Boletín tukuy rikuq nº 2

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Autoridades y comunidad deben poner de su parte para que esta situación cambie, y no perdamos un extraordinario sistema agrícola que aún a pesar del tiempo sigue siendo admirado y poco difícil de superar. Notas: (1) No pretendemos discutir aquí la antigüedad de las hoyas, puesto que esto último será discutido en un artículo posterior. (2) Véase: Parsons y Psuty (1974), Engel (1987), Soldi (1982) Bibliografía Básica: ENGEL, Frederic-André 1987 De las Begonias al Maíz, vida y producción en el Antiguo Perú. CIZAUNALM. Lima- Perú. PARSONS, Jeffrey y Norbert P. PSUTY 1974 Agricultura de chacras hundidas en el Antiguo Perú En: Revista del Museo Nacional, Lima-Perú. SOLDI, Ana María 1982 La Agricultura Tradicional en Hoyas, PUCP Fondo Editorial, Lima, Perú.

Hace un par de años cuando fui a visitar “La Fortaleza de Hungará”, uno de los sitios arqueológicos más importantes construidos por el señorío de Huarco en la provincia de Cañete, observé en el camino de Hualcará dos montículos en pésimo estado de conservación que se

Hualcará: ¿Cultivo o patrimonio? encuentran en la parte izquierda del camino, este terreno de cultivo está dentro de la jurisdicción de Hualcará, anexo del distrito de San Vicente, capital de la provincia de Cañete. Entre los autores que han escrito sobre los sitios arqueológicos de Cañete se encuentran Villar Córdova, Middendorf, Larrabure y Unanue, Harth-Terré, Kroeber, Hyslop y Rostworowski, pero ninguno menciona el sitio a pesar de encontrarse en el camino a la Fortaleza de Hungará y que debieron ver al pasar por allí, nisiquiera se registran estos montículos en revistas cañetanas. Ambos montículos son conocidos por los pobladores como “Huacas de Hualcará”, desde ellos se divisan todos los cultivos de alrededor; son de posible carácter administrativo, fueron probablemente ocupados por el señorío de Huarco durante el Intermedio Tardío (1100 – 1470 d.C. aprox.). Estos montículos distan entre ellos aproximadamente 250 m., son edificios que tienen formas de pirámides truncas, tratándose de plataformas superpuestas hechas con la técnica del tapial, es decir, bloques de barro de grandes dimensiones que se arman dentro de moldes que se colocan uno sobre otro a medida que se va secando el material. Se levantan sobre una planta cuadrangular paredes con cierta inclinación hacia atrás, anchas en su base y estrechas en su cúspide. En ambas se observan entradas, rampas, divisiones en el interior y escasa basura contemporánea.

Vista del Montículo 2. Foto Favio Ramírez, Octubre 2003.

El Tukuy Rikuq seguirá atento, siempre vigilante del patrimonio, denunciando cualquier atentado contra éste.

BOLETÍN INFORMATIVO

Favio Ramírez Muñoz Al llegar a la primera pirámide trunca llama la atención una construcción moderna de adobe que data de algunos años, son corrales que fueron hechos para criar ganado vacuno y gallinas; durante la destrucción de los tapiales se encontró una gran tinaja que fue rota al sacarla de forma brutal al tumbar los muros.

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Tukuy Rikuq “El que todo lo ve”

En aquel entonces el dueño de los sembríos que circundan el montículo era el Sr. Antonio Gómez, el cual estaba destruyendo el sitio hasta que lo interrumpió el INC (según información de los pobladores, el cual le prohibió seguir con la destrucción). Tiempo después estos terrenos de cultivo fueron vendidos al ingeniero Van O’dor, quien maneja el actual fundo: Alevagro, que tiene un total de 7 hectáreas alrededor del montículo donde actualmente ha sembrado espárrago. Ahora el sitio arqueológico es cuidado por el guardián de Alevagro, quien siempre se acerca al monumento al ver que alguien sube a la pirámide, además ya no se cría animales en esos corrales. Sobre el sitio se encuentran restos de maíz, lúcuma y productos marinos como el “choro”. La paredes de orientación sur alcanzan una altura de 5 m. desde su base, parte de estas paredes aun conservan su enlucido. En la segunda pirámide la destrucción ha sido mayor; ya que el dueño de las tierras de cultivo aledañas, el ingeniero Rondón, en el año 2003 contrató a un adobero para que cultivara, esto se hizo derrumbando gran parte del montículo hasta el año pasado, cuando el teniente gobernador de Hualcará le exigió que no siguiera con la destrucción del sitio, de esta manera se puso alto a la fabricación de adobes, y desde entonces el sitio no ha sido tocado, pero nadie lo cuida a diferencia del primer montículo. Sobre su superficie hay cerámica diagnóstica, pedazos de gasas y algunos restos óseos. Al igual que estos sitios, en todo el Perú se está destruyendo nuestro patrimonio cultural, por eso importante es crear conciencia en la población, enseñar que estas construcciones son nuestro legado histórico, que nos pertenecen a todos y que por lo tanto debemos cuidarlas para dejar testimonio al futuro sobre nuestro pasado.

Abril 2005

GRUPO KUNTUR

Petroglifo de Toro Muerto, valle de Majes, Arequipa. (Tomado de Guffroy, 1999) Contenido:

Editorial

Tan cerca y tan lejos a la vez: el Sector 11 del campus de la Universidad San Marcos

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Patrimonio arqueológico de Magdalena del Mar: La Huaca Huantille

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Las chacras hundidas de Chilca: un sistema agrícola olvidado

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Hualcará: ¿Cultivo o patrimonio?

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GRUPO KUNTUR Miembros: -José Luis Fuentes Sadowski -Alfonso Ponciano Gonzáles -Katty Zuzunaga Palacios -Ronald San Miguel Fernández -Alberto Ordóñez Livia -Carlos Campos Napán Hecho el Depósito legal en la BN: Nº 2004-8913 Cualquier correspondencia enviar a: afodec_gk@hotmail.com grupokunturperu@yahoo.com

Bienvenidos a una nueva edición del Boletín “Tukuy Rikuq”, ésta vez ya en su segundo número y con todas las ganas de seguir creciendo y mejorando la edición de éste modesto Boletín. El Tukuy Rikuq apareció en Diciembre del 2004, concebido como el órgano oficial de difusión del Grupo Kuntur, grupo de egresados y estudiantes de arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos reunidos por intereses comunes en la carrera pero sobre todo enfatizando nuestro accionar en dos cuestiones: la investigación científica en la arqueología y la defensa del patrimonio arqueológico, tan venido a menos en los últimos años. La intención de este Boletín es el de disponer de un medio de comunicación ágil y rápido de reproducir que difunda notas arqueológicas relacionadas sobre todo a la destrucción y abandono de los sitios arqueológicos del país, y también notas relacionadas con la investigación y la teoría arqueológica En este segundo número aparecen notas relacionadas al deterioro y destrucción irreversible que sufren algunos sitios arqueológicos del departamento de Lima, dos de ellos dentro del área metropolitana de la capital (el Sector 11 de Maranga y Huantille) y dos sitios de la provincia de Cañete: las hoyas de Chilca y Hualcará. Para satisfacción nuestra el grupo a crecido en los últimos meses, motivo por el cual con mayor razón trabajaremos en el perfeccionamiento no sólo de nuestras publicaciones sino también en la organización de eventos, siempre relacionados con las ciencias sociales y su difusión a la sociedad. Para terminar no queremos dejar de felicitar a los compañeros ingresantes, no sólo de nuestra universidad, sino también de la UNFV y la PUCP acá en Lima y de las otras cuatro universidades que en el interior del país enseñan la carrera de arqueología, felicitarlos por el triunfo alcanzado y por haber tomado la valiente decisión de estudiar esta tan fascinante y sacrificada carrera que es la arqueología en nuestro país; y en agradecer de antemano a nuestros lectores las críticas y sugerencias que hagan de nuestro modesto órgano de comunicación. Reiteramos también la invitación a las personas que deseen publicar notas o artículos para la próxima edición. Sólo esperamos que lo expuesto aquí sea comprendido en su verdadera magnitud. GRUPO KUNTUR


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Tan cerca y tan lejos a la vez: el Sector 11 del campus de la Universidad San Marcos José Luis Fuentes Sadowski Todos los estudiantes, profesores y personal de la Facultad de Ciencias Sociales, suponemos que sobre todo los de arqueología, saben que inmediatamente al costado noroeste de la Facultad se encuentra un sitio arqueológico, actualmente en total estado de abandono, es el denominado sector 11, los restos de un montículo que formó parte del complejo Maranga de la cultura Lima (200 d.C. – 600 d.C.)

“...sólo es un vertedero de basura de la Facultad y un terral que afea el aspecto

de

nuestra

Ciudad Universitaria.”

Vista del Sector 11 desde el techo de la Facultad de Letras. Foto José Fuentes Marzo 2005

El estado actual de este sitio es una muestra palpable del estado del patrimonio arqueológico nacional, que aunque se encuentre en las narices de gente supuestamente involucrada en el estudio del patrimonio arqueológico la actitud general es de la más completa y espantosa indiferencia, el sitio prácticamente no existe: sólo es un vertedero de basura de la Facultad y un terral que afea el aspecto de nuestra Ciudad Universitaria. La historia del “descubrimiento” e investigación de este sitio fue de la mano con la construcción del actual pabellón de Ciencias Sociales, anteriormente prácticamente ninguno de los investigadores que trató sobre el complejo Lima de Maranga hizo mención sobre él, en la foto aérea del SAN de 1944 aparece como un pequeño montículo de forma lineal paralelo en su eje a la desfigurada Huaca Concha, suponemos que fue derruido y aplanado junto con otros montículos Lima en la construcción del campus de San Marcos durante las décadas de los cincuenta y sesenta, prácticamente su existencia fue completamente olvidada e ignorada por la comunidad académica de arqueología de la universidad hasta los inicios de la construcción del pabellón de Ciencias Sociales a finales de 1985.

En Diciembre de 1985, exactamente el día 23 de ese mes se empezó la remoción de tierras de la zona asignada para la construcción del nuevo y primer local propio de la Facultad de Ciencias Sociales, recientemente creada por el Estatuto Universitario de 1984, al producirse ésta remoción de tierra es que se descubrió la arquitectura arqueológica del montículo que aún se conservaba en el subsuelo, éste “redescubrimiento” del montículo sólo fue conocido por los estudiantes de arqueología de entonces hacia mediados de Enero de 1986 ya que las tres semanas anteriores habían estado de vacaciones, sabemos que del 21 de Enero al 15 de Febrero de 1986 un grupo de estudiantes realizó, hasta donde sabemos nosotros, los primeros trabajos de registro de este sitio arqueológico, lo dirigieron Elizabeth Isla y Daniel Guerrero, colaborando con ellos los estudiantes Fernando Fujita, Marissa Trujillo, Juan Paredes, Javier Alcalde, Carlos del Águila, Victor Ponte y Carlos Bacigalupo, el trabajo consistió en el dibujo de los perfiles expuestos por los cortes en el terreno hechos para construir los cimientos del pabellón de la Facultad; posteriormente se dio aviso al entonces Director de la Escuela de Arqueología, Luis G. Lumbreras, en un documento de fecha 31 de Marzo de 1986 que envió el Secretario General del CEAR de entonces, Johny Isla, adjuntando un resumen de los trabajos realizados por ese grupo de estudiantes, sugiriéndose en el documento que la Escuela de Arqueología asuma la protección del monumento y su estudio, y que podría vincularse algún curso para este fin. Posteriormente el arqueólogo y docente de San Marcos Idilio Santillana realiza una evaluación arqueológica del área de toda la Ciudad Universitaria de San Marcos, identificando por las fotos aéreas anteriores todas las estructuras arqueológicas que existieron en el área del campus y tratando de precisar el lugar donde estuvieron, esto se realizó con la finalidad de ubicar en qué zonas de la Ciudad Universitaria se situaron éstos montículos y por ende qué sectores podrían aún contener evidencias arqueológicas de éstas arrasadas construcciones, el informe de Idilio Santillana, inexplicablemente inubicable actualmente, se presentó a las autoridades de la Universidad y al INC en 1988, fue este informe el que propuso una numeración para éstos montículos, asignando con el número 11 a este sitio del cual se habían descubierto sus evidencias en Diciembre de 1985, desde entonces fue bautizado y conocido hasta ahora como el “Sector 11”. Los trabajos arqueológicos, específicamente excavaciones, empezaron en 1989 y duraron al parecer ininterrumpidamente hasta mediados de 1998, desde entonces las unidades abiertas en el sitio fueron abandonadas a su suerte, con el consiguiente deterioro de la arquitectura expuesta y el progresivo relleno de éstos espacios por la basura arrojada de la misma Facultad de Sociales y por los mismos estudiantes, lamentablemente esta triste y patética situación ha durado hasta nuestros días.

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Las chacras hundidas de Chilca: un sistema agrícola olvidado Carlos Enrique Campos Napán “Es cosa notable de oir lo que en este valle (Chilca) se hace que para que tenga la humidad necesaria los indios hacen unas hoyas anchas y muy hondas en las cuales siembran y ponen lo que tengo dicho y con el rocio y la humidad es Dios servido que se crie…” (Garcilaso, 1947:231) El gran desierto costero del Perú analizado de manera concienzuda presenta una de las zonas más áridas del mundo, sin embargo en él se han desarrollado sociedades admirables que no hacen sino pensar en su habilidad, destreza y sapiencia para lograr aprovechar los recursos que les proporcionaba su entorno geográfico. Las chacras hundidas u hoyas son antiguas parcelas de terreno agrícola que se encuentran a lo largo del desierto costeño del Perú, las condiciones que han hecho posible este tipo peculiar de

explotación agrícola se da en los bajíos topográficos naturales (backmarsh) donde se han acumulado capas de grava cuaternaria, de arena y limo. Han sido labradas excavando la superficie del terreno que se quería cultivar, hasta alcanzar un nivel próximo a la napa freática y así lograr que la humedad llegara a las semillas y plantas sin necesidad de riego. Las hoyas o chacras hundidas causan una gran impresión puesto que fue necesaria una enorme fuerza de trabajo para labrarlas. Garcilaso señala que los españoles les llamaron hoyas y así parece ser, puesto que la mayo-

Vista actual de las hoyas de Chilca, imagen tomada desde Cerro Bandurria. Foto José Fuentes, Mayo 2000.

ría de fuentes históricas tempranas utilizan este término para designar una porción de terreno que había sido excavada a una profundidad suficiente para descubrir la tierra húmeda apta para el cultivo. La extrañeza y admiración que manifestaron todos los cronistas que describieron los cultivos en hoyas del desierto costero peruano prueba que ninguno de ellos había visto antes un sistema agrícola semejante en Europa (1). La mayoría de fuentes coloniales tempranas describen el cultivo en hoyas como el único en la quebrada de Chilca, asimismo todos subrayan la falta de agua en el río y lo árido del paisaje, sin embargo es bien sabido que a lo largo de la franja costera del Perú las hoyas se extienden en gran manera (2). Las hoyas de Chilca se extienden a lo largo de 200 Ha. de terreno ganado al desierto, en la parte baja de ésta quebrada (Ver Fig. 1). La quebrada de Chilca ubicada a 62 Km. al sur de Li-

Vista aerofotográfica de la parte baja de la Quebrada de Chilca (Tomado de Parsons y Psuty, 1974) Nótese entre La Bandurria y Cerro Lapalapa el conjunto de hoyadas. (Obs.: “La Vanduria” actualmente es “Cerro Bandurria”, “IV-G6-A” es “El Tambo” y “Cerro Lapalapa” es “Cerro Yaya”) ma se constituye en una de las pocas zonas donde aún se utiliza este extraordinario sistema agrícola del pasado. Sin embargo, el descontrolado y caótico crecimiento urbano de Chilca, el establecimiento de granjas avícolas y la acción destructora de las ladrilleras han contribuido de manera significativa a la destrucción de las chacras hundidas (Ver Fig. 2) Estas tierras aún productivas amenazan en convertirse en lo que fueron antes: un desierto. Señores: ¿Es eso lo que queremos? ¿Qué le dejaremos a nuestros hijos y a las generaciones venideras? ¿Dónde queda nuestro legado y el legado de nuestros antecesores?


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reubicación de los invasores, facilitando de algún modo la ilegalidad de la ocupación en este sitio. Debido a esto, las empresas de servicios públicos les han dado todas las facilidades para una mayor residencia.

Vista del Jr. José Salas. Foto Alfonso Ponciano, Marzo 2005

“...la grandiosa idea del cercado de la Huaca en 1987 por el Alcalde Ricardo

Flores

no

consideró la reubicación de los invasores...”

Vista del Jr. Ayacucho. Foto Alfonso Ponciano, Marzo 2005

los Srs. Vicente Segura y Víctor Salazar, por R.M. 8179 del 20 de octubre de 1951, afirmando la pérdida del valor de la huaca, debido a su destrucción en un 65%; de lo cual se valió el Sr. Julio Olivera Ore (Director de la Casa de La Cultura de Magdalena de Mar) y el Dr. Alberto Yábar R. (Alcalde del Distrito en 1972) para demoler la huaca, por considerarla un foco de infección y de peligro para la salud del vecindario (Oficio 67 – 72 del 20 de Noviembre de 1972), acto que no lograron. Por otro lado la migración de los pobladores de la sierra central hacia la capital, origi-

nó que algunos invadieran las zonas arqueológicas como ocurrió en Huantille en el lado norte, en donde hoy se levantan edificios de hasta tres pisos. Sus títulos de propiedad fueron otorgados durante el gobierno del Gral. Velasco Alvarado, reconociendo la invasión del terreno. Otro caso fue la construcción del Mercado Modelo al lado oeste, en 1968 siendo Alcalde el Sr. Diógenes Cabrejos, en complicidad con la Junta Vecinal de aquel entonces. Sin embargo, la grandiosa idea del cercado de la Huaca en 1987 por el Alcalde Ricardo Flores no consideró la

En declaraciones a la prensa en el mes de Enero del 2005 el actual alcalde, Francis Allison, informó la iniciativa de financiar la salida de los invasores a través del programa Techo Propio. Sólo se espera que no queden en simples propuestas como la han realizado anteriores alcaldes del distrito. En la actualidad, el acceso a la huaca se realiza a través de los jirones Castilla (cdra. 11), jirón Huamanga (cdra. 9) y jirón Echenique (cdra. 11), por donde nos damos cuenta del abandono y la precariedad de las viviendas y la constante destrucción del patrimonio del distrito. Consideración final.- Vemos entonces que la monumentalidad de este importante SITIO ADMINISTRATIVO DE HUANTILLE ha sido afectada por todos sus frentes y por la dejadez de la autoridad local cómplice desde la creación política del distrito poniendo en riesgo su conservación. Sólo esperamos que se aplique un similar proyecto de conservación, investigación y puesta en valor como ocurre en los distritos de Miraflores, La Molina, Cercado de Lima, San Isidro y otros del interior del país en beneficio de la comunidad de Magdalena del Mar.

Vista de la entrada sur de Huantille, por la Cd. 11 del Jr. Castilla Foto Alfonso Ponciano Marzo 2005

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Durante todos los años en que se intervino el Sector 11 todo parece indicarlo que fue el arqueólogo y docente de la Escuela Jorge Silva el responsable de los trabajos en el sitio, durante todo este tiempo la excavación del sitio se hizo en el marco del curso de excavación, realizando el trabajo los propios estudiantes de arqueología, así desde la Base 87 hasta la Base 96, que fue la última en excavar el sitio, se sucedieron las diversas promociones haciendo la mayoría de estudiantes sus primeros pininos en el sitio, junto con los numerosos informes de excavación presentados por cada estudiante la bibliografía del Sector 11 incluye un informe del curso de excavación (Taller II) presentado por Cecilia Jaime y Gilda Andonayre en 1989, un informe de análisis de cerámica del sitio del curso de Taller III por Cecilia Jaime presentado en 1990 y un informe del curso de Taller IV (el equivalente ahora a Prácticas Preprofesionales) presentado por Cecilia Jaime en 1992, aparte de estos informes para cursos de pregrado sabemos que el responsable de los trabajos ante el INC, Jorge Silva, presentó dos informes de éstos trabajos en 1990 y 1991, un informe en 1993 junto con Cecilia Jaime y un informe más en 1997 (ignoramos si son todos los informes presentados), hay que añadir además dos publicaciones que involucran al sitio: “El patrimonio arqueológico en el campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos” de Jorge Silva, Juan Paredes y Cecilia Jaime publicado en la Revista Alma Mater Nº6 en 1993 e “Investigaciones en la Huaca de San Marcos” de Cecilia Jaime publicado en la revista Investigaciones Sociales Nº3 en 1999. Esto es hasta donde sabemos todo lo que se ha publicado de los trabajos realizados en el sitio. Lamentablemente no hemos podido conseguir todos estos informes para darnos una idea de la información recuperada de los restos de éste montículo, fuera de las dos publicaciones los únicos informes que hemos podido ubicar y consultar en el INC han sido los presentados por Silva en 1990 y 1997, de todas formas con las referencias obtenidas sabemos que se excavó en el sitio los años 1989, 1990 y 1996 (suponemos también que los informes de 1991 y 1993 se refieren a trabajos realizados en esos respectivos años), ignoramos si se intervino el sitio en 1992 y 1994, aunque tenemos referencias que en el año 1995 no se excavó en el sitio. En 1997 y 1998 se intervino el Sector 11 puesto que fuimos testigos de ello. Tratando de hacer un ajustado resumen de la información proporcionada por éstos estudios: el Sector 11 presenta una ocupación desde las fases 7-8-9 de la cultura Lima (500–600 d.C.) hasta el Intermedio Tardío (1200– 1440 d.C.), siendo las más importantes las ocupaciones Lima y de inicios del Horizonte Medio (Nievería), que fueron responsables de la construcción de prácticamente toda la arquitectura superviviente del lugar, lográndose definir hasta 11 fases constructivas en el sitio, sobre la función del montículo fue posiblemente lugar de residencia de gente de un nivel social inferior a los que residieron en Huaca San Marcos y Huaca Concha. Como mencionamos anteriormente las excavaciones en el sitio terminaron en 1998, al año siguiente la Junta Directiva del CEAR de entonces solicitó a la Escuela de

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Plano del Sector 11, elaborado por Casareto, Echevarría y Tarazona en 1995. Las líneas punteadas es un agregado nuestro, que indica la extensión actual de las unidades de excavación. Arqueología permiso para poder limpiar el sitio de la basura acumulada, negándosele el permiso a pesar de estar apoyada esta solicitud por los entusiastas estudiantes de primer año, la Base 99, posteriormente durante el año 2002 la Junta Directiva del CEAR de entonces solicitó permiso nuevamente a la Escuela, recibiendo felizmente el apoyo de ésta, es así que por un lapso de dos semanas aprox. se limpió parte de la basura que había sepultado parcialmente las unidades del Sector 11, la última limpieza efectuada en el sitio fue en el año 2003, por los entusiastas ingresantes de ese año, desde esa fecha nadie más ha vuelto a tocar al Sector 11. Para terminar sólo queremos decir que preocupa la situación del Sector 11 no sólo por su abandonado estado, sino que es un síntoma de la terrible indiferencia que parece haberse posesionado de la comunidad académica de arqueología de San Marcos, si no importa la situación de un sitio vecino a la Escuela ¿Qué importancia enton-

ces tendrían los sitios desperdigados por todo el Perú? Otro asunto latente es el peligro de desaparición total que se cierne como una espada de Damocles sobre el sitio, cualquier intento de ampliación de la Facultad hacia ese “desierto” lado, como ya lo han insinuado algunas autoridades de la Facultad, arrasaría por completo el sitio, creemos firmemente que la investigación aún no se ha agotado en el Sector 11 a pesar de las declaraciones de algunas personas y que su conservación como uno de los últimos restos supervivientes del complejo Maranga de los Lima sería un síntoma del respeto a la memoria.

Vista de un muro de adobitos del Sector 11. Foto José Fuentes Marzo 2005


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Patrimonio arqueológico de Magdalena del Mar: la Huaca Huantille Alfonso Rógger Ponciano Gonzáles Su ubicación geográfica corresponde a los 12°05’19” L.S. y 77°04’43” L.O. a 81.9 m.s. n.m. Posee un área de 6000 m2 (Ravines, 1984: n°66).

Vista de viviendas modernas dentro de Huantille Foto Alfonso Ponciano Marzo 2005

Vista de Huantille desde la entrada por el Jr. Echenique (Cd. 11). Nótese los adosamientos de los muros de tapia hacia el norte Foto Alfonso Ponciano Marzo 2005

Geografía.- El área geográfica de Magdalena del Mar se encuentra sometida a la acción de condiciones microclimáticas particularizadas dentro de la costa peruana tipificándolo como clima semiárido, bañado por las brisas marinas. Las precipitaciones son escasas, ocasionalmente son garúas invernales, cuando la saturación de humedad relativa ha llegado a El distrito de Magdalena del Mar alberga al su nivel máximo. sitio arqueológico conocido con los nombres de Orbea, Huantille o Wantille, San Miguel, Geomorfológicamente, se encuentra asentada Ladrillera, Huaca Grande y Huaca Echenique sobre una terraza fluvio aluviónica del cono (este último en referencia a uno de los jirones deyectivo del río Rímac, modelada por las que lo rodea). Se encuentra bordeado y escon- aguas del Océano Pacífico. La zona presenta dido por los edificios de concreto y material un relieve horizontal truncado por un acantinoble del lugar, lo cual hace posible que se lado irregular. El acantilado muestra indicios encuentre en peligro de desaparecer por com- de actividad muy peculiar en relación con la pleto, debido a las constantes excavaciones acción dinámica del oleaje y del viento. Esta clandestinas que se efectúan con el afán de acción ha dado lugar a la formación de playas estrechas de cantorrales y acantilados empiganar espacio a la huaca. nados. Ubicación.- El sitio arqueológico está rodeado por los jirones Mariscal Castilla (por el sur), Rufino Echenique y Ayacucho (por el oeste), José Salas (por el norte) y Rufino Echenique y Huamanga (por el este); calles que al ser trazadas no tomaron en cuenta su existencia, monumentalidad e importancia, de igual manera con las otras huacas ubicadas en el distrito.

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y Oyague, se inician las obras del ferrocarril que uniría Lima con Miraflores, la repartición de solares y la construcción de zonas de esparcimiento. Esta compra también pudo originarse por la baja producción de las haciendas como ocurrió en 1753 cuando Doña Josefa Vásquez de Velasco vende el 15 de febrero a Don Diego de Orbea y Arandia sus tierras debido a la crisis del agro, que comenzaba a afectar a toda Lima. Por entonces Magdalena Nueva o “Mar Bella” (hoy Magdalena del Mar), se ubicó a orillas del litoral rodeada por el antiguo canal, que partía de la ciudad amurallada de Lima (Portada Guadalupe) y con esto se dio paso a la urbanización de las zonas agrícolas y la destrucción de las áreas arqueológicas. Antecedentes históricos.- Los viajeros del siglo XIX, a su paso por el Perú, detallan las particularidades de las ciudades y sus antigüedades; es así que Alphonse Bandelier (1892) elabora un plano titulado “Magdalena del Mar” en donde “… aparecen más de una docena de montículos de los cuales sobresale uno que consiste en dos pirámides escalonadas con rampas de gran tamaño y adosadas que se orientan hacia el Este…La pirámide doble corresponde a la actual Huaca Huantille o Magdalena…este edificio debió corresponder al “templo de Magdalena” que describe Squier (1973:83-85) como una estructura de suntuosa construcción, finamente decorada y sede del famoso ídolo denominado Rímac o Limac…” (Cornejo, 2000: “Los Incas en Lima”)

El Distrito.- Las primeras referencias de Magdalena se remontan a los inicios de la Colonia. Cuando, por orden del Virrey Marquéz de Cañete, se ordena la reducción de los pobladores de Lima, Maranga y Huadca al Convento de Santa María de Magdalena (hoy Pueblo Libre o Magdalena Vieja) que fue administrado por los curas franciscanos hasta 1758.

Ernst Middendorf, en 1894, relata lo siguiente “si continuamos nuestro paseo desde la Magdalena…encontraremos una Fortaleza que por su gran extensión se distingue, de todas las demás de esta región. Se trata de la huaca San Miguel, llamada así por el nombre de la hacienda vecina…” (Middendorf,1973) por otro lado, detalla sobre el estado ruinoso de las fortalezas y caseríos situados en Magdalena construidos con grandes muros de tapia.

Según los documentos de la época, el terreno fue donado por el Cacique Gonzalo Taulichusco hacia 1557 porque buscaba obtener el favor de los españoles; esto se une a que los pobladores del valle de la Magdalena apoyaron en la defensa de Lima contra las huestes cusqueñas al mando de Titu Cusi Yupanqui, en 1537.

Por otro lado el Dr. Villar Córdova agrega: “Cuando se viaja por la Avenida de la Magdalena…en tranvía o en automóvil, se puede visitar las ruinas de “Chaya-Calca”, cuyas pequeñas aldeas, fortificadas con grandes murallas, se extienden por la Magdalena Vieja y San Miguel.” (Villar Córdoba, 1935:177).

Magdalena fue fundada el 18 de enero de 1872 por “…un grupo de entusiastas… hombres de negocios se unen en sociedad para emprender la recreación de una nueva ciudad a orillas del mar…y el 1ro de julio de 1872 se da forma y estructura a la nueva ciudad…” (Biblioteca Municipal, 1999) Lo cierto es, que tras la compra de los fundos Orbea

En una reciente publicación del Museo de Arqueología y Antropología de San Marcos del Archivo Tello (1999) se hace referencia a las huacas de Grupo Huantille las cuales estaban siendo afectadas por las ladrilleras y la construcción de viviendas y avenidas en 1944. Se identifica un total de cinco montículos de gran tamaño de los cuales solo sobrevive Huantille.

Huantille y su estado actual.- Huantille está constituida por tres terraplenes, sobre los cuales se levantan las estructuras de tapia. En lo que queda visible se distinguen las diferentes remodelaciones de los espacios construidos así como los cuartos, pasadizos, patios, escaleras y diferentes accesos hacia el interior y exterior de las estructuras internas de la huaca. En el “Inventario de Monumentos Arqueológicos del Perú: Lima Metropolitana” elaborado por Rogger Ravines en 1984, hace referencia a lo siguiente: “El conjunto se edificó a partir de muros de contención con rellenos y muros superficiales en la parte superior. Los muros de contención son paramentos irregulares y con talud que se adosan lateralmente para lograr el espesor deseado…” Esta Huaca funcionó como un importante centro administrativo durante el período Intermedio Tardío y Horizonte Tardío, en esta parte del valle.

Plano de Magdalena en 1872

“... calles que al ser trazadas no tomaron en cuenta

su

existencia,

monume ntalidad importancia,

de

e

igual

manera con las otras huacas ubicadas en el distrito.”

Su conservación ha sido afectada gravemente desde la autorización otorgada por el Patronato Nacional de Arqueología a la ladrillera “La Edificadora”, que dirigía el Sr. Tomás Percivale, en 1942, gracias al D.S. del 29 de Enero de 1941, que reglaPlano de Magdalena mentó la demolición de Huacas. en 1879 (Hampe Las primeras excavaciones fueron efectuadas por 1990:114)


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