Frente 160

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crónica los hermanos kaluriz Versus Jorge F. Hernández comida tacos música ulises hadjis cine adiós al lenguaje arte 1mes 1artista y artículo 123 letras alejandro zambra diseño Traslaciones topográficas de la Biblioteca Nacional escena wit: despertar a la vida DEl 4 AL 17 DE JUNIO DE 2015 | $0.00 CERO PESOS | AÑO 4 | WWW.FRENTE.COM.MX

El último viaje: Luis y Juan Villoro Una crónica desde el interior del territorio zapatista Por Ana Felker



del 4 al 17 de junio de 2015 | índice | frente | 3

Índice #160

IMAGEN de portada heriberto paredes / agencia subversiones

7 AGENDA

Música, Cine, Arte y Escena

12 CONTRALORÍA

Tras por Abraham Cruzvillegas Obra negra por Julio Trujillo Hoja de observación por Verónica Gerber Bicecci Postales del subsuelo por Luigi Amara Monorama por BEF

14 CRÓNICA

Forajidos de la machincuepa por José Manuel Velasco

17 VERSUS

Jorge F. Hernández por Lorena Villa Parkman

20 EN PORTADA

El último viaje: Luis y Juan Villoro por Ana Felker

28 MÚSICA

Ulises Hadjis: un exilio canción por canción por Humberto Morales Tanlines y la ansiedad del segundo disco por Humberto Morales Timba Tintín por Jesús Pacheco Nuevos discos, nuevas drogas por Carlos Velázquez Arriba/Abajo por Toni François + Reseñas discos, Flamante y La vara

34 CINE

Godard: el mundo reencantado por Diego Rabasa Chronic: mirar a la muerte de frente por Isabel Cárdenas Cortés + Estrenos

38 ARTE

1,2,3 por mí y por todos mis compañeros por Tania Ragasol Ídolos de la aldea global: los objetos coreográficos de Theo Mercier por Gabriela Jauregui Triada Castro, España y Dzama por Luisa Reyes Retana

42 DISEÑO

Un puente poético entre dos espacios por Cris Winters Perfil: Gildo Medina por Cris Winters

46 LETRAS

Formas de romper la casa por Fernando Hernández Urias El arte de la brevedad por Elvira Liceaga Novedades editoriales por Fernando Hernández Urias

50 ESCENA

Un viaje lírico hacia la vida por Mayté Valencia Los niños pueden entenderlo todo por Enrique Saavedra Espectros por Mayté Valencia

54 COMIDA

Tacos: notas para una historia por Alonso Ruvalcaba Guarniciones Pesca del día La anforita por José Manuel Velasco

58 debutantes El Mirón Urbanamente Hjul

60 DETRÁS

Charlyfornication por Carlos Velázquez Mi veldá por WARpig Acné por Gibrán Michel

62 gráfica

Unidad habitacional independencia por Rodrigo Simancas

64 maldad ilustrada Condesa Capital por Eduardo Salles


4 | frente | índice | del 4 al 17 de junio de 2015

Editorial por felipe soto viterbo Dirección general Gustavo Guzmán

Dirección editorial Raúl David Vázquez | ruleiro@frente.com.mx

editor GENERAL Felipe Soto Viterbo| fsoto@frente.com.mx

editora PRINT Lorena Villa Parkman | lorena@frente.com.mx

EDITORA web Abril Mulato | amulato@frente.com.mx

Editores Agenda Mariana Coppel | mcoppel@frente.com.mx agenda@frente.com.mx

Música Cristina Pérez | cperez@frente.com.mx Humberto Morales | hmorales@frente.com.mx

De perfiles y suplantaciones

#160

“V

oy a acompañar a Juan Villoro con los zapatistas… ¿les interesa?”, nos ofreció la periodista Ana Felker a finales de abril pasado. Proponía una crónica pequeña, con una trama simple: el escritor Juan Villoro iría a Chiapas a arrojar las cenizas de su padre en tierras zapatistas. Pronto nos dimos cuenta de que una historia así en verdad tiene resonancias riquísimas. Primero, reúne a tres figuras clave de la cultura mexicana contemporánea: al escritor Juan Villoro; a la figura de su padre, el filósofo Luis Villoro; y al subcomandante Galeano —antes llamado Marcos—. Es, además, un viaje al interior de los territorios insurgentes donde el zapatismo gobierna: la perenne afrenta enmascarada desde el universo indígena contra los excesos y la frivolidad de nuestros gobernantes. Es también una historia de suplantaciones: el relevo generacional de Juan ante su padre; la conversión de don Luis Villoro al zapatismo, y su enmascaramiento sin pasamontañas; el relevo del liderazgo del Galeano original —asesinado hace un año por paramilitares— en la figura de su hijo; la apropiación del nombre de Galeano en quien hasta hace un año era conocido como Marcos. Es el relato universal del hijo que confronta a su padre. Es una inmersión en el imaginario guerrillero en su epicentro. Es, finalmente, el perfil a uno de los autores contemporáneos más consistentes de las letras mexicanas. Por eso decidimos que fuera portada. No es, por cierto, el único perfil de esta edición. José Manuel Velasco nos entrega en la sección Crónica la historia de dos personajes improbables: los hermanos Kaluriz. Hablando de suplantaciones e indigenismo, uno de ellos era el doble de la India María en las escenas de acción de sus películas. Por favor, no lo niegues: tú has visto al menos una de esas secuencias fílmicas. Que prefieras vivir como si no, es otra cosa.

Cine Roberto Garza | roberto@frente.com.mx

Comida Alonso Ruvalcaba | aruvalcaba@frente.com.mx

Arte Gabriela Jauregui

Letras Diego Rabasa | diego@frente.com.mx

En este número

ESCENA Mayté Valencia Salinas| mayte@frente.com.mx

DIRECción DE ARTE Astrid Stoopen | astrid@frente.com.mx

diseño editorial Claudia Cedeño | claudia@frente.com.mx

COORDINACIÓN de fotografía

Tania Ragasol

Nació en la ciudad de México en 1972. Es historiadora del arte, y curadora y asesora independiente. En 1998 coordinó la revista de arte contemporáneo Poliester, pintura y no pintura. Fue coordinadora editorial en el Museo de Arte Carrillo Gil y curadora asociada en el área de arte contemporáneo del Museo Tamayo. Ha sido curadora, subdirectora y directora de varias instituciones culturales más. Actualmente es Gerente de proyectos de artes visuales para el Año Dual UKMX2015, en el British Council.

Victoria Garza Levy | vicky@frente.com.mx

corrección Paula Bouchot

relaciones públicas Benjamín Ocaranza | benjamin@frente.com.mx

Distribución Arturo Hiriart | ahiriart@frente.com.mx Más por más | Presidente Masaryk 169, Col. Chapultepec Morales, Mexico, DF. CP. 11570.

oficina frente Yoali Maya Guzmán | yoali@frente.com.mx

Colaboradores Abraham Cruzvillegas, Julio Trujillo, Verónica Gerber Bicecci, Luigi Amara, BEF, Ana Felker, Héctor Jiménez, Humberto Morales Cruz, Jesús Pacheco, Toni François, José Manuel Velasco, Tania Ragasol, Luisa Reyes Retana, Cris Winters, Fernando Hernández Urias, Elivira Liceaga, Isabel Cárdenas Cortés, Enrique Saavedra, Carlos Velázquez, WARpig, Gibrán Michel, Rodrigo Simancas, Eduardo Salles

CONSEJO ADMINISTRATIVO Gustavo Guzmán, Alejandro Romero, Rodrigo González, Miguel Heredia, Jorge Obregón, José Jorge David Vázquez, Raúl David Vázquez, Luis Enrique Wah y Rodrigo Velázquez.

Ana Felker

Estudió periodismo en la unam, la maestría en Literatura comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona y cursó el Programa de Estudios Independientes en el Museo de Arte Contemporáneo de la misma ciudad. Ha colaborado en CNN México, Situaciones, Marcha, Chilango, Time Out, Quo, Paso de Gato entre otros medios. Es codirectora del espacio cultural y de pensamiento crítico Tepetongo y dirige el Departamento de difusión de El Colegio Nacional.

Rodrigo Simancas

Nació en el DF en 1987. Es artista visual y egresado de la carrera de Desarrollo y Gestión Interculturales en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam. Es cofundador del festival de fanzines y publicaciones autoeditadas Zin Amigos y autor del libro de gráfica, Ruta 23 (Ediciones Acapulco, 2013). Su trabajo se ha publicado en varias antologías de cómic e ilustración en México y en el extranjero, y ha participado en diversas exposiciones colectivas.

LA ciudad DE FRENTE. Periódico de distribución gratuita; de publicación catorcenal. Publicado por La Ciudad de Frente a sus Contenidos, S.A. de C.V. Editor responsable: Felipe de Jesús Soto Viterbo. Número de certificado de reserva de derechos al uso exclusivo otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor 04-2015-011512301400-101. Certificado de Licitud de Título y Contenido: (en trámite). Domicilio de la publicación: Av. Presidente Masarik No. 169 planta alta, col. Chapultepec Morales. Del. Miguel Hidalgo. México, D.F., C.P. 11570. T 5914 0335. Impreso por: SPI Servicios Profesionales del Impresión. Mimosas 31, col. Santa María Insurgentes. Del. Cuauhtémoc. C.P. 06430. T. 51170100. Los artículos de los autores colaboradores de esta publicación reflejan únicamente la opinión de los mismos y no necesariamente coinciden con la de este editor. D.R. ©La Ciudad de Frente a sus Contenidos, S.A. de C.V., México, 2015. www.frente.com.mx Se prohíbe la reproducción parcial o total de las obras y demás contenidos de esta publicación sin previa autorización por escrito del editor.



6 | frente | AGENDA | del 4 al 17 de junio de 2015

La grandeza del papel

A

Por Mariana Coppel

agenda

El teatro de papel empezó como un juego: las pequeñas estructuras escénicas se vendían afuera de los grandes teatros ingleses para que la gente pudiera replicar las obras en sus casas. Pero en este festival los papeles van en serio…

Tras

FESTIVAL DE TEATRO DE PAPEL Sedes -> Centro Cultural del Bosque. Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n. -> Centro Cultural España. República de Guatemala 18, Centro. -> Foro Polivalente de la Biblioteca de México. Plaza de la Ciudadela 4, Centro. -> Museo de Arte Carrillo Gil. Revolución 1608, San Ángel. Checa el programa en su página de Facebook: teatrodepapel $165. Hasta el 7 de junio.

unos días de haberse inaugurado, la cuarta edición del Festival Teatro de Papel reúne propuestas nacionales e internacionales de este género que, paradójicamente, dista mucho de ser acartonado, y que soluciona en buena medida la falta de expresión por la falta de dinero. El teatro de papel ha sido, desde sus inicios, una técnica sumamente económica y libre, sus requerimientos de producción son mínimos y sus posibilidades casi infinitas, según cuenta la productora Patricia Rozitchner en pleno inicio del evento. ¿Qué cómo se involucró ella en este mundo miniatura de papel? Fue amor a primera vista. “En 2011 me tocó ver una obra que hizo Alejandro Benítez y me enamoré de la técnica. Se lo dije y me respondió que quería hacer un festival. En 2012 empezamos el primero. ¿Por qué me gustó tanto?, eso es una respuesta larga: el teatro de papel tiene muchos componentes que lo hacen excepcional. Lo primero es su capacidad de conectarte con tu parte lúdica, con la imaginación; además es una técnica tan económica como se quiera, puedes usar materiales reciclados o papeles carísimos. En estos tiempos donde se recorta cada vez más el presupuesto a la cultura, es una alternativa para seguir expresándonos. Por último: las posibilidades que tiene, de espacio, de formato, de tamaño, son inagotables, si quieres meter 15 elefantes a escena, lo puedes hacer”.

Uno de los principales objetivos del festival es difundir la técnica como una forma de juego que no necesita mucha parafernalia para llevarse a cabo y como un acercamiento a la creatividad, a la artesanía y a la tradición oral tan arraigada en México. La muestra, además de presentar una selección variopinta de guiones, tamaños y formatos, hace un recorrido por la historia del teatro en papel y expone en El Museo de Arte Carillo Gil alrededor de 12 teatrines del siglo XX, pertenecientes a la coleccionista española Lucia Contreras. El trabajo de Benítez y Rozitchner no es sencillo: se dedican a explorar el trabajo de diversos grupos teatrales, a veces asisten a festivales en otros lados del mundo y convocan a las compañías mexicanas que ya utilizan esta técnica. Ejemplos hay muchos pero recomienda conocer el trabajo de Facto Teatro, Onnekas Producciones, el de Viviana Amaya, Sandra Noëlle Rosales Depraz, Vereda Teatro o Patio de juegos, todos presentes en el Festival. Como quieren más adeptos, los programas de mano tienen instrucciones para hacer un teatro en la casa, la idea es que las personas manden a onnekas3@gmail.com los resultados de sus historias y fantasías. El programa incluye obras para niños y adultos. La Aventura, de la compañía Mano y Contra Mano cuenta la historia de un empleado bancario cinéfilo que se topa con Gina Lollobrigida cuando la actriz escapa de la pantalla; La criada del molinero, de la compa-

ñía Onnekas es un comedia clásica y melodramática; El Pequeño Príncipe de papel, de Grupo Girino es una adaptación de El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry; A Real Elephant es una obra de la compañía estadounidense Microscope Toy Theater; Anton’s Stories, presentada por Théâtre de Table, de Francia, pone en escena tres relatos divertidos y feroces de Anton Chejov; El Diablo me pela los dientes son cuentos de terror de Guerrero, San Luis Potosí y Zacatecas; Muñecos de Papel, es el primer cabaret de papel de Marisol Gasé y Alejandro Benítez, y Kamishibai, de la compañía Quina Teatro, es una obra que retoma la tradición oral y teatral japonesa para contar, sobre una bicicleta, tres historias de carteros. ¿Cuáles son las reglas? Patricia contesta que eso depende de cada obra y que una de las muchas cosas por las que amó la técnica es la libertad de la que goza. Las reglas no existen en realidad, ni siquiera es necesario tener un teatrito de papel, si bien tiene que haber figuras tridimensionales de este material, pueden combinarse con otros e incluso apoyarse con elementos audiovisuales. “La única regla es la imaginación”, concluye Patricia. En resumen, el teatro de papel es arte en pequeño donde se manifiesta la grandeza de lo simple y lo extraordinario de lo cotidiano. Este fin de semana tienes una buena oportunidad para empaparte de él. La cuarta edición del Festival de Teatro de Papel, organizado por Alejandro Benítez y Patricia Rozitchner, estará en la ciudad hasta el 7 de junio.


del 4 al 17 de junio de 2015 | AGENDA | frente | 7

Lo mejor de la quincena del 4 al 17 de junio

1 | Natalia Lafourcade

2 | El amor de las luciérnagas

3 | Vicente Rojo

4 | Kinky Unplugged

Mándanos tu evento. agenda@frente.com.mx

1 | MÚSICA

2 | escena

3 | ARTE

4 | MÚSICA

NATALIA LAFOURCADE Inspirada por las letras de Agustín Lara, a quien homenajeó en su disco anterior Mujer Divina, Natalia Lafourcade lanzó a finales del año pasado, Hasta la raíz, un álbum íntimo y melancólico producido por Leonel García y Cachorro López. Como parte de la promoción, la cantante veracruzana dará tres conciertos en la ciudad de México, donde podrán escucharse canciones como Nunca es suficiente, escrita en colaboración con Daniela Azpiazu, de María Daniela y su Sonido Láser, Ya no te puedo querer, Para qué sufrir y el tema que le da nombre al álbum. TEATRO METROPÓLITAN Av. Independencia 90, Centro Martes 16, Miércoles 17, 20:30 horas. Sábado 20, 20 horas $250 a $890

EL AMOR DE LAS LUCIÉRNAGAS La obra de Alejandro Ricaño cuenta la historia de María, una joven escritora que se refugia en Noruega tras una ruptura amorosa. Allá se enfrenta con la necesidad de reencontrarse. La tarea se concreta cuando adquiere una máquina de escribir que va haciendo realidad todo lo que escribe. Se topa además con una doble, y así empieza una confrontación en la que tendrá que tomar las riendas de su vida. La obra es una reflexión sobre el amor, los apegos y la identidad, pero también es una historia donde el autor revela pasajes de su propia adolescencia. Teatro Julio Prieto Eje 4 Sur Xola 809, Del Valle Jueves y viernes, 20 horas. Sábado 21 horas. Domingo 18 horas $60

VICENTE ROJO ESCRITO/PINTADO El MUAC acaba de inaugurar la exposición de Vicente Rojo. Desde su llegada a México, en los años 50, Rojo desempeñó un importante rol en la cultura; mientras su trabajo de diseño gráfico fue para el autor un compromiso social, en la parte plástica encontró un camino paralelo pero opuesto: la pintura. La muestra, curada por Cuauhtémoc Medina y Amanda de la Garza, exhibe joyas editoriales de Era, bocetos, esculturas, pósters y pinturas en gran formato. Museo de Arte Contemporáneo. Insurgentes Sur 3000 Miércoles, viernes y domingo, de 10 a 18 horas. Jueves y sábado, de 10 a 20 horas $40

KINKY UNPLUGGED Kinky grabó hace unos meses un disco acústico, Kinky MTV Unplugged. Con esta producción acaban de finalizar una gira por California y la presentarán este viernes en compañía de la cantante Daniela Spalla, quien participó en la grabación del disco. Además de temas acústicos, la banda formada por Gil Cerezo, Ulises Lozano, Omar Góngora y César Pliego, realizará un set eléctrico. A dónde van los muertos, Una línea de luz, Ilegal, Hasta quemarnos y Sin Palabras son algunas de las canciones que interpretarán el viernes. TEATRO METROPÓLITAN Av. Independencia 90, Centro Viernes 5 de junio, 20:30 horas $250 a $720


8 | frente | AGENDA | del 4 al 17 de junio de 2015

Agenda. Lo mejor de la semana del 4 al 10 de junio Jueves 4

Viernes 5

Sábado 6

Domingo 7

ARTE PEASAGGI INDUSTRIALI Exposición del dúo italiano Sten Lex Martes a viernes, de 10 a 19 horas. Sábado y domingo, de 11 a 15 horas CELAYA BROTHERS GALLERY Zacatecas 194, Roma Entrada libre

MÚSICA CYPRESS HILL La banda de hip-hop regresa a la ciudad en vísperas de grabar su próximo álbum Thug life! 21 horas PEPSI CENTER WTC Dakota S/N, Nápoles | $606

MÚSICA MACACO El cantante catalán presenta en la ciudad su más reciente álbum Historias Tattooadas | 20 horas EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa $315

MÚSICA ORQUESTA FILARMÓNICA DE LA CIUDAD DE MÉXICO Director huésped: Bjarte Engest. Piano: Hakon Austbo 12:30 horas AUDITORIO BLAS GALINDO Río Churubusco 79, Coyoacán $100

CINE SUSPENSO SEXUAL Seis cortos curados por Arturo Castelán 16:30 horas CINETECA NACIONAL Av. México Coyoacán 389 Col. Xoco $40

CINE EL SILENCIO DE LA PRINCESA (Manuel Cañibe, México, 2014) CINETECA NACIONAL Av. México Coyoacán 389 Col. Xoco $40

LETRAS PRESENTACIÓN LA CANCIÓN DE LA BOLSA PARA EL MAREO Proyección del documental 20.000 días en la Tierra | 19 horas LIBRERÍA ROSARIO CASTELLANOS Tamaulipas 202, Condesa Entrada libre

ARTE AÑOS LUZ Exposición de Eugenia Balcells Lunes a domingo, de 10 a 19 horas GALERÍA CENTRAL CENART Río Churubusco 79, Coyoacán Entrada libre

MÚSICA

LETRAS PRESENTACIÓN EL MANUAL DE LA BUENA LESBIANA 2

MÚSICA PELLEJOS Presentación del disco Soy Cavernas Invitado especial Muertho de Tijuana 21 horas BAJO CIRCUITO Av. Juan Escutia s/n Local 1, Condesa Entrada libre

CINE MUESTRA DEL CUEC Cortos: Levantamuertos, El moreno, Barbecho, Cheo y Matriushkas 19 horas CINETECA NACIONAL Av. México Coyoacán 389 Col. Xoco $40

JUEVES DE JAZZ

Concierto del quinteto 4Aumentada. 19 horas. CCU TLATELOLCO Av. Ricardo Flores Magón 1, Tlatelolco $60

Y DE LOS GUSTOS Y OTRAS COSAS

Editorial Ediciones Chulas 19 horas LIBRERÍA ROSARIO CASTELLANOS Tamaulipas 202, Condesa Entrada libre


del 4 al 17 de junio de 2015 | AGENDA | frente | 9

Lunes 8

Martes 9

Miércoles 10

ARTE EL REGRESO DE LA SERPIENTE Exposición de Mathias Goeritz Lunes a domingo, de 10 a 19 horas PALACIO DE CULTURA BANAMEX Francisco I. Madero 17, Centro Entrada libre

MÚSICA OF MICE AND MEN Y CROWN THE EMPIRE Las dos bandas de metal compartirán escenario 20 horas EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa $600

MÚSICA NOT MADE IN CHINA Un ensamble de cuatro chefs que cocinan música 21 horas ZINCO JAZZ Motolinía 20, Centro $100

ESCENA NUNCA SE ES DEMASIADO VALIENTE Dramaturgia, dirección: Sara Pinet 20:30 horas FORO EL BICHO Colima 268, Roma Norte Boletos en: elbichoreservaciones@gmail.com

ARTE PINOCHO POR TOLEDO Pinturas inspiradas en el popular cuento de Pinocho Martes a domingo, 10 a 17 horas MUSEO DE LA SHCP Calle Moneda 4, Centro Entrada libre

ESCENA SURREALISMO Dirección, dramaturgia y elenco: Nora Fernández 21 horas FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa $200

ARTE AL SUR DEL MILENIO Fotografías de Pablo Méndez Miércoles a lunes, de 10 a 18 horas MUSEO DEL ESTANQUILLO Isabel la Católica 26, Centro Entrada libre

CINE PROYECCIÓN ESPECIAL: ESTÍO + AL FINAL DEL DÍA (Mariana Musalem, México, 2014) 20 horas LA CASA DEL CINE República de Uruguay 52, piso 2, Centro $40

CINE HERMOSA DYANA/LA PEQUEÑA DAMA DEL CAPITOLIO (Boris Miti, Serbia, 2003) 20 horas CINETECA NACIONAL Av. México Coyoacán 389 Col. Xoco $40


10 | frente | AGENDA | del 4 al 17 de junio de 2015

Agenda. Lo mejor de la semana del 11 al 17 de junio Jueves 11

Viernes 12

Sábado 13

Domingo 14

MÚSICA ATAQUE 77 La banda argentina de punk-rock celebra 25 años de carrera 21 horas EL PLAZA CONDESA Juan Escutia 4, Condesa $300 a $480

MÚSICA LOS CALIGARIS La banda argentina presenta su show Circología 20 horas PEPSI CENTER WTC Dakota S/N, Nápoles $492

ARTE COSMOS: HEAVENS AND EARTH Exposición de Todd Eberle Martes a viernes, de 12 a 18 horas. Sábado, de 13 a 16 horas ANONYMOUS GALLERY Calle Lago Erne 254, Miguel Hidalgo Entrada libre

MÚSICA El MARCIANO Y EL CIENMPIÉS Armando Vega Gil y su ukulele loco 13 horas LUNARIO Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec $220

MÚSICA MIGUEL BOSÉ Gira promocional de su disco Amo 20:30 horas AUDITORIO NACIONAL Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec | $350 a $2100

CINE NADIE ES INOCENTE 20 AÑOS DESPUÉS Documental ficción de Sarah minter, 2010 19 horas MUAC Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria Entrada libre

escena ANATOMÍA DE UNAS PUTAS Dramaturgia y dirección: Fernando Santacruz 20 horas FORO 37 Londres 37, Juárez $150

escena EL PRÍNCIPE YNOCENTE De Lope de Vega. Compañía Efe Tres Teatro 18 horas MUSEO DE LA SHCP Calle Moneda 4, Centro Entrada libre

ESCENA EL AÑO DE RICARDO Dirección: Alonso Barrera. Dramaturgia: Angélica Liddel. 20:30 horas FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa $300

ARTE SUPERPOSICIONES Piezas del Tamayo, el MAM, FEMSA y la Colección Pérez Simón Martes a domingo, de 10 a 18 horas MUSEO TAMAYO Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec $21

escena DOS A DESTIEMPO Dirección y dramaturgia: Arturo García Lira y Elizabeth Cámara Elenco: Gina Martí, Saúl Mercado 21:30 horas FORO SHAKESPEARE Zamora 7, Condesa | $180

MÚSICA CONCIERTOS AL MEDIO DÍA Música clásica a cargo de intérpretes del Instituto Nacional de Bellas Artes 12 horas CCU TLATELOLCO Av. Ricardo Flores Magon 1, Tlatelolco


del 4 al 17 de junio de 2015 | AGENDA | frente | 11

Lunes 15

Martes 16

Miércoles 17

ARTE OTRA MIRADA Fotografías de Fabien Dupoux Lunes a domingo, de 10 a 18 horas JARDIN DE LOS AROMAS BIBLIOTECA MÉXICO Plaza de la Ciudadela 4, Centro | Entrada libre

ARTE LECTURAS DEL PASADO: A TRAVÉS DE OBJETOS QUE PERTENECIERON A OTROS Un diario tridimensional. De Marcela Lobo Lunes a domingo, de 9 a 19 horas. Entrada libre GALERÍA JUAN SORIANO Río Churubusco 79, Coyoacán

ARTE TRASLACIONES TOPOGRÁFICAS DE LA BIBLIOTECA NACIONAL Del artista Jorge Médes Blake Miércoles, viernes y domingo, de 10 a 18 horas Jueves y sábado, de 10 a 20 horas MUAC Insurgentes 3000, Ciudad Universitaria | $40

MÚSICA ORQUESTA ESCUELA CARLOS CHÁVEZ Música clásica y contemporánea 18 horas MUSEO DE LA SHCP Calle Moneda 4, Centro Entrada libre

ESCENA DESVENAR, MOLE ESCÉNICO 20:30 horas FORO LA GRUTA Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn $150

MÚSICA LOS ÁNGELES NEGROS 20:30 horas AUDITORIO NACIONAL Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec De $250 a $750

ESCENA PULMONES Dramaturgia: Duncan Macmillan. Dirección: Alberto Lomnitz Elenco: Ana González Bello y Roberto Cavazos 20:45 horas TEATRO MILÁN Lucerna 64, esquina Milán | $300

ARTE BECA ADDIDAS BORDER Carla Lamoyi, María Sosa, Monserrat Caballero y Alejandro Chellet Martes a Domingo, de 10 a 19 horas MUSEO UNIVERSITARIO DEL CHOPO Dr. Enrique González Martínez 10, Santa María la Ribera | $40

ARTE MAR-AL-FIL. UNA ESTÉTICA DE ORIENTE Colección de marfiles del lejano oriente, correspondientes a los siglos XIX y XX MUSEO DE LA SHCP Calle Moneda 4, Centro Entrada libre


12 | frente | contraloría | del 4 al 17 de junio de 2015

C contraloría

Abraham Cruzvillegas | Tras Ron Cuando conocí a Patricia Falguières, hace unos diez años, la profesora de Historia me apantalló por su conocimiento del son, la guaracha, la guajira y la rumba. Intercambiamos algunos comentarios y, al poco tiempo, organizamos una sesión en su casa para bailar, tragos en mano, al amparo de las voces de José Tejedor, Moraima Secada y Vicentico Valdés. Su padre había sido un juez y todos los muros de su casa estaban repletos de libros que hacían aparecer las habitaciones mucho menores de lo que realmente eran, por lo que el baile se tuvo que volver más cercano, más. Subsecuentemente coincidimos en una conversación que se ha prolongado en el tiempo, que gira alrededor de la transformación del lenguaje, de las elipses que se hacen evidentes en la ruptura de una regla, en las adiciones y sustracciones a las mismas. Me daba mucha risa insistir en las arbitrariedades de los gentilicios, de los plurales y la concordancia, los neologismos y sus derivaciones que, eventualmente, se convierten

también en verbos y sus conjugaciones que a su vez se vuelven convencionales. Nguyen That Thanh (mejor conocido como Ho Chi Minh) odiaba que durante los encuentros pugilísticos en francés se usaran conceptos en franglés, como le manager, le round o le knockout; muy probablemente haría otra revolución si escuchara a los parisinos decir le parking, le weekend, o ya de plano les hamburguers y le hot dog, pues no sólo era amante del arte de fistiana, sino también cocinero y maestro pastelero. Con Patricia también platicamos en abundancia sobre estos mismos fenómenos, pero en la esfera de las artes visuales, el diseño y la arquitectura, sobre las maneras en que estas transformaciones —las rupturas epistemológicas y su genealogía política— se integran a las academias, a los programas, a los planes de estudio; cómo se discute sobre este trámite dentro de las instituciones, sobre la manera de decidir cuántos créditos en el currículo debiera tener la nueva materia, sobre cómo se dictamina al profesor

que la enseña y cómo se evalúa —o no— en el espectro de la pura inestabilidad, y para qué. ¿Cómo se produce conocimiento? Muy cerca de la casa de Patricia, que a su vez está rodeada de librerías, hay un barecillo minúsculo, en donde se supone que Hemingway iba a tomar sus chíngueres vespertinos —pues nunca tomaba mientras trabajaba—, cuyos muros son vidrios de colores, con escasas cinco mesas y un mesero trompudo, que más bien parece que quisiera que te tomes tu trago y te vayas inmediatamente. Ahí una vez, tratando de reconocer el modo pedagógico en el que hay un maestro y un aprendiz, repasamos con Patricia y Beto Cabrera varios rones (muchos procedentes de las Antillas, con un gusto espeso, como a piloncillo, otros aguados, que ni con pecsi se levantan, y algunos buenazos, de bajo presupuesto y fama, como el seco Herrerano, un istmeño de los mejores, sin descontar al mil veces vilipendiado bacachá) sin ínfulas expertitudinarias, ni en esas bebidas ni en nada.

Esquivel me engañó desde el principio: como estuvo los primeros dos días debajo de un sillón sin apenas moverse, creí que era de una gran timidez. Nada más opuesto a la realidad: ya encanchado, Esquivel es más sociable de lo que cualquiera desearía. Ahora mismo está sentado en el teclado. Cuando lo quito, juega a morder mis dedos mientras escribo. Le gusta meterse entre mis pies y no dejarme caminar (lo he pisado y nos hemos tropezado más de una vez). Duerme en mi cara. Morderme el pelo es una de sus actividades favoritas, gusto que lamento no compartir con él. Y ataca. Se cree pantera o algo así, pues acecha largamente en algún rincón y súbitamente se lanza a descuartizar a su víctima, que es mi pierna. Hasta aquí, todo bien: puedo vivir en total promiscuidad con Esquivel y jugar a que estamos en la selva. Pero además maúlla. Quiero decir: maúlla todo el tiempo y al hacerlo cubre todas las entonaciones que cono-

cemos del maullar de gato: la agudísima, la grave, la de pelea, la de placer y, sobre todo, la terrorífica entonación que parece imitar el hablar de un niño. Ustedes saben de qué hablo. Mañana, tarde y noche, sobre todo a las tres y a las cinco de la madrugada, Esquivel maúlla. Y no sé qué quiere, pues tiene comida y agua y lo dejo salir cuando se le antoja. Este cuate está urgido de expresión. Tiene un profundo complejo de Paganini en anfetaminas. Yo, por mi lado, he dejado de dormir. Cuando por fin consigo caer profundo, sueño que maúlla. ¿O es él una vez más? No estoy seguro ya. Su maullar se ha tatuado en mi córtex como un soundtrack del mal. Yo mismo estoy comenzando a maullar. Hoy me pidieron un informe en la oficina y respondí con un maullido. Soy el personaje de la película La mosca, pero en versión gato. Pronto atacaré las piernas de la gente, me dejaré las uñas largas, reptaré. Tal vez debí llamarlo Elizondo.

Julio Trujillo | Obra negra Concierto para gato Tras la muerte de mi perro decidí adoptar un gato. Necesito un animal junto a mí, como recuerdo y advertencia, como lección, como ventana, como profunda interlocución y, sencillamente, como compañía. Ana mi hija impuso: que no sea un recién nacido sino un gato mayor, para que tu adopción tenga más valor, y que sea gordo y preferiblemente tuerto. Creí que, con semejantes instrucciones, jamás encontraría al animal, pero resulta que en la veterinaria que está justo debajo del departamento al que me mudé, tenían un gato de aproximadamente dos años, con una herida en el ojo pero no gordo. Al verlo, Ana aprobó: es un encantador gato de inusitados ojos verdes y pelaje blanco y negro con manchas aun más inusitadas que sus ojos. Le puse Esquivel, un poco en homenaje al compositor de los sesenta Juan García Esquivel, pero sobre todo porque desde hace años he pensado que Esquivel, por su sonido, por su sugerencia esquiva, es el nombre perfecto para un gato (o Elizondo).


del 4 al 17 de junio de 2015 | contraloría | frente | 13

Verónica Gerber Bicecci | Hoja de observación

Luigi Amara | Postales del subsuelo

¿Cómo salgo de aquí?

El tema, el tema, ¡siempre el tema!

LOCALIZACIÓN: Calle Campo Real, Amozoc FECHA: 11 de abril HORA LOCAL: 4:20 p.m CONSTELACIÓN: Puebla EQUIPO: iPhone 4

En el país de las fosas clandestinas y las desapariciones forzadas, no falta el escritor que defienda su derecho a escribir sobre la palma de su mano. No importa que, después de Siria e Irak, México haya sido el territorio con más muertes violentas en el 2014, el poeta da un golpe en la mesa y regurgita viejos argumentos a favor de escribir sobre el florero o sus calcetines sucios. “¿Cuál es el papel del artista en un país que se desfonda por la impunidad y la necropolítica?”, pregunta alguien al final de una lectura. “Más allá de hacer lo que sabe hacer, ninguno —responde sin pestañear el bardo, con un aplomo en el que ya empieza a percibirse el funcionario de bolsillo—. ¿Cuándo se ha visto que un poema cambie algo? ¿Quién, alguna vez, ha recompuesto el tejido social a fuerza de versitos?”, remata sonriente e inspirado, ya en plan triunfante de funcionario, de cuyo bolsillo asoma tímidamente el poeta. No es que esté en contra de escribir sobre calcetines o sobre las profundidades del ombligo (di a la imprenta un libro ¡sobre pelucas!), pero me desconcierta la insistencia con que se pretende reducir el problema a una cuestión de tema. Como si todo se limitara a escribir (o no) sobre la violencia, sobre las muertas de Juárez, sobre el tren del horror apodado La bestia, la multipremiada novelista internacional se pitorrea de ese engendro llamado “arte comprometido” (al que tacha, sin más, de panfletario), mientras el crítico se pregunta flemáticamente si el género de la narconovela ha adquirido ya carta de legitimidad, sin que ninguno introduzca la pregunta de desde dónde se escribe lo que se escribe, o en qué sentido esa escritura deja intocado y perpetúa el sistema (autoral, de

NOTAS:

So cle du monde So cle magic No. 3 de Piero Manzoni 1961hommage a Galileo

¿Dónde está el cuadro?, se preguntó en 1882 Théophile Gautier frente a “Las meninas” de Velázquez. Gautier estaba presenciando, por primera vez, el espejismo de la representación: podía contemplarse mentalmente a sí mismo porque la pintura se desdobla en el espacio “real” y lo señala (o a cualquiera que la mira) como personaje de otra pintura, aquella de la que Velázquez y las meninas son espectadores. Ese intercambio en los papeles pone en cuestión el lugar del observador y, de alguna forma, “aplana al mundo” en imagen o, en última instancia, en pantalla. Ante eso hay otra pregunta factible, una que no se hizo Gautier: ¿cómo salgo de aquí? Varias décadas después, sin proponérselo, Piero Manzoni pone el asunto nuevamente en cuestión con un prisma cuadrangular de hierro y bronce emplazado en el Herning Museum of Contemporary Art, en Dinamarca. Este pedestal metálico tiene una leyenda que dice lo siguiente: Su “Base del mundo” es un nuevo desdoblamiento, ahora tridimensional, para convertir, ya no sólo al observador, sino a todo el globo terráqueo, en una escultura. Velázquez desaparece

BEF | Monorama

su propio cuadro y convierte en imagen a todo aquel que lo mira, a todo aquel que entra en su marco. Manzoni, mucho más cínico, desaparece al planeta Tierra y lo convierte, directamente, en monumento, en escultura. En ambos casos estamos atrapados dentro de la obra de arte. ¿Cómo escapar? ¿Hacia dónde ir? Ésta no es una pregunta nueva, pero hasta ahora todos los intentos por responderla, por más atrevidos o experimentales, no han logrado eludir completamente el simulacro de la representación. Tal vez ya no haya Galileos del arte que, echando mano de un catalejo, produzcan nuevos paradigmas, ni Shackletons de la literatura que se aventuren hacia territorios desconocidos. Es posible que se haya terminado la era de los descubrimientos, pero aunque nadie puede cuestionar la genialidad de Velázquez y Manzoni, necesitamos encontrar otras formas de pensar el mundo.

producción, etc.). El tema, el tema, ¡siempre el tema! Se diría que el escritor mexicano ha borrado de su horizonte no sólo la política de la escritura, sino la más elemental preocupación por la forma. Así como un poema sobre Ayotzinapa puede ser tan conservador e inane como un folletón decimonónico, un poema sobre cruzar la calle puede operar una revolución estética (pienso en “La pérdida de aureola” de Baudelaire, en donde a fin de capturar lo fugitivo y transitorio de “la vida moderna”, lo prosaico y aun lo sórdido de la ciudad, abandona las formas métricas y experimenta con esa provocación: el poema en prosa). La pregunta de si el artista puede incidir de alguna manera en lo social —¡cuánto se ha subrayado recientemente la distinción lánguida y acomodaticia entre artista y ciudadano!—, cambia de signo cuando dejamos de preguntar si se pueden seguir escribiendo poemas sobre el cenicero y empezamos a discutir si, con miles de desaparecidos y niños sacándose los ojos como “juego”, se pueden seguir escribiendo poemas sobre el cenicero del mismo modo. En un gesto radical de distancia y destrucción, que daba la espalda a las tradiciones rusas y europeas, Kazimir Malévich pintó en 1913 su célebre “Cuadrado negro sobre fondo blanco”. Aunque en apariencia no tuviera nada que ver con ninguna revolución política, ese cuadro fue poderosamente revolucionario en el sentido de que contribuyó al desmantelamiento del orden existente. Quizá algo semejante es lo que haga falta hoy en México: no un nuevo poema sobre la violencia, no una nueva novela sobre el narco, sino un libro entero de páginas negras.


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C crónica

Forajidos de la machincuepa Por José manuel Velasco

cortesía: hermanos kaluriz

Los Hermanos Kaluriz son la pareja artística más longeva del país. En los años 60 y 70 tuvieron su belle époque en el Teatro Blanquita. Actuaron al lado de Celia Cruz, Tongolele, Enrique Guzmán, Daniel Santos, Lucha Villa, Johnny Laboriel y César Costa, entre muchísimos otros. El anecdotario de Los Kaluriz es interminable; he aquí algunas historias resultado de un encuentro con este legendario dueto de acróbatas.

La pirueta elegante de los Charlivels A principios de los años sesenta, Raúl y Alfonso Calva asistieron al Teatro Blanquita para ver el show de los Charlivels, el grupo de clown, acrobacia y baile integrado por los hijos del legendario clown catalán Charlie Rivel. Valentino, Juanito y Charlie Rivel Jr. eran artistas consentidos del Cirkus Schumann de Copenhague y del Cirque Medrano de París, las carpas fijas más prestigiosas de Europa a mediados del siglo pasado. Aquellos señores vestidos con pantalón de casimir y corbata de moño bailaban tap, cantaban y hacían carretes en el aire al ritmo de un sax digno de Charly Parker (todo sin desfajarse la camisa); su número de sombreros, volteretas, bastones y xilófonos achispados dejó un profundo impacto en el par de muchachos que estaban de visita en la Ciudad de México.

Por aquel entonces los hermanos Calva Urizar eran estrellas locales del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec en la ciudad de Puebla. Raúl era campeón nacional de gimnasia y había conseguido ser el primer latinoamericano en realizar el doble mortal de piso hacia atrás. “En vil duela”, cuenta Raúl, antes de la llegada del fibracel y las superficies elásticas. El chamaco a quien —a los 13 años— le chocaban las rodillas y le apodaban el “popotes”, de pronto descubría que la vida era más dulce haciendo maromas; por otro lado, la fama de Alfonso provenía de su estrella rebelde: sus saltos eran las cabriolas imprevisibles de un jovencísimo donjuán. Los hermanos Calva aseguran que la temeridad fue herencia de su padre, Rafael

Calva Bolaños, un hombretón ducho en la charrería, célebre por hacer el paso de la muerte y ultimar cervezas mientras su caballo reparaba. Pero —aunque iban sobrados de arrojo y osadía— les faltaba algo: la técnica y el carisma no eran suficientes para alcanzar las marquesinas de la Ciudad de México. Algo, algo, algo más… acaso que las leyendas del espectáculo tienden a presentarse en pareja: el Gordo y el Flaco, Tin Tan y Marcelo, Viruta y Capulina, Groucho y Harpo. “¡Mi hermano Alfonso!”, pensó Raúl. Era momento de entrenarlo y hacer equipo; urgía montar un numerito de acrobacia, pantomima y baile para audicionar en el Blanquita. Los Charlivels estaban a un paso de extinguirse y alguien debía tomar la estafeta para perpetuar la carcajada. Corría el año de 1963: Lennon se desgañitaba con el “Twist and Shout”, el papa Juan XXIII daba su último suspiro y los hermanos Calva Urizar entraban a la capital deslumbrados por las farolas de la avenida San Juan de Letrán: la malla del trampolín se hundía al paso de una pareja de provincianos que anhelaba conquistar el aire.

La audición El dictamen fue contundente: “Les faltan tablas”, sentenciaron los representantes del Blanquita. “Váyanse a foguear y vuelven en un año a probar suerte; no prometemos nada.” La patada en el culo los arrojó a unas cuadras, a las puertas del Teatro Lírico, donde se quedaron durante ocho meses y fueron parte de varios números de revista. Cada fin de semana, frente a los 1 200 espectadores que llenaban la butaquería, los hermanos Calva Urizar pulieron sus sketches y aderezaron sus números acrobáticos con un poco de danza y pirotecnia. En el imaginario de los empresarios teatrales de la época, su trabajo era cosa de cirqueros. “¿Qué le ven a esos pinches saltimbanquis?”, llegó a decir un viejo editor de la revista Siempre! Las piruetas, la magia y los juegos de equilibrio pertenecían al universo de las carpas; sus personajes no merecían brillar bajo los reflectores del “Gran Teatro”. Pero eran los sesenta y la chaviza no pensaba fumarse más zarzuelas. La Ciudad de México —de a poquito— se acoplaba al ritmo y al despapaye de una camada de artistas que incluía a Resortes, Clavillazo, Borolas y a Dámaso Pérez Prado. En 1964, los hermanos Calva volvieron a audicionar en el Blanquita: tocaban el escenario que los vería volar durante los próximos 20 años.


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“Corría el año de 1963: Lennon se desgañitaba con el

‘Twist and Shout’, el papa Juan XXIII daba su último suspiro y los hermanos Calva Urizar entraban a la capital deslumbrados por las farolas de la avenida San Juan de Letrán: la malla del trampolín se hundía al paso de una pareja de provincianos que anhelaba conquistar el aire.”

¿Cómo nos vamos a llamar? Hacía falta un nombre de combate. Lucidor y cargado de relámpago. El alias donde se fraguaría la leyenda. ¿Quién iba a pelar a los hermanos Calva Urizar? A los mexicanos había que tomarlos por sorpresa con algún fogonazo de exotismo. Aunque ya el público los conocía como Los Caluriz (apócope de sus apellidos), no fue sino hasta que el señor Colina, el contador del Teatro Blanquita, les descubrió la cábala de su apodo: “¡Oigan! Ya sé por qué les dicen así. Caluriz en griego quiere decir luminoso y ardiente, nomás que se escribe con K”. Enseguida —porque en el fondo todos tenemos algo de griegos— se hizo la corrección ortográfica: ¡Los Hermanos Kaluriz!, la dupla radiante que venía a inyectarle kilovatios a la escena nacional. Hoy —con 50 años de registro en la Asociación Nacional de Actores— son la pareja artística más longeva del país. La bella época La primera vez que María Elena Velasco se presentó como la India María fue acompañada de Raúl Kaluriz, quien hacía de patiño en un personaje de policía; tanto se parecían que acabó siendo su doble de acción en más de seis películas. “Eran idénticos, hay una foto donde están los dos juntos y son igualitos”, relata Alfonso. Los brincos, las escenas de lucha y las piruetas de la India en películas como Ok Míster Pancho, Ni Chana Ni Juana, Ni de aquí ni de allá y Sor Tequila llevan la rúbrica de Los Kaluriz, quienes —como buenos gim-

nastas— preferían usar garrochas y se resistían a usar las grúas y los aparejos de los dobles de acción. “¡Yo fui doble de la India María!”, exclama Raúl emocionado. “Cuando la ves por los aires soy yo jugándome el pellejo.” Ella les pagaba clases de pantomima y se reencontraban en el Blanquita para deleite de los 1 600 espectadores que abarrotaban el teatro cada fin de semana. Mientras tanto, tras bambalinas, Adalberto Martínez “Resortes” le platicaba a Alfonso sobre sus pininos en el teatro de carpa; con sus ojitos de pacheco, le confesaba que él habría querido ser acróbata. “¡Él me lo contó todo!”, suelta Alfonso Kaluriz. “Resortes vendía paletas afuera de una carpa en la colonia Guerrero. Bailaba y le ponía corcholatas a las suelas de sus zapatos para llamar la atención.” Un golpe de suerte hizo que Resortes supliera a un actor enfermo y el resto es historia. Ya en el Blanquita, Los Kaluriz se ponían a imitar a su cuate bailarín para disgusto del gigante que señoreaba aquella plaza: el cara è foca, el rey del mambo, Dámaso Pérez Prado. “Un genio musical con un carácter de la chingada”, arremete Alfonso. En los años 60 y 70, Los Kaluriz tuvieron su belle époque en el Blanquita. Actuaron al lado de Celia Cruz, Tongolele, Enrique Guzmán, Daniel Santos, Lucha Villa, Johnny Laboriel y César Costa, entre muchísimos otros. Parejas como Los Yorsy’s les confesaron que “al lado de ustedes, nosotros no somos nada”. Paralela a su estancia en el Blanquita acompañaron a Tin Tan en algunas giras por provincia. Raúl tiene el recuerdo

vívido de Germán Valdés modificando Adoro del maestro Armando Manzanero. En su versión, Tin Tan cantaba: “¡Adorooo…! mis huevos con jamón, ay mis huevos, los adoro, los adoro…” De inmediato evoca otra fecha en la que iban de gira junto a José Alfredo Jiménez y —en Villa de Alcalá, Chiapas— el cantante fue amenazado de muerte después de un pleito de cantina. El anecdotario de Los Kaluriz es interminable e incluye enfrentamientos a tiros con judiciales, romances de film noir, combustiones intempestivas en el Club Azteca de Magos y noches de juerga y malabar en El Zorro de Acapulco, junto a Gloria Lasso y Manolo Muñoz.

res y directores a saltar de tigre por encima de un Volkswagen. Julieta Egurrola, Laura Almela, Ludwik Margules, Jesusa Rodríguez, Rosa María Bianchi y cientos más pasaron la prueba de fuego del maestro; casi medio siglo después, los alumnos del cut todavía se cuadran ante la gallardía septuagenaria del gran Kaluriz. Si alguien desea contemplar a un hombre de setenta y pico años dando saltos mortales sobre una cama elástica, basta acudir de mirón a las clases del Centro Universitario de Teatro. Raúl es la prueba viva de que la generosidad, la disciplina y el humor son el mejor multivitamínico y revitalizante.

La jefa generosa “¿Cuánto daría la gente por verme como tú me estás viendo?”, le decía una flamante Olga Breeskin a Alfonso mientras él le sostenía la muda de ropa en camerinos. A la dama trágica del violín, Los Kaluriz la reconocen como su mejor patrona. “Con ella conocí el transcansancio”, confiesa Raúl. ¡Qué Jerzy Grotowski ni que la chingada! Bailar un cancán con la Breeskin y después hacer su número de acrobacia: he ahí una verdadera lección de metafísica. A principios de los ochenta, Los Kaluriz y Olga estuvieron en el Salón Belvedere, hicieron televisión y viajaron a San Francisco. Quién los viera paseando en limusina por la calle California. Las mieles del oficio. La Breeskin fue una de las tantas figuras del mundo del espectáculo que apadrinaron a Los Kaluriz. Raúl Velasco, Paco Malgesto, Chabelo, César Costa y Paco Stanley los requerían de a tiro por viaje. En esa época “todo era nuestro”, asegura Alfonso, “desde el Auditorio hasta Bellas Artes: estábamos donde queríamos”.

Tercer acto A sus 68 y 72 años, Alfonso y Raúl siguen viviendo de la maroma. La Compañía de Danza de la maestra Irma Montero, junto con y la agrupación musical Los Tacuara, montó recientemente el espectáculo Carnaval en el foro al aire libre de Plaza Loreto. Es abril, son las seis de la tarde y trescientos espectadores aplauden mientras Los Kaluriz sostienen en equilibrio más de quince discos chinos. Sus cuerpos están marcados por los accidentes y quemaduras propias de una larguísima carrera sobre el escenario; sin embargo —fieles al espíritu de la comedia—, esta pareja conoce bien la alquimia del clown: la fórmula que abraza el fracaso y lo transforma en carcajada. —¿Qué más te gustaría tener a estas alturas de tu carrera? —le pregunto a Raúl al final de la entrevista. Su respuesta exhibe la certeza de un hombre que —al igual que aquel personaje de Eugène Ionesco— sabe que nació para andar en el aire: un peatón de los vientos que se niega a cortar el viaje de ese loco salto mortal en el que ha convertido su propia vida. —Creo que ya sólo podría pedir unas zapatillas antigravitacionales. ¿Te imaginas? F

El teatro universitario Simultáneamente a su agenda en el Blanquita, los Kaluriz actuaban en El Palacio de Bellas Artes. Malabaristas del estilo, alternaban entre los chistes de Manolín y Shilinsky y los diálogos hondamente filosóficos de La tempestad, de Shakespeare, dirigida por Juan Ibáñez. “Interpretábamos a unos simios que estaban al servicio de la bruja Sycorax”, cuenta Raúl, quien —a casi 40 años del montaje— todavía repite los diálogos de memoria. En septiembre de 1973, Raúl ingresó al Centro Universitario de Teatro (cut) como maestro de acrobacia. Desde la época del dramaturgo Héctor Mendoza, él es el responsable directo de impulsar a miles de acto-

José Manuel Velasco (Ciudad de México, 1986) estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad Iberoamericana y actuación en el Centro Universitario de Teatro (cut). Junto a Antonio Tamez, Horacio Lozano y Gerardo Arana, forma parte del Laboratorio Murciélago. Actualmente, es maestro de Literatura en la preparatoria de la UIA, y reportero gastronómico y multiusos de Frente. @gueroterror



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v versus

“Escribo a veces porque me llama la atención una palabra. Hago cuentos porque tienen que ver con la sincronicidad y las coincidencias. Y esa magia existía mucho más de este lado mexicano que del mundo calvinista y racional, de horarios, ultradeportivo de los gringos. Aquí se hablaba de los muertos, de mi familia, de mi historia como si estuvieran vivos.”

Jorge F. Hernández Escritor

Como sería propio de alguien que dice estar casado con Mnemosina, la madre de todas las musas, Jorge F. Hernández se empeña en no dejar que las cosas caigan en el olvido. Después de la larga vida que tuvo su columna “Agua de azar” en el periódico Milenio, el escritor acaba de publicar el libro Solsticio de infarto, donde compila sus mejores textos además de sus dibujos más personales. Historiador, guitarrista, torero, sibarita, columnista, escritor, dibujante… ¿Qué más le falta por hacer a este epítome de hombre renacentista? Entrevista: Lorena Villa Parkman | fotografía: cucho jiménez


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del 4 al 17 de junio de 2015 | Versus | frente | 19 ¿Qué motivó tu libro Solsticio de infarto? Además de, claro, tu infarto. ¿Por qué la compilación?

Mi columna, “Agua de azar”, llevaba 15 años de publicarse en Milenio y también llevo dos años con otra columna en El País. Esto era muy esquizofrénico. ¿Tener dos columnas y querer ser como Ibargüengoitia? No es fácil. Necesitaba poner un orden y hacer un corte. Una primera antología de “Agua de azar” la hizo Antonio Muñoz Molina. Fue de los primeros 10 años. Ahora había que hacer un balance de lo que valió la pena después de eso. Y bueno, otra cosa que valió la pena fue que tuve un primer infarto y sobreviví. Es la razón principalísima de este libro, además de dar testimonio de lo que escribí en el periódico y que no merecía perderse en el olvido.

¿Cómo es hacer una columna semanal contra una novela o un poema? ¿Qué tipo de inspiración o ritual requiere?

Desde niño tenía libretas con dibujos en donde anotaba ideas. Hasta la fecha lo hago. Soy historiador de profesión, y hay cosas que si las vivo, las tengo que verificar. También tengo que buscar la fuente si alguien me cuenta algo. Es mi afán de cronista. Pero desde hace muchos años empecé a publicar cuentos y entonces cuando a mí se me ocurre uno me queda clarísimo que no va a ser novela. El problema de los textos semanales es de falta de espacio. No te puedes pasar. En El País tengo la oportunidad de entregar textos largos porque es digital, ya una vez entregué una columna de nueve cuartillas, pero de todos modos se imprime en papel en España y ahí sí hay un güey en Madrid que recorta. El título de “Agua de azar” era buscar sincronías o coincidencias que cumplieran con lo que Juan Villoro llama la literatura con prisa. Yo no soy periodista duro, no soy reportero, tampoco soy reseñista. Cuando hablo de un libro es porque me gustó. Lo que trataba de hacer con mi columna era que cada jueves un puñado de lectores compartieran conmigo las ganas de festejar a Pedro Picapiedra. Las ganas de hablar de una ciudad que visité. De algo que leí. Lo que variaba ahí era la adrenalina. De semana a semana y de publicación. Más o menos ése es el electrocardiograma que explica cómo escribo y por qué.

¿Cómo fue tu infancia en Estados Unidos? ¿Tienes algún recuerdo de allá que te haya marcado para bien o para mal?

Uno de los momentos estelares es que de niño yo sabía que en el Instituto Cultural Mexicano había un mural de Roberto Cueva del Río. Ahí aparece el niño Carlos Fuentes vestido de charrito. A mí me vestían así y yo hacía berrinche porque era gringo totalmente. Y como consuelo por vestirme de esa manera, me decían en referencia al mural: “Ahí esta Carlos Fuentes, él es un gran escritor”. Y yo decía: “¿Cómo es un gran escritor ese niño?”. Mi papá nunca entendió mi problema, y decía: “Pues sí güey, vende sus libros”. Y como yo no entendía se me volvió una obsesión. Cuando alguien que había ido a México me decía que me había traído un libro le preguntaba si era de Carlos Fuentes.

Mi familia es muy guanajuatense. Ahí no quieren mucho a Fuentes. Un día mi papá dijo: “Si quieres te lo presento”. Y le contesté: “¡Claro! What are we waiting for?”. Tenía como 10 años. Me llevó a la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y ahí estaba un cuate con un suéter, guapísimo, justo en la biblioteca más grande del mundo, que equivocadamente pensé que era su biblioteca. Al día siguiente, fui a la primaria y les dije a la bola de gringos que había visitado la biblioteca más grande del mundo. Y la maestra dijo: “¡Ah, en el Capitolio!”. Y contesté: “Sí, y es de Carlos Fuentes, and he is Mexican”. La maestra nada más suspiró y dijo: “Esa biblioteca la fundó Thomas Jefferson y la empezó con sus libros. Y ese señor no sé quién es, pero ha de estar trabajando ahí”. Y ése es uno de mis grandes momentos allá. Mi primera novela en inglés, aún inédita, tiene que ver con lo que pasa en un hogar donde falta la memoria y, al mismo tiempo, sobre un mundo que ya no existe, en donde los hermanos mayores de mis compañeros llegaban en bolsas de plástico. Asistí a 18 entierros en Arlington, Virginia. Todos los chicos venían de Vietnam. La hermana de Bill, mi mejor amigo, quemó su brasier en frente de todos en mi colonia. Luego se fue en una combi anaranjada que tenía más humo adentro que lo que salía del escape. Olía delicioso. Iba a un concierto que iba a estar de poca madre, uno en donde los de mi edad, que éramos más chicos, sabíamos que se iban a juntar los Beatles. Ya en las noticias vimos que no se juntaron, pero que sí se reunieron todos los demás. Ésa fue otra anécdota. También por ser mexicano todavía me tocaron bebederos separados para blancos y negros. A mi mamá la hicieron sentarse atrás del autobús en Virginia. Mi mamá no quería presumir que era diplomática, o no estaba muy consciente, así que no dijo nada. La que habló ahí fue la mujer que nos cuidaba a mi hermana y a mí. También recuerdo que me tocó ser la generación piloto de la televisión gringa pura y dura. De puros baby boomers. Por ejemplo, Plaza Sésamo hizo un piloto en mi escuela. Supe que esos monos existían antes de que salieran al aire. Y también a mi generación le tocó la tele a color y la época de los ocho tracks. De pronto, podías oír música de manera diferente a la que oía mi papá. Todo eso lo viví muy intensamente. Luego me llegó la necesidad de sentirme mexicano, y para cuando iba a entrar a la prepa ya no quería vivir allá.

¿Qué te hizo ya no querer vivir allá?

Tiene que ver con el habla, creo. Escribo a veces porque me llama la atención una palabra. Hago cuentos porque tienen que ver con la sincronicidad y las coincidencias. Y esa magia existía mucho más de este lado mexicano que del mundo calvinista y racional, de horarios, ultradeportivo de los gringos. Aquí se hablaba de los muertos, de mi familia, de mi historia como si estuvieran vivos.

Eres historiador de profesión. ¿Qué te llamó la atención de eso? ¿Crees que te ayude esa formación en tu escritura, no sólo en forma, sino en fondo?

Tengo un romance con Clío desde hace muchos años. He viajado con ella. Pero la neta, mi matrimonio con Clío está muy manchado porque traigo un rollo también con su mamá, Mnemosina. Mis cuñadas, las otras musas, me caen bien y toco la guitarra con ellas. Ah, por cierto, ¡tengo una guitarra de Paco de Lucía! [Esta entrevista se hizo el día del aniversario luctuoso del guitarrista.] Mi papá era muy latoso y lo estuvo chingue y chingue. Le decía: “Tienes muchas guitarras, regálame una. Mi hijo toca, ándale”. Hasta que llegó un momento que le dijo que si no se la quería regalar, que se la vendiera. Entonces accedió. Le dio una Ramírez. Publiqué hace justo un año en El País que al amanecer empezó a tocar sola mi guitarra, y yo bajé las escaleras y me pregunté quién la estaba tocando. En ese momento me enteré de que había muerto Paco de Lucía. En fin, después de ese paréntesis. Decía de las musas. Ahí están ellas, se arma el reventón con ellas, con la familia, con la vida, con la lectura. Pero mi rollo, mi rollo es con la mamá de todas: Mnemosina. Te voy a decir por qué. De niño mi mamá perdió la memoria. Tuvo amnesia por casi 11 años. A mí se me volvió una obsesión el tema de la memoria. Estudio cosas que tienen que ver con ella. Me caga que se me olviden las cosas a mí o a las personas. Y sobre muchos temas siempre digo que ojalá no se le olviden al mundo. De eso se desprende ser historiador. Este libro que acabo de publicar es para que no se pierda ese registro de mis columnas, porque cuando escribes para un periódico, ese texto se va a convertir en material para educar a un perro, para envolver pescado o aguacates. Y hay algunas cosas que yo mismo digo, sin pecar de falsa humildad, que sería una pena si se perdieran. Ahora, la vida inmediata de la columna provoca que cada ocho días haya personas que te escriban o te digan que qué buena onda que escribiste sobre una biblioteca, que hablaste de un disco o que gracias a ti leyeron a Kafka. Por esas cosas ya cumpliste tu propósito.

Hablando de elogios. También tienes este libro Signos de admiración en donde elogias a varias personas. Dices ahí que “se escribió desde la gratitud y el afecto de un lector insaciable y que en sus páginas revela los signos de admiración que alientan tu propia vocación como escritor”. ¿Por qué sientes esa necesidad de elogiar o dar las gracias?

Yo me debo a los demás. Y en mi caso, lo malo de hablar de la humildad es que ya hay algo de soberbia. He tratado de ser agradecido con los demás. Para mí publicar en Almadía es algo que me honra profundamente. Es el primero que hago con ellos. Había un texto mío en una antología pero nada más. Además, es un ejemplar diseñado por Magallanes, ¡carajo! Y luego él le metió mis dibujos al libro, como travesura. Agarró una de mis libretas y escaneó lo que le gustó. Es el primer libro con ilustraciones mías. Ahora estoy agradecido de que ya sucedió esto porque si regresa mi columna a Milenio ahora la haré con dibujos.

Fuiste torero, ¿cómo llegaste a eso?, ¿por qué lo dejaste?, y ¿qué le dices a quienes están en contra de la tauromaquia?

Viví en los Estados Unidos hasta los 14 años y al venir a México, meterme en el mundo del toro parecía una manera instantánea de volverme mexicano, perder el acento y aprender todas las groserías posibles. Yo sabía torear de salón porque cada vez que veníamos de vacaciones se jugaba al toreo de salón con mis primos. Lo dejé porque pasé rápidamente, luego de 17 novilladas, a engordar y penar mejor en una vida en tinta. Pero sigo pensando que escribir es torear. Todos los que se oponen a la llamada Fiesta tienen su derecho y razón de oponerse, en tanto fundamenten su postura con conocimiento de causa. A menudo creo que piden la abolición sin reflexionar y me recuerda a quienes tildan a la ópera como pura música con gritos.

¿Qué quieres hacer a futuro? Cualquier futuro, cercano, lejano… algo que quieras hacer de manera constante en cualquier escenario.

Yo sólo quiero seguir escribiendo y leyendo, haciendo dibujos y viendo crecer a mis hijos en cada música que toquen.

¿Coleccionas o atesoras algo?

Tengo soldados de plomo, trenes en mis estantes, miles de libros y papeles viejos.

En Réquiem para un ángel, tus personajes tienen nombres de colonias del DF. ¿Por qué este homenaje tan particular (si es que lo es)? ¿Cuáles son tus colonias favoritas de la ciudad y por qué?

En Réquiem quise hacer una novela coral donde la Ciudad de México se desdoblara en personajes que, como todos, otros, unos, algunos, la aman y odian. Mis lugares son el Centro con Zócalo, la Roma vacía, la Condesa en domingo, Coyoacán todos los días y San Ángel con lluvia.

Hiciste el prólogo de La tacopedia, ¿cuál es tu taco favorito?

Soy muy taquero y ahora por la dieta sueño al pastor y suadero, pero mi favorito es el taco campechano en la esquina de la Plaza de toros, al filo de que suenen los clarines para partir plaza.

En el libro México visto por sus niños, ¿qué aprendiste?

El proyecto me permitió escribir casi al vuelo el texto donde elogiaba la mirada instantánea e iluminada de lo que cada quien mira por un lente como si pintara con lápices de colores.

Has escrito sobre temas políticos tanto en tus columnas como en algunos libros que has compilado. ¿Qué dirías de México y de su clase política actual?

A veces, es inevitable escribir sobre la imbecilidad de los políticos en general y criticar quizá sin mucho eco sus constantes abusos de poder, su afán de creer que siempre llevan la razón y la tragicomedia patética de sus equivocadas ideas sobre casi todas las cosas. Los 11 actuales protagonistas del escenario político mexicano fardan descaradamente la podredumbre de su ignorancia insalvable, su probada estupidez y la inmensa farsa desvergonzada con la que creen hacer algo cuando en realidad no hacen nada. Absolutamente nada.


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El último viaje: Luis y Juan Villoro Una crónica desde el interior del territorio zapatista

fotos: heriberto paredes | agencia subversiones

Por Ana Felker

Luego de que en su juventud buscó tomar distancia de la figura paterna, el escritor Juan Villoro partió hacia el territorio insurgente del ejército zapatista para esparcir las cenizas de su padre, el filósofo Luis Villoro. Ésta es la crónica de ese viaje.


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Una vista del evento p贸stumo en Oventic, Chiapas


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Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. Eduardo Galeano

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Fernanda, la última compañera de Luis Villoro, lleva una caja azul de madera de Olinalá. Lo que podría ser una artesanía de regalo, es en realidad la urna que resguarda parte de las cenizas del filósofo.

n los Altos de Chiapas, la carretera serpentea rumbo a Oventic. Montaña abajo se extiende un paisaje verde en el que aparecen pequeños y esporádicos cultivos de maíz o café. Chiapas, el segundo estado más marginado en México, acentúa sus carencias en estas tierras altas. El paso por cada pueblo está marcado por la aparición de una nueva y minúscula capilla guadalupana. Mujeres con faldas chamula definen la atmósfera; pertenecen a las etnias tzeltal o tzotzil. Aquí se concentra la mayoría de la población indígena del estado. Es el sábado 2 de mayo del 2015. En una camioneta blanca de pasajeros, viajan en total unas 10 personas: el escritor Juan Villoro, la filósofa Fernanda Navarro y otros invitados al homenaje póstumo a Luis Villoro, fallecido hace más de un año, el 5 de marzo del 2014. Los zapatistas lo convocan para recordar a quien en vida fue uno de sus principales asesores. Además de una bolsa de tabaco para el subcomandante Galeano (nombre actual de quien antes se llamaba subcomandante Marcos), Fernanda, la última compañera de Luis Villoro, lleva una caja azul de madera de Olinalá. Lo que podría ser una artesanía de regalo, es en realidad la urna que resguarda parte de las cenizas del filósofo. Esa caja es el motivo del viaje. Luis Villoro fue asesor de tesis de Fernanda en la licenciatura. Desde los 60, ella colaboró con filósofos imprescindibles, como Bertrand Russell y Louis Althusser. Décadas después, Luis y Fernanda coincidieron en la Convención Nacional Democrática convocada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ezln) en 1994. Ahí nació la relación entre ambos. Julio, un enviado sin pasamontañas del ezln, comanda el vehículo. Joven, moreno, y oriundo de San Cristobal de las Casas, es el votán del grupo. Para los zapatistas ese vocablo significa “guardián y corazón”. Él comenta cómo conquistó a la guapa mujer que lo acompaña —una española que vino a Chiapas como voluntaria— y también otras cuestiones como la autonomía de los pueblos indígenas. Al contestar no se detiene en los aspectos prácticos (cuántas clínicas, cuántas

escuelas), habla en parábolas, recurre al imaginario de la resistencia zapatista que adquirió visibilidad internacional tras su levantamiento contra el gobierno mexicano el primero de enero de 1994. Con voz pausada, Julio cuenta una historia que cobra sentido a punto de llegar a Oventic, uno de los cinco Caracoles, como llaman los zapatistas a los centros que conforman la organización política y social de este pueblo insurgente: “Al principio de los tiempos, el caracol era el más rápido de todos los seres, pero de un día para otro, el mundo cambió…” En el 2003 se crearon las Juntas de Buen Gobierno (jbg) y los Caracoles: una estructura en la que no gobiernan los líderes sino el colectivo, y que significó un viraje en el movimiento hacia lo que han llamado “mandar obedeciendo”. Juan Villoro escucha con la quijada tensa —una manía que tiene cuando escribe—; acaricia su barba cana. En sus piernas lleva un cuaderno de espiral con apuntes tanto para su intervención durante el homenaje como para el seminario “El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista” que abrirá al día siguiente y al que acudirán intelectuales de diferentes partes del mundo. La tinta ha sido aplicada con tal presión en la hoja que se ha convertido en braille. Aunque dice no haber sido un orador nato, pues hablaba demasiado rápido, hace tiempo domó al podio. Dar una conferencia puede aliviarlo hasta de una gripa. Sin embargo, ahora no está seguro del tono en que hablará de un tema que ha explorado a fondo: la relación con su padre. La temperatura desciende conforme subimos la sierra. Alguna plática sobre la Champions deriva en la evocación del partido de fútbol que se organizó en 1999 entre futbolistas retirados y zapatistas con pasamontañas. Los comentaristas del Canal de las Estrellas, recuerda Villoro, aseguraban que el misterioso número 5 debía ser el Subcomandante por sus pases en profundidad. Con sus textos, Juan ha convertido al balompié en un ejercicio trascendental: “Tener el balón es tener el tiempo”, escribe

Encapuchados que asistieron a honrar la memoria de Luis Villoro


foto: héctor garcía

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Juan y Luis Villoro en el Colegio Nacional

en Los once de la tribu (1995). Sin embargo, hay algo más de autoanálisis en su afición. Sus padres se divorciaron cuando él era niño y los domingos en los estadios eran el tiempo y el espacio que su padre le tenía reservados. Luis Villoro le iba al Necaxa y aunque luego se convirtió a los Pumas, Juan permaneció fiel al equipo de “los once hermanos”, como llaman al Necaxa, y que su padre le mostró. “No se puede cambiar de equipo como no se puede cambiar de infancia”, ha dicho en diversas ocasiones y lo sostiene aunque el club se encuentre estancado en segunda división. Volteado hacia el grupo en disposición de platicar, juega con el llavero del Necaxa que lleva sin falta en el bolsillo. Recuerda que una vez su padre los reunió a él y a sus hermanos para preguntarles quién era la persona más relevante del siglo XX. Juan contestó convencido: “¡John Lennon!”, y su padre rebatió que Gandhi. Durante el trayecto, parece negociar con el recuerdo: a Luis Villoro “no le gustaba viajar en primera clase porque le parecía una falta a la igualdad, pero sí los buenos hoteles; tenía buen sentido del humor, pero nunca contaba chistes”. En su novela Materia dispuesta (1997), el escritor relata la vida de Mauricio Guardiola desde su niñez hasta su juventud entre dos terremotos: el temblor del 57 y el del 85. El padre del personaje, un arquitecto ultranacionalista, le decía Panza y lo llevaba a visitar a sus amantes. Fabio Morábito dice que con este libro Juan Villoro retrata, desde la vida cotidiana, a la adolescencia como algo de lo que sólo podemos curarnos. El protagonista, al llegar a esa etapa, cambia de la primera a la tercera persona para narrar su propia historia en un rompimiento consigo mismo. En su juventud, Juan era un joven esbelto, de casi dos metros, con una melena que le caía sobre la frente. Entonces Luis Villoro era el filósofo contemporáneo más importante en México y su hijo hizo todo lo posible por evitar ser eclipsado. Se aficionó por el rock, se fue a viajar por Europa y por varias semanas trabajó en un barco carguero. “Mi padre era un filósofo del silencio, delgado, nacionalista, que dormía sin mover un músculo. Yo crecía como

su opuesto”, escribió en “El libro negro”; ensayo cuyo título refiere a la lista en la que estaba incluido Luis Villoro por haber pertenecido a las juventudes del Partido Popular Socialista, membresía que le impedía la entrada a Estados Unidos. Ahí describe los intentos estériles que Juan hacía para provocarlo: “Su tolerancia me irritaba”. El escritor francés Michel Tournier es autor de uno de los textos favoritos de Juan Villoro: “El ‘Mefisto’ de Klaus Mann o la dificultad de ser hijo”. En él se elabora la tensa relación entre Thomas Mann, premio Nobel y autor de La montaña mágica, y su hijo. El primero era un burgués que vivió a través de sus textos los excesos de la carne que su condición de clase y su carácter no le permitían; en cambio, su hijo fue un eterno adolescente que también era escritor, pero no alcanzó la genialidad de su padre: se suicidó a los 42 años. Al entrar a la universidad, Juan optó por la carrera de Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, que entonces no tenía ni un lustro de existencia, en lugar de la histórica unam donde Luis Villoro era una eminencia en circulación. Se rehusó a hacer un posgrado sin importar que una carrera académica pudiera darle seguridad económica. Consiguió pasaporte español pese a que su padre —originario de Barcelona— insistía en no heredar su nacionalidad colonizadora. Sin embargo, lo inscribieron en el Colegio Alemán y luego en el Colegio Madrid. A pesar de su gusto por llevarle la contraria, tenía a su padre como a un guía. Así lo describe en Safari accidental: “En 1972 fui a estudiar inglés a Estados Unidos. Como debía llegar al colegio acompañado por un familiar, me llevó mi madrastra. Antes de partir, mi padre se acercó a mí con su ejemplar de Das Kapital. Lo abrió en la parte de los dólares. Me tendió un fajo y anotó el saldo en la tercera de forros, con minucia de tendero. Nunca nos despedimos de beso. Me dio una palmada en la nuca”. La tesis de licenciatura de Juan Villoro fue sobre El capital de Marx. Juan militó en el Partido Mexicano de los Trabajadores del cual Luis Villoro fue uno de los fundadores. Compartían ideas políticas, pero quizá no estaban del todo de acuerdo en


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la forma de ejecutarlas. En el artículo “La taquería revolucionaria”, que se publicó en La Jornada, describe que al morir su abuela recibieron una herencia que Luis pensaba no merecían. “En vez de comprar propiedades y utilizar las rentas para ayudar a quienes querían cambiar el mundo, decidió fundar empresas románticas que prefiguraran, en sí mismas, un porvenir igualitario. Apoyó cooperativas, fideicomisos, sufragó a misioneros de izquierda e hizo préstamos a causas que a veces sólo representaban al solicitante. En cada una de estas aventuras, el dinero se desvaneció sin retorno posible.” Juan tenía 10 años y aunque entonces donar la herencia le parecía una idea excelente, con el tiempo llegó a cuestionar esa decisión. Uno de los libros más representativos de Luis Villoro es Los grandes momentos del indigenismo en México (1950). En lugar de buscar la grandeza de las cosas o las historias generales, como su padre, Juan buscó lo cotidiano y se concentró en los detalles de un país que no escatima en asombros. A los 24 años, Juan ya había publicado su primer libro, La noche navegable (1980) y estaba a punto de tomar el cargo de agregado cultural en Berlín Oriental. Con el tiempo acuñó un estilo que lo distanciaría de la asociación con la figura paterna. Se convirtió en un cronista de la realidad con una mirada irónica que se expresa en títulos como “De Quetzalcóatl a Pepsicóatl”, “El mariachi, mi madre y otras especies protegidas” o “Del taco de ojo a la venganza de Moctezuma”. Juan ha escrito y dicho en diversas entrevistas que a los 30 años dejó de necesitar diferenciarse. Ya había matado freudianamente al padre. Lo que entonces era una metáfora, en este viaje se evidenció como realidad no resuelta: las cenizas de Luis Villoro palpitan.

vEntrada al inframundov

P

ara llegar a Oventic hay tránsito. Se esperan miles de visitantes tanto para el homenaje póstumo como para el inicio del seminario contra la hidra capitalista. Una vez ahí, esperamos en el coche mientras Julio va por instrucciones. Juan fija la mirada y chasquea los dedos nerviosamente. En la entrada, sobre una reja chaparra, hay una manta que anuncia los honores a Luis Villoro Toranzo. Debajo de ella, se acumulan hombres y mujeres encapuchados. Juan planta sus zapatos Camper sobre la tierra. Para cubrirse del sol se pone un sombrero de piel café que le da un aire de Indiana Jones. Una adolescente, cuya indumentaria revela que viene de una ciudad y no de los alrededores, se le acerca para tomarse una fotografía con él: ha leído sus libros infantiles. Él se detiene para charlar con la chica largo rato: su costumbre cuando alguien lo aborda. A la escena arriba su enlace, la persona encargada de contactarlo con el ezln. Varios encapuchados que resguardan la entrada nos abren las rejas del Caracol. Desde este punto sólo se alcanza a ver un camino hacia abajo cercado por pequeñas construcciones —clínica, escuela, la “oficina de la dignidad”— decoradas con murales que resumen la pedagogía que el zapatismo ha enviado al mundo en los últimos 21 años. A cada miembro del grupo se nos asigna un votán. A Juan lo acompaña un joven, o quizá un niño, con pasamontañas. Caminan abrazados, lo cual acentúa la diferencia de sus alturas. Nos llevan a un comedor tapizado de fotografías históricas, entre ellas, la llegada de los zapatistas al Zócalo de la Ciudad de México en el 2001 y en el 2006; mujeres y niños con los rostros cubiertos con paliacates, el subcomandante Marcos

Zapatistas resguardan la entrada del Caracol de La Realidad


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escribiendo a máquina. De un momento a otro desaparecen Fernanda y Villoro. Nadie sabe a dónde fueron y se especula que se encuentran en una reunión de máxima seguridad con el comandante Tacho o con el huidizo subcomandante Galeano, antes Marcos. Después de un rato, se revela que sólo habían ido a una letrina que está en un corral de guajolotes. A pesar de lo espectacular que puede ser entrar a tierras zapatistas, las cosas son más sencillas. Nos disponemos para la ceremonia de entrada. Los miles de visitantes que se encontraban en el Caracol han salido para dar paso a los “invitados especiales”. Bajamos por una cuesta de cemento que se va cubriendo de lodo conforme desciende. El subcomandante Moisés y el comandante David lideran la marcha. Es fácil distinguirlos porque, además del pasamontañas, el primero lleva un atuendo más parecido al de los milicianos con un paliacate al cuello, mientras que el segundo, un chaleco de lana negra que aquí llaman chuk, las piernas torneadas al desnudo y un sombrero con listones de colores a la usanza tzeltal. En esta procesión de entrada, además de Juan Villoro — quien toma el brazo de Fernanda Navarro como si le diera fuerza para sostener la caja con las cenizas—, van los padres de Julio César Mondragón, uno de los estudiantes asesinados en Ayotzinapa el pasado 26 de septiembre: la foto de su cadáver con el rostro desollado circuló por todo el mundo. Con ellos también caminan los familiares de José Luis Solís López “Galeano”, el líder y profesor de la escuelita zapatista asesinado por paramilitares el 2 de mayo del año pasado, y de quien Marcos tomaría su nombre actual. Es casi una marcha fúnebre, pero lo espectacular del acto levanta los ánimos. Las bases zapatistas hacen una rueda alrededor del grupo a manera de protección. La segunda valla, una línea a todo lo largo del camino, la conforman los milicianos. Son jóvenes que se confunden con la tierra: llevan botas y camisas cafés, pantalones verdes y pasamontañas. Por si no fuera suficiente disfraz, un parche con una calavera cubre cada ojo derecho. Decenas de parches de pirata, de pasamontañas, de miradas impertérritas. Los cíclopes no sólo ven, sino que graban. Tanto los visitantes como los de casa llevan cámaras: cada quien registra lo que entiende por otredad. Atrás de los invitados, marcan el ritmo alrededor de 250 encapuchados en formación militar y coreográfica. Primero se oyen los pasos de los visitantes sobre el lodo, luego vienen las botas de los milicianos. Esta procesión multitudinaria recuerda a la reaparición pública del zapatismo el 21 de diciembre del 2012. “¿ESCUCHARON? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que será el día.” Ese mítico comunicado del todavía subcomandante Marcos fue enviado el día que los mayas pronosticaron para el fin del mundo. Durante esa jornada, caminaron en completo silencio más de cuarenta mil personas desde los cinco Caracoles en la selva hacia Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, Palenque, Altamirano y Las Margaritas. Fue la movilización más grande desde el levantamiento en 1994. El contexto era la toma de posesión de Enrique Peña Nieto en el Congreso y la represión subsecuente que había ocurrido el primero de diciembre, así como el repudio a quien se presume sigue sus pasos, Manuel Velasco, gobernador de Chiapas. Para sumar al clima político, al día siguiente era el aniversario de la masacre de niños y adultos zapatistas en Acteal llevada a cabo por paramilitares en 1997. Después de esa manifestación de fuerza del zapatismo, vino otra el 24 de mayo del 2014 tras el asesinato de Galeano profesor de la escuelita y líder de la Junta de Buen Gobierno. El crimen convocó a la Comandancia General del ezln y a la jbg, quienes decidieron postergar, entre otras actividades, el homenaje a Luis Villoro fallecido en marzo de ese año. Se realizó una ceremonia en honor a Galeano en el

Caracol de La Realidad. Después de cinco años de ausencia en la vida pública, reapareció el subcomandante Marcos sobre un alazán y por primera vez con el parche pirata en el ojo derecho. Fue en esa ceremonia que declaró la muerte de sí mismo, de su identidad como Marcos, para regresar a la vida a Galeano. El sobrenombre Galeano remite a Hermenegildo Galeana, insurgente y mano derecha de José María Morelos; y no, como mucha gente piensa, al escritor uruguayo Eduardo Galeano quien falleció el 13 de abril pasado y a quién Marcos le dedicó en 1995 una admirada carta que puede consultarse en internet. El mismo nombre de Marcos pertenecía a otro compañero que murió: “Nosotros siempre tomábamos los nombres de los que morían”, explicó Marcos en alguna ocasión, “en esta idea de que uno no muere sino que sigue en la lucha”. Casi un año después, nos encontramos aquí en Oventic en donde Luis Villoro recibirá el homenaje pospuesto. Justo cuando la primera parte del contingente llega a una explanada donde hay una cancha de basquetbol, alguien da play a “Latinoamérica” de Calle 13: “Tú no puedes comprar mi vida/ tú no puedes comprar la lluvia/ tú no puedes comprar el calor…”. Se guía a los invitados a una especie de escenario detrás de la cancha. Al borde, como línea de protección, se sientan los milicianos. Una vez instalados y protegidos los familiares y amigos de Luis Villoro, familiares del fallecido Galeano y de Julio César Mondragón, comienzan a descender por el camino alrededor de tres mil personas hasta llenar por completo la explanada. El comandante Guillermo es el maestro de ceremonias de lo que tiene el formato de una obra de teatro, dividida por actos. Inicia con el Himno Nacional y termina con el zapatista, cuyo estribillo vale reproducir: “Vamos, vamos, vamos, vamos adelante, para que salgamos en la lucha avante, porque nuestra

El sobrenombre Galeano remite a Hermenegildo Galeana, insurgente y mano derecha de José María Morelos; y no, como mucha gente piensa, al escritor uruguayo Eduardo Galeano.

El comandante David, Juan Villoro y Fernanda Navarro, la última compañera de Luis Villoro


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Juan Villoro narra en ‘La taquería revolucionaria’ que si su padre hubiera tenido que elegir a un hijo fuera de su parentela, éste hubiera sido Marcos, quien se volvió como ‘un hermano invisible’, sin rostro.

patria grita y necesita de todo el esfuerzo de los zapatistas”. En las casi cuatro horas que permanecemos en la ceremonia en Oventic, sube y baja la neblina de forma extremosa, huele a pino y a leña. La gente escucha de pie. Entre los oradores está el hijo del maestro Galeano. “Ustedes no saben quién soy, pero escucharán de mí”, dice frente a la multitud. Es el relevo generacional de quien desea tomar el lugar del padre en la lucha. En todo ese tiempo, Juan Villoro se veía emocionado, silencioso. Las identidades difusas no sólo han sido una característica poética del movimiento, sino parte esencial de su estrategia política. El propio Villoro Toranzo afirmó que la identidad no es algo fijo, sino que se encuentra en permanente cambio. Esas mutaciones han permitido mitigar los intentos del mercado o de los medios por absorber símbolos o figuras protagónicas como lo ha sido el Subcomandante (o, por su hipocorístico: el Sup). Desde 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional desconoce “al mal gobierno”, al “papá gobierno” y lo combate en cada acto, en cada símbolo y en el lenguaje entero para construir su propia realidad. En los primeros años del levantamiento, el contacto era directo entre los zapatistas y el periódico La Jornada. Los comunicados llegaban mediante una persona que fungía como enlace y se publicaban inmediatamente. En ese entonces, Juan Villoro dirigía La Jornada Semanal, el suplemento cultural de ese diario. Él asistió a los diálogos de negociación en el poblado chiapaneco de San Andrés Larráinzar y tenía interés en el movimiento. Pero fue tal la implicación de su padre que decidió replegarse, escapar de su sombra. Seguía, sin embargo, interesado en el tema: en febrero del 2001, en lugar de esperar la llegada del Congreso Nacional Indígena al Distrito Federal, decidió interceptarlos en Pátzcuaro. En su crónica “Un mundo (muy raro). Los zapatistas marchan”, describe la habilidad mediática del entonces subcomandante Marcos: “Mezcla de cristianismo primigenio, rebeldía pop, realismo mágico y Popol Vuh, sus discursos despiertan la expectativa de una leyenda de rock, pero se reciben con el silencio reverente de un cónclave de la teología de la liberación”. En la estampa del guerrillero, añade que éste había recibido tantos bastones de mando en cada pueblo visitado que “ya necesitaba un caddy de golf para cargarlos todos”. Años después, Juan Villoro ha vuelto a encontrarse con el zapatismo, ahora para depositar en su tierra los restos de su padre. En su intervención durante la ceremonia, recuerda un momento de una infancia que podría ser la de cualquiera: jugar carreritas con tu papá y sentir que eres la persona más rápida del mundo porque te dejan ganar. Para él, eso es la familia.

Estudios Latinoamericanos Adolfo Gilly y Luis Villoro. El subcomandante que entonces todavía era Marcos explicaría que esto se debe a que sólo ellos han logrado algo que es muy difícil: “Hablar con los compas como iguales” y “escucharlos sin que ellos teman su condena, que los cariñen”. Él añadiría que ellos tres, a pesar de tener análisis críticos del movimiento, nunca han estado en contra. También ayudaron a construir la idea de la escuelita donde se busca mostrar a la gente externa lo que es el zapatismo y provocar la frase “¿y tú qué?”, que deriva en otras preguntas: ¿cuál es tu papel en el mundo?, ¿realmente eres libre? Al interesarse por esta causa, Luis Villoro accedió al hermético círculo del subcomandante Marcos. El filósofo contemporáneo más importante del país, se convirtió en asesor del movimiento. En su juventud había sido integrante del prestigioso grupo intelectual Hiperión, liderado por el pensador José Gaos, quien fundó una filosofía mexicana aterrizada en lo concreto. Con el tiempo, Villoro Toranzo se convertiría en uno de los principales estudiosos del indigenismo en México. Además de tales credenciales, estaba apasionado por el levantamiento. Juan Villoro narra en “La taquería revolucionaria” que si su padre hubiera tenido que elegir a un hijo fuera de su parentela, éste hubiera sido Marcos, quien se volvió como “un hermano invisible”, sin rostro. Durante el 2011, el guerrillero y el filósofo intercambiaron cartas para reflexionar sobre ética y política. En el intercambio epistolar se discuten temas

Juan Villoro en el homenaje a su padre

vMorir para nacer zapatistav

E

l 25 de febrero del 2014, Juan Villoro ingresó a El Colegio Nacional, institución de la que su padre formaba parte desde 1978. Ha sido la única vez que la institución alojó a un padre y a un hijo simultáneamente. A sus 91 años, Luis Villoro estuvo en primera fila mientras su hijo pronunciaba un discurso sobre López Velarde. Nadie anticipaba que moriría de un paro respiratorio al mes siguiente. La familia se negó a que hubiera una ceremonia en Bellas Artes, como se especuló al poco tiempo de la muerte del filósofo. Querían el funeral de un padre no el de un prócer. Habría un homenaje público, pero Fernanda Navarro y Juan Villoro decidieron que debía ser con los zapatistas, de quien él fue tan cercano. Han sido tres los intelectuales que han estado más cerca del ezln: el sociólogo Pablo González Casanova, el doctor en

Mariano, hijo del profesor José Luis Solís López "Galeano"


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El subcomandante Galeano ejercitando su mirada de izquierda

como la guerra del ex presidente Felipe Calderón contra el narcotráfico: “¿Está México siendo gobernado al estilo de un videojuego?”, se pregunta Marcos. Él mismo explica el tipo de guerra que han peleado los zapatistas, una que no es posible perder: “Si perdemos, ganamos; y si ganamos, ganamos”. Refieren a que los pueblos originarios han estado 500 años en resistencia. Las guerras modernas, además de aniquilar físicamente a los contrincantes, buscan destruirlos moralmente. Pero los zapatistas, frente a los ataques violentos, ven su legitimidad reafirmada. Durante la ceremonia en Oventic aparecen dos hombres encapuchados que provocan un suspiro unánime. Como en un acto de magia, ambos intercambian indumentaria y uno de ellos se revela como el subcomandante Galeano, antes Marcos. Lleva la gorra café que se ha reproducido en miles de camisetas por todo el mundo, el pasamontañas, el parche pirata, el guante de calavera, la pipa que alimenta mientras habla y cuyo humo puebla el ambiente. Los años también le han propiciado la barriga. En algún punto menciona que el profesor Galeano, de quien tomó el nombre, no era un experto en la oratoria. Como si la suplantación fuera total, a diferencia de la usual elocuencia del anterior Marcos, al ahora Galeano le tiembla la voz. Acostumbrado a tejer ficciones, el Sup prepara la tensión dramática. Tiene un anuncio que hacer, un secreto que revelar, algo que la familia Villoro ignoraba. Propone regalarles una pieza del rompecabezas de la vida de Luis Villoro. Según narra Galeano, el filósofo apareció un día en el entonces cuartel El cama de nubes. Nadie se explicaba cómo había llegado solo y cómo podía estar tan fresco y sus mocasines tan limpios luego de atravesar la selva. Pero él estaba ahí para hacerle una propuesta definitiva: quería enlistarse en el zapatismo. Marcos le contestó con una serie de evasivas, entre ellas, que ya se habían agotado los pasamontañas. Después de una larga plática, llegaron a una solución: si los zapatistas se cubren para mostrarse y se descubren para ocultarse, el filósofo podía aplicar la misma operación. Usaría su misma boina de siempre como pasamontañas y su nuevo nombre, su nombre zapatista, sería Luis Villoro Toranzo. De esta forma, él podría ser un informante sin que nadie lo notara. “Se puede, don Luis, pero para lograrlo tiene que modificar como quien dice el entorno. Hacerse invisible es, entonces, no

llamar la atención, ser uno más entre muchos. Por ejemplo, se puede ocultar a alguien que perdió el ojo derecho y usa un parche, haciendo que muchos usen un parche en el ojo derecho, o que alguien que llame la atención se ponga un parche en el ojo derecho. Todas las miradas irán sobre quien llama la atención, y los demás parches pasan a segundo plano. De ese modo, el tuerto real se vuelve invisible y puede moverse a sus anchas”, dijo el Sup quien también ha dicho que los parches sirven para ejercitar la mirada de izquierda. Luis Villoro Toranzo habría eliminado su identidad para convertirse en centinela. Habría cambiado de nombre. Quizá la afrontó confiado en que la numerología zapatista debía otorgarle generosamente unas siete vidas. Detrás de Galeano, Juan Villoro escucha con los ojos llorosos. A la mañana siguiente de la ceremonia en Oventic y antes de la inauguración del seminario contra la hidra capitalista, Fernanda Navarro y Juan Villoro dejan caer las cenizas debajo de un liquidámbar en el Caracol de Oventic. El comandante David llora; cientos de ojos enmarcados por pasamontañas observan la escena, desde el círculo de protección alrededor del árbol y a la distancia, entre la niebla. Después de este acto, Juan tiene una mirada distinta. Ya no es el que describía a Marcos como quien necesitaba un caddy para cargar sus bastones de mando. Camina hacia la construcción donde se inaugurará el seminario, la sala está llena. Comparte la mesa con Adolfo Gilly, Bertha Nava (la madre de Julio César Mondragón, el estudiante de Ayotzinapa), el subcomandante Moisés, el comandante David y el subcomandante Galeano. A él le toca hablar después de la señora Nava, quien habla entre lágrimas de lo inconcebible que es la desaparición de un hijo. Al terminar la sesión, Juan sale de la mano de su pequeño votán y se dirige hacia el coche donde Julio nos espera. Como la palabra votán se refiere al corazón, Juan habla del origen de la palabra recordar “pasar por el corazón”. Durante los últimos días ha evocado intensamente a su padre y ahora lo deja bajo un árbol en Oventic. Por un momento, Juan Villoro parece más taciturno que de costumbre, no chasquea los dedos ni juega con el llavero del Necaxa. No hay tics ni acelere. Observa por la ventana del coche el paisaje de los Altos de Chiapas que van quedando atrás.


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M música

Ulises Hadjis:

un exilio canción por canción Por Humberto Morales Cruz

Este músico venezolano lleva ocho meses en México. Desde este país, acaba de sacar el tercer disco de su carrera, Pavimento, sobre una Venezuela que Ulises vio destruida al partir, pero también sobre él mismo. Dejemos que lo cuente en primera persona, canción por canción.

Éste

fue un disco atormentado. Este tercero, Pavimento, lo empecé a componer justo el día en que salió el segundo, Cosas perdidas. También fue justo en ese día que invité a salir a Lissy, que ahora es mi novia. Eso fue hace tres años, el 14 de abril del 2012. Fue un renacer positivo en mi vida. En Venezuela fue un momento de mucha esperanza en el que la oposición estaba muy bien organizada y parecía que al fin el chavismo no iba a perdurar. Yo estaba ganando bien, había estudiado Sociología y, posteriormente, un máster en Filosofía y Psicoanálisis, daba clases en la universidad. Lissy tenía una tienda muy chévere. Fue una época como de primavera. Luego Capriles perdió la segunda elección contra Maduro y el país se fue a la debacle. Supimos que el sueño se había acabado. Cada vez la hiperinflación empezó a avanzar más y con ella la inseguridad. Mi sueldo en la universidad fue bajando hasta quedar en 20 dólares al mes. Además, los precios de los vuelos aumentaron muchísimo y perdí muchos shows por eso. Pavimento está escrito en un momento de mucha desilusión; el país se descompuso de tal manera que muchas veces pensé: “¿Qué estoy haciendo componiendo esta mierda? Debería dedicarme a vender dólares o a comprar cosas afuera y a venderlas a seis veces el precio”, como hacía toda la gente que tenía algo de dinero. Creo que también por eso hay tantas coautorías en el disco; la mitad la hice solo y la otra, alguien me ayudó en la letra, en la música o en ambas. Necesitaba esa ayuda porque me sentía muy roto. Hasta estos meses que llevo en México siento que he vuelto a conectarme con la vida, porque los últimos dos años en Venezuela ya sólo sabía sobrevivir. Mi rutina en Venezuela consistía en pararme a las seis y media de la mañana; recoger agua los 15 minutos que había —un día sí y un día no—; ir a la universidad, donde siempre había protestas; recoger a Lissy de su trabajo para luego ir a dos o tres supermercados y ver si encontrábamos alguna cosa. Encontrar unas malditas latas de atún era motivo de celebración. En Venezuela las cosas superaron todos los límites que pensábamos que existían, antes creíamos que las cosas caían por su propio

peso, pero lo que me enseñó la experiencia venezolana es que eso no es cierto y que no hay límite posible para alguien que ya está abusando del poder. Lo que sucedió en Venezuela era inimaginable en su momento, es como si yo te dijera ahora que en cualquier momento va a abrir la puerta Prince y se va poner a tocar aquí durante dos días seguidos. Eso ya es increíble. Pero lo que sucedió en Venezuela es como si yo te dijera eso y además de Prince entraran Sting, Peter Gabriel, Saúl Hernández, Charly García y John Lennon, aunque esté muerto. Era difícil vivir ahí y el disco está hecho desde ese lugar. Finalmente, llegó el momento en el que la situación se volvió insostenible en todos los aspectos: en la imposibilidad de salir de gira, en lo económico, en la inseguridad, en el miedo. Lissy y yo nos sentamos y decidimos irnos; pensamos en México porque era un lugar que nos gusta a ambos, en el que tengo algunos de mis más grandes amigos como Juan Manuel Torreblanca y toda la generación de músicos que salimos de Myspace. Lo evaluamos y dijimos: “Va”. Sin ánimos de ser adulador, somos muy felices aquí. Aunque la mayor parte del trabajo del disco la hice en Venezuela, aquí se grabó.

Movimiento

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Las canciones

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Esta canción es sobre el fin del mundo: “Movimiento, palabras tiradas al pavimento”. Para mí esa frase es como si el tiempo y el espacio se destruyeran y las palabras ya no tuvieran ningún sentido. La compuse con Heberto Añez, un músico amigo de Venezuela supertalentoso con el que ya había trabajado. Él muchas veces me ayudó a modular ese malestar que surgía en la canción. Recuerdo cuando la estábamos componiendo, era la mera época de la guarimba (protestas y disturbios contra Maduro) y no podíamos salir de la casa. Originalmente, la hicimos para una banda de salsa, pero no la ocuparon; así que la metí a la carpeta de demos y se quedó en el disco. No la pude grabar con Heberto, pero la grabé con Gepe, a quien conozco desde hace años.


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Tú no te acuerdas En esta canción me tardé casi dos años. Pasé como un año sin poder avanzar de los primeros 22 segundos de la melodía. Cuando hice la gira con Natalia Lafourcade paramos en Chicago y como la prima de Lissy vive ahí me quedé en su casa por tres días. Era invierno y estaba nevando; de hecho, fue la primera vez que vi la nieve. Eso se lo comenté a la tía de Lissy y ella dijo: “Siento que la nieve cubre todo el silencio”. Fue en la cama del cuarto de invitados que logré hacer la siguiente parte de la canción: “Toda esa nieve ya no está, todo ese silencio ahora es río”. Ya después, en enero del 2014, mi amigo Willy McKey, que es poeta, novelista y periodista, fue a Maracaibo a componer conmigo, pero fue hasta que ya vivíamos en México que la terminé. Le pedí a Willy que me enviara ideas para la letra, y entre muchas otras frases me mandó una que decía algo así “deja mis cosas tiradas”, y me gustó. Como que viene tu ex novia a visitarte y le dices: “¡Ya! Deja mis cosas tiradas, tú no vives aquí más”, y esa idea cerró la canción.

En algún momento El proceso de ésta fue muy parecido a la anterior. Al principio, sólo tenía el primer verso y el coro. También me ayudó Willy McKey y la terminé aquí en México. Tiene, creo, un guiño flamenco. Yo nunca fui muy fan del flamenco, pero a mi hermano Aquiles le gustaba mucho y como compartimos el cuarto muchos años siempre lo terminé escuchando. Está inspirada un poco en la intro del concierto de Peter Gabriel de Secret World Live. La batería la grabó Jerson Vázquez, de Torreblanca; los bajos los hizo Mike Sandoval; el violín lo grabó mi vecina Ada Odreman. Quedó muy chévere, me gusta que tiene una cosa muy rockera y épica.

Tan perdedor Hice una residencia de la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) en Zaragoza. Ahí me tocó trabajar con algunos músicos y me hice amigo de una chica española que me cayó muy bien, aunque nunca me tocó trabajar directamente con ella. Se llama Vicky Gastelo. La residencia concluía con un concierto final en Madrid. Ahí nos hospedaron en la famosísima residencia de estudiantes donde se habían conocido Buñuel, Dalí y García Lorca. Yo dije: “Va, quiero hacer una canción aquí”. Pasé la noche haciendo la idea y los acordes. Vicky me pidió que le prestara mi guitarra para repasar algo que iba a tocar en el concierto y me preguntó si no había estado componiendo. Le mostré lo que llevaba y la terminamos juntos. A mí el “Tan perdedor” me parecía demasiado dramático, pero Vicky dijo que estaba bien. Recordé al perdedor de “I’m a Loser”, de Lennon, y el “Claro que sé perder”, de Franco de Vita, y lo dejé.

Al final del tiempo Ésta la compuse hace mucho, como en el 2010. Originalmente para hacerla con un amigo brasileño, Marcelo Bonfá de Legião Urbana, pero eso nunca se concretó. Muchos amigos me pidieron que no la tirara. La letra la acabé con una amiga poeta, Natasha Tiniacos, justo antes de grabarla porque estaba supertrancado. Tenía cuatro años que la había empezado y yo, la verdad, ya no estaba muy conectado con ella, pero con Natasha me gustó mucho como quedó; es de mis letras favoritas. También es una de las canciones más apocalípticas, está inspirada en esa imagen de ciencia ficción en el que se ve el cosmos explotando, como cuando viajan demasiado al futuro y ya todo está destruido. En algún momento pensé que iba a ser la última canción del disco, tenía sentido, pero preferí que se quedara ahí.

Consecuencias y reclamos Yo tenía ya el primer pedacito, el que dice “que se apague el tiempo”. Luego fui a tocar a Colombia y me encontré con Esteman, él tiene una canción que se llama “Se nos perdió”, en ella hay un acorde que me traía encantado. Le pregunté por el acorde y me dijo que esa parte la había hecho Juan Pablo Vega. Lo busqué para pedirle que hiciéramos algo juntos; aceptó y pidió que invitáramos a Esteman. La hicimos entre los tres

y como Esteman estaba a punto de sacar disco se la dimos. Cuando Lissy se enteró me regañó. Me dijo que yo era demasiado hippie. Pero las cosas tomaron su curso y al final él no la uso. Es una de las canciones que creo que le gustan más a la gente de lo que he hecho.

Monstruos en la calle Esta canción parecía gustarle a mucha gente y al mismo tiempo a nadie. El inicio, según yo, se trata del principio de la vida. Los humanos y todas las especies vivas que habitan hoy la Tierra son producto fortuito de un montón de porquerías vivas que surgieron antes. Como que todo lo que tenemos nosotros, los perros y los gatos es porque nos pudimos adaptar al ambiente, pero hubo otros seres que no lo lograron. Tenemos conocimiento sólo como del 3% de todas las especies que han habitado la Tierra y eso me parece una imagen muy cruel. Carmen Ruiz, la de Centavrvs, me hizo unos coros preciosos. En algún momento pensé en no ponerla, pero está ahí porque al final decidí que no se puede ser tan people pleaser. Creo que no es una canción superpop ni muy pegajosa, pero me gusta mucho como funciona con respecto al resto del disco. A veces siento que estoy haciendo una forma de arte anacrónica porque la posición de ahora en la industria es que ya nadie escucha discos, que la gente escucha canciones en YouTube y usa emojis; según esto yo debería hacer videos cortos con emojis. Entonces digo ¡no hagamos un coño y ya!, ¡mejor dediquémonos a hacernos la paja todo el día! Creo que si eso es lo que la gente quiere, no hay que ser complaciente; este disco es para aquellos a quienes les gustan los discos. El problema es que el álbum está en un limbo cultural: no es lo suficientemente serio para que le den becas de cultura, ni tampoco muy pop como para que sea rentable como antes.

vivió todo lo terrible de Venezuela; todo lo malo lo viví yo y sus papás. También es una canción que habla del futuro “Y dime que hoy regresaremos juntos y cuando no esté llámame amor”, porque quiero pensar que aunque nos separen algo más de 30 años, y aunque nuestras vidas nos lleven por diferentes caminos hay algo que compartimos y que cuando yo me muera a los cien años y ella tenga setenta va a pensar en mí. Luego pensé que no podía ser que la canción que le había escrito a mi ahijada bebé empezara con “Todo el infierno es mío”, pero bueno, éste es el padrino que le tocó.

Ese hit Ésta es una canción sobre otra canción. Cuando estaba en la residencia de Zaragoza conocí a Jorge Marazu. Aunque nunca hicimos nada juntos, me contó la historia de una canción que él compuso: resulta que Jorge se muda de Ávila, su pueblo natal, a Madrid al final de su adolescencia. Lleva consigo a su novia con la que tiene una relación desde los 14 años. Luego, un día lo botan del trabajo y su novia lo corta. Con el corazón roto y sin un duro, se ve forzado a volver a su pueblo natal desempleado. Años después compone “Miedo”, una canción que Sergio Dalma, un tipo horrible, hace éxito en España. Finalmente, después de muchos años sin verla, se encuentra a su ex en la feria de Navidad de su pueblo y ella le dice: “Escuché tu canción en la radio, ¿es sobre mí?”. Y él sólo asiente la cabeza y no se vuelven a ver. Me pareció muy poético ese final y de eso habla “Ese hit”, aunque ficcionalizado por mí.

“Hasta estos meses que llevo

en México siento que he vuelto a conectarme con la vida, porque los últimos dos años en Venezuela ya sólo sabía sobrevivir.”

Amuleto Aquí también creo que hay mucho de apocalíptico. De hecho, en algún momento pensé que el disco podría llamarse Apocalipsis, pero me pareció luego demasiado metalero. De más joven escuchaba algo de metal, según yo para aprender a tocar más rápido, pero la verdad es que siempre preferí a los Beatles.

Janna Esta canción la escribí para mi ahijada que lleva ese nombre. Lleva ese riff de piano muy sencillo, pensado para que un niño pudiera tocarlo. Ella y su familia están a punto de dejar Venezuela; y a ella ya no le tocó conocer su país, porque tiene sólo dos meses. Por eso la canción empieza “Todo el infierno es mío. Todas las cosas heridas se esconden bajo tu casa” porque no

Basura Esta es la única canción que no le gustó ni a la mamá de Lissy ni a la mía. Creo que tiene que ver con el coro “Dime que no soy basura, que no soy un monstruo, que tuve razón”. “Basura” es un cuestionamiento y un reclamo sobre el propósito de mi vida, pero también una especie de deseo de ser reivindicado. Hay mucha impotencia en esta canción. La música la compuse junto con Andrés Landon cuando fuimos a tocar al festival Hermoso Ruido de Colombia. La hicimos junto a una mesa de billar.

Verme en el sol Compuse “Verme en el sol” para la película Liz en septiembre, de Fina Torres. A Fina le gustó, pero quedaba un poco rara. No la agarró y me pidió más opciones. En la lista de demos, fue rescatada por varias personas para que estuviera en este disco. Es una canción algo rara para mí porque es de las pocas que he hecho al piano; la letra está inspirada en el mito de Dédalo e Ícaro, en esa tragedia de por querer acercarse mucho al sol pierde todo. Aquí también tocó mi vecina, Ada Odreman, el violín, el piano lo grabó Juan Manuel Torreblanca y el chelo lo tocó Natalia Pérez. Creo que los tres hicieron un trabajo chévere.

Ulises Hadjis Yo soy un estudioso del tarot y el arcano 13, la muerte, no tiene nombre; por eso me encantó la idea de que llevara el mío aunque a algunos les pareciera como de mal gusto. Además, la imagen del 13 es como el pavimento, una cosa negra. Es una canción de aceptación de mí mismo, de reconocerme en mi propio nombre. Cuando eres adolescente piensas que estás solo porque sientes que eres algún tipo de genio incomprendido, pero sé que no lo soy. Cuando eres un músico joven lo que más esperas es ser un artista generacional, como los Beatles o como Carla Morrison. Alguien que haga eco en la cabeza de sus coetáneos. Ahora sé que no soy eso. Yo hago música personal y quizá no venda de golpe los millones de discos justo por eso, pero creo que la ventaja que tenemos los músicos como yo, es que lo que escribimos no está ligado intrínsecamente con un momento y puede aspirar a ser atemporal o, por lo menos, de larga duración.


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Tanlines y la ansiedad del segundo disco Por Humberto Morales Cruz El primer disco del dueto Tanlines, Mixed Emotions (2012), alcanzó altos niveles de aceptación entre la crítica y el público, lo cual los llevó a salir de gira por buena parte del mundo. Regresaron al estudio y, recientemente, lanzaron Highlights su segundo álbum, cargado de expectativas. Su percusionista Jesse Aaron Cohen platicó con nosotros. Highlights es una palabra algo vaga, ¿por qué la escogieron para nombrar al disco?

Por una parte el significado es bastante sencillo: el disco es lo más destacado de nuestro año anterior. Pero también hay una relación entre el título del disco y el nombre de nuestra banda: Tanlines y Highlights ambas son palabras que hacen referencia al contraste entre la claridad y lo oscuro. Highlights además, es la manera en que nos referimos a un giro positivo en una historia. Otro significado de la palabra es también una especie de resumen de algo que fue mucho más complicado: si escuchas todo nuestro nuevo álbum no sabes toda la historia de lo que lo que fue escribirlo, ni de lo que fue de nosotros en ese año, pero sí lo más importante.

¿Cómo cambiaron de este disco al primero?

Sucedieron muchas cosas. Muchos de los cambios en nuestra música son el resultado de tocar las canciones del primer material en vivo. La gira y las grandes audiencias hicieron que mejoráramos: hay mucha más confianza y control. Al mismo tiempo, hemos logrado un sonido que se puede comunicar de manera más íntima con el público gracias a que los conocimos directamente en la gira.

¿Y en términos del sonido?

Hay más guitarra, más baterías en vivo, pero lo que más se nota es la producción. Este nuevo álbum tiene una producción mucho mayor que el anterior, y eso se traduce en un sonido más rico y progresista. Todas las partes en las que canta Eric fueron grabadas en una iglesia gigante en Brooklyn y se nota, ya que uno puede sentir todo ese aire y ese espacio en su voz. Son cosas que no se pueden lograr con la ayuda de una computadora. Espero que sea un gran cambio, algo que en verdad se aprecie

En una entrevista previa mencionaste que tu computadora explotó y que para ti fue un presagio para hacer un álbum sin tanta tecnología.

Sí, fue algo que sucedió cuando empezamos a escribir este disco y, aunque en las canciones que lo componen hay muchas cosas que sólo son posibles gracias a las computadoras, eso sentó un tono respecto a la manera en que nos enfocamos en la música. Sabíamos que ambos somos capaces de trabajar con la computadora y sin ella; ese ir y venir, hacia y desde la tecnología, se convirtió en la dinámica de creación de la música de este disco.

¿Dirías que es un mejor disco que el anterior o sólo es diferente?

Yo, desde luego, creo que es mejor. Sobre todo, estoy seguro de que éste es más un verdadero álbum en comparación con el anterior. Creo que hay más cohesión entre las canciones. Es una especie de versión mejorada de nosotros mismos porque logramos que hubiera

más de nosotros en la música. Es un disco que está tan cerca de ser todo lo que soy como es posible. Ya veremos qué es lo que ocurre.

Como tú mismo mencionas, las giras fueron una parte importante del año pasado y de la construcción del disco, ¿esos viajes cómo cambiaron tu relación con Eric Emm?

Hubo algunos momentos duros el año pasado durante la época de grabación del disco, ya que tuvimos problemas para ponernos de acuerdo sobre la dirección que nuestra música debería tomar. Nos costó trabajar juntos porque siempre hemos querido cosas diferentes con la música: luz y oscuridad, orgánico y electrónico; esos contrastes y muchos otros están presentes en nuestra relación. En algunas ocasiones tiramos en direcciones opuestas y es duro, pero al final logramos fabricar una versión compartida de nuestras aspiraciones. Llevamos trabajando en este material un poco más de un año y creo que lo que nos hace falta es tocar en vivo de nuevo; estar en el estudio es sólo la mitad del trabajo y es sólo la mitad de lo que las canciones. Necesitamos salir y tocarlas para la gente, descubrir qué son para la audiencia. Sólo cuando lo hagamos el trabajo de este disco estará completo. Con el primer disco ustedes iniciaron una relación con el público. ¿Cómo creen que Highlights afectará ese vínculo?

No lo sé, eso es algo que por más que quisiera no me toca decidir. Espero que sea maravilloso. El último álbum salió hace tres años, lo cual significa que soy tres años mayor al igual que las personas que nos escucharon con aquella música. Quiero que la gente crezca con nosotros. También me gustaría

poder captar a muchas más personas. Desafortunadamente no puedo escoger cómo nos perciben, sólo puedo trabajar para intentar que mi música sea honesta. Pensé mucho en eso mientras trabajábamos en este disco, pensaba en los fans y quería hacer algo que, al mismo tiempo, resultara en lo que yo deseaba que fuera y lo que ellos quieren de nosotros. No sé qué es lo que está en ese punto de equilibrio, pero a eso aspiro.

No haces música sólo desde tu propia ambición sonora...

Como músico y artista no creo que uno sólo tenga obligaciones consigo mismo. Por supuesto que tienes una obligación y un compromiso con la gente que te apoya. Por eso cuando trabajo me intereso no sólo en hacer algo con lo que yo esté feliz, sino también algo que otros puedan disfrutar. El problema es que mi idea de esa otra gente, al igual que lo que imagino que les gusta de nosotros, es completamente abstracta. Con suerte coincidiremos.

¿Fue más difícil este segundo disco?

Históricamente, el segundo disco suele ser más difícil, ya que siento que con el primer álbum se genera una imagen de ti como artista y con ella la gente te identifica. La presión aumenta cuando ese primer material les encantó y de hecho significa algo para ellos. Un segundo disco no puede ser igual al primero, puesto que entre ambos transcurre el tiempo y éste nos cambia. Si esperas escuchar lo mismo que en el primero te vas a decepcionar porque eso no tiene que ver con la calidad de un álbum. Con suerte la gente entiende tu evolución y eso sigue pasando en los siguientes discos. Eso es lo que espero para nosotros.

Para ti, ¿qué es lo más importante que has aprendido en tu experiencia en Tanlines?

A decir sí más veces de las que digo no. Ésa es la manera de hacer que cosas mejores sucedan.

¿Cómo ha cambiado tu vida?

Tengo la fortuna de que ahora toda mi vida gire alrededor de la música


del 4 al 17 de junio de 2015 | música | frente | 31

Timba Tin Tin #20 Por Jesús Pacheco (@peach_melba) Instinto: folclor, bass y trinos en la pista de baile

E

ste número de Frente está publicándose el jueves 4 de junio, justo el día en que sucederá Instinto, una fiesta en la que sonarán cuatro de los proyectos más estimulantes de electrónica que se han dado a la tarea de incorporar el espíritu latinoamericano mediante la exploración de su folclor, sus inclinaciones rítmicas o incluso, los trinos de sus aves endémicas. Así que escribo estas líneas deseando que lleguen a tiempo a sus manos para que puedan incluir en su plan nocturno de este jueves la fiesta-showcase organizada por Red Bull Panamérika en el Foro Indierocks (Zacatecas 39, colonia Roma) y en la que sonarán los Frikstailers, de Argentina; Siete Catorce, de Mexicali; Nicola Cruz, de Ecuador; y El Búho, un inglés que vivió en Ámsterdam y hoy parece que hace del DF su nueva guarida. A los primeros seguro los conocen por el psicodélico y lo-fi aspecto con el que se han presentado lo mismo en el Boiler Room que en diversos festivales multitudinarios; debajo de esas pelucas escandalosas se ocultan dos productores de Córdoba —Rafa Caivano y Lisandro Sona— que desde hace casi ya una década se dieron a la tarea de reunir en un solo proyecto sus intereses por lo espacial, lo percusivo, lo sintético, lo psicodélico y lo latinoamericano para crear una versión única de la cumbia digital. Provienen, de hecho, de la escena argentina en la que se gestaron varios proyectos reunidos en torno a unas fiestas que luego se transformarían en un sello —ZZK—; varios de aquellos productores cultivaban, primero, una obsesión intensa por distintas vertientes de la cumbia —villera, rebajada— y que poco a poco han comenzado a apuntar sus samplers más hacia lo andino o a otros rincones de la geografía sonora sudamericana. Si hoy tuviera que presentar a amigos que no conocieran a los Frikstailers —como hice en mi fiesta de cumpleaños del 2012, cuando todavía podía pagar sus honorarios pre Boiler Room y pre-MUTEK.MX con lo que gano con esta columna—, diría que una vez hicieron cumbia digital, pero que hoy la cumbia ha pasado a segundo o tercer plano, lo digital ha cobrado mayor peso —sin por ello hacer a un lado todo su bagaje tropical— y han conseguido crear su particular versión de la electrónica, donde un track como “Vakum” —el último tema de su EP Crop Circles— podría figurar perfectamente en un mismo set sacude-pistas al lado de clásicos como “Isch”, de Thomas Brinkmann. Y otras veces vendrían al caso en una compilación con lo mejor del bass sudamericano. Pero ya siempre serían identificables —me parece— como los Frikstailers. A Siete Catorce lo escuché por primera vez en vivo, en Estado, la serie que curó Lauro Robles para el Centro de Cultura Digital donde

se buscaba dar muestras de dance music que estaba siendo creada en distintos puntos del país a partir de dislocaciones culturales. Esa noche estaba representado el ruidosón, género gestado en fiestas pos-Nortec —¡pos fin del mundo!— del rincón superior izquierdo del país, con DJ Nombre Apellido (uno de Los Macuanos) y Santos completando un cartel que hizo bailar a todos los que nos dimos cita en la explanada de la Estela de Luz —sin saber que era de las últimas veces que ahí se bailaría—. El temor genético del pri a las aglomeraciones de gente joven y/o vigorosa haría prohibir, vía Conaculta, toda actividad que convocara multitudes en ese punto de la ciudad. Pero la noche ya había echado a andar entusiasmos difíciles de detener. Ahí, varios capitalinos conocimos el alias más oscuro de Marco Polo Gutiérrez, capaz de hacernos sentir lo sombrío de la época con sonidos mientras nos obligaba a movernos al ritmo de su versión penumbrosa del tribal. Medio año más tarde lanzó un segundo EP vía N.A.A.F.I que lo confirmaría como uno de los productores con más potencial para hacer mutar la electrónica hecha en México, o por lo menos, para dotarla de unas necesarias descargas de escalofríos y adrenalina, algo que ha hecho ya en múltiples pistas de baile tanto con esa faceta como con Den5hion, su vertiente más agresiva y afterera. Y dos productores obsesionados con las aves completarán una noche a la que le sobran ingredientes para ser memorable: Nicola Cruz y El Búho. El ecuatoriano me contó hace unos meses, a propósito de la aparición del disco de remixes a la poética ancestral de Luzmila Carpio, que una amiga le hizo escuchar “Presagio de los pájaros”, un tema de Carpio que lo situó ante una interpretación única del folclor regional boliviano. Aunque en Ecuador, el país natal de Cruz, y otros puntos del continente hay manifestaciones musicales andinas, la música boliviana y la creada por Luzmila resultaron muy estimulantes para Cruz, por tratarse de un material único para estudiar y jugar. Desde su perspectiva, hacer convivir el mundo tradicional con el contemporáneo puede tener resultados muy interesantes, con todo el bagaje musical que involucra el folclor, la fuerza y la intriga de la música electrónica. Así lo comprobaremos en Instinto tanto en su set como en el de El Búho, ese inglés que ha hecho mancuerna con Barrio Lindo para crear y que ha llevado su fascinación por la cultura sudamericana desde lo académico hasta lo ornitológico. Su primer EP consistió en cuatro tracks inspirados en aves latinas. Y en esa obsesión yace el origen de un disco fascinante: A Guide to the Birdsong of South America, que reúne trinos de 12 aves en peligro de extinción utilizados a manera de paleta sonora por 11 creadores de estupenda nueva música latinoamericana. El álbum bien puede servir como aperitivo —o como postre— para la fiesta que reunirá estos cuatro proyectos capaces de hacer bailar a las mismísimas piedras. Yo estuve escuchándolo mientras escribía estas líneas y pienso seguir dándole play hasta hacer revolotear sobre mí a cada uno de esos pájaros que deseo permanezcan en el planeta más allá de lo que resulte posible a toda la humanidad.

Nuevos discos, nuevas drogas Por Carlos Velázquez MULTISHOW AO VIVO - CÊ (TRANSROCK 2)

P

edro Sá, que había ingresado a las filas de la banda de Caetano Veloso en Noites do Norte, había tendido un puente entre Veloso y las nuevas generaciones. Si bien es cierto que la música de Caetano poseía fans de todas las edades, la guitarra incendiaria de Pedro Sá en el disco Cê le granjeó un nuevo público. Captó la atención de un sector que antes no reparaba en él. Por lo que se volvió imperante presentar el espectáculo en vivo. Antes de Cê, Caetano había manifestado su deseo de sacar un disco de sambas compuestas por él mismo. Sólo una de estas composiciones, “Musa hibrida”, logró colarse en la nueva etapa. El brasileño se ha manifestado en contra del rock a lo largo de su vida. Sin embargo, en Cê le rindió un homenaje en “Rocks”. En este mismo álbum presentó un renovado interés por su compromiso social, en particular en la pieza “O Herói”. Vertiente que retomaría en “Um comunista” de Multishow ao vivo – Cê, la experiencia en vivo del nuevo sonido de Caetano. Con algunas de las piezas de su repertorio adecuadas al formato transrock. El sonido sentimental de ciertas de sus piezas pervive en Cê. Por ello Multishow ao vivo – Cê es el retrato de la transición de Caetano de un estilo a otro. Con cierto tacto por no presentarse en vivo sólo con las doce nuevas composiciones, él buscó un asidero para que su audiencia lo asimile. Pero en vivo, la banda no se desempeña mejor en Cê que con el viejo repertorio. El piano rhodes en “O homen velho” funciona en el mismo nivel experimental que el de “Porquê”, una de las composiciones más minimalistas de Caetano, que repite constantemente el verso: “Estou me a vir”, para acompañarlo de las preguntas “E tu como é que te tens por dentro? Porquê não te vens tambén?”, recitado por Arnaldo Brandao. Con una desfachatez que recuerda a los tiempos del Tropicalismo, Multishow ao vivo – Cê inserta a Caetano en la posmodernidad. Pero a diferencia de aquel momento histórico, lo hace sin recurrir a un proceso intelectual. No existe un modelo de ruptura contra el cual rebelarse. Pero no deja de resultar igual de significativo y trangresor. La guitarra atmosférica de “Odeio” plantea un desafío. El transrock apenas comenzaba. Y se extendería varios más. Volcar algunas piezas del repertorio de Caetano al transrock rebeló que su cancionero soportaba las estructuras del nuevo formato. Y no podía eludirse la traslación de composiciones claves como “Desde que o samba es samba”, una de sus declaraciones de principios por excelencia. Una transposición de discursos en la que en la versión transrock no se le tiene respeto en el sentido de que no se rinde tributo a su versión tradicional. Se arriesga por resignificar aquello que una vez le otorgó identidad. Que en apariencia tendría que permanecer intacto. Resulta insólito el breve solo de batería en “Desde que o samba es samba”. Desde luego no se trata de un solo jazzístico en su acepción clásica. Es insólito porque es un solo minimalista. Característica que está en Cê. En la mencionada “Porquê?”, que afianzaría la experiencia Transrock en los siguientes discos y la llevaría un paso adelante. Los diecisiete tracks que conforman Multishow ao vivo – Cê están a medio camino entre la emotividad y la experimentación. Desde hacía una década Caetano no sonaba en vivo de tal manera. Con un dominio absoluto de su discurso. Un discurso fresco. La frescura que había perdido por casi una década.


32 | frente | música | del 4 al 17 de junio de 2015

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Flamante Discos In Colour | Jamie XX AT.LONG.LAST.A$AP | A$AP Rocky Multi-love | Unknown Mortal Orchestra Programaton Revisitado | Zoé How Big, How Blue, How Beautiful |

Florence + The Machine

Canciones “Annie”

Neon Indian “Holding On”

Disclosure “What this World is Coming To (feat. Beck)”

Nate Ruess “Chinatown”

Girlpool “Things Happen”

Dawes “No No No”

Beirut “Phenomenal”

Eminem “Bros”

Wolf Alice “Call Girl”

FFS “Some Minds (feat. Andrew Wyatt”)

Flume

La vara

Reseñas Por RULO Danger in the Club Palma Violets Rough Trade, 2015

English Graffiti The Vaccines Sony Music, 2015

Por un lado da cierta tranquilidad que la música de Palma Violets sigue sonando a borrachera en pulquería: caótica y divertida. Bueno, a eso le suena a este reseñista. Supongo que en su lugar de origen, el barrio de Lambeth, en Londres, les sonará a juerga en un pub lleno de gente joven tomando cerveza y sidra barata. Estamos ante canciones que parecen estar sostenidas con alfileres, que en cualquier momento se podrían derrumbar y que, sin embargo, salen a flote gracias a que tienen melodías memorables, carismáticas, perfectas para ser cantadas abrazando a los amigotes a altas horas de la madrugada. Hasta ahí todo bien. Detrás de la consola estuvo John Leckie, uno de los productores más experimentados y exitosos en la historia del rock inglés, poseedor de un currículo deslumbrante que incluye haber producido a Radiohead, Muse, Stone Roses y The Fall, entre muchos otros. Pero como los mismos Violets han declarado en entrevistas, “no existe productor alguno que nos pueda hacer sonar profesionales”, lo cual es de agradecerse. Su inocencia, su exuberancia juvenil llena de hormonas está intacta. Lo malo es que hay varios momentos a lo largo de este segundo disco en los que los Palma Violets siguen siendo —como en su primer disco— una torpe caricatura de The Libertines. En otros parece que están calcando a The Clash. Se vale tener influencias ¿Quién no las tiene? Pero por favor, sin tanto descaro. El grupo sería mucho más emocionante si se preocupara por ser un poco más original. La materia prima (las canciones), ahí está. Sus integrantes son tipos encantadores que ofrecen conciertos épicos. Solo tienen que encontrar su voz como grupo. De eso depende su futuro.

Oasis y Blur: paz absoluta Estas dos bandas que protagonizaron pleitos lamentables durante los años 90 ahora son pura concordia. Noel Gallagher y Damon Albarn no ocultan su amistad y ahora Liam Gallagher ha declarado que una de las canciones de su nuevo disco, “Lonesome Street” es la mejor del año.

Mas allá de Beta Banda John Mclean, otrora delantero de Beta Band, uno de los grupos más extraños y propositivos de la década pasada, está triunfando en su nuevo oficio: director de cine. Su película de vaqueros, Slow West (con Michael Fassbender) ha sido un éxito rotundo, al menos entre los críticos.

En 2011, después del lanzamiento de su álbum debut What Did You Expect From The Vaccines?, el influyente semanario NME declaró que esta banda del oeste de Londres marcaba el regreso de las guitarras al Reino Unido. ¿Qué significa esto? Pues principalmente que tienen canciones simples, una actitud de todo-me-da-igual y muchos riffs. Quizá fue exagerado el elogio —para empezar las guitarras nunca se fueron a ningún lado—, pero la verdad es que les fue bien. Se volvieron un grupo referente dentro de su generación. Su segundo álbum, Come of Age, de 2012, siguió el mismo camino sin grandes contrastes en relación con el primero. Es por esto que se puede decir que su nuevo disco representa un giro inesperado. En buena parte de los temas de English Graffiti los vemos intentar demostrar que es un como grupo unidimensional, que hay capacidad para hacer algo más que canciones de alta velocidad que bien podrían haber sido tomadas del catálogo inédito de los Ramones. Para conseguir la hazaña han contratado los servicios de Dave Fridmman un productor cuya reputación se forjó a base de discos excéntricos, compinche histórico de los Flaming Lips y de Mercury Rev. De su mano se meten de lleno dentro de la sicodelia ligera que está tan de moda en fechas recientes —Fridmann además ha trabajado con Tame Impala y MGMT— en algunos temas como “(All Afternoon) In Love” y “Dreamlover”, en la que también se puede detectar una ligera influencia de los Arctic Monkeys. Es una suerte (¿o deliberación?) que saliera justo antes del verano, pues parece que esta es la mejor temporada para una nueva dosis de The Vaccines.

BB King no descansa en paz Según dos de sus hijas, el legendario blusero fue asesinado por su manager, Laverne Toney quien supuestamente le habría administrado veneno. Sin embargo, uno de los hijos de King, dice que sus hermanas exageraron en su acusación, y la descalifica por completo. Mientras tanto, los abogados de ambos lados se tunden con todo.

“No estoy embarazada, estoy gorda”: Erykah Badu La cantante respondió con esa frase lapidaria a algunos medios que especularon sobre su estado, tras la aparición de fotos en las que es evidente su vientre abultado.

El cartel del Corona Capital ¿Calvin Harris encabezando? ¿Robin Schültz? ¿Porter Robinson? ¿Es el Corona o el EDC? Obviamente nos emociona la visita de The Libertines, Run the Jewels, e incluso el regreso de Pixies (aunque incompletos). Suponemos que el cambio de fecha hizo difícil fichar más talento de primera división.


del 4 al 17 de junio de 2015 | música | frente | 33

The Word Alive SALA 23 de mayo de 2015

abajo

ARRIBA

Por Toni François www.tono.tv


34 | frente | cine | del 4 al 17 de junio de 2015

C cine

Godard: el mundo Por Diego Rabasa

Tras su paso por la Muestra Internacional de Cine, Adiós al lenguaje, el filme más reciente del francés Jean-Luc Godard, se ha estado exhibiendo de manera exclusiva en la Cineteca Nacional durante este mes. A continuación, una disección casi quirúrgica de esta película, o ensayo cinematográfico si se prefiere, primera incursión de Godard en la tercera dimensión.

“Toda palabra es verdadera, terriblemente verdadera. Y sin embargo la verdad se oculta, como en las imágenes donde se oculta en su manifestación misma la ausencia que revelan”. Jacques Abeille, Los bárbaros

Durante

una ponencia pública, el novelista inglés Julian Barnes explicó la fundamental incidencia que tuvo en su carrera como escritor comprender la teoría de la dona de Ernest Hemingway: al narrar no hay que hablar acerca de algo sino alrededor de algo. Hay que merodear la presencia que se advierte. Percibir y describir aquello que habita el punto muerto, dice Javier Cercas. Cuando logramos capturar algo, agotar el significado de una instancia a partir de su puntual reconocimiento a través del lenguaje, disecamos su interior. Es cierto que las estepas del lenguaje son de anchura infinita y que en sus meandros uno puede recorrer confines inagotables sin toparse jamás con sus lindes. Pero también lo es que esas lindes existen y que la única forma de sustraernos de este reino confinado, es trasgrediendo las fronteras mismas del lenguaje. ¿Cómo expresar, a través del lenguaje (cinematográfico, literario, artístico), aquello que existe más allá de él? Esta es quizá la premisa fundamental sobre la que se desarrolla Adiós al lenguaje la más reciente obra de Jean Luc Godard. En las múltiples citas que tejen el guión de la cinta, y en la que aparecen desde los filósofos franceses Maurice Blanchot y Pierre Clastres, hasta William Faulkner, Marcel Proust, Mary Shelley o Lord Byron, pasando por Vincent Van Gogh, hay una cita del pintor francés Claude Monet que resume la intención argumental de la película: “Pintar no lo que uno ve, porque no vemos nada; pintar aquello que no podemos ver”.


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reencantado “La película de Godard es un esfuerzo por acercarnos a un reencantamiento del mundo. Esfuerzo que produce un sonoro eco de las voces que reverberan en nuestro interior y que claman por una existencia menos sofocante (…)” El cineasta francés se sirve de las citas extraídas de su biblioteca personal no sólo para elaborar a partir de ellas el guión de la película sino para lanzar preguntas como ¿qué es lo bello?, ¿cuáles son las posibilidades que tiene la sociedad de resistir los embates del Estado?, ¿son el sexo y la muerte en verdad las dos fuerzas que nos impulsan?, ¿qué es la Historia?, ¿cómo y quién puede contarla?, ¿cómo podemos escapar del tránsito hacia la autodestrucción?, ¿qué incidencia tiene la tecnología en el individuo contemporáneo?, ¿cómo podemos escapar la inmanente soledad a la que nos orilla la conciencia? Entre dichas digresiones, la relación de una pareja que se interpela constantemente, que discute acerca de todas estas preguntas, que intenta identificar las fuerzas que los atan y aquellas que los conducen irremediablemente a la separación, que intenta adivinar el semblante ausente y melancólico de su perro (quien por cierto sirve como contrapunto para los despropósitos humanos y se erige en uno de los protagonistas indiscutibles de la película), configura lo más cercano a un relato dentro de la cinta que merodea por los intersticios del cine y la instalación artística. En su libro Salvar las apariencias, el filósofo inglés Owen Barfield hace un recorrido monumental por episodios definitivos en la Historia para explicar las consecuencias que tiene en la mente contemporánea habitar un mundo desencantado. Empachado de autosuficiencia, embriagado por la confianza ciega en la idea de que la humanidad avanza y progresa, embebido por la razón y las facultades del intelecto, el individuo contemporáneo ha dejado de participar del mundo a su alrededor. Se ha auto exiliado en su tránsito hacia el instante en el que pueda por fin dominar la naturaleza: tanto la exterior como la interior. Esta postura tildada por Barfield de literalista, soslaya y reprime

asuntos fundamentales de la experiencia humana que usualmente encuentran su catarsis en la creación artística. La película de Godard es un esfuerzo por acercarnos a un reencantamiento del mundo. Esfuerzo que produce un sonoro eco de las voces que reverberan en nuestro interior y que claman por una existencia menos sofocante, menos intrusiva, menos instrumental, más abierta al misterio, a lo otro y a los otros. ¿Qué es Adiós al lenguaje? En la imposibilidad de atajar esta pregunta de manera frontal radica la fuerza más esplendorosa de la cinta. Es un collage en el que se mezclan los fenómenos de la naturaleza más bellos y terribles; es una suerte de epifanía en la que se vierte la sustancia de la que se nutren las diversas transfiguraciones de lo político; es un experimento cinematográfico que muestra el extravío que el hombre y la mujer contemporáneos padecen ante un mundo que ha sustraído todo encanto de la experiencia humana; es un clamor que se pregunta cómo podemos sobrevivir el horror que nuestra propia naturaleza ha regado por la Historia; es un despliegue de situaciones íntimas en las que la desnudez se erige como frontera epidérmica que nos contiene y promueve ante el otro: sugestión, deseo y, por qué no, decadencia; es el testimonio cautivador de la existencia de una naturaleza que sigue su curso en silencio ante el ensordecedor barullo del progreso (y el silencio de los animales que se opone a él); es un despliegue visual que juega con nuestra mente extrapolando de la pantalla texturas y emociones, que combina imágenes confundiendo nuestro cerebro y obligándolo a mirar más allá de las formas contingentes. ¿Qué es Adiós al lenguaje? Un territorio, un recinto, un legado, una experiencia concisa, contundente y compleja de lo que significa ser humano en los tiempos que corren.

estrenos

MOEBIUS Dir: Kim Ki-duk Con: Jo Jae-hyeon, Lee Eun-woo, Seo Young-ju, Kim Jae-hong, Kim Jae-rok A esta película coreana se le puede definir como una perversa y a la vez fascinante inmersión en tres temas por demás incómodos: la violación, la castración y el incesto. Moebius tiene tres personajes principales: un hombre que engaña a su esposa; un hijo que añora todo lo que el padre posee y una esposa que se venga del marido engañador castrando y haciéndole la vida miserable a su hijo. En síntesis: Moebius es un retrato en alta definición de una familia que se autodestruye. O, vista desde otra óptica, es un puñetazo seco en la nariz del espectador.

TERREMOTO: LA FALLA DE SAN ANDRÉS Dir: Brad Peyton Con: Dwayne Johnson, Alexandra Daddario, Carla Gugino, Ioan Gruffudd Las predicciones de un gran terremoto en California debido a la llamada falla de San Andrés no son cosa nueva. La ciencia, de hecho, las respalda desde hace mucho tiempo. Esta película parte de este supuesto y recrea lo que sucedería en California ante un terremoto de magnitud 9, y lo muestra desde la perspectiva de un piloto de helicóptero de búsqueda y rescate, quien viaja junto con su esposa de Los Ángeles a San Francisco para salvar a su única hija. Cine de mucha acción y grandes efectos especiales.

LA NOCHE DEL DEMONIO. CAPÍTULO 3 Dir: Leigh Whannell Con: Dermot Mulroney, Lin Shaye, Hayley Kiyoko, Stefanie Scott El título original en inglés de esta película es Insidious: Chapter 3 y es la precuela de la Insidious original que se estrenó en 2010. Estamos hablando de cine de terror cien por ciento palomero y olvidable. La historia: Elise Rainier (Lin Shaye) acepta utilizar su capacidad de establecer contacto con los muertos para ayudar a una pobre adolescente (Stefanie Scott) que se ha convertido en el blanco de una peligrosa entidad sobrenatural.


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Chronic: mirar a la muerte de frente Por Isabel Cárdenas Cortés

Nailea Norvind, me gustaría que contaras tu experiencia, ¿Qué representa para ti y para tu carrera un espacio como Cannes?

Nailea Norvind:Pues más que Cannes, considero fundamental la confianza que tuvo Michel en mí para este proyecto. Mencionó que no he sido aprovechada en el círculo del cine en mi país, aunque he hecho mucho teatro. Y este es el tipo de cine que generalmente veo y aprecio. Siempre había querido ser parte de él. Al ver películas anteriores de Michel Franco, pensaba que quería participar en un proyecto como esos. Yo esuve ahí desde su primer tratamiento, ya me había ofrecido el papel, pero curiosamente era uno que ya no está en la historia final. Estar en esta película fue un proceso muy tortuoso porque desde que lees la historia te hunde. Es muy doloroso el enfrentamiento con la muerte. Considero que mi personaje fue un gran reto, es muy diferente a cualquier otro trabajo que haya hecho; yo también estaba en ese momento viviendo un proceso muy similar al del personaje, donde te sientes insignificante, tenía que afrontarlo cada día para prepararlo. Para mí estar en el proyecto fue algo sadomasoquista porque tuve que sufrir, pero el placer de tener ahora la oportunidad de ver la película por primera vez y estar aquí es lo mejor.

L

a vida personal y profesional de David gira en torno a la muerte y a la enfermedad. El personaje principal de el nuevo filme de Michel Franco, ganador del premio a Mejor guion en Cannes, es un personaje muy extraño; al principio puede parecer banal y desabrido, pero conforme la historia avanza, el espectador descubrirá cada vez más la complejidad de su vida y sus intenciones. El personaje fue escrito especialmente para el actor Tim Roth, y para escribir el celebrado guion, fue necesaria la colaboración entre el propio actor, el director y el productor Gabriel Ripstein. A continuación, una breve entrevista a Michel Franco y al elenco de su filme tras la primera función de en Cannes, dos días antes de recibir el premio. En la conferencia de prensa oficial contaste que tu filme está inspirado en experiencias personales: la muerte de tu abuela y la relación que ella tenía con Beatriz, la enfermera que la cuidaba ¿Podrías profundizar sobre el tema? Quisiera que me hablaras también del enfoque de todos los personajes, pero sobre todo de los enfermos. Por ejemplo, la primera vez que vemos a David (Tim Roth) con Sarah, su primera paciente…

Michel Franco: También esa paciente que interpreta Rachel Pickup tiene que ver con otra familiar mía. No hay muchos más detalles que dar sobre la historia personal porque sólo es la inspiración para de ahí escribir esta ficción. Pero la gente se verá reflejada en ella porque es una etapa de vida que todos experimentan en algún punto, de cerca o en carne propia.

¿Y cómo lo trabajaste con la actriz? Es tan realista la caracterización que parecería que es alguien que realmente se está muriendo.

Michel Franco: Rachel Pickup hizo un trabajo extraordinario, incluso perdió peso para este papel. Ella es inglesa, hace más teatro que otra cosa e investigó mucho. Cada paciente,

es decir cada personaje de mi película, tuvo un proceso de investigación fuerte e incluso lo han sufrido en persona. Algunos desgraciadamente ya tenían de primera mano experiencia de vida y ya estaban preparados.

¿Cuál es el principal aprendizaje que obtuviste de tus cintas anteriores y el principal aprendizaje que te llevas de Chronic?

La colaboración con los intérpretes fue formidable. En México hay actores muy talentosos, pero la cantidad que hay en Estados Unidos te abruma. Abrí un casting y llegaron tantas personas que me permitieron tener no sólo a actores buenísimos ayudándome en roles principales, sino hasta en partes muy pequeñas de la película también me dejaron escoger minuciosamente. Eso fue un placer. El trabajo con Tim Roth fue fundamental. Yo no lo hubiera desarrollado de otra manera. Para Tim Roth el trabajo de Hernán Mendoza fue una referencia, le gustó mucho lo que él hizo. Me muero por hacer otra película con Hernán. Trato de centrarme en lo que cada película representa, y al hacer esto te llevas sorpresas enormes por los líos en los que te metes.

Michel Franco: Escribí el guión para Tim. Sabía que si tenía la oportunidad de trabajar con Tim –él no sólo es actor, también dirigió una película muy buena– valía la pena hacer un personaje muy complejo. No quería tratar de echarme el público a la bolsa y que simpatizaran con el personaje a través de los trucos que los escritores conocemos. Quería hacer un personaje con contrapuntos, con cosas menos obvias de lo que normalmente vemos en el cine. La parte donde se compenetra con los personajes –y esto es totalmente ficción, no tiene que ver con ninguna referencia real–, la logré en mi exploración, platicando con muchos enfermeros sobre cómo es esa afinidad entre enfermero-paciente. En el filme incluso hay momentos donde su personaje se sale de la línea, el público podría decir que eso que está haciendo está raro o está mal. Es curioso, porque por un lado interpreta al mejor enfermero posible y por otro, si estuviera trabajando con tu familia, tal vez dudarías en aprobar que hiciera estas cosas y fuera por ahí mintiendo. Pero esa es la vida, rara vez una situación como esta podría ser menos compleja. FOTO isabel cárdenas cortés

La película de Michel Franco que se acaba de llevar el premio a Mejor guion en el Festival de Cannes, se centra sobre el personaje de David (Tim Roth), un hombre que se dedica a cuidar enfermos terminales y quien no ve la tragedia en el final de la existencia.

¿Puedes hablar sobre estos aspectos tan peculiares del protagonista, como las mentiras que dice sobre su vida y su relación “enfermiza” con los pacientes?

¿Cómo fue tu preparación, Robin Bartlett, para interpretar a Martha?

Robin Bartlett: También investigué con las enfermeras con las que Tim trabajó y ellos me presentaron a una paciente que estaban cuidando. Ella fue muy generosa conmigo, dada su condición y lo que le estaba sucediendo; no estaba segura todavía de cuál iba a ser su diagnóstico. Eso fue extremadamente importante para la construcción de mi personaje: simplemente saber cómo es la situación, cómo se siente la gente que está entre la vida y la muerte. Gabriel Ripstein, Michel Franco y Moisés Zonana



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123 por mí y por todos mis compañeros

A arte

Por Tania Ragasol

El programa 1Mes 1Artista, dirigido por el dúo artístico DEAR, conformado por Delphine Passot y Arnaud Zein-El-Din, cumplirá dos años en el espacio-galería Artículo 123. A partir de la plataforma y el lugar que ayudaron a rehabilitar, el dúo expone varias formas de expresión que les permiten cruzar reflexiones en torno a la colaboración multidisciplinaria. Mauricio Marcin

FOTO: Marie Taillefer

En

DEAR

el 2015, el programa 1Mes 1Artista (1M1A), dirigido por Delphine Passot y Arnaud Zein-El-Din, cumplió dos años de llevarse a cabo en el espacio-galería Artículo 123 ubicado en el Centro Histórico. Se dice rápido y parece fácil, pero ésta es una invitación a asomarse a los alcances y el potencial que una propuesta como ésta tiene en la escena de arte contemporáneo de la Ciudad de México, específicamente, en una zona de arraigada historia, subsecuente abandono y, ahora, de creciente aburguesamiento. Como parte de 1M1A, a finales de mayo, terminó Puntos de quiebre, la explosión-exposición multicolor de la colombiana Cristina Ochoa. El primer fin de semana de junio se inaugura Entrelazado de la artista y arquitecta marroquí Souad. Delphine y Arnaud, quienes también conforman el dúo artístico DEAR, llegaron a México hace ocho años a explorar y perderse en una “gran ciudad”. Pareciera que en su proyecto por descifrar la urbe inventaron otra maraña de caminos posibles. Mientras buscaban “estetizar el caos cotidiano” permitieron que pulsiones contradictorias se sintonizaran en un canal que aspira a lo colaborativo. He aquí un poco sobre su historia, ideología y proyectos.

¿Cómo llegan a México?

A: Antes habíamos vivido en varias ciudades: Delphine en Bruselas, Marsella y París; yo en El Cairo, Lausana, Róterdam y París. Los dos somos originarios de Lyon, Francia. Nos gustaba la idea de llegar a un lugar donde tienes todo por descubrir. Además, teníamos interés por estas ciudades gigantes donde hay este caos que se mezcla.

¿Qué hicieron al llegar?

D: Trabajamos como artistas y luego en oficinas de arquitectura cuando se acabaron los ahorros. Nos cansamos los dos. Conocimos unos amigos que tenían una casa en la colonia Roma y nos propusieron entrar al proyecto Casa Roma, un club alternativo en donde se unían trabajos de arquitectura, diseño, imagen y arte para crear un ambiente bajo un mismo sello.

¿Estuvieron un año ahí?

A: Fue un año de proyecto más un año con la casa abierta, donde desarrollamos toda la idea, soñando en el concepto, que era mucho una ilusión y por eso se terminó tan rápido.

El dúo artístico DEAR como tal, ¿cuándo se funda?

D: En un momento nos llamábamos Almost Free Publicity, hacíamos páginas web por poco dinero. Teníamos la idea de democratizar la comunicación, porque también

la palabra publicidad es dar público. Luego decidimos cambiar el nombre a DEAR Publicity. DEAR, como DElphine y ARnaud. Vinieron otros proyectos y estuvimos pensando varias cosas, como DEAR Architecture. Hasta que nos quedamos solamente con el DEAR.

Hablemos un poco del trinomio DEAR-1231M1A, desde su perspectiva de arquitectos, pero también de artistas, y de la necesidad de no ser encasillados como “arquitectos”.

A: Cuando nos fuimos de Francia ya teníamos esta idea y también una práctica artística propia. D: Nunca encajábamos al cien por ciento. No encajábamos en Francia ni en la escuela de Arquitectura. Nos interesaban miles de cosas y no quisimos aprender de una sola manera o ver con una sola perspectiva. A: Al principio en Francia, cuando decías “yo hago algo de arquitectura, pero también algo de diseño y arte” te etiquetaban como el que hace “un poco de todo, pero un poco mal”. Ahora ya no tenemos ese problema. D: Nuestro proyecto se ha desarrollado como un dogma, una filosofía.

¿Qué cosas hicieron como artistas antes de llegar a México?

D: Siempre me ha gustado pintar en los muros, pegar collages en las calles, por ejem-


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plo, símbolos desviados o cositas de humor. Era una manera de decir que estaba aquí en la ciudad y que podía expresarme. Arnaud pintaba elementos urbanos en dorado. Al final se trata siempre de señalar cosas, resaltar lo que la sociedad tiende a esconder. A: Viví en Egipto hasta los 17 años. Cuando llegué a la escuela de arquitectura en Lyon, donde nos conocimos, nos enseñaban que todo tenía que ser recto, planeado. Ésa no era la Arquitectura que yo conocía de Egipto. De hecho, esa arquitectura la vinimos a reencontrar aquí en México. Nuestro trabajo tiene que ver mucho con esto, los palimpsestos. Enseñar la belleza que existe donde hay muchas decisiones que se cruzan y que hacen un organismo que es una mezcla, una intersección de muchas cosas diferentes. Un caos/paraíso.

¿Cómo encuentra DEAR Artículo 123?

D: Kosuke Tani, dueño del restaurante Mog, encontró la casa en Artículo 123 en el Centro. Quería hacer una cafetería y nos invitó a hacer la remodelación. A: Estábamos buscando oficina y nos propuso ponerla allá. Nos instalamos aun cuando todo estaba en obra. Nos hicimos socios y empezamos a hacer eventitos, a desarrollar el lugar, a aprovechar la casa… Ahí nació el proyecto de 1MES 1ARTISTA. D: Veíamos el potencial de la casa y no quisimos sentir un límite entre nosotros, separar donde trabajamos de donde comemos. A: En enero del 2013 pensamos en hacer una primera exposición sobre una pared de la oficina, pero desbordamos en el cuarto de al lado. El día de la inauguración dijimos “vamos a hacer otra exposición el mes siguiente”. Nació de poquito en poquito. D: Como un arquitecto que junta un poco todo. Quisiéramos ser la alianza entre todos los artistas que conocemos y abrirlos a nuevos públicos.

¿Por qué creen que es necesario colaborar?

D: Ser artista puede ser muy solitario, hay que unir fuerzas.

¿Y cómo han ido tejiendo su red?

D: En Casa Roma empezó cuando pedimos a nuestros amigos obra para “vestir” la casa. Como teníamos poco dinero, muchos nos prestaron trabajos suyos. A: Cuando empezamos a hacer 1M1A fue porque estábamos ya más cómodos. Creo que teníamos la cabeza demasiado metida en nuestro estudio creativo como empresarios en todo lo que implica la relación entre proveedores y clientes. Algo que pensamos que no existía tal vez con los artistas. La idea era cómo ver el arte de esta manera también, ver cómo colaborar e intercambiar con obra y mano de obra.

En este momento su red está claramente instalada. Pero ¿qué ecos ha habido?

D: Por ejemplo, Lucía Ochoa trabajaba aquí con nosotros y la invitamos a exponer. Paul Muguet, Gustavo Abascal y Pilar Córdoba Longar se conocieron aquí y ahora son muy amigos y colaboran entre ellos. Pepe Cortines

es arquitecto, y para el primer aniversario dio un taller de foto y varias personas le pidieron más talleres, y a partir de ahí empezó a hacerlo más seguido. Además, tenemos un taller abierto donde los artistas pueden producir su obra.

¿A qué atribuyen el éxito de un espacio como el 123?

A: En el 123 entras a un “mundito” con muchos espacios y distintos cuartitos. Como en un centro comercial en el que hay varias tiendas, por ejemplo, la galería, la tiendita, los cuartitos: el del pan, el de la comida, el del café, los artistas. Y el artista puede intervenir este ambiente. Así que cada uno sale de su espacio específico y se mezcla con todos lo demás. La arquitectura analiza una actividad, imagina la mejor forma para ella, pero luego impone una manera de utilizar el espacio. Nosotros creemos que la arquitectura tiene que ser lo mínimo para así sugerir formas de uso. Se puede comer aquí porque aquí hay mesas para comer, pero también se puede comer allá y se puede trabajar donde se come. Todo se mezcla. Creo que siempre nos ha gustado esto: un espacio en el que las cosas se nutren la una de la otra. Me encanta que el artista pueda estar pintando abajo y uno está con su computadora tomando un café al lado.

D: El primer artista que expusimos fue un curador, Mauricio Marcín, quien tenía unos dibujos que nunca enseñaba. A: Creo que algo importante que nos caracteriza no sólo en 1M1A, sino como arquitectos y en el 123, es que tocamos un poco de todo y generamos un equilibrio. Nos interesa mucho invitar a artistas de nuestra red, pero también de redes cercanas o no conocidas; tocar esferas diferentes a partir de lo que nos gusta. Pero que no sea sólo porque “alguien me recomendó”.

¿Quiénes son sus públicos? ¿Cómo han incidido en el desarrollo de la zona?

A: Hay gente que viene con guardaespaldas, hay otros que llegan caminando y que viven en la calle Ayuntamiento, algunos son oficinistas, unos suben a ver obra, otros no. Una cosa que pasó este año es que también llegaron los cilindreros. D: El hombre que está afuera vendiendo joyería se puso después de nosotros, pero llevaba viviendo aquí 25 años. Ahora nos ayuda también a repartir el pan. Otro vecino nos arregla todas nuestras máquinas.

Ser artista “puede ser muy

solitario, hay que unir fuerzas.”

A un año de haberlos conocido, han ido ganando presencia en el circuito del arte en la Ciudad de México. ¿Cómo se ubican en esta escena? Oficina, despacho, café, plataforma…. Aparecieron en la revista Código como uno de los 10 mejores espacios alternativos en el DF, pero ustedes nunca se concibieron así. ¿Cómo se ven?

A: Nos vemos “moviendo cosas” sin tener grandes títulos arriba de esto. Estamos cansados de que las descripciones de todos los espacios sean muy complicadas y parecidas. Lo que nos gusta decir es “vamos a exhibir a este artista” y ya. Mostrar a la gente. No decir mucho. Mejor ver y luego hablar, ya sea tomando algo o comiendo juntos.

¿Tienen relación con La Chirindonguería (Iturbide 31 esquina con Artículo 123)?

D: Ellos están ahí desde hace 4 o 5 años. A: El domingo en la noche intercambiamos con ellos la comida de los empleados: nos preparan algo y nosotros a ellos.

¿Han notado cambios importantes en el flujo de gente por la zona desde que llegaron?

D: ¡Sí, claro! Al principio no había nadie. A: Estaba lleno de indigentes. Fui a una junta con otros vecinos que tienen negocios más “rudos”. No les gusta la calle como a nosotros. Para ellos se trata de cómo alejar a los indigentes sin tener problemas y para nosotros es más una cuestión de cultura, de desarrollo de la zona y de peatonalización. Queremos que un día se pueda caminar a gusto, del Zócalo al parque México en la Condesa. Cuando llegamos a vivir aquí, el Centro estaba destruido y abandonado en su totalidad, y ahora está vivo. A nosotros

nos tocó ese cambio y formamos parte de él con el 123.

¿Qué opinan de la idea de “intimidad” que menciona Belén Moro en el texto del primer aniversario de 1M1A? ¿Hay algo “casero” en lo que ustedes hacen?

D: La intimidad la genera el espacio que está dentro de un “mundo restaurante”. Cuando el artista entra descubre toda la vida que hay. A: Los meseros conocen a los artistas, saben sus nombres, y esto hace que se sientan bien recibidos. Trabajamos con unos más que con otros. Acompañamos su proceso. D: Viven aquí realmente, comen aquí diario.

Hablemos del diálogo entre “lo inmenso y lo minúsculo”, en relación con DEAR1M1A-123

D: Este espacio lo vemos de forma muy global. Arnaud ya se imagina este proyecto en todos los países del mundo. De manera contradictoria estamos mucho en lo local, con la gente de enfrente, de al lado. Esta doble escala nos gusta. No es que haya que elegir entre uno u otro, sino que coexisten los dos. Siempre me gustaron estas imágenes, que van desde las moléculas hasta las estrellas como en el documental de 1977 Powers of Ten de Ray y Charles Eames. Es la misma cosa. Al fin es confrontar diferentes sistemas para enfatizar sus contradicciones y compatibilidades, buscar las posibilidades de cada uno de estos sistemas. Como lo que hacemos en 1M1A: exponer varias formas de expresión, lo que permite cruzar reflexiones o cuestionamientos. Al mismo tiempo estamos en una zona muy específica, en una calle con historia, adentro de una casa que es una antigua bodega de revistas.

¿Qué planes tienen para el tercer año de vida de 1M1A?

A: Vamos a seguir este ritmo de exhibiciones y a organizar una exposición colectiva anual de la comunidad de los artistas de 1M1A, que la clausurará una subasta.

Por último… ¿encajan ya?

D y A: ¡Claro! A: Sí, aquí en nuestro mundo que hemos creado en el DF.


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Ídolos de la aldea global: los objetos coreográficos de Theo Mercier Por Gabriela Jauregui

Entre muchas cosas que hace el arte, como invitar a la reflexión y al asombro, también a veces nos invita (¿obliga?) a cuestionar. La exposición Craft Thoughts | Wood Songs, de Theo Mercier en Casa Maauad, genera una tensión contradictoria, que lleva del goce al enervamiento y de vuelta en unas pocas exhalaciones.

Craft Thoughts | Wood Songs Casa Maauad Altamirano 20, San Rafael Hasta el 26 de junio

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or alguna razón que no acabo de entender, todavía hoy (pos Lina Bo Bardi, pos tantos cuestionamientos de la rigidez modernista) la gente en el mundo del arte contemporáneo se pone nerviosa cuando algo es muy crafty, es decir, artesanal, e incluso a menudo el término se utiliza como un adjetivo despectivo en referencia a cierto tipo de arte, especialmente, al arte tridimensional o escultura. Parece que en la exposición de Casa Maauad, Craft Thoughts | Wood Songs, y en su obra en general, el artista francés recién instalado en México, Theo Mercier, les pinta dedo a estas personas. Su exposición no podría ser más crafty. Porque además crafty también quiere decir astuto, incluso artero (nótese que esa palabra contiene la palabra arte). Su obra es visualmente impactante. Es una acumulación de formas, y Mercier es un coleccionista consumado: se llena de objetos provenientes del diseño preindustrial que va clasificando y después los une en collages tridimensionales. Una especie de injertos quiméricos antropomórficos que forman figuras básicas de macho y hembra. Mercier los reúne en grupos y se piensa a sí mismo como una “agencia matrimonial para objetos”. Los conjuntos forman aldeas de objetos

con sus propias jerarquías y antagonismos, logrando una especie de coreografía de las relaciones sociales. Las cosas que colecciona van desde encendedores, tazas y plumas en formas de penes hasta ruinas miniatura para acuarios. Para esta exposición reunió, el finalista del prestigioso premio Marcel Duchamp en el 2014, reunió piezas de barro, máscaras tradicionales de Puebla, artesanías varias y, durante la inauguración, hasta unos tristes mariachis vestidos y pintados de blanco, sentados en un diorama como los “nativos” de una exposición universal. Resalta la mirada del europeo en terra nova, y la lectura de sus obras cubre el espectro completo, que va desde la antropología imaginaria hasta el colonialismo, pasando por el exotismo, el racismo y el turismo contemporáneo. Muy crafty en todos los sentidos. ¿Nos incomoda? El paseo por Casa Maauad encarna físicamente esta sensación límite y siempre con humor. Por ejemplo, sus “Esculturas para un terremoto” no están pegadas ni unidas con nada: son una serie de objetos con las mismas circunferencias y encima de ellos, huevos fecundados de diversas aves. Si caminamos con paso demasiado firme, todo puede derrumbarse.

esta exposición reunió piezas “dePara barro, máscaras tradicionales de Puebla, artesanías varias y […] hasta unos tristes mariachis vestidos y pintados de blanco, sentados en un diorama como los ‘nativos’ de una exposición universal.”


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TRIADA En el trabajo de estos tres artistas existen vínculos interesantes

Castro / España / Dzama

Hombres animaloides y animales humanoides Por Luisa Reyes Retana

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posible escenario para el desarrollo de un mito, un modo de contemplar adquirido que tenemos por espontáneo, un fragmento de códice.

a resignificación de imágenes es una estrategia clásica de la pintura, pero la pintura contemporánea acude a ella sin la corrección política y moral que caracterizó otras épocas del arte. En la obra pictórica actual nada es realmente escandaloso o indignante per se. A menudo los estereotipos se desdibujan, reconociendo que se pueden compartir territorios humanos más personales, ampliando el número y la extensión de las relaciones a establecer entre sujeto y objeto del arte. Marcos Castro, Alejandra España y Marcel Dzama son, en ese sentido, tres artistas plenamente contemporáneos. Su obra no tiene pudor y su lenguaje puede ser crítico, sarcástico, incómodo o indiferente, pero siempre es personal. La comunidad evidente entre sus estrategias consiste en el uso de realidades recíprocas, dialogantes, figurativas, fantásticas y naturales.

III

I

Marcos Castro (DF, 1981) propone una traslación de su mundo interior a una historia natural. Como un hombre lobo que vive a través de los animales que pinta, transmuta sus emociones a expresiones exacerbadas de la naturaleza. En su obra vemos lo atmosférico y paisajístico como si fueran susceptibles de suceder en un momento, generando escenarios naturales dramatizados, incrementados en presencia y asistencia. Los animales de Castro: lobos, venados, osos, águilas y coyotes —y el protagonismo de lo inevitable de su condición— ocupan y vuelven a estos entornos saturados para vivir momentos climáticos de su animalidad. Su trabajo plantea una visión mistificada de la naturaleza, capaz de expresar versiones sublimes de las emociones que hacen de vasos comunicantes entre las especies. “Por dentro (el oso y el zorro)” dice algo acerca del ánimo de ambos; describe lo instintivo, quizá la maternidad, el hambre, la identidad ¿qué es más real y qué instinto es más poderoso?, ¿es un juego de ponderaciones o de domesticidad? Su proceso consiste en buscar actividades que detonen ideas nuevas. Una de ellas es coleccionar objetos: piedras, ramas, huesos y troncos, por ejemplo. Castro convive con ellos

Alejandra España, Flotantes, 2015

y los cuida o los trata como apropiándoselos poco a poco. A veces, los objetos coinciden en tiempo con alguna investigación, quizá sobre fenómenos meteorológicos o sobre animales mitológicos y se van integrando hasta convertirse en el lenguaje del artista.

En una paleta de colores ocre, con trazos simples y basado en una estética socialista o medieval y esencialmente escenográfica, Marcel Dzama (Winnipeg, Canadá, 1974) crea circunstancias y personajes caricaturizados, por lo general disfrazados o uniformados, acompañados de animales que se comportan como personas, haciendo actividades tal vez en el contexto de una comedia, pero a la vez violentas, y extrañamente coreográficas y armónicas. Influenciado por el arte inuit, por Goya, Bosch, el dadaismo y Duchamp, por los cómics de su infancia y por Joseph Cornell, Dzama hace dioramas, esculturas, películas, pinturas, collages y dibujos que proponen anacronismos satíricos. Dzama colabora con otros artistas (incluyendo músicos, cineastas y escritores y, recientemente, con el artista mexicano Eduardo Sarabia) para agregar capas a su obra y darle diversidad a la interpretación y volumen a las ideas. En un intercambio de correos electrónicos, Andrés González, de la galería Travesía Cuatro en Guadalajara, donde se exhibió hace poco Campeonato de Guadalajara (la colaboración

II

El trabajo de Alejandra España (DF, 1982) trata sobre construcciones del conocimiento tomadas, principalmente, de su propia idiosincrasia. Vemos flujos de representación gráfica donde plantas, rocas, lugares, objetos, seres animaloides y humanoides en contextos fantásticos resultan estar conectados entre sí. Estas conexiones —a veces dichas con texto y a veces con mera proximidad—sugieren relaciones y patrones tomados parcialmente de investigaciones y otro tanto de creencias, preocupaciones y deseos de España. Sus piezas esquematizan una cosmología supuesta que intenta explicar algo acerca de su percepción de la realidad. A diferencia de Castro, España expresa inquietudes más intelectuales y complejas y a la vez más inocentes. Su narrativa tiene la textura de los sueños. Su trabajo representa un esfuerzo por dar sentido a lo incomprensible, por cruzar la realidad visible con elementos que España toma de mitos y ritos, de cosmologías conocidas entretejidas con propias. La obra de la artista, como ejercicio de conocimiento, se parece a la documentación primitiva. Expresa la necesidad de ilustrar un modo concreto de entender o de resignificar lo que ha sido entendido por otros. En Punala, un personaje que parece a la vez deificado e inofensivo, contempla desde lo alto de Marcos Castro, Por dentro (el oso y el zorro), 2013 un territorio serrano donde todo es medio, un

Marcel Dzama, Plato’s Cave Gone Astray, 2015

Dzama-Sarabia), describe la obra del canadiense como “una mezcla de iconografías que logra unir elementos del misticismo y lo ritual con imágenes contemporáneas (referencias al modernismo, a los terroristas encapuchados, a la cultura popular, a los libros infantiles…). Esta conversión antropomórfica es sumamente anecdótica y biográfica”. Lo que parece constante en el trabajo de estos tres artistas es el uso de formas animales cargadas de humanidad, tentativas de metamorfosis o suplantaciones de existencia que se cruzan y se enciman. Con más o menos construcciones contextuales, los artistas nos asimilan a situaciones donde lo vivo se mira de frente, donde mudar de piel y crecer una nueva, simplemente, sucede.


42 | frente | DISEÑO | del 4 al 17 de junio de 2015

D

Un puente poético

IMÁGENES CORTESÍA: muac

diseño

El proyecto expositivo Traslaciones topográficas de la Biblioteca Nacional, de Jorge Méndez Blake, pretende activar las relaciones entre la Biblioteca Nacional y el Museo Universitario Arte Contemporáneo (y a su vez, el binomio poesía-artes visuales). La cercanía física entre ambos edificios de Ciudad Universitaria dio origen a una serie de acciones que implican la participación del artista y de los visitantes.

Un

pasillo de piedras volcánicas y plantas que nadie explora, está protegido. No está en algún lugar lejano, sino en plena Ciudad Universitaria. Pocos se percatan, pero el recorrido de unos cuantos metros es el camino que une la Biblioteca Nacional con el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (muac), el último edificio en integrarse al Centro Cultural Universitario. El arquitecto del museo, Teodoro González de León, concibió los pasillos internos del inmueble como calles que conectarían al complejo con la biblioteca y el jardín escultórico. Su misión falló. Por cuestiones de logística el pasillo ha sido clausurado. Esa cercanía atípica y truncada entre dos espacios arquitectónicos inspiró Traslaciones topográficas de la Biblioteca Nacional, la exposición que el artista originario de Guadalajara, Jorge Méndez Blake, creó por comisión del muac. “En este proyecto llevé mis ideas al extremo. Me convertí en una suerte de topógrafo y en un explorador con la intención de conectar físicamente los dos edificios que están a sólo cien

metros el uno del otro”, dice Méndez Blake, cuya obra se ha centrado en el desplazamiento entre disciplinas. “La relación de la literatura con otras disciplinas como el videoarte me apasiona. Muchos escritores están explorando con acciones de video o métodos no tradicionales que son híbridos. El arte también toma cosas de la literatura, esto es muy evidente en el arte conceptual donde una pared blanca con una palabra es una obra. He estudiado esta conexión a lo largo de mi carrera.” El proyecto implicó una extensa investigación y tiene como fin ser una reflexión sobre la materialidad arquitectónica y su ubicación geográfica. La biblioteca como objeto de estudio era enorme, pues gracias al decreto de “Depósito Legal” (mediante el cual se obliga a los impresores de México a enviar a la Biblioteca Nacional un ejemplar de todo lo publicado en sus talleres), ésta es el máximo repositorio bibliográfico del país (su acervo resguarda y conserva más de 1 250 000 libros y documentos). Así que Méndez Blake se centró en una parte específica. “Elegí el acervo nacional mexicano de poesía como tema a explorar. Quería llevar la poesía al muac, pues su permanencia me preocupa.” El centro de esta exhibición son las acciones para unir la Biblioteca Nacional con el MUAC. La primera se titula “Topógrafo” y es quizá en la que la unión física entre ambos espacios es más obvia. “Puse unos puntos en línea recta para marcar el camino más corto entre ambos edificios. Es una ruta alterna por una zona semisalvaje de plantas, piedras y lava seca. Para marcar el recorrido utilicé instrumentos de la topografía.” La acción es una metáfora sobre la distancia entre la literatura y las artes visuales, pero también es una exploración de la relación entre el saber (la Biblioteca Nacional) y la modernidad (el muac). Esta obra fue documentada en video, y el testimonio se proyecta en la exposición curada por Amanda de la Garza y Alejandra Labastida. El resto de las acciones unen los edificios de una forma más poética y para hacerlo el artista se ayuda de los visitantes, quienes completarán la obra. En “El extranjero”, el visitante elige un libro del acervo de poesía mexicana de la biblioteca. Luego lee un poema mientras camina libremente por los pasillos. Ésta es la forma que el artista encontró para ampliar el espacio simbólicamente, ya que el reglamento no permite que los libros se sustraigan de sus instalaciones. “Hice una negociación para, a través del cambio temporal de la norma, expandir los límites físicos del edificio.” La tercera acción fue bautizada como “El gran poema inexacto” y en ella la obra se completa mediante la lectura del asistente quien debe elegir un libro de la sección de poesía, memorizar una o dos líneas y pasear por lo que Méndez Blake describe como un camino marginal. “Finalmente, entra al museo y transcribe lo que recuerda en una máquina de escribir. Así, al juntar los fragmentos, se crea un cadáver exquisito, un poema inexacto que resulta de lo que el olvido distorsiona, de la falla de nuestro sistema de memoria.” Además, esta acción logra que el acto de leer y el de reescribir coincidan en un mismo espacio y tiempo a la vez que altera el espacio físico del muac a través del sonido que genera la máquina de escribir, cuyas teclas resuenan por todo el museo. Si bien en esta tercera acción el artista explora la traición de la memoria, durante la gestación de su exposición descubrió otra falla: las bibliotecas no son los sistemas perfectos y totalitarios que parecen. Al explorar el acervo poético del edificio, Méndez Blake descubrió que sólo hay 293 libros de poesía en la Biblioteca Nacional. “Pensarías que son más. En realidad la producción de poesía nacional es minúscula. El resto son monografías y antologías, pero eso no me interesaba porque finalmente son repeticiones. Por ejemplo, de Octavio Paz hay siete u ocho libros.”


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entre dos espacios Por Cris Winters

“Elegí el acervo nacional mexicano de poesía como

tema a explorar. Quería llevar la poesía al muac, pues su permanencia me preocupa.”

También atestiguó que por definición todas las bibliotecas tienen un porcentaje de libros perdidos. Sin importar lo rígido de su sistema, éste siempre falla. En el caso de su objeto de estudio faltaban 32 libros del catálogo. “Pregunté, los busqué y nadie sabía dónde estaban. Se pierden, se roban o están en el estante equivocado. A partir de esta estructura fallida surgió un proyecto que me acompañará toda la vida: encontrar esos libros.” Méndez Blake sabe lo ambicioso que significa hallar exactamente la misma edición de esos objetos, muchos de ellos originarios de la década de los veinte o aún más antiguos. “Sé que no serán los mismos ejemplares los que encuentre, pero sí tiene que ser la misma edición. Ya encontré seis. Son de los años cuarenta y los sesenta. Uno lo mandé traer de España y otro de Estados Unidos”, dice entusiasmado, y luego agrega que quizá lo que más le gusta de este nuevo proyecto es la probabilidad de que no encontrará todos los libros antes de que acabe su vida. Mientras tanto, sus acciones ocupan el muac en un proyecto que más que una ocupación del museo por un acervo, es la ampliación del espacio arquitectónico natural de la biblioteca hacia el museo a través de distintos actos y agentes. Si bien Traslaciones topográficas de la Biblioteca Nacional parece un proyecto meramente poético en el que se reflexiona sobre cómo se afectan las lógicas de la poesía y las artes visuales cuando se encuentran, es también una invitación a disolver las pretensiones totalizadoras. “El poema final, realizado en colectividad, condensa toda la poesía mexicana del siglo XX, pero a la vez la disuelve a través de la falla de memoria. Nada es total”, concluye Méndez Blake. Traslaciones topográficas de la Biblioteca Nacional muac

Insurgentes Sur 3000 Centro Cultural Universitario Hasta el 30 de agosto

Jorge Méndez Blake. Topógrafo


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perfil Gildo Medina Artista y diseñador multidisciplinario gildomedina.net Por cris winters La Secretaria de Relaciones Exteriores eligió su trabajo para representar a un selecto grupo de artistas en el libro El mundo en las manos. Creadores mexicanos en el extranjero. Se ha desarrollado como pintor, ilustrador, fotógrafo, videasta, director de arte, diseñador gráfico, de accesorios e interiorista.También ha diseñado restaurantes y colaborado con marcas como Ferragamo y Chanel. ¿Cómo surge la marca? ¿Quiénes la conforman?

La marca soy yo, Gildo Medina. Lo gracioso es que mi nombre como despacho es una referencia. Trabajo de forma multidisciplinaria, pues para mí encerrarme en una oficina sería aburrido. Como marca hago ilustración, interiorismo y diseño gráfico en México, Sídney, Hong Kong, Nueva York y París, simultáneamente. Soy artista, empresario y director creativo. Tengo un asistente y algunos diseñadores que me apoyan para lograrlo. En la parte artística mi trabajo sí es individual. ¿Cuál es la filosofía principal detrás de tu práctica?

Hacer cada cosa, por pequeña o grande que sea, con pasión. Suena cursi, pero si no fuera así no estaría celebrando 15 años de carrera internacional. ¿Cómo describirías el proceso de diseño de la marca, los elementos esenciales de su propia metodología?

Me gusta la investigación. Ocupa el 40% de mi proceso. Intento ver el proyecto de todos los ángulos y tener refe-

rencias visuales. Me importa mucho porque va firmado con mi nombre. El bocetaje ocupa el 30%, la ejecución el 20 y la inspiración el resto. Antes me gustaba encerrarme en algún hotel de diseño o tomar un vuelo a Berlín (vivo en París); ésa es mi esencia para inspirarme. ¿Cuáles son algunos de los proyectos por los que eres más reconocido?

trabajo con técnicas de lápiz que toma 11 años aprender, que con impresoras en las que sólo hay que picar un botón. También hay que aprender a convivir con el pasado, presente y futuro. Por ejemplo, la Ciudad de México ya no tiene el clima de antes. En un día hay miles de climas. Esta noción de la moda de hacer colecciones primavera-verano y otoñoinvierno, me parece obsoleta.

Cuando tenía 24 años tuve el honor de diseñar las latas de ¿Cuál es el principal vicio o desventaja del panorama Coca-Cola de París. Rompí barreras, pues era un joven mexi- nacional en cuanto a diseño se refiere? cano, y aunque tenía reconocimiento, mi trayectoria no se En Europa, aunque el diseño se paga bien, es considerado podía comparar con la de otros artistas invitados, como Marc una carrera menor. En México es una licenciatura. Eso me Jacobs, Karl Lagerfeld, Sonia Rykiel o Kenzo. Originalmente gusta. Lamentablemente, hay muchas escuelas que expiden se iban a fabricar 26 000 latas, pero al final fueron 36 000, títulos a gente que no necesariamente está preparada. Hay pues agregaron mi diseño a las latas de Coca Light también. un abismo entre las buenas y las malas escuelas de diseño. Otros proyectos de los que estoy orgulloso son mi colaMuchas preparan técnicos que no saben que son técnicos boración con Ferragamo (a nivel mundial, me contactaporque tiene título de Diseñador Gráfico. Además, la preron desde las oficinas de Nueva York) y el hecho de que paración es cara, hay que viajar, ir a museos, comprar libros, la prestigiada editorial Taschen me incluyera en un libro cultivar tus referencias estéticas. Esto no es accesible para como uno de los 100 mejores ilustradores del mundo (el cualquiera. Sin embargo, el que exista tanta gente con un único mexicano). título hace que haya precios muy bajos en el mercado y eso afecta a todo el gremio. En mi caso, eso no me afecta, porque ¿Cuáles son los principales retos o áreas de oportunidad en buscan mi firma y no tanto un servicio. la práctica profesional del diseño contemporáneo?

Replantear la realidad del ser humano. No somos los mismos ¿Quiénes tienen una práctica de diseño –en todas sus vade hace cien años. En el caso de mi generación, que creció riantes– en México que merecen ser reconocidos por el con lo análogo y vio la trasformación a lo digital, hay que público en general? Hay muchísimos. Por mencionar algunos puedo nomaprender a utilizar las dos cosas a nuestro favor. Lo mismo brar a Héctor Esrawe y Ezequiel Farca. También admiro a Francisco Cancino (de Yakampot) en la moda y a Rojkind en la arquitectura. ¿Un edificio o espacio que cualquier persona en la Ciudad de México debe visitar?

El Centro Histórico, en particular, Bellas Artes. Es un lugar icónico que no hay que perderse. Engloba al México pre y posrevolucionario, ya que durante la Revolución se paró la construcción y luego se retomó en otro estilo. Recomiendo visitarlo y también verlo desde el quinto piso del Sears que está enfrente. La vista es espectacular. ¿Cuál sería un proyecto que te gustaría hacer?

El espacio físico de mi estudio ha sido efímero. Quiero hacer uno que se convierta en mi bandera. Dejar de ser itinerante. Estará en París y quiero que se convierta en una incubadora de talento. Ya tengo mucho camino recorrido, y me gustaría apoyar a otros artistas o diseñadores. Quisiera contar con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Ésos son los planes. Es mi proyecto más importante.



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L letras

Formas de romper la casa Por Fernando Hernández Urias

Alejandro Zambra regresa con una obra experimental, Facsímil, en la que el chileno utiliza como modelo la Prueba de Aptitud Académica que las autoridades de su país utilizaban como filtro para el ingreso a los estudios superiores. Lúdico y punzante, brillante y divertido, Zambra desnuda la arbitrariedad de los procesos que decantan la vida de las personas.

I.

Alejandro Zambra nació en Santiago el 24 de septiembre de 1975, apenas unos meses después de que Augusto Pinochet asumiera la presidencia de Chile. Su obra ha sido un referente dentro de la literatura hispanoparlante no sólo por su habilidad para extrapolar atmósferas personales, contextos históricos particulares, situaciones en las que lectores de cualquier parte del mundo se pueden reconocer (prueba de ello es que su obra ha sido traducida a más de 10 idiomas), sino porque ha procurado que su escritura sea un ente vivo en constante metamorfosis que busca crear, desde la forma, sentido. Escribió su primer poema a los ocho años, aunque en ese momento parecía más interesado en ser músico que otra cosa. A los 10 era ya un buen guitarrista e incluso tuvo una banda de rock llamada Ariadna y los Cautiverianos, con la que alguna vez llegó a tocar en vivo. Estudió Literatura Hispánica porque quería dedicarse a leer y a dar clases,

pero no a escribir. A los 21 años, para dejar la casa de sus padres, consiguió un empleo nocturno como operador telefónico de Axa Assistance. Trabajó también como cartero, bibliotecario, profesor de niños conflictivos y corrector de textos. Y le tiene mucho miedo a quedarse ciego. Sus primeros dos libros fueron los poemarios Bahía inútil (1998) y Mudanza (2003). En el 2006, la editorial Anagrama publicó su primera novela: Bonsái. Le siguieron otras dos y un libro de cuentos, todos publicados por el mismo sello catalán: La vida privada de los árboles (2007), Formas de volver a casa (2011) y Mis documentos (2013). También es autor de una colección de ensayos titulada No leer (2010), publicada en Chile por la Universidad Diego Portales y en España por la editorial Alpha Decay. En el 2007 fue seleccionado por el Hay Festival como uno de los 39 escritores latinoamericanos menores de 39 años más importantes, y tres años después, en 2010, la revista Granta lo nombró entre los 22 mejores autores en español menores de 35 años. La literatura de Zambra hace de la intimidad un espacio universal. Los pormenores de la vida diaria fungen como telón de fondo para la exploración de los mecanismos del deseo, de la configuración de la identidad. La cotidianidad se convierte en un laboratorio en el que se desenvuelven las paradojas más aberrantes y volubles. El chileno tiene una forma de convertir cualquier suceso, hasta el más aburrido y trivial, en un relato especial. Asegura que lo que más disfruta de escribir es “ese momento en el que no sabes lo que estás diciendo, cuando se acaban los planes y estás ahí con el texto. Las intenciones casi siempre se disuelven en la escritura. Las intenciones argumentales, por ejemplo. Al partir pienso que voy a hablar de otra cosa, que el tono será distinto. Pero la única intención que se mantiene inalterada es la de seguir hasta el fondo, intensamente. Hasta que el libro resulte, o no. Si no escribiera, andaría todo el día más nervioso de lo que ando”.

II.

Facsímil, el libro más reciente de Alejandro Zambra, es difícil de clasificar. No es poesía, ni novela, ni un libro de relatos, pero contiene todo eso a la vez. Su estructura está basada en la Prueba de Aptitud Verbal (parte de la Prueba de Aptitud Académica o paa), la cual se aplicó en Chile desde 1967 y hasta el 2002 entre los estudiantes que deseaban ingresar a la universidad. Se trata de 90 ejercicios

que debían de ser resueltos en un tiempo máximo de 2 horas y 15 minutos. El libro, dividido en cinco secciones como la prueba, contiene historias sobre malos padres y malos hijos, sobre la dictadura chilena, sobre el hijo de un asesino que se pregunta cómo sería tener un papá inocente, sobre Don Francisco y un viaje por Chile, sobre un muerto que recibe flores a pesar de haber sido una mierda de persona y sobre la educación, la censura y el silencio, entre muchas otras cosas más. Hace 20 años, Alejandro Zambra presentó la paa. “Recuerdo que estaba en pánico total. Me puse nervioso con eso de llenar enteras las celditas, sin salirte del margen. Me temblaba la mano, perdí mucho tiempo marcando y borrando en la hoja de respuestas. Después de rendir la prueba me encontré con un ex compañero de la enseñanza básica, había dejado de verlo ocho años atrás, cuando teníamos diez. Traté de fingir que me acordaba de él, pero cuando se dio cuenta de que no lo reconocía, se enojó muchísimo. Me dijo que él sí se acordaba de mí, porque era difícil olvidar una nariz tan grande y fea como la mía…”. Publicado primero en Chile por la editorial Hueders, luego en Argentina por Eterna Cadencia y en Perú por Estruendomudo, Facsímil llega a nuestro país gracias a la editorial Sexto Piso. El chileno dedica el libro a cuatro profesores quienes le ayudaron a entender de otra forma el mundo: “Tuve muchos profesores arrogantes, gritones, mandones, obsecuentes, y otros simplemente malos, pero también algunos, entre


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ellos los cuatro a quienes dedico el libro, que me cambiaNo sé, los géneros son como camisas incómodas, y ron la vida y que me aceptaron como compañero de ruta”. escribir es como llegar al momento en que la camisa es Y ahora que él es profesor en la Universidad Diego tuya, tiene la forma de tu cuerpo. Es un proceso intenso, Portales, su prioridad es que los alumnos “entiendan que donde el gozo y la incertidumbre coinciden. Creo que el proceso de conocimiento no termina en un puñado de con Facsímil fue incluso más intenso. Me interesaba esa certezas o reglas. Compartir la incertidumbre en que todo periferia de la literatura, ese alrededor. Estaba la alegría conocimiento se funda. Eso de que el profesor aprende de de la parodia, el impulso de la parodia, y ese momento los estudiantes es un lugar común, pero me parece totalcrucial en que la risa y el dolor se confunden. mente cierto. Sobre todo cuando te contradicen. Es un pri- ¿Lo consideras tu libro más experimental? ¿Crees que vilegio estar ahí y escuchar lo que hablan, lo que piensan. la elección de este formato implicó correr un riesgo? Formalmente sí parece el más experimental, pero no sé Ahora que los doblo en edad, ahora que podrían ser mis si me gusta esa etiqueta. Los libros siempre son experihijos, sobre todo. Me gusta cuando, después de la clase, de mentos. Y el riesgo es enorme, siempre. Que no resulte, vuelta a casa, descifro tardíamente una risita desconcertante. Cuando descubro palabras que ya no usan o descubro que pierdas todas esas horas. O que resulte, porque siempre es más fácil quedarse callado. sus palabras nuevas”.

III.

¿Cómo surgió la idea de escribir Facsímil? ¿De dónde, cuándo, por dónde comenzaste?

¿Qué descubriste, en términos personales, mientras escribías el libro?

Un montón de matices y problemas nuevos. Otros énfasis y posibilidades. Es un libro crítico, pero sobre todo autocrítico. No me interesa la parodia por la parodia. La parodia tiene que incluirte, también, hacerte daño.

Estaba escribiendo una especie de relato largo o novela sobre ese tiempo, el año 1993, pero no me gustaba. Un ¿Cuál es tu intención al hacer participar al lector? En todos los libros pasa eso, la lectura supone que el lecdía me puse a parodiar ejercicios, jugando y el espacio tor participe. Facsímil hace la apelación más explícita, te se proyectó, se amplió. Era como pintar bigotes en las pide más directamente lo que todos los libros proponen. fotos de la gente, pero también como pegarme unos tajos Yo no lo pondría como un “elige tu aventura”, y hacerme moretones en los ojos. Estuve porque pienso que algunas decisiones de los meses escribiendo ejercicios, parodias de lectores deberían ser decisiones dolorosas los reales, luego parodias de mis parodias. o amargas. Un amigo me dijo que le gustaban, porque era como si “el escritor de la prueba” Has dicho que se trata de “un libro contra la ilusión de una respuesta única”. ¿Por se hubiera vuelto loco. Esas pruebas las qué crees que queremos reducirlo todo a escriben varios, tienen varios “autores”, pero en ese tiempo creíamos que e unos cuantos incisos o a un solo camino? ra sólo uno, un único dios-dictador-autor La prueba indicaba un solo camino. Una que sabía todas las respuestas correctas y forma de ordenar el discurso, la correcta. te las escondía. Un lenguaje congelado en acepciones fijas, ¿Por qué elegiste la Prueba de Aptitud autoritarias. Una lectura correcta, nada más. Académica para narrar historias? Para entrar a la universidad tenías que Son muchos los motivos que confluyeron. saber, por ejemplo, “eliminar oraciones”. La idea de esa prueba, al final del colegio, Después, creo que en 1995, quitaron esos en que se jugaba todo o eso te hacían creer. El día cruejercicios de la prueba, quizá se dieron cuenta de que cial, porque en Chile sólo podías darla una vez al año. estaban relacionados de manera vergonzosa con la Recuerdo que incluso nos daban claves para no enfercensura ( y por eso los “censuraron”). Mi impresión marnos, porque si te enfermabas ese día estabas frito, sobre ese tiempo es que te borraban los detalles, que la tenías que esperar al año siguiente. Sigue siendo así, información era sometida a reducciones extremas, hasta la prueba ahora es distinta, aunque se parece bastante a la llegar a su reducción final en el silencio. que yo tomé como modelo. Y también participamos de ese juego. Porque a veces Por otra parte, muchos prepararon la quieres que haya una respuesta única. Que prueba, intentaron entender esa estructura, todo pueda definirse, fijarse, enterrar las dominarla, adivinar las trampas. Entondudas. Que haya fórmulas finales e infalices muchos lectores chilenos de Facsímil bles para definir la patria, la familia, el amor, la paternidad. están, por así decirlo, más “preparados” ¿En qué estás trabajando ahora? para entender una estructura como ésa Terminé el guion de Vida de familia. Es el prique para leer un poema o una novela. Facsímil contradice lo que la prueba inducía, mero que escribo. El rodaje de la película porque esas normalizaciones negaban, por empieza pronto, con Cristián Jiménez y Alicia Scherson en la dirección. Y estoy en varios ejemplo, la idea de estilo o la importancia libros, pero aún no sé qué terminaré primero, de los detalles en un relato. Esa dimensión o si todos esos proyectos sobrevivirán. o proyección extraliteraria me interesa, me ¿Cuál es el reto con cada libro nuevo? importa: que se pueda leer como un texto Creo que un libro surge cuando la idea origiexperimental y en ese sentido sofisticado, nal se vuelve menos comunicable, para uno mismo, en convocando determinadas líneas de la poesía o de la primer lugar. Y también esta idea, quizá contradictoria, narrativa, pero también fuera de ese circuito, en diálogo de escribir el mismo libro. Es el mismo deseo. Cada libro directo con los problemas que el libro plantea. ¿Qué tanto de Facsímil fue escrito por el Zambra poeta y en alguna medida dispara contra el anterior, porque el qué tanto por el Zambra narrador (si es que hay alguna anterior ya no te sirve. De un libro a otro cambiaste y diferencia entre los dos)? el mundo cambió. Por eso escribes otro. A mí la idea No lo sé muy bien. No quise marcarlo con un género, de obra me parece un lastre, una carga, nada más. Y el homogeneizarlo. Puede ser poesía, novela o cuentos. O aquí y ahora de la escritura disuelve ese lastre, libera. ninguna de las anteriores.

Novedades editoriales Por Fernando Hernández Urias

Páginas interiores. Jacky Beneteaud y Stéphane Courvoisier. La Cifra Editorial. México, 2015. 62 páginas. 240 pesos. Ella quisiera pasar todas las horas del día leyendo. Él vive a escondidas en una enorme biblioteca y se dedica a escribir una historia que quizá nadie lea. Los dos viven en una ciudad futurista en la que no existen los bolígrafos y la contaminación del aire supone un gran riesgo. Un día, como por casualidad, la pareja se encuentra y sus caminos no se vuelven a separar. Se visitan en sueños, se imaginan en otros lugares, se acompañan aunque no estén juntos. Y el futuro, que constantemente está acompañado de una amenaza que puede terminar con la vida de los dos, ya no les produce ningún miedo. Publicada en Francia en el 2011, Páginas interiores es una novela gráfica que trata sobre las oportunidades que nos dan los libros de vivir una y otra vez la misma historia. La edición en nuestro idioma es resultado del trabajo de tres sellos: La Cifra Editorial, Rey Naranjo Editores y Editorial Nortestación.

Canciones de amor a quemarropa. Nickolas Butler. Libros del Asteroide. Barcelona, 2014. 336 páginas. 416 pesos. Cuatro amigos que crecieron juntos se reencuentran en una boda. Se trata de Lee, una superestrella de rock; Kip, un exitoso corredor de bolsa en Chicago; Henry, quien decidió quedarse en su pueblo natal para trabajar en una granja y se casó con su primera novia; y Ronny, un famoso vaquero de rodeo. Tienen treinta y tantos años, y sus realidades no podrían ser más diferentes. Y aunque la amistad que un día los unió sigue ahí, también están los rencores y los problemas del pasado. Una historia llena de nostalgia que profundiza en los efectos que tiene el tiempo en las relaciones humanas; sobre aquellos momentos inolvidables que nos unen por siempre a alguien y sobre aquellos sucesos y recuerdos que hacen casi imposible imaginar lo que alguna vez fue. Y al fondo, el frío invierno de Wisconsin convertido, gracias a una serie de bellas descripciones, en un personaje más.

La constelación del Perro. Peter Heller. Blackie Books. Barcelona, 2014. 314 páginas. 384 pesos. Una extraña enfermedad está a punto de terminar con la vida en nuestro planeta. Ya no hay gansos, ya no quedan tigres ni elefantes, ya no hay ballenas ni pelícanos ni truchas. Entre los pocos sobrevivientes está Big Hig, quien pasa los días extrañando a su esposa, Melissa, quien murió víctima de la epidemia cuando tenía siete meses de embarazo. Vuela en su pequeña avioneta para recoger provisiones y asegurarse de que su propiedad no sea invadida por algún infectado. Comparte el terreno con su perro Jasper y con Bangley, su vecino, un hombre malhumorado, experto en armas y adicto a la Coca-Cola. En este nuevo mundo no hay leyes, se trata de matar o morir, y hasta los niños suponen una amenaza. Pero no todo está perdido. Hig tiene todavía esperanza y se agarra fuerte de su perro y de pequeños detalles para no convertirse en alguien como Bangley, capaz de cualquier cosa por sobrevivir.


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El arte de la brevedad Por Elvira Liceaga

Aquello de lo que ni siquiera se llega a considerar si acaso se merece un cuento, Lydia Davis se lo da. No puedo ni quiero es una colección de 123 cuentos, previamente impresos en otros libros, producto de la habilidad de la autora de reaccionar a los detalles más insignificantes de la vida diaria con breves relatos.

trabajo, o de qué manera comunicarse con el gerente del restaurante en cuyo menú hay un error ortográfico. Personajes, tal vez obsesivos, probablemente solitarios, que se toman la molestia de escribir una carta al fabricante de chícharos congelados, porque la ilustración del paquete no le hace justicia al contenido del mismo. En sus cuentos se encuentran las pequeñeces que sabemos que existen, pero a las que no hemos puesto atención, por ejemplo, el odio, inarticulado y normalmente políticamente incorrecto, entre una señora y Los cuentos tienen reglas? Algunas. Con frecuencia, éstas sus mucamas rebeldes. son aplicadas como fórmulas, y aún así el reto del cuenLos cuentos de Lydia Davis, entonces, abren huecos en la tista es crear un texto que requiera de la inteligencia del realidad, agrietan las relaciones humanas y las relaciones entre lector para completarse. Eudora Welty dijo que “lo primero que humanos y las cosas que utilizamos; al tiempo que reflexioencontramos en un cuento es misterio; las mejores historias nan, con la elegancia de la filosofía que apenas se asoma en terminan con un retorno al misterio”. No se refiere al miste- la literatura, sobre la comunicación lingüística y lo que queda rio que resuelven los detectives, sino a cierta provocación, a en sus silencios. Los electrodomésticos, otro ejemplo, tienen la tentación que crece del cuento mientras más entendemos la su propio lenguaje: “El lavarropas en el ciclo de lavado historia. Lydia Davis, Premio Internacional Man Booker 2013, rápido: porque tú, porque tú”. vuelve lo trivial en misterioso: Aquello de lo que ni siquiera se llega a considerar si acaso se merece un cuento, Lydia Davis se lo da, COMENTARIO DOMÉSTICO como en “Estoy bastante cómoda, pero podría estar Debajo de toda esta suciedad un poco más cómoda”, un relato compuesto por quejas: el piso está realmente muy limpio. “El pesto es difícil de mezclar. La costura de la media está torcida. El agua para mi té tarda mucho en hervir. De Lydia Davis se dice que es una de las cuentistas más ori- Me parece que ya no me gusta la colcha de mi cama. ginales de nuestros tiempos, se dice que no hay tradición o El tictac del reloj suena muy fuerte.” categoría literaria en la cual acomodar sin remordimiento Ni puedo ni quiero es una colección de 123 cuentos, sus textos. Se dice que su estilo es resultado de “un método previamente impresos en otros libros, divididos en cinco empírico y una intuición emocional” que guiadas por su inte- partes. Todos los textos son producto de la habilidad de ligencia logran personajes escritos desde adentro. Se dice, tal la autora de reaccionar a los detalles más insignificantes vez, porque conoció primero el ritmo de de la vida diaria con cuentos. diferentes idiomas que el significado de Hay 14 relatos relacionados En sus cuentos se las palabras que los componen, que su con Flaubert. Para éstos, Davis narrativa suena. Y se dice también que extrayendo y transforencuentran las pequeñeces trabajó mando material de las cartas que su trabajo como traductora, por lo menos Gustave Flaubert escribió sobre de Flaubert y de Proust, la han hecho tan que sabemos que existen, todo a su amante Louise Colet consciente del lenguaje que la elasticidad pero a la que no hemos mientras él escribía Madame con la que trabaja un vocabulario sobrio puesto atención… Bovary a mediados del siglo XIX. es parte de la ironía que la caracteriza. Otros relatos están señalados Su fidelidad al lenguaje coloquial no es gratuita: conoce su idioma a la perfección. Desde que con la palabra “sueños”, están inspirados en sueños y analizaba los enunciados de Beckett cuando era ella todavía experiencias casi oníricas de Davis y de sus conocidos; muy joven, se ha dedicado por casi 40 años, como escritora y al final del libro, la autora agradece a esas personas traductora, a conocer las capacidades de cada palabra. Lo que que le permitieron utilizar sus sueños para crear cuenleemos es el rastro de un profundo respeto por el acto de la tos. Algunos otros están compuestos por listas, por representación y la comparación, de la suma de lo poderoso a preocupaciones, por chismes o por conversaciones lo concreto; paralelo al modo con el que estas historias se res- ajenas. Davis ha dicho que a sus 66 años de edad, ponsabilizan de las nimiedades que otros, nosotros, no vemos. ya no está interesada en “crear escenas narrativas Al leer Ni puedo ni quiero (Eterna Cadencia, 2014) nos entre personajes”. Los cuentos de Ni puedo ni quiero preguntamos si somos personas que automatizaron su coti- nos recuerdan más bien la fábula, los aforismos, dianidad, al contrario de los protagonistas de Davis, que se los registros de un diario y otras formas breves de debaten entre qué asiento tomar en el autobús camino al la narrativa; sin embargo, la autora se sirve de los

¿

límites de estos géneros para manipularlos y tanto un lector inicial como un experto es capaz de gozar sus relatos, con risas o escalofríos, y preguntarse al mismo tiempo, ¿qué es, entonces, una historia?, ¿qué cosa se suponía que debía de ser un cuento?, y ¿a quién pertenecen las historias, a los personajes que la actúan o al narrador que describe con particular perspectiva aquello que se le presenta? Hay, aprendemos también, muchas formas de crear un personaje, algunas veces se trata del sutil diálogo entre un título y otro enunciado. Lo que cuenta Lydia Davis en sus cuentos sugiere mucho más que lo que está narrado: brotan misterios. Por momentos la experiencia de la lectura es similar a la de las obras de arte que debemos contemplar unos minutos más. Son las páginas de este libro, entonces, como galerías blancas que descontextualizan un fragmento de la realidad, escrito en uno o dos párrafos, en dos o tres líneas.



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E

Un viaje lírico hacia la vida

escena

cortesía: teatro milán fotos: omar flores sarabia

Por Mayté Valencia

Busqué a mi alma y no la encontré. Busqué a mi Dios y me eludió. Busqué a mi hermano y encontré a los tres. elisabeth kübler-ross

Wit: despertar a la vida, de la estadounidense Margaret Edson, ganadora en 1999 del Premio Pulitzer, cuenta los últimos alientos de Vivian Bearing, una académica sumamente inteligente y mordaz, diagnosticada con cáncer ovárico en fase terminal.

“No

les quiero arruinar la obra, pero al final creo que me al aceptar su humanidad, el personaje alcanza un estado de gracia. muero”, anuncia el personaje de Vivian Bearing, con Al principio de la obra y durante toda su vida, Vivian ha creído que está aparente desdén, en los primeros parlamentos de Wit: por encima de los demás, ella ve muchas cosas como cursis, banales, despertar a la vida, de Margaret Edson. El humor negro y la dureza de inferiores, pero después las termina asumiendo porque acepta que es sus palabras contrastan con su apariencia frágil: es delgada, ya no un ser humano que siente y entiende que es vulnerable.” El texto plantea un universo metateatral donde la misma Bearing tiene cabello; su brazo, inyectado con suero, arrastra un tripié de se sabe partícipe de una obra de teatro, juega con ello e incluso juzga el hospital; viste una delgada bata blanca. Bearing ha vivido la mayor parte de su vida encerrada en la trabajo de la dramaturga, “si yo hubiera escrito esta escena, terminaría biblioteca y sumergida entre libros y artículos. Es una renombrada aquí, sería menos melodramática”, critica. Asimismo, realiza un paralelismo entre la poesía del inglés John académica experta en la poesía metafísica de John Donne, autor del siglo XVII poseedor de una compleja imaginería e intricadas metá- Donne y la trayectoria de Bearing. “Ella cree ser una erudita de la foras. Ella siempre se ha protegido en su gran capacidad intelectual; vida y la muerte [que es el tema que toca el poeta británico] y sí lo es controladora y soberbia; ha creído que, al es, pero en abstracto. En la obra se da cuenta dominar el lenguaje, podía dominarlo todo, de que está hablando de su propia muerte”, En este sentido, es un proyecto refiere Del Río, “el yo lírico del soneto refleja incluso, su tránsito hacia la muerte. Sin embargo, en esta última etapa se dará cuenta que trasciende los límites físicos del la misma transición que ella pasa: intelecto de que hay cosas que simplemente salen de agresivo, melodrama piadoso y un punto su control, que es un ser vulnerable y frágil, teatro y busca incidir en el ámbito final colmado de temor”. capaz de sentir miedo y dolor. Así es el tránsito de Vivian Bearing por la social al colaborar activamente en Wit: despertar a la vida fue escrita a partir de obra, donde se ve sometida a ocho sesiones de las experiencias que la propia Margaret Edson la concientización, prevención y quimioterapia con la dosis máxima. “Empieza vivió mientras trabajaba como conserje en tratamiento del cáncer de ovario. analizando todo y busca adquirir todo el vocabulario médico porque para ella es una forma un pabellón de tratamientos oncológicos y contra el sida en Washington, a finales de los ochenta. La dramaturgia de tener el control, después se da cuenta de que es imposible y empieza a es compleja, inteligente y profunda. Se trata de la única obra de teatro asumir su fragilidad, al final, ya cuando acepta que tiene miedo, incluso se que Edson escribió y es una verdadera obra maestra: ganó en 1999 el acerca a Dios porque no encuentra otra cosa. Porque así somos los seres humanos: espirituales, aunque no tengamos religión. Siempre Premio Pulitzer. “Es un texto lleno de capas, dobles sentidos, paradojas, metáforas. hay un punto en donde nos asumimos vulnerables y nos ponemos en Es muy complejo”, refiere el director de la obra en México, Diego del manos de aquello que es más grande que nosotros.” Para Diego del Río, el tema de la obra no es el cáncer, sino el miedo a Río quien ha mostrado su potencial en obras como Tribus o El principio de Arquímedes. “Esta mujer se ha refugiado siempre en su intelecto y vivir. “Este personaje conoce el sentido de la vida a partir de su camino de pronto vive este proceso de humanización. Margaret refiere que, a la muerte. Ella se había colocado en esta cúpula donde se creía supe-

Wit

Wit: despertar a la vida Teatro Milán Lucerna 64, esq. Milán, Juárez Viernes, 21 horas; sábados, 20 horas; domingos, 18:30 horas Boletos: $580, $470, $350 Hasta el 12 de julio


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rior, porque en realidad lo que siempre tuvo fue terror de sentir.” Y es que, precisamente, Vivian, encerrada en su raciocinio, se había olvidado de disfrutar de las cosas más sencillas y simples, como comer una paleta de hielo o conversar con la gente. En cuanto al proceso de trabajo, Diego del Río platica que realizaron una investigación profunda respecto a dos temas eje de la obra: el cáncer de ovario y la poesía metafísica de John Donne. “En la primera etapa tuvimos la fortuna de trabajar de la mano con la Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer. Tuvimos pláticas con doctores y pacientes del Instituto Nacional de Cancerología. Los actores que hacen a los médicos pudieron asistir a las rondas, incluso Luis Arrieta hizo un historial clínico real.” Asimismo, el equipo se apoyó en un material que Diego encontró en internet, el cual consiste en 42 videos que documentan la progresión del cáncer de ovarios de la paciente Marisela Cable, hasta su fallecimiento. Las horas del material que esta mujer decidió subir a la red para documentar su padecimiento ayudaron al director a clarificar varios elementos del montaje —de ahí que una de las dedicatorias de la puesta sea para ella—, en particular, en cuanto al trabajo actoral de Paloma Woolrich, quien encarna a Vivian Bearing. La entrega y profundidad que ella logra con su personaje sorprende, ya que se trata de un papel muy complejo donde —además de utilizar un léxico intrincado y, hasta cierto punto, barroco— debe sostener la dureza y humor negro ante una situación que es dolorosa, para después transformarse en un ser completamente endeble. El cambio de un estado emocional a otro a veces sucede dentro de una misma secuencia —con rompimiento de escenas, flashbacks y otros saltos en el tiempo— y Paloma logra transitar y transmitir esos cambios de estado de manera muy honesta. Otro punto acertado del montaje es el diseño escenográfico, a cargo de Laura Rode, David Lombrozo y David Ahedo, y sobre todo, la iluminación de Matías Gorlero, quien crea metáforas visuales poderosas como aquella donde Bearing explica un poema y las palabras

(el intelecto, su refugio) la van cubriendo hasta envolverla por completo. El resto del elenco está conformado por Fernando Becerril, Luis Arrieta, Miguel Salas, Lupi Labunia, Mauricio Romero, Sebastián Mingüer, Marisa Rubio y Concepción Márquez. De acuerdo con Del Río, tratar un tema como el cáncer con este equipo surgió de la empatía, ya que, de una u otra forma, todos tenían alguna cercanía con la enfermedad. En este sentido, Wit es un proyecto que trasciende los límites físicos del teatro y busca incidir en el ámbito social al colaborar activamente en la concientización, prevención y tratamiento del cáncer de ovario. Así, el pasado 6 de mayo, miembros del equipo de producción y del elenco acudieron al Senado de la República para solicitar formalmente la inclusión de esta enfermedad en el fondo de protección contra gastos catastróficos del Seguro Popular. A través de la dureza del equipo médico —quienes ven a Bearing más como un expediente clínico que como un ser humano—, el texto de Wit presenta la deshumanización que habita en los hospitales. Para el director, sin embargo, esta aparente insensibilidad también es otra armadura que los doctores se han construido, ya que son personas que cada día tratan con la muerte. “Nos decía una oncóloga ‘soy madre y soy esposa, si se me moría algún paciente cargaba con todo eso diario, pero uno aprende a separar y a no generar ningún vinculo’, porque entre menos vínculos generen más se defienden. Ellos toman decisiones desde una parte más práctica. No justifico ni una visión ni la otra, porque una de las cosas que la obra plantea es la dignidad en la muerte.” Y más allá de la dignidad en la muerte, la obra refleja la dignidad en la vida. La conexión que el personaje principal encuentra con su parte más humana es una invitación a vivir; a valorar lo que se tiene, a la familia y los amigos; a reconocer que no hay tiempo que perder porque la vida puede ser corta y no se tiene ningún control sobre ella; a encontrarse en el otro y aceptar que eso es lo que nos hace más humanos. Con un texto poderoso y una dirección ingeniosa, Wit es imperdible.

Espectros Recomendaciones fuera del escenario Por Mayté Valencia

Así es el teatro

N

o es extraordinario afirmar que la crítica de arte es de los oficios más incomprendidos y vilipendiados dentro del mundo artístico. Los críticos no son ni académicos ni creadores: son verdugos, tiranos que aniquilan un trabajo de meses con palabras escritas en unas horas, artistas frustrados que descargan su venganza en los distintos medios en los que colaboran. Al menos, así les imagina una buena parte de los creadores, ¿por qué?, ¿para qué sirve la crítica de arte? La crítica de arte y, en específico, la teatral, es un oficio que sirve tanto para el público general como para los creadores: un ojo entrenado que, en medio de estos dos mundos, ofrece una perspectiva especializada sobre el hecho escénico. A los artistas les ayuda a tomar distancia sobre su propio hacer y les acerca hacia lo que el espectador va a apreciar, y a este último le da una visión más orientada sobre el proceso creativo: las formas, técnicas y elementos que lo integran, el contexto en el que se inscriben, la trayectoria y búsquedas estéticas de los creadores, etc. Se trata, en suma, de un puente entre público y hacedores. Un armazón cuyo fin último —o que idealmente debería ser— es el diálogo. Las palabras de los críticos, además, son testimonio del fenómeno escénico. Los artículos se convierten, en la posteridad, en documentos y archivos históricos que ayudan a comprender una época de la realidad cultural. Y eso, justamente, es lo esencial del periodismo: rescata de la desmemoria acontecimientos que de otra forma podrían ser olvidados. Sobre este último aspecto va el libro Así es el teatro, una colección de artículos de crítica teatral publicados por Alegría Martínez en periódicos de circulación nacional, como UnomásUno, Milenio y otros como El Independiente —ya desaparecido—, entre 1992 y 2004. El volumen fue presentado como parte del Seminario de Periodismo Cultural, que se desarrolla en la Biblioteca Central del estado de Pachuca, e integra la reflexión sobre un arte esencialmente efímero y en transformación constante que nace para morir cada vez. “Estamos ante un arte vivo en el que incide un gran cúmulo de factores”, refiere la autora. “Este volumen alude a una época de nuestro teatro que ya no podrá regresar”. Y explica: “Se trata de un fragmento de lo observado en más de una década, un intento por atisbar en el proceso creativo, en la trayectoria de unos cuantos protagonistas escénicos para echar un vistazo a lo que hicieron en diferentes etapas de su vida artística con la subjetividad que esta temeraria acción necesariamente implica”. Los textos están acompañados de imágenes captadas por diversos fotógrafos de la escena, uno de ellos es el recién fallecido Fernando Moguel quien durante décadas desarrolló un ojo especializado para retratar el fenómeno teatral. Ciento sesenta y nueve artículos que vislumbran la concepción escénica de personajes, como José Luis Ibáñez, Héctor Mendoza, Ludwik Margules, Juan José Gurrola, José Solé, David Olguín, Boris Schoemann, Martín Acosta, Mauricio García Lozano, Luis de Tavira y Antonio Castro, entre otros directores —sin dejar de lado a actores y escenógrafos—. Este libro representa 12 años del devenir teatral y contribuye a la construcción de la memoria teatral de nuestro país.


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“Como si fuera teatro del absurdo,

Los niños pueden entenderlo todo

hay momentos en los que parece que no pasa nada y, por el contrario, pasa todo. La rutina que sigue el protagonista está aderezada por acciones y gestos que intentan hacer creer a los demás —pero jamás a sí mismo— que todo está bien…”

foto cortesía: INBA

Por Enrique Saavedra

En ¿Cómo se llama?, el actor Leonardo Ortizgris, también autor y director de la obra, realiza un ensayo sobre el desasosiego de la cotidianidad al crear un universo que explora la pérdida y el duelo en el adulto para ofrecerlo a un público infantil. Un atisbo de esperanza en el casi siempre desamparado panorama del teatro para niños.

¿Cómo se llama?

Centro Cultural del Bosque Sábados y domingos, 12:30 horas Entrada: $80 Hasta el 28 de junio

E

s un nuevo día. Despiertas —porque hay que despertar, ya que sigues vivo—. Te levantas de la cama y emprendes una rutina, la misma de todos los días: desayunas, caminas hacia la oficina, trabajas durante un lapso determinado, caminas de regreso a casa, llegas, te distraes, cenas y vas a la cama e intentas dormir. Pero algo te lo impide. Despiertas sobresaltado, vuelves a poner la cabeza en la almohada, intentas dormir, y así hasta que llega el nuevo día. Entonces despiertas de nuevo. De lo descrito, el único problema parecería ser un pasajero trastorno del sueño, pero va más allá, porque ninguna de las acciones las haces con plena conciencia, con interés y mucho menos con pasión. Las actividades cotidianas pasan frente a ti, o tú frente a ellas. Estás… ¿cómo estás?, ¿qué es eso que sientes? Ni siquiera sabes responder. La tristeza y el desasosiego son temas que en más de una obra teatral se encuentran implícitas. En la obra ¿Cómo se llama?, Leonardo Ortizgris ha decidido que sean el tema central, el principio y final de una exploración escénica luminosa en la que el extraviar las llaves de la casa, hallar desabrido el café o descubrir un mundo distinto al entrar en contacto con el agua de la regadera son apuntes que refieren a un estado humano más común de lo que queremos aceptar. Ortizgris, uno de los actores jóvenes más constantes de la escena actual [El camino de

los pasos peligrosos, Tom en la granja y Salomé], construye un universo sencillo, pleno de imaginación y teatralidad, para abordar la pérdida y el duelo en el adulto y ofrecerlo a un público infantil. De sobra está decir que aunque el trabajo para los niños es atractivo e inteligente, son los papás —y tíos y abuelos— los que agradecen ver en escena, oculto entre cajas de cartón, eso que no pueden, no saben o no quieren nombrar. En la presentación del proyecto, el actor confesó: “Esta obra surgió en un momento de mi vida en el cual tenía la necesidad de contar esto. Además, parte de los cuestionamientos que me hice fueron acerca de lo que se les puede o no decir a los niños, qué tipo de teatro pueden ver o no y cuáles son los temas que se pueden tocar. Me pareció importante que los niños sepan identificar la tristeza, convivir con ella, que la reconozcan y que no la oculten.” Como si fuera teatro del absurdo, hay momentos en los que parece que no pasa nada y, por el contrario, pasa todo. La rutina que sigue el protagonista está aderezada por acciones y gestos que intentan hacer creer a los demás —pero jamás a sí mismo— que todo está bien, que eso ya pasó: “En la sociedad contemporánea, lo primero que te dicen es ‘oculta ese sentimiento’, y hacen lo posible para que no estés triste. Pero para dejar de estar triste, primero hay que reconocer la tristeza”.

En el escenario, vemos a dos hombres, que son el mismo. Uno, el que afronta su pequeño entorno todos los días, y a su otro yo, el que habita en lo más hondo de los sentimientos resguardados del primero. Alejandro Morales [Sensacional de maricones, Vuelve cuando hayas ganado la guerra y Simulacro de idilio] y Leonardo Ortizgris consiguen dotar de vida a dos entes sumidos en la oscuridad de la pérdida de un ser muy amado, imprescindible e irreemplazable. Ambos despliegan lo más decantado de sus recursos actorales y no escatiman en mostrar su gran creatividad que, además de dar riquezas a la historia, consigue entretener al público al que está dirigido: los niños. La dupla hace y deshace a lo largo de un breve espacio acotado por cajas de cartón que fungen como muros, puertas, ventanas y pantallas. De allí ha de salir, entre otras cosas, el verdadero nombre de eso que no saben o no quieren saber cómo se llama. Con propuestas como ésta, hay esperanza para el teatro para niños en nuestro país. Un montaje de esta naturaleza, que incluye sencillos dibujos en cartón y un vestuario e iluminación que anteponen la sobriedad, obliga a pensar en el porvenir de este género teatral que ha ido dando fuertes codazos para posicionarse como una opción igual de importante que el teatro que se presenta por la noche. Ortizgris enfatizó: “Éste es teatro para todo el mundo. Los niños tienen la capacidad de ver y escuchar todo; es el adulto el que le pone al niño parches, porque piensa que no tiene suficiente información, pero los niños pueden saber y conocer de todo. Es sorprendente cómo te miran y contestan ante temas como la muerte, la tristeza, la sexualidad, las razas, el dinero. Los tenemos subestimados y el teatro es una gran herramienta para abrir esos canales”. Tanto por su temática como por su manufactura, una puesta en escena como ¿Cómo se llama?, amén de ser uno de los mejores montajes de teatro para niños de este año, es un proyecto que no le vendría nada mal a la programación estelar de cualquiera de nuestros teatros oficiales o independientes. Allí quedaría comprobado que el mejor teatro infantil es el que es capaz de dejar conmovidos y movidos a los adultos, que ya merecen saber cómo se llama eso que sienten, y enfrentarlo.



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FOTO: Ramón ruiz sampaio

comida

Taco: notas para una historia Por Alonso Ruvalcaba

Más que cualquier otro plato que podamos imaginar como “mexicano”, el taco está avanzando siempre. Adopta las costumbres de sus consumidores, cambia, se aferra o se vuelve casi irreconocible. Es una obra en gestación. A continuación, un poco de su historia.

Nadie

sabe ni podrá saber quién comió el primer taco ni cómo quiso llamarlo. Novo, atendiendo a su propia imaginación, sugiere que ya hubo “carnitas en taco, con tortillas calientes” en el banquete triunfal de Hernán Cortés en la villa de Coyoacán. H. M. Romero propone que la palabra taco deriva de itacate, que es el atado de comida para llevar. Sería comodísimo y encantador que el taco naciera con el primer mestizaje de México (¡maíz y puerco!) y que su nombre tuviera origen náhuatl. Lo cierto, hasta donde sabemos, es que el taco y la palabra taco avanzaron en líneas separadas y lentamente convergentes durante varios siglos. La tortilla se utilizó para envolver otros alimentos, probablemente, desde que fue creada y la palabra taco poco a poco fue acercándose a esta idea. Antoine Oudin traduce “taco” al francés en 1607 como la bourre dequoy on charge les arquebuses ou pistoles, o sea la baqueta con que se cargan los arcabuces. Taco también significaba un tarugo para apretar algo (Covarrubias, 1611), un palo para jugar billar o trucos (Stevens en 1706: “A Tack to Play at Billiards”), un martillo de carpintero. El de Autoridades (1739) agrega esta curiosa acepción: “Entre los bebedores se llaman los tragos de vino, que beben sobre lo que han comido: y así dicen, Echemos quatro tacos”. Para mediados del siglo XIX, Ramón

Joaquín Domínguez pudo anotar (Diccionario nacional) que “taco” significaba “Bocadillo que se toma […] fuera de las horas de comida, y así se dice: echar un taco.” En las Escenas andaluzas está esta frase: “Toma este taco y este trago”. Ahí el taco es una tapa o una botana. Algo de la forma (baqueta) y algo del contexto (la taberna) acercan esos tacos a “nuestro” taco. Las Escenas son de 1847. Todavía para ese año faltaba la aparición de un “taco” en cualquier contexto mexicano. Melchor Ocampo no había incluido la palabra en su compendio vernáculo Idiotismos hispano-mexicanos (1844), donde sí aparecen “mole” y “tamal”, y tampoco está en El cocinero mexicano (1831), donde sí hay quesadillas de ahuatle, chalupas de morcón, tlataoyos rellenos, envueltos en pipián y envueltos de Nana Rosa… Los envueltos de Nana Rosa, dice El Cocinero: “Se rellenan de huevos revueltos o de picadillo y por encima se adornan con cebolla rebanada, chilitos, aceitunas, almendras mondadas en cuartos, pasas, piñones, pedacitos de acitrón y hebras de carne frita o de jamón magro, también frito”. Bájenle varias rayitas y los envueltos de Nana Rosa casi son tacos. (Entre paréntesis: en El periquillo sarniento, 1816, también aparece la Nana Rosa, recordada por el protagonista en su exilio: “… al paso que hasta sueño con las fiesteritas de Santiago, Las

Cañitas y hasta la almuercería de Nana Rosa”. La almuercería de Nana Rosa, que “vivió cerca de cien años”, estuvo en un jardincito a orillas de la acequia en el Paseo de la Viga.) Las líneas de “taco” el platillo y “taco” la palabra por fin se tocan en un poema satírico de 1862. Es una más de las instancias de la poesía contra los glotones. También es una sorna contra el mestizo Juan Nepomuceno Almonte, que les brindó un banquetazo lameculos a los generales franceses Frédéric Forey y M. Dubois de Saligny. (Es el año de la invasión francesa, recuerden.) En el poema Almonte llama a Forey tehutli, “dios”. Nadie sale bien parado de aquí: Almonte por faldero, Forey por atascado: Estuvo el Teutli Forey con nosotros muy contento, comió pipián y tamalli, temolito con xumiles, y se hartó de mextlapiles en sus tacos de tlaxcalli…

“Tacos de tlaxcalli” equivale a decir “tacos de tortilla”. La especificación de materia puede querer decir que “taco”, la palabra, no estaba necesariamente asociada a la tortilla; era una acepción joven. Todavía en Los bandidos de Río Frío, casi 30 años posterior al poema, Payno


del 4 al 17 de junio de 2015 | comida | frente | 55 describe un momento de una fiesta a la virgen de Guadalupe así: “La mayor parte de las familias, al aire libre, formando grupos alegres y con un apetito devorador, arrancando con los dientes los fragmentos sabrosos de una pierna asada de cabra; y los chicos brincando, con sus tacos de tortilla con aguacate en la mano”. Hoy, claro, esos tacos serían simplemente tacos de aguacate.

*

y royal, que se cubría con azúcar y canela. En el mismo diario, pero en 1908, hay unos “tacos de crema” que piden, en realidad, unas crepas francesas. (“Se rellena con postre de leche, crema o alguna conservilla seca y se enrolla como taco.”) El taco plebeyo se transforma, por la aparición francesa, en un taco aristócrata. Es la misma sustitución que desde hace algunas décadas San Ángel Inn y restaurantes similares practican con sus crepas de huitlacoche o, en muchas casas de clase media, se ejerce haciendo “taquitos de jamón”, donde la carne sustituye a la tortilla. Hay aburguesamiento por ornamentación. El diario del hogar recomendaba que los tacos de crema “se coloquen en el platón en forma de pirámide, se cubran con betún de clara de huevo y se adornen con fresas y flores de azahar y violetas”. La táctica de adornar con flores remite inmediatamente a la llamada “nueva cocina mexicana” y su proliferación de pétalos de rosa y a la actual costumbre de adornar el taco aburguesado con flor de cilantro, de borraja o de mastuerzo. También hay aburguesamiento por inaccesibilidad. Hacia finales de los años cincuenta, el ingeniero Alfonso Gándara creó un molde para fabricar tortillas que prescindía de las prensas tradicionales e instaló centenas de tortillerías en el país. De pronto el oficio de hacer tortillas a mano se vio como laborioso y digno de atención. Algunos restaurantes respingados de la época hicieron muy visible el hecho de que contrataban tortilleras para hacer tortillas a mano en vivo. En Paxia y en Guzina Oaxaca, en Polanco, puede verse aún esta curiosidad ligeramente turística. Más que cualquier otro plato que podamos imaginar como “mexicano”, el taco está avanzando siempre. Adopta las costumbres veleidosas de sus consumidores—la cocina “tecnoemocional”, la “vuelta al ingrediente”, el “nacionalismo gastronómico”—, cambia, se aferra o se vuelve casi irreconocible. El taco es una obra en gestación.

A finales del siglo XIX ya existían taquerías en la Ciudad de México. Algunas eran nomás una canasta con tacos sudados (o tacos de minero, como se llamaban). Otras, un anafre en una puerta, casi como un refugio. Beatriz Muciño Reyes tenía uno así en la calle de la Cadena, hoy Venustiano Carranza; luego lo mudó a Bolívar y finalmente, en 1907, a Uruguay. Beatricita siguió sirviendo tacos ahí hasta 1945; luego le cedió el local a un sobrino y después, cuando cerraron Uruguay para adecentarla en el 2008, Tacos Beatriz no aguantó y tuvo que cerrar. Unas cuantas taquerías estaban en el patio de la vecindad y funcionaban como comedores de las familias también. La costumbre persiste (ver, por ejemplo, las quesadillas que se ponen por la noche en un zaguancito en 5 de Febrero casi esquina con Regina) y remite a los paladares cubanos. Como Beatriz, hubo muchas taqueras al principio. La mayoría venía de fuera. Beatriz de San Mateo Tazcaliatac; Esther Torres de Guanajuato. Había taqueras de especialidad jalisciense, toluqueña, veracruzana. La taquería contribuyó a la migración. Alguien, sin agrado, escribió en 1920 que el Paseo de la Alameda era un asunto “de gentes de provincia”: chocolates de Oaxaca, platos de Guadalajara, dulces de Morelia. La taquería permitía una excursión, una suerte de turismo culinario para quien no podía pagar un viaje. Lo sigue permitiendo: en el DF hay tacos toluqueños, sinaloenses, yucatecos, oaxaqueños, jaliscienses, bajacalifornianos, sonorenses, regios. El taco al pastor, ya sabemos, posdata. Para este texto fue utilísimo el ensayo “¡Tacos, joven!” Cosmopolitismo proletario y la cocina nacional mexicana (2006), de tiene de poblano y libanés lo que tiene de chilango. La taquería, también, era un seguro contra el desem- Jeffrey Pilcher. Búsquenlo. pleo. Las taquerías diurnas, que en general vendían tacos de guisos vegetarianos o de pollo, propiciaban la atención femenina. (Doña Beatriz cerraba a las cinco en punto.) Las taquerías nocturnas, con su proclividad al borrachazo y al zipizape, vendían tacos de menudencias o chicharrones y eran atendidos por hombres. La distinción continúa. ¿Existen mujeres que atiendan trompos de pastor u ollones de suadero a la medianoche? ¿Existen hombres que preparen tlacoyos por la mañana? La taquería tradicional es un espacio conservador —un espacio en que es necesario abrir brecha.

* ¿Dónde está el taco en la Ciudad de México en este momento? En el 2011, Pujol —que en ese momento era sin duda el mejor restaurante de la ciudad— propuso un menú completamente taquero. Paxia, en San Ángel, un restaurante sin duda importante y siempre con altos vuelos, tiene en estos días una carta compuesta exclusivamente por tacos. El menú degustación (ocho tacos) cuesta 408 pesos. Casi no hay restaurante de “alta cocina” que no tenga al menos un taco en su menú. Se diría que el aburguesamiento o adecentamiento o gentrificación del taco es una cosa más o menos reciente, pero la verdad es que desde que comenzó a popularizarse en la primera mitad del siglo pasado la gente decente ha buscado adaptarlo a su blanca mesa. Hay aburguesamiento por sustitución. Ya en 1903 en El diario del hogar aparecieron unos paradójicos “taquitos de harina”, que se elaboraban no con masa de nixtamal, sino con una masa de harina de trigo, mantequilla, crema

La anforita | por José Manuel Velasco LA CHICA VOLUBLE Y DELICADA

E

l escritor Kingsley Amis relata que cuando a T.S. Eliot le preguntaron por su fuente de inspiración, el poeta respondió decidido: ginebra y drogas. Al autor de Prufrock le tocó vivir el boom de la coctelería durante el período de Ley Seca en Estados Unidos, un tiempo en el que el gin era socorrido para preparar múltiples bebedizos en cientos de speak easy. La accesibilidad a la materia prima (los cereales) derivó en una moda que perduró unas cuantas décadas y alcanzó su auge en el Hollywood de los años cincuenta. No era la primera vez que esto ocurría: en el siglo XVII, el recién coronado William de Orange —en un gesto político contra los franceses— vetó el queso, alzó los impuestos del brandy y eliminó el coñac. La producción de jenever (antepasado holandés de la ginebra) se democratizó: 25% de los hogares británicos fabricaba y vendía el destilado. Sin embargo, la presencia de aguarrás y la rusticidad de los métodos de elaboración derivó en estigma: las gin shops fueron refugio de miserables y vagabundos. Tomaría rato recuperar el prestigio y la buena fama. Joseph Mortera, coctelero maestro y embajador de la marca Hendrick’s en México, nos ilustra sobre los orígenes de este destilado: “En el siglo XVI, en Holanda, el doctor/alquimista Sylvius estaba buscando un remedio contra las piedras en los riñones; se le ocurrió macerar enebro y preparar una infusión alcohólica”. Más adelante, los ingleses le quitarían el azúcar y llegarían a lo que hoy conocemos como el London Dry Gin. —¿Así que hay algo de cierto en las atribuciones curativas del gin? —Pues los gladiadores romanos usaban las bayas de enebro como antiséptico; los Griegos las utilizaban como esteroide natural en sus olimpíadas; incluso durante la peste negra se inventaron unas máscaras rellenas de enebro con la intención de reducir los riesgos de contagio — aclara Joseph, quien sugiere acompañar el gin tonic con un plato de ostiones. La ginebra entró por la puerta grande al siglo XXI. La convergencia del despunte gastronómico catalán, el revival de los productos con influjos botánicos y un programa de marketing impulsado por marcas como Hendrick’s, Bulldog y Gin Mare, propiciaron el fenómeno de las gin houses en Madrid y Barcelona. Años más tarde, el tren del gin hace escala en nuestro país. A diferencia de otras modas, la de la ginebra parece vinculada a una preocupación genuina por refinar nuestros hábitos etílicos. Los clientes están interesados en los botánicos que componen su bebida; desean identificar los acentos de hoja de trébol, incienso, algas orientales, amapola y frutas baobab, por ejemplo. La ortodoxia pide servir el aguardiente en una copa de balón, enfriarlo con hielos esféricos y mezclar con una tónica de calidad. En opinión de Joseph, con el gin se cumple la máxima “menos es más”. No hay necesidad de convertir tu trago en una ensalada primavera para gozar la bebida a la que Churchill consideró como la salvaguarda de la salud mental de los británicos. Para calar un sabroso gin tonic Mortera recomienda visitar cualquiera de los siguientes lugares: Artemisa (Tonalá 23), Felina (Ometusco 87), Limantour (Álvaro Obregón 106), o Gin Gin (Oaxaca 87). Sitios con una amplia carpeta de ginebras y donde comprenden a cabalidad el viaje psicofísico al que invita este trago. —¿Cómo describirías el espíritu de la ginebra? —Para mí el gin es una chica bien reventada que siempre te da para arriba. —¿Una chica peligrosa? —Si no la sabes llevar sí, por eso es bueno tratarla con delicadeza —concluye Mortera con ademán experto.


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guarniciones

Recomendaciones para una biblioteca taquera Todavía no hay un libro clásico sobre tacos pero, como siempre, hay montones que leer. El cocinero mexicano (1831, Porrúa tiene una edición facsimilar) tiene recetas de prototacos de muchas formas: chalupas, envueltos, enchiladas, etc. Una aproximación poética está en la compilación de El que come y canta… Cancionero gastronómico de México (Conaculta, 1999, en dos volúmenes), que tiene una sección dedicada a tacos y taquizas. Ahí está todo Chava Flores. Una aproximación histórica y manejable está en la Brevísima historia de la cocina mexicana (Asociación Mexicana de Estudios Fonográficos, 1994), de Jesús Flores y Escalante; otra, de mejor prosa, está en Cocina mexicana o Historia gastronómica de la Ciudad de México (Porrúa, 1967), de Novo; una más, divertida, en Taco USA: How Mexican Food Conquered America (Scribner, 2013), de Gustavo Arellano. El interesado en cómo los avances tecnológicos pueden influir en el taco habrá de consultar Breve historia de un invento olvidado: las máquinas tortilladoras en México (unam, 1989). Quien busque recetas hará bien en hacerse de Los tacos de México (Aguilar, 2011), de Martha Chapa, y de En la milpa (edición propia, 2011), de Enrique Olvera. Eso, mientras espera Tacos: Recipes and Provocations, de Alexander Stupak, que saldrá en octubre próximo. Existe una taxonomía taquera en La cultura del antojito: de tacos, tamales y tortas (Conaculta, 2013), de José N. Iturriaga, y otra, muy bien ilustrada, en La tacopedia: enciclopedia del taco (Trilce, 2013). Tal vez el mejor de todos los libros dedicados hasta ahora al asunto sea Planet Taco: A Global History of Mexican Food (Oxford University Press, 2012), de Jeffrey M. Pilcher. Ya lo hemos mencionado en este espacio, así que va doble la recomendación. Planet Taco abreva de la historia, las poéticas y los estudios culturales para construir su impresionante paisaje taquero.

Pesca del día La taquería es el centro

E

n la Ciudad de México —la ciudad comestible— lo que no ha sido taco ha sido parte de la periferia. La taquería es el centro. La taquería concentra a los habitantes: el pelado, el catrín, la deforme clase media. La taquería segrega sus géneros: el femenino taco de guisado y el masculino taco de carnes y menudencias. (El puesto de tlacoyos es casi exclusivamente femenino; el de tamales tiende a serlo en la mañana e incursiona en lo masculino hacia la noche.) La taquería es casquivana, ultrarregional, conservadora y cosmopolita. Aquí: “Voceadores almuerzan tacos de minero” [o de canasta], “Hombres en un expendio de fritangas” y “Comedores de tacos en la fiesta de la Guadalupana”. (Las fotos son de la colección Sinafo-inah. Están en “¡Tacos, joven!” Cosmopolitismo proletario y la cocina nacional mexicana, de Jeffrey Pilcher.)



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D debutantes

El Mirón El Mirón Santa María la Ribera 147- C T. 4756 4085 Lunes a sábado, de 9:30 a 17:30 horas Fb: El-mirón | Tw: El_miron_

El título de esta nota también podría ser: “Las dioptrías del paladar”. Se trata de El Mirón, un restaurante en la Santa María la Ribera para comer barato y saludable, y donde todo el personal, desde la mesera hasta el chef, es invidente.

Jesús

López, “el Mirón”, quedó ciego a los 50 años a causa de una retinopatía diabética. Cortó de tajo con su vida como chofer de un alto funcionario y tuvo que ingeniárselas para seguir adelante. Con el apoyo de sus tres hijos (Edgar, Mittzi y Viridiana), ingresó al Comité Internacional Pro Ciegos, lugar al que llama “la escuela” y donde conoció a otros invidentes. “No me gusta que digan discapacitados: somos ciegos”, aclara Chucho calándose la gorra. “Y me da gusto porque somos ciegos y, además, tenemos chamba.” En la escuela pasó por varios talleres: reciclaje, baile, música, mecanografía, macramé, etc. No pudo aprender braille a falta de sensibilidad en los dedos; pero descubrió una nueva afición en el taller de cocina impartido por Noé Zaldívar, un muchacho 20 años más joven que él y, también, completamente ciego. Noé estudió Diseño Gráfico y —durante años— se dedicó de lleno a la pintura y las artes plásticas. Su vida consistía en dibujar, colorear y trazar figuras en lienzos y cuadernos. Diabético desde los 15 años, a los 27 padecía un severo glaucoma; a esa misma edad, tras varias cirugías, perdió la vista de ambos ojos. La ceguera lo obligó a abandonar la pintura para dedicarse de lleno a la cocina. El año que perdió la vista trabajaba en el restaurante Raffaello de Satélite; años antes, en la ciudad de Houston, había hecho sus pininos culinarios en el restaurante Mambo. Para Noé la gastronomía fue siempre un complemento a su trabajo como artista plástico; cuando sus ojos se nublaron el paso a seguir parecía bastante obvio: cambiar los pinceles por los cucharones y las espátulas. “Finalmente, la cocina es arte comestible”, dice Noé mientras se despide de un cliente. “Y aquí cito la frase de un amigo: ‘El plato es un lienzo en blanco’, sólo que, en vez de pinturas, utilizas alimentos para expresarte.”

Pasó poco tiempo para que Noé y Chucho decidieran abrir El Mirón en la Santa María la Ribera. Acordaron montar un restaurante de comida casera, económico y de primerísima calidad. Su apuesta era arriesgada, poco rentable en opinión de muchos, pero desde su inauguración, no ha parado de consentir a sus comensales, y confiesa Chucho, que eso lo han visto reflejado en las propinas. Diario preparan dos menús ejecutivos (desayuno y comida de tres tiempos) de 45 pesos; los miércoles sirven platillos gourmet por 50 pesos y descansan el domingo. Dos años de trabajo en el restaurante Cordon Bleu —al lado del chef Miguel Quezada— le dieron a Noé la experiencia suficiente para preparar delicias como pescado al yogurt, lomo en salsa de ciruelo con chipotle, pollo en salsa de curry rojo y demás exquisiteces. Ahora, ¿cómo manipula un ciego los sartenes y el aceite? La hija de Chucho, Mittzi, ayuda a Noé a montar los platos, a checar que no se le vaya la mano con la pimienta y a que los clientes no se escapen sin pagar; también está Ana quien es parcialmente ciega y colabora como mesera principal. Aquí cada uno pone de su parte para que el negocio marche: el Mirón lava trastes, Noé cocina, Ana atiende a los clientes y Mittzi escribe los menús en los pizarrones que están apostados en la banqueta. Una vez al mes organizan comidas a ciegas. La idea es que los asistentes agudicen sus sentidos y aprecien los guisos desde otra perspectiva. Mientras llega el día del evento, sirven pechugas asadas, cerdo con verdolagas, albóndigas, taquitos dorados, mole y los platillos típicos de un menú hogareño con el plus de los miércoles gourmet. Este restaurancito es un lugar fantástico para comer rico, barato y saludable; pronto será un clásico de la Santa María la Ribera. —José Velasco


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Urbanamente Una nueva plataforma ciudadana que pretende hacer equipo con todos aquellos que sufren la Ciudad de México y que tratan de cambiar lo que no funciona. ¿Tú la padeces? En lugar de vivir con migraña, participa.

“P

ienso luego me muevo”. Una frase que en viernes de quincena por Constituyentes, Circuito Interior, Viaducto o Insurgentes suena a cuento de hadas. Pensando en ella, un grupo de ciudadanos lanzaron una plataforma web con el deseo de mejorar la calidad de vida de este amado monstruo urbano que ha crecido sin límites. Se llama Urbanamente.mx y está conformada por miembros de la sociedad civil, de la academia y del gobierno. Su objetivo es hacer partícipes a los ciudadanos que desean despertar de la pesadilla que es desplazarse de un lugar a otro. “La ciudad es un libro que se lee con los pies”, dice en grandes letras otra sección de este nuevo sitio, que además proporciona datos poco alentadores: “En los últimos 30 años, la población de las ciudades se duplicó, mientras que las manchas urbanas se expandieron

Hjul Mario Montelongo, economista y fundador del atelier ciclista Distrito Fijo, ha sido el primero en nuestro país en apostar por Hjul, una nueva propuesta de ropa diseñada, específicamente, para ciclistas que promete ayudarles a realizar sus desplazamientos con comodidad y estilo.

7.6 veces”. “La población pasó de 2 953 000 habitantes en 1950 a 18 210 000 en el año 2000”. “La ocupación física del territorio pasó de 22 960 hectáreas a más de 741 000 hectáreas”. Nada que no pueda comprobarse al estar estancado en el asfalto con el inoperante ritmo de los semáforos, sufriendo los decibeles de los cláxones, cayendo en los baches y sorteando las banquetas invadidas: el caos. La propuesta de este grupo se divide en siete ejes. El primero se llama Consolidación urbana y se basa en el principio de que las ciudades dispersas no son productivas. En realidad son hábitats propicios para la segregación social y la ocupación irregular en zonas de riesgo. En este eje es crucial la participación de aquellos que toman las decisiones, por eso se busca involucrar al gobierno. El segundo eje, Vivienda de calidad, apuesta por la construcción digna y funcional. De nuevo, la realidad dista mucho de este ideal. En este plano se busca involucrar a las constructoras. La idea es generar vivienda cerca de las zonas donde se concentra la actividad laboral y evitar esos fraccionamientos de copy paste infinitos. Uno de sus ejes más urgentes a abordar es el de Movilidad sustentable. Es obvio que en esta ciudad el automóvil es el rey de la calle, si bien las bicis han ganado terreno, no es suficiente. Faltan ciclopistas y es riesgoso convivir con micros, motos y camionetas.

M

uchos de los barrios de nuestra ciudad han pasado por un proceso de aburguesamiento: están más limpios, sus rentas son más altas y han cambiado a sus habitantes por otros que, hace unos años, ni siquiera se hubieran parado en esos lugares por miedo. Lo mismo ha sucedido con la bicicleta: ya no es un medio de transporte relegado a quienes no podían permitirse comprar un automóvil. Este cambio, como casi todos los movimientos sociales, no ha tardado en ser advertido como una nueva oportunidad de mercado. “Hjul es una marca que promete hacer ropa duradera, cómoda y que se vea bien”, dice Mario Montelongo, fundador del atelier ciclista Distrito Fijo, un espacio dedicado al ciclismo en todas sus facetas. “La idea es que puedas bajarte de la bici y entrar a la oficina con ese mismo atuendo. Está pensada para una generación de ciclistas nueva, para personas que encontraron que la bicicleta es un medio de transporte eficiente en la ciudad, pero que aún así llevan una vida que les exige verse bien.” Entre los elementos que hacen que la ropa de Hjul sea amigable con los ciclistas se pueden mencionar los reflejantes 3M integrados en el diseño de las prendas, los refuerzos en las zonas que sufren más desgaste al montarse en la bicicleta (la entrepierna), un corte que favorece la biomecánica ciclista y bolsas de seguridad para evitar la caída de objetos importantes.

Aunque es un proyecto que puede quedarse en una buena intención, apuesta por la creación de comunidad. Individualmente el cambio es imposible. El sitio busca ser un vínculo activo y un espacio de diálogo. Participa y postea lo que ves en las calles y lo que te gustaría cambiar. Hay un foro abierto llamado Contacto urbano. Ahí puedes subir tus quejas, propuestas y los sueños de la ciudad en la que quieres vivir.

Urbanamente urbanamente.mx Fb: URBANAMENTE | Tw: URBANAMENTE_Mx Instragram: Urbanamente_Mx. Subir fotos con el hashtag #ContactoUrbano

—mariana coppel

No podemos decir que éste sea un concepto completamente nuevo. En nuestro país la competencia directa en este nicho es la línea Commuter de Levi’s; sin embargo, hay un par de diferencias claras entre estas dos marcas: la ropa de Levi’s es más casual y oculta sus características ciclistas para que parezcan prendas normales; en cambio, los productos de Hjul son un poco más formales

y, sin embargo, muestran con mucha honra los elementos bicicleteros de su diseño que en ellos se vuelven discretas declaraciones de identidad. La marca ofrece camisas, playeras, chamarras, pantalones de vestir y shorts. En Distrito Fijo se puede encontrar toda la línea de estos productos diseñados y fabricados en Noruega. De hecho, es una de las apenas ocho tiendas en todo el mundo que la venden. Es importante mencionar que este “atelier ciclista”, como lo llama Mario, es un lugar que no te puedes perder si eres fanático de andar en dos ruedas. Este espacio es un punto de reunión para los más clavados. En él se platica de bicis mientras se bebe café, té o una chela; hay sillones, mesitas, bicicletas y piezas para posar los ojos en ellas. La filosofía de Mario para decidir qué es lo que se vende en Distrito Fijo es muy sencilla: sólo ofrece lo que él mismo usaría en su experiencia bicicletera. — Humberto Morales Cruz

Distrito Fijo Gob. Rafael Rebollar 55 int. 8B, San Miguel Chapultepec T. 55 5409 5124 hjulouterwear.com Fb: Distrito Fijo


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Charlyfornication: Biopic de un rockstar de la literatura mexicana | por Carlos Velázquez Memear a veces suele ser humano Los auténticos genios de este siglo no se dedican a las finanzas, ni a la medicina, ni a la robótica, ni al software. Manufacturan memes. Los museos, las galerías de arte, el espacio público que ocupa el grafiti deberían renunciar a exhibir fotos, videos, pinturas o pintas. Sus paredes tienen que estar tapizadas de memes. Lo que chinga es la risa, predicábamos en el pleistoceno. En la actualidad lo que chinga es el meme. Desde el arribo de la cultura del meme, el bullying adquirió un grado de sofisticación que eleva al ingenio a alturas antes insospechadas. Sé lo que están pensando, si todo ese talento se empleara en algo de provecho, el mundo sería mejor. We are the world, we are the children. No es casualidad que México sea uno de los países productores de memes de la mejor calidad. Entendámoslo, diseñar memes es un acto de superación. Entraña un grado de dificultad, que al perecer requiere un coeficiente intelectual capaz de competir con los chispazos de genialidad de Mad Men. Requiere la misma dedicación que se le exige a un deportista de alto rendimiento. Podrá parecer frívolo, pero no lo es: en el presente, la realidad nacional se mide a base de memes. Política, deportiva, social. Una historia moderna de México bien podría titularse La guerra de los memes. Pero ésta es una batalla que se libra todos contra todos. Es sujeto de meme todo aquel caído en desgracia. El meme alimenta el espíritu. Imagínense qué sería de toda la clase godínez que mortalmente aburrida invierte el precioso tiempo laboral en la producción de éstos.

El godínez y el nini son al meme lo que el desnutrido tailandés a la planta ensambladora de iPhones. Yo lo siento por los cómicos como Jo Jo Jorge Falcón y los que hacen stand-up en bares chafas. El negocio de la risa en este país está muerto. A menos que seas un mermado Polo Polo y vivas de contar los mismos chistes en provincia, estás acabado. Nadie puede competir con la industria del meme. Es una maldita maquiladora que no se detiene. Mientras escribo esto se producen más memes que pantalones Levi’s. El meme es universal porque se encuentra en todas las categorías. Hasta los poetas de esta época saben que éstos son más rentables que los versos. El meme es un sistema de defensa. Es también una campaña de publicidad. Solíamos decir que la mala publicidad era al fin y al cabo publicidad. Pero oh, no señor, nadie quiere ser carne de meme. El emporio de la burla sistemática. Es también un sistema de creencias. Un objeto de fe. No creemos en la virgen de Guadalupe, pero sí en san Meme. Y es al mismo tiempo un instrumento de poder. Puede denostar o entronizar a una figura. In meme we trust. En mi vida he realizado sólo un par. Todos tan malos que no han repercutido en la vida diaria. No soy un intelectual. Te fallé Monsiváis. Ese acto glorioso está reservado para espíritus más elevados. No para los simples mortales. Para todo lo demás existe meme generator. Memear a veces suele ser humano, porque memear, memear es divino.

Mi veldá | por WARpig Pearl Jam: ¿ésos quiénes son? Le pregunté a mi sobrino de 15 años si iba a querer ir a algún concierto de Pearl Jam. “¿Ésos quiénes son?”, respondió. A pesar de lo que el juego de video Guitar Hero hizo por el rock y por millones de chavitos, la brecha generacional está latente. Con gusto voy viendo más ejemplos de que los adolescentes de hoy no tienen ni puta idea de quién es Black Sabbath, qué es la ola inglesa, Roxy Music o Smashing Pumpkins. Eso para mí es sólo un pretexto para que se introduzcan en esa afición de la arqueología discográfica y la búsqueda del vinil sagrado… a precio módico. De adolescente no me tocó, por ejemplo, vivir la efervesencia setentera del rock progresivo europeo y la respectiva experimentación con drogas psicodélicas y promiscuidad sexual. Pero llegué a sus discos. Tarde, claro. Pero llegué. Y es que eso son los discos: documentos. Toda una época que no conociste está retratada en ellos. Es un gran error estar al frente de un programa radiofónico y dar por hecho que la audiencia sabe quién es Tommy Iommi, Keith Moon o Rush. Pero lejos de que esto sea una mala noticia, es la oportunidad de compartir ideas. Cualquier baterista de 15 años puede aún aprender algo de Keith Moon, cualquier guitarrista

Acné | por Gibrán Michel @gibran.michel

puede tomar una clase sobre “La importancia del riff” vía Iommi. Justo como dichos músicos aprecian un buen solo de Buddy Rich (que no disfrutaron en directo por no ser de su generación). También es un error decir que “la música de antes era mejor que la actual”. Son cosas diferentes. Diferentes estímulos, influencias, ejecutivos de disquera, promotores, programadores, marketing. El entorno político —aunque igual o peor de corrupto— no era el mismo a principios de los ochenta que ahora. Lo que no podemos negar es la proliferación de musica ñoña y fresa, pero en la década de los setenta pasaba lo mismo durante el boom de la música disco. Y hasta ese tipo de música tiene defensores, generalmente, ejecutivos de su sello disquero. Otra cosa que no cambia —porque la situación del país no lo permite— es la inconformidad. Y no se va a lavar por más rolitas technodisco “despreocupadas” que se promuevan como para “los chavos”. Nos vamos a seguir topando con los músicos y artistas que demandan justicia y el fin de la impunidad y de la barbarie (como “Explosión”, de Julieta Venegas). Aunque nos digan ciertos locutorcetes de “vanguardia” (con jefes que moldean su discurso) que son temas “viejos, pasados de moda, de gordos mariguanos barbones”.



unidad HABITACIONAL independencia | RODRIGO SIMANCAS | roibotapache.tumblr.com

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G

grรกfica


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