Vicente Tobeña y Barba. Un ilustrado aragonés (1863-1921)

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Chesús de Mostolay

Vicente Tobeña y Barba Un ilustrado aragonés (1863-1921)


© Chesús de Mostolay Diseño y maquetación: Gara d’Edizions Edita: Gara d’Edizions Abda. Nabarra, 8 • 50010 Zaragoza E-mail: gara@garadedizions.com www.garadedizions.com

I.S.B.N.: 978-84-8094-950-7 Dep. Legal: Z-1208-2008 Imprime: INO Reproducciones, S.A.


Vicente Tobe単a y Barba



PRÓLOGO

No somos los Aragoneses, y menos los del Somontano, muy proclives a festejar los dones de sus gentes dedicados al cultivo de su historia y de sus tradiciones. Un ejemplo lo tenemos con el investigador Chesús de Mostolay, que pertenece a ese tipo de personas que discretamente y con la tenacidad del labrador austero y constante, está creando una obra que por su profundidad y conocimiento se está convirtiendo en lectura obligada para todos aquellos que quieran conocer la historia del Somontano de Barbastro. Con este nuevo trabajo que aquí se presenta tras largos años de investigación sobre la vida y obra de este ilustre Aragonés llamado Vicente Tobeña y Barba nacido en Adahuesca el 6 de junio de 1863, Mostolay nos muestra la rica biografía de su paisano, desconocida hasta para sus más allegados, y que tan solo el afán de investigación y el amor a su tierras nos permite ahora contemplar. ¿Quién podía imaginar que la vida y obra del señor aquel mayor, serio, vestido de militar del retrato de su casa natal sería muchos años después objeto de estudio por aquel muchacho travieso, vecino póstumo de Tobeña, que no tenía otra referencia de él que aquella imagen? Porque aquel retrato que colgaba y cuelga en el mismo sitio del salón de casa Tobeñas ha sido el referente del afán investigador de Mostolay, sin el cual, con toda seguridad, la figura de Vicente Tobeña no hubiese salido del anonimato de su círculo familiar. Vicente Tobeña es sin duda un hijo preclaro de la villa de Adahuesca en donde vivió los primeros años de su vida antes de trasladarse a otras ciudades españolas. Durante su vida vivió importantes acontecimientos de la historia de España del siglo XIX y XX: la restauración, la muerte de Alfonso XII, la regencia de su madre Maria Cristina, el reinado de Alfonso XIII... así como la eclosión de los regionalismos y la pérdida de las colonias con la consiguiente quiebra ideológica de fin de siglo. –7–


Su estancia tanto en Filipinas como en Cuba hacen de él un testigo de excepción de los últimos años de la presencia y dominio de España en ultramar. Tobeña conoció in situ la pérdida de las colonias tras el famoso desastre del 98 y más tarde en Barcelona el despertar del nacionalismo periférico. A su vuelta a España, después de la pérdida de Cuba, se establece en Barcelona, posiblemente debido a las enfermedades contraídas en las guerras coloniales, dedicando el resto de su vida a la actividad intelectual y sobre todo al estudio de la historia de Aragón. No hay que olvidar que Vicente Tobeña era, aparte de militar, maestro nacional. En Barcelona será uno de los promotores de la Unión Regionalista Aragonesa que se convertirá posteriormente en la Unión Aragonesista, precedente ineludible del aragonesismo político anterior a la guerra civil. Sus principales estudios están dedicados a la historia de Aragón, el origen de su bandera y la recuperación de la lengua aragonesa. Como demuestra Mostolay con sus investigaciones, la bandera que enarbolaron los regionalistas aragonés hasta 1936 fue idea suya, y los primeros estudios filológicos y el primer vocabulario sobre la zona también se deben a él. El gran amor que sentía por su lengua materna queda plasmado en la introducción de su libro sobre la villa de Adahuesca, escrita en castellano y en aragonés. Mostolay también nos descubre una faceta no conocida de Tobeñas: la de articulista en la desaparecida revista El Ebro, a veces firmando con nombre propio y otras con seudónimos. Posiblemente, como nos dice Mostolay, no se hayan agotado todas las fuentes de la obra de Tobeña, ya que sus escritos originales -aparte del referente a la historia de Adahuesca- no se han podido encontrar, debido, seguramente, a los frecuentes traslados de su viuda después de su muerte. Como escribió hace años Mostolay, seguro que se podrían haber encontrado algunos datos más de su vida y de su obra, pero investigar sale caro y las ayudas a la investigación en estos casos brillan por su ausencia. A pesar de todo, no hay que descartar que alguna parte de su dispersa obra se pueda encontrar en algún rincón de alguna biblioteca o incluso de su casa de Adahuesca. La encomiable labor de Mostolay nos

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ha permitido adentrarnos en la recuperación de la rica filología del Somontano de Barbastro. Su estudio presentado hace casi un año en Adahuesca es hoy la mayor recopilación de voces y expresiones de los dialectos del Alto Aragón que permitieron a nuestros antepasados comunicarse entre ellos y que ahora nos adentra en el conocimiento de su manera de ser y de vivir. Que la obra de Chesús de Mostolay sirva de referente a todos aquellos que sienten al Somontano de Barbastro como su Patria o, lo que es lo mismo, su tierra. Eduardo Foncillas Embajador de España

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Introducción

Para mí hablar de los Tobeña es como hablar de algo muy cercano y familiar. Casa Tobeñas -pues así es todavía conocida hoy en Adahuesca la casa natal de Vicente Tobeña y Barba- es la casa vecina a la que yo nací y a la que he visto siempre cuidar a mi familia. Casa Tobeñas forma parte de mi infancia, de mis recuerdos, de los buenos momentos pasados en el pueblo. Ahí jugaba, en su jardín, mientras mi madre lavaba nuestras ropas en el lavadero situado junto al pozo de la casa -en la nuestra no teníamos agua corriente ni ningún pozo en el que recoger el agua de lluvia-, mientras cuidaba las plantas o mientras limpiaba la casa en espera de los inquilinos vacacionales que, puntualmente, llegaban todos los años. Y a pesar de llevar más de treinta años sin entrar en ella, la recuerdo perfectamente: Su empedrado y oscuro patio, con el gran banco de piedra a la derecha; su fresca bodega; la húmeda cuadra, siempre llena de nidos de golondrinas; el cubierto; el coqueto jardín; la estrecha y empinada escalera con sus rellanos; el austero comedor; el soleado pasillo-recibidor en el que doña Alegría, heredera de la casa y sobrina política de don Vicente, se sentaba a tomar el sol los claros días de primavera y otoño; la cocina; las alcobas; la acogedora salita de estar (¡Ay, la salita de estar! ¡Cuantos recuerdos!: Su pequeña, pero bien surtida biblioteca de libros antiguos, la mesa camilla, el pequeño hogar cuya lumbre a retazos alumbraba la sala, las mecedoras, los viejos cuadros, la curiosa y poco común puerta de acceso de dos hojas...)... Pero en especial recuerdo aquel sobrio retrato de don Vicente que colgaba del comedor pareciendo vigilarlo todo. ¡Cuántos ratos pasaría yo de niño mirando el rancio cuadro del “señor bigotudo” vestido de militar! ¡Madre mía! Pero, ¡qué rabia!, nadie me daba razón de él. Y es que los Tobeña desaparecieron de Adahuesca casi de una forma tan misteriosa como llegaron, y de no ser por este hijo preclaro, – 11 –


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Vicente Tobeña y Barba, posiblemente hoy ya nadie los recordara; quedando solamente como reminiscencia en las tinieblas del olvido el nombre de la casa que habitaron, pluralizado. Todo comenzó con la aparición en su biblioteca de un manuscrito sobre la Historia de Adahuesca, y, poco a poco, fue creciendo el interés por éste y por su autor. Lo que se contaba en dichas notas era tan interesante, que algunos años después, en 1995, incluso pudo ser publicado el contenido en una edición facsímil, gracias al esfuerzo del embajador español Eduardo Foncillas. Aunque todo quedó ahí; poco más se averiguó. Tiempo después, en 1999, andaba yo totalmente inmerso en mis investigaciones sobre el aragonés del Somontano, cuando, de pronto, cayó en mis manos un librito muy interesante del historiador Carlos Serrano Lacarra, de título Identidad y diversidad, y cuyo contenido era una recopilación de artículos publicados en prensa por el autor entre 1995 y 1999. En el último de los capítulos, que era el que a mí más me interesaba por ser el único que tocaba el tema lingüístico, y titulado Apuntes sobre una... ¿evolución? acerca de la cuestión lingüística, de nuevo, y ante mi asombro, doy con el nombre de Vicente Tobeña, y aunque no es más que una escueta nota, despierta enormemente mi atención; más que por la aparición del nombre del personaje -que también fue una grata sorpresa-, por la información en sí, en la que se afirmaba ser autor de “un interesante glosario de más de doscientos términos del Somontano”, firmado con el seudónimo de “El Bedel de la Universidad Sertoriana” y publicado por la desaparecida revista El Ebro entre junio de 1926 y febrero de 1927. No tenía ninguna duda: aquel trabajo debía conseguirlo, se trataba del primer estudio lingüístico conocido hasta el momento sobre el habla del Somontano y, además, de un paisano. Lo primero que hice, fue ponerme en contacto con la persona que mejor conocía la vida de Vicente Tobeña y que más ha hecho, hasta el momento, por su memoria, el embajador Eduardo Foncillas -familiar indirecto del mismo-, el cual me dijo desconocer este glosario, pero que iba a investigar sobre él. Como mi interés era muy grande por poseerlo, para así poder completar mi estudio sobre el habla del Somontano de Barbastro, decidí también ponerme en contacto con el propio autor del libro, Carlos Serrano, y rogarle me hiciera llegar dicho vocabulario de Tobeña, si obraba en su poder. Al poco tiempo, tanto de – 12 –


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Foncillas como de Serrano, recibí contestación satisfactoria, con dicho glosario acompañado de otros escritos de Tobeña publicados por la misma época y revista. Pero pude comprobar que el material enviado por uno y otro no coincidía en su totalidad, lo que me hizo sospechar que el glosario no era nada más que el apículo de todo lo divulgado por Tobeña en esa revista o en otras; como así fue, aunque menos de lo que yo esperaba. En todo este tiempo he ido recogiendo con afán y paciencia todo lo que aquí se transcribe, tanto de lo que había desperdigado de su obra y artículos como de su persona, y ha sido gratamente aleccionador para mí. Tobeña, este hombre bueno, inquieto y leal, nunca olvidó su tierra, todo lo contrario, la distancia hizo germinar en él un amor desmedido hacia su terruño natal, Adahuesca, que con el tiempo extrapoló a todo Aragón, embebido y avivado siempre en los recuerdos de su infancia, los bellos e inmensos paisajes del Somontano y las nobles gentes del Alto Aragón. Esto le llevó en los últimos años de su vida, ya enfermo y retirado, incluso a militar en algún grupo aragonesistas de Cataluña, radicalizando a partir de este momento sus ideas liberales en defensa de la viabilidad del nacionalismo aragonés, para él grande e ineludible causa por la que debe luchar cualquier aragonés que se precie de serlo. Con este estudio y la recopilación de toda su obra, no se ha pretendido nada más que traer a la memoria colectiva la verdadera persona, identidad y vida de este hijo ilustre de la villa de Adahuesca, tan olvidado por sus paisanos y tan poco reconocido por sus méritos, y así hacer justicia histórica, entrando a formar parte del grupo de los grandes hombres de esta tierra.

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Vicente Tobeña y Barba Ese gran hombre

Poco podía imaginar aquel jovenzuelo inquieto de Graus, llamado Vicente Tobeña y Mauri, que ahora corría despreocupado por las angostas callejuelas de su preciosa villa natal de principio del siglo XIX, que un día el caprichoso destino le iba a llevar hasta la, para él, perdida villa somontanesa de Adahuesca. Pero menos aún podía sospechar que, atrapado por los encantos de aquel maravilloso lugar y de sus gentes, ya no podría escapar de él. Era la Adahuesca que seducía y enamoraba para siempre con su fulgurante destello a todo viajero que se acercaba a visitarla o a residir temporalmente en ella. Nadie podía liberarse de aquella fuerza centrípeta de magnificencia. Era la Adahuesca de los grandes fastos por la llegada de las reliquias de sus gloriosas hijas santas Nunilo y Alodia, primeras mártires de la época musulmana; la Adahuesca señorial que ahora brillaba más que nunca con luz propia; la Adahuesca universal cuna de hijos ilustres; la conocida por todos los rincones, ya no sólo de Aragón, sino incluso de fuera de ellos por sus logros. Una Adahuesca próspera, culta, colmada de nobleza y abolengo, orgullo de sus paisanos y envidia de la comarca. Una Adahuesca unida y digna que disfrutaba ahora del mayor índice de población de toda su historia, rozando los mil habitantes. En este entorno de exaltación y grandeza, y tan sólo un año después de la llegada definitiva de las reliquias de nuestras santas Nunilo y Alodia a la villa, vino al mundo en Adahuesca, un 6 de junio de 1863, Vicente Tobeña y Barba. Aunque sus padres llevaban muy poco residiendo aquí cuando él nació, posiblemente no más de cuatro años. Los dos eran maestros y venían de ejercer su profesión en el pueblo de Alcolea de Cinca, donde habían residido algunos años. Su padre, Vicente Tobeña y Mauri, como ya se ha dicho, era natural de la villa de Graus, nacido el 12 de septiembre de 1827, aunque no de ascendencia grausina, pues su padre, Pedro Tobeña Mariñosa, que – 15 –


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había nacido en 1797 y ejercía de albañil, era natural de Pano (quien, a su vez, era hijo de Pedro Tobeña y de Francisca Mariñosa), y su madre, María Mauri Llovet, era natural de la pequeña aldea de Abellana, perteneciente a Lascuerre (y ésta, a su vez, era hija de Pedro Mauri y Maria Llovet). La madre de Tobeña, Benita Barba Fierro, era nacida en Arguis, aunque no su prosapia familiar, pues su padre, José Barba, pasamanero de profesión, era nativo de Huesca, y su madre, Antonia Fierro, era natural de Alquézar. Fue bautizado en la iglesia de Adahuesca al día siguiente de nacer -el 7 de junio- por el cura párroco Francisco Larruy (sacerdote de grato recuerdo en la villa por ser, como se verá más adelante, uno de los artífices en la consecución de las reliquias de las santas), y tuvo por madrina a su abuela materna, Antonia Fierro, el único miembro de la familia con raíces somontanesas. Pero Vicente no fue el primero de los hijos en nacer, con anterioridad, en 1858, cuando sus padres aún residían en Alcolea, tuvieron una niña, su primogénita, a la que llamaron Petra, que también fue maestra y residente posteriormente en Adahuesca, Selgua, Torres del Obispo y la Puebla de Castro. Los Tobeña, tras la llegada de este segundo hijo, y totalmente prendados y enamorados de Adahuesca como estaban, decidieron asentar definitivamente sus raíces en esta villa y adquirir algunas propiedades. Compraron la casa aún hoy conocida como de Tobeñas (antigua casa de Fabián), entre las de Mostolay y El Pardo, y también algunas tierras; por lo menos se sabe de tres fincas que fueron de ellos: la hoy conocida como La Valle ( A Balle Alodio), perteneciente a casa de Silbestra; Os Albenetes, ahora de Pardina, y La Fábrica (A Fabrica, antes Basanueba de Tobeñas, aunque él castellaniza el nombre y la reconoce como “Balsanueva”), hoy propiedad de los Pardina, en cuyo terreno hubo una fábrica de alcohol que explotó la familia, de ahí su nombre. Pero posiblemente fueron más, puesto que en los distintos catastros de la época aparecen los Tobeña siempre como propietarios y labradores. El 30 de junio 1866 nace el tercer hijo de la familia, Pedro Pablo, bautizado, como era costumbre, al día siguiente de nacer y del que fue también madrina su abuela materna Antonia, de Alquézar. Pero éste fue óbito al poco tiempo. Dos años después, y en pleno periodo revolucionario, vendrían los gemelos, Ángeles y Custodio, nacidos el 1 de octubre de 1868, – 16 –


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Copia de la Partida de Bautismo de Vicente Tobeña y Barba que se guarda en el Archivo Diocesano de Huesca (7/6/1863).

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siendo sus madrinas respectivas en el bautizo Francisca Alén, vecina de Adahuesca, y Antonia Fierro, su abuela materna. Pudo haber existido otra hermana llamada Benita, como la madre, de la que sólo se tiene constancia oral y no segura. Sí sabemos que dos de las hijas habidas en el matrimonio se casaron en Adahuesca. La una, Petra, con el heredero de casa Zamora, Miguel Zamora Abizanda -cuya nieta ha sido la última heredera que ha regentado la casa: la señora Angelines Zamora Supervía, hija de David Zamora Tobeña- y la otra con un tal Bartolomé Ballabriga Cebollero, nacido en 1853 y caminero de profesión. Pero ésta murió muy joven y sin descendencia, casándose él de nuevo y teniendo con la nueva esposa, entre otros, a su hija Encarnación Ballabriga, la que luego vivirá en casa Silbestra casada con Alodio Albajar, también de oficio caminero. De hecho, la ya mencionada finca de La Valle (A Balle), que hoy disfruta casa Silbestra, fue la dote recibida por los Ballabriga de manos de los Tobeña con ocasión de dicha primera unión. Terreno que, por cierto, quiso devolver el tal Bartolomé -Bartolo, como era conocido comúnmente este señor en la villa- a la familia originaria al enviudar joven y sin hijos, pero Vicente Tobeña se negó a admitirla, lo que dejó un grato recuerdo para siempre de esta familia en los Ballabriga y en todo Adahuesca. Entre tanto ocurre todo esto en Adahuesca, en el país se viven tiempos convulsos. Tras la revolución de septiembre de 1868 la reina Isabel II es destronada, y en Cuba, aprovechando el desconcierto, un grupo de hacendados proclaman la independencia de la isla, dando así inicio a la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878). Pero también este año es punto de partida del llamado Sexenio Democrático (18681874), dentro del cual tendrá lugar la I República; experimento que no durará más allá de los once meses: desde febrero de 1873 hasta enero de 1874. En diciembre de este último, comienza la etapa conocida como la Restauración, pronunciamiento militar llevado a cabo por Arsenio Martínez Campos y encauzado en la vía civilista por Antonio Cánovas del Castillo, que supondrá la restauración de la monarquía en la figura de Alfonso XII. En este nuevo periodo se elaborará la Constitución de 1876 y dará fin la tercera Guerra Carlista, iniciándose así una pacificación temporal del país. Aunque para Aragón será este siglo uno de los más desastrosos de su historia. Pero la infancia de Tobeña corre ajena a todos estos acontecimientos históricos, siendo de lo más feliz en la villa. Así se desprende – 18 –


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de sus escritos, y, ciertamente, este periodo le marcará para siempre. Allí pasa su primera época de estudiante y despierta a la vida. Recuerda, con gran alegría, la escuela y las excursiones que desde ella programaban la chiquillería, las procesiones, su colaboración en la iglesia ayudando con las manchas o fuelles del órgano, los alocados bandeos de campana en el Treviño, las hogueras callejeras, el jolgorio en la romería a la Virgen de Viña, la fiesta mayor... Acontecimientos todos ellos que vivió Tobeña con gran intensidad y que despertarán en la madurez la nostalgia que le alentó a escribir las tradiciones e historia de su villa. Ya en la adolescencia, y con fecha 20 de agosto de 1880, vemos que se le expide el documento de identidad de entonces, el conocido como cédula personal (número 2), y el 21 de septiembre de ese mismo año, al poco de cumplir los diecisiete años, acompañado de certificado de residencia en la villa -firmado por el alcalde Gaspar Giménez en la data 11 de septiembre de 1880-, Vicente Tobeña y Barba solicita del director de la Escuela Normal de Huesca ser admitido en dicho establecimiento con el fin de continuar con la carrera de profesor de enseñanza primaria; siendo admitido. El curso lo aprueba, y un año después, con fecha 12 de septiembre, de nuevo se dirige al director de dicho centro pidiendo matricularse en el curso 1881-1882 en las asignaturas al segundo grupo, curso que también saca satisfactoriamente. Por una carta oficializada extendida a petición del interesado, sabemos que le es expedida una nueva cédula personal por la Alcaldía de Adahuesca, con fecha 16 de septiembre de 1881, tras cumplir los dieciocho años, y “señalada con el número diez y nueve”. Sólo unos meses después, el 14 de junio de 1882, con diecinueve años, y ya desde Huesca, se dirige al director de la Escuela Normal Superior de Maestros de esta ciudad en demanda de inscripción para realizar los exámenes de reválida, tras haber aprobado, como ya hemos dicho, las asignaturas correspondientes al primero y segundo grupo que se exigían entonces para maestro elemental. Tras ser admitido, es examinado el día 15 del mismo mes, siendo calificado como “Malo en disertación y problemas y Bueno en lo demás, por consiguiente Suspenso en exámenes”. Los días 9 y 10 de octubre se presenta de nuevo a estas pruebas, siendo calificado con la nota de Bueno en el ejercicio escrito y la de Bueno en oral. Con ello es Aprobado para maestro de primera ense-

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ñanza elemental. Acta de examen de reválida expedida en Huesca con fecha 14 de octubre de 1882, y firmada por el presidente de dicha Escuela Normal Superior de Maestros, Mariano Pellicer. Pero Vicente Tobeña y Barba nunca llegó a ejercer esta profesión de maestro. Tras ser llamado a filas el 15 de marzo de 1883, tan sólo unos meses después de acabar la carrera, ingresa como quinto en la Caja de reclutas de Huesca (cubrió cupo por la villa de Adahuesca con el número dos), decidiendo quedarse definitivamente en el ejército; sin duda atraído por las posibilidades más halagüeñas de futuro que éste le brindaba, tanto en el aspecto económico como en el referente a realización personal y promocional. En el sorteo de plaza es incluido en la signación de tropa para Ultramar, pero le correspondió servir en la península, por cuyo motivo fue alta, tan sólo dieciséis días después -el 1 abril de ese mismo año-, en la séptima compañía del batallón Cazadores Alfonso XII, nº. 15. Tras prestar juramento de fidelidad a las banderas, siguió acuartelado en dicho batallón, hasta el 9 de agosto, en que, con motivo de la insurrección republicana ocurrida en dicho día en la plaza de la Seo de Urgel, salió de operaciones con el Mariscal de Campo Pedro de Cuenca a la mencionada población. Llegó al lugar del conflicto el día 12, ocupando, acto seguido, la población y fuertes que los insurrectos habían abandonado ante la proximidad de las tropas leales al rey. Permaneció aquí hasta el 9 de septiembre, que habiendo sido relevado por otro batallón, y reunidas las cuatro compañías participantes en dicha operación en San Juan de las Abadesas, regresa por ferrocarril a Barcelona, donde completó su año de estancia en el ejército. En este año 1883, que se destacó también por el descubrimiento de la asociación anarquista La Mano Negra, no sólo en la Seo de Urgel hubo alzamientos de partidas republicanas, también los hubo en Badajoz, que fue el primero (5 de agosto), y en Santo Domingo de la Calzada (8 de agosto). La enérgica intervención de Martínez Campos, que ocupaba interinamente la presidencia del país, impidió, por el momento, que ninguno de estos movimientos tuviera éxito. En el aspecto económico, esta década de los ‘80, conocida como los “años bobos”, estaba siendo claramente positiva, especialmente en Cataluña, lo que dio lugar al nacimiento de nuevos ricos y una nueva clase burguesa que se presentaba de una forma ostentosa ante esta socie-

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Acta de examen de reválida que faculta a Vicente Tobeña y Barba como maestro de primera enseñanza elemental (14/10/1882).

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ÍNDICE

Introducción...........................................................................................11 Vicente Tobeña y Barba. Ese gran hombre............................................15 I. DATOS HISTÓRICOS REFERENTES A LA VILLA DE ADAHUESCA Cuatro palabras......................................................................................57 CapítuloI Historia ..................................................................................................59 Capítulo II Adahuesca .............................................................................................73 Capítulo III Treviño ..................................................................................................95 Capítulo IV Santas Nunilo y Alodia ......................................................................113 DIFERENTES TRASLADOS DE LOS CUERPOS DE LAS SANTAS 1er traslado. De Huesca a Leyre..........................................................131 2º traslado. De Leyre a Adahuesca ....................................................137 3er traslado. De Leyre a Adahuesca ..................................................141 4º traslado. De Adahuesca a Leyre y de Leyre a Adahuesca ............143 Capítulo V Sevi....... ..............................................................................................147 Apéndice nº 1. Nª Sª de Treviño de la Villa de Adahuesca (Copia del libro “Historia de las Imágenes de Aragón” escrito en el año 1739 por el carmelita Fray Roque Alberto Faci, Rector del Colegio de San José de Zaragoza) ............161 Apéndice nº 2. Relato del traslado de parte de las reliquias de las Santas Nunilo y Alodia en el año 1672 desde el Monasterio de San Salvador de Leyre a la Villa de Adahuesca, escrito por Don Francisco Morcat, Infanzón y vecino de dicha Villa...........................................................................167 Apéndice nº 3. Relato del traslado de la totalidad de las – 333 –


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reliquias de las Santas Nunilo y Alodia en el año 1821 desde el Monasterio de Leire a la Villa de Adahuesca, escrito por el Cura párroco de dicha Villa Don Manuel Alén................................................................................173 Apéndice nº 4. Solicitud del Alcalde Don Francisco Giménez y Cura párroco Don Francisco Larruy, solicitando del Obispo de Pamplona las reliquias de las Santas Nunilo y Alodia ............................................................193 Cartas del Obispo al Párroco Don Francisco Larruy ......................195 Apéndice nº 5. Nª Sª de Viña en la Pardina de Sevil de la misma Villa (Copiado de la ya citada obra del P. Fray Roque Alberto Faci) ..............................................................197 Apéndice nº 6. Memorial que los de Sevil elevaron al Exmo. Señor Conde de Lemos, Virrey de Aragón, en su súplica de que éste informara favorablemente al Rey para que revocara el Privilegio de la Unión..........................201 Apéndice nº 7. Memorial de la Villa de Adahuesca, para el Excelentísimo Señor Conde de Lemos, Virrey de Aragón y Capitán General del reino de Aragón ................207 *Annales del Reyno de Navarra (En quanto à la Patria de nacimiento, y Lugar de su muerte de las Santas) ..............218 II. COSTUMBRES Y TRADICIONES DE ADAHUESCA Prólogo . ..............................................................................................225 Capítulo VI La Virgen de la Viña ..........................................................................227 Capítulo VII Corpus Christi ....................................................................................229 Capítulo VIII Fiestas de mayo ..................................................................................231 Capítulo IX San Juan y San Pedro ........................................................................233 Capítulo X La corrida de las peras ........................................................................235 Capítulo XI La fiesta mayor ..................................................................................237 – 334 –


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III. FILOLOGÍA ARAGONESA, FOLKLORE Y OPINIÓN Capítulo XII Filología aragonesa (Fichero de voces del Somontano de Barbastro) ..................................................................247 Capítulo XIII Filología aragonesa (cuartillas póstumas por V. T.)............................259 Capítulo XIV La lengua catalana ..............................................................................265 Capítulo XV Folklore ..............................................................................................277 Capítulo XVI La bandera de Aragón ........................................................................293 Capítulo XVII Los últimos rebeldes ..........................................................................307 Capítulo XVIII Los últimos días de un pueblo ............................................................311 Capítulo XIX Santiago y libertad. ............................................................................313 Capítulo XX La penetración pacífica ......................................................................317 Capítulo XXI Una horrible pesadilla ........................................................................321 Capítulo XXII Historia, historias e historiadores ......................................................325 Capítulo XXIII Indumentaria aragonesa......................................................................327 Capítulo XXIV ¡Viva Aragón! ....................................................................................329

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