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PROPUESTAS PARA UNA PESQUERÍA ARTESANAL DE ARRASTRE DE CAMARÓN SOSTENIBLE EN PARAGUANÁ (PARTE 2)

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EDITORIAL

EDITORIAL

Orlando Pomares Ferraz - UNEFM– 21 de Septiembre de 2021

JUSTIFICACIÓN DE LA PROPUESTA

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Al final del artículo previo (Pomares, 2021), se alertaba sobre la no inclusión de las pesquerías con Chica de Paraguaná en la Providencia Administrativa N o 013-2016 vigente (Gaceta Oficial 40.933, 2016) y sobre la necesidad de remediar esta situación. Apelando al sentido común, la lógica y lo razonable se podría argumentar que: “Debe proponerse al INSOPESCA la modificación de la providencia para dar cabida a estas pesquerías locales; para lo cual, habría que hacer un censo e inventario de embarcaciones y una zonificación local. El resto de las especificaciones técnicas, restricciones y horarios estaría cubierto por los artículos vigentes”; lo que en principio parece sonar acertado, a menos que indaguemos con algo más de profundidad sobre la realidad de estas pesquerías. Sin embargo, habría que ir más allá de ese razonamiento lógico, algo simplista, con argumentos basados en una palabra clave, como lo es “sostenibilidad”.

Se tienen razones para dudar de la sostenibilidad de esas pesquerías, aun siendo legalizadas y reguladas bajo las mismas premisas de la normativa vigente; lo cual conduce directamente a la necesidad de afinar el diagnóstico de las pesquerías locales. Se inicia analizando aquellos aspectos que, en teoría y a la luz de lo ocurrido en el resto de las pesquerías con Chica, se resolverían con la sola legalización, bajo los mismos condicionantes de la Providencia Administrativa N o 013-2016 vigente; los cuales tienen que ver con que:

• Se acabaría con su ilegalidad, el furtivismo y la extorsión (vacunas) a la que con frecuencia aducen estar sometidos los patrones.

• Se facilitaría el acceso al combustible, ya que se requiere permiso de pesca para aprovisionarse de éste (otro condicionante más que propicia la extorsión cuando se faena sin contar con el debido permiso).

• Se aminorarían las limitaciones para transportar el producto de la pesca, por la misma razón anterior.

• Se podría minimizar la desinformación pesquera de esta actividad, pues el acceso a los datos (ej.: desembarcos) sería más expedito (claro que ello, dependerá de la voluntad de recoger la información por parte de los organismos oficiales).

• Se reduciría los impactos ecológicos de esta pesquería, al implementarse las regulaciones técnicas contempladas en la providencia vigente (siempre y cuando las medidas de la misma se cumplan).

Este último aspecto y otros no mencionados por el momento, que podrían comprometer la viabilidad en el tiempo (sostenibilidad), no necesariamente quedarían íntegramente resueltos al ser incluida esta pesquería en la Providencia Administrativa N o 013-2016; así ésta fuese cabalmente implementada en la práctica. Algunos de esos aspectos condicionantes de la sostenibilidad se listan a continuación:

1. Baja rentabilidad.

2. Incertidumbres acerca de la idoneidad de las vedas temporales.

3. Incertidumbres acerca de la idoneidad de los dispositivos de selectividad obligatorios.

4. Las especificaciones técnicas referidas a los portalones que usan las redes, como restrictivas de innovaciones en tales dispositivos.

5. Necesidad de zonificar las pesquerías

6. Restricciones a la introducción de algunos elementos tecnológicos para una mayor eficacia y eficiencia de la pesca.

ANÁLISIS DE LOS CONDICIONANTES

Se analizan a continuación, en cierto grado de detalle, cada uno de los aspectos condicionantes de la sostenibilidad, para luego pasar a delinear las estrategias que tentativamente mitigarían cada uno de ellos; lo cual sienta las bases para posteriormente desarrollar los aspectos tácticos, correspondientes a dichas estrategias, que serán plasmados bajo la forma de una propuesta piloto, en un artículo conclusivo de este seriado.

1.- Baja rentabilidad. El cierre de la pesca industrial de arrastre en Venezuela promovió un rápido crecimiento explosivo de la pesca con Chica; promovido por el vacío de oferta creado en el mercado de comercialización de camarones. Sin embargo, ese crecimiento rápidamente tocó su techo y entró en una fase de acelerado declive, en cuestión de pocos años, a pesar del atractivo precio del rubro. Son escasos los estudios y reportes oficiales de la evolución de esta pesquería a nivel nacional, ya que no se dispone de información estadística al respecto; de hecho, la única información estadística de la que se ha podido disponer es de carácter local (oriente del país, principalmente del Delta del Orinoco) y muestra una serie histórica de desembarcos para el período 2000-2013. Esta información evidencia un descenso abrupto en 2011 (apenas dos años después del cierre de la pesca industrial) que se mantiene hasta 2013 (Pomares, 2021). Esta información estadística sobre desembarcos está sin estandarizar por el esfuerzo de pesca respectivo; de manera que no se puede determinar si la baja en la producción obedece a una caída real en los rendimientos (ej.: Captura Por Unidad de Esfuerzo-CPUE) o simplemente a una disminución en el esfuerzo pesquero colectivo (ej.: número de embarcaciones o de meses faenando). Para el caso de Paraguaná, es poco lo que se conoce de esta pesquería tal que permitan sostener, con una base cuantitativa, el comportamiento descrito, debido principalmente a la naturaleza furtiva de estas pesquerías; sin embargo, se hace válido con base a información obtenida de entrevistas realizadas a “patrones” (dueños) y marinos. Al tratar de indagar más sobre el descenso abrupto de los desembarcos, estos esgrimen que ha ocurrido una disminución en el esfuerzo pesquero colectivo; debido a que los costos han incrementado de manera dramática en los últimos años y solo encuentran atractivo faenar cuando las capturas están en sus topes máximos. Cuando se les pide detallar con más detalle los factores causales principales, de esa disminución en el esfuerzo pesquero colectivo, asoman dos: a) los costos asociados al mantenimiento y reparación de motores y b) los atribuibles a la adquisición de combustible y lubricantes.

Figura 1.- El motor más empleado en la pesca artesanal es Yamaha Enduro 40 HP

a) El caso de los motores tiene una explicación técnica relativamente obvia: las pesquerías con Chica se realizan a bordo de peñeros con motores fuera de borda a gasolina de baja potencia de motor (por lo general alrededor de los 40 HP – Figura 1), que se fundamenta en una cultura productiva amparada en la condición de país petrolero (bajo costo histórico de los combustibles y lubricantes); la cual favoreció el uso de motores fuera de borda a gasolina en la pesca artesanal. Estos motores se desempeñan bien en la mayoría de las faenas costeras de la pesca artesanal venezolana, que no requieren grandes caballajes para realizarlas. Una importante excepción a la regla corresponde precisamente al caso de la pesca con Chica; pues, por tratarse de una pesca de arrastre artesanal de fondo, requieren motores de construcción robusta para vencer la resistencia al avance que se produce como consecuencia de arrastrar pesados portalones y redes con relingas o “trallas” (cabos utilizados en el armado de la boca de la red) inferiores con cadenas, que entran en contacto abrasivo con el lecho marino y muchas veces se entierran en éste. Además, el arrastre debe hacerse por un gran número de horas continuas para obtener capturas efectivas. Los motores fuera de borda “dos tiempos” de gasolina no son adecuados para estas labores tan exigentes, menos aún si son de bajo caballaje. Gulbrandsen (2015) señala que “El motor fueraborda opera a 5.000 rpm y, con una relación de reducción de engranajes de 2:1 aproximadamente, la hélice gira a 2.500 rpm. El alto nivel de revoluciones del motor significa que tendrá una vida de servicio corta, especialmente cuando funciona con queroseno. El alto nivel de revoluciones de la hélice da lugar a un bajo rendimiento cuando se usa en embarcaciones con desplazamiento que operan a velocidades inferiores a 10 nudos. Estos motores se fabrican principalmente para el mercado de embarcaciones de recreo, donde se incluyen las embarcaciones ligeras que operan a velocidades superiores a 20 nudos y durante relativamente pocas horas al año”.

De manera empírica, los pescadores estiman que estos motores son exigidos como mínimo en un 80-90 % de su capacidad máxima por varias horas continuas durante cada jornada de pesca diaria; lo cual conlleva a que sus requerimientos de mantenimiento rutinario y extraordinario incrementen drásticamente, junto a que su tiempo de vida útil se reduzca significativamente. Los siguientes datos referenciales puntuales, suministrados por el Ingeniero Pesquero Marcel Higuera (com. pers.) y tomados de pesquerías con Chica en la comunidad pesquera de Carirubana (Paraguaná-Falcón), ilustran este punto: “En promedio, quincenalmente suelen requerirse reparaciones mayores (cambios de aros, de pistones, rectificación de cigüeñal, calibración de piezas), mientras que las reparaciones menores (bujías, mantenimiento de carburadores, sistema de encendido o CDI) se dan casi continuamente (más hoy en día que la calidad de la gasolina y los lubricanes en el país ha desmejorado de manera importante); lo que se traduce en costos que oscilan alrededor de los 150 $ quincenales por motor”.

b) Por su parte, el costo de los combustibles y lubricantes ha tenido una evolución particular; donde históricamente representó un factor despreciable, en la estructura de costos de las pesquerías venezolanas, debido a un subsidio estatal sostenido. Esta situación cambió radicalmente hace pocos años, debido a los graves problemas de producción y abastecimiento que ha experimentado la estatal petrolera Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA). Producto de esta situación, si bien los subsidios no se han eliminado, se ha restringido significativamente el acceso al combustible, hasta el punto de comprometer la actividad pesquera y dando origen a un mercado negro de acceso al mismo. En el caso de la pesca con Chica de Paraguaná se añade el factor de ilegalidad, que condiciona a los patrones a acudir a ese mercado paralelo para realizar sus faenas de pesca; lo cual ha significado que los costos en gasolina y lubricantes oscilen entre los 100 a 150 $/faena de pesca diaria, pasando a tener más peso sobre la estructura de costos que el problema de la manutención de los motores ya comentado. Para que se obtengan rentabilidades atractivas debe faenarse sólo cuando hay la “zafra” o temporada alta de camarones.

Figura 2.- Algunos de los lubricantes para motores fuera de borda

Un sencillo ejercicio en el que se calculan estimaciones promedio de los excedentes diarios durante la temporada alta de pesca, con base en la información suministrada por el Ing. Pesq. Marcel Higuera (com. pers.), permite ilustrar el punto de la rentabilidad (Tabla 01). Capturas diarias de 40 a 60 kg de ejemplares grandes (los mejor cotizados) son comunes en temporada alta; sin embargo no abarcan una gran extensión de tiempo en el año. La tabla permite evidenciar que cualquier reducción de la captura, por debajo de ese rango, compromete seriamente los ingresos netos; más aún que, en este ejercicio, no se están considerando los gastos en mantenimiento de la embarcación y artes de pesca, así como tampoco la oscilación del precio de compra del camarón debido a las contingencias de mercado.

Tabla 1.- Estimación promedio de los excedentes diarios durante la temporada alta de pesca (Elaborado a partir de datos de Marcel Higuera, com. pers.)

Un tercer elemento que considerar, el cual incide en la baja rentabilidad, está relacionado a las dificultades para aprovisionarse con los preservantes de las capturas, tanto para la faena como para el momento del desembarco de las capturas. Los camarones son productos pesqueros relativamente delicados de manipular y almacenar (sobre todo cuando se venden enteros); por lo que además de requerir abundante hielo, desde el mismo momento de su captura, deben usarse preservativos especiales. El producto que tradicionalmente se ha empleado para tal fin es el Metabisulfito de Sodio; el cual era empleado en grandes volúmenes y estaba disponible para la flota industrial de pesca de arrastre, cuando ésta operaba. Al erradicarse esta pesca industrial por Ley, pasaron a estar disponible los inventarios remanentes del producto para los pescadores con Chica, a través de un mercado paralelo no formal. Con el crecimiento de la pesquería artesanal con Chica creció la demanda de ese producto, por lo que esos inventarios remanente disminuyeron y se han venido agotando hasta casi desaparecer. Los pescadores artesanales no están en condiciones de afrontar la importación de dicho insumo; de manera que, su escasez viene afectando la calidad de los camarones e induciendo pérdidas. No obstante, en la actualidad, los compradores de camarones (transportistas-intermediarios) han asumido el rol de suministrarles el preservante y, de alguna manera, añaden los costos adicionales generados a sus costos operativos; por lo que no se espera que sea un factor de gran incidencia en la rentabilidad de la pesquería a futuro.

Estrategias para mejorar los márgenes de rentabilidad. La revisión de las fuentes de afectación de la rentabilidad de esta pesquería, que comprometen su sostenibilidad en el tiempo, permite inferir que, en lo que respecta al combustible y los lubricantes, la sola legalización favorecería -en teoría- el acceso a la gasolina subsidiada; sin embargo, esto está lejos de ser así, puesto que los mecanismos de acceso se han vuelto complicados y engorrosos; sumado a la demanda alta de esta pesquería (Figura 3). Un paliativo podría resultar en cambiar el sistema de propulsión, de motores “dos tiempos” fuera de borda a gasolina por motores centrales (dentro de borda) a diésel (Gasoil); dado que el consumo de estos último es significativamente menor que los de gasolina (al menos 60%), sean estos de 2 o 4 tiempos (Figura 4). Se puede contrargumentar que también existen dificultades en el país para el suministro del diésel; pero, dado que la elaboración de este combustible es menos compleja y costosa, se espera que el acceso al mismo sea más expedito en el mediano plazo. Por otra parte, el cambio a propulsión con motores centrales, reduciría significativamente los problemas de rentabilidad asociados a los gastos de su mantenimiento (Gulbrandsen, 2015); con lo cual, se estaría dando respuesta a dos factores que afectan la rentabilidad en una sola medida. Las potenciales mejoras, en reducción de costos de producción de esta medida, necesitan ser evaluadas; más allá de los estimados genéricos que pueden obtenerse en la literatura, en cuanto a las diferencias en términos de rendimiento y consumo entre estos dos tipos de motores. Estos deben ser sometidos a las particulares condiciones de operatividad de la pesquería local y la hidrográficas de sus zonas de pesca; además, deben considerarse los costos diferenciales de adquisición y de valor de mantenimiento/reparación en cada tipo de motor. Esto sólo será posible si se realizan ensayos experimentales in situ con un peñero bajo las mismas condiciones de operatividad.

Figura 3.- Comparación del consumo de combustible durante las etapas de la faena con distintos tipos de artes de pesca (Modificado de Gulbrandsen, 2015)

Figura 4.- Comparación del consumo de combustible entre motores fueraborda a gasolina y los motores diésel (Modificado de Gulbrandsen, 2015)

2.- Incertidumbres acerca de la idoneidad de las restricciones temporales a la pesca. Las restricciones temporales vigentes, para la pesca con Chica en el centro y oriente del país, se presentan en la Providencia Administrativa N o 013-2016 (Gaceta Oficial 40.933, 2016) de dos maneras: a) como horarios de pesca (Artículo 13) y b) como períodos de veda estacional por localidades(Artículo 14). Lo primero que se aprecia en la Tabla 2, en cuanto a los horarios de pesca, es que son bastantes similares entre comunidades, difiriendo en una o dos horas al momento de la apertura y cierre de la actividad diaria, y como cabría esperar, la similitud es mayor o total en las pesquerías de comunidades aledañas que se encuentran bajo la misma influencia hidrográfica y sedimentológica.

Otro aspecto para destacar es que los rangos permisibles acotan la faena de pesca en mayor medida a las horas diurnas; salvo en Sucre, donde es completamente nocturna (Tabla 2). La restricción horaria fue concebida en función de la mayor intensidad de pesca que se han venido dando históricamente. Una de las razones básicas, por la cual estos pescadores faenan principalmente en esas horas, es debido a la fotoperiodicidad de la principal especie objetivo de su pesca. Son los casos del Camarón Blanco (Littopenaeus schmitti), que es la especie más relevante en términos de desembarcos de la pesca con Chica en el oriente del país y que precisamente es de actividad predominantemente diurna (ritmo nictemeral), y del Camarón Marrón (Farfantepenaeus subtilis), que le sigue en relevancia y es de hábitos principalmente nocturnos; otras especies comerciales como el Camarón Rosado (F. notilais) y el Camarón Tití (Xhipopenaeus kroyeri) se capturan en proporciones muy bajas (Figura 5). La composición reflejada en la Figura 5 corresponde a un promedio nacional, aunque no se especifica a que comunidades o puertos base remiten las estadísticas, ni a qué período de tiempo corresponden; los datos de origen al parecer reflejan más que todo la situación del Delta. Esta composición puede cambiar bastante para cada localidad; adicional a que se le suma, como elemento adicional de incertidumbre, la relevancia de la categoría camarones varios, la cual incluye a estas mismas especies en proporciones relativas desconocidas. Un ejemplo de lo anterior, es el caso del horario “nocturno” asignado a las comunidades de Sucre; el cual es una consecuencia de que su especie objetivo sea el Camarón Marrón (F. subtilis) que, como ya se dijo, es de hábitos nocturnos. Al margen de ello, el hecho de que los pescadores realicen la mayor parte de la faena en horas diurnas, corrobora la apreciación de la naturaleza delobjetivo de la pesca; explicación que viene fundamentada en el hecho de que los camarones pueden ser eficazmente capturados cuando se encuentran activos sobre el sustrato, mientras que en reposo se entierran lo suficiente como para evadir la relinga o cabo inferior de la red de pesca. Es importante mencionar que, una cierta fracción de camarones de hábitos nocturnos, pueden ser capturados en las horas crepusculares o en horas diurnas, cuando la turbidez del agua es tan alta que oscurece el hábitat hasta el punto de activar la respuesta fisiológica de estas especies; de ahí que aparezcan rutinariamente, en bajas cantidades, en las estadísticas de las pesquerías que faenan en "horario diurno". Partiendo de este análisis, se puede señalar que la regulación horaria de la faena de pesca no es tal, en términos reales, pues simplemente se amolda a la rutina prexistente de los pescadores; más que obedecer a criterios bio-ecológicos de protección de las especies.

Tabla 2. Restricciones a las pesquerías con Chica en Venezuela (Fuente: Providencia Administrativa N o 013-2016 - -Gaceta Oficial 40.933)

Figura 5.- Composición de las capturas de camarones con Chica en Venezuela (Fuente: INSOPESCA, 2016)

En el caso de las pesquerías artesanales con Chica en Paraguaná, la composición en las capturas es diferente, señalando que no se cuenta con estadísticas oficiales al respecto; pero, muestreos puntuales en lugares de desembarco aunados a entrevistas informales realizadas a informantes calificados (datos sin publicar), revelan que entre las especies comerciales dominantes se encuentra el Camarón Marrón (F. subtilis - 66,53%), seguido del Camarón Rosado (F. notilais - 13,91%) (Figura 6) y ambas especies ofrecen notables mayores rendimientos de captura en horas nocturnas. De ahí que, los pescadores locales suelen zarpar poco antes de caer la tarde y regresar al aclarar el día siguiente; de manera similar al caso de los pescadores de Sucre. Resulta obvio entonces que no tendría aplicabilidad, en las pesquerías de Paraguaná, el horario diurno de la regulación vigente; así como tampoco las restricciones horarias asignadas a las pesquerías del centro y oriente del país. Estas acciones respondieron a las propias dinámicas temporales de cada localidad; por lo que lo propio se debería hacer para las pesquerías de Paraguaná. En el caso del Camarón Tití (X. kroyeri – 15,93%), si bien es relativamente abundante, carece de un mercado de exportación; de tal manera que los precios de venta que alcanza son comparativamente muy bajos y poco atractivos.

Figura 6.- Composición de las capturas de camarones con Chica en Paraguaná. A partir de muestreos puntuales en lugares de desembarco y entrevistas a pescadores (Datos no publicados)

En lo que respecta a las vedas estacionales (Tabla 02), se aprecia en la regulación vigente que se establecieron dos períodos anuales de veda para la pesquería; siendo estos secuenciales para las pesquerías de las comunidades situadas en los ejes Miranda-Anzoátegüi (centro y centro-oriente) y Sucre-Delta Amacuro (extremo oriental). Esta estructuración fragmentada denota dos importantes inferencias: 1) debieron encontrarse diferencias en los patrones estacionales de reproducción de las especies objetivo de camarón entre ambos ejes, dado que las vedas de este tipo precisamente se deben hacer coincidir con el tiempo de los picos máximos reproductivos (como medida de protección del desove); y 2) la naturaleza secuencial implicaría que se trata de las mismas poblaciones o stocks de camarones que realizan movimientos migratorios paralelos a la costa a medida que se van reproduciendo.

Estrategias para determinar las restricciones temporales idóneas. Para el caso que nos ocupa, la analogía obvia que se impone sería: “Si existen diferencias en los ciclos de vida de los camarones entre zonas costeras contiguas de la costa centro-oriental, con más razón cabría esperar que los camarones del Golfo de Venezuela (una gran ecorregión bien diferenciada en el extremo occidental) disten notablemente de aquellos correspondientes a los stocks del oriente”; de ahí que resulte necesario determinar los picos reproductivos estacionales (tiempo) y zonales (áreas) en Paraguaná, para poder fijar vedas de este tipo. Esta labor es compleja y requiere tiempo; pues no se cuenta con “estadísticas reproductivas” previas para este caso. Pero el asunto se hace aún más complejo, pues es necesario considerar las variables económicas -antes comentadas en el análisis de la rentabilidad- que condicionan la estacionalidad de la actividad; ya que los patrones toman las decisiones sobre faenar o no dependiendo de la cantidad promedio capturada por faena y también -de manera relevante- de la proporción de ejemplares con tallas de mayor valor comercial, aun cuando se esté en plena temporada de pesca. Como los márgenes de ganancia dependen en gran medida de la proporción favorable de ejemplares medianos a grandes, los propios armadores se “autorregulan” en lo que se refiere a una posible sobrepesca de crecimiento (aquella que se produce cuando se capturan demasiados ejemplares que aún no alcanzan la edad/talla para reproducirse); claro que este no es el caso en cuanto a la posible sobrepesca de reclutamiento (cuando se pescan en exceso ejemplares adultos hembras, comprometiendo el desove). Bajo estas circunstancias, es muy probable que se dé el caso que las vedas que se propongan, con base en los principales períodos reproductivos, coincidan con las breves temporadas altas de captura; considerando que, en el caso de Paraguaná, es una pesquería marcadamente estacional. Esto situaría al legislador en una difícil posición, pues debe buscar una solución de compromiso entre el uso de criterios bio-ecológicos ideales y económicos de máxima rentabilidad, al momento de proponer cierres temporales de la pesquería.

3.- Incertidumbres acerca de la idoneidad de los dispositivos de selectividad obligatorios. Se ha probado una gran variedad de diseños de Sistemas de Exclusión de la Fauna capturada de forma Incidental (SEFI); que son dispositivos o modificaciones del sistema de pesca que, en esencia, mejoran su selectividad para que -en el caso específico de la pesca con Chica- se capture menos fauna acompañante o captura incidental. Se busca reducir la captura de especies no objetivo de la pesca sin comprometer de manera significativa la captura de camarones; principalmente de especies de peces que, por lo general, tienen una elevada proporción de juveniles. Se han diseñado y sometido a prueba muchos SEFI a nivel internacional, con distintos tipos de desempeños en términos de eficacia y eficiencia (Altuve y col., 1995; Eayrs, 2007; Alió y col., 2.010; INAPESCA/WWF, 2.010; Freiría y col., 2014; Manjarrés y col., 2014); sin embargo, lo que han demostrado esas experiencias es que las mejores opciones, en cada caso, no pueden definirse a priori sino que deben ser producto de ensayos experimentales bajo las condiciones reales de cada pesquería en su ambiente. Ensayos de esta naturaleza, con la Chica, únicamente se han realizado en el oriente del país; dando los mejores resultados el SEFI denominado “ojo de pescado” y la doble relinga inferior. El primero consiste en un “dispositivo de forma elíptica metálico que se fija en la parte superior del copo y cuyo marco provee una salida de escape en forma de circunferencia u ´ojo´, a través del cual, el pez puede nadar fuera de la red” (Figura 7) y el segundo “consiste en adosar una segunda línea ubicada por debajo de la relinga inferior, unida a ésta por medio de bridas colocadas a intervalos regulares, utilizándose como dispositivo excluidor de fauna acompañante (Figura 8). Mientras el primer SEFI favorece el escape de algunos peces una vez que entran a la red, el segundo busca que parte de los peces no entren a la misma (Alió y col., 2.010). Por esta razón, la Providencia Administrativa N o 013-2016 (Gaceta Oficial 40.933, 2016) obliga al uso de uno de ambos SEFI (Artículo 5 numeral d); adicional a contemplar las especificaciones de diseño y medidas (Artículo 4, numerales c y d), las cuales coinciden con lo sugerido en los ensayos.

Figura 7. Diagrama del SEFI “Ojo De Pescado” de uso obligatorio en las pesquerías con Chica (Mejorado de Gaceta Oficial, 2016)

Figura 8. Diagrama del SEFI “Doble relinga inferior” de uso obligatorio en las pesquerías con Chica (Mejorado de Gaceta Oficial, 2016)

Estrategias para asegurar la idoneidad de los SEFI. Podría pensarse que, a los efectos de la inclusión de las pesquerías con Chica de Paraguaná en una hipotética nueva providencia administrativa, bastaría con hacer extensivas estas mismas especificaciones; sin embargo, la situación no es tan simple. Es importante señalar que la efectividad de estos dispositivos puede variar significativamente en función de: a) las características operativas de las pesquerías, especialmente de las artes de pesca y el modo de operarlas (no son exactamente iguales en oriente y occidente); b) las peculiaridades de los caladeros de pesca (profundidad, tipo de sustrato, naturaleza e intensidad de las corrientes de fondo); y c) el comportamiento de las especies objetivo y de aquellas que conforman la fauna acompañante también debe considerarse (Eayrs, 2007).

Los primeros ensayos con la doble relinga inferior arrojaban buenos resultados en términos de exclusión de fauna acompañante (70-90%), pero malos en cuanto a retención de camarones (50%) (Alió y col., 2010); sólo tiempo después se logró mejorar la experiencia, hasta hacer factible su recomendación (INIA, 2014). Podrían implementarse estos mismos SEFI, habida cuenta de que han sido puestos a punto en condiciones no tan disímiles a las de Paraguaná (latitud, condiciones tropicales generales); pero también podría ampliarse, la búsqueda de soluciones, a probar otros sistemas.

4.- Las especificaciones técnicas referidas a los portalones que usan las redes, como restrictivas de innovaciones en tales dispositivos. El apartado C del Artículo 5 en la Providencia Administrativa N o 013-2016 (Gaceta Oficial 40.933) establece que “los dos (02) portalones deben tener dimensiones máximas de 60 x 115 cm de marco de hierro, con estructura de madera interna”; evidenciando otro aspecto normativo que simplemente lo que hace es tomar una información existente y convertirla en norma legal. Esto genera el inconveniente de limitar las posibilidades de innovación en la materia; pues ese tipo de portalones parten, en su concepción, de los viejos diseños de los portalones -sin cambios apreciables- que empleaban los buques de arrastre industrial hace varias décadas. Podrá argumentarse a su favor, que los mismos habían sido probados exitosamente durante ese tiempo; pero, en este caso, se han hecho innovaciones importantes en la materia, las cuales permiten el empleo de portalones elaborados en materiales más livianos y diseñados en diferentes formas más eficientes hidrodinámicamente (Figura 9). Esta innovación, en los materiales de construcción, brinda la ventaja de penetrar menos en el lecho marino, produciendo una menor huella de contacto con éste; por ende un menor efecto erosivo y de impacto ambiental. Adicionalmente, los nuevos diseños ofrecen una menor resistencia al avance, requiriendo menos potencia de motor para los arrastres; lo que a su vez optimiza el uso de los motores y del combustible, todo lo contrario a lo que ocurre con el uso de los portalones tradicionales que obliga la normativa.

Figura 9.- Evolución en diseño de los portalones para redes de arrastre (Fuente: Fisheries Research Service, 2004)

Estrategias para mejorar el diseño y operatividad de los portalones. Como en anteriores casos, se requiere implementar desarrollos tecnológicos que den con diseños innovadores y permitan la incorporación de novedosos materiales de construcción, adecuados a las características de esta pesquería y sus condiciones de operación. Situación que no sólo beneficiaría el caso de estas pesquerías en Paraguaná, sino que podría hacerse extensivo al resto de las pesquerías con Chica del país.

5.- Necesidad de zonificar las pesquerías. Las observaciones de campo y las entrevistas a los pescadores han puesto en evidencia algunos aspectos que dificultarían esta tarea; pues: a) comunidades aledañas solapan considerablemente sus zonas de pesca (ej.: Carirubana y Las Piedras); y b) existen interferencias entre las pesquerías con Chica y la actividad naviera de cabotaje e inclusive con pesquería industrial de arrastre furtiva.

Estrategias para una zonificación de la pesca. Se hace necesario, por razones bastante obvias, hacer una evaluación básica de los radios de acción de las pesquerías, para poder asignar zonas de pesca. En el caso más estricto, el de la pesca con Chica, apunta a tratar de realizar una zonificación pesquera clásica (veda espacial) que obviamente considere no sólo las interferencias pesqueras, sino las de otro tipo; así como la ubicación de los caladeros de pesca tradicionales y los que no.

6.- Restricciones a la introducción de algunos elementos tecnológicos para una mayor eficacia y eficiencia de la pesca. Dado que cualquier actividad económica -y la pesca artesanal comercial no es la excepciónpropende a su tecnificación, en la búsqueda de incrementar su efectividad, puede cerrase esta recapitulación de limitantes al desarrollo sostenible abordando este punto. Cuando se habla de tecnificar la actividad pesquera en su dimensión extractiva, se piensa en la implementación de una amplia gama de tecnologías de detección y ubicación de los recursos pesqueros (Ecosondas, sonares, Sistemas de Posicionamiento Global - GPS), de sistemas mecanizados para operar las artes de pesca (winches) y mejorar las prácticas para almacenar/comercializar las capturas (Blockchain, RFID) para estos productos perecederos. En el caso concreto de la pesca artesanal con Chica, dotar las embarcaciones con sistemas mecanizados para izar las redes (winche) o con ecosondas para el reconocimiento de los caladeros aptos, no se presenta como un desafío inabarcable; pues una buena parte de los pescadores hacen hoy en día uso corriente del GPS para georreferenciar sus zonas de pesca, algo impensable hace algunos años. La migración a una condición de pesquería tecnificada dependerá, en parte, de la rentabilidad y el acompañamiento institucional que se les dé a los pescadores. El principal desafío no estará en los propios pescadores, sino en vencer las restricciones del ámbito operacional normativo; pues algunos administradores pesqueros son de una corriente de opinión, en materia de ordenamiento pesquero en países subdesarrollados (que difícilmente se verá escrita en algún lineamiento concreto de política institucional) que una medida pragmática de controlar el impacto del crecimiento excesivo del esfuerzo pesquero es frenar el desarrollo tecnológico de la pesquería. La hipótesis subyacente sería que el esfuerzo físico implicado constituye un “freno natural” al crecimiento esfuerzo pesquero. Ya sea que en la realidad funcione o no, tal premisa indudablemente entraña un dilema ético importante; por lo que deben encontrarse mecanismos más técnicos para lograr ese cometido.

Figura 10.- Algunas de las principales tecnologías fácilmente incorporables a la pesca

Sin duda y al margen de lo anterior, el ámbito jurídico constituye el punto más álgido en este apartado; por cuanto colida con un estamento jurídico que va más allá del alcance de la Providencia Administrativa N o 013- 2016 (Gaceta Oficial 40.933). El apartado 3 del Artículo 16 de la ley de pesca vigente (Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Pesca y Acuicultura de 2014) define “Pesca comercial artesanal” como:

“Actividad productiva con fines comerciales que realizan los pescadores y pescadoras en forma individual o asociados en cualquier forma de organización, con preponderancia de su esfuerzo físico, basada en sus experiencias, vivencias, conocimientos de la naturaleza y las destrezas que pasan de generación en generación, con la utilización de artes de pesca no mecanizados, sean tradicionales, evolucionados de éstos o nuevos.”

De manera que, cabría la posibilidad de que el sólo hecho de colocar un “winche hidráulico” a un peñero podría ser interpretado por el encargado de aplicar la legislación, como conducente a una reclasificación como “pesca comercial industrial”; que, de acuerdo al apartado 4 del Artículo 16, ésta es definida como:

“Actividad productiva comercial que realizan personas naturales o jurídicas con la utilización de una o varias artes de pesca mecanizadas, que requieren el uso intensivo de capital y tecnologías…”

Este es un claro ejemplo del predicamento al que están sometidos los actores productivos, resultante de clasificaciones y restricciones poco flexibles de un marco jurídico de orden superior; que adicionalmente los dejan a merced de la discrecionalidad de los funcionarios encargados instrumentar la ordenación pesquera.

Estrategias para introducción de elementos tecnológicos en la pesca. En este punto resalta una única estrategia general, la cual parte de hacer una evaluación integral de las pesquerías artesanales de arrastre de camarón con Chica de Paraguaná, con miras a insertarlas en una eventual modificación de la Providencia Administrativa N o 013-2016 (Gaceta Oficial 40.933); contemplando que en una planteada modificación del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Pesca y Acuicultura de 2014 se incorpore una visión de desarrollo más amplia para la pesca artesanal.

COROLARIO

Completado el diagnóstico, realizado el análisis de los condicionantes y evidenciadas las estrategias, de lo concerniente a la pesquería artesanal de arrastre de camarón en Paraguaná (Falcón), toca apuntar a alcanzar el objetivo general de articular todos estos aspectos estratégicos con los tácticos y proceder a concluir con el desarrollo de una propuesta piloto para el fomento de una pesquería artesanal de arrastre de camarón sostenible en Paraguaná; la cual trataremos en la próxima entrega, de este seriado, en el boletín COFA convivencia pesquera.

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