Ediciones FUNDECEM / Universo medio

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Hermes Vargas

Universo medio

República Bolivariana de Venezuela Noviembre 2016

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Borracho al dente © Hermes Vargas © FUNDECEM Gobierno Socialista de Mérida Gobernador Alexis Ramírez Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida FUNDECEM Presidente Pausides Reyes Unidad de Literatura y Diseño de FUNDECEM Coordinador: Ever Delgado Editor: Gonzalo Fragui Diagramación: Leroy Rojas Ilustración de portada: Emiro Lobo HECHO EL DEPÓSITO DE LEY Depósito legal: LF0742016800291 ISBN: ME2016000144 República Bolivariana de Venezuela Noviembre - 2016 • •


La poesía es inocente de predicción porque ella misma es el cumplimiento de todas las predicciones importantes ocultas en la vida diaria. Thomas Merton

El poema se hace y se deshace, se abre ante el lector durante la ceremonia de su exégesis, es común a él cuando es interpretado más por la intuición que por la razón; la razón sólo opera en su elaboración a la manera de orden para colocar las palabras en justa disposición del lector. Por ello el poema como “Una dama de la noche” se cierra de nuevo aguardando un otro ser que lo interprete. Pero su cierre es temporal, aún cuando puede pasar mucho tiempo, incluso años y el poema nombra nuevamente las cosas. El “progreso” del hombre contemporáneo agostado como anda, no ofrece ninguna seguridad ni al poeta, ni al poema. En “occidente” el poeta yace bajo los escombros de una civilización. Es el último de los místicos, si así puede llamarse, su obra posee el signo de la pena, simboliza al itinerante de la memoria no perdida y está más lejos del poder cercano a él. Sin embargo puede usársele, su utilización depende de su vida, su ética, no del poema. La palabra teje y desteje al poema, lo imbrica en una suerte de laberinto donde el poeta no es más que un conductor. Artífice de su propia fe o de la no creencia, sujeto al cambio dado por el tiempo, el poeta habla: “Mal que le pese a las palabras mismas, en vista de los hábitos que han contraido en tantas bocas infectas, • •


se necesita cierto coraje para decidirse no sólo a escribir sino también hasta para hablar” (Francis Ponge). La palabra entonces carece de sentido cuando meramente se la emplea en el uso ordinario del lenguaje de la rutina, pasa a su estadio inferior: el código. Se hace especialidad y pierde su pluralidad, sólo los técnicos del lenguaje toman provecho de ella. Se tecnifica volviéndose prosaica y frívola; su forma es conducida esta vez por el revés de su origen, se aleja del hombre y en algunos casos convierte lo inmortal en mortal: petrifica la creación. Cuando al hombre menos le ocupa su espiritualidad ¿puede el poema instigarle, seducirle?. El poeta convertido en solitario, carece de público, lo contrario al político que igualmente se sirve de la palabra, del religioso que convierte a los hombres a su fe. Pero en todo caso ¿le interesa al poeta y aún más al poema ésto?. No creo, porque el poema es contrario al discurso: el poema no convence, no presume de nada, el poema es. La finalidad última del poema, si existe es la transgresión de los sentidos o dicho de otra manera (Breton) los sentidos al servicio de la imaginación. El autor


Universo medio



Borracho al dente Al maestro Emiro Lobo A Gonzalo Fragui A mi abuelo Silvino

“Nosotros los viejos marinos Un buque de piedra construimos Para ir a beber en el fondo del mar Porque ya no se puede beber en la tierra….” Canción popular

Alza la copa! Burla la gente Tu desenfado en la cara pintada… Foete de sangre! Vidrio candente Te hará amigo de todo y de nada! Salustio González Rincones

La dipsomanía no es propia de todo el mundo, le es ajena a quien no dinamita el espíritu; la amargura de los restos no importa. Es prescindible establecer categorías /entre la muchedumbre, entre los muchos, hundirnos. La silueta debe aparentar una tríada, la proporción áurea, eso que los antiguos llamaron: el número de oro. El numen del poeta. Allí reside la confianza del alma. La barra constituye un lugar de acercamiento, la soledad se frustra. La barra trasatlántica es menos pegajosa. La birra y uno berrea sobre la baba mascullando cuatro / sílabas. Cachaça, pulque, chirrinche, cocuy, orujo, grapa, • •


pisco, pinga…tequila, te quiero… te querré hasta que el cuerpo aguante… William Osuna se agiganta /con un vaso inmenso de mezcal y le canta al Güaire crispado por la pestilencia de un borracho. Aguirre bebía la sangre de sus enemigos, mientras con la faca en el vientre de su hija curaba la melancolía. Aguirre, ajenjo, aguamiel… El hígado es una diana para la certeza. Un ansiolítico perdido en la gaveta del más confiado debe convertirse en un amuleto. Cerveza, whisky,vino…Vino y se fue, porque no aguantó el tufo y la cólera inmensa de un aturdido. Decía el Chino Valera Mora que un borracho es como una hojilla en medio de la multitud… Entender el universo a través de la gravitación celestial, con una caipirinha hecha en el instante a las orillas de la bahía de Guanabara. La corvadura del sujeto es única entre otras especies. Es necesario a los velorios y funerarias. Su compañía desdice del desalmado. O aquel poeta que bebía con regularidad en Catete apostado en la ciudad lisboeta. Solía empinar parte de su cuerpo diariamente, aquejado por el trabajo cotidiano de lidiar con números. Finalmente muere por una enfermedad común a la cofradía. Y le llamaron Pessoa; tras su máscara habitan innumerables personas. • 10 •


Un barbitúrico, Ativan y saudade, un ansiolítico, Lexotanil, una espera, una noche, un cuerpo cobrizo, hepático y sediento arrojado en la sala de emergencia en procura del agua vital para los moribundos. Morella tengo sed. Merluza entre poetas que dudan de su amante. Nos acusan por no mantener el silencio de los abstemios, por la perorata de la mesa. Cuidado, Pollock y Massiani se orinan frente a la dama adinerada que adquiere su obra bajo la presión de la bolsa. Los bares son templos posteriores a sus sacerdotes, jamás sabrá Vinicio el valor de un trago en la Garota de Ipanema, jamás Tom Jobim ha de borrar la partitura escrita en la pared contemplada por viejos turista acaudalados. Acólitos, alcohólicos, todos suspiran por la vieja herida, la del suspenso y la osadía. Bêbedos, chulos y Discépolo con su cambalache despreciado por el público, por los milicos que escupen al paso de sus días. Camuflados, perennes objetos de lascivas actitudes ante meninas fustigantes al bolero, a una faca que lacera. Transaminasas abriendo puertas a la cirrosis turbulenta, desmembradora de órganos vitales al espíritu. Coma etílico en un estacionamiento para el descuido. • 11 •


El viejo Roso envuelto en una toalla que le imprime un aire de romano inigualable. Los clavos de olor que usaron los cortesanos para hablar con el emperador chino y hoy día lo recuperamos en el aliento domesticado para la suegra. Aguardiente, aguaquina, aguamiel, aguado ese trago’e ron que preparó Benito en la cocina de siempre en su memoria Amaretto, Angostura, Armañac, amaré hasta la última copa. Dice mi mujer: ¡no me la calo!, Kahlua, Kirsch, Carlitos se bebe todo y no deja para el catire, ni la doctora de derecho real. Aquel hombre sobre el caballo sobrio, apestando a miche como una reiteración, se movía de un lado a otro ebrio y adormecido. Un caballo es un buen amigo a la hora del malabarismo. El poeta Gilberto Ríos solía dejar impregnado el baño de resguardo en la librería, su perfume era hecho con un anís que traían los gitanos. Eleazar León, poeta de la noche, dicta cátedra en el Callejón de la puñalada abrazando una botella de ámbar, bajo el aplauso cándido de putas esbeltas y deseosas. Cuartetas y romances, la pausa como principio alcohólico. El delirium tremens nos acoge a todos, impulsa el cuerpo a un medievo remoto, • 12 •


a una cofradía de conchabados y herederos de don Nencho. Trémulos aún, desbocados o al garete, jugamos con los Transverbales de Alfredo a la muerte súbita. Permuta de barajas cifradas en tabernas parisinas. Si dejas de beber la comezón arderá en tu cuerpo, el hígado siempre reclama, pide a gritos que no le abandones en una sequía; inoportuna, no desmayes, no cambies un trago de cicuta por un sorbo de la muerte, por un ouzo. La parca le reclama a la puerta de la clínica a Elí Galindo y a Roberto Bolaño por no apurar el paso de la burocracia. Michoso que se envenena con insecticida y desuella a la amada con la botella filosa de los celos. Es el resguardo del Oporto en una cama oculta por María y el viejo Steve, greñudo macoñero arreglando el bacalao. Se bebe al Duero así y se le canta a Camoẽns. El vino de consagrar, el vino de cocinar. Miguelacho se consagra en la cocina de Andrés y se percata del ama de casa que pide inmediatamente un sake para ir fuera y conjurarlo. Esa enfermedad única que nos acompaña, ratón, resaca, guayabo, buey y el domingo está jumo porque el sábado fue fiesta • 13 •


y decía Orlando Araujo: “El domingo es el día en que Dios duerme la borrachera de todas sus creaciones… el domingo es un día sospechoso y por muchos poetas repudiado… porque la caña es el luminoso pecado de la inocencia.” Voy bajando… la botella de anís que abandonó el gordo J. Carlos en las inmediaciones de la noche hasta el último suspiro, salud.

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Latonero Subo y arranco mi potente masseratti 3 litros Rafagueante doy mis sesos contra un muro Después el otro infierno El Chino Valera Mora. A Rafael Mechuo y sus huestes del futuro, al F.P. Ramón, al gran lotario del mar. Sebastian con su tropel de niños.

Golpear el metal con la refulgencia de la entrega Bajo el hálito silencioso del olvido, desmembrar el objeto Elsa Gramcko martilló la plegaria del metal. El accidente tiene como remedio la mano tosca y sublime La magulladura se expande como un acicate plantado en la memoria Va cediendo el estímulo, mi cuerpo descansa en la ensambladura del desarreglo. Para escribir el poema necesitamos ese martillo con punta de acero Que carcoma las palabras hasta dejar la mera lata…. Masilla fulgente sobre un accidente salvado por el ángel, por la premura de la muerte que se equivoca. El retorcijo de los metales se esculpe con las manos laceradas. Marinetti se lee entre cada pausa del martillo. • 15 •


El futurismo como quimera se hace realidad en el cuarto de mejorar máquinas. Un poeta se abre paso entre escombros de valijas disecadas, lo fuerzan a entrar en el redil del insomnio. La piel se curte con el asombro de la botella, con una herida camuflada por la espera. Lolo le grita al loro, lo remeda como una paraulata. Chucho se crispa por el acento destemplado. No hay miseria en esta comarca de obreros encontrados, apenas un silencio en la juntura de fierros marcados por el fuego. El colombiano Albarracín le canta a las tuercas diseminadas por esta orilla del mundo.

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La rumana

A titus. Miguel Márquez.

El encuentro entre cuerpos supone un hallazgo Y la simetría de la aurora. Cioran distrae el abrazo en una infructuosa / conversación Que nos distancia del verdadero placer. El camarada de a pie insiste en penetrar su báculo / de mirra. Lo contiguo hace de ambos un mismo pretexto para / el olvido. Ella no está sola en esta república y le acompañan, Como santos del exilio, sumos pontífices: / Eliade, Blaga y los otros... Los vampiros de la tierra no llegaron hasta la calle Donde cohabitan. Almidonados yacen aquí sin una gota de sangre, Juegan con los alientos necesarios. La mamaliga nos alimenta de la misma raíz en ásperos Y dormidos platos, un ancestro que adoptamos Precario a la nueva cultura del desarraigo. Grandes tetas, apaciguadas nalgas. El clítoris rosado se expande como una flor del este. La otra, la de mi tierra muestra los pequeños obsequios, Esa especie de vergüenza mínima de la estima. Seguimos el camino hacia otra noche distinta, Porque la madrugada se abre a la meditación De cómo salir sin entrar a un mundillo Pérfido de aromas Callejeros. • 17 •


Bocacalle Calle la boca No sea jetón Cambie la lengua Por su corbata. Amarre a la acera La comisura del arranque Boca de fumo Boca de ratón. La lengua en la calle Sudorosa, pegada a la miel Aplastando a la señora Berta Con una lanza desaforada La sinhueso hinca la hiel Socava el paladar Para el ajetreo de los incrédulos.

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Gíria Vienes de las biroscas Surcando esta ciudad Das vueltas como una lengua Que se muerde así misma El uróboros manso de la suegra La armonía deliciosa de la mueca Labiosa, descarnada en la afronta. Lengüeta del saxo al sexo Suenas jerigonza, bembona Ponzoña, laceras en lo más íntimo Leguleya vas aplacando los días Para el juicio final. La jerga denota una razón aparente El sufijo precede a la estocada.

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El mar tardío El mar se ha vuelto lejano y tardío. Huye entre los recuerdos de una ciudad antigua y distante. Sus olas reparten suficiente espuma para las manos vacías. Otear desde la ventana amplia de un motel Al borde de un acantilado El fango ocre que despejan las algas Hubo un momento donde el puente unía la memoria En un atajo de brazos caídos. Sobre la arena las uñas clavadas a la espalda, en un intento de Evasión al placer penetrante, asfixiante del retorno al abrazo. La duda en torno al azul y su degradez es cuestión de kilómetros. Los piratas más acuciosos le hurtaron la confianza para ellos, Quedó desprotegido inspirando leyendas. Sus aguas no son las mismas Desde entonces.

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Diáspora de la ciudad He hurgado en el alma de esta ciudad mas no la encuentro. Allí nací en sus entrañas compungido por la espera. Busco su perdón por odiarla, mas no la encuentro. Hay un resabio de cordura inesperada, un arma nos señala a cada instante. Como me duele su cochambre, su atadura a lo inusual… Como me duele el descalabro sin un final. Es hora de inventar una salida sin retorno. Y el lastre que llevo dentro con su huella perenne…

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Los pasos tus pasos Salgo a la calle y percibo el agua La llovizna que no cesa Lo húmedo me advierte la llegada de tus pasos…

Hoy es de frío Frío es el hombre el hambre La muerte fría que embelesa que embrutece Las húmedas aceras dilatan tus pasos… Todo es de agua Seca apenas está mi última huella Que huye que huele porque el olor de agua de muerte es mas largo que el día La hora no llega en tus pasos y mis pasos… Me abriga la espera Un sonido perenne el de la gota Que llevamos dentro La que escapa en tu ausencia La tarde gris y tus pasos no llegan… Gris toda la nube que recoge esta mirada En blanco Gris el arcoíris entumecido del cielo blanco Blanca espera en azul que se torna la tarde Y TUS PASOS NO LLEGAN…

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Muerte súbita A Remedios Varo.

Si te mueres y estoy lejos No me olvides no vaciles en llamar Recuerda siempre el altar que nos debemos espera a mi llegada para abrazarte en mis anhelos Da vueltas mientras retorno del olvido Si te mueres y estoy lejos Una advertencia en los labios Será frecuente a pesar de la distancia Espera un instante hasta la llama de una vela.

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Océano celeste No es costumbre revelar el sueño. Consumirlo en la memoria es más prudente Procura no acceder al sueño dorado. Borra toda anécdota pasajera y Cuando despiertes toma nota De palabras olvidadas.. Retoma una historia del abandono Y Conclúyela al tercer día. -Soñar con dinero tuerce la fortuna -. Mantente pobre y harapiento. Cuando convivas con los muertos. De noche junto a la cama vacía Prepara tu vuelo... Precipítate al infinito rumor de una quimera Donde tú ordenas el mundo. No despiertes aún sintiendo la fatiga Camina por el lado más oscuro de la casa Y Allí, justo, échate, a dormir el fin de la fiesta.

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El hacha doble Contrahecho aquel rostro me persigue siempre Bajo el terror de su mirada esquiva La traición de Yago lo envilece y nos muestra el camino Esa vieja manera de separarnos del otro con una mueca O la mentira plegada al señuelo Cuántos años fueron necesarios para aplacar esta certeza La edad tiene una espesura proclive, al acto en donde laceramos el olvido Nos entregamos a la posibilidad, de un enunciado secuaz a la razón El rostro de esa mujer prefigura una sugerencia, cambia según el abrazo.

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El libro ajeno A Carlos Pérez Mújica

Solíamos cambiar de hojas al instante, luego del primer beso. Mojar el dedo y apenas pasar la página contraviniendo a la bibliotecaria. Escondidos en algún armario vetusto e hiperrealista. Entre las faldas, los dedos aceitosos mojaban toda la entrepierna. Era esbelta y taciturna, sudorosa, plegaba su almíbar a mi mano inocente. La Señorita Carmen amablemente vieja, disipaba el fuego hasta el día siguiente.

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La palabra escondida Ya no quiero escribir, no puedo más con estas palabras a riestras, Envejecer en las palabras, oxidarlas de tanto uso. Son como anclas en el fondo del idioma, vencidas por el tumulto de multitudes variopintas. Dónde encontrar una sílaba. Un tono adecuado a la lengua.

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Saudade Para Morella

Toda ella se extravió en la casa He procurado encontrarla en el silencio del jardín Dejó una estela abigarrada por el dolor Aquí dentro no pudo zafarse su otredad descansa en mí Ando a la deriva por el cuarto entumecido Su ropa camina por la acera radiante Viaja hacia una distancia desmedida Es una llamarada enloquecida por la pasión Abatida Sudorosa me va dejando un cuenco con lágrimas de ascendencia tardía Su par soy yo en la sombra de la antesala Me abrazo al descalabro a lo incierto para fijar la huella Tu cuerpo distrae en la memoria Me lo apropio en la distancia Me arrastro por la garganta del pasillo Justo a la cámara secreta Allí la espera no es menos cruel.

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Tesela Soy yo el que interroga El que precipita la conversación majestuosa de la noche El que levanta la máscara perpetua de la llama Me interrogas por mi merecido entusiasmo Fuera de la ciudad un caballo rayado Nos envuelve mirando siempre el vacío del mundo No sabes nada de la laguna de los muertos No conoces la líbido de los halcones De ese nudo certero en el abismo Soy yo quién se interroga Para no saber de mis días

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Con la lengua en la calle Subyace en mi alma Los perdidos, los que no fueron a la guerra Parias de la lengua Habladores de gramíneas Taciturnos de las esquinas Cuerpos ajados en todas sus formas Paladares encendidos Veleros derrotados por el viento abismal A ratos una sílaba pretende salvar la lengua retorcida.

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índice Borracho al dente

págs. 9

Latonero

15

La rumana

17

Boca calle Gíria Diáspora de la ciudad

18 19 20

El mar tardío

21

Los pasos tus pasos Muerte súbita

22 23

Océano celeste El hacha doble El libro ajeno La palabra escondida Saudade Tesela Con la lengua en la calle

24 25 26 27 28 29 30


Este libro

Universo medio

se imprimió en la Unidad de Literatura y Diseño de FUNDECEM en noviembre de 2016. En su elaboración se utilizó papel bond, gramaje 20, y la fuente Book Antigua en 11 y 14 puntos.


Hermes Vargas

Poeta, ensayista, pintor, editor, vinculado al teatro como actor, mimo y maquillador, así como también promotor cultural. Realizó estudios en la Escuela de artes plásticas Cristóbal Rojas de Caracas. Cofundador del taller de artes gráficas Xuhé. Codirector de la página literaria Bestiariodel períodico letras ; UCV.Ha participado en varias colectivas de Pintura, entre otras casa Bosset, Alcaldía de Santos Marquina. Cuatro seminarios de literatura brasileña en la ULA. Traductor de la poesía de Joao Cabral de Mello Neto, Manuel Bandeira, M ario Quintana, Felipe Fortuna, Affonso Ávila, Thiago de Mello. Participó en los talleres de poesía del CELARG-impartidos por Ida Gramcko y Alfredo Silva Estrada. Autor de los poemarios Aghadir y Trasegar; de los ensayos Lo agreste en la poesía de Joao Cabral de Mello Neto y Rafael José Álvarez; De la enfermedad sagrada a la creación poética; Alfredo Silva Estrada: El Acercamiento de las Imágenes en la Palabra Poética; Bajo la Grúa sobre el andamio de la Poesía de Simón Petit. Traducción de La Importancia del Acto de Leer del escritor brasileño Paulo Freire. Su trabajo literario se registra en importantes antologías nacionales e internacionales. Colaborador de las revistas Prisma (Colombia), Carmín (Argentina), Sol a Sol (Francia), Imagen (Venezuela) y Solar (Venezuela), Oikos (Venezuela), Revista Imagen (Venezuela), Común Presencia (Colombia), el Arte de Leer del sistema masivo de revistas de la cultura, la revista Predios, Espacios y Perspectivas del Fondo Editorial Ipasme, revista digital La Comuna de Bello. Representante por Venezuela de la revista digital Con-Fabulación de Colombia. Participó en el Encuentro de Escritores Venezolanos de la Cátedra José Antonio Ramos Sucre de la Universidad de Salamanca.



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