Refranes de Aragon el periódico

Page 1



REFRANES DE ARAGÓN

José Luis Aliaga Jiménez


Diseño de portada: Alfredo Losada Maquetación: equipo gráfico de Gara d’Edizions

© José Luis Aliaga Jiménez © Gara d’Edizions Abda. Navarra, 8 E-50010 ZARAGOZA www.garadedizions.com gara@garadedizions.com

Depósito Legal: Z-586-2013 I.S.B.N.: 978-84-8094-949-1

Impresión: Ino Reproducciones Impreso en Aragón-Printed in Aragon


REFRANES DE ARAGÓN

José Luis Aliaga Jiménez

Prensa Diaria Aragonesa, s.a. Gara d’Edizions Zaragoza, 2013



Para Katrina, que imagina otros mundos posibles y tambi茅n imagin贸 este libro



ÍNDICE

Presentación apta para todos los públicos.....................................................11 Introducción no recomendada para públicos sin curiosidad filológica......................................................15 Bibliografía.....................................................................................................30 REFRANES.....................................................................................................31 PRIMUM VIVERE Salud, aspecto físico y alimentación................................................................35 La riqueza y la pobreza.................................................................................42 Economía doméstica......................................................................................48 Los oficios y los negocios.................................................................................52 Las etapas de la vida.....................................................................................56 CONDUCTA SOCIAL Consejos prácticos sobre actos cotidianos..........................................................63 El valor del esfuerzo......................................................................................81 La fortuna y el infortunio..............................................................................86 Siempre ha habido clases................................................................................92 La (des)cortesía y la buena crianza.................................................................94 El recto proceder..........................................................................................100 Los actos verbales y sus consecuencias.............................................................109 El amor, la amistad, el hogar y el parentesco..................................................113 Placeres y peligros del ocio y de la moral disipada...........................................119 CREENCIAS Y ACTITUDES Estereotipos y relaciones de género.................................................................127 Creencias religiosas......................................................................................131 Aragón y sus gentes......................................................................................135 FENÓMENOS FÍSICOS Y MEDIOAMBIENTE Meteorología...............................................................................................141 Labores agrícolas y ganaderas.......................................................................149 Caza, pesca y naturaleza silvestre.................................................................160 MODISMOS Y FRASES..............................................................................163 Índice alfabético de refranes por palabra clave............................................183 9



Presentación apta para todos los públicos Este volumen atesora una pequeña joya de la cultura aragonesa que admite diversas formas de disfrute y aprovechamiento. Usted puede abrir el libro por la página treinta y cinco y, sin más dilación, adentrarse en los modos de vida del Aragón tradicional y rural, ahora en trance de completa desaparición, aquilatados en magníficas piezas verbales de sabiduría popular (refranes, sobre todo, pero también un buen puñado de frases y modismos). Pero si a usted le intriga un tanto más la procedencia y originalidad de esta colección fraseológica, sin duda le interesará saber que los refranes que la integran (así como los modismos y frases que cierran el volumen) forman parte de la tradición literaria oral de Aragón. Y presentan, además, otra singularidad: son un eco genuino del pasado, ya que fueron oídos y anotados hace más de un siglo en el Alto Aragón y, en particular, en la Ribagorza y en La Litera. Su compilador fue Benito Coll y Altabás (Binéfar, 1858-1930), uno de esos aragoneses a los que el merecido reconocimiento les ha llegado tarde. Este abogado literano bien pudo haber tenido un papel relevante en el fomento temprano de las lenguas propias de Aragón, de haberse desenvuelto en un ambiente social y cultural algo más propicio. Participó con sus trabajos dialectales en esa especie de justas literarias conocidas con el nombre de Juegos Florales, que conocieron varias ediciones en la Zaragoza que transitaba entre el siglo diecinueve y el veinte. Concretamente, en el certamen de 1902 concurrió con una Colección de refranes, modismos y frases usados en el Alto Aragón, que se alzó con el primer premio de su categoría y que ha permanecido inédita hasta hace escasas fechas. Ese manuscrito forma la base del volumen que tiene entre sus manos. Todo el texto reproducido aquí en letra redonda (esto es, salvo los fragmentos en cursiva o entre corchetes) pertenece al escrito original de 1902. Los refranes y frases, en letra negrita, se han transcrito tal como los anotó Benito Coll, quien puso «un especial cuidado en escribirlos de la misma manera que se dicen y pronuncian en el país, con propósito de que no solo puedan estudiarse las costumbres del Alto Aragón, si que también la estructura de su dialecto», si nos atenemos a las palabras con las que el propio Coll prologó su colección. A continuación de cada refrán o frase, Benito Coll aportó una glosa interpretativa en unos términos que, en muchos casos, rezuman también un sabor añejo y que nosotros hemos respetado. Con el objetivo de facilitar la lectura y degustarla con mayor amenidad, la única modificación que nos hemos permitido tiene que ver con la ordenación temática de unos refranes que Benito Coll había organizado alfabéticamente, a partir de la palabra que consideró más relevante en cada paremia (un sustantivo o un verbo, en la mayoría de las ocasiones). No obstante, si desea acceder a la lectura del refranero a través de la estructura original, debe dirigirse al final del volumen y consultar el «Índice alfabético de refranes por palabra clave», donde se indica la página en la que podrá obtener la interpretación de cada uno de ellos. 11


En su momento la recopilación de refranes de Benito Coll no cayó completamente en el olvido. La mayoría de trabajos de interés lingüístico presentados a los Juegos Florales quedaron custodiados por uno de los promotores de tales certámenes, Juan Moneva y Puyol (Venta de Pollos, Valladolid, 1871-Zaragoza, 1951). Este catedrático de derecho canónico de la Universidad de Zaragoza fue un personaje atípico e influyente en la sociedad zaragozana de la primera mitad del siglo veinte. Una iniciativa suya desembocó en 1915 en la creación del Estudio de Filología de Aragón, bajo el amparo de la Diputación Provincial de Zaragoza. Esta institución, dirigida por el propio Moneva, desarrolló su labor entre 1915 y 1931 (aunque se interrumpió entre 1925 y 1930) y pretendió, entre otras cosas, ser una suerte de instituto de estudio de las hablas aragonesas. La falta de apoyo institucional dio al traste con los objetivos iniciales, entre los cuales figuró siempre como estandarte la confección de un gran Diccionario aragonés. Y al fichero que iba a servir para elaborar esta obra fueron a parar los materiales de los Juegos Florales, incluidos los refranes de Benito Coll. Aunque, como hemos señalado, el Diccionario aragonés no llegó a buen puerto, se redactó una versión abreviada de este para competir en un concurso lexicográfico de la Real Academia Española. Con ese objeto Juan Moneva remitió a la Academia en 1924 un voluminoso manuscrito bajo el título de Vocabulario de Aragón, que no vio la luz hasta el año 2004. Esta apretada digresión era imprescindible para contextualizar y comprender cabalmente la razón de ser de los fragmentos que en este volumen se transcriben en letra cursiva. Todos ellos pertenecen al Vocabulario de Aragón y, salvo contadas excepciones1, reproducen la reelaboración que los refranes de Benito Coll experimentaron en el taller lexicográfico del Estudio de Filología de Aragón. No obstante, como se aprecia fácilmente en el contraste tipográfico de nuestra edición, la compilación original de Coll solo fue volcada muy parcialmente en el Vocabulario de Aragón, que no dejó de ser, como se ha señalado, un anticipo incompleto del proyectado Diccionario aragonés. En resumen, el manuscrito del abogado literano fue reducido a fichas lexicográficas en el Estudio y sus secretarios redactores, con Moneva a la cabeza, reescribieron sistemáticamente la explicación de cada refrán. Esa nueva interpretación, con la que hemos enriquecido nuestra edición, puede leerse en el texto a continuación de la original y siempre en el mismo párrafo (y en cursiva, insistimos). Si, además del comentario de la paremia, la forma misma del refrán quedó alterada en su paso por el Estudio (en el caso más frecuente, vertiendo en castellano estándar una forma propia del aragonés o del castellano subestándar) reproducimos todo el conjunto en párrafo aparte, justo debajo del fragmento original. La colección fraseológica de Benito Coll sobresale por su extraordinario valor filológico y lingüístico (del que nos ocupamos en el apartado siguiente). En ella se dibuja una radiografía –parcial, sin duda, aunque sobresaliente si se considera la época en que fue captada– de la pluralidad lingüística de Aragón, una peculiaridad que no podía 1   Solo una pequeña porción de los refranes transcritos en cursiva proceden de otras recopilaciones reunidas por el Estudio de Filología de Aragón. Se han colocado al final de cada apartado temático y se distinguen de los aportados por Benito Coll porque en aquellos casi siempre consta el nombre de la localidad donde fue recogida la paremia. Los refranes tomados del Vocabulario de Aragón han sido incorporados también al «Índice alfabético de refranes por palabra clave». Se transcriben asimismo en letra cursiva para diferenciarlos de los provenientes del texto de Benito Coll, reproducidos en letra redonda.

12


sacrificarse en esta edición sin incurrir en flagrante arbitrariedad filológica. Los refranes están impregnados de múltiples características ajenas al castellano estándar y algunos, los menos, se hallan íntegramente redactados en aragonés o en catalán de Aragón. En consecuencia, su lectura exige un pequeño esfuerzo de comprensión que, con todo, no cae fuera del alcance de cualquier persona que se acerque a ellos con una predisposición favorable. No obstante, por su extracción popular y distante en el tiempo, una reducida parte del léxico empleado en los refranes puede resultar ajena al público no especializado. Cuando así lo hemos considerado, hemos añadido entre corchetes, al final del párrafo correspondiente, una sencilla explicación que, en la mayoría de los casos, consiste en un equivalente sinonímico en castellano estándar. Como se adivina por lo ya indicado, este repertorio de refranes aragoneses no es uno de tantos. La historia de su transmisión textual, las particularidades lingüísticas que lo adornan y su fuente –la lengua oral– le otorgan una singularidad digna de ser conocida con mayor detalle. Así que, si usted alberga una cierta curiosidad filológica o le intrigan los pormenores de las cuestiones que simplemente han quedado apuntadas en los párrafos anteriores, quizá tenga interés en adentrarse en la introducción que sigue a estas líneas. Y es posible, entonces, que coincida con la opinión expresada por Benito Coll y Altabás al prologar sus refranes: «una colección de refranes, modismos y frases siempre despertará el interés de los eruditos, pues en ella, más que en ninguna otra parte es donde se pueden estudiar las condiciones especiales de un pueblo, en su manera de pensar, de obrar y de hablar».

13



Introducción no recomendada para públicos sin curiosidad filológica Dada la vertiente fundamentalmente divulgativa de este volumen (sin perjuicio del rigor filológico de la edición) abordaremos con suma brevedad las cuestiones contextuales de carácter más general, tales como la historiografía de la paremiología aragonesa o la tipología fraseológica, para centrarnos –de modo conciso, asimismo– en las características y circunstancias del texto de Benito Coll y de su enriquecimiento con las adiciones provenientes del Estudio de Filología de Aragón. La cuestión de cómo pueda delimitarse una paremiología específicamente aragonesa no deja de ser un trasunto del problema, más general, de cómo conceptualizar y describir, si es que ello resulta posible, la vinculación entre una expresión artística y un espacio geográfico o, en términos más precisos, entre dicha manifestación artística y ciertos rasgos identitarios ligados a un territorio. Lógicamente, no vamos a detenernos aquí en el fondo de este asunto, que nos llevaría por derroteros demasiado alejados de nuestro propósito. Quienes han reflexionado sobre este tema en el ámbito de la teoría de la literatura han ofrecido argumentaciones y conclusiones muy variadas y contradictorias entre sí, desde el rechazo absoluto a pensar el hecho literario en conexión con factores ajenos a él, hasta la defensa de la idea de una tradición literaria regional o local, definida por su plasmación en un vehículo expresivo particular (típicamente, en una lengua que ocupa una posición de inferioridad respecto de otra, de mayor difusión y protección oficial)2. Al calor del Romanticismo, desde mediados del siglo diecinueve hasta la actualidad, esta última posición ha estado ligada en Europa y, en concreto, en España a los movimientos sociopolíticos de corte regionalista o nacionalista y, con ellos, al renacimiento de lenguas y culturas que habían quedado eclipsadas desde el Renacimiento por el empuje de otras tradiciones lingüísticas que las arrinconaron al ámbito privado. En este sentido, en lo tocante al espacio lingüístico compartido que aquí nos atañe más directamente, el interés se ha centrado en responder a la pregunta por la existencia de una literatura catalana, gallega, asturiana, andaluza, aragonesa, etc., y por los respectivos rasgos distintivos más o menos estables y consustanciales (sin reparar, en muchas ocasiones, en que cabía cuestionarse, desde idénticos presupuestos, los elementos definitorios de una literatura española o hispánica). Dado que el aspecto más aprehensible de la creación literaria es su materialidad lingüística, no ha sido extraño, como ya se ha apuntado, que con frecuencia la demarcación de una tradición literaria haya pasado por teorizarla en íntima conexión con una lengua y con un territorio privativos. De ahí que no sean infrecuentes las polémicas, pasadas y presentes, sobre la posibilidad, por ejemplo, de una literatura catalana, gallega, vasca o aragonesa de expresión castellana3. 2   La bibliografía sobre este punto es inabarcable. Puede encontrarse un amplio abanico de posturas, muchas de ellas referidas al contexto español, en Enguita y Mainer (1994) y en Romero Tobar (2008). 3   En lo referido al espacio aragonés, las primeras controversias sobre el particular tuvieron lugar a finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte en el contexto del Ateneo y de los Juegos Florales de

15


Según la postura más restrictiva, solo la lengua gallega o la catalana –si proseguimos con dos de los varios casos posibles– servirían para dibujar los perfiles de sus respectivas literaturas. Y, por el contrario, de aceptar el argumento anterior, difícilmente podría justificarse una literatura específicamente canaria, andaluza o extremeña, al margen de la castellana. Como se deduce con facilidad, este no deja de ser un análisis problemático –aunque no menos que la defensa de una esencia literaria atemporal y ahistórica– dado que, como es bien sabido, muy rara vez la extensión de una lengua se circunscribe a los límites de un territorio particularizado política y administrativamente. De modo que, si trasladamos un planteamiento con tales puntales al área aragonesa, surgen de inmediato no pocos inconvenientes: ¿solo la literatura expresada en aragonés sería la literatura aragonesa? ¿Cabe aplicar la etiqueta de literatura aragonesa a la producida en catalán por autores aragoneses? ¿Fue típicamente aragonesa la literatura costumbrista y baturra que trató de remedar el castellano regional de Aragón? Y, finalmente, ¿no puede considerarse aragonesa bajo ningún concepto la creación literaria en castellano cultivada por escritores oriundos de Aragón? Obviamente, no estamos en condiciones de ofrecer una respuesta satisfactoria a tales cuestiones –en nuestra opinión, nadie la ha proporcionado hasta la fecha y dudamos de que sea posible–. Tan solo podemos aprovechar las interrogantes formuladas más arriba para ubicar, desde el punto de vista lingüístico, las principales colecciones paremiológicas relacionadas con Aragón y dotar de un mínimo contexto a la meritoria labor de Benito Coll y Altabás. Cabe destacar que la colección de refranes más antigua de la literatura peninsular (Romancea Proverbiorum, siglo XIV) se atribuye a un escolar aragonés sobre la base de la caracterización lingüística del manuscrito. A otro aragonés del siglo XVI, Pedro Vallés, natural de Sariñena y nieto de Antonio de Nebrija, se debe la primera gran compilación de refranes publicada, del año 1549 (Libro de refranes copilado por el orden del A, B, C, en el qual se contienen quatro mil y trecientos refranes. El más copioso que hasta oy ha salido impresso. Año MDXXXXIX. En Çaragoça). No faltan en esta obra algunos elementos verbales típicamente aragoneses que permiten pensar que Vallés recogió una parte de sus materiales en tierras de Aragón. También cuentan con alguna producción paremiológica en castellano, de mayor o menor calado, otros aragoneses ilustres, como Juan Lorenzo Palmireno (Alcañiz, 1524?-Valencia, 1579), Baltasar Gracián (Belmonte de Calatayud, 1601-Tarazona, 1658) o Francisco Mariano Nipho (Alcañiz, 1719-Madrid, 1803)4. Ya en el siglo XIX debe citarse en primer término a Joaquín Costa y Martínez (Monzón, 1844-Graus, 1911), cuya contribución paremiológica, publicada de manera dispersa a finales del diecinueve, ha conocido recientemente una edición conjunta (Costa Martínez, 2010). La aportación de Joaquín Costa es cualitativa y cuantitativamente menos significativa que la de Benito Coll, pero ambas comparten un rasgo que las singulariza y distingue del resto. Nos referimos a su peculiar textura lingüística fronteriza, consecuencia de la extracción fundamentalmente ribagorzana de los refranes, cuya lectura permite transitar, casi sin solución de continuidad, del castellano regional al Zaragoza (Soria Andreu, 1993 y 1995 y Aliaga Jiménez, 2012). 4   Se aportan numerosos detalles de estos y otros escritores aragoneses dedicados a la paremiología en De Jaime Gómez y De Jaime Lorén (2002).

16


aragonés y, de este, al catalán de Aragón. A pesar de ello, ni Costa ni Coll ignoran que son tres sistemas lingüísticos diferenciados los que se entrecruzan en el material verbal que manejan, a diferencia de otros autores coetáneos, cuyas nociones sobre el panorama lingüístico aragonés distaban bastante de corresponderse con la evidencia empírica (Aliaga Jiménez, 2012). Los repertorios de refranes publicados ya en el siglo veinte se prestan a una clasificación diferenciada en virtud de su caracterización lingüística. Si nos atenemos simplemente a los nombres más relevantes, cabe mencionar la labor paremiológica en castellano de Julio Cejador y Frauca (Zaragoza, 1864-Madrid, 1927), de José Gella Iturriaga (Zaragoza, 1907-¿Madrid, 1993?) o de Juan Moneva y Puyol, autor de una casi desconocida recopilación de refranes castellanos –impresa en Zaragoza, en 1933– que no guarda relación alguna con su labor al frente del Estudio de Filología de Aragón. Sin lugar a dudas, Pedro Arnal Cavero (Belver de Cinca, 1885-Zaragoza, 1962) es el principal paremiólogo en aragonés de la pasada centuria. Sus Refranes, dichos mazadas... en el Somontano y montaña oscense (1953) son fruto de una recopilación original espigada en la tradición oral del Alto Aragón. Al igual que ocurre con los refranes de Benito Coll, la fraseología acopiada por Arnal Cavero sugiere que la castellanización del aragonés era bastante intensa a mediados del siglo veinte. Por ello, predominan las paremias en las que alternan las soluciones lingüísticas aragonesas junto a otras castellanas o castellanovulgares. En otro orden de cosas, a juzgar por el prólogo de la obra, las ideas lingüísticas de Arnal Cavero (1953: 8-9) distan de estar a la altura de la lucidez mostrada medio siglo antes por Benito Coll y se sitúan más bien en la tradición precedente que describe las hablas altoaragonesas como el producto de una mixtura del francés, del catalán y del antiguo castellano. Algo menos cuantiosa y dispersa en varios escritos fue la contribución de refranes en aragonés debida a Rafael Andolz Canela (Jaca, 1926-Huesca, 1998) y Ángel Ballarín Cornel (Benasque, 1889-Burdeos, 1981). En las últimas décadas, coincidiendo con el empuje del movimiento de recuperación del aragonés, han visto la luz algunas compilaciones de refranes (y de otras unidades fraseológicas de estructura estable) cuyo denominador común, precisamente, es que emplean como soporte lingüístico el aragonés o alguna variedad concreta de este. Si nos atenemos exclusivamente a las publicadas en forma de libro, hay que referirse a los Calibos de fogaril (Vicente de Vera, 1986), donde los refranes ocupan únicamente algunas páginas, así como a la Fraseología en chistabín (Blas Gabarda y Romanos Hernando, 2003) o a los Refrans, frases feitas, ditos y esprisions de l’Alto Aragón, editados en 2004 por el Rolde de Estudios Aragoneses. Por lo que se refiere a la fraseología propia del catalán de Aragón, hay que subrayar de nuevo los precedentes de Joaquín Costa y Benito Coll, quienes insertan algunos refranes anotados en catalán ribagorzano en sus respectivas colecciones. Desde esas primeras manifestaciones hay que esperar un siglo para encontrar los primeros catálogos paremiológicos centrados específicamente en el catalán de Aragón. Así, por ejemplo, en 1983 aparece en Barcelona el Refranyer del Matarranya, de Miquel Blanc (Gavá, 1938), oriundo de Cataluña pero vinculado casi toda su vida a Calaceite. Poco después, en 1987, vio la luz el Refranyer fragatí, gracias a la labor de Josep Galán Castañ (Fraga, 1948-2005). Y ya más recientemente, el incansable esfuerzo de Hèctor Moret (Mequinenza, 1958) a favor del catalán de Aragón dio sus frutos en dos volúmenes (1995 y 1997) que, dedicados 17


a los géneros menores de literatura popular (donde quedan incluidos lo refranes), ofrecen una muestra representativa de casi toda el área catalanohablante de Aragón. De más difícil catalogación resulta la ingente labor refranística llevada a cabo, de una parte, por Fernando Zubiri Vidal (Valencia, 1911) y Ramón Zubiri de Salinas (Zaragoza, 1951) y, de otra, la todavía más impresionante tarea paremiológica acometida por José de Jaime Gómez (Calamocha, 1921-2010) y José M.ª de Jaime Lorén (Calamocha, 1952). Para nuestro modesto repaso historiográfico baste citar el Refranero aragonés (Zubiri Vidal y Zubiri de Salinas, 1980) y el volumen homónimo debido a José de Jaime y José M.ª de Jaime (2002). En ambos repertorios se conjugan los refranes procedentes de repertorios anteriores y la aportación personal entresacada de la observación directa del habla popular. Al modo de Benito Coll, el refranero de los Zubiri acoge abundantes piezas fraseológicas en aragonés al lado de otras en castellano estándar y en castellano vulgarizante. Según se afirma en el prólogo, las paremias de procedencia oral fueron obtenidas en las comarcas de Jaca, Hecho y Boltaña (Zubiri Vidal y Zubiri de Salinas, 1980: 12). A pesar de que la formación de ambos autores no guarda relación con la filología, sino con la medicina, sorprende que a la altura de 1980 todavía resuenen los ecos de las ideas precientíficas sobre el aragonés: «el lenguaje de nuestros refranes es afrancesado en el Pirineo» (Zubiri Vidal y Zubiri de Salinas, 1980: 11). Por su parte, José de Jaime y José M.ª de Jaime adoptan un criterio ecléctico a la hora de justificar el carácter específicamente aragonés de su compilación. Así, acogen una selección de refranes en catalán de Aragón, procedentes de los repertorios disponibles, y también dan cabida a una buena porción de refranes cuya expresión se corresponde, total o parcialmente, con «cualquiera de las formas que adopta la fabla aragonesa en los diversos valles del Alto Aragón» (De Jaime Gómez y De Jaime Lorén, 2002: 49). Admiten, de igual modo, las paremias en castellano cuyo tema se centra en la región aragonesa o apunta a características de sus habitantes, así como las que tienen origen castellano pero se han adaptado, siquiera en parte, a la fonética o a la morfosintaxis del aragonés y, finalmente, las de autores aragoneses que no han localizado en colecciones foráneas. Una cuarta parte, aproximadamente, de los más de 5500 refranes y dichos cuantificados en el subtítulo de la obra tienen carácter inédito y fueron recolectados personalmente por los De Jaime, según señalan en la introducción (2002: 9). En los preliminares también se extienden los autores en útiles detalles sobre los principales paremiólogos aragoneses y sobre la tipología fraseológica, que repasan aportando clarificadoras distinciones entre el refrán, la paremia, el proverbio, la frase proverbial, el dicho, el adagio, la sentencia, la máxima, el axioma, el aforismo, el apotegma, el bordoncillo, el dialogismo, la frase hecha, el idiotismo o la mazada. El Refranero aragonés de José de Jaime y José M.ª de Jaime es el resultado de un laborioso, prolongado en el tiempo y muy meritorio esfuerzo de revisión bibliográfica y búsqueda de fuentes impresas e inéditas, labor que ha fructificado también en otras muchas compilaciones refranísticas. Indirectamente, esa ingente tarea permite poner de relieve el sobresaliente valor historiográfico, etnográfico y lingüístico de la tarea paremiológica de Benito Coll y Altabás, cuya Colección de refranes, modismos y frases usados en el Alto Aragón no consta en la muy copiosa relación de fuentes que describen los eruditos calamochinos en sus abundantes publicaciones paremiológicas. Ello se justifica plenamente porque el manuscrito del abogado literano ha permanecido en depósito durante más de un siglo en el archivo privado de Juan Moneva y Puyol. 18


En los últimos años la figura de Benito Coll y Altabás ha empezado a gozar del reconocimiento que merece gracias a la edición crítica de sus indagaciones filológicas, materia en la que, no obstante, no era un profesional en sentido estricto5. Ya se ha dicho que la población literana de Binéfar fue su lugar de nacimiento, en 1858, y que en esa misma localidad falleció el 23 de febrero de 1930. En 1879 terminó sus estudios de Derecho en la Universidad literaria de Zaragoza y ya en 1888 obtuvo el grado de licenciado en Derecho Civil y Canónico. Al año siguiente, en 1889, contrajo matrimonio con Francisca Espluga Blanco y se instaló como abogado en Barbastro. Tras el fallecimiento de su primera esposa, se casó en segundas nupcias con María Dolores Otal Valonga. Según relata Romeu Bailac (2010: 80), Benito Coll ocupó la alcaldía de Binéfar durante algunos años, a finales del siglo diecinueve y primeros del veinte. Al margen de sus escritos filológicos, Benito Coll dejó algunos otros documentos manuscritos de contenido social, jurídico e histórico (Viudas Camarasa, 1983: 233). Sin embargo, el nombre del abogado literano ha quedado ligado sobre todo a su lúcida contribución al conocimiento de las lenguas propias de Aragón –del aragonés, muy en particular– en un ambiente sociopolítico y académico, en el Aragón de entre siglos, nada propicio para ello. Es bien sabido que su Colección de voces usadas en La Litera obtuvo el premio en los Juegos Florales de Zaragoza de 19016. Poco antes –al menos entre diciembre de 1901 y mayo de 1902 (Viudas Camarasa, 1983)– Benito Coll se carteó con Ramón Menéndez Pidal, catedrático ya por entonces de la Universidad Central de Madrid, quien solicitó el auxilio de Coll para recabar datos lingüísticos del Alto Aragón. Benito Coll obtuvo tres premios más en los Juegos Florales (Soria Andreu, 1995: 86, n. 187 y 95, n. 209). En 1902, por partida doble en temas diferentes, con su Colección de voces del dialecto alto-aragonés y con la Colección de refranes, modismos y frases usados en el Alto-Aragón; y en 1903 con la Colección de voces alto-aragonesas7. Las colecciones de voces de 1902 y de 1903 fueron publicadas por el Estudio de Filología de Aragón, por entregas, en el Boletín Oficial de la Provincia de Zaragoza entre 1918 y 19238. La compilación de refranes no ha conocido una edición hasta fechas recientes, 5    Así ha ocurrido en las aportaciones de Viudas Camarasa (1983), Aliaga Jiménez y Arnal Purroy (1999) y Aliaga Jiménez (2012). 6   Fue publicada en 1902, junto con los trabajos de Alfredo Llatsé y Luis López Puyoles y José Valenzuela La Rosa, que obtuvieron sendos accésit en el mismo certamen, en un volumen titulado El Diccionario aragonés. Colección de voces para su formación (Zaragoza, Imprenta del Hospicio Provincial, 1902). Posteriormente, en 1908, los repertorios de Benito Coll y de Luis López Puyoles y José Valenzuela se anexaron a la reedición del Diccionario de voces aragonesas de Jerónimo Borao. Finalmente, hay una reedición facsímil del texto de 1902 en López Susín (2009). 7   Todos ellos se han conservado en el legado de Moneva y Puyol. Fueron aprovechados por el Estudio de Filología de Aragón y, parcialmente, volcados en el Vocabulario de Aragón (Aliaga Jiménez, 2004). Benito Coll conservó, al parecer, una copia de todos ellos en su biblioteca particular, a tenor de la noticia que proporciona Viudas Camarasa (1983: 233). 8   Aunque no fueron dadas a conocer para los estudios dialectales hasta la edición de Aliaga Jiménez y Arnal Purroy (1999), ya que no constan referencias bibliográficas que las citen antes de esa fecha. El Estudio de Filología de Aragón cambió el título de las colecciones y renombró la fechada en 1902 como «Colección de voces aragonesas. Tomo II» y la datada en 1903 como «Colección de voces aragonesas. Tomo I». Sobre el Estudio de Filología de Aragón puede consultarse la monografía que traza su recorrido histórico completo (Aliaga Jiménez y Benítez Marco, 2011).

19


si bien en el marco de una publicación de orientación netamente filológica (Aliaga Jiménez, 2012: 202-268)9. Benito Coll fue uno de los primeros estudiosos en formular nítidamente la tesis de que Aragón había contado en el pasado con una lengua diferenciada del castellano –esto es, con el aragonés– y que esa lengua subsistía, a duras penas, en el Alto Aragón10. Así, espoleado por la iniciativa de los Juegos Florales y por el interés de Ramón Menéndez Pidal, se aplica con esmero a documentar y a describir las hablas vivas altoaragonesas, aportando materiales de primera mano y sin apenas auxilio bibliográfico. El resultado de sus pesquisas quedó plasmado en los documentos que se acaban de citar, entre los cuales se halla la Colección de refranes, modismos y frases usados en el Alto-Aragón, integrada por 1035 refranes y 350 frases y modismos11. Benito Coll se propone salvaguardar un testimonio etnográfico, sociológico y lingüístico que empieza a erosionarse seriamente por la acometida de «la flamante civilización moderna», en palabras del propio Benito Coll. No puede decirse que un refranero constituya la mejor piedra de toque para caracterizar con precisión un determinado estado de lengua. De entrada, frente a la extendida creencia popular acerca de la espontaneidad con que fueron creados los refranes, los especialistas en paremiología han insistido en que, en su mayoría, estas unidades pluriverbales esconden una cuidada elaboración literaria, patente en el uso de recursos métricos y retóricos muy diversos. De otra parte, los refranes forman parte del tipo de fenómenos textuales que la lingüística –siguiendo al maestro Eugenio Coseriu– denomina discurso repetido. Frente a la técnica libre del discurso, que comprende los elementos y procedimientos combinatorios de una lengua de los que cualquier hablante puede disponer discrecionalmente en un momento dado, el discurso repetido está integrado por aquellas secuencias compuestas por un conjunto fijo de elementos y un mecanismo estable de relación entre ellos. Por supuesto, en la medida en que el discurso repetido se actualiza en las interacciones verbales, este queda sometido a los procesos de variación diacrónica o diatópica propios de cualquier lengua viva (al igual que no se excluye la posibilidad de transferencia y traducción interlingüística). Pero no es menos cierto que la fijación léxica y estructural de las unidades fraseológicas repetidas oponen una resistencia al cambio que deriva de su misma condición de expresiones fijas. Deben tenerse presentes las precisiones anteriores para aquilatar la medida en que el refranero de Benito Coll puede informar fidedignamente del panorama lingüístico del Alto Aragón. Partiendo de esas premisas y reduciendo el aparato clasificatorio a un esquema abarcable, puede afirmarse que en la colección paremiológica del abogado literano conviven cuatro ámbitos lingüísticos diferenciados: a) el castellano estándar (Lo 9   En este mismo estudio publicamos también dos documentos inéditos hasta el momento: un apéndice de la colección de voces de 1903 y el mapa geolingüístico de Huesca, integrado en la Colección de voces del dialecto alto-aragonés (1902). 10   Al mismo tiempo, es capaz de trazar con asombrosa precisión el área catalonhablante de la provincia de Huesca, según se aprecia en el mapa citado en la nota anterior (Aliaga Jiménez, 2012) y en el prólogo de la Colección de voces del dialecto alto-aragonés (Aliaga Jiménez y Arnal Purroy, 1999). 11   Acervo que, como se ha señalado antes, se ha complementado en esta edición con la adición de las glosas que de los mismos refranes elaboró el taller lexicográfico del Estudio de Filología de Aragón. El texto original de Benito Coll se transcribe en letra redonda y las adiciones del Estudio en cursiva.

20


que bien nace, bien se cría); b) el castellano subestándar popular (Pa no temela, no hacela); c) el aragonés (Pa Sn. Vicente barbato se rompe o chelato, pero’n viene otro más refinato); y el catalán de Aragón (Pa San Martí, mata’l porc y enceta’l vi). No obstante, escasean los refranes redactados íntegramente en castellano estándar o en catalán de Aragón. Lo mismo puede afirmarse de las paremias anotadas en aragonés, si se entiende que para catalogarlas como tales deberían manifestar sistemáticamente rasgos tipológicamente privativos en todas las secuencias donde pudiera registrarse una alternativa al castellano. Lo cierto es que, en su mayor parte, la fraseología anotada por Benito Coll –como la de Arnal Cavero– da fe de la intensa interferencia del castellano en las hablas altoaragonesas. De este modo, son mayoría los refranes lingüísticamente mixtos donde, sobre un fondo castellano, perviven elementos fónicos, morfosintácticos o léxicos del aragonés (En junio, la falz al puño; Siempr’acude’l agua, and’en hay más; Camisa que pasa d’el meligo, lienzo perdido). Es preciso advertir, asimismo, que el punto de vista habitual de la descripción dialectal-contrastiva suele contabilizar muchos fenómenos lingüísticos del sociolecto subestándar castellano (coloquiales o vulgares) como casos de transferencia desde la lengua oficial al aragonés. Pero esa perspectiva no resulta, a nuestro juicio, necesariamente adecuada, habida cuenta de que el aragonés no ha desarrollado un estándar culto con un grado de implantación tan amplio que permita observar en él una estratificación sociolingüística. Dicho de otro modo, muchos de los rasgos calificados como rurales o vulgares desde la perspectiva del castellano son al mismo tiempo rasgos propios de las hablas altoraragonesas. En consecuencia, consideradas estas en cuanto tales, no cabe la misma valoración sociolectal que cuando se trata de analizar el castellano porque los hablantes de aragonés no han conocido históricamente una variedad cultivada (un estándar o modalidad de referencia culta) con la que contrastar el habla popular12. Una vez precisadas las cuestiones anteriores nos proponemos presentar la caracterización lingüística del refranero de Benito Coll y Altabás en tres apartados generales: a) propiedades lingüísticas que, siendo propias del castellano rural, concurren también, en su mayoría, en las hablas altoaragonesas; b) rasgos propios del aragonés y, por lo tanto, tipológicamente distintivos respecto del castellano; c) características lingüísticas del catalán de Aragón. a) Atributos lingüísticos no exclusivos del aragonés (compartidos con el castellano popular o rural). Fonética El contacto de vocales, en el interior de la palabra o en la cadena, y la inestabilidad del vocalismo átono le permiten documentar a Benito Coll numerosas alteraciones o variantes fonéticas (no porque lo sean en sí mismas –insistimos– sino porque se emplea una perspectiva contrastiva que adopta como término de comparación la norma culta del castellano). 12   Desde un punto de vista castellanocéntrico suele argüirse que, precisamente, los hablantes de aragonés tienen el castellano estándar como variedad de referencia culta. Ello nos habla, desde la perspectiva histórica, de un largo periodo de sustitución lingüística (quizá irreversible) y, en términos sincrónicos, de una acusada situación diglósica. No por ello carecen de legitimidad los ensayos y propuestas que tratan de revertir ese escenario lingüístico porque, al contrario de lo que suele sugerirse a menudo, ningún proceso de sustitución lingüística deriva del devenir natural de las cosas.

21


Entre los rasgos con mayor índice de frecuencia se halla la elisión vocálica de carácter fonosintáctico, de la que se observan ejemplos en los contextos más variados: en preposiciones (d’harto ‘de harto’, poco’n ‘poco en’, va’nta ‘va enta’); en pronombres clíticos (s’apega ‘se apega’, l’adora ‘lo adora’, s’ha visto ‘se ha visto’, t’alaben ‘te alaben’, l’asola ‘lo asola’, échat’en ‘échate en’); en conjunciones (qu’aquí ‘que aquí’, com’un ‘como un’, com’a mí ‘como a mí’, n’hijos ‘ni hijos’,); en pronombres relativos (lo qu’abunda ‘lo que abunda’); en artículos (está’l tío ‘está el tío’, quiere’l doliente ‘quiere el doliente’, coma’l ‘coma el’, l’abundancia ‘la abundancia’, mata’l ‘mata el’, l’alegría ‘la alegría’, l’errada ‘la errada’, ); en contracciones de preposición y artículo (‘l mes ‘al mes’, drecha’l ‘derecha al’, mata’l ‘mata al’); en sustantivos, en posición inicial o final (la’scarlata ‘la escarlata’, la lech’al vino ‘la leche al vino’, sepultur’abierta ‘sepultura abierta’, muert’en ‘muerte en’, el hambr’es ‘el hambre es’, la’spalda ‘la espalda’, la’nsalada ‘la ensalada’); en adjetivos (cad’año ‘cada año’, casa’mpeñada ‘casa empeñada’, primer’intinción ‘primera intención’, sant’Águeda ‘santa Águeda’); en verbos (lleg’arriba ‘llega arriba’, tien’un ‘tiene un’, val’enviudar ‘vale enviudar’, lleg’a pan ‘llega a pan’, la’ncuentra ‘la encuentra’, tien’hambre ‘tiene hambre’, una cosa’s ‘una cosa es’, en la cama’stés ‘en la cama estés’) y elisiones encadenadas en palabras sucesivas (merecina’stá’en ‘medicina está en’, siempr’acude’l ‘siempre acude el’, la qu’est’acostumbrad’a ‘la que está acostumbrada a’, qu’ir’amprar ‘que ir a amprar’, d’uno’n uno ‘de uno en uno’, vien’storbo ‘viene estorbo’, qu’est’á ‘que está a’, limosn’hac’un ‘limosna hace un’). Otros casos de reducción vocálica responden a una tipología diversa, como la síncopa (la’ndreza ‘la endereza’, vrano ‘verano’, drecha ‘derecha’, drecho ‘derecho’, qu’hacer ‘quehacer’, Purisma ‘Purísima’, vranico ‘veranico’), la aféresis (citera ‘aceitera’, cerolla ‘acerolla’), la reducción por deshiatización (albaca ‘albahaca’) o la precedida de pérdida de consonante interior o en la cadena (to ‘todo’, pa ‘para’, quiés ‘quieres’, ande ‘adonde’, pue ‘puede’, alante ‘adelante’, quie ‘quiere’, quia ‘quiera’, lo’scubre ‘lo descubre’, puas ‘puedas’, quio ‘quiero’, culo’l nabero ‘culo del nabero’). En los refranes se manifiestan, además, algunos ejemplos de alteración de diptongos primarios como resultado de la reducción vocálica: anque ‘aunque’, preba ‘prueba’, citera ‘aceitera’, concencia ‘conciencia’, parenta ‘parienta’, trunfo ‘triunfo’, vente ‘veinte’, trenta ‘treinta’, apreta ‘aprieta’, tempo ‘tiempo’, preto ‘prieto’, taute ‘tu autem (Domine, miserere nobis)’13. No menos abundantes en el refranero de Coll son los casos de deshiatización y diptongación secundaria, tras relajación y pérdida del sonido [d] intervocálico, sobre todo en participios: cansau ‘cansado’, comiu ‘comido’, perdiu ‘perdido’, conociu ‘conocido’, sudau ‘sudado’, curau ‘curado’, salvau ‘salvado’, ganau ‘ganado’, gastau ‘gastado’, casau ‘casado’, calzau ‘calzado’, mercau ‘mercado’, avispau ‘avispado’, trasplantau ‘trasplantado’, tomau ‘tomado’, jorobau ‘jorobado’, sentau ‘sentado’, conociu ‘conocido’, pagau ‘pagado’, sobresecau ‘sobresecado’, perdiu ‘perdido’, piazo ‘pedazo’, heriu ‘herido’, puliu ‘pulido’, cosiu ‘cosido’, acompañau ‘acompañado’, vedau ‘vedado’, deseau ‘deseado’, enredau ‘enredado’, malempleau ‘malempleado’, delgau ‘delgado’, dau ‘dado’, desgraciau ‘desgraciado’, soldaus ‘soldados’, nacius ‘nacidos’, criaus ‘criados’, caiu ‘caído’, malhablau ‘malhablado’, pasau 13   Son esporádicos, en cambio, los ejemplos de metátesis (naide ‘nadie’) o de incremento vocálico, como la epéntesis (tabierna ‘taberna’) y la prótesis (arromanau ‘romanado’).

22


‘pasado’, augerau ‘agujerado’, obligau ‘obligado’, pecau ‘pecado’, prometiu ‘prometido’, doblaus ‘doblados’, embescau ‘embescado’, estau ‘estado’, quemau ‘quemado’, nublau ‘nublado’, rizau ‘rizado’, regau ‘regado’, sembrau ‘sembrado’, veniu ‘venido’, arromanau ‘arromanado’, brazau ‘brazado’, demasiau ‘demasiado’, cargau ‘cargado’, sentenciau ‘sentenciado’, fregau ‘fregado’, barriu ‘barrido’, encerrau ‘encerrado’, grillau ‘grillado’, capau ‘capado’, enreligau ‘enredado’, cargau ‘cargado’, piazo ‘pedazo’, parau ‘parado’, pecaus ‘pecados’, pegau ‘pegado’, pintau ‘pintado’, plantau ‘plantado’, postau ‘postado’, arrugau ‘arrugado’, ganau ‘ganado’, dau ‘dado’. En el apartado vocálico hay que referirse, por último, a la inestabilidad del timbre de las vocales átonas, rasgo que suele contar con el apoyo de procesos de asimilación o disimilación, según los casos: trebaja ‘trabaja’, merecina ‘medicina’, estarnudar ‘estornudar’, nenguno ‘ninguno’, siñor ‘señor’, intierro ‘entierro’, raventar ‘reventar’, hespital ‘hospital’, amenistrador ‘administrador’, intinción ‘intención’, gurrión ‘gorrión’, sospira ‘suspira’, icir ‘decir’, disprecia ‘desprecia’, trebajos ‘trabajos’, nenguna ‘ninguna’, siñal ‘señal’, hi ‘he’ (hi hecho; hi dicho), mi ‘me’, calorosa ‘calurosa’, trebajar ‘trabajar’, ubierto ‘abierto’, intierro ‘entierro’14. En el consonantismo, el fenómeno más reiterado tiene que ver con la relajación y pérdida de sonidos. Afecta particularmente al dental sonoro [d], como se ha visto en los casos de terminaciones en –ado y, en menor medida, en –ido. Pero se produce también en otros contextos fónicos, en posición intervocálica (to ‘todo’, la ronda’e Lumpiaque ‘la ronda de Lumpiaque’, pue ‘puede’, alante ‘adelante’, tos ‘todos’, lo’scubre ‘lo descubre’, bocao ‘bocado’, el pico’e la ‘el pico de la’, el gallo’e la ‘el gallo de la’, aentro ‘adentro’, piazo ‘pedazo’), en final de palabra (salú ‘salud’, verdá ‘verdad’, enfermedá ‘enfermedad’) e, incluso, en posición inicial (icir ‘decir’, estajo ‘destajo’). El sonido vibrante simple [r] también se comporta de modo similar y se pierde de modo reiterado en posición intervocálica (pa ‘para’, quies ‘quieres’, qui’el ‘quiere el’, quia ‘quiera’, paece ‘parece’, paecen ‘parecen’, paecerás ‘parecerás’, quio ‘quiero’, mia ‘mira’) y cuando ocupa el lugar implosivo de la sílaba, en la construcción compuesta de infinitivo seguido de pronombre enclítico (ayudámelo ‘ayudármelo’, hacete ‘hacerte’, quemale ‘quemarle’, preguntale ‘preguntarle’, echase ‘echarse’, cogelas ‘cogerlas’, pasalo ‘pasarlo’, dale ‘darle’, colgala ‘colgarla’, besame ‘besarme’, dejalo ‘dejarlo’, hacela ‘hacerla’, temela ‘temerla’, casa’lo u capa’lo ‘casarlo o caparlo’, dejala u matala ‘dejarla o matarla’, quitale ‘quitarle’, hacese ‘hacerse’, llevate ‘llevarte’, atrapase ‘atraparse’, hinchase ‘hincharse’, cogelo ‘cogerlo’, golvese ‘volverse’, llevala ‘llevarla’, llevalo ‘llevarlo’, escaldase ‘escaldarse’, subise ‘subirse’, sobrecese ‘sobrecerse’, ponese ‘ponerse’, casase ‘casarse’, dejase ‘dejarse’, querelo ‘quererlo’)15. Otras consonantes o grupos también se ven afectados por el mismo fenómeno. Así ocurre con el sonido velar sonoro [g] (juar ‘jugar’, aujero ‘agujero’, augerau ‘agujerado’, juador ‘jugador’), con la caída de algunas consonantes implosivas (ivierno ‘invierno’, amenistrador ‘administrador’, dotor ‘doctor’, dotrina ‘doctrina’) y con la reducción de grupos tautosilábicos (restojo ‘restrojo’, ilesia ‘iglesia’). 14   Se registra en el refranero de Coll un ejemplo en el que se ve afectada vocal tónica (mingua ‘mengua, menguante’), que es un caso de vacilación atestiguado ya desde la Edad Media. 15

En cambio, solo hemos registrado un caso en final de palabra absoluto: po ‘por’.

23


Por otro lado, el refranero da cuenta de un nutrido conjunto de otros fenómenos de incidencia menos acusada. Clasificamos aquí los casos de equivalencia acústica entre [b] y [g] (güeno ‘bueno’, güey ‘buey’, güelve ‘vuelve’, güena ‘buena’, güen ‘buen’, güenas ‘buenas’, güelven ‘vuelven’, regüelve ‘revuelve’, agüela ‘abuela’, güenos ‘buenos’, güegos ‘huevos’, güelvo ‘vuelvo’, güelven ‘vuelven’, güeyes ‘bueyes’, regüelto ‘revuelto’, güelta ‘vuelta’, güegos ‘huevos’, güenas ‘buenas’, golvese ‘volverse’), entre [d] y [r] (merecina ‘medicina’) o entre [l] y [n] (manilla ‘malilla’). También agrupamos aquí los desarrollos protéticos de [g] ante diptongo [we] (güesos ‘huesos’, güebras ‘huebras’, virgüelas ‘viruelas’, güegos ‘huevos’, güerto ‘huerto’) u otros casos de prótesis (endentro ‘dentro’, enreligar ‘enredar’), así como las metátesis (craba ‘cabra’, glárima ‘lágrima’, pedrica ‘predica’, pedricar ‘predicar’, presona ‘persona’, cofadre ‘cofrade’, crabito ‘cabrito’, crabetas ‘cabrillas’, flaire ‘fraile’), epéntesis (toballa ‘toalla’, aldula ‘adula’), síncopa (apargata ‘alpargata’) y, en fin, otras alteraciones esporádicas como la asimilación (Concención ‘Concepción’) y el refuerzo del sonido vibrante simple (sarrampión ‘sarampión’). Morfosintaxis Cabe destacar aquí la reiteración en el uso de la conjunción copulativa u como variante de la forma o del estándar castellano: mata u pela ‘mata o pela’, rabiós’u bailarín ‘rabioso o bailarín’, es que sab’a la pez u qu’está rota ‘es que sabe a la pez o que está rota’, tomar u dejar ‘tomar o dejar’, de comida u de caída ‘de comida o de caída’, u siega u hace restojo ‘o siega o hace rastrojo’, guisa u fríe ‘guisa o fríe’, gorda u no hacela ‘gorda o no hacerla’, casa’lo u capa’lo ‘casarlo o caparlo’, llovía u nevaba ‘llovía o nevaba’, u lo usa u lo quie usar ‘o lo usa o lo quiere usar’, dejala u matala ‘dejarla o matarla’, rabia u no tiene blanca ‘rabia o no tiene blanca’; revienta u pasa ‘revienta o pasa’, u no tiene gana u no tiene qué ‘o no tiene gana o no tiene qué’, u mort u viu, u ha veniu ‘o muerto o vivo, o ha venido’, A Zaragoza u al charco ‘A Zaragoza o al charco’. Por lo demás, deben reseñarse algunas variantes en la morfología verbal debidas al influjo analógico (has ‘haz’, haslo’n ‘hazlo en’, semos ‘somos’, ves ‘ve’ –véstelo–, haiga ‘haya’) o bien a causas fonosintácticas (hi ‘he’, en hi d’estar ‘he de estar’) que también afectan a un pronombre átono (mi ‘me’ en mi l’hallo ‘me lo hallo’). Menos habituales son los trueques en la posición de los pronombres proclíticos (no te s’olvidará ‘no se te olvidará’, te s’espera ‘se te espera’), las diferencias de género gramatical (la calor ‘el calor’) o, ya en lo referido a la morfología léxica, el empleo de sufijos particulares (atardear ‘atardecer’, bestiero ‘el que cuida los animales’, cabezana ‘cabezada’). Léxico Como es bien sabido, este plano de análisis resulta todavía más difícil de sistematizar. Nos encontramos aquí con el debatido problema de la delimitación de regionalismos léxicos. Sirva para nuestro propósito la cita de una selección de voces que bien podrían pertenecer al fondo subestándar hispánico, pero que también se hallan definidas en los repertorios léxicos centrados en el vocabulario aragonés. Se trata de piezas como las siguientes: abajar ‘bajar’, bestiero ‘acemilero’, endrezar ‘enderezar’, errada ‘yerro’, estarnudar ‘estornudar’, fachenda ‘ostentación, vanidad’, fijanza ‘atención’, güebra ‘barbecho’, hespital ‘hospital’, merecina ‘medicamento’, mesurar ‘medir’, sarrampión ‘sarampión’, tabierna ‘taberna’, trebajar ‘trabajar’ o ventar ‘aventar’. 24


b) Rasgos aragoneses tipológicamente distintivos (respecto del castellano) Fonética El refranero de Benito Coll permite documentar un variado abanico de rasgos fónicos caracterizadores del romance aragonés, localizados siempre en los resultados del consonantismo salvo por los escasos ejemplos de acentuación paroxítona (humedo ‘húmedo’, pajaros ‘pájaros’), de diptongación por síncopa de consonante (güella ‘oveja’ < O(V)ICULA) y de apócope vocálica (pon ‘pone’, val ‘vale’, pin ‘pino’). Las consonantes iniciales representativas del aragonés se muestran en la conservación de F- latina (fondón ‘hoyo, sepultura’, farto ‘harto’, fondo ‘hondo’, faba ‘haba’, fer ‘hacer’, fiemo ‘estiércol’, femero ‘estercolero’, falz ‘hoz’, fu(y)ir ‘huir’, femosa ‘con las propiedades del fiemo o estiércol’, focín ‘bruto, zafio’), además de en la palatalización de S- (chufla ‘silba’) y de L- (lluego ‘luego’, llargas ‘largas’), en la consonante palatal africada sorda procedente de G- e, i latina (chiboso ‘giboso’, chiba ‘giba’, chelato ‘helado’, Chorchet ‘Jorgito’), en la conservación del grupo PL- (plever ‘llover’) y, por lo que toca al área ribagorzana, en la palatalización del segundo elemento del grupo de oclusiva y líquida (pllena ‘llena’, pllora ‘llora’, flloreces ‘floreces’, Espllús ‘Esplús’ –en este último caso, en interior de palabra, como se aprecia–). En posición interior de palabra los refranes nos ofrecen también una muestra de soluciones fonéticas representativas del aragonés. En las consonantes simples contamos con ejemplos de conservación de -D- (radedor ‘espátula, rasero’) y de sordas intervocálicas (barbato ‘barbado’, chelato ‘helado’, refinato ‘refinado’). En la evolución de grupos consonánticos latinos se aprecian casos de vocalización del primer componente de -KT(pautos ‘pactos’) y de -TR- (peirón ‘columna que contiene una imagen’ < PETRA), de resultado -lθ- del grupo -ALC- e (falz ‘hoz’ < FALCE), de palatal lateral proveniente de -K’L-, -LY- y -LL- (güella ‘oveja’ < OVICULA, palla ‘paja’ < PALEA, cullir ‘coger, cosechar’ < COLLIGERE) o de otros tipos de palatalización (ĉ < -NCTY-, en punchar ‘punzar’ < PUNCTIARE; ĉ < -SS-, en pacharico < pássaro < PASSERE). A ello se suma el mantenimiento de un grupo consonántico en posición final (falz ‘hoz’ < FALCE). Morfosintaxis En este capítulo merece la pena reseñar la aparición del morfo de plural en -z (mocez ‘muchachos’) y el de tipo benasqués en -tz (potz ‘potes; especie de liga’), la presencia de morfos verbales particulares del aragonés (pon ‘pone’, val ‘vale’, vei ‘ve’, cai ‘cae’, crei ‘cree’, fer ‘hacer’, fui ‘huye (él)’, fui ‘huye (tú)’), el empleo del artículo masculino lo (lo pacharico, lo soto) o de las preposiciones ta y enta, así como el uso del pronombre de sujeto como término de la preposición (pa tú ‘para ti’) y de la construcción adverbial de refuerzo negativo de no res (Secreto de tres, secreto de no res). Aparte, el refranero nos ofrece dos valiosos ejemplos de futuro imperfecto de indicativo en oraciones subordinadas temporales de resultado incierto, como en después que te casarás (tú te compondrás) y en (siémbrame) cuando querrás, (que’n junio me cortarás). Con todo, en los refranes anotados por Benito Coll sobresale la frecuencia de aparición del incremento pronominalo-adverbial en < INDE. Desde el punto de vista formal encontramos las variantes fonéticas ‘n (de los que comen, alguno’n escapa), en (siempr’acude’l agua, and’en hay más), n’ (en todas partes n’hay descalzos), ne (hasne cien y no’n hagas uno). 25


En cuanto a las funciones que desempeña esta forma, están representadas las siguientes: 1) El incremento representa un sintagma nominal tomado en sentido partitivo. En el sintagma desempeña el papel de sujeto oracional en que no que’n sobre (‘n = alimentación), más vale que’n sobre, que no que’n falte (‘n = sustento), ella se’n pone (expletivo), un malo’n hace muchos (expletivo), no se’n pue (‘n = hacer nada), alguna l’en pasa (expletivo); no se’n perdona nenguna (expletivo); cada gota’n vale mil (expletivo). Por su parte, la función de implemento de dicho sintagma nominal concurre en que tanto te’n sacarás (‘n = tanto ‘nada’); quien tiene’n mata (‘n = piojos y tocinos), qu’en espere (en = males), hasne cien y no’n hagas uno, como si no’n hubieras hecho ninguno (ne, ‘n = favores), ni l’en fíes, ni l’en des (en = bienes materiales), tantas en dice’l loco, qu’alguna’n acierta (en, ‘n = palabras), siete’n descubre (‘n = lunas), no’n siembres más (‘n = semillas), pa días en tiene (en = enfermedad, trabajo, etc.). 2) En otros casos, representa a un constituyente formado por «de + sintagma nominal», como en de los que comen, alguno’n escapa; de ladrón no t’en escaparás; d’esta y la unción, pocos s’en escapan; de la de dotor me’n guardaré yo; más vale que te’n dejes; de las que corren ya t’en guardarás; me cago’n dentro; Dios nos en libre y nos en guarde; de cada cardo l’en salen mil. 3) Se halla también con verbos pronominales de movimiento, como marca locativa del origen convertida en mero índice formal: se’n van por onzas; s’en va’nta lo caro; ya t’en puedes ir d’aquí; los que se’n vienen, po los que se’n van; pobre del que se’n va; el que se’n va; el güeno s’en va; de la oreja t’en sacarán; me’n torno; se lo’n lleva por otro camino; las gallinas s’en van; s’en van los tocinos; pero’n viene otro; que’n venga de raza. 4) Y, por último, encontramos el incremento junto al verbo haber con valor impersonal, para indicar ‘existencia’: and’en hay más; n’hay descalzos; ande no’n hay regla; siempre’n hay lugar; mientras n’hay vida, n’hay esperanza; and’en hay un hombr’en hay otro; donde no’n hay; solo’n hay un escalón; donde no’n hay; cuando’n mi casa’n hay crianza; donde no’n hay sangre; ande’n hay campanas, ‘n hay putas; trampa’n hay; cuando’n hay po los campos, en hay pa los santos; pocos n’hay güenos; mientras n’hay en Guara nieve. En cambio, solo contamos con un ejemplo del incremento pronominalo-adverbial y < IBI, cuyo principal valor es de tipo locativo. En el refrán aludido adquiere, en concreto, la significación de ‘lugar donde alguien o algo se sitúa’: ya no s’y posa. En el terreno de la morfología léxica, la fraseología recolectada por el abogado literano abunda en sufijación apreciativa de tipo aragonés. Así ocurre con el sufijo -ico, -ica (pequeñico, pollinico, maestrico, librico, burrico, lobico, dinerico, gordico, traguico, velloncicos, capacicos, pacharico, calabacica, botico, vranico ‘veranico’) y con el también diminutivo -et, -ete, -eta (mañaneta, boteta, pedretas, festetas, chiqueta, fajeta, Chorchet, Marquet, Creueta, crabetas, yerbetas, manteta, pedretas, sogueta, tozaletes). A estos se suman un caso de diminutivo –on (bolsón ‘bolsillo’) y otro sufijo característico de formación nominal (-aire, en pescaire ‘pescador’). Léxico Puede reiterarse en este punto lo señalado más arriba, en el subapartado homónimo. Esto es, que con las debidas reservas, la mayor parte de repertorios léxicos centrados en 26


el aragonés coinciden en dar entrada a voces como las que, a continuación y sin ánimo de exhaustividad, entresacamos del refranero: acantalear ‘llover copiosamente; granizar’, aladro ‘arado’, aldula ‘hato de ganado’, aljez ‘yeso’, amprar ‘prestar o tomar prestado’, apedregada ‘pedrisco’, apuñegar ‘estrujar, golpear’, aturadero ‘lugar donde detenerse y asentarse’, bachoca ‘judía seca; vaina del fruto de cualquier leguminosa’, bacibo ‘parte del rebaño formada por las ovejas estériles’, badina ‘balsa o charca de agua’, bardino, -na ‘dicho de un animal, de color leonado oscuro con rayas verticales atigradas’, boira ‘niebla’, bolomaga ‘leguminosa, planta silvestre’, bolsón ‘bolsillo’, botico ‘pellejo para poner vino o aceite’, brenca ‘nada’, bribar ‘podar árboles’, cabal ‘peculio’, cachamona ‘palmada en la cabeza’, caler ‘ser necesario, hacer falta’, cantaria ‘hechizo’, carrada ‘ristra de cosas atadas unas a otras’, cascucia ‘tunda, paliza’, cencero ‘zona de pastos rica y variada’, cencivera ‘clase de uva menuda y temprana’, cerolla ‘acerola (fruto del acerolo)’, chuflá ‘silbar’, chuto, -ta ‘seco’, coda ‘cola, rabo’, cosa ‘nada’, cospillo ‘residuo de la aceituna, la uva y otros frutos, después de extraer de ellos el aceite, el vino, etc.’, cucar ‘agusanarse’, cuculo ‘cuclillo (ave)’, cullir ‘coger, cosechar’, dropo, -a ‘gandul, holgazán’, embescar ‘quedar prendados los pájaros en la liga o besque’, endeviná ‘adivinar’, endrecera ‘atajo’, enreligá ‘enredar, enmarañar’, enta ‘hacia’, entivocar ‘equivocar’, escañar ‘matar de muerte violenta; desgañitarse; atragantarse’, esmeligarse ‘desternillarse’, estacha ‘tiempo que se está en algún sitio; acuerdo entre dos o más personas’, fabiol ‘flauta’, falz ‘hoz’, femero ‘estercolero’, femoso, -a ‘con las propiedades del fiemo o estiércol’, fiemo ‘estiércol’, focín ‘hombre inculto y de maneras bruscas’, folla ‘derroche’, fondón ‘hoyo, sepultura’, fu(y)ir ‘huir’, gabarrera ‘variedad de zarza que produce un fruto rojo, pequeño y no comestible’, galdrufa ‘peonza’, glárima ‘lágrima’, gotillera ‘gotera’, guaire ‘mucho’, güella ‘oveja’, guito, -a ‘dicho de una caballería, coceadora o espantadiza’, inte ‘instante’, liza ‘cuerda para atar’, maduro, -a ‘pazguato, obtuso’, mascardo, -da ‘dicho de un animal vacuno, con el pelo de la cabeza y de los cuartos delanteros más oscuro que el del resto del cuerpo’, meligo ‘ombligo’, menester ‘necesitar’, menudillo ‘moyuelo, salvado menudo’, mida ‘medida’, mocez ‘muchachos’, morgaño ‘especie de roedor’, mueso ‘mordisco, bocado’, Nadal ‘Navidad’, palla ‘paja’, parar ‘poner en árboles o en otros sitios varillas impregnadas de liga’, pavana ‘mujer sosa’, pescaire ‘pescador’, pichar ‘orinar’, pin ‘pino’, porguesas ‘restos de trigo que quedan en la criba’, potz ‘potes; especie de liga que se emplea para cazar tordos’, pudí ‘producir mal olor’, punchar ‘punzar, pinchar’, querar ‘carcomerse o apolillarse la madera’, rabosa ‘zorra (animal)’, radedor ‘tablilla para rasar las medidas de los áridos’, rader ‘raer’, rajante ‘alegre y decidor en la conversación’, ran ‘ras, rasante’, re ‘red’, rolde ‘círculo, ruedo, cerco; grupo’, roñar ‘gruñir, reprender’, royo, -a ‘rojo, rojizo’, ruejo ‘rodillo de molino’, sobrecer ‘colmar, derramar; llover en los valles’, sobresecau, -da ‘excesivamente seco’, ta ‘a; hacia’, talau, -da ‘que padece algún defecto físico; que no ha alcanzado una magnitud regular’, tocino ‘cerdo’, tornacuero ‘contrato de permuta entre dos abríos’, tornajunta ‘trabajo ejecutado por caballerías y retribuido con otro análogo’, tozal ‘cerro elevado’, trepuzador ‘propenso a tropezar’, trepuzar ‘tropezar’, trilladero ‘especialmente apto para la trilla’, truco ‘cencerro grande’, tumbo ‘capacidad o espacio que ocupa un edificio’, virol ‘uva que comienza a sazonar’, vrispa ‘víspera’, zaguer, -ro, -ra ‘último’, zapo ‘sapo; persona torpe y desmañada’, zuela ‘azuela, herramienta de carpintería’, zuro ‘corcho’. 27


c) El catalán en el refranero de Benito Coll y Altabás Ya se ha señalado que, en el conjunto de la obra, no fue muy elevado el número de refranes anotados íntegramente en catalán por Benito Coll, pero la nómina se ha visto incrementada en esta edición con algunos otros provenientes del Estudio de Filología de Aragón. Como ocurre con las interferencias entre castellano y aragonés, es frecuente que los rasgos catalanes afloren en refranes por lo demás aragoneses o, incluso, castellanos. En este último caso se hallan, por ejemplo, tres paremias que atestiguan el tipo de contacto lingüístico peculiar de la Ribagorza en la aparición de una consonante dental sorda final de palabra [-t] (salut ‘salud’, paret ‘pared’ y set ‘sed’) como único rasgo catalán en cada una de ellas. Al examinar las características de los refranes redactados total o parcialmente en catalán podemos dar cuenta de los siguientes fenómenos16: Palabras gramaticales Se documenta solo en una ocasión el incremento pronominalo-adverbial átono en < INDE. Lo hace bajo la forma ‘n, junto a un verbo de movimiento y como marca locativa del origen convertida en mero índice formal (a segar me’n vach). La fraseología de esta colección nos deja muestras también del artículo masculino singular lo ‘el’ (no imple lo grané), del adverbio relativo o conjunción temporal quan ‘cuando’ (lo que no guarda quan té), del pronombre relativo invariable qui ‘quien’ (Qui cull antes del chiné), del pronombre átono singular de objeto indirecto li ‘le’ (qu’al blat li diuen trigo), de la conjunción copulativa i ‘y’ (Marquet i Creueta) y de la preposición per ‘por, para’ (per tot lo mon). Palabras léxicas Hallamos en nigún una variante dialectal del indefinido ningú o ningún ‘ninguno’, en un refrán registrado en Torres del Obispo. Terminaciones con apócope típicamente catalana y, en algunos casos, ausencia de diptongación de vocales breves tónicas latinas se presentan en formas como pa ‘pan’, vi ‘vino’, carn ‘carne’, fil ‘hilo’, mon ‘monte’, foc ‘fuego’, pas ‘paso’, tot ‘todo’, juñ ‘junio’, puñ ‘puño’, porc ‘cerdo’, brot ‘brote’, any ‘año’, bon ‘bueno’, mach ‘mayo’, marz ‘marzo’, cabàs ‘capazo’ o sac ‘saco’. Diversos rasgos fónicos, morfológicos o léxicos catalanes (a veces combinados con apócope y ausencia de diptongación) los hallamos en otras formas nominales como los sustantivos oliveres y olivars (respectivas formas plurales de olivera ‘olivo’ y olivar ‘campo de olivos’: Mes valen oliveres que olivars), olivé ‘olivo’, llaurador ‘labrador’, taula ‘mesa’, llit ‘cama’, seny ‘sentido (capacidad cognoscitiva)’, blat ‘trigo’, fillol ‘ahijado’, dona ‘mujer’, somera ‘burra’, poble ‘pueblo’, oli ‘aceite’, juliol ‘julio’, taleca ‘talego’, cucú ‘cuco, cuclillo’, febré ‘febrero’, ré ‘red’, chiné ‘enero’ (forma del catalán occidental correspondiente al 16   Benito Coll y el Estudio de Filología de Aragón emplean en ocasiones una ortografía castellanizante para escribir en catalán (vach en lugar de vaig, olivé en vez de oliver, marz en lugar de març, cucú por cucut, etc.). Habida cuenta de que las Normes ortogràfiques de Pompeu Fabra se dan a conocer en 1913 y su Diccionari ortogràfic se publica en 1917, se entiende fácilmente que el abogado literano no pudo tener en cuenta la normativa fabriana. Por lo referido al Estudio, la norma ortográfica de Fabra era demasiado reciente como para ser adoptada por esta entidad (y ello en el supuesto de que Moneva y Puyol hubiera deseado seguirla, extremo poco probable a tenor de sus ideas lingüísticas sobre el espacio aragonés; vid. Aliaga Jiménez, 2012).

28


oriental gener), diné ‘dinero’ y grané ‘granito (diminutivo de gra ‘grano’)’. Lo mismo cabe señalar de los adjetivos lluné ‘relativo a la luna; que muestra preocupación por el ciclo lunar’, complit ‘lleno, completo’, mort ‘muerto’, lligat ‘atado’ y de los adverbios mes ‘más’, ben ‘bien’ o fora ‘fuera’. A todo ello se añaden las formas catalanas de algunos topónimos, hagiónimos y antropónimos: Aragó ‘Aragón’, Tamarit de Llitera ‘Tamarite de Litera’, Suchs (topónimo de la localidad leridana), San Martí ‘San Martín’, Creueta, diminutivo de Creu ‘Cruz’ y Marquet diminutivo de Marc ‘Marcos’. Finalmente, podemos dar cuenta de las formas verbales de fonética y morfología catalanas. Solo hay un ejemplo en infinitivo (encetar ‘empezar a usar o consumir un producto’) y otro de primera persona del singular (vach, del presente de indicativo de anar ‘ir’). La segunda persona del singular queda plasmada en digues (del presente de subjuntivo de dir ‘decir’), en posa (del imperativo de posar(se) ‘poner(se)’) y en amaniç (del imperativo de amanir ‘preparar, disponer’, con desinencia del dialecto occidental equivalente a la oriental de amaneix). En tercera persona del presente de indicativo se documentan las siguientes: veu (del verbo veure ‘ver’), té (de tindre ‘tener’), mincha (de minchar ‘comer’), vol (de vòldre ‘querer’), imple (de emplir ‘llenar’, forma catalanooccidental –y aragonesa– que se corresponde con el catalán oriental omplir), dixa (forma dialectal de deixar ‘dejar, olvidar’, cuya conjugación normativa sería deixa), trona (de tronar ‘tronar’), florís (otra forma propia del catalán occidental, del verbo florir ‘florecer’, cuyo equivalente normativo sería floreix) y cull (de collir ‘coger, cosechar’). Al presente de subjuntivo pertenece estigue (del verbo estar ‘estar’). En primera persona del plural pueden leerse los verbos casem (del presente de subjuntivo de casar ‘casar’) y ayudarem (del futuro imperfecto de ajudar ‘ayudar’). Por último, la forma diuen es la tercera persona del plural de dir ‘decir’. Si usted ha conseguido llegar hasta aquí, sin duda está en mejores condiciones de disfrutar de estos refranes y, quizá, de percibir algún eco del cariño con que Benito Coll y Altabás los atesoró, con la mira puesta en sus antepasados y coetáneos, a quienes dedicó estás palabras en el prólogo: «Millares de personas hay que no saben leer ni escribir, y en buena lógica no se las podrá tachar de ignorantes e incultas, porque si bien es cierto que no han estado bajo la férula de un dómine, en cambio en los refranes han encontrado los libros y maestros que necesitaban para instruirse y ejercitarse, no solo en los principios que regulan la vida social, si que también en aquellos otros que les han sido necesarios en las artes, oficios e industria a que se han dedicado».

29


José Luis Aliaga Jiménez

Bibliografía Aliaga Jiménez, J. L. (ed.) 2004. Juan Moneva y Puyol. Vocabulario de Aragón, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza-Xordica Editorial-Institución «Fernando el Católico». Aliaga Jiménez, J. L. 2012. Las lenguas de Aragón en el primer tercio del siglo veinte. Vol. 1. Inéditos, rarezas y caras B, Zaragoza, Zaragoza, Gara d’Edizions-Prensas Universitarias de ZaragozaInstitución «Fernando el Católico». Aliaga Jiménez, J. L. y M.ª L. Arnal Purroy. 1999. Textos lexicográficos aragoneses de Benito Coll (1902-1903) presentados al Estudio de Filología de Aragón. Edición y estudio, Zaragoza, Libros Pórtico. Aliaga Jiménez, J. L. y M.ª P. Benítez Marco. 2011. El Estudio de Filología de Aragón. Historia de una institución y de una época, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». Arnal Cavero, P. 1953. Refranes, dichos mazadas... en el Somontano y montaña oscense, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». (Reedición facsimilar en Zaragoza, Prames, 1997). Blanc i Grau, M. 1983. Refranyer del Matarranya, Barcelona, El Llamp. Blas Gabarda, F. y F. Romanos Hernando. 2003. Fraseología en chistabín. Diccionario de refranes, modismos, locuciones y frases hechas en aragonés del Valle de Chistau, Zaragoza, Gara d’Edizions-Institución «Fernando el Católico». Costa Martínez, J. 2010. Textos sobre las lenguas de Aragón. II. Artículos y otros escritos, Introducción general de R. Sistac y edición de J. I. López Susín, Zaragoza, Aladrada Ediciones. De Jaime Gómez, J. y J. M.ª De Jaime Lorén. 2002. Refranero aragonés. Más de 5.500 refranes, aforismos, dichos, frases hechas, mazadas..., originarios de Aragón, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». Enguita, J. M.ª y J. C. Mainer (eds.). 1994. Literaturas regionales en España, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». Galán Castañ, J. 1987. Refranyer fragatí, Fraga, Ayuntamiento de Fraga. López Susín, J. I. (ed.). 2009. El Diccionario aragonés. Colección de voces para su formación. Edición e introducción de J. I. López Susín, Zaragoza, Aladrada Ediciones. Moret, H. (ed.). 1995. Lo molinar. Literatura popular catalana del Matarranya i Mequinensa. Vol. 3. Gèneres menors de la literatura popular, Teruel, Instituto de Estudios TurolensesAssociació Cultural del Matarranya. Moret, H. (ed). 1997. Bllat colrat. Literatura popular catalana de la Ribagorça, la Llitera y El Baix Cinca. Vol. 3. Gèneres etnopoètics breus no musicals, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses. Rolde de Estudios Aragoneses. 2004. Refrans, frases feitas, ditos y esprisions de l’Alto Aragón, Zaragoza, Rolde de Estudios Aragoneses. Romero Tobar, L. (ed.). 2008. Literatura y nación. La emergencia de las literaturas nacionales, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza. Romeu Bailac, E. 2010. «Aproximación a la figura de D. Benito Coll y Altabás», Littera, 2: 7993. Soria Andreu, F. 1993. El Ateneo de Zaragoza (1864-1908), Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». Soria Andreu, F. 1995. Las fiestas del Gay Saber. El caso aragonés (1884-1905), Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». Vicente de Vera, E. 1986. Calibos de fogaril. (Refráns, ditos, charrazos y falordias de tradizión popular en aragonés), Zaragoza, Diputación General de Aragón. Viudas Camarasa, A. 1983. «Cartas inéditas de Menéndez Pidal a Benito Coll Altabás», Anuario de Estudios Filológicos, 6: 231-241. Zubiri Vidal, F. y R. Zubiri de Salinas. 1980. Refranero aragonés, Zaragoza, Librería General. 30


REFRANES



PRIMUM VIVERE



Salud, aspecto físico y alimentación El que bebe agua sin colar, come carne sin pensar Advierte la conveniencia de filtrar el agua de las balsas antes de beberla, por los muchos gérmenes de infusorios que contiene. To s’apega menos la h’rmosura Aconseja el gran cuidado que se debe tener para evitar el contagio de las enfermedades. Expresa haber peligro en acercarse a lo que produce mal. Expresa cómo las enfermedades actúan por contagio y la salud y las demás buenas cualidades no son comunicables por proximidad. Mas val’ayudámelo a detener qu’ayudámelo a levantar Dice ser preferible tener exceso de fuerzas que falta de las mismas. Pa Sn. Blas, besugo atrás Aconseja la época en que no debe comerse este pescado, por ser ya un alimento poco delicado. La cabeza’l comer la’ndreza, si es de flaqueza Nos dice que en muchas ocasiones el dolor de cabeza no reconoce otra causa que la debilidad. La cabeza el comer la endereza si es de flaqueza Expresa cómo la falta de alimento suficiente puede influir al ejercicio del entendimiento. Si comes caracoles en mayo, prevén el escaño Nos hace ver lo nocivo de esta alimentación en ciertas épocas del año. Expresa ser los caracoles en mayo comida nociva porque se hallan en época de la cría. Bien está la carn’encima de los güesos Significa que la gordura revela buena salud, así como la falta de carnes indica flojedad en la naturaleza del individuo. Expresa cómo la salud suele mostrarse en la robustez. Carne hace carne y vino hace sangre Demuestra que una alimentación sólida contribuye en gran manera a que la constitución de una persona sea vigorosa. Expresa cómo la alimentación carnívora y el beber vino robustecen, lo cual puede no ser verdad. El que no come después d’harto, no trebaja después de cansau Significa que para resistir los trabajos y esfuerzos excesivos, es preciso comer superabundantemente. 35


El que no come después de harto, no trabaja después de cansau Refrán brutal que expresa ser de fuertes la resistencia física a una comida excesiva. Expresa alabanza a la resistencia física en todo orden de funciones. Quien bien bebe y come, bien ronca y pede Manifiesta que el buen apetito es síntoma de buena salud. Quien bien come y bebe, bien hace lo que debe Indica que el que está bien alimentado, también está en disposición de resistir los trabajos y fatigas propias de su oficio. Come bien y pede fuerte, y no tengas miedo a la muerte Denota que si las funciones corporales se hacen con regularidad es indicio de buena salud. De los que comen, alguno’n escapa Se aplica a los enfermos que han entrado ya en una franca convalecencia y con ganas de comer, pues entonces tienen ya grandes probabilidades de curarse pronto. Si lo comiu no deja comer, no hay que temer Muestra que cuando no se come por estar harto, no hay motivo para alarmarse. Dejar de comer por haber comiu, no hay nada perdiu Refrán equivalente al anterior. Expresa cómo no es de compadecer quien no come a las horas normales porque entonces está ya harto. Tras de lo crudo, puro Refrán higiénico que aconseja el uso del vino sin adulterar después de haber comido alguna cosa mal sazonada o indigesta, para así ayudar a la cocción estomacal de esta clase de alimentos. Pasen días y vengan ollas, qu’aquí está’l tío Cerollas Moteja a quien no piensa más que en comer, sin preocuparse por nada ni por nadie. Expresa cómo algunas personas, por egoísmo, atienden sólo a su ventaja sin corresponder a los demás con labor útil. Pásate día que otro vendrá Expresa lo mismo que el anterior. Zaragoza. To lo quiere’l doliente, la cama fría y el culo caliente Nos manifiesta el malestar y rarezas que sin cesar atormentan a los enfermos. Expresa 36


cómo, quien se encuentra en necesidad o tribulación busca su remedio aun en soluciones contradictorias. El que duerme, mucho mal pasa Indica lo mucho que hay que respetar el sueño de un enfermo porque, además de reponer las fuerzas del paciente, le libra por un rato de las molestias y dolores anejos a la enfermedad. Expresa la conveniencia del sueño a los enfermos. La erisipela, mata u pela Hace ver lo peligroso de esta enfermedad. Expresa cómo la erisipela es enfermedad peligrosa ya que no de muerte, de efectos perjudiciales en la piel y en el cabello. La’scarlata, pela u mata Dice la gravedad que encierra en sí esta enfermedad. Expresa cómo la escarlatina, cuando no es mortal, hace cambiar la piel. La gallina que por casa va, si no pica, picará Da a entender que las personas o animales que están en lugar donde abundan los alimentos, no necesitan el cuidado de nadie porque por sí solos tomarán lo que necesiten. Expresa cómo la costumbre de estar en un lugar hace adquirir confianza en él. Gente dropa no come sopa, y gente tuna, ninguna Moteja a los que desechan los alimentos ordinarios, por la esperanza de hartarse con otros más suculentos y elegidos. Expresa cómo la gente aventurera desdeña la comida sencilla. [Dropa. adj. fem. Holgazana, haragana. Tuna. adj. fem. Tunante, granuja]. Si quiés hermosura, dame gordura Dice que una de las principales condiciones de la hermosura, en las personas y en los animales, es la gordura. Expresa cómo la robustez corpórea coopera al aspecto agradable de la figura humana. Dame gordura y te daré hermosura Expresa cómo la figura humana es más hermosa cuando tiene adecuada proporción de carne. Zaragoza. Hombre pequeñín, embustero, rabiós’u bailarín Dice las cualidades que predominan en el hombre pequeño. Hombre chiquitín, embustero, rabioso o bailarín Atribuye poca respetabilidad a los hombres de poca estatura. 37


Hombre royo y perro peludo, antes muerto que conociu Denota lo ocultas que llevan las intenciones el hombre y el perro que se distinguen por dichas propiedades. Expresa cómo los hombres de pelo rojo suelen ser de condición insincera y complicada. [Royo. adj. masc. Rojo, rojizo]. Díjole la lech’al vino, ven aquí amigo, y al agua, ven aquí, hermana Dice que, después de la leche, lo mismo se puede beber el vino que el agua sin temor de que hagan daño. La leche sale de los muesos y no de los güesos Da a entender la buena alimentación que necesita la mujer que cría, si se quiere que tenga leche abundante. [Mueso. sust. masc. Mordisco, bocado]. El mal del tordo, la cara flaca y el culo gordo Se aplica a los que disfrutan de buena salud y están bien metidos en carnes, aunque a juzgar por la delgadez de la cara parezca lo contario. Los males vienen por arrobas y se’n van por onzas Denota que las enfermedades entran de golpe y salen muy despacio. El equivalente castellano dice «El mal entra a brazadas y sale a pulgadas». [Arroba. sust. fem. Medida antigua de peso equivalente a once o doce kilogramos. Onza. sust. fem. Medida antigua de peso equivalente a unos treinta gramos]. Los males vienen por arrobas y se van por adarmes Expresa cómo la gravedad en las enfermedades se produce rápidamente y la convalecencia es larga. [Adarme. sust. masc. Medida antigua de peso equivalente a unos dos gramos]. Lo que mata Dios, que se lo coma’l diablo Enseña el peligro que encierra el comer carne de animales muertos por enfermedad. Expresa no ser conveniente comer animales no muertos expresamente para un fin. La mejor merecina’stá’n la cocina Asegura que no hay medicamento tan eficaz y reconstituyente para una persona débil como una buena alimentación. Expresa cómo es preferible nutrirse bien a tener que reparar detrimentos de la salud por haber descuidado antes la nutrición. No hay mejor merecina que la que cura Da a entender que lo principal, para un enfermo, está en que el médico acierte la enfermedad y propine el medicamento que ha de devolver la salud perdida. Expresa el valor del éxito en los remedios terapéuticos con preferencia al renombre científico de ellos. 38


Mujer abortada, ‘l mes preñada Dice la gran facilidad que tiene de concebir la mujer, al poco tiempo de haber abortado. Mujer paridera, chica la primera Indica ser un buen señal de fecundidad en la mujer el que esta para la primera vez una hembra. Pan moreno y vinada, quédate bolomaga Da a entender la imposibilidad de hacer grandes esfuerzos corporales o un trabajo pesado el que carece de una alimentación sana y abundante. Expresa cómo el alimento flojo de los trabajadores influye en daño de su labor. [Bolomaga. sust. fem. Planta leguminosa silvestre]. Onza de pan, arroba de vino Reprende a los que, comiendo poco y mal, beben con exceso exponiéndose a que el vino les perjudique. Expresa la costumbre de los bebedores de vino, los cuales comen poco en proporción a lo que beben. Si quiés tener pan gordo, no lleves menudillo al horno Aconseja a las mujeres que, para hacer buen pan, es necesario amasar la flor de la harina. Expresa cómo para tener buen pan precisa hacerlo con harina buena. [Menudillo. sust. masc. Salvado menudo. Despojos o productos menores de los cereales molidos]. El parir enjuvenece y el criar envejece Denota que la mujer que cría suele desmejorarse y la que pare se pone de mejor semblante. El sinónimo castellano es «El criar arruga y el parir alucia». Parto sudau, parto curau Enseña a las mujeres recién paridas el cuidado que deben tener para evitar los enfriamientos, los cuales acostumbran acarrear funestas consecuencias. Pelo largo, acostumbra a criar algo Recomienda la más exquisita limpieza con el pelo, so pena de exponerse a que este sirva de albergue a ciertos insectos tan molestos como asquerosos. Preñado puntiagudo, chico seguro Refrán usado por las mujeres para predecir el sexo de la criatura que ha de nacer, fijándose en la forma o aspecto que presenta el vientre de la que está en vísperas de ser madre. 39


El que come queso y no lo rade, come mierda y no lo sabe Denota la curiosidad o limpieza que debe tenerse con todas aquellas cosas que sirven de alimento a las personas. [Rader. v. trans. Raer]. Si no soy ranchero, me quedo sin tajada Indica la escasez de alimentos servidos en una comida. Expresa haber obtenido una persona lo que le correspondía, no por razón de justicia, mas por circunstancia de hecho. [Ranchero, a. sust. Persona que guisa el rancho]. Una recienparida tiene la sepultur’abierta cuarenta días Indica el cuidado grande que se debe tener con la mujer que acaba de parir, a fin de evitar el decaimiento de fuerzas y las complicaciones a que la expone el estado especial de su naturaleza. Expresa la preocupación, bastante fundada, de que el puerperio ofrece peligros graves a la puérpera durante los primeros cuarenta días. Pa poca salut, más vale morir Pone de manifiesto lo pesada que es la vida al que padece una enfermedad crónica y, más aún, cuando ha perdido la esperanza de curarse. Expresa no ser solución aceptable la presentada para un caso de dificultad porque prácticamente no evita el mal del respectivo caso. Sangre po la boca, ni mucha ni poca Indica la gravedad que encierran aquellas enfermedades en cuya virtud se expele o sale la sangre por la boca. Expresa cómo el echar sangre por la boca es siempre mal síntoma. Sarrampión, a las tres veces al fondón Dice las grandes probabilidades que tiene de morir el que por tercera vez se ve atacado por esta enfermedad. [Fondón. sust. masc. Hoyo, sepultura]. El que sube la cuesta com’un joven, lleg’arriba com’un viejo Censura a los que agotan sin necesidad todas sus energías en el primer impulso, viéndose después imposibilitados para hacer algo de provecho hasta que se recuperan las fuerzas perdidas. El que sube la cuesta com’un viejo, lleg’arriba com’un joven Enseña la moderación con que se deben emplear las energías en los trabajos duros y difíciles, si no se quieren ver agotadas antes de terminar la obra que las reclama. Este refrán es la contraposición del anterior. Más vale sudar, qu’estarnudar Refrán en que se dice ser preferible sufrir la molestia que da el calor producido por exceso de ropa, que no aligerarse de esta exponiéndose a coger un constipado. 40


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.