vida y la muerte; sobre las voces y los discursos que se alimentan de lo que aprendemos, pero también de lo que perdemos; sobre las semillas que deja en nosotros la gente a la que queremos y que crecen cuando ellos ya no están.

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¿A qué prestas más atención al escribir: al fondo o a la forma?, ¿por qué?

Uf, no sé, van tan de la mano. (Escribir se parece muy poco a hacer análisis literario. Por eso nunca quise estudiar Letras.)


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Pero supongo que a veces la forma me jala: me importa la música de los enunciados, que embonen bien, que no se metan unos a otros la pata. Es una trampa, en mi caso, porque luego tengo que verificar que no escribí una frase sólo porque sonaba bonita, sino que realmente está diciendo algo, haciendo avanzar la historia. ¿Te contesté? Tal vez no. Pero sonó bien, ¿no?

¿Por qué decidiste escribir la historia así, con varias voces y que sucede en diferentes momentos?

Lo primero —las voces— porque me interesaba narrar como a través de un caleidoscopio: explorar cómo un personaje (como un humano) no es una sola cosa, sino las muchas facetas que tiene frente a sí mismo y frente a los otros. Lo segundo —los diferentes momentos— porque me importaba conservar la voz de uno de los personajes principales, Luz, la niña que muere, y no quería hacer un libro en el que hablan los muertos, así que temporalmente era necesario abarcar también ese pasado en el que ella aún vivía.

Has contado que en un inicio la idea era hacer un libro de cuentos. ¿Por qué al final decidiste unirlos y no darles independencia?

No lo decidí, sucedió, empecé a relacionarlos y llegó un momento en que ya estaban tan vinculados que era obvio que, cuentos o no, el libro se iba a leer como una misma cosa, una entidad, una novela, ¿por qué no? Estuvo bien, para mí, porque no sé si de otro modo me hubiera lanzado a escribir una novela y lo que aprendí es que es muchísimo más divertido que escribir cuentos.

¿De dónde partes para crear una voz?, ¿cómo lo haces?

Hago ejercicios de escritura con cronómetro. Cuando encuentro una voz que está realmente viva, empiezo a cultivarla y luego la oigo por mucho tiempo. Es un cliché —quizá porque es cierto—, pero la voz te habita. Y tiro mucho a la basura.

¿Cuál fue la voz que más trabajo te costó crear?

La de Marina. Ella misma no sabe bien quién es, pero yo quería que el lector lograra ver esa confusión y a la vez pudiera reconocerla como una persona única y muy creativa. Por eso está narrado con una tercera persona íntima (que funciona como una primera persona, pero también nos permite ver al personaje desde afuera).

¿Por qué decidiste que todos los narradores fueran gente sin hijos?

Como un reto. Tal vez como una despedida. Todo el mundo te dice que cuando tienes hijos todo cambia. Si eso es cierto, entonces también debe ser cierto que al ganar esa nueva mirada sobre el mundo pierdes otra: la mirada de ser sólo hijo. Como yo quiero tener hijos, decidí explotar al máximo esa mirada que perderé. (Ojo: no digo esto sea empíricamente cierto, sólo que pensarlo así fue mi detonante.)

Has dicho que no te gusta planear cuando escribes. ¿Qué ventajas y desventajas te da esta libertad?

No es que no me guste. Es que no me funciona. Antes lo veía como una carencia, ahora he leído a suficientes escritores (cuando hablan sobre su proceso) para saber

que no hay una manera correcta de escribir. Algunos planean todo, otros nada. Yo soy de las que se lanza como el Borras. Por otra parte, una vez que escribí a lo loco, soy absolutamente obsesiva y rigurosa con la goma y la reescritura. La ventaja es que con la pluma encuentro cosas que jamás podría encontrar con la cabeza. La desventaja es que pierdo mucho tiempo buscando el camino y acabo tirando mucho a la basura.

Cada capítulo puede leerse por separado. Nada sobra y nada falta. ¿Por qué tanto interés en la concisión?

Porque soy mala lectora, supongo, o “una lectora de mi tiempo”, si prefieres. Me dan flojera los libros gordos. Y estoy plenamente consciente de que, si corro con la suerte de que alguien me lea, ese alguien va a preferir checar su mail, su Twitter o su Facebook (o los tres a la vez) en cuanto mi capítulo lo aburra un poco.

Umami trata, en parte, sobre el duelo y la pérdida. ¿Por qué te pareció un tema importante para abordar?

Como dije, no es que me pareciera un tema importante, simplemente es lo que estaban viviendo los personajes. Sólo a posteriori me di cuenta de que inconscientemente me interesaba el tema del duelo porque me enloquece un poco el modo en que los muertos, en México, se nos han vuelto un número nomás. Explorar estos dos duelos en concreto era mi manera de decir: no, los muertos no son números, son personas, y donde muere una persona otras varias vidas pierden rumbo. ¿Crees que en verdad superamos las pérdidas o sólo nos vamos acostumbrando a lo que permanece?

No sé. Quizá es lo mismo. Lo más parecido a superar una pérdida es reinventarse, aprender a vivir sin lo perdido.

Si la pérdida es una constante en la vida, ¿por qué crees que seguimos estableciendo vínculos afectivos tan fuertes?

Porque estamos vivos y no somos seres meramente racionales.

¿Cómo ha influido vivir lejos de México en tu escritura y en tu formación como escritora?

Me ha permitido no “ser escritora”, sino simplemente escribir. Atesoro mucho mi anonimato. No hablo con nadie en todo el día, agarro mi computadora y cumplo mis horas de escritura en cualquier biblioteca. Cada vez que voy a México, en cambio, es todo cafecitos y chelas, muy divertido, tanto que no lograría escribir nada viviendo allí. O quizá sí. La verdad no puedo saberlo porque me fui hace mucho y he construido la disciplina que ahora tengo estando lejos, quizá también lo hubiera logrado allá. Por otra parte, yo soy escritora también por los apoyos que recibí en México, las becas son pequeños triunfos que te dan, además de un apoyo económico vital, un impulso positivo.

Luego del buen recibimiento que han tenido Umami y El esquinista, ¿sientes presión de que tus próximos libros tengan que superar las expectativas?

Siento la misma presión de siempre por producir: es interna e insistente y no me deja en paz hasta que escribo. Lo mismo respecto a la calidad. En cambio, siento un poco menos de presión de lo siguiente (encontrar quién publique lo que haces), y eso es una novedad muy agradable.

Novedades editoriales Por Fernando Hernández Urias

1. Jesús Malverde. Manuel Esquivel. Jus. México, 2015. 150 páginas. 195 pesos. El 15 de enero de 1880, en una pequeña ranchería cerca de Culiacán, nació Jesús Malverde. Hijo de una pareja de campesinos pobres que murieron de hambre, tuvo que trabajar desde pequeño como obrero y como peón en una mina. Tuvo, también, que aguantar humillaciones, azotes y golpes por parte de algunos patrones. Pero su vida dio un giro inesperado cuando, mientras caminaba sin rumbo por la sierra sinaloense, se encontró con una aldea china y un enorme cultivo de amapola. Ahí, consiguió trabajo y, cuando la fortuna empezó a sonreírle, empezó la leyenda de quien sería conocido como “El ángel de los pobres”. A partir de una profunda investigación, este libro narra la historia de un forajido que con el tiempo se ha convertido en todo un héroe popular y, recientemente, en el santo al cual le rinden devoción algunos de los criminales mexicanos más famosos de la historia.

2. El castillo. Franz Kafka. Sexto Piso. México, 2015. 352 páginas. 295 pesos.

Como parte de su colección Sexto Piso Ilustrado, la editorial mexicana acaba de lanzar una nueva edición de la novela El castillo, escrita por Franz Kafka y publicada de forma póstuma en 1926. El protagonista del libro es K, un extranjero de treinta y tantos años y de muy mala pinta, que llega a un pequeño pueblo para trabajar como medidor de tierras. Solo, lejos de su familia, e incapaz de identificarse con los habitantes del pueblo, el obstinado K se enfrenta a un lugar cerrado y poco hospitalario. Y con el paso del tiempo, las cosas sólo empeoran. Sus intentos por hablar con el conde Westwest y descubrir para qué fue requerido nunca rinden fruto y lo sumen en una espiral burocrática que parece no tener fin. Una pesadilla de indiferencia e impotencia que parece haber sido escrita en la actualidad. La novela incluye ilustraciones del argentino Luis Scafati y la traducción corrió a cargo de José Rafael Hernández Arias.

3. Boston. Sonata para violín sin cuerdas.

Todd McEwen. Automática Editorial. Madrid, 2013. 300 páginas. 439 pesos.

Aunque fue publicada en España hace un par de años, acaba de llegar a nuestro país la edición en español de la primera novela de Todd McEwen. Se trata de la historia de William Fisher, un hombre común y corriente que trabaja como administrador en el Instituto de Ciencias de Boston. Pero un día, durante una visita a la laguna Walden, aparece frente a él el fantasma de Henry David Thoreau, desnudo y con la barba llena de peces muertos, para pedirle un simple favor: “¡Avisa al señor Emerson!”. Fisher, obediente, sale en busca de ayuda, pero resbala y se golpea contra un bloque de hielo. Y, entonces, su vida se va al carajo. Una serie de momentos de conciencia extrema le revelan que vive en una ciudad donde la gente avanza gracias a una serie de poleas escondidas de forma astuta y donde nadie es capaz de tomar una decisión. Un lugar donde todo es una farsa, una rutina absurda que Fisher está dispuesto a terminar.


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El humanismo de Tomas Tranströmer Por Jesús Sánchez El poeta sueco Tomas Tranströmer murió a finales de marzo de este año. Reproducimos para nuestros lectores dos poemas y algunos fragmentos de la autobiografía del ganador del Premio Nobel de Literatura 2011, prueba del ilimitado valor de su obra.

De marzo del 79

Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje, parto hacia la isla cubierta de nieve. Lo salvaje no tiene palabras. ¡Las páginas no escritas se ensanchan [en todas direcciones! Me encuentro con huellas de pezuñas [de corzo en la nieve. Lenguaje, pero no palabras. (En Deshielo a medio día, Nórdica Libros, 2010)

Solsticio de invierno

Mi ropa irradia un resplendor azul. Solsticio de invierno. Tintineantes panderetas de hielo. Cierro los ojos. Hay un mundo sordo, hay una grieta

por la que los muertos traspasan la frontera. (En Deshielo a medio día, Nórdica Libros, 2010)

Los recuerdos

“Mi vida”. Cuando pienso estas palabras veo frente a mí un rayo de luz. En una aproximación mayor, el rayo de luz tiene la forma de un cometa, con cabeza y cola. La extremidad más intensa, la cabeza, es la infancia y los años de crecimiento. El núcleo, su parte más densa, es la más temprana infancia en la que los rasgos más importantes de nuestras vidas se definen. Intento recordar, intento deslizarme hacia allí. Pero es difícil moverse en esas densas regiones, es peligroso; siento como si me acercase a la muerte. Hacia atrás el cometa se adelgaza —es la parte más larga, la cola. Se hace más y más densa pero también cada vez más ancha—. Ahora estoy en el extremo de la cola del cometa, tengo sesenta años cuando escribo esto. […] Las vivencias más tempranas son en su mayor parte inalcanzables. El relato, las memorias de las memorias, las reconstrucciones en función de estados de ardor repentinos. […] La historia se puede tocar.

Museos

[…] Andaba siempre de excursión. Una vida al aire libre sin ninguna idea de que fuese o no saludable. No tenía puntos de vista estéticos sobre mi caza, naturalmente —se trataba de la Ciencia— pero tuve muchas vivencias de la belleza sin enterarme de ello. Me movía en el gran misterio. Aprendí que el suelo estaba vivo, que hay un interminable mundo reptante y volador que vivía su propia, rica vida, sin preocuparse en lo más mínimo de nosotros.

La escuela popular

[…] Me pregunto qué ha significado para mi existencia el método de transformarse a sí mismo en trapo sin vida. El arte de ser

cortesía: nórdica libros

E

l pasado 26 de marzo murió el sueco Tomas Tranströmer, uno de los más grandes poetas del siglo XX. Hijo de una familia educada y sofisticada, estudió Psicología, oficio que ejerció con reclusos y pacientes de sanatorios mentales. Dice el escritor español Carlos Pardo en el prólogo de Deshielo a mediodía: “Su trabajo consistía en transmitir cierto orden al mundo de quien lo había hallado roto o se le había roto, en este caso jóvenes delincuentes y minusválidos. Es la profesión que ha compaginado durante toda su vida con la escritura de poemas”. ¿No es la labor del poeta semejante a aquella que desempeñó Tranströmer como psicólogo? Darle cierto orden a un mundo que se encuentra irremediablemente roto. Su poesía obtuvo pronto reconocimiento y su estilo estuvo en constante metamorfosis. De una poesía que combinaba un fuerte apego a la tradición clásica (Horacio), recargada en la creación de imágenes fuertes hasta poemas que rozan el haiku en su estructura simple, Tranströmer tejió una obra ceñida a los valores centrales de su vida: un fiel compromiso con el lenguaje y su poder restaurador y un constante intento por recuperar el humanismo desde su dimensión más cálida, solidaria, honda. Reproducimos para nuestros lectores fragmentos de la autobiografía del ganador del Premio Nobel de Literatura 2011 y un poema que dará testimonio del inconmensurable valor de su obra que, hoy y siempre, merece estar presente.

atropellado, conservando el amor propio. ¿No lo habré utilizado en exceso? A veces funciona, a veces no.

La guerra

Era la primavera de 1940. Yo era un muchacho flaco de nueve años que se inclinaba sobre el mapa de la guerra en los diarios, en donde las ofensivas de las divisiones acorazadas alemanas estaban representadas con flechas negras. Las flechas penetraban en Francia y vivían también como parásitos en nuestros cuerpos, enemigos de Hitler. Yo me contaba realmente entre ellos. ¡Nunca estuve tan seriamente comprometido en política! […] Lo que yo entendía, por lo demás, de la derecha, era que uno la votaba si era rico.

Exorcismo

[…] El invierno iba hacia su fin y los días se

volvían más largos. Entonces sucedió algo maravilloso: la oscuridad de mi propia vida también se retiró. Fue de a poco, demoró un tiempo antes de que yo fuese del todo consciente de ello. Una noche de primavera descubrí que la angustia se había vuelto marginal. Estaba con algunos camaradas filosofando (y fumando un cigarro), era hora de ir a casa a través de la luminosa noche de primavera y no sentía que fuese a encontrarme con horrores en casa. Fragmentos de su autobiografía (Nórdica Libros, 2013)

Títulos de Tomas Tranströmer disponibles en español: ► Bálticos y otros poemas, Visor, 2015 ► El árbol y la nube. Obra poética 1954-2004, Nórdica Libros, 2012 ► Deshielo a mediodía, Nórdica Libros, 2011 ► El cielo a medio hacer, Nórdica Libros, 2010 ► Visión de la memoria, Nórdica Libros, 2013 ► Para vivos y muertos, Hiperión, 1992



50 | frente | Escena | del 23 de abril al 6 de mayo de 2015

E

fotos cortesía: daniel finzi pasca

escena

Imágenes unidas por el hilo de la incoherencia Por Mayté Valencia

Nueva York, la historia de Tristán e Isolda, Salvador Dalí y una imaginaria asociación mundial de artistas escénicos se unen en La verità, el nuevo espectáculo de la compañía Daniele Finzi Pasca, que regresa al país con sus caricias teatrales y juegos de clown.

La verità Teatro de la Ciudad Esperanza Iris Donceles 36, Centro Del jueves 30 de abril al domingo 17 de mayo Jueves y viernes, 20:30 horas; sábado, 19 horas; domingo, 18 horas

Una

manera de resumir el trabajo del actor y director suizo Daniele Finzi en sus más de 30 años de creación es ésta: representa la incoherencia de la vida, los pequeños detalles e instantes cotidianos que, en algún momento, se transforman en fortalezas. Así sucedió con su espectáculo Ícaro, una puesta en escena pensada para “un solo espectador” cuya sencillez ha trascendido barreras geográficas y temporales, al haber sido montada por más de 24 años por todo el mundo, en seis distintas lenguas. En México se presentó en el 2013 con una excelente recepción por parte del público. ¿Cuál es el secreto? En palabras del director, autor, coreógrafo y clown, esta pieza es “como el papá” de todas las producciones posteriores de su compañía, “es mucho más íntima, hay una reducción total de elemento. Es algo a lo que regreso de vez en cuando”, explica. Sin embargo, en Ícaro —que forma parte de una trilogía dedicada a la fuga que completan Dialoghi col Sonno y Arianna— hay mucho más que cercanía; hay locura creativa, hilaridad gestual, mundos encerrados y enfermos de los que, según enseña su entrañable protagonista, es posible escapar. Esta vez el creador vuelve a la ciudad con La verità, un espectáculo de teatro acrobático que, a diferencia de su reconocido unipersonal, tiene una producción grande con 13 artistas sobre el escenario y maquinarias escénicas que –aunque no se comparan en magnitud— parecen seguir el camino que el creador suizo marcó al dirigir el espectáculo de la clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006, o Corteo para Cirque du Soleil.

El resultado es un montaje con una estética visual poderosa que, no obstante, conserva las características de la técnica que el artista ha denominado como “teatro de la caricia”. En este método teatral —que instauró al mismo tiempo que su primera compañía, Teatro Sunil— permea la sutileza, el gesto invisible y humano, el espíritu lúdico, la magia y el viaje interior. La verità se desarrolla a partir de un elemento que en sí mismo carga un sentido onírico y poético: un telón abandonado en una caja de madera que en realidad es una pieza única que pintó Salvador Dalí, en los años cuarenta en Nueva York, para su versión de Tristán e Isolda. Las imágenes se intercalan como en una quimera: teatro, surrealismo, ópera, una ciudad que no duerme y sus migrantes europeos que huyen de la devastación de una guerra. En este espectáculo, Daniele Finzi hila la incoherencia y salta de un referente a otro sin recato: “Nos basamos en el surrealismo, en su leguaje y estructura propia, y en la posibilidad de superponer imágenes sin un sentido directo, pero llenas de un sentido simbólico. Pensar la escena desde la superposición de imágenes da la posibilidad de brincar de un lado a otro por todos estos referentes”, explica el creador, quien ha mencionado que esta capacidad de jugar y capturar instantes despojados de la noción del tiempo es una herencia del ambiente fotográfico en el que creció, ya que su bisabuelo, su abuelo y su padre practicaron esta actividad. En este juego circense, que también combina danza y teatro, suceden varias historias. El juego clownesco se desarrolla alrededor de la subasta del telón de Dalí, el cual busca venderse para subvencionar


del 23 de abril al 6 de mayo de 2015 | escena | frente | 51

mutis Creadores de la maquinaria escénica Por Mayté Valencia

Daniel Primo

E

s videoartista teatral y diseñador escenográfico. Ha trabajado para compañías como Teatro Sin Paredes, con David Psalmon, Principio, con Diego Álvarez Robledo, el Centro de Producción de Danza Contemporánea (ceprodac) y con directores como Martín Acosta y Juliana Faesler. Sus videos son luz, documento y espacio.

¿Cómo definirías el videoarte teatral?

“La verità se desarrolla a

partir de un elemento que en sí mismo carga un sentido onírico y poético: un telón abandonado en una caja de madera que en realidad es una pieza única que pintó Salvador Dalí […] para su versión de Tristán e Isolda.” una imaginaria asociación que desean formar los artistas del mundo teatral en beneficio de sus derechos. “Partiendo de esta subasta que nunca se logra, hay reflexiones sobre la vida del artista, se indaga y abren puertas sobre la historia de Dalí, la de Tristán e Isolda. Hay una reflexión sobre la verdad escénica que es muy lejana de la verdad de la vida real. Una verdad que todos los actores intentamos capturar, aprehender y controlar de alguna forma”, explica Finzi. ¿Y cuál es esa verdad escénica? Para el creador suizo nace cuando el director y los intérpretes trabajan para que el gesto y la palabra que danzan en el escenario parezcan verdaderos. “En el escenario nada puede ser verdadero porque la sangre real no parece bastante roja, los muertos no son lo bastante fríos, y esto es el gran dilema de representación que existe en el teatro, ¿cómo hacerlo? Ésa es una pregunta que los teatreros se han hecho desde hace cientos de años; que si se hace vivencial o que si el gesto tiene que ser más abstracto, creo que desde el tiempo de los griegos estamos discutiendo cómo se debe lograr esta verdad en escena.” Finzi Pasca es una compañía creada en el 2011 por Antonio Vergamini, Daniele Finzi Pasca, Hugo Gargiulo, Julie Hamelin y Maria Bonzanigo, cuando se fusionaron Teatro Sunil

e Inlevitas. La verità es el primer espectáculo que nace de esta unión que, como explica el suizo, conserva el mismo espíritu de siempre: “Es como si hubiéramos cambiado el cartel o el nombre de un restaurante, pero los platos, cubiertos y todo el servicio siguiera igual”. En cuanto a la peculiaridad de la compañía, Finzi refiere que tiene una estética muy visual y que la interpretación de los integrantes es reconocible por sus gestos. “Cada vez tratamos de sorprender, existe un constante balance entre el sentido de la belleza y, por otro lado, las ganas de conmover. Somos clown a quienes les gusta conmover a partir de la risa, pero de repente hay un giro que cambia drásticamente esa emoción”, comenta. Personajes con una enorme cabeza de rinoceronte, danzantes que parecen flotar a una gran altura, malabaristas que se retan, acróbatas que desafían a la gravedad en una escultura enorme de acero, la imagen de un caballo de ensueño al fondo, escaleras que parecen no llegar a ningún sitio, actores que se mofan, equilibristas de las nubes. Todas las imágenes suceden en el territorio de los sueños: inconexas, delirantes, asombrosas. Al hablar del universo daliliano se tenían que crear estos universos grandilocuentes y surreales: justo lo que se observa en el escenario. No obstante, en medio de todas estas sorpresas, hay ideas que aparecen como un mensaje dentro de una botella. “Al final uno tiene que agarrarse a ciertos recuerdos, palabras y frases que existieron en lo cotidiano. La verdad, al final de cuentas, vive y sobrevive gracias a los pequeños detalles que uno se lleva consigo. A veces esos pequeños detalles se olvidan. Pero este espectáculo dice: ‘Estos detalles, estas caricias, estos pequeños bombones que alguien nos daba cuando estábamos chiquitos son los que tenemos que preservar porque nos van a ayudar mucho cuando las necesitemos en verdad”, explica Finzi.

Desde hace algunos años, con la democratización de la tecnología, cada vez se recurre más a la herramienta del video o audiovisual dentro de las artes escénicas. Si yo hubiera intentado hacer esto hace 20 años hubiera sido más complicado. El videoarte dentro de las artes escénicas llega a cubrir un espacio que necesitan los creadores a partir de la tecnología, el movimiento, la velocidad y todas estas cosas de la posmodernidad. En ese sentido, ahora ya es una rama más dentro del diseño escenográfico. Hay más personas que se especializan en el videoarte y en la forma de incluir este lenguaje en las artes escénicas. Intentamos conciliar y dialogar con el teatro. Además, es un proceso natural del teatro, porque es un arte que abarca otras manifestaciones, por ejemplo, la iluminación ahora la damos por hecho, pero antes, cuando no había electricidad, sí había teatro, hasta que hubo un momento donde se tuvo que integrar completamente al lenguaje escénico y ahora es algo natural. Ahora estamos en un punto donde estamos investigando hacia dónde va esta adición de lo tecnológico.

¿Hacia dónde va el videoarte? Por un lado, es un lenguaje que ya se desarrolló mucho con la cinematografía o el video, pero a la hora de incluirlo en el teatro se tiene que descomponer porque no funciona de la misma forma. Existe la idea de la imagen concreta, figurativa o abstracta, y éstas se integran según la propuesta de cada creador.

¿Cuál es tu propuesta? Mi forma de entender el video es que éste puede manifestarse de tres formas diferentes en el teatro: documental, simbólica y espacial. Cada una de estas tres partes toma una forma distinta, pero se entrelazan todo el tiempo. A mí me gusta trabajar con documentos porque siento que el video aporta mucho a la lectura de la realidad. También utilizo muchísimo al video como fuente de iluminación, entablo diálogos interesantes entre él y la luz porque al fin y al cabo son lo mismo. Me gusta la multiplicidad, trabajar con imágenes de archivo. Con Diego Álvarez tengo un trabajo de colaboración interesante, es más una cocreación, ya que él ha empezado a hacer una dramaturgia con multimedia; a veces el dispositivo de video modifica su escritura o a veces ésta tiene huecos para ser llenados por el dispositivo.

¿Qué piensas del panorama actual del teatro? En el ambiente político, la cultura está relegada y eso permea en el quehacer teatral. Hay muchas producciones y gente haciendo teatro de forma muy brillante, que además está buscando un lenguaje propio y personalidad. Asimismo, estamos en un momento donde el teatro tiene que reivindicarse a sí mismo, a partir de sus creadores, en cuanto a la forma como se relacionan con el espectador. Al ver lo que sucede con la Compañía Nacional de Teatro o el Sistema Nacional de Creadores que, aunque no me parece que sea algo malo, te das cuenta de que hay una responsabilidad de los creadores jóvenes de organizarse para que todas esas cosas en las que no estamos de acuerdo no se reproduzcan. Los artistas, en general, deben comunicarse y dialogar sobre cuáles son las cosas que están padres y cuáles no, y ver cómo no reproducirlas como se ha hecho en todo el último siglo. El típico “granito de arena” tendría que manifestarse de esa forma.


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El universo prehispánico en una obra contemporánea La ópera en náhuatl Xochicuicatl cuecuechtli se presentará en el Teatro de las Artes del 24 al 26 de abril. Es un trabajo singular que se preocupó por destacar la sonoridad del náhuatl y cuya labor exhaustiva de investigación, interpretación y producción rindió frutos en forma de una celebración poética que refleja la riqueza simbólica del México precolombino.

foto: photocity studio

Por EGR Xochicuicatl cuecuechtli Teatro de las Artes del Cenart Río Churubusco 79, esquina calzada de Tlalpan, Country Club Funciones: viernes 24 de abril, 20 horas; sábado 25, 19 horas; y domingo 26, 18 horas. Entrada: 150 pesos en zona preferente y 100 pesos en galería

H

ace diez años el musicólogo y compositor mexicano Gabriel Pareyón trabajaba en un estudio sobre los Cantares mexicanos, una colección de poemas coreados y escritos en lengua náhuatl, en los que se abordan temas como la primavera, la guerra y la sexualidad del mundo prehispánico. La investigación detonó un proyecto ambicioso y singular: la creación de una ópera en esta lengua indígena basada en el texto “Xochicuicatl cuecuechtli” (Canto florido de travesuras), uno de los que componen este libro reeditado en el 2011 por Miguel León-Portilla. Rodeadas de una escenografía sencilla y con una vestimenta matizada en colores neutros, tres ahuianimeh (jóvenes “alegradoras”) danzan en el escenario. Sus movimientos, miradas y jugueteos son eróticos. Su canto es singular: picante, vivaz; nada parecido a los referentes operísticos más difundidos, es decir, los europeos. “Normalmente, cuando se piensa en la ópera nos remitimos a la ópera italiana. En este sentido, Xochicuicatl cuecuechtli es una construcción única en su tipo, no tiene punto de comparación”, dice Enid Negrete, diseñadora escénica y coordinadora general. “Para respetar la esencia de la lengua náhuatl, Pereyón creó una partitura con una notación original completamente distinta al pentagrama europeo tradicional que está hecha a partir de símbolos de la iconografía antigua de las culturas precolombinas”, asegura Negrete. Todas las anotaciones musicales —dibujos, íconos, siluetas— fueron escritas especialmente para la orquesta Kuauhkiauhtzintli (Lluvia de palos) dirigida por el percusionista y compositor José Navarro Noriega, quien utiliza instrumentos prehispánicos, como el teponaztli (percusión de madera) y el huehuetl (tambor con membrana), así como ocarinas, sonajas, flautas y hasta molcajetes. En cuanto al canto y la voz, Negrete refiere que se utilizó una técnica específica para destacar la sonoridad del náhuatl. “El trabajo

“Para respetar la esencia de la lengua náhuatl, Pereyón creó una partitura con una notación original completamente distinta al pentagrama europeo tradicional….” vocal se concentra en la articulación y no en la impostación, como es usual en la ópera tradicional. Trabajamos sobre el mismo apoyo que se utiliza para el canto lírico, también sobre la misma proyección, pero no sobre la impostación. También hay mucha voz nasal.” El montaje es original en diversos sentidos: la lengua en la que se escribe, la proyección vocal, la danza y la instrumentación de la orquesta. Una de las innovaciones en la composición de esta ópera es la utilización de la danza como un elemento musical más. En este caso, se trata del baile de son de artesa ―de origen precolombino y que aún sigue practicándose en estados como Guerrero y Michoacán― cuyo principio es entender a la tierra como un elemento sonoro y al ser humano como su percutor. “Xochicuicatl cuecuechtli introduce componentes que no se habían usado ni en la ópera europea ni en la mexicana de los últimos cinco siglos: la danza como instrumento musical, la invención de una escritura que esencialmente depende de la relación instrumental con la

vocalización del náhuatl, pero, sobre todo, la estructuración dramática en la que todos los elementos son de igual importancia y conviven en casi todos los compases de la partitura”, comenta Negrete. De autoría anónima, el texto en el que está basada la ópera —compilado en el siglo XVI por fray Bernardino de Sahagún— aborda la sensualidad azteca y, de acuerdo con Pereyón, puede considerarse el antecedente del albur moderno, ya que contiene juegos de palabras con doble sentido y con mensajes sexuales implícitos. La obra narra la llegada de un extranjero llamado Tohuenyo —proveniente de Cuextlán, el país de los huastecos—, un joven ágil, alburero y atractivo que seduce a las “alegradoras”, quienes tras un jugueteo erótico lo abandonan y lo dejan sumido en la tristeza. No obstante, Xochipilli —deidad mexicana de las flores, la música, el amor juvenil y las enfermedades venéreas— consuela a Tohuenyo y le regala una huilacapiztli (ocarina en forma de ave) para que se alegre con su música.

De acuerdo con Pereyón, quien realizó exhaustivas investigaciones musicales, literarias y lingüísticas a lo largo de una década para este montaje, “las ahuianimeh eran compañeras de baile de los guerreros aztecas, cumplían una función muy específica en la élite social del México prehispánico que era darles placer. Sin embargo, no eran consideradas prostitutas como tal, al menos no como lo entendemos en el mundo occidental”. Xochicuicatl cuecuechtli se estrenó en Arcelia, Guerrero, ante una gran comunidad de indígenas. Posteriormente, se presentó en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), donde ahora regresa tras una excelente recepción por parte del público. En esta segunda temporada, la obra estrena nuevo vestuario diseñado y realizado por David Gremard Romero, quien, junto con Jorge Serrano, también está a cargo del maquillaje corporal de los intérpretes. Por su parte, la escenografía se mantiene igual: sencilla y lejos de la concepción colorida —para Negrete, una versión “folclorizada”— con que se relaciona comúnmente a los mexicas. El proceso de trabajo fue exhaustivo y demandante en cuanto a la investigación, la interpretación y la producción. En el montaje participan cinco creadores escénicos (César Juárez-Joyner; el actor y acróbata Ricardo Díaz Mendoza; Libertad Hernández, cantante de ópera; la bailarina Alma Priscella Uvalle; la coreógrafa y bailarina Silvia Moreno; y la actriz Abril Mondragón), los músicos de Lluvia de palos y sus más de treinta instrumentos. “El trabajo de los actores consistió en una preparación de por lo menos seis meses de entrenamiento físico y vocal, pues la representación exige voz, al tiempo que se realiza una danza. Asimismo, el diseño escenográfico requiere de muchos detalles”, cuenta Negrete. Cabe mencionar que la escenografía fue seleccionada para participar en la Cuadrienal de Diseño y Espacio Escénico de Praga, a realizarse en junio próximo. Los esfuerzos de todo el equipo creativo corresponden con el resultado: Xochicuicatl cuecuechtli es un trabajo singular que, de manera fascinante, sumerge al espectador en el universo prehispánico. Una celebración poética, dancística y musical que, sin ser una reconstrucción arqueológica o histórica, refleja la riqueza simbólica del México precolombino.



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C comida

Hongos: diminutos campanarios paganos Por José Manuel Velasco

Enoki

La ingesta de hongos en México data de la época precolombina. Pero vino la Colonia y con ello los tabúes, entre ellos: el uso de setas y hongos para preparar guisos. Para regocijo de micófilos y chefs, los hongos han ido recuperando terreno y prestigio hasta convertirse en un ingrediente favorecido para reinventar platillos locales e internacionales.

Sin

Morilla

hongos no habría pan ni quesos azules ni cerveza; tampoco penicilina ni ciertos paraísos artificiales. En la Ciudad de México, cuando se trata de echarlos al plato, hay dos clásicos irremplazables: las quesadillas (de champiñón o cuitlacoche) y el caldo de hongos. Se sirven fritos, hervidos, salteados, deshidratados, crudos; se les añade mantequilla, cilantro, perejil, quelites; se combinan con carnes, quesos, gramíneas y legumbres. Ensaladas, croquetas, pizzas, guisos, tacos: el hongo es ubicuo. No es gratuita la mística que emana del reino Fungi. Abundan capítulos trágicos en donde setas y hongos fueron proscritos de cacerolas y pucheros. Todavía hay abuelas que echan al cazo una moneda de plata (dentro de sus guisos de setas silvestres) para

ver si el metal se pinta de negro a causa de las toxinas. Son organismos extrañísimos. Muchos hongos son fotosensibles, poseen sentido del tacto, calculan la distancia que media entre los objetos y acaso algunos perciben el sonido.

Micolatría indígena y repulsión cristiana La ingesta de hongos en México retrocede a la época precolombina. Bernardino de Sahagún menciona a los nanacátl (carne de la tierra), los honguillos que “emborrachan y hacen ver visiones”. El alimento ritual solía bañarse con miel y se comía en ayunas; era parte indispensable del convite que normalmente se prolongaba hasta el amanecer entre cánticos, bailes y bebedizos de cacao. Durante los primeros siglos de la Conquista, diversos registros etnográficos elaborados por peninsulares hablan del consumo de hongos como una práctica cotidiana dentro de los pueblos indígenas; sin embargo, sus observaciones no se limitan a pintar un simple cuadro de costumbres. Los novohispanos verán en la ceremonia micófila el rostro de una falsa comunión; no parece raro que la época colonial haya visto con malos ojos el uso de setas y hongos para complementar la preparación de sus guisos. Hay zonas en que el estigma perdura hasta nuestros días. El alto nivel de toxicidad

de muchas especies, el desconocimiento de sus propiedades orgánicas y nutrimentales, su apariencia extraterrestre y el imaginario de supersticiones medievales donde las setas aparecen como parte del universo de los duendes, las brujas y los hechiceros, han contribuido a dejar fuera de los recetarios a estos organismos. Afortunadamente, entre nosotros los hongos han ido recuperando terreno y prestigio. En parte gracias a estudios científicos que los certifican como fuente calórica notable (un alimento rico en nutrientes, fibra, potasio y vitaminas); y, por otro lado, a causa de la accesibilidad a ingredientes de otros países, lo cual ha otorgado a los cocineros la oportunidad de reinventar sus platillos locales, en pos de un intercambio gastronómico abierto a nuevos sabores.

Ruta fungi DF En el local 260 del mercado de San Juan, a cargo de Hermelinda Guillén, uno puede encontrar alrededor de 20 variedades de setas y hongos tanto cultivados como silvestres. Hermelinda cuenta que —principalmente— los clientes compran el producto para preparar cremas, aderezos y rellenos. Entre otros, vende setas silvestres, hongo gachupín, morilla, escobeta, duraznillo, robellón, trompa de puerco, cuitlacoche, tejamanil, clavito, yemitas, champiñones y


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El rincón de BURGERMAN @burgermanmex Mooyah Burgers. All American Tejamanil

Shiitake

portobello; también ofrece algunas variedades de origen Champiñón oriental como el shiitake y el enoki. Aunque en época de lluvias (de mayo a septiembre: prepárense) la disponibilidad del producto aumenta, aquí siempre es posible encontrar diversos tipos de especies Skandar Abdurrahim recomienda el gran clásico de la cultivadas en invernadero y elegir surtidos para mez- cocina indonesia: el tempeh. Básicamente, se consigue del clar con frijoles, chile, flor de calabaza y epazote. En los frijol de soya fermentado al cual se le inocula un hongo; alrededores del mercado hay varios restaurantes donde más adelante, este se sazona con jitomate, ajo, cebolla y vale la pena sentarse a disfrutar una crema de hongos. La chile, y se sirve sobre hoja de plátano. El mismo platillo Cocinita de San Juan (Ernesto Pugibet 21), por ejemplo, se puede ordenar frito —tempeh goreng—, marinado con incluye en su menú prehispánico una de setas silvestres y ajo, cebolla y sal. ¡Pizzas! ¡Por supuesto! A bote pronto otra de champiñones, ambas lo suficientemente sustan- dos lugares para degustar el milagro del champiñón sobre ciosas como para acompañar con unos tacos de chapulín el queso, la masa y el jitomate: La Trattoria Della Cassa o de escamoles. Nuova (Av. de la Paz 40, San Ángel) y La Cicala (Luz SaviEn un sondeo a vuelo de pájaro por los sitios que ofre- ñón 1366, Narvarte). cen tacos y quesadillas con hongos, habría que mencio nar el taco de setas en achiote con salsa xnipec (habanero, Un estigma que se apaga cebolla morada, limón y vinagre) que venden en Cate En estados como Hidalgo, Jalisco y el Estado de México de mi Corazón (Baja California 295), y las quesadillas de todavía es común encontrarse con campañas gubernacuitlacoche de Los chamorros de Mérida (Mérida 126); mentales que aconsejan evitar la compra de hongos y setas silvestres en puestos improvisados. Las para los que llevan una vida libre de queso (¿por autoridades desconfían del conocimiento qué?), esta antojería también sirve el cuitlaempírico de la gente local y promueven coche en tostadas y en pambazos. El el cultivo en invernaderos. Casos boom vegano ha traído consigo las aislados de intoxicación —aunaventrudas y generosas hamburguesas de portobello; dos locales dos a la mala fama que precede a para zamparse una buena burger los hongos— sirven de pretexto vegetariana de cinco estrellas para alejar a consumidores son el Pan Comido (Tonalá 91) y potenciales de recetas regionales. Quizá inconscientemente, La Chicha, en cualquiera de sus todavía arrastramos una buena sucursales (Orizaba o Cineteca). dosis del recelo cristiano frente Varios escalones arriba, con a este alimento; por fortuna, la un abanico de platillos más sofisticados, está el restaurante Rosetta sociedad gira en dirección contraria. La accesibilidad a la infor(Colima 166), que durante las lluvias mación, la promiscuidad cultural y incluye hongos en casi todas las opciones de su menú. Risottos con hongos mixla revaloración de los conocimientos y tos, ensalada con hongo porcini a la plancha, la botánica ancestrales han favorecido a la Portobello carpaccio de hongo yemita y otro más de queso de imagen de costumbres que antaño fueron denoscabra bañado en miel de trufa y salpicado con ralladura tadas por oscuras y grotescas; para alegría de micófilos y de trufa negra. En estos meses, antes de la temporada de cocineros, los síntomas del éxodo son cada vez más evilluvias, tienen ñoquis con morillas preparados en mante- dentes: los creyentes y los sibaritas rehúyen el cobijo de quilla, aceite con ajo, vino blanco y parmesano. las cúpulas papales para volver a andar libres y desnudos Una opción para quienes buscan recetas orientales sobre la hierba, al amparo de esos diminutos campanarios es el restaurante Warung Makan (Puebla 340). El chef paganos que crecen en los bosques.

E

n general, querido lector, soy un hombre desconfiado. Pero con las hamburguesas soy todo lo contrario. Por lo regular, cuando me recomiendan un nuevo lugar o una nueva burger, soy muy receptivo. De quien no confío, ni para una recomendación de hamburguesas, es en la publicidad, las agencias o las compañías de relaciones públicas. Me dan ñáñaras. Yo sé que sólo hacen su trabajo y éste consiste en tratar de convencer al consumidor de que vale la pena poner su dinero y su gusto en algo. Por eso, cuando me han contactado de agencias para que vaya a probar la nueva “hamburguesa maravilla”, lo tomo, como dicen los gringos, con un grano de sal. Recientemente, me volvieron a escribir de una agencia para invitarme a probar un restaurante de muy reciente apertura. Comenzábamos mal: 1) me llamaban de una agencia; 2) el restaurante era en Santa Fe, que es mi zona menos favorita de la Ciudad de México; 3) vi la información que me mandaron y decía que la carne tenía 30% menos grasa que las hamburguesas normales. Pero con todo, me lancé, sin avisar a la agencia, para probarla. Lo siento. Ante una nueva hamburguesa no me puedo negar. Y me intrigaba esta nueva cadena, porque nunca la había escuchado. El lugar se llama Mooyah (Guillermo González Camarena 1400, Zedec Santa Fe, DF - @Mooyah_Mexico y www.mooyah.mx) y, actualmente, sólo hay una sucursal. El caso es que fui. Y qué bueno. La carta es sencilla: sólo hay hamburguesa con o sin queso, doble con o sin queso y una variante de pavo, una veggie y una variante sin pan, pero con lechuga como sustituto. Puede uno construir una propia con una amplia gama de complementos, entre los que también hay delicioso tocino. De entrada me recordó un poco a otra cadena norteamericana que conozco bien y me encanta: Five Guys Burgers. Me emocioné tanto que ordené una doble con queso y tocino, malteada y papas. Me gustó la opción de tener fries de camote dulce. Ordenas, pagas y te sientas a esperar. Es fast food, pero no tan fast. Se jactan de tener pura carne sin congelar, papas cortadas diariamente, pan horneado ahí mismo y puros ingredientes frescos. Seguía sin gustarme la idea de que tuviera 30% menos grasa, pero bueno. Finalmente llegó. Portento. Me hizo sonreír porque de la carne de arriba escurría un hilito de grasa que se veía prácticamente obsceno y hasta erótico. Ataqué sin pudor y la verdad me sorprendió. La carne con muy buen sabor; el pan de muy buena consistencia, tanto que aguanta a la perfección el embate del tamaño; el tocino, como siempre, sin falla. En su relación tamaño/ sabor/grasa aprueba con mención. Sabe decididamente americana. Nunca entendí a qué se referían que con menos grasa, porque es una de las cheeseburgers más grasosas que me he comido de este lado de la frontera. Muy recomendables. ¿Me gustó? Mucho. ¿Regresaría? Sí. Vale la pena la vuelta a la #ciudadcorbata que es Santa Fe sólo por ella. Al parecer abrirán varias sucursales pronto. Espero que una me quede cerca. Puede ser que no estén de acuerdo conmigo. Para eso, sus comentarios y sugerencias siempre son bienvenidos en @burgermanmex; en Instagram también como “burgermanmex”; en el blog: burguerman.blogspot.com y en la página de Facebook: www.facebook.com/burgerman.mex. Se agradecen todos sus likes y retuits.


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Pesca del día Lucy Alexander: food tester

¿

Qué quieres ser de grande?, le preguntaban a Lucy Alexander. Era el principio del siglo pasado, así que no pudo pasar por su mente de niña la idea de poner un restaurante, ni la de dedicarse a la crítica de comida, ni siquiera la de ser cocinera profesional. Pero la vida le deparaba una profesión inimaginable: catadora de alimentos para la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos. No sabemos nada de ella salvo que ésa fue su chamba al menos entre 1923 y 1937, y que aparece en estas fotos semiperdidas en la Biblioteca del Congreso. Primero: “Miss L.M. Alexander”, March 9, 1923; segundo: “Miss Lucy Alexander, food tester, Department of Agriculture”, de Theodor Horydczack, ca. 1935; tercero: December 4, 1937. Washington, DC. “Miss Lucy Alexander, Chief Cooking Specialist, & Miss Jessie Lamb, Assistant Cook”. Te saludamos desde este siglo, pionera.

guarniciones

Recomendaciones micófilas Umami líquido, Christian Puglisi Puglisi es el chef del restaurante Relæ, en Copenhague. Su umami líquido es una maravilla de receta: simplísima, sabrosísima, utilísima. Los editores de Saveur, donde recién apareció como uno de sus “Saveur 100”, la recomiendan para terminar pastas con unas cuantas salpicadas, para verduras salteadas o mezclado con mantequilla para untar en pescado asado. Nosotros también se la ponemos a las hamburguesas. Va así: mezclar un kilo de champiñones en rebanadas con una cucharada de sal de grano; curar durante una hora. Colocar una manta de cielo sobre un tazón grande; agregar los hongos, la sal y todo el líquido que hayan soltado. Hacer un atillo con la manta y los hongos. Exprimir. Exprimir muy bien. Ese líquido que cae al tazón es umami puro. Colocar en una mamila y refrigerar hasta dos semanas.

Mycophilia: Revelations from the Weird World of Mushrooms Eugenia Bone (Rodale Books, 2013) Comer un hongo Lactarius camphorathus puede hacer que los poros del cuerpo humano emitan un olor a miel; hay hongos que crecieron en las paredes radioactivas de las ruinas de Chernóbil gracias a que aprendieron a producir melanina; hay redes delicadísimas de hongos que pueden alimentar árboles enteros; hay un hongo gigante en la costa oriental de Estados Unidos: mide 890 hectáreas y pesa, dicen, más de seis mil toneladas. El libro de Eugenia Bone no es únicamente una colección de “revelaciones del extraño mundo de los hongos” como éstas, pero ningún lector con una pizca de curiosidad puede no maravillarse ante ellas. Juegan con la mente, le dan una voltereta, casi la lastiman. Como algunos hongos.



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D debutantes

Mi Valedor Una revista de calle que habla de lo que pasa en ella, que muestra lo que se ignora en una caminata cualquiera y retrata las historias que sobreviven en el pavimento, ha empezado a circular en manos de los indigentes de la ciudad.

En

1991 empezó a circular por las calles de Londres The Big Issue, una revista que tenía una característica diferente a cualquier otro producto editorial de la época: quienes la vendían eran personas sin hogar. No era un proyecto asistencialista per se. Si bien uno de sus objetivos era ayudar a los indigentes, no les regalaba nada. Más bien la idea era ofrecerles trabajo. Después de unos meses, la revista había alcanzado tal éxito que el proyecto se replicó en otras ciudades de Europa y Estados Unidos, y debido al impacto positivo en el modelo de empleo se creó La Red Internacional de Periódicos Callejeros. Hoy, gracias al apoyo de esta institución, existen 120 publicaciones en 40 países con 28 000 vendedores que han logrado construirse una vida más digna. La Ciudad de México —donde hay 4 014 personas en condición decalleydelascualeslamitad muerepornegacióndelosserviciosde salud— pertenece desde hace un mes a esta red de publicaciones independientes con la revista Mi Valedor que, con un número cero ya publicado, es distribuida por indigentes en el parque México, la colonia Candelaria, San Cosme, en los alrededores del metro Cuauhtémoc y de la glorieta de los Insurgentes. El hecho de que las creadoras de Mi Valedor sean puras mujeres es —según dijeron ellas mismas— una suerte. Sin ser periodistas de academia, aunque tampoco estaban tan verdes en el medio, fueron persuadidas por María Portilla, quien estudiaba pintura en Londres y era lectora asidua de The Big Issue, para replicarla en la ciudad. Cuando Portilla empezó a buscar posibles aliados nadie le hizo mucho caso a excepción de sus amigas de la infancia quienes se convirtieron en sus socias. Portilla es la directora general. Ana Nieto se encarga del diseño, Delphine Tomes de la fotografía, Regina Rivero Borrell de la coordinación editorial y Paula García de las relaciones públicas. A poco tiempo de iniciar su publicación, las piezas estaban casi completas, sin embargo, faltaba lo más importante: el trabajo social y la vinculación con los encargados de distribuir la revista en las calles. Aunque existen muchas instituciones que ayudan a las personas sin hogar, Mi Valedor buscaba una que no sólo les remediara las necesidades inmediatas, sino que los impulsara a salir

adelante por medio de la confianza y el trabajo. Investigando dieron con Elena García y con La Carpa, una trinchera en la Merced cuya principal función es la vinculación de profesionales con las personas de la calle y habitantes del barrio. Ahí empezaron a escuchar que las personas se saludaban con un “qué onda mi valedor”, y fue ahí donde conocieron a los primeros sin hogar que participarían en el proyecto. Además de involucrarlos en la venta de la revista, organizan talleres para conocer las historias de estas personas y alentarlas a participar en los contenidos editoriales. Una vez que les explican el modelo de negocio y los códigos de conducta que hay que cumplir mientras, se acuerda un espacio de venta procurando que tenga buena afluencia peatonal. Después de vender una tanda completa, los distribuidores regresan para comprar la siguiente edición y así convertirse en una suerte de empresarios independientes. Aunque la publicación tiene un gran peso gráfico y visual, también desea ser un medio de reflexión y hablar de proyectos que, como éste, buscan una sociedad más incluyente. Mi Valedor pretende ser una ventana de narraciones espontáneas, reales, crudas; un producto que eche mano de la literatura para retratar la vida de esta megalópolis donde reina el caos, donde en alguna esquina pueda sustituirse un bote de mona por letras, arte, fotos e historias, a partir del manifiesto de la publicación que, entre otras cosas, postula: “No es cuestión de levantar al otro, es cuestión de levantarnos juntos”. Cada edición girará en torno a un concepto específico. En los siguientes números las temáticas a tratar son Amarrados, Fisuras y Olvido. Las secciones que abordan el tema del número son Cuento, al inicio del ejemplar; Documental, con historias de proyectos de inclusión social; Arte e ilustración, donde estarán participando diferentes artistas; y Ellos, espacio para que los mismos valdedores expongan sus dibujos y narraciones. Paula García, encargada de relaciones públicas de la revista, resume el concepto del número que podrás comprarle a los valedores a partir del primero de mayo: “Amarrados los tamales y amarradas las lenguas de los amantes. Amarrados los hechizos que enamoran con un hilo atado en el cuello. Amarrados los zapatos como piñatas desde el cableado de la ciudad. Un cableado enmarañado, como el sistema político de la capital”. —Mariana Coppel


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Área canina del parque México

fotos lulú urdapilleta

Parque México Av. México s/n, Condesa Horario: todos los días, de 7 a 22 horas

D

espués de lo que parecía una eternidad de remodelaciones en el parque México, la explanada volvió a abrirse al público. Y por petición de los vecinos de la Condesa — personajes que en lugar de reproducirse tienen uno, dos o tres perros— se aprovecharon estas obras para instalar un área canina. A la delegación Cuauhtémoc lo que le importaba era que el parque y, dicho sea de

La Alfajorería Un buen día, la chef Canela Montenegro le preparó unos alfajores a Joselo Rangel. De tan ricos que estaban, el tacubo, fanático de estos dulces, se hizo su socio y pusieron una tienda dedicada a venderlos: La Alfajorería.

L

os argentinos los trajeron a México. A Argentina los españoles. A España los árabes. Una vez tropicalizados, y sustituidos los dátiles por el dulce de leche, los alfajores se popularizaron tanto en Argentina que hoy en día se comen a toda hora y se venden en todos lados: se producen seis millones al día en ese país y cada región tiene su propia receta. Los cordobeses son de masa esponjosa rellena de frutas o mermelada. Los santafesinos tienen tres capas de galleta y una dosis cuantiosa de dulce de leche —­­especiales para comas diabéticos—, los tucumanos se rellenan con miel, y los santiagueños son crocantes y llevan merengue. Canela Montenegro, originaria de Santiago del Estero, Argentina, creció en una casa de cocineros y aprendió a elaborarlos como

paso, la calle Ámsterdam dejaran de ser un foco de infección ocasionado por las heces que los dueños “olvidan” recoger. Invirtió la módica cantidad de un millón de pesos para instalar amenidades en las que los perros corren, brincan o van por un palo mientras los dueños se sientan a contemplarlos con el orgullo de un padre que celebra desde la banca el gol de su hijo.

cualquier otro platillo cotidiano. Que ahora tenga un pequeño local de alfajores en la calle Fernando Montes de Oca es una historia que empezó en Guadalajara gracias a los antojos de Joselo Rangel, quien es socio del lugar. El novio de Montenegro, quien trabaja con Café Tacvba, le platicó que cada que el guitarrista iba de gira a Argentina regresaba con cajas de alfajores. Entonces, ella le preparó una cajita a Joselo y su buen sabor sentó las bases para hacerlos como negocio. “Desde hace cinco años me dedico a hacer alfajores. Aprendí con mis abuelos, eran cocineros y tenían fondas. Mi fuerte es la comida salada, pero me dediqué a esto por acercarle los alfajores a Joselo y después me di cuenta de que a todos les gustaban”, platica Montenegro. Una vez asentada en la Ciudad de México abrió una pequeña fábrica donde atendía pedidos para eventos y, recientemente, el proyecto se amplió con un punto de venta en la Condesa. El proceso de elaboración es completamente artesanal, son galletas delicadas y se hacen a diario, como en las panaderías tradicionales argentinas. La idea del local es que, igual que en todas las tienditas de allá, la gente que va pasando se lleve unos cuantos o se coma uno de un jalón, “casi nadie logra racionarlos”. El alfajor parte de una mezcla de harina. La masa se estira, se corta y se hornea. Cuando se enfría se rellena con dulce de leche, se cubre con una capa de chocolate y, por último, se decora.

Alicia Felicitas recibe a los visitantes a la entrada de los mil metros cuadrados que componen el área canina, todos tapizados de arcilla fina y una red hidrosanitaria que permite la filtración de líquidos. “¿Qué pasó chiquito?, tranquilo, tranquilo”, le dice Felicitas a un perro bóxer que va saliendo muy emocionado. Después agrega: “Es un espacio que ha tenido bastante éxito, pero la gente no se adapta a las reglas. ¡Hay que juntar las heces! Piensan que porque somos de la delegación, tenemos la obligación de juntarlas. Hace rato lavé los bebederos, pero es imposible mantenerlos limpios porque los perros se meten a chapotear”. Habla de las fuentes que instalaron para que las mascotas tomen agua y se refresquen. “Hoy vinieron los de la Secretaría de Medio Ambiente y ya quieren ponerles rejas para que no se ensucien, pero les dije que es imposible, los perros grandes se brincan lo que les pongas”, comenta. Después entra Sara, una cocker spaniel. También se ve excitada por entrar y su dueña sonríe a Felicitas, quien abre la puerta y le dice: “Tranquila Sara, ya ni la amuelas”. Felicitas cuenta que con un mes abierto, ya está conociendo a todos los perros que frecuentan el parque. Ella tiene dos, una chihuahua “tacita de té” y una french poodle, pero no los lleva porque vive en el Centro. “Todos son hermosos”, dice, y luego explica que pronto tendrá que irse para llevar el reporte de los

de la Secretaría de Medio Ambiente y que espera que los dueños sean tan entendidos como los perritos. “Es muy fácil mantenerlo limpio, atrás hay un retrete que funciona como cualquier escusado, se echan las heces y se jala el agua.” Al área canina llega un golden sin correa, atrás viene su dueño. “¿Vas a entrar?, adelante bebé”, y le abre la puerta. Entra también el amo. Felicitas lo saluda. Hasta la fecha no ha habido ninguna pelea, pero se espera que los dueños controlen a sus perros si saben que son bravos. Julián Álvarez asiste al parque para vender vasos de fruta con chile. También se dedica a salvar perros. A la cachorra pug que lo acompaña, de apenas mes y medio, la rescató cerca del metrobús El Caminero, desde donde iba a ser lanzada junto con otros tres perritos. Julián cuenta esto mientras despacha la fruta y cuida a la pequeña sobreviviente. A diferencia de las áreas caninas que se encuentran en la plaza Lázaro Cárdenas y en el parque Pushkin de la Roma, ésta es la más grande y la más equipada. Habrá quien crea que el dinero pudo invertirse el algo más útil, pero los dueños de los canes, ésos que creen que las heces desaparecen solas de la banqueta, o de la fina arcilla que tapiza el nuevo espacio, están felices. Queda esperar que al disfrutar de este espacio público varios de ellos aprendan a ser más responsables y considerados.

Lo de decorarlos es una variación de los tradicionales, pues, según explica la argentina, sería una barbaridad decorar la cantidad de alfajores que se consumen a diario en su país. En La Alfajorería —nombre que eligió para que no hubiera confusión de lo que ahí se prepara—, se encuentran los clásicos de maíz o polvorón de vainilla con coco y nuez. Hay de chocolate negro, semiamargo o blanco. Todos son pecaminosos. Se venden en tres tamaños, solos o en unas cajitas muy monas como para regalo. Los pequeñitos quitan el antojo, pero se hacen más de éstos para mesas de postres y eventos. También hay paletas de alfajor sobre pedido.

En respuesta a la pregunta de si hay alguno que sea la especialidad de la casa, la chef contesta que no necesariamente, que para ella es una cuestión que depende de con qué se acompañarán. Para maridar el de chocolate semiamargo, va bien un café; para el de chocolate blanco, un té de frutos rojos; el de maicena, con mate, té negro o verde. Y si se trata de acompañarlos con vino: el de chocolate blanco va bien con vino espumoso frutal; el de chocolate semiamargo, con un tinto ligero como pinot noir o beaujolais o hasta un blanco seco; y el de chocolate negro, con tintos robustos que hayan pasado por madera.

LA ALFAJORERÍA Fernando Montes de Oca 76, Condesa T 5256 2945 | Lunes a sábado de 12 a 20 horas. Domingo, de 12 a 18 horas Fb: La Alfajorería

—Etna Hernández

— Mariana Coppel

foto: mariana coppel

Ahora que los perros son los nuevos hijos, la delegación Cuauhtémoc incluyó un área canina en las remodelaciones del parque México de la Condesa.


60 | frente | DETRÁS | del 23 de abril al 6 de mayo de 2015

D detrás

Charlyfornication: Biopic de un rockstar de la literatura mexicana | por Carlos Velázquez PINCHES ENCAMINADORES DE ALMAS TODOS Soy un ridículo. Hace unos días adquirí un bóxer. No un perro. Uno de metal, para madrear gente. La afición a las armas es como el apego a las drogas. Uno no se fleta heroína de primera intención. Empieza fumando motita. Me compré el bóxer porque albergo el deseo de afanarme un revólver. Pero me encanta engañarme como a casi todos los simpatizantes de las pistolas. Me poso frente al espejo y modelo para mí mismo con el bóxer en los nudillos. Badass motherfucker. En mi cabeza suena “Amantes hasta el fin”. La tonada se me ha adherido como delfín que nada junto a atunes. Y que perecerá entre las redes destinadas a embolsarse a los aleta amarilla. Una fotógrafa que conocí en mi segunda beca del fonca se pitorreaba de mí por el hecho de aparentar ser un matón y desempeñarme por las tardes como César Costa, es decir: papá soltero. Me comparaba con Cedric the Entertainer, que en la peli Be Cool representaba a un productor gangsta que intimidaba a todo mundo a punta de pistola, pero que por las mañanas le cocina hot cakes a su hija pequeña. Y a propósito de infantes, fue precisamente mi retoño quien ha asestado el más duro golpe que mi ego ha recibido. El fin de semana se dio un rol por el parque. Regresó con flores que había arrancado del jardín de una vecina. Apenas ingresó en el departamento me descompuse. Comencé a estornudar aparatosamente. “Sácalas, bota esa basura hippie de este hogar”, le ordené. Entonces vino el gancho a la autoestima. “Ay papá, según tú boxeas y eres muy duro, pero te tumban unas simples florecillas.”

Pinches alergias, son más necias que las drogas. Con un jugo de betabel espantas la coca de los riñones, pero para quitarte el polen de encima debe transcurrir el tiempo equivalente a lo que dura una temporada de Seinfeld. Como el creador me dio a entender me arrastré hasta el Dr. Simi para comprar loratadina. Que evito a toda costa, es más agresiva con el hígado que el metanol que te venden bajo el sello Tonayán. Pero sin llorar, ya me tocaba asestarle un dúo de ganchos. Como en la farmacia tenían puro suero sabor grosella y a mí me gusta de pistache, hice una parada en pits en el Oxxo. Una doña en la fila para pagar observó mi semblante y me extendió propaganda. Era un volante de Gayosso. “Es una alergia, ruca”, le espeté indignado. “Hay que estar prevenidos”, espoleó. “Quédeselo, consérvelo, platíquelo con su esposa”, arguyó. “No estoy casado”, me defendí, “pero si lo estuviera no dude en que desearía matarla y entonces sí ocuparía de sus servicios”. Me guachó con cara de “bato, entiendo a la perfección por qué eres single de Kraft”. Me clachó again, ahora con la conmiseración que merecemos los nativos de la friendzone y se largó. Pinche vieja encamina almas. Han transcurrido dos días desde mi conato de alergia. Mi piel ya acusa el color amarillo deslucido: síntoma de un hígado under pressure. Tanto puto medicamento. Leo el tríptico de Gayosso: “Habla de heredar lo mejor, de heredar una mejor vida”. Ojalá no le herede mis alergias a mi hija. Con el cinismo basta. Tengo dos quehaceres: considerar la oferta de Gayosso y revisar qué dice Consulta Mitofsky sobre los índices de muerte por loratadina.

Mi veldá | por WARpig THE USUAL SUSPECT Bermudas, playera negra y tenis. Gorra negra, pelo largo escaso y backpack negra. Buscaba la calle de Anatole France y el número 25. Sí. Polanco. Zona con la que no me llevo bien desde hace años por su puto tráfico y por la forma en la que tratan a personas como yo las mismas personas como yo. Pronto vi el número 21, luego el 23, y claro, de ahí la numeración saltó al 49, al 57 y al 233. Normal. Pregunté a un afilador de cuchillos si conocía el número 25 de la calle Anatole France y se disculpó por no saber. Caminé un poco más y vi una casa blanca con varios autos. Se veía en la puerta el número 23 y por una ventana vi cuadros al óleo. En eso escucho a alguien detrás de mí: —¡Joven! ¡Pssst! ¡Joven! Pues raro porque no soy jóven. —¡Joven! ¡Psst! ¡Hey! Volteo. Era un policía que salió del número 23. De inmediato me dijo en tono serio: —¡Venga! Lo veo sospechoso.

Acné | por Gibrán Michel @gibran.michel

Lo primero que pensé fue “¡puta madre! Me caga pinche Polanco”. Por mi experiencia en esa colonia, su orden no me cayó nada bien. Por como está el país, menos. Sólo me limité a verlo sin sonreír y tampoco sin poner cara de Ice Cube. Pero ordenó: “¡VENGA!”, y pues es la autoridad. Me preguntó qué número buscaba y no le respondí. Los polis no son de mis personas favoritas, pero siempre tengo con ellos un trato amable mientras no se pasen de lanza. Ahora, uno no es inútil, así que podría preguntarle a muchas personas antes que a ese poli chistosón. Así que me di la media vuelta a seguir buscando. Y claro, volvió a preguntar. Esta vez lo volteé a ver, pero le dije: —Oh! I’m sorry officer, I don’t speak Spanish. De inmediato cambió su expresión y el tono de su voz: —¡Perdón! ¡Disculpe! ¡Perdón! Y de nuevo, caminé por una banqueta del odioso Polanquito. Por fin, un minicastillo me dio una clave en un muro: JULIO VERNE. No estaba en Anatole France por eso no había número 25 donde yo creía. Una llamada y me entero de que la calle que busco es donde está el busto a Colosio que se parece a Jimi Hendrix. Y allá voy. The Usual Suspect.



62 | frente | grรกfica | del 23 de abril al 6 de mayo de 2015

G

las 17 enfermedades y el pobre idiota | T3RMIT@

grรกfica




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