la histeria. El descubrimiento del inconsciente fue el resultado de un profundo trabajo de investigación y práctica llevada a cabo en el seno de la medicina de dicha época. A partir del cual se desarrollaría un nuevo procedimiento de curación e investigación de los fenómenos psíquicos.
José García Peñalver
Psicoanalista. Psicólogo Clínico Editor y escritor
¿CUÁNDO ACUDIR AL PSICOANALISTA?
L
a aparición del Psicoanálisis supondrá una ruptura epistemológica con respecto a los conceptos anteriores sobre la psique: donde psiquismo se consideraba sinónimo de conciencia. Lo que dará lugar a un saber inédito sobre el ser humano, aportando una perspectiva nueva sobre el aparato psíquico y su funcionamiento. Una comprensión cuyas consecuencias e implicaciones trascenderán el campo de la salud, influyendo en prácticamente todas las áreas del conocimiento humano: pedagogía, filosofía, sociología, antropología, lingüística, literatura, pintura, arte… Y es que el Psicoanálisis, a pesar de gestarse en el corazón de la neurología, y, por consiguiente, ser utilizado como tratamiento psicoterapéutico de padecimientos «nerviosos» (hasta entonces considerados orgánicos), también se convertirá en una vía a través de la cual todas las personas sanas y normales podrán tener acceso a sus propios procesos mentales. Algo que llevará implícito el autoconocimiento y la posibilidad de transformación, es decir, de cambio del sujeto en análisis.
Ilustraciones: Jacques Salomon
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PSICOANÁLISIS
El Psicoanálisis es una disciplina científica fundada a finales del siglo XIX por el Dr. Sigmund Freud. Surge en la práctica clínica como una psicoterapia para tratar los trastornos o enfermedades mentales, en un principio exclusivamente neuróticos como
Al gran hallazgo clínico del Psicoanálisis podríamos resumirlo en la siguiente tesis: todo síntoma posee un sentido y se halla estrechamente enlazado a la vida psíquica. Es decir, estos son el resultado de un conflicto psíquico. Descubrimiento cuyas consecuencias modificarán «la mirada» sobre el padecer humano, dando lugar a un tratamiento diferente. Donde se subvertirá la posición del sujeto en relación a su dolor; con respecto a aquello de lo que se queja: sus síntomas. Síntomas que, irrumpiendo en la vida del sujeto, a través de las diferentes manifestaciones del sufrimiento humano, le «desbordan». Aflicciones en forma de múltiples dolores de cuerpo y alma, generando en ocasiones profundas e incontrolables conmociones: desazón, lamentos, pesadumbre, falta de esperanza, desilusión, soledad, incomprensión, desconsuelo, rechazo, abandono, vacío… sobredeterminadas por un grado de «inconsciencia» que comanda su «destino». Se produce, por consiguiente, un fractura que afecta al encuadre terapéutico, sacando al paciente de esa postura de pasividad con respecto a su padecer. Y es que, hablando con precisión, la salud no es lo contrario de enfermedad. La salud es una construcción. Es algo nuevo, no un retorno a un estado previo al dolor; puesto que lo que retorna es, precisamente, lo reprimido. Es decir, aquellas cargas afectivas que, aunque disociadas de lo incómodo de sus representaciones, vuelven una y otra vez desplazadas y disfrazadas en los más variopintos y fastidiosos escenarios del dolor. El Psicoanálisis, como procedimiento psicoterapéutico, está indicado para todos los trastornos psíquicos:
Los síntomas tienen sentido. Su causa es un conflicto psíquico fobias, obsesiones, ansiedad, angustia, depresión, adicciones, trastornos funcionales y psicosomáticos, etc. También se utiliza como tratamiento para otro tipo de padecimientos que, sin tener que ser diagnosticados necesariamente de patológicos, causan mal-estar en la vida del sujeto: celos, desamor, problemas de pareja, conflictos familiares, dificultades sexuales, complejos, manías, temores… Pero, además, como hemos mencionado, al no limitarse el Psicoanálisis a ser únicamente una terapia para curar los males del alma –y muchos otros que afectan al cuerpo–, sino también un medio a través del cual todas las personas («enfermas» y «sanas») pueden llegar a tener acceso a sus propios procesos psíquicos: conocerse a sí mismas, sería un tercer motivo para acudir a la consulta del psicoanalista. Es decir, querer saber más sobre nosotros: acerca de nuestras ambiciones, tal vez, demasiado ocultas; de nuestras propias trabas para tener una vida más satisfactoria en un sentido amplio de la palabra; sobre la naturaleza de nuestros miedos que, probablemente, nos incapacitan para lograr metas u objetivos muy claros o no tanto; darse cuenta y entender el porqué de determinadas resistencias para alcanzar el éxito; llegar a descubrir el motivo de nuestras inhibiciones frente a la creación; desvelar las fantasías que nos impiden una mayor implicación en ciertas áreas de nuestra vida; por qué huimos de compromisos que seguramente nos gustaría tener; llegar a esclarecer lo que subyace en tanto fracaso frente al triunfo; dilucidar qué hay tras el miedo a amar y ser amados…
HAY oTRA MANERA dE vIvIR
EL PSICOANÁLISIS PUEDE AYUDARLE
José García Peñalver
Psicólogo Clínico-Psicoanalista
871 948 901 josegarcia@psicoanalisispalma.com
www.psicoanalisispalma.com
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