Sonrisa

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La Sonrisa Médica

El humor como medicina

Aina Cortès Actriz. Lic. en Psicología

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e reúno con Ana Ferreira una soleada mañana de diciembre en la oficina de Sonrisa Médica. Una oficina pequeña y un tanto húmeda pero llena de proyectos y de ilusiones y de gente muy trabajadora. Nos sentamos a charlar y lo primero que me sorprende es cómo una persona con el currículum de Ana Ferreira, que podría estar desempeñando su profesión en el campo de la medicina desde una posición cómoda y calentita, haya bajado a las trincheras y se haya puesto al frente de un proyecto como el de Sonrisa Médica. “Eso se pregunta mi madre”, me dice riendo. Y es que ella llega a Mallorca por motivos personales y la persona que la recibe es Marta Prats, payasa de hospital y directora artística de Sonrisa en el año 2000, esas casualidades de la vida… Como muchas personas, ella tiene una visión un tanto sesgada de lo que es un payaso. Incluso me comenta que no le gustaba el personaje en sí, con esa actitud desordenada, esos colores... hasta su presencia le parecía un tanto agresiva.

riencia como vendedora de proyectos de investigación. Y algo que ella pensaba que no le iba a ocupar más de unas horas al día se convierte en una relación que dura hasta la fecha. Es un reto para ella hacer llegar a la Administración Pública, a hospitales y a capitales privados lo que es incluir a Sonrisa Médica en el servicio, no solo porque el humor es facilitador del proceso terapéutico sino porque también beneficia a familiares y al personal mejorando el clima laboral. Pero a mí, la pregunta que me ronda la cabeza todo el tiempo es, cómo se puede trasmitir todo esto al gerente de un hospital, que puede ser tan profano en la materia como lo era ella.

Primero, por las experiencias vividas, me comenta que la avalan la cantidad de testimonios que tiene de usuarios de hopitales que han disfrutado de este servicio; y, en segundo lugar, se ha hecho una apuesta Es un reto para ella hacer llegar a la Administración Pública, a muy fuerte por obtener los sellos de calidad correspondientes: hospitales y a capitales privados lo que es incluir a Sonrisa

Médica en el servicio, no solo porque el humor es facilitador del proceso terapéutico sino porque también beneficia a familiares y al personal mejorando el clima laboral Pero todo esto cambia cuando a través de Marta descubre Sonrisa Médica y puede tocar con las manos lo que significa ser payaso y, más aún, algo tan específico como payaso de hospital. El exponerse al público, el mostrar la parte más vulnerable, el trabajar desde el fracaso. Pero sobre todo se da cuenta del valor que tiene el humor. La transformación mágica que produce en las personas aunque solo sea por un momento. Toma conciencia de lo difícil que es hacer reír y se da cuenta de que, como ciudadana, quiere que haya más momentos de alegría en nuestra sociedad. Por eso se pone manos a la obra. Se pone al frente de la gestión de Sonrisa por varios motivos: la crisis económica que está viviendo Sonrisa Médica en esos momentos y, sobre todo, gracias a su extenso currículum y su expe90

“Declarada de Utilidad Pública en 2004, se somete de forma voluntaria, desde 2006, a una auditoría de cuentas anual para garantizar la transparencia de su gestión y el buen uso de las donaciones y ayudas institucionales que recibe. Cuenta además con la acreditación en Sistemas de Calidad según la Norma UNE-EN ISO 9001:2008 y está reconocida como empresa excelente según el modelo EFQM”. Porque esta es la manera de demostrar resultados a las personas que van a financiar el proyecto. Demuestra que invertir en Sonrisa tiene unos resultados tangibles y medibles. La diversificación de la financiación se da desde tres ámbitos: desde la Administración Pública, en forma de subvenciones o ayudas; desde los hospitales, donde se pretende conseguir una retribución económica por la prestación de


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Entrevista a la Junta Directiva de la Sonrisa Médica

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e gustaría, a través de este reportaje, que el gran público pudiese tomar conciencia del gran esfuerzo humano, desde varios sectores, que exige llevar a cabo un proyecto como el de SONRISA MÉDICA (muchas veces, las personas creen que nos presentamos dos payasos en el hospital porque sí y ya está; esa es la idea que me gustaría desbancar). Por eso me gustaría que se expresasen libremente, más allá de las preguntas que yo les planteo, si les apetece o creen que me he dejado algo en el tintero. ¿Cómo se pone en marcha un proyecto como Sonrisa Médica, y de quién nace la idea?

Gerente Ana Ferreira García y Responsable de Calidad y Excelencia Nona Asunción Riobó.

un servicio del que se van a beneficiar los usuarios. Y a través del dinero privado. Pero el dinero privado es muy receloso, y por eso es tan útil el haber conseguido los sellos de calidad y el garantizarle a las empresas la transparencia en la gestión de la aportación económica que van a hacer. Un esfuerzo para mi titánico, ya que es explicar lo inexplicable: puntuar una emoción, medir una risa, valorar económicamente un abrazo y ponerle precio. Pero es que es muy importante porque lo que se pretende es una estabilidad, no solo del servicio, sino también para el trabajador/a; ofrecerle una estabilidad laboral y no depender continuamente de que si hay dinero se hace la actuación, y si no, pues no, lo cual tiene una repercusión tanto para el trabajador a nivel de calidad de servicio como para el usuario, que no entiende por qué ahora sí hay payasos de hospital para su hija, por ejemplo, y el mes que viene no. En este momento podemos encontrar a los payasos de Sonrisa en Son Espases, Hopital de Manacor, Son Llàtzer y recientemente en el Hospital de Inca, algo que me sorprende ya que en Inca los usuarios son adultos, no hay niños ingresados. Pero la experiencia, como siempre en

estos casos, habla por sí sola. Lo que se sabe es que el niño normalmente lleva parejo adultos cuidadores. Pero si un adulto está enfermo, muchas veces está solo, la familia no se vuelca como con un niño, y, en algunos casos, por ley de vida ya no queda más familia. Me cuenta el caso de un abuelo ingresado, acompañado por su nieta. Llegan los payasos y empiezan a tocar una canción de los Panchos y el abuelo reconoce la canción, conecta y recuerda que él era muy buen bailarín. Se levanta y se pone a bailar con su nieta, que no puede contener las lágrimas de la emoción. Son esta clase de cosas las que pueden pasar cuando te visita un payaso de Sonrisa Médica. Y es que no solo es hacer reír, es acompañar un momento de dolor, es ponerle música a una situación, es salir de la monotonía, y ya se sabe que un buen estado de ánimo favorece el proceso de curación o, cuando menos, se consigue una mejor predisposición por parte de los pacientes.

Cuando Ana me cuenta esta anécdota le vienen lágrimas a los ojos, y es que se sigue emocionando como el primer día que entró en Sonrisa Médica y ahí seY es que no solo es hacer reír, es acompañar un momento de guirá hasta que se le acaben las fuerzas. Porque sí, señoras y señores, y en este dolor, es ponerle música a una situación, es salir de momento más que nunca, hay cosas mula monotonía, y ya se sabe que un buen estado de ánimo cho más importantes que el dinero y la favorece el proceso de curación o, cuando menos, se consigue posición social. Y todavía hay gente que una mejor predisposición por parte de los pacientes lucha por ellas. 92

Sonrisa Médica nació en 1994 gracias a la iniciativa de Miquel Borrás y de su mujer Sylvia Chaki. Su hija Laura estuvo ingresada en un hospital de París y sus padres pudieron comprobar allí el trabajo de los payasos de hospital quienes, con sus actuaciones e intervenciones, conseguían levantar el ánimo a los pequeños. Miquel Borrás emprendió la tarea de fundar en Mallorca la Asociación, que se convirtió en la primera de toda España, y que en 2004 fue declarada de Utilidad Pública por el Ministerio de Interior. Este año, en Sonrisa Médica hemos nombrado a Miquel Borràs Presidente Honorífico de la Asociación por su excelente labor y por la magnífica herencia que ha dejado en la sociedad balear. Estamos muy orgullosos de mantener y hacer crecer la Asociación que él fundó. La Junta Directiva está actualmente formada por Josep Lluís Vidal Planas, el actual Presidente; la Vicepresidenta Magdalena Villaría Esquivias; el Vicepresidente Matías Pons Sureda; el Tesorero Guillem Morlà; la Secretaria y Gerente Ana Ferreira García y de Antonia Martín Perdiz, Jordi Loutfí Jodrà, Miquel Ángel Payeras Muntaner y Xisco Martínez Górriz como vocales. ¿Qué hace que un grupo de personas se reúna de manera altruista y apoye este tipo de iniciativas? Su importante labor social. Sonrisa Médica se ha consolidado en los hospitales públicos de Mallorca pero necesitamos trabajar todos los días para que pueda seguir funcionando. Como siempre, existe el handicap de la financiación. Los payasos de Sonrisa Médica son profesionales preparados que cobran por su trabajo. Y así tiene que seguir siendo, porque es un reconocimiento claro a su tarea y porque es una seguridad y una garantía para los profesionales sanitarios, para los pacientes de los hospitales y para sus familias. Para las personas que no lo sabemos, ¿cuál es su labor como integrantes de esta Junta Directiva? Me imagino que habrá unas tareas más agradables que otras... La Junta Directiva tiene el mandato, a través de los estatutos y de la elección hecha por los socios, de tutelar el desarrollo de la Asociación en lo concerniente a los mencionados estatutos. Dicho de otra forma, que la Asociación realice su objeto social en la forma que los socios han decidido. La actual Junta ha querido ir un poco más lejos en esta tarea y trabaja de tal manera que cubramos todas las necesidades de la Asociación. Los miembros de la Junta nos

responsabilizamos de los diferentes grupos. Así, existe un grupo de financiación (que se encarga de buscar y gestionar los fondos con los que contará la Asociación); un grupo de marketing y comunicación (para organizar y difundir las actividades de Sonrisa y mantener el contacto con amigos, socios y colaboradores a través de las redes sociales); y un grupo que se encarga de la calidad (apoyo en el desarrollo de los procedimientos de excelencia en la gestión de la Asociación). Otras cosas que hace la Junta es la representación, acudiendo a los actos en los que se le requiere, ya sean reconocimientos, relaciones institucionales o eventos a favor de Sonrisa Médica. Asimismo se encarga de la supervisión de las finanzas de la Asociación. ¿Por qué consideran ustedes tan importante llevar el humor a los niños y niñas hospitalizados, muchas veces en una situación de hospitalización crónica? Está demostrado que la risa funciona y que el buen humor hace llevaderas las situaciones más difíciles. Desde 2003 formamos parte de un equipo de investigación junto a la Universitat de les Illes Balears. El departamento de Enfermería y Fisioterapia y el de Psicología de la UIB, conjuntamente con los diferentes hospitales de la red del IBSALUT, han estudiado cómo repercuten los payasos en los niños hospitalizados. La gran mayoría dibuja una cara triste antes de que entren los payasos, y una cara contenta después de su actuación. Y el resultado era sobre todo mayor entre los niños de 9 y 12 años. El mismo estudio se aplicará ahora al personal sanitario, con el objetivo de que los payasos no interfieran en su trabajo y se puedan complementar y ayudar. Además, el grupo de la UIB ha propiciado que se sumen al proyecto otros investigadores de España, Italia y Portugal que estudian el impacto de los payasos de hospital en la salud de los pacientes y del entorno sanitario. ¿Qué les gustaría conseguir, en este ámbito? Es decir, ¿cuál sería su deseo? En 2011 habremos superado las 650 actuaciones de payasos y habremos atendido a más de 26.000 personas entre pacientes de pediatría, adultos, familiares y acompañantes. Mi deseo como Presidente de Sonrisa Médica es poder seguir atendiendo a todas estas personas y a otras muchas; llegar a los hospitales de Menorca, Eivissa y Formentera; completar los programas de Inca, Manacor y Son Llàtzer; trabajar en hospitales privados; poder pagar mejor a los payasos; aumentar el número de socios y sumar esfuerzos con otros colectivos que nos lo piden. Queremos ser imprescindibles en los hospitales de las islas porque después de tantos años hemos demostrado que el humor es una buena medicina, que la sonrisa de un niño hospitalizado vale un mundo y que debemos seguir esforzándonos para que esas sonrisas no se apaguen nunca. ¡Muchas gracias por su atención! Un abrazo, Aina Cortès. 93


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Observo a los familiares de los niños ingresados, muchos de ellos tensos y preocupados, que observan cómo sus niños sonríen con la Botiquina y la Cirereta; y en ese momento sonríen ellos también y aparece una expresión de gratitud en sus ojos que es difícil de describir

Supervisora Botiquina y Doctora Cirereta en consultas externas.

Equipo 2008.

UNA MAÑANA CON LAS PAYASAS EN SON LLÀTZER

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las ocho de la mañana, los miércoles toca Son Llàtzer. Llegan las payasas al hospital. Hoy le toca el turno a la Supervisora Botiquina, la supervisora más divina, y a la Doctora Cirereta. Vas de dos en dos; porque en un hospital puede pasar cualquier cosa, entre ellas que una situación te impresione demasiado y te bloquee y para eso siempre es mejor tener a un compañero que te sostenga. Eso sucede normalmente cuando empatizas con la persona que tienes delante... puede ser que tu hijo tenga la misma edad que el niño para el que estás actuando, o que tenga el mismo nombre. O que, por desgracia, ese niño que hemos visto semana tras semana, ese día ya no está y entre lágrimas te dicen que ha fallecido. Sí, todo eso le puede pasar a un payaso de hospital... (¡uff!). Por eso creo que una asignatura pendiente es la atención psicológica para los artistas. Además (cambian de tema rápidamente para no ponerse demasiado serias, que están trabajando), entre dos es mucho mejor improvisar, jugar, cantar, ¡hacer magia! Y nos lo pasamos mejor. Son Llàtzer es un hospital muy grande. El recorrido es: planta, urgencias, consultas externas, pasamos por el hall, hospital de dia, etc. Cuatro horas de trabajo ininterrumpidas, más una hora al principio para prepararse, vestirse,

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maquillarse, calentar el cuerpo y la voz y dos horas para completar el informe después de la actuación. Un informe en el que se recoge detalladamente qué intervenciones se han hecho, con quién, qué tipo de dolencia tenia esa persona, para cuántas personas se ha hecho —ya que dentro de una habitación puede haber mucha gente, como en el pasillo o en la sala de espera de consultas externas— y cómo valoramos la actuación. Casi nada. Y todo esto por un sueldo bastante modesto, pero no entraremos en detalles al respecto. Empezamos el recorrido y suena la música, una guitarra y un guitarró. Cuando llegamos al hospital de día, a los niños y a sus padres o acompañantes se les dibuja una sonrisa. Las payasas llevan los bolsillos llenos de artilugios y uno de los niños, el más mayor, quiere hacer música con las payasas, y toca la guitarra, y sonríe y aplaude. Para el más pequeño, unas pompas de jabón son el no va más. ¡¡Hoy llevan un diábolo que se ilumina!! ¡Imagínense lo que es eso en una habitación oscura...! ¿Quién se acuerda de que está en un hospital, al menos por unos momentos? Y es que en función del lugar, de la cantidad de gente, de las dolencias y de las edades hay que saber, en fracciones de segundo, qué actuación es la más adecuada, qué se puede hacer y qué no. Con una mirada rápida y un gesto, las payasas se ponen de acuerdo... ¡y a jugar!

Todo eso forma parte de la formación como payasas de hospital. Es cierto que cada artista llega a la ONG con un bagaje diferente: malabares, música, clown, interpretación gestual, improvisación... pero luego hay una formación muy rigurosa que tiene que ver con el lugar y las personas a las que va a ir dirigida la actuación. Se precisa de muchos ensayos, ¡y no son tantos como quisieran!, porque es importante conocerse muy bien a la hora de improvisar, y les gustaría que hubiese más espacios para poner las experiencias o ideas en común y un periodo de prueba necesario, ya que hay personas que descubren que no aguantan la situación y lo tienen que dejar. Durante este periodo de prueba el recorrido se hace entre tres payasos: la pareja de veteranos y un novato para que vaya cogiendo experiencia, y al cabo de unos meses, ¡a trabajar! El personal de planta está encantado y dicen que acompaña mucho, sobre todo cuando hay que hacer alguna extracción o coger alguna vía, por ejemplo. Cuando los payasos de Sonrisa están el niño está relajado y distraído, y así es mejor y más fácil intervenir. Basta ver el buen rollo que hay entre el personal y las artistas. ¡Genial!

bido a ello, se ha abierto un nuevo servicio en el hospital de Inca donde no hay niños ingresados y me comentan que la experiencia es sorprendente; que al principio les asustaba un poco porque no sabían cómo se lo iban a tomar los usuarios, pero ahora todas esas dudas se han disipado al ver la acogida tan positiva y cariñosa que han tenido.

Botiquina en el hospital de dia.

En fin, un día más de trabajo para las payasas, pero sin duda un día, cuando menos, diferente para el niño o la niña ingresada. Sólo por eso ya vale la pena, ¿no creen? Payasas con personal.

Observo a los familiares de los niños ingresados, muchos de ellos tensos y preocupados, que observan cómo sus niños sonríen con la Botiquina y la Cirereta; y en ese momento sonríen ellos también y aparece una expresión de gratitud en sus ojos que es difícil de describir. Pasamos por consultas externas y la espera, larga y aburrida, se llena de color y de humor durante un ratito, y aunque no se puede hacer mucho ruido estalla alguna que otra carcajada, porque los adultos también tienen muchas ganas de reír y de divertirse, ¿no? De95


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