HEBRA
TALLER DE POÉTICAS
Taller de poéticas Hebra Fotos de tapa: Caro García Vautier Dibujos de interiores: Lucas Marín Frey Chinelli ediciones Colección del ya, 9. Septiembre, 2020.
Hebra
HEBRA LUISA ALEM ROBERTO CIGNONI MARÍA LILIAN ESCOBAR CARO GARCÍA VAUTIER REYNALDO JIMÉNEZ LUCAS MARÍN PEDRO RAFELE
índice
Nota | 9
Luisa Alem / Ojo migrante | 13 Roberto Cignoni / A los poetas futuros | 29 María Lilian Escobar / Enigma lunar | 37 Caro García Vautier / Abaporu | 51 Reynaldo Jiménez / Experiferia | 67 Lucas Marín / Pasante | 87 Pedro Rafele / Obsidiana | 109
Nota Estas páginas, ensoñadas y concebidas como una reunión de amigos, con inclusión de los posibles lectores, contienen una primera muestra de lo que los integrantes de un Taller de Poesía y Poética1 fuimos arrimando a un ritual que lleva ya muchos meses y varias etapas. No fueron escritos bajo consignas o ejercicios para la adquisición de determinadas técnicas o recursos; representan, al contrario, las libres búsquedas, percataciones, rebeliones, derivas y afectos de cada quien, tan singulares los itinerarios como las colocaciones compositivas. Presentados durante sucesivas o intermitentes jam sessions, partes de una conversación que, como todas, azuza potencias, hace encarnar lo inmensurable mismo. Aparte los propios, visitamos otros muchos poemas, a veces libros enteros, además de ensayos altamente suscitativos de innumerables 1
Con los aportes de un entrañable visitante asiduo al Taller: el poeta Roberto Cignoni, convidado que enaltece también este encuentro.
9
autores, con insistencia en la ética inherente al proceso creador y por ende en la poesía en tanto práctica: paciente artesanato e intensidad explorada pero también acción puntual de tomar la palabra. Subyacente a la escucha mutua es, por consiguiente, la recíproca influencia —ante la cual ni el rol eventual de coordinador es óbice— no necesariamente estilística. Sin más contexto, este breve volumen quiere dejar constancia, con agradecimiento, de tal ventura compartida. [r.j.]
10
Cuando el cascajo de la roca se deposita en algunas faldas obscuras de una peña, se coagula, granula, forma láminas y lastras que se superponen como si siguieran reglas musicales, y nace una gema. También en la mente meditativa y curiosa las innumerables lecturas no resultan inertes y amontonadas, sino que se relacionan ordenándose, creando poco a poco la literatura. Elémire Zolla, “Horas elegidas”, en Auras. Culturas, lugares, ritos.
Luisa Alem / Ojo migrante
tiempo polvo fuego de siempre contacto acrónico me envuelve en un sueño naranja
anochece en sus brazos arrojada a su río bebo la lumínica manía del sí
jalo la vacuidad muestra su desnudez un dios paciente frágil
ya canta el Pájaro latido licor embebe mi poro amante
gema anciana clavada en mi corazón guía
pluri realidad luz cristal multifacética ante mis ojos desplegada
ay! el cristal mi cristal que todo vuelva a vos que sea un cristal la suerte
cristal túnel polisémico anárquica hermenéutica prolifera la fe
cristal fruto despierta los tonos del tacto expande mi pecho atravieso bruma azul
un รกngel demente en el glรณbulo atemporal expande mi intuiciรณn en el desierto
dulzor
tiemblo
tengo una yegua en la sien
ella sabe del agua panacea sabe la semilla ancestral siembra el latido del รกrbol
hendidura del parto herida elemental indómito follaje raíces en la tierra de mi alma arcaica
cómo acurrucarme en el lecho
que venga el ángel demente que venga y me arrastre me lleve del otro lado del hemisferio
que venga el silencio del Pájaro
mi yegua la hija de mil dinastías mi yegua traza los hilos de las dimensiones se hace niña mi yegua niña gorrión niña trompo niña árbol niña dios crea el mundo de cauces amarillos de bailes purpuras mi yegua niña dios
arde mi cuerpo derretido amalgamado alas de Pájaro
seré en tu vientre Pájaro nido seré en tu vientre y en tu vuelo de Pájaro santo
ya en tu silencio de Pájaro hondo de Pájaro frío ojo acontece mira el goteo en el cañaveral
la primera montaĂąa origen madre de luces de tintas de bordes
habla
quĂŠ dice
vibra me late me muestra adentro su lengua ostensible
corazón de mundo corazón del ángel corazón en el viento corazón éxodo de mí
habitar la fisura responder el llamado pulir la sepultura del manto yo
todo pulso en la memoria
corazón embriagado
Luz
tierra mojada has de parir mi sombra has de parir mi vientre de tierra mojada de tierra alada procura bendición yo estaba en el río olía tu carne tu brazo de tierra empapada de sangre la amada la vida en tu vientre de tierra Sol no había la muerte no había lo oscuro en tu tierra de vientre paría la Luz y yo me acercaba quería arrojarme a tus fauces imploraba a tu nombre de tierra pagana de diosa hedionda aceptame en tu barro aceptame en tu lecho extendido don
un ángel niño traspasó mi puerta niño ángel azul sembraba en mi techo fulgor ofrecía el pan de su boca ofrecía su mano en reposo antigua su mano envolvía mi nuca niño ángel azul aun sin saberte hacía plegarias convocaba tu Forma qué he orado con mi cuerpo con mi giro con mi danza bendita danza que te ofrece niño ángel azul dulzura infinita desborda venero tu aura venero esta gracia
fuego no sé quién te envía quién te arroja a mi espalda a mi vientre a mi sien fuego Maestro me guía y talla mi cuerpo lo gasta lo hace preciso
encendido yo gozo la chispa en los poros la dermis una con el fuego alquimia de mi cuerpo desnudo de mi mente extraviada ya mi cuerpo proviene del Coro y mi cuerpo ahora mi cuerpo fuera de tiempo fuera dentro de mí la era mansalva la avalancha del lúcido cielo
danza danza danza así llega la Fiesta la fiesta de azules de rojos de verdes que nacen del aire que emanan los santos la fiesta en tambores late la Vida júbilo de mil mariposas exultante la risa la fiesta que vibra en el jardín crecían las flores bailaban los árboles sonaban las voces del Canto había un gorrión en el centro confiaban sus ojos su pluma entregada certeza la Fiesta en el provenir
Roberto Cignoni / A los poetas futuros
A quienes el poema no habla todavía, a quienes lo traerán al mundo con juventud incomparable. Ustedes están por venir y yo los escucho, contemporáneo de un mundo lívido y hastiado en sus burbujas. Ni yo me adelanto ni ustedes se retrasan. Hemos nacido en el momento justo para que el poema nos abrace, el momento que jamás nos reunirá y que nos invita a desconocernos, ustedes en la desolación futura y yo en el desquicio presente, uno sin poder adelantarse y los otros sin poder advenir. Pero es de este modo como trabaja el poema, en el sin tiempo que vincula los tiempos y los cruza sin retenerse en la Historia o arrojarse por la Profecía. Nada puedo yo anunciarles por él, nada pueden ustedes devolverme a su través. La vida se ha crispado por una promesa o un registro, la vida que quiere regirse desde una sangría pasada o promoverse según alguna futura. Pero el poema que hoy se escribe y que mañana se escuchará, el poema que ayer se escribió y que hoy se alienta, han sido alumbrados y recibidos en el único instante, el instante en que la vida no se separa y acomete con intensidad suprema, cuando las líneas flexibles y rebeldes de los tiempos la confían a ese trance capaz de desplegarla sin sucesión. 31
Oh hermanos a los que nunca veré, alumbramientos de una física extraña a las exigencias del Desde y los deseos del Hacia. Hacemos a nuestros cuerpos de la palabra hoy. Ellos se han emancipado de los jalones y mojones del camino, se prometen de cualquier modo a este punto, este ahora, raíz pivotante del pasado convergiendo el porvenir, pero aun sin progreso, sin avance, por lo más empinado y singular. Tanto brotan los cuerpos volviéndose acción, reuniéndose palabra, tanto son ellos también el poema en el que tantas veces no sabemos abrevar. A sus alas del oeste suceden las del este, a sus alas del norte las del sur, incontables movimientos para una única errancia, un soberbio plasticismo cuidando de su don. Así asisten ustedes con sus cuerpos, así lo hago yo con el mío. Más extensibles que cualquier época, sin atiborrarnos por el pesado diccionario de la herencia, ni apostar algún grueso billete al casillero que se avista. De este modo libramos elásticamente el poema, una palabra en otra palabra resonante, un pensamiento en la soberbia espiral de otro. Su voz, que ya no nos pertenece, encanta y se despliega con ritmo virgen, otra vez en el día que arrecia, saludada por el infinito en cada página provisoria. Oh, sé que es difícil comprender, ustedes en algún tiempo y lugar, yo en éstos todavía, habitantes de mundos que parecen tocarse apenas por la información o el testimonio. Pero el poema no se encuentra en 32
vuestro mundo ni en el mío, no va de uno a otro haciendo sonar sus campanillas mientras se regodea entre los saltos de su veleidosa ruta. Su mundo ilumina para nosotros siempre extranjero al que creemos hospedarnos, siempre anacrónico, también con las huellas de un sitio y una época, también con las insistencias del reflejo, pero elevando siempre, en virtud de su aurora, el corazón al que ninguna brújula lo ha dirigido, la música en los hallazgos de una armonía inconcebible. El pasado glorioso o el futuro prometeico no cuentan para él: sus imágenes enseñan la floración sin rendir cuentas a las ansiedades de la semilla o los reclamos de la cosecha. Y sin embargo, por el trabajo más fecundo de siembra y recolección, no hace más que borrar la ruta que quisiera instaurarse entre ellas. Hermanos desconocidos, hechos como yo de recuerdos y esperanzas, de tradiciones y rupturas, no queremos bañarnos más que en una frescura original. Comprendemos que nada empuja por detrás nuestro, nada aun sustrae por delante. Hablamos como si todas las cosas surgieran a nuestro través, amorosamente nos albergan ellas en su nacimiento sin razones. El mundo no cesa de hacerse de iniciales, pronunciadas con la fuerza de un pastor contemplativo en su colina solitaria. Ustedes y yo somos pastores de estrellas, ojos para las constelaciones de un firmamento siempre incausado. Nuestra sangre siente pasión por su propio renuevo, nunca por la transfusión. Nuestra
33
mirada persiste de albas a través de los siglos. Las ampollas de nuestros relojes se invierten y la arena no permanece en ninguna de ellas. Oh danzantes del tiempo virgen: yo no los encuentro hoy como no nacidos, y ustedes nunca me tendrán como muerto. En los astros que titilan desde la vitrina de la inmensidad, en las olas que se balancean sobre el imponente océano, en las estaciones que se suceden sin pausa ni ansiedad, el poema encuentra lo mismo: lo nuevo. Él se rehace siempre como primitivo, por los encantamientos de la diferencia en ese juego fantasmático que llamamos Realidad, por el libro de lo eterno que se cultiva a sí inalienablemente por la primera página. Hay un solo movimiento, que con elocuencia formidable acomete un resplandor en cada mundo que surge y se corona de instante. Persiste el único poema, cuyo sensual dinamismo lo convierte en incontables, lúcidos para servirse palabra e idea en un espacio sinfónico que no reconoce Partitura. Confiamos en un solitario punto de encuentro, hecho de dolores y ebriedades de todas las vidas, todos los lenguajes, verbo haciendo desaparecer por un golpe puro de tambor el tedioso repaso y las promesas insípidas.
34
Asistimos al fenómeno que significa sin más su razón de ser, el concierto que la palabra integral libra sin amparos, fulgor indiferente a la antigua esperanza o la próxima apoteosis. Hombres y mujeres descontados a los calendarios, que germinan y coherencian, que al crear se dan las manos, somos ustedes y yo la perenne evocación de una embriaguez soberana, del poder mágico que llega de génesis innumerables y se proyecta a otras tantas todavía, operación del misterio que a nuestro despertar florece y se concilia en acto. Oh incubadores dichosos de ceros en la lengua, jamás sentenciados por el fallo de una forma, refractarios fervientes del espectáculo de la pesantez: mi hora y la vuestra, por la dicha de un tiempo jamás sucedido, no cesan de cumplirse.
35
MarĂa Lilian Escobar / Enigma lunar
Agua de llovizna, figuras danzando con sus pies sobre tibias arenas. Se acomodan de a poco en tenues símbolos primarios. Inicio de todas las cosas. Agua de mar, agua de barro sosteniendo cruces en el pecho como guirnaldas. En cada estación se desvanece el tiempo. Y el grito y la plegaria se derraman dentro de la misma sangre. Hadas hundidas, hormigas de azúcar en el bosque, alas encerradas entre marcos azules de cordilleras caprichos de aves junto al mar, en arenas duras de bautismos graves, extraños cuerpos a través del paisaje del ojo piedras de otoño sobre desiertos jardines, áridos pliegues del terciopelo arterial. Heridas, tembladerales, sol atrapado, encrucijada. Cielo y suelo se refugian en mi rostro, perturban la angostura del umbral. Dique de estrellas y meteoros alumbran la simiente de toda existencia, palabras que se hacen olas y con la marea traen el disturbio de la luna embravecida, hacia mis huellas.
39
El sombrero de tres picos lleva colgado un Cisne detiene cinco estrellas en lo blando mientras el lento Jardín de Clarice cruzaba la tierra de mieles de lirios canteros de palabras sin ninguna geometría guardaban en el templo de los Ojos los saltos de los árboles que discernían pequeñas piedras estalladas cuando los grillos dejan- dan la extensión del vacío enteramente abierta sin sombras la voz del grillo es el propio cuerpo el propio cuerpo del libro grillo y de noche el jardín es ocupado por la secreta urdimbre que lo sostiene donde aparece el silencio
40
Devenir entre nubes lentamente me petrifico, los ojos hacia dentro, suspendida en tierra de herencias en el JardĂn flotan mis pies, entre vientos una mariposa arrima su flor lluvias nocturnas: otra vez el ardido mundo, hacia el cenit percibo la caĂda de la tierra por el aliento oscuro, junto a la siembra de trigo en mis montaĂąas, arcoiris denodada raĂz sobre el fuego del fin.
41
Calles hundidas en casa me recupero de una caída de letras entre nuestros dedos sobre un té de papel nos callamos hendiduras de lo negro ofrendan tulipanes de azúcar Ojos buitres en el océano mueven los mundos sin figuras todos los mundos en los que la lengua estalla nadie abre pétalos en Primaveras de barro
42
Tumba no existe cuerpo ni gusanos, ni dolor ay de aquellos inocentes que esperaron el mirto no crecen telarañas ni rumores amorosos ni Cielo, ni sombras sólo el temblor de sus Ojos, su rigidez y un espasmo en el corazón de piques trébol y silencio mientras la luna ofrece su plata serena
43
Piedra de agua eclipsada por relámpagos de tiempo ojos de los bosques, ojos, conversos ruidos que bajan hacia la confluencia de plata y pasos huidizos. Cuerpos sinuosos desplazados de un lugar a otro, plácidos, se detienen en el cero, igual que tu cabeza. Tiembla, mastica, truena y se calla. Crece la llaga del Mundo, nosotros aquí, todavía...
44
La cabeza de la niña flamea hasta el fin unos extraños ondulan sus manos cuando lloro, llevar muertos, despedirlos en las arenas del sopor saborear algo vacío y último el extravío del Mundo nos arroja.
45
Peces avanzan por un río de barro hundido en su luna tomo una imagen la desenvuelvo, la arrastro llevada por un elefante hacia atrás, hacia adelante esperando que amanezcan trémulas estrellas de madera revolcándose allí y ¿ahora?
46
De la única sombra el cuerpo de lo nuevo de hierro encendido de palabras vive a tientas una noche de Crisantemos cañón de plumas y de flores silbando su canción sobre el vidrio trampas del Crepúsculo y el Mar en el último horizonte.
47
Tal vez no fuera belleza aquello que secó la luz sino el gusto del instante del cuerpo con forma de Mar sonrió más allá asomaba una mirada de gaviota una mirada delante de las entrañas acomoda su paso que recoge los cuatro vientos equilibrio de sed exhausta vuelve apenas a la espesura que existe en la caída de domingo.
48
Caro GarcĂa Vautier / Abaporu
intuimos la tribu aledaña en el mar x, señales de luces alimañas qué nos guía, sólo la manía vital de la jauría, aéreos podemos la ramífera aparente filiación, ya sin deudos atender el costilleo y como diz tras el fraseo ¡guadañas ahí! en el conté, o encadenan alimento y quién los peces líquenes reparte o interfiera ¡aparezca! nos revele un cosquillar un cielo cae un levársete la sal, nebulosas del transmundo.
52
luce lírica la hazaña, hay cruz más no ahsimetría y cuánta oda brumaria al desconcierto, beberíamos las brumas lo acallado guillotina, muerto se lo ha visto en vidrierías antaño por el tajo, ahora aúpa en corola enaltecida en añeja caravana y poderío pobre ¡hay! había ahí en la maleza alegría oracular de divinanzas.
53
daga a la voz que nada amuleta in o se ampara en la máscara oír, tras muletillas del arrastre cadencia la cara tiembla la cruz simula el ascenso, zumo de cuál dios trama la orbe de esta impaciencia, obrerías del azar por don destila el acaso desnudar la pregunta sin persigno, víveres acá, almidones de la diversión todo presente el aba y el ará, al alba surcas en el habla por sores dónde llegan los tributos.
54
tiro lesa de esta liana, a tribu irían los encantos de la brújula, sales que suelo pisar, si sí fa o por do dominaban la intemperie, traperíos de la incierta fábula: ¡a por guaraníes! survenires para guarecer: qué olmo dentro del rostro, porosidades del ánima en cesa calma.
55
impera el trino de su parte río, por un tercio de sus aguas fronterizas busca nn aliada de palabra a umbral, es que habrá lianza sin lugarteniente al: ¡algo habrás hecho! iguanas somos del azuzo en el claro azul sucumbí ante el contemple tamborileo de la orilla triple oración de divisendas, aguardaban avalanchas guaraná para navíos imprecisos, misiones enmascara púlpitos, trinidades a la pesca del amor entre partitos.
56
polonias incrustadas, colombinas de esta carne aval de tu disfraz, en retazos bordabas: motes praias palcos hilos desvelo, oh Bispo, ojo niño librado en la procura del azar pero cuál zar visual de los azores intromete ¡supo contar! naderías para la danza y lo vi, allende calado, acá: abá por ú, hebras en tu nombre libreríos de corrido.
57
qué silba este surfilo qué persigna, hundí en el canto el linde de ese mantra, vibrisas corcoveantes antenas, en busca de los antes contactados, equivocaba la fuente por el origen o en el envés circulaban grasas, bráciles engarces de unas cuentas que la suerte del nacer no contrae.
58
aguzando en el sopor la desventaja vierte por axilas inpensadas, a pesar del tic una balanza desborda minucias modales rapiñan el detalle del potaje ¡balotaje! avizoro el garbanzo en el minué: en qué equivoqué el paso, el atajo la torpeza de una danza que no supe el ruedo de esa vuelta, round a round, perpleja por los amos de la envuelta caripela ¡es carabela! ¿otra vez? ¿ves otra?
59
inalcanza el tiempo oro en la desembocadura, agazapo un camalote navegar, tragarse la lengua suscita acánheladas lúmenes de allá, pasar por la corriente sanguijuela dar de carabajo, barajar la vera suerte y ver, carabelas dársenas del río.
60
aguas de pretéritos inconclusos abren la esclusa de llegar a tiempo, encandilé a mitad de destino y caí represa en la lumínica: libidinaba, piedra tiempo, piedra estrella libre caída estalle hasta deshacer la orilla, río cause piedra remolinos en las mañas del mirar, salpique el ojo vuélvase niño el aguijón.
61
piré profundo de lo ex y me dejé llevar por el halo del ahora la luz inspiro, no pasa el tiempo por la hendija aunque lo dibuje lineal, olea y tiembla, tómbola de las horas que han de ser vívidas o múridas ¡ay ese punto! de contacto laxo en su vaivén vibra y despierta del hipnótico no, a saltos invoca la plegaria plástica de un llamarse a sí.
62
arañando arenisca en el desarme, lábiles perforaciones fronteras que la razón se impone a manta o rayas paralelas en la bifurcación, en qué margen adentróme el soberano y le concedí lugar astrocentro del ojo.
63
a carrasperas en un abra de tempo tan feroz que cabrĂĄ: difiero di difiero di metĂŠ la pata y da, amor punto hacia el costado exuda sin ansias de axialidades mora, por ahora desmorona y pues no sucederĂĄ.
64
hacer pie en el oro, Irupé, echar raíz en el caudal por ese oriente, sacaba las garras in aún sin amarre en el torbellino real, por un lapso menor de tiempo nunca acotado al horizonte mirilla, qué proveía la orilla antes de ver en vez del freno ficción: refucilos del óleo liminal rebabas del saliente.
65
Reynaldo JimĂŠnez / Experiferia
Juro no perder la batalla conmigo Nunca el misterio de estar vivo Prodigó mayor retorno Que el despierto dios de los rincones De esta suerte de mansión a la deriva La fiebre y sus detalles microscópicos zumbidos Insectos sin origen me desnudan Ante el ara velocísima del miedo La pregunta del encuentro tumulto Sin ver en la oscura fuente De las delicias olvidadas Impronta de un prisma
Noche de Pascua de Resurrección 2020
69
La Gran Espalda que sostiene el Mundo La sinuosa garantía del serpenteo Del sendero que vuelve de subida Una mezcla de rasgos circular Esto no es de aquí de todos lados De todos lados Encontrar el muro de la tentación de pensar Que hay un designio Escalinatas para el trabajo de las piedras Encontrar esa ciudad sin forma Adentro de aquello que incesante me accesa
70
La obsidiana aluvial En la curva del camino Que lleva hasta la casa de las plantas Deshace las facetas su destino De espesura algo sabrosa bajo el pรกrpado Y sin embargo ardo en la primicia Las parcelas de cultivo hacen la carne Experiferia de la luz Ofrendas de abandono
71
Adiós incendio Adiós A quién juzga el miedo El corazón no clandestino No claudica mendicante de alegría Sino se posa en la rama Al surgir de su indómita ceniza Aquella que unos niños muy antiguos Traen perfumando la venida Manchas infinitas sobre la piel Del viejo de una astucia de pájaro
72
Mirar quema los puentes Me quedo al borde esta hoja La hora junta los retornos Girante y dulce flora De las bocas de ocasiĂłn oscura La primicia prende la pupila Mariposa prisionera de la mĂşsica QuiĂŠn musita en la cautiva lumbre La costumbre dibujada en sus fronteras
73
Algo pasó más acá más transparente El agazapado imbécil me refleja Indeciso de vías por las dudas Con la pálpebra prendida Indeciso de órganos de rana Quién atiende la pradera diminuta Con paciencia de malamuerte Junto al arrobo el alborozo de los signos Ocelos de falena caminos a la espera
74
Riman la ceniza y la distancia Acaso los momentos se confundan Finalmente absortos en la vela Que me despabila y destila santa fuga Hay tanta primavera aĂşn intacta Entre las piedras sonoras crecen invisibles
75
La fila de fantasmas arma un verme Caravana del espectro entero Hecho con los fragmentos intermitentes escuchados A través de la penumbra sólita La última termita no apaga la primera vibración Sin embargo se aleja al irradiarse Por la hilacha de un quebranto Que se entera por hervir con los desechos De su origen allá dónde acá cuándo
76
Fantasma pero porque no me entero Elongo hasta los labios del umbral Apenas al acecho que devora Con los cambios de tamaĂąo y consistencia A su turno las crĂas saturnales Eventuales estrellas ya sin nido Ya se han ido los maestros del instante O no han nacido o son los fetos futuros De los muertos redivivos
77
Acaso no consigo hacerme otro cuerpo Sino en el río de cosas al acecho Cuya escucha abre oídos olvidados Con los dientes internos en la boca Del estómago caníbal de sí mismo Aun cuando en el pecho un pájaro
78
La culpa es una esponja de diamante La célula del miedo se acorrala y pone el huevo De la estallada memoria celestía De los árboles más sombríos emergen los elementos Al secretar las cuatro direcciones Que sigo a la zaga de otro día intacto Flamante por despierto aunque sabiéndolo Ángel se percata el fantasma con eco En la región apartada y desnuda Acá en las afueras del linaje
79
Ángel de la tergiversación En la punta del lápiz Dibujándome desdibujándose Propaga la disonancia que obtura Aturde los volúmenes y marea Tal venenosa linfa insípida Inhóspita madre ignorada Bajo la ropa del viento Bajo el pellejo encendido Ángel que se desala En la línea del malentendido Desata de la perorata fría
80
Enmarañado no de siglos milenios Resplandece el león con hojas en el pelo Y la mirada al revés en el sentido dentro De dónde salieron mirando desde el resplandor Sin párpados sin pecado sin reino Sin destino entre los vivos y los muertos Llevando y trayendo la nueva vulva la última La próxima la inminente misma
81
Nunca no pudo nunca mĂĄs Y dicen dicen dicen Cosas de los antiguos futuros Desesperante dueĂąo de sus juguetes De los detalles de ir dibujando la voz Sobre esta pĂĄtina de suertes Cosas del acto presente hecho de hilacha Con la mecha en la veta encendida
82
A menos que se vaya Dibujando por sí solo A menos que se esté asido A una especie de madera En la marea que desmarea Desmadra mi ladrido con eco Crecen los pelos de la múltiple
83
Infininito Collar de la plegaria Callar de la plaga Infrafragancia
84
Lucas MarĂn / Pasante
VĂa
por alcanzar la corriente de soplido perdura inacabada frase hedor de sexo nuevo hacia el ardiente no apresa el aura ala fiel a su pesar hebra abriendo aire animal antes de la carne de lamer lejanĂa desarraigo humo redime el cuerpo desmedido penetrado por el humus se despliega en siempre verde gajo labio en sortilegio llama aviva el gran fuelle de ansias
89
se alinean los alientos en la comisura campanilla reverbera bujĂa en huida de la ninfa gotea sus aceites sus ĂŠxtasis untados en lo uno inminente hendidura y elixir destilado ya hilo de semen voltea los soles hacia la luz sibilina las narinas guĂan hembra y mirra doble rumbo de la media bestia pesando deseo diluvio en la vĂa de la luna
90
Croar cristal crisol cría de croar en óvalo vértigo vertiente de pestañeo desbordado tracciona iluminados labios que empollan la boya flotante perla entre lados aliados ostra de ligados ayeres en sus alas hiere en destellos la cinta ácaro caracol grabando los sonidos del collar que emergen de mieles moluscas dorado vértigo encarnado o se entre cortan en facetas del ojo-boca vidriada advertida acaramelado por el brillo de nacer
91
carmín en cardumen vaina deshojada desapegada en el nadar peces en fila huyendo del filo ramilletes del acto que contempla aletas remos hélices de rémoras de ojos aperlados dentro de sus conchas ciegos a la fragancia a la estancia al hueso nacarado al eco de su forma asordinados de la horma que los nombra en el desanudo de los dientes esferas en su planetar sin hilo burbujas en la noche de la escucha cada una la vocal para ser penetrada con la furia del espaldar y su látigo bífido dos puntas para enhebrar en dos puentes para cruzar en dos vibrante perforación de la pompa
92
flecha negativo de la doble lengua consonante cazadora del sonámbulo sonar lluvia de timbres traídos del vacío de negro paladar ahora estrellado contra su propio hocico rastreador y la memoria anfibia ahora desmembrada agua cantaba en los seres de su orilla vocifera y arriba lucifera y se muda con patas pelambre y alas derriba lubricante grasa espesa los cuerpos burbujas quietas son lupas y ópalo ir más lejos los ralenta les da vello la carrera contra el relámpago crea témpanos tímpanos que hacen volver hacia sí la corriente sumando las memorias oyentes sonantes oh! ecos diferentes fraguas de las aguas en distinto ritmo por llegar a o ir logrando leerse en escamas o pelos
93
y el viento ese otro sondar esa onda susurra invoca en la velocidad que borra su cola de lagarto y sus fauces en vocal zumbido o alarido alas y zancas en la mezcla en ese otro fluido cerca del sueĂąo y del errar y todo eso entra en el oĂdo
94
Obsidiana ojos que nadan en la redonda obsidiana cada pupila honda orada desfonda radares reluce el oro en la oscuridad oblonga helada acordonado cardumen a deshora en la turbina acompasa lo brotante y desembocan sus aletas olas en lagrimales liminares que en la gota rememora filmina tras filmina engarce fantasmal sĂmil cadena entregado a la plana pluma disfrazada de velamen en la reuniĂłn de las voces rema en el humo de las cribas giran las frutas cual planetas de verbos hierros por la boca Ăłpalo llana grande como el cielo como ayer que es gigante donde el celo es alimento de fluorescente lava el arrastre paladar palpa la ingle espera mudar su piel en la entrega de los sones de la cueva guante en la cuenca esperma de la campana de los vientos
95
ha de enfriarse en frases pequeños obsequios de labios hacia el medio remoliente establo del gran animal fuera del estanque que bebe los casi peces los casi gente que se desdoblan en el borde fílmico de fines de afinidad concéntrica de estar siendo absorbidos por la casi voz voraz que los aturde con la trágica gracia en la completa ajenidad rapto de ajar en el fondo de la espejada negritud de la ronda millares de peces ya fósiles vueltos bocas y ojos vulvas mandorla para dejar el líquido pasar el vértigo perla el haz por el cristal la nube monta al animal que moja su hocico en la luna ondeante que copia el círculo de más abajo en lagunar en mudanza muda obsesiona la diana escalar la hondura la misma oscura pulpa dejan pasar cada uno su disfraz su multicolor eco su plasma diosa de dolencia malicia en la molicie en la mastaba de la fronda ama masticar las voces de amaranto la hipnótica prestancia de la entrega partículas ojivales flotan sobre la gran ojiva el ojo mojado de sal ya no marina ni deseada por desértica ni osada en el abismado lastimar sino usada por la rima de los cuerpos mezclados con lo muerto en la harina de mirar lo mineral
96
colmado clamando vida fuera de la caja estanca mirĂadas de estrellas escuchando girando mĂĄs lento que las sardinas en el espejar en el enjambre de ojos de ciruela se desfondan casi sin sangre en el tesoro que los circunda sin la duraciĂłn ni la dureza
97
Polisimio actúa la hebra maquilla el vacío trenza brasas ruedas vidrios tocando niños labios en sexos la cara en el río la sangre su lava polisimio caza la cría del otro cruzan su rapto flechan la vista la ira en el miedo rápido el monte se queda sin alimento la tierra es un vaso y se llena polisimio el rostro otro vaso se colma y derrama se infla su cuerno su cresta la ruina en la dermis es fiesta rosada ensambla su cuero enemigo polisimo de yertos de ayer de aire y plomo un busto en el templo de nadie máscara de cera volviéndose lábil fluyendo en la roca de útero inútil polisimio en la cima de un rostro se ahoga en un rastro se pierde su gesto en lo alto su estancia en los otros salido de espejo de cuerpo y de sitio polisimio cabeza rodante cantando en el río rozada con dios en su muerte lejana sumerge su vía impensada descose laberinto hilo guía
98
polisimio saliendo en peligro en milagro nace en microbios napas esporas calca pómulos vulvas falos en barro y vellos se dan como letras polisimio un ritmo frondoso el brotar abundante de olvido en usar la matriz del revés la molienda primero que el asta que siega es un riesgo sin mira polisimio desnudo en el riego se adentra en la fronda en arrastre de peine calcando su carne de sombra de hambre con ramas armas amantes polisimio diamante de miles de borras y estambres arcilla llevada al vitriolo y oleaje de imagen vibrante en sí misma volviendo a decirse su forma su enclave polisimio de vidrio salvaje huyendo en el medio de selvas surgentes dibujo en cristales ya vistos y estables de líquido estar y liquidar de sable en el historial de sal polisimio cabeza cuenco parlante porcelana recuerda madera y viaja hacia el hueso lámina curvada convoca lo convexo convertida dispersa en lo pleno
99
polisimio trovar diverso enriedo tropiezo rumiar sobre el verso desenfocando entero vocal toma la palabra de la vocal emitida en aullido de esperma en espera del rito polisimio adicto edicto de don dictado sermĂłn un alivio de invicto vertiendo vencido sin fecha de envase ni origen perdido es ahora un lavaje emplumado y sirviente polisimio volcado en lavar sismo semĂĄntico seminal derrumbe de cuento el ungĂźento creador de rostro en reflejo del lago pinta el cuerpo volcĂĄn cazador y disfraz
100
Relámpago escalera mancha de aceite fila de hormigas con la hoja a cuestas bosque mapa estribillo espejo montaña de azúcar se mueve por las hormigas rojas sucesión de gotas de sangre en la nieve su vapor brasas reúnen gente estación de tren circuito de vías en el territorio eslabones de vértebras y un relámpago a diez mil pies baja tornasola destella y confunde 101
a los insectos en cada estrato máscara relámpago deslumbra se entromete rayo equis buscando el polo de lo unido alma relámpago desde ningún lugar a ningún sitio cuerpo relámpago bajando la escalera que lo trepa cada escalón un hormiguero volcán de aceite escupe espejos al espejo suena en relámpago relámpago relámpago
102
Caza rapto de la llave ámbar trompo la nave llaga en la mano ardiente sal andando en frases desnudamente porque sí para atravesar la esfera al tacto de lombriz es plana vaciada y pulmonar ballena arrastrada a la costa por arpones o lenguas floridas goteando babel a más no poder mojando el ala fresca en el chorro del lomo entre nubes cada pesca cada pizca del grano de la imagen quemada en plata por luz que hace timbre y sombra para verse dar polen liquen himen absorbe el krill las fauces gimen aullido de laúd ataúd barco subsumido o gruta nómade hasta volcar la piedra por el rayo la flecha gira la cerradura del otro lado de la herida del triste ojo de cetáceo que se separa del ojo de pez del barco de hueso en la piña carnada de la frente ya templo y faro de los perdidos un ancla por tirar como un anzuelo una luna un suelo marginal 103
coloratura en el agua baldazo de peces devueltos red a juntar redes flotando en el anudar del hilo con las barbas del mamífero amansado anudancia resonancia en el noctámbulo navío es blanca es el blanco es blanda en la manera de surgir de la marea o del fondo de los cielos de los hielos velados entre cascos repartidos útero prestado colgado en la campana del cráneo en la proa de un alma que hace crecer espacios y especies con el mismo sonar corazonado guardiana del sonajero del garfio y la grafía signo de lo sigiloso vientre del monte cueva del mar para inventar constelaciones cómplices boca que ya nos ha devorado emite yacimientos nacimientos y sonidos un blanco en el decir un banco de niebla luna ballena siempre manando
104
Guía anudadas nubes escalan camino desnudo meandros con la grieta encima pájaros van a comer del mijo ojo nido de espinas escalonado picoteo esquiva el sólido sol en las esquirlas de un suelo anzuelado flamante de trampantojo y espantajo se obturan pupilas entre pantano y vuelo vate aura para la aguja enebro bastón aedo de cuentagotas bocas o escaques pozos recolectores de bostezos ejercicio silencio disfrazado en noches branquias piso húmedo de umbral y blanco húmero la nube vertical va cosiendo el error con su flauta también averiada de agujeros que se ciegan cada vez que el caminante
105
pasador de círculos paseador cual hércules se cuelga las argollas destripadas en el pulso vasto que sostiene al deambulador fabulando el truco de los aros que se unen y cuelgan escalonados bañan en eco satélite y córnea atraen la saliente alada esfera esmeralda en plano cuadrado ruedan con esmerilados bordes como una lombriz que hace pasar sus anillos en un terrón abriendo el número en su dado ha girado varias veces el ave pez su boca mira dentro en sus campanas el oro baya peonza de alpiste pequeño ser de junco imita payasos y hombres hilando su hebra todo él es máscara y nido artesano para lo pasante que lo habita en su desarraigo y hambre viaja canoa de paja es el espía la vara de mimbre sin cara
106
Pedro Rafele / Obsidiana
Imperio
Hay una hiperventilación, un éxtasis, poseer en las manos los nidos de los pájaros que no saben volar Extracción elemental de la tierra alisada en contornos de éxtasis. Ahora el éxtasis es el del déspota de los huesos derruidos. Saber, tener el reino de los suspiros y los cansancios, energía psicométrica. Su territorio ahora es una mano alzada, terminada en dedos incandescentes. Despotrican esos dedos en los cuerpos, marcas de su poder forjar la ley en la carne en el manto gelatinoso del socius Todo se retuerce, los cimientos de los granos, los amores del vino una ley de todas de todos del todo El trono se reconfigura en los huesos de los caídos en los susurros de los amantes Se reconfigura en la vertiente de las cascadas sanguinolentas, la copa está servida
111
Piden en clamores dorados, un pueblo, masa de tendones y gargantas enrojecidas carmesí. Alaban la espada, desean el goteo de los cimientos. Granitos de vitalidad, queda poco, lo que resta va a la boca del dragón Máscaras y coronas, una de todas, todas de uno Cada uno de los clamores va a parar a los vestigios, mantos y sudarios de la gloria Gloria ganada con el sudor de los cuchillos, sarracenos soles y lunas paganas Cruces inertes, enlatados señores, un solo objetivo tomar el almático quehacer de los días Llevarlo al límite del gigante atropellado Quienes quieran entrar deberán besar la tela fantasmagórica, el grito sagrado del impulso mortuorio Hundir las sienes en los castrados intereses en los castrados súbditos y volar con alas de plomo bajo siempre muy bajo Barbas y joyas anillos y ribetes dorados, todo un monumento creado (otra vez) del grano de la espada
112
Del pico, de la piedra enquistada otrora en los cimientos ahora engarzada en la frente del dios Del tiempo, de la rocosa realidad, del bosque solo ahora lleno Del desierto ahora palacial De la familia ahora real De lo real y lo fantasmagórico. Para tomar al desposta por asalto es necesario una metamorfosis Varios cuerpos enquistados en un corcel de proporciones planetarias (en lo posible) Forzado en una tracción a sangre de sangre de los sin sangre monta sin embargo este corcel un pigmeo señor Porta en su mano el sable de los saberes, obnubila a los que se aferran al jinete ven al amo en su cólera, les promete leche y miel luego… la tierra Luego esos cuerpos se desprenden del gargantuesco corcel, la guerra termina, empieza la otra.
113
Latex/cia Oculto tras un látex de días evaporados Trans un neón en composta. Aureola máquina, cableado de las latencias. En la nunca el ajetreo de los colgantes Matriz de vulva de dos dígitos. De los fríos amantes Tirante Si se va de los cimientos. Aparece el simposio de las colmenas Que zumba entre dos conductos Natura y proceso residual. Patafisico aprender, no tiempo No hay tiempo Regalo de cronometro, solo dos gramos de espasmo No más, si más, cimas. Va cardumen enchapado Ateneo de vanguardias de carne chamuscada. Atardecer binario, porque solo de dos De los dos son tiempo
114
Terna, se repite, uno dos Uno dos. Significado oculto Solo los mantés de la neuro van hacia allá Capa capa tras capa de densidad programada Entra en código Se suaviza con golpe suave teclear ¿A quién? Al solitario escucha del otro lado de la vertiente binaria. Ventana deseosa, contacto de luciérnaga electro física. Faro vitral que en la penumbra alumbra los circuitos matutinos del descanso Uno dos, uno dos. Una antena de maquínicas lenguas deseosas Espermática obnubilación Uno dos, uno dos Chasquido de dedos, aparece bandada de pulsaciones. Uno dos, y así. Geometría monocromática de dítonos. Diástole y sincope de pulmotor Ahí, en los vericuetos y los callejones del claro humeante de los pasares. Cascada idiomática, traba-la lengua Posarse, descansarse en el último desquebraje. 115
Nic
Titante
Nuestra, en ademanes de un luego que nunca ha acontecido Membrana Tornaba en aquelarres los días de fragancia despejada verdades en pasaje Paso corregido en tendones Persigue Encuentra Un escape no cedido Catexia en Territorio transbordado Clamores de Ceniza cuna humeante traduce un diáfano sueño
116
Si tan solo Si tan solo Si tan solo Enjambre Rugido acallado por aclamaciones de campanario Callado del taumaturgo reptante Glorias pendientes en sumas dan ocasos de piedra Ahora ha alcanzado la hojarasca ha cubierto lo imposible atrape de la neurona esperar desborde en ojo de halcรณn, en aguijรณn de avispa solar
117
Ojos negros
Dadores de las dunas, sirvientes del portento. Videntes de las alquimias insurrectas, matemática de los dioses proyectada al caos de los principios. Sirviente de los oleajes estelares, caducidad de la forma recta curvatura palacial que lleva a laberintos de profundidad caoba. ¡Oh Ojos negros! Han apagado tus clamores con el fuego de los mercurios platinados, han vaciado la viscosidad de las arterias han derruido las alas de los ángeles ocultos, higiene, limpiar con perfumados vaticanos el cáliz que los nómades bebieron en abrazos impíos, limpieza del ópalo sobre el ébano diciente Magreb de las vertientes, Luciforma herencia del baile espira alado ojos negros, el norte templado marco con acero la dolencia, la carencia. Paraísos arenales, prometo en la ausencia visitar al nazareno brujo al sin rostro profeta de los astros, erguir el soneto de las matemáticas proyectadas al horizonte de lo posible, seguir la estela de la estrella. Barcaza de las noches que guían a los reyes a capiteles de jazmín perfumados en palacios.
118
Mazarrones que desafían los tiempos de las espumas, llevan las joyas de las fraguas hoy expuestas en las estériles blanquedades, iris que licua la negritud de los caminos. El carnero en la desdicha de soportar el tormento gélido de los abandonos elegantes daga que corta en dos la zona de las bellezas, donde se desdibujan los dibujos de la vertiente de la noche y el atardecer cantan los matusalenes, suena el cuerno de los avatares que hacen volver de los altares a los holocaustos y las coronas.
¿Quién canta en los eclipses de dunas?
Alcázar que mengua entre los occidentes y los orientes, cuantos reyes comieron allí, cuantos bebieron de la vetusta sangre santa.
119
Ahora desconocen esas fortalezas, es asĂ como paren de los cielos los cuchillos magros que suturan las pieles satinadas. Ojos de brea, como miran como juzgan saben que en el vientre llevan la estrella del BelĂŠn, la medialuna de los ocasos rojos portaremos algĂşn dĂa las amapolas en el nuevo parir de estos ojos, hasta entonces solo bailaremos en su cansino cuerpo olvidado.
120
Potro hervor El potro enguantado en guirnaldas gastadas Nacido de para ser señor de humedales Para que el aliento de sauces caiga a él en rodillas nudosas. Potro nacido de un fuego decido, de un vientre acuoso en hierves Lo vi rasgar el día con un grito de filo Se hace eco en los ecos, Potro venido aturdido en marañas de sacramento. Tanto bautismo tanto hervor. Se jura lo juran por cristos ya hallados En soslayos de parida emoción Busca tajada indomable Eucaristía con la llama dentro Portento de miel mortaja de muslo no domado. Su Galope rompe lactancia del suelo, pero a su vez Crea senderos de espíritus. Hacia estepas, donde el viento corroe en silbido los monumentos Señas de un tiempo venidero De viñas platinadas Se escurren en boca salvaje. 121
Galope firme desahuciado Por los bastones de clavos Pero firme en músculo tensado en locomoción de célula liberta Va hacia horizonte de tormenta Encuentra la tormenta potro de la miel Que la voz gastada es la más real Realeza de lo gastado Realeza de lo descosido.
122
[ frey chinelli ediciones ]