Maquillaje

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Maquillaje y glamour Un acercamiento al encanto de las estrellas de cine de todos los tiempos, reinterpretado con un toque moderno

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on frecuencia se utiliza la palabra glamour, porque parece que añade el calificativo de entendido en moda al que la emplea, sin saber muy bien qué quiere decir y cómo aplicarla al contexto del que hablamos. Como maquilladora trato de crear, y a veces rescatar, tendencias que pueden ser vanguardia o incluso retrospectiva dentro de lo que intento llamar maquillaje para moda. Por eso, lo primero que haré será hablar sobre el glamour, con todo el respeto que la palabra me merece y con toda mi veneración por su significado. El glamour es un anglicismo. En origen, y muy pocos lo saben, hacía referencia a un hechizo mágico que afectaba a la percepción que tenemos de las cosas o de las personas para que nos resultasen imágenes atractivas, gloriosas, magnificas, espectacularmente bellas. Del sentido genérico del término, en el siglo XIX, se llega a focalizar el uso sobre el concepto de belleza y elegancia, pero referido a lo romántico. Durante el XIX, surgen las teorías en torno al gusto, del que se escribieron, escriben y escribirán ríos de tinta, al contrario de lo que se suele decir. Porque el gusto es nuestra primera decisión en la vida, desde que podemos distinguir con cierta libertad, aunque todo conocimiento sea interesado. Estas teorías en torno al gusto, al estilo, a la estética, hacen que la palabra glamour, se acerque al concepto de moda, que es el gusto temporal que proponen los expertos en estas teorías, y que es filtrado por el público que consume.

La corrección máxima y la limpieza en las formas son la base de un maquillaje glamouroso El glamour, entonces, añade a su significado matices que acercan el concepto al exceso, la vanidad y la atracción sexual. Se asociaba al estilo de vida de los artistas de la noche, el cabaret, el burlesque, el music hall, el vaudeville, la extravaganza, incluso el circo... Se va acercando al talento singular, especialmente al femenino, a esa belleza única que poseían muy pocas mujeres y que en el mundo del espectáculo eran las vedettes, las showgirls.

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make up & more

Esther Gallegos

Lic. en Historia del Arte Maquilladora y Peluquera de plató

Cine clásico americano y fotografía Sin extenderme en exceso en la Gestalt Theorie y la percepción visual, entroncaré el concepto de glamour desde el origen, ese hechizo que hacía percibir las imágenes de manera intensamente especial con la creación de la imagen delirante. El cine, desde su origen, presenta las imágenes con la intención de mostrar al espectador algo real, como experimento que hacía que las imágenes fueran cinéticas; y más adelante espectacular, porque el primer cine tiene su origen en el teatro, y está ligado al mundo de las ferias y lo asombroso. De hecho, desde el punto de vista técnico, el cinematógrafo es una innovación increíble para los visitantes atónitos, igual que la inquietante máquina fotográfica. El cine evoluciona. Cuando ya existe un importante nivel técnico, el cine como negocio necesita atraer a los espectadores creando imágenes delirantes para que los ojos de los espectadores ya no miren el artefacto, sino que miren a las personas, los actores, que poseen esas cualidades especiales que el cine aprende a magnificar como si fueran los cineastas esos hechiceros que podían hacer que en la percepción de todos la imagen de las estrellas de cine, sobre todo la de las mujeres, se quedase retenida en la memoria retiniana. Es decir, construyeron un icono. El glamour que poseían algunos es empleado por el cine para construir esa imagen delirante e icónica que hacía que el negocio creciese y se convirtiese en un instrumento más que retroalimentaría a la moda, y viceversa. Fotógrafa: Africa Welch Maquillaje: Esther Gallegos Modelo: Macarena Martínez Muñoz

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En la fotografía, como origen del cine, ocurre el mismo proceso. Incluso es más enigmático, puesto que las imágenes no pueden comunicarse, ya que no hay movimiento ni sonidos. Todo se iniciaba en la fantasía y en el delirio creado en la mente del sujeto que contemplaba estas fotografías. Iconos del cine, personajes glamourosos que marcarán tendencia, que crearán estilo, que harán que la palabra glamour se degrade incluso porque se asimile a un estilo concreto que alude sólo a lo provocativo. Marilyn Monroe, Grace Kelly, Marlene Dietrich, Audry Hepburn, Bette Davis, Hady Lamarr, Ingrid Bergman, Brigitte Bardot, Sean Connery, Elizabeth Taylor, Greta Garbo, Clark Gable, James Dean, Marlon Brando, Ava Gardner, Paul Newmann, Raquel Welch y una larga nómina de seres privilegiados tocados por ese don natural que es la posesión del ansiado glamour.

El maquillaje glamouroso ¿Es una retrospectiva? ¿Es una mirada al pasado para buscar esa esencia en la imagen de estas celebrities icónicas y recrear su don en el presente? A veces, sí. Y es inevitable no poder extirpar estas imágenes de la mente de un estilista cuando piensa en este concepto. Cuando yo pienso en el glamour en maquillaje, no puedo evitarlo. Reduzco los elementos al mínimo para dejar que la persona poseedora de ese don natural exceda al estilismo. Es decir, se puede caracterizar y una persona puede emular el glamour que otros poseían, e incluso puede que desarrolle un estilo personal que le llegue a tener algún tipo de glamour, pero yo he visto a personas que lo poseen sin proponérselo, forma parte de ellas. Emana de su ser, desde siempre. En maquillaje, yo elijo colores, formas y volúmenes rotundos. Sobrios a veces, depende de la persona y de la circunstancia. Otras veces no es moda, es complejo explicar. Es un color o una forma que es glamourosa porque hace glamourosa a la persona. Lo importante en el glamour con respecto al maquillaje, a mi entender, es la precisión. La perfección, la corrección máxima y la limpieza en las formas, los labios perfectamente dibujados, el degradado impecable de los párpados para aportar volumen a las cuencas o el eye liner preciso para contornear los ojos. Las pestañas ordenadas, la imagen sedosa de las pieles, los pómulos marcados con la suavidad del sfumato, como si nos inspirásemos en Da Vinci. Esto es un maquillaje glamouroso. A veces, la moda en vanguardia nos propone otras sensaciones que punzan en nuestra retina. Yo creo que a veces la vanguardia punza, y hasta irrita y seduce de esta forma, pero el glamour acaricia y nos devuelve a la esencia de la belleza que emana de las mujeres que poseen este don, o también que, al ponerse en las manos de algunos estilistas que saben interpretar este hechizo, puedan recrear.

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