Ediciones FUNDECEM / Zoomaris

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Gustavo Pereira

ZOOMARIS


ZOOMARIS

gUSTABO pERIRA

© Gustavo Pereira © FUNDECEM Gobierno Socialista de Mérida Gobernador Alexis Ramírez Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida - FUNDECEM Presidente Pausides Reyes Editor Gonzalo Fragui Fotografía David Maris Ilustraciones Hermes Vargas HECHO EL DEPÓSITO DE LEY Depósito Legal: ME2016000087 ISBN: ISBN: 978-980-7614-45-0 República Bolivariana de Venezuela Mérida, octubre 2016


Al poeta somaritano

Gustavo Pereira no es de Samaria. Su peregrinación no es de Jerusalén a Jericó ni su conflicto es con los judíos. La aclaración es pertinente para no confundirlo con aquel samaritano que, según la versión de Lucas, se atrevió a brindar auxilio a un hombre medio muerto que un sacerdote y un levita evitaron atender. El poeta Gustavo es de un lugar que los cartógrafos no pueden ubicar en un mapa. No os apresuréis a creer que es el Uqbar de Borges o el “no-lugar” de Marc Augé. Es otro lugar en la ruta de los viajeros que le reman al sueño para que la nave del mundo pueda esquivarle a los vientos que soplan en la dirección del basurero. “Si no fuera por los soñadores/el mundo/ sería una basura/ y caverna lóbrega nuestro lecho”. Somaria le llaman sus habitantes sin preocuparse por la etimología y fecha de fundación de la tierra que nombran. De allí viene el poeta Gustavo y, como buen somaritano, nos trae como obsequio una muestra de su más bella creación: los zoomaris de sus somaris. La Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida (FUNDECEM) rinde homenaje al creador incorporando a la colección de nuestro Fondo editorial una obra que, estamos seguros, encontrará en los lectores la calurosa -5-


acogida que se merece. Y como la largura no es santa de la devociĂłn de los somaritanos nos hemos atrevido a garabatear en la brevedad el profundo afecto por el maestro y amigo. Es parte tambiĂŠn de nuestro homenaje. Pausides Reyes Presidente de FUNDECEM


Noticias sobre Zoomaris

Dice el poeta Gustavo Pereira que ha venido escribiendo, desde hace mucho tiempo, “pequeños artefactos”, “versos portátiles”, “poesía de bolsillo fácil de llevar”, “pasajeras escaramuzas”, que ha recogido en una palabra de su invención: Somaris. Poemas que no tienen forma ni estructura ni intención predeterminada, caracterizados sólo por su brevedad, libertad formal, diversidad de tópicos, y casi siempre con humor lacónico o ironía. “Zoomaris”, el título de este libro, es una travesura de los editores. Un neologismo formado por el prefijo griego Zoo y los somaris. Como sabemos, “Zoo” en griego significa “ser viviente” y “Zoe”, “vida”, pero se ha aplicado fundamentalmente a los animales, aunque ya Aristóteles hablara del hombre como un “zoon politicon”, un animal político. Propusimos al poeta una selección de somaris donde se mencionaran animales y, con su ayuda, salió este libro integrado por poemas ya publicados y alguno inédito. Habíamos pensado también en otro título, que a su vez daría lugar a otro libro, “Someros”, que incluía la palabra griega “Eros”, para seleccionar sus poemas amorosos, un libro tentador, sin duda, pero el título nos pareció menos poético porque “someros” daba la idea de algo superficial, poco profundo, todo lo contrario a la poesía de Pereira. -7-


Cuando el lenguaje queda corto, el poeta rompe esas rejas, como pedía Paul Celan, e inventa nuevas palabras, como también lo hacen los locos y los niños, en esa búsqueda infinita de querer expresarse dando como consecuencia un enriquecimiento de la lengua. Pereira nos envió flores diversas y nosotros sumamos crisantemos, por eso podría sorprender la presencia acá de un poema como “Samarkanda”, ya que el poeta señala la brevedad como una característica fundamental del somari, pero ¿qué es la brevedad?. ¿Será breve este somari de dos versos?: “La mano del pobre es más explícita que todos los discursos” Este poema no es breve, es un poema infinito, atraviesa la historia de la humanidad como una bala, una bala trazadora que ilumina la noche de los tiempos. Por eso creemos que “Samarkanda” o “Fin de la historia” son poemas breves por su redondez, por su esfericidad, a pesar de su extensión. Breves e infinitos al mismo tiempo. También habla el poeta de humor lacónico. Lacónico viene de Laconia, cuya capital era Esparta. Los soldados espartanos eran disciplinados, callados y precisos. Se cuenta que, en una batalla contra los persas, un mensajero fue a decirle al jefe de los espartanos que los arqueros persas eran tantos que si todos lanzaban sus flechas al mismo tiempo podían tapar al sol, que se rindieran. La respuesta del jefe fue breve: - “Pelearemos en la sombra”. Y efectivamente muchos de los poemas de Pereira son así, mencionaremos uno para ejemplificar lo dicho: “A MI SEÑORA LUCIÉRNAGA Si sale deje una señal” -8-


Aunque los científicos dicen que cada vez es más difícil que las luciérnagas hembras dejen señales, todo lo contrario, por ser escasísimas se esconden para protegerse de los machos que a veces vuelan en millares. Sólo los machos son luminosos. Coleópteros que cruzan el aire en las noches de mayo como pequeños fuegos voladores. Si una luciérnaga despliega el vuelo con su luz no hay duda de que se trata de un macho que sabe que por ahí anda una hembra, invisible, apagada, escondida entre la hierba, y él la anda buscando desesperadamente con su linterna. Se trata, entonces, de un libro no premeditado por el poeta, pero no por ello menos importante porque, como se sabe, el comportamiento de los animales refleja muchas veces el del ser humano. Animales de todo tipo y pelambre surcan el cielo poético de Pereira. Animales que van desde el ibis, ave sagrada para los egipcios, hasta las sirenas, que al decir de García Márquez, “es un criatura que no hubo otra alternativa que dejársela a los poetas, las únicas personas capaces de sacarle algún provecho a un ser que no ofrecía ningunas perspectivas ni como esposa amantísima ni como complemento del almuerzo”. También pueblan estos versos todo tipo de pájaros, golondrinas, alondras, palomas, cisnes, búhos, buitres, águilas, mariposas, libélulas, grillos, arañas, abejas, gatos, perros, peces, liebres, erizos, cangrejos, ciervos, tigres, zorras y hasta lobos, dicho por un “lobo de mar”, como lo llamaba alguien de su misma familia y especie, el viejo lobo Ramón Palomares. ¿Qué semejanza podría haber, por ejemplo, entre animales y poetas?. Yo quiero proponer una. Los poetas Eugenio Montejo y José Vicente Abreu se encontraban un día en los llanos de Apure y se pusieron a observar el movimiento de unos monos llamados “maiceros”. Esa -9-


tribu envía delante a unos monos exploradores, para buscar sembradíos de maíz y para averiguar si hay trampas. Por eso a veces son los primeros en caer. Esos monos se instalan en lo más alto, como vigías, mirando hacia todos lados para avisar si hay algún peligro, y hasta que ellos no dan la señal los otros monos no entran al maizal. En pocos minutos los monos arrasan el sembradío y se marchan a salvo mientras los monos vigilantes esperan para retirarse de último. Pero, si por alguna razón, hubiera heridos o muertos entre los monos, la tribu le cae a palos a los centinelas porque ellos son los responsables de que esa especie sobreviva. Igualmente el poeta es el vigía de la sociedad. Mientras todos duermen alguien vela, el poeta, dice Hölderlin. No sólo está pendiente de todo lo humano, (y algunos poetas se aplican seriamente en eso de la preservación de la especie), sino que además se encarga del cuidado del logos, del lenguaje. Por eso que es tan grande la responsabilidad del poeta. En el momento que perdemos el logos lo perdemos todo. En fin que este compendio de noticias para justificar la publicación de este libro no es más que una excusa para celebrar la presencia del poeta Gustavo Pereira entre nosotros. Gonzalo Fragui

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Anubizaje Para Gustavo Pereira

A veinte mil pies del mar y otros tantos del cielo anubizamos. Ahora la recuerdo. Esta isla fue un día camello en el desierto azul, comadreja en los prados celestes, ballena en los más altos mares. Todo lo han sido estos fugaces mármoles en las manos del viento: dioses de alto coturno, reyes de oro, leones blancos, ramas de aire, lento vuelo de garzas... Sí. Todo lo esculpe el viento a igual distancia de tierra y cielo, pero todo lo guarda en la memoria de olvidadizos mármoles. Carlos César Rodríguez

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Somari con pez y pájaro

En mi cabaña conservo un pez de arcilla y un pájaro de sombra A ellos acudo para librarme del hastío El pez habla por los cuatro costados el pájaro me alumbra Sobre nosotros sólo el loco firmamento es perfecto Cuando todo duerme el pez despierta a los lagartos amordaza las arañas y conforta a los náufragos Y mientras el cielo nocturno se desliza el pájaro de sombra sube hasta el costado del cosmos impasible y regresa convertido en punzada.

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Somari del sombrero que el mago dejó

Sobre el sombrero que el mago dejó está tu pie blanco como un primer diente Sale como una paloma de un nido y se echa a volar en mí alrededor de mí sobre mí desnudo cálido.

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Inventario de las certezas

No son muchas las certezas que tengo Sé que la vida bulle y equilibra el vacío Sé que en el pecho crecen puñales y arrullos en pugna inexorable Sé que lo abierto se abre Que lo claro clarea Sé que el destino se enmascara para burlarse de nosotros Sé que la vecina tiene un gato y yo un perro y que entre nosotros funciona la dialéctica Sé que el amor existe y que no dura a menos que se nutra de ausencias Sé que la razón de vivir es luchar Que la razón de luchar es vivir y el resto es un misterio Sé que no son muchas las certezas que tengo.

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A un poeta amigo

El águila que dejó caer la tortuga que mató a Esquilo anidó en el pecho de la que amas Yo que tú andaría de peto y yelmo.

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Tomo mi linterna y recorro la noche

Tomo mi linterna y recorro la noche Pocos han visto lo que yo he visto Un portal Un perro echado Un borracho en la acera Mariposas nocturnas Me acuesto contento de haber nacido.

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Somari de los soñadores

Si no fuera por los soñadores el mundo sería una basura y caverna lóbrega nuestro lecho Si no fuera por los soñadores ¿qué sentido tendría todo esto? Los búhos serían amos del día y los garrotes terminarían por escribir las únicas palabras.

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Somari de la nada

Como Guillermo IX de Aquitania voy a hacer un somari de la nada No diré nada sobre nada Ni qué sobre quién Sino que me estaré echado mirando el vuelo de los buitres.

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Somari de la efímera

Tú Mi polvo de ala de libélula.

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Somari con pastilla efervescente

Un traje pasado de moda con un hombre pasado de moda que canta boleros y sueña en alta voz por la tarde apura su cerveza repite antiguos ritos de quien cree detenido el mundo y a medianoche embriagado regresa a sus mariposas amarillas Sacro imperio de la nostalgia apiádate de su incordura Hazlo chicle que todos mastiquen complacidos Permite que trasponga el umbral de lo que no tiene regreso y si vuelve la vista atrás conviértelo en pastilla efervescente y haz que llueva.

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Somari de los huevos de paloma

Los huevos de paloma son como los cohetes Todo el mundo presume que volarĂĄn algĂşn dĂ­a.

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Relación del día

Una golondrina tras una mariposa Una nube tras otra Una hoja desprendida La vida contemplativa Una muchacha desnuda a mediodía en punto Un zapato en la arena abandonado por su dueño.

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Buscamos la palabra

Buscamos la palabra como se busca un ángel pero tras la puerta se erige el vacío que conduce a otra puerta Vamos de puerta en puerta con la sed de otro mundo como si la eternidad fuera fanal en la niebla Echamos los dados a los dioses y los dioses se esconden Por donde pasamos sólo vuela un enjambre de abejas aferradas a su canción pagana Buscamos la poesía como se busca el cuerpo de la amante en las sombras y la encontramos en el cuerpo de la amante en las sombras.

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El viento que eriza la piel del agua

El viento que eriza la piel del agua El pedazo de madera húmeda que flota El cangrejo en la hendija de los peñascos a pleno sol ¿Son el lenguaje que siempre he esperado La respuesta que nunca quise oir?

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Pronóstico del tiempo

Hoy habrá tormenta en tu pecho Te mojarás en rayos y centellas Pero yo estaré ausente Me echarás a tus perros para que me devoren Maldecirás mis pasos Pero yo estaré ausente Ausente Ausente Definitivamente ausente Liberado.

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Somari

Un ridículo poema en tu nombre señora Una taza levantada en tu nombre señora La última cerveza en el último bar en tu nombre señora Todos los sueños ¿adónde escaparon? Aquello que brilló ¿fueron tus ojos alguna vez? Déjame extraer la última moneda de mi manga por ti señora La última moneda del sol Un pájaro a lo lejos Tal vez el mar Parroquianos fumando y este ridículo poema en tu nombre amor mío amor mío.

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Somari del canto de la piedra

Una piedra no cesa de cantar toda la noche Su canto deja todo lo demås en silencio Sobre el peùón rocoso los cangrejos apuntan sus ojos hacia donde estamos nosotros detenidos en la penumbra La piedra suelta sus hilos de agua y la noche la baùa toda a ella.

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Mar del norte

Habrá un combate que no se librará un náufrago irremediablemente absorto y un error tachado por la marea Habrá por las orillas esqueletos amordazados de aquellos que emprendieron inútiles pasiones y se predestinaron al olvido Habrá una sombra extranjera desposeída de destino y un sabor a flor amarga de las aguas y un ave del océano escribiendo en redondo la rotación del mundo.

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El vencido

Entre mi espalda y mi pecho un pájaro respira con todas sus plumas Sabemos él y yo diferenciarnos Pero él todo el día protesta sin parar!

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MĂĄximas del nuevo catecismo Apenas cuatro gatos ven el mundo (de noche por mĂĄs seĂąas) mientras todos mastican y defecan.

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Somari del periódico

Cada mañana recojo el periódico en la esquina ¿Cuánta mala noticia abatirá las esperanzas del día? Los diarios viven como buitres de muerte y de carroña.

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Cartel de la alegrĂ­a

La muerte debe ser vencida La miseria echada Que haya pĂĄjaros en cada pecho.

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A William Carlos Williams

Un día saltó tu gato al canasto de ropa y dejó en el aire la sigilosa alondra de la poesía.

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Tiempos modernos

Esto que recorre el mundo es el Pato Donald de cuya cola cuelgan los imbĂŠciles.

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Fábula del gran poder

El constructor de imperios cruza los desiertos para burlarse de la vida No padece de dudas ni interroga los cielos Toda alucinación le es ajena y despreciable “Cenizas en el viento vanas suposiciones de idiotas son los sueños” –se dice entre las sombras mientras su ojo escudriña la furia de sus perros Va de un lado a otro enloquecido detrás de aquello que brilló y fue sólo puñado de polvo en la distancia

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Somari con mariposas amarillas

Cuando en París en el otoño pensaba en mariposas amarillas las mariposas me pensaban Vivía desterrado entre mí y ante el espejo no tenía rostro sino naranja desgajada entre mariposas amarillas y una roca soleada resplandeciente lejos mojada por la lluvia.

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Somari con buen día

Se detuvo en la acera saludó a la vecina miró las pocas nubes altas y tenues de la mañana y siguió raudo hasta el mar Era día radiante y había aves y barcos y en las arenas los cangrejos rastreaban huellas fulgores sobras Pensó que un día como éste era la entraña Como si verdaderamente fuera el primer tren al mundo que nacía.

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Somari

Un timorato cualquiera tirado en su cama pensando en qué motor saldrá del reino de las dudas Una alegre muchacha bajo el sol de marzo Una plazuela de pueblo Una pequeña paloma que baja blanca o gris.

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Las noches por el aire

Estoy contigo allí donde se precipitan las noches por el aire Sobre mí gira como un diablo mi nostálgico perro Me asalta la demencia El puerto se rompe vaciándose por calles solas frías Nadie comprende más que yo este asunto ¡Soy un amante equívoco devorado privadamente por mis sienes!

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Las lluvias llenan todo de soledad

Mi cabaña de la playa es asediada por los vientos del norte De noviembre a mayo es la temporada de los grandes vientos Pero después vienen las lluvias y llenan todo de soledad En los rincones húmedos buscan refugio las alimañas y las arañas Se esconden de los truenos y de las furias del cielo El piso de madera se llena de manchas como países y yo me lleno de temores y presentimientos.

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Pasaron los días de locura

Atrás quedaron para siempre los días de locura las llamas consumidas los claros amaneceres (espectros olvidados en tus ojos) Las lluvias mojan otros cuerpos desnudos No hay pájaros en lo alto excepto los que aún abaten sus huesos inmóviles Sólo símbolos oscuros fueron las interminables noches de amor y música fugaz el eco de las travesías Todo se ha limitado a un inútil orgullo Que siendo polvo somos la vida que se agita.

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Por el cerro en la noche con mi linterna

De pie en la penumbra y al aire libre cuento estrellas Paso con mi linterna Saco grillos de las cuevas Persigo por todo el cerro mis viejas desolaciones ยกHermoso es dejarse llevar por el viento entre la noche cuando sobre la tierra sรณlo existen un cielo abierto un solitario insomne y una ola que cae!

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Somari del lugar comĂşn

Si usted dice la palabra cisne tantas veces tantas veces tantas veces la va gastando hasta dejarla sin plumas.

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Suerte del libre

Progreso en sarteneja y tarantines entre fritangas y resignaciones Mejoró en pobrecías (más pobre pero menos solitario) Doctor en sobresaltos ya no le caben bajo los pellejos Adelantó en cultivos animales (hierba y gamelotales) Prosperó en arrebatos (ni falta le hace ya la pesadumbre) Acrecentó la hacienda en piojos en alcoholes y en suburbios ¿Qué más? Prospera en suma.

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El pájaro que canta para quienes se aman

Nada hizo falta Nacimos para hallarnos en cada azar o causa mientras los imposibles construían en lo alto un lecho de rosas suicidas y perfectas Nadie podrá hacernos cómplices del fardo de sus mundos oscuros Nacimos como barcas que se nutren del horizonte y zarpan sin un pañuelo para la despedida porque su trébol de los vientos fue custodiado por el sol que brota de nuestros ojos Un frenético pájaro canta para quienes se aman al otro lado del oleaje Y nosotros partimos.

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Somari del corazón alado

Abro el corazón para que vuele como un ibis Lo cierro para que sea puño de la noche Carbonizado trozo de impotencia A veces cruza la ciudad donde habito este pájaro gastado de volar Pasa la orilla del mar el puerto las azoteas de los hoteles Amarra su latigazo en mi pecho y resuelve que todo es una estúpida un miserable agujero un círculo de tiza que el tiempo los vientos y las arañas han convertido en pálida víscera.

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Somari del pájaro errabundo a Juan Calzadilla

Sueña con esta piedra de mar sueña con este pájaro errabundo Sueña con el tiempo dorado de lo humano El día bate las alas y pronto amanecerá Sueña un poco más todavía Un poco más antes que la ciudad se eche sobre ti.

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Somari del desamor

En el tiempo que tarda un témpano en hacerse lágrima En el tiempo que va de un perdurar a otro En el tiempo en que todo parece obra de los demonios Porque es el tiempo del que ha nacido tarde En el tiempo que ata la mariposa a su crisálida y a tu cuerpo mi deambular te haces presente y todo es más oscuro.

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Somari de la inalcanzable

Señora inalcanzable permítame este abrazo ultrasecreto (puesto que su pudor es una máscara de piedra blanca o sándalo) Embriáguese conmigo en el misterio Hagamos del amor entre las sombras salvaje insensatez Desnúdese de hastíos y soledad y haga del pavor lejano un libar de abejas sobre mí.

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Abiertas heridas que tiemblan

Las altas torres de la iglesia adonde las palomas acuden en busca de albergue se quedan atónitas ante el lento y ronco y triste blasfemar del órgano Los alrededores de la ciudad ocultan todos los horizontes Me paseo por las avenidas con mi rojo cigarro y mi gastada pluma y la angustia que comienzo a enterrar Conozco en el aire las desconocidas espaldas y las abiertas heridas que tiemblan Estoy perdido en el ciego túnel de una región cuya ubicación está señalada con un punto apenas visible sobre el mapa Absolutamente perdido y alegre Casi como un pájaro.

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Déjame colocar a lo largo de tu cuello mi mano

Déjame colocar a lo largo de tu cuello mi mano y esta turbia agonía El aroma que desprende tu cuerpo corre a través de mí como luces brillantes o labios blancos que besan a todo lo largo Se apodera de mis dedos la satánica fiesta de las implicaciones Lleno de terrores camino y con vaga noción de un millón de años vividos deslizo por entre tus vestidos una tropa de pájaros toda la noche.

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Los cuatro horizontes del cielo XXII

Yo narro la historia de las pequeñas implicaciones humanas de los pasos apenas sentidos yo narro las crónicas terrestres de gansos perros y bueyes y también de hombres y mujeres y de piedras nubes pájaros peces y naves Yo cuento apenas una parte de las insignificantes aventuras del ojo por países de adentro por grietas húmedas atravesadas de venas inacabables Yo narro el balanceo de las conciencias ante los billetes de banco Yo narro el aullido de los poetas ante la miseria humana Tengo en mi bolsillo la pluma con la que escarbaré lo hondo del papel hasta hacerlo reventar de cansancio Estos torbellinos que me asaltan son también los pelos de mi cabeza Estos panfletos son mis cantos de amor…

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Somari

En tus brazos no hay más allá sino el convite de tu piel lejanos ecos de sirenas de barcos que retornan y la dulce música de tus ojos En tus brazos no habrá más allá sino rápida sucesión de siglos hasta el fin de una noche nuestra toda ella.

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Gavota para cuerdas vocales Para Argenis Daza Guevara

Al comienzo de mi espina dorsal hay un pequeño pájaro herido Husmear bajo los puentes suele ser su ejercicio favorito como también saltar despavorido sobre amables señoras Conoce como yo de tragedias comunes y desastres aéreos y entre miedos y golpes se endurece se duele como pobre volantín desprendido y en llamas y a la usanza francesa (puor rire et de bon ton) se da a cantar toda la noche definitivamente licantrópico.

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Por primera vez en la madrugada de otoño de Holanda

Las luces de la ciudad una tras otra se encienden atontadas Como si les costase en el alma brillar Una liebre gris pasa En la habitación de enfrente una mujer recoge su pelo y mira por el cristal Algo ha visto entre la niebla ¿Pero qué espera hallar entre el frío y la tristeza?

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Señas de identidad

Yo nací en una isla a la que el océano dio ternura El limo de las orillas arrojado a la arena y el invisible vagón de las mareas fueron mi primera visión del mundo En los callejones del puerto tropecé con capitanes solitarios pero sólo vi en ellos rotos corazones El olor familiar de los zaguanes me regaló aromas de erizo de los que una antigua sabiduría era devota Una lata vacía reunió para mí lo que ninguna calesa pudo darme nunca Por su fiesta me hice peregrinar.

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Palomas de la ciudad

Las palomas se hicieron ciudadanas Sus arrullos delatan entre el humo que sube los tragaluces de las azoteas De sus antiguos vuelos quedan remedos en hileras y una corta embestida replegada tras los vidrios De su plumaje un gris opaco y falso Por alguna razĂłn desconocida las palomas prefirieron al hombre Tal vez se condolieron de su abismo Tal vez ambos soĂąaron la aventura de amanecer invulnerables y en los parques dejaron buzones secretos de otros ĂŠxodos Los amantes que escogen en las sombras de la noche los quicios o los cuartos solitarios para guardarse de intrusiones despiertan al arrullo matutino de las palomas como si fueran ĂĄngeles.

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Somari con censura

El amor (enemigo de ceremonias como diría Quevedo en su mazmorra de artimañas) tocó a este hombre por aquella vació de contenido su expresión de inconsecuente (sólo apegado al néctar) y finalmente sonó a rebato a locura a llamas atormentadas a manos que no hallaron qué hacer ante tanta carne y a sus lobos Así pasó lo que pasó Fue lo que se supuso que sería.

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Somari de las pequeñas alegrías

Nadie depara en las pequeñas alegrías porque son tan exiguas que un instante de asedio al punto las derrota Tenues acuden desde la inocencia Se libran a nuestros ojos como ciervos fugaces y luego siguen hacia otros destinos Apenas nos dejan en el alma su recato.

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Samarkanda

En Samarkanda conocí los tigres Hay una foto ante la gran mezquita en la que puedo verme Y al fondo flanqueándome los diablos de Timur desvanecidos De ellos tengo ahora sólo manchas incandescentes Una gran garra alzada (o alzada acaso en mi imaginación) y dos cabezas anchas e insensatas (Una mujer uzbeka pasaba acurrucada) Después los tigres fueron al mercado Apartaron las tiendas y comieron sandías toda la noche Yo me escapé por una callejuela de altas casas de barro donde un mago soplaba sus candelas al rescoldo de un sótano sobre cientos de lámparas Le compré una estrella antigua y una rosa de los vientos porque no quería genios escondidos que me apartaran del fulgor Después al anochecer

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una muchacha me leyó la suerte Se interesó por mi país natal Preguntó si el Orinoco tenía fin Quiso saber si existían las anacondas o eran simples historias de turistas A mi vez indagué por samovares por derviches y lenguajes secretos pero todo estaba echado de antemano Tomé con ella un té amargo y espeso y al despedirme me obsequió un cuchillo de cacha incrustada que todavía conservo.

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Fin de la historia el capitalismo es el fin de la historia

Tal vez sobrevivan los metales relucientes pero no las mariposas los plásticos y los escombros pero no los pétalos bajo el rocío los gremios de rufianes pero no los solitarios los banquetes y los festines pero no la alegría los ruidos y los estrépitos pero no la música del amanecer las mesas servidas como nunca pero no los aromas las estrecheces de espíritu pero no la compasión los bandos de poder pero no los secretos del habla las máquinas traganíqueles pero no el incrédulo azar las meretrices y las zorras pero las diosas de la noche las acritudes y las ferocidades pero no las revelaciones los circuitos integrados pero no el despertar de la hierba

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los malos olores pero no las transpiraciĂłn de los amantes la estupidez y la vulgaridad pero no la evidencia de lo sensible lo redondo y lo cuadrado pero no lo indescifrable los trajes y las joyas pero no la transparencia de las aguas las metĂĄforas pero no la poesĂ­a.

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Ìndice pàgs.

Al poeta somaritano 5 Noticias sobre Zoomaris 7 Anubizaje 11 Somari con pez y pájaro Somari del sombrero que el mago dejó Inventario de las certezas A un poeta amigo Tomo mi linterna y recorro la noche Somari de los soñadores Somari de la nada Somari de la efímera Somari con pastilla efervescente Somari de los huevos de paloma Relación del día Buscamos la palabra El viento que eriza la piel del agua Pronóstico del tiempo Somari Somari del canto de la piedra Mar del norte El vencido Máximas del nuevo catecismo Somari del periódico Cartel de la alegría A William Carlos Williams Tiempos modernos Fábula del gran poder Somari con mariposas amarillas -69-

15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39


Somari con buen día Somari Las noches por el aire Las lluvias llenan todo de soledad Pasaron los días de locura Por el cerro en la noche con mi linterna Somari del lugar común Suerte del libre El pájaro que canta para quienes se aman Somari del corazón alado Somari del pájaro errabundo Somari del desamor Somari de la inalcanzable Abiertas heridas que tiemblan Déjame colocar a lo largo de tu cuello mi mano Los cuatro horizontes del cielo XXII Somari Gavota para cuerdas vocales Por primera vez en la madrugada de otoño de holanda Señas de identidad Palomas de la ciudad Somari con censura Somari de las pequeñas alegrías Samarkanda Fin de la historia

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40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64


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Este libro

ZOOMARIS

se diseñó en la Unidad de Literatura y Diseño de FUNDECEM en octubre de 2016. En su elaboración se utilizó papel bond, gramaje 20, y la fuente Book Antigua en 11 y 14 puntos. Se imprimiò en Gràficas Portatìtulo

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