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ÍNDICE

La primera entrega del año 2013 de COFA,convivencia pesquera, aborda nuevamente el tema del carácter sistémico que debe tener la administración pesquera.

Este principio, cada vez más ineludible e infaltable, se pone reiteradamente en evidencia en los dos artículos centrales de este boletín de enero: en el primero, “Sardina: la tormenta perfecta” se hace clara diferencia entre las variables no controladas de las que sí lo son, que en conjunto tienen un efecto directo, y en este caso en particular, pernicioso sobre la sostenibilidad de la pesca sardinera en Venezuela. Los autores de las investigaciones allí reseñadas, dan cuenta de los efectos negativos del cambio climático global que están introduciendo anomalías oceanográficas en la zona preferencial de distribución de Sardinella aurita, efectos estos que son de difícil atención y control local, dado que sus causas son y actúan a escala planetaria. Sin embargo, hay otro conjunto de factores que también tienen incidencia sobre la salud del stock, cuyas variables sí pueden ser controlables y cuya correcta administración puede contribuir, al menos, en la minimización del impacto de los factores climáticos no controlables. En el caso del artículo de Ana Peralta y su equipo, se muestran las primeras evidencias del efecto de la pesca de arrastre pepitonera, sobre la integridad de la comunidad bentónica. Según estos resultados preliminares, la pesca incidental de otros moluscos y crustáceos, entre otros grupos de organismos, puede ocasionar la desestructuración de la comunidad natural y, con ella, el desarreglo de las relaciones interespecíficas y/o la mengua extrema de la densidad de algunas especies. Tal es el caso del gasterópodo Voluta musica que se encuentra en estado de vulnerabilidad, según el Libro Rojo, y que sin embargo es captura común en los arrastres dirigidos hacia la pepitona. Estos resultados, aunque introductorios, ponen de bulto la necesidad de profundizar los estudios de la pesquería de pepitona, a fin de hacer los debidos ajustes en la selectividad del arte, en el diseño de las faenas, rotación de bancos, en las cuotas de captura, entre otros aspectos que deberían ser abordados de manera integral, en aras de una pesca sostenible, condición esta que pasa también por la conservación integral del hábitat donde la especie objetivo vive y se reproduce.

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Ambos artículos resaltan pues, la exigencia de la participación de técnicos biólogos y oceanógrafos en la delineación de las políticas pesqueras y sus reglamentos. Así lo sugieren, por ejemplo, los oceanógrafos españoles quienes abogan para que primen los criterios científicos en las reformas pretendidas de las políticas pesqueras europeas, tal y como lo informan noticias muy recientes del sector y que reseñamos en la sección “Pescando la Noticia”, en esta entrega, junto con otras interesantes notas generadas por el sector, algunas propias de nuestro país (cf. “Repoblación de ostra perlas para recuperar el banco natural de Chacopatica” en esta misma sección) y que son, sin duda, referencias válidas para el avance de nuestra pesca y acuicultura nacionales.

Juan José Cárdenas

Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV) Programa de Divulgación (COFA Convivencia Pesquera) Programa de Seguimiento Pesquero (PSP)

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