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EDITORIAL

Carlos E. Giménez B. –29 de Abril 2020

El mes de abril, del presente año, ha coincidido con una situación que podría definirse como inédita, no solamente en Venezuela sino en todas partes del globo, la cual trata de una abrumadora paralización del planeta por la aparición del CORONAVIRUS denominado “COVID-19”. La incidencia de esta pandemia ha tenido efecto en las distintas actividades del acontecer mundial; afectando tanto las actividades primarias, secundarias y terciarias, así como también a las actividades conexas a cada una de ellas.

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En el esquema y actividades desarrolladas por FUNDATUN, a través de sus diferentes programas, no se ha podido obviar la situación y que, en el Programa de Observaciones Científicas a Bordo que adelantamos, han tenido una particular incidencia las restricciones por la presencia de la pandemia; en virtud de nuestra presencia como flota, con bandera de nuestro país, en las zonas de Alta mar y/o jurisdicciones de otros países; presencia debidamente autorizadas no solo por los Estados ribereños sino por Dos Convenciones Internacionales. En esta oportunidad haremos referencia al Programa Nacional de Observadores de Venezuela (PNOV) en el Océano Pacífico Oriental (OPO), donde nuestro país participa en la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y en el Acuerdo sobre un Programa Internacional para la Protección de los Delfines (APICD); participaciones que afirman los Derechos Históricosde Venezuela de pescar en aguas internacionales, que por definición del Derecho del Marson Patrimonio Común y que en la aludida área se rigen por las mencionadas convenciones. Ahora bien, a efectos de participar en las pesquerías de túnidos, la presencia de Observadores Científicos Abordo son requisito obligatorio para cada uno de los países participantes y se requiere no solo de la certificación de los observadores, para viajar a bordo y hacer sus labores científicas, sino además de su movilización para embarcarse y desembarcarse, tanto en puertos nacionales como internacionales. Esta movilización, por su puesto, ha sido obstaculizada por la pandemia, a tal punto que se han manejado alternativas para obtención de las importantes informaciones que aportan los observadores científicos; las cuales no dejan de ser requisitos indispensables, incluso para la comercialización de la pesca realizada. Actualmente se está identificando la mejor solución a los casos, no solo para Venezuela sino también para el resto de los países participantes y otras Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP’s); tema que es más ampliamente desarrollado en el artículo del Biólogo Alvin Delgado.

Durante el mes de abril se han consignado ante la Fundación varios trabajos de investigación que se pretenden divulgar a través del presente boletín COFA convivencia pesquera. Primeramente me quiero referir al artículo de Ricardo Bitter y Genaro Di Donna de la Universidad Francisco de Miranda, que trata sobre la influencia de los metales pesados Cobre y Plomo en el crecimiento de la Ostra de Mangle del Parque Nacional Morrocoy; un trabajo que deja en evidencia los niveles de estos metales en el tejido blando de este molusco bivalvo y la afectación sobre su Índice de Condición. Adicionalmente se presenta el tercer trabajo del Pasante Douglas Issele Delgado sobre la ordenación pesquera en Venezuela, enfocado especialmente en el tema de barreras no arancelarias relacionadas al atún.

Por último se presenta, como es costumbre, el excelente trabajo compilatorio del Biólogo Alvin Delgado sobre la participación y efecto de la flota pesquera de distintos países y con diversos sistemas de captura en la zona del Océano Pacífico Oriental Tropical.

De manera muy especial me quiero referir al homenaje, reseñado por el colega Otto Castillo, del bautismo de una nueva especie de pez eléctrico en honor al Profesor Francisco Mago Leccia. Un merecido reconocimiento desde tierras colombianas a un insigne investigador Venezolano.

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